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Miraculous: Lordbug & Chat Noir por Discord Di Vongola Arcobaleno

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-Invítalo a ir al cine. - dijo una voz masculina pero aguda.

Era una tarde normal en aquella ciudad que era infestada por Akumas de vez en cuando, donde un chico hablaba por su rosado celular con su mejor amiga mientras miraba una hermosa vista panorámica desde su balcón.

-Claro. - contestó su amiga por el celular. - Estoy segura de que disfrutaré cuando todo salga mal. 

-Hola, Adrien. - dijo por lo lejos la pequeña Tikki. - Si tienes tiempo... te gustaría... ehh... uhhh... eh...

-¡Exacto! ¡No puedo hablar! - respondió Alya, creyendo que la burla había sido de Mariette. - ¡Cada vez que lo veo, mi boca mi boca simplemente no se abre! Siento como si me fuera a desmayar.

-Ya lo sé. - respondió por el celular el chico, mirando con desaprobación a la Kwami por casi exponerse. - Si quieres hablarle normalmente, no tienes otra opción más que cerrar tus ojos y hablarle así.

-Tendrá el mismo resultado. - respondió con desgano la morena al otro lado de la línea.

-¿Qué tal si lo haces por teléfono? - preguntó Mariette. - Lo único que necesitas es su número.

-No lo tengo... - contestó Alya.

-Lo sé. - respondió el peliazul sonriendo. - Pero se justo como conseguirlo.

Casi exactamente a lado de donde se posicionaba Mariette estaba una pequeña reunión pública en territorio del parque, donde se encontraban algunos ciudadanos, un sujeto de cabellos castaños y el alcalde frente algo grande y cubierto por una manta, ocultándolo. El sujeto moreno se puso algo en la boca con mirada preocupada.

-Has trabajo muy bueno, Theo. – dijo el alcalde, poniendo su mano derecha en el hombro del nombrado, intentando tranquilizarlo.

-Es un honor, señor. – agradeció este para luego sacar y mirar con adoración la imagen del alter ego de Maritte con palabras a su alrededor, siendo evidentemente obvio que aquella foto fue sacada de un periódico. -  Cuando llegue Lordbug, debó conseguir su autógrafo en esta imagen que me encontré mientras realizaba la escultura.

-Y casi es la hora. – dijo el alcalde, mirando con el ceño fruncido los cielos. - ¿Por qué no han llegado Lordbug y Chat Noir?

Devuelta con Mariette, este se encontraban él y su amiga Alya en la habitación del primero, Alya estaba sentada en la silla con ruedas de Mariette mientras este caminaba frente a él de un lado a otro.

-Cómo usualmente te equivocas al momento, - comenzó Mariette para entregarle una hoja a su amiga. – Solamente lee lo que está escrito aquí.

-La maestra dice que sueno rara cuando leo. – comentó la morena.

-¡Entonces memorízalo! No son muchas palabras. – dijo Mariette. - ¡Puedes hacerlo! Solo sigue el guion.

El de ojos azules sacó su celular para mostrar la imagen de Adrien en una de sus peores poses con el ícono d “llamada” bajo esta.

-Vamos. – animó el chico.

Le entregó el celular a la morena con gracia por ver su sorprendida expresión. Realmente lo había conseguido. Alya miró el guion de su mano izquierda y el celular rosado en su mano derecha.

-¿De verdad va a funcionar? – preguntó aún con un tono de duda.

-Ups. – dijo el chico para apretar la pantalla del celular. – Ya está marcando.

Mariette se alejó de la escena del crimen mientras veía con diversión como su mejor amiga iba a tener un ataque de pánico. El distinguido “Pip” que hacía el aparto para hacer saber que se tenía esperar la llamada no tranquilizaba en nada a la de lentes.

-Este es el número de Adrien. – dijo la voz del rubio a través del celular. – Por favor deje un mensaje.

-Es el correo de voz de Adrien. – dijo Alya, mirando a su peliazul amigo.

-¡Deja el mensaje! – exclamó Mariette con firmeza, intentando brindarle apoyo.

-¡Hola! Uh… - dijo Alya, con una sonrisa cosida a sus labios. – ¡Correo de voz de Adrien!

Mariette se palmeó el rostro.

Ya comenzaban mal…

-Soy Alya, y p-probablemente tenga algo que decir… - dijo, intentando con todas sus fuerzas el no tartamudear. – Y te llamé, porque este es tu teléfono… Entonces… regrésame la llamada. Adiós.

Dijo por último la castaña para arrojar contra un sillón rosado el teléfono de su amigo, justamente donde estaba él.

Mariette miró con decepción a su compañera mientras esta se acercó utilizando como transporte la silla de ruedas con estampado de flores rosadas.

-¿Pero qué estabas esperando? Hola, chico guapo; soy Alya. ¿Quieres salir conmigo al cine? – comenzó a decir la castaña sarcásticamente. – Solo que cuando te veo, se me hace agua la boca, y no puedo abrirla. Ni siquiera puedo hacerte una llamada telefónica. ¿No soy graciosa?

-Para repetir el mensaje, marque la tecla “1”. – dijo una voz femenina y electrónica desde el celular rosado para llamar la atención de los amigos. – Para borrar el mensaje, presione la tecla “2”.

-¡Presiona el dos! ¡Presiona el dos! – exclamaba una alterada Alya. - ¡Dos! ¡Dos! ¡Dos!

Mariette, siendo el primero en reaccionar, prácticamente se arrojó a su celular y apretó la tecla 2…

-Tu mensaje ha sido guardado.

O eso creyó…

-¡AAAAHHHH!

El rostro de Alya cambió de moreno a verde en cuestión de segundos para tirarse boca abajo sobre el sofá de Mariette.

-Está bien. No es lo peor que pudo haber pasado. – intentó consolar Mariette. Un gemido lastimero de su amiga le demostró que esas no habían sido buenas palabras de consolación. – Okay, eso es lo peor que pudo haber pasado. ¡Pero tenías que confesarte en algún momento! Aunque el plan este arruinado, solo digamos que se te escapo un secreto.

-Se grabó todo lo que dije. – argumentó Alya, con un tono de voz casi sin vida.

-¿Y qué?

-Lo llamé “chico guapo”. – dijo con el mismo tono para levantarse de golpe y mirar con determinación los ojos de cielo frente a él. - ¡Mariette, no puedo dejar que Adrien escuche eso! – tomó los hombros del muchacho para comenzar a sacudirlo. - ¡Estoy tan avergonzada! ¿Qué hago?

-Okey, hay una manera. – dijo el peliazul, alejándolas manos morenas de sus hombros. – Como la llamada quedó en el correo de voz significa que el rubio oxigenado está ocupado. Solo tienes que llegar a su teléfono antes que él.

Alya sonrió emocionada mientras sacaba su celular, sin notar la mirada pensativa del pálido.

-Pero… - dijo Mariette. - ¿Dónde estará él en este momento?

El sonido de un suave suspiro llamó su atención, Alya había volteado su celular para mostrarle a su amigo una agenda con diferentes colores para todo.

-¡Fácil! – dijo como si le hubieran preguntado cuanto es 1 x 2. – Como esta en su clase de esgrima, no puede recibir llamadas. Su clase termina en 22 minutos y 30 minutos.

-Me estas asustando. – dijo más que divertido que realmente asustado el joven a su amiga quien le miraba de manera inocente. – Esto se está saliendo de control.

Alya simplemente sonrió.

No muy lejos de ahí, en lo que se podía llamar un edificio local, en una habitación había unos casilleros, en uno de aquellos casilleros estaba una mochila negra para deportes, dentro de esa mochila negra se encontraban, además de varios quesos Gouda, una pequeña criatura negra recostada sobre un celular plateado. Este pequeño Kwami estaba a punto de darle un gran mordisco a su tan adorado queso cuando un inesperado zumbido le hizo gritar.

-Ha llegado un correo de voz.

Enojado por aquella interrupción, Plagg golpeó con su traserito la pantalla y apagar el sonido, haciendo que aquel pequeño escenario obtuviera un cómodo silencio, purfecto para seguir disfrutando aquel apestoso majar.

A las afueras de aquel vestidor, dos jóvenes enmascarados practicaban esgrima. El primero logró tirar a su compañero al suelo para amenazarlo con su espada contra su pecho, demostrando su derrota. Inmediatamente el que lo derribo levantó la espada juntó con su máscara, dejando ver un atractivo rostro con cabellos rubios y ojos verdes.

-Regresaré después de que busque un poco de agua.

El joven de 15 años salió corriendo a los vestidores donde, una vez que abrió su casillero abrió su mochila, para encontrarse con la terrible sorpresa de que su pequeño compañero Kwami se había acabado hasta las migajas del queso. Este se encontraba sonriente y satisfecho, recostado sobre uno de los envases relucientes de limpio.

-¡Plagg! – le gritó con tono de reclamó. - ¡Glotón!

-Algo te llegó. – dijo el lleno Kwami para después eructar.

El rubio tomó la cabeza de su pequero compañero con el dedo pulgar e índice y luego tomó con su otra mano su celular.

-Permiso. – dijo mientras dejaba a su amigo flotar a su lado. – Tengo que revisar mis mensajes.

Con su mano ahora disponible empezó a apretar diversas teclas de su celular para ver como un número desconocido le había dejado un mensaje de voz.

-Hmmm… no reconozco este número… - parecía que estaba a punto de escuchar su contenido cuando notó la hora. - ¡Oh, no! ¡Voy a llegar tarde al evento!

Se quitó su guante derecho dejando ver aquel brillante anillo plateado en el dedo anular.

-Me voy a transformar, Plagg.

No muy lejos de ahí, Mariette y Alya bajaban a tropezones las escaleras de la casa del primero para salir de ahí con respiración acelerada. Estaban por correr hacia la izquierda cuando un grito de júbilo les llamó la atención. Ambos voltearon para abrir sus ojos como platos.

-¡Whou-juuuo! – exclamaba un alegre Chat Noir, saltando de techo en techo en envidiable gracia y caer en ambas patas traseras sobre la parte descubierta de la estatua en el parque. -¡Hola a todos!

-¡La estatua de Lordbug y Chat Noir! ¡Iban a revelar la estatua hoy! – exclamó un alegre la morena, sin darse cuenta del rostro horrorizado y atónito de su amigo. - ¿¡Cómo pude olvidarme de eso!?

-Yo también… - dijo Mariette, queriendo que la Tierra se lo tragara.

-¿Tú también querías ir a ver la estatua? – le preguntó Alya.

-No, no es eso. – dijo un nervioso peliazul. - ¿No podemos ir a buscar el teléfono de Adrien después del evento?

-Absolutamente no. – respondió horrorizada la morena al darse cuenta. – Para entonces la clase se esgrima de Adrien ya habrá terminado… pero quiero escribir mi evento en mi blog…

Y Mariette, sabía que su amiga no decía esas palabras con aquello rostro decepcionado y alterado para convencerlo, pero no podía hacerle eso a su amiga. Además, en arte era su culpa, ¿no? Si no hubiera sido por que él puso la llamada, nunca hubiera mandado aquel mensaje de voz…

-No te preocupes, iré yo solo. – le dijo a Alya. – Puedo hacerlo.

-¿De verdad? – preguntó sorprendida la morena.

-¡Claro! – le respondió el otro. Además, pensándolo mejor, también era una buena excusa para desaparecer y una vez acabada la tarea podría ir como Lordbug al parque. – No te preocupes.

-¡Perdón! – exclamó Alya para darle u gran abrazo y luego salir corriendo como si la persiguiera el diablo hacia el parque. - ¡Buena suerte! ¡No cometas ningún error!

Inmediatamente que Alya paró de hablarle para seguir corriendo él también se dio la vuelta y salir corriendo para detenerse un metro después puesto que el semáforo había cambiado de color, negándole el pasar.

-Lordbug también tiene que ir a ese evento. – le recordó Tikki, apareciendo con discreción sobre el hombro del peliazul.

-Sí, pero Mariette tiene que ir a la escuela. – contestó el nombrado.

-¡Pero tú eres la estrella principal! – volvió a argumentar la Kwami. – Si estas ausente-

-¡Proteger la dignidad de mi amiga y ser querida es más importante! – interrumpió el peliazul. – 5 minutos serán suficientes, iré al evento después.

Decía eso último corriendo para entrar a la escuela con prisa.

Mientras tanto, en el parque estaba Alya tomando con emoción de niña de 6 años fotos con su celular.

-Oye, Chat Noir. – llamó Theo al héroe a su lado. – Lordbug no ha llegado todavía…

-No te preocupes. Él estará aquí. – intentó tranquilizar el gato. – Por ahora, yo soy más que suficiente. Nada más escucha los aplausos del público.

-Solamente me estaba preguntado si podría obtener su autógrafo… - decía este, quedando hipnotizado por la hermosa figura plasmada en aquel trozo de papel periódico. Él es tan increíble. Cuando lo ves rescatando a los ciudadanos se ve tan valiente e inteligente…

-Si empezamos ahora, tal vez Lordbug se apurará y vendrá. – dijo el alcalde.

-Alcalde, por favor, esperemos un rato más. – pidió Theo. – Tengo el presentimiento de que él estará aquí pronto.

Mientras tanto, Mariette entraba a hurtadillas a la zona donde se encontraban varios chicos utilizando la ofensiva y defensiva con ayuda de sus espadas. En silencio, de manera discreta y cuidadosa se encaminó a los vacíos vestidores donde se introdujo en silencio.

-¡Es aquí! – exclamó con tono bajo para mirar el lugar con horror.

Ciertamente estaba vació… pero era increíblemente grande.

-Ay, Dios… - soltó la Kwami.

-¿¡Cuál es el suyo!? – cuestionó alarmado el muchacho.

-Podrías escuchar y seguir el sonido de su teléfono si lo llamas. – opinó Tikki.

-¡Tienes razón! – concordó el peliazul.

Sacó su celular rosado con la imagen de Adrien luciendo cansado y desanimado para apretar la tecla verde y llamarlo. Al instante, el sonido del timbre de un celular inició a sonar. Mariette y Tikki siguieron el sonido hasta unos casilleros en fila del lado izquierdo. El humano pegó su oreja en cada uno con rapidez.

-¡Ahora, para agradecer a los héroes que nos protegen del mal, les presentamos esta estatua en su honor! – exclamaba el alcalde al público presente.

La manta blanca cayó dejando ver una estatua hecha de los héroes de París, el de orejas de gato estaba agachado, con las rodillas flexionadas, un brazo estirado y el otro apoyándose en el suelo y sobre él esta estaba el que siempre viste de traje rojo, lanzando con gracia su yoyo y una gran sonrisa en su metálico rostro.

-¡Lordbug y Chat Noir! – anunció el alcalde el nombre de este par de individuos.

-Podemos poner estas fotos en nuestros blogs, ¿verdad? – cuestionó una voz entre el público, gritos y aplausos.

Y Theo miró el rostro sonriente de su estatua. Su héroe no aparecía…

Bajó la cabeza con tristeza…

Y para Mariette las cosas no iban mejor, iba de casillero en casillero escuchando todos los que habían hasta que lo encontró 4 casilleros después de la segunda fila que revisó.

-¡Es este! – exclamó alegre el peliazul para darse cuenta de una tragedia. - ¡Esta cerrado!

Pero, ni lenta ni perezosa, la pequeña Kwami se introdujo en el casillero para poder abrirlo desde adentro con ayuda de su magia.

-¡Ta-tan! – exclamó Tikki, viendo como su compañero humano abría con rapidez la maleta negra del rubio.

Sin embargo, en el parque, la gente al estar satisfechos con ver la estatua se iban yendo de poco a poco, dejando solos a Theo, Chat Noir y el alcalde en aquella zona del parque.

-La estatua es buena. – dijo Chat Noir una vez que el alcalde se fue para recargarse en el tieso hombro del castaño que miraba con intensidad la estatua. – Pero yo soy más alto que Lordbug.

-Al final, él no llegó… - soltó un bastante decepcionado Theo a la vez que bajaba la mirada. – Si él viera esto, entendería mis sentimientos… Vertí toda mi alma en la fabricación de esta estatua… Tomará tiempo para que ella me conozca bien… ¡Pero tenemos tanto en común! ¡Como darlo todo por el trabajo que amamos!

-No quiero interrumpirte… – dijo Chat Noir… obviamente mintiendo. – Pero Lordbug y yo estamos en ese tipo de relación…

-¿De verdad? – preguntó un incrédulo Theo.

Si. Hemos estado así por mucho tiempo ya. – afirmó el gato, sonriendo con burla al castaño. – Por lo que evita decir tus falsos sentimientos hacía mi novio, ¿si?

Theo, indignado, más por como lo dijo el rubio que lo que verdaderamente dijo le empujo sin mucha fuerza y se fue de ahí a pequeñas zancadas, indignado.

-¿Qué tiene ese tipo de especial? – se preguntó a si mismo con los puños apretados en su camino de alejarse de ahí o más pronto posible.

En la escuela ya todos habían acabado con la clase de esgrima y se dirigían a los vestuarios… pero Mariette aún no descubría la contraseña de este.

-¡Ya los otros están regresando! – advirtió Tikki a un tensó peliazul. – ¡Dejémoslo así y alejémonos de aquí!

-¡Pero todavía no he borrado el mensaje!

-¡No hay tiempo! ¡Si seguimos así, el evento se acabará!

Mariette, bajo presión, cerró el casillero de Adrien y salió corriendo tras la puerta de entrada para que esta se abriera de inmediato por varios jóvenes esgrimistas.

-¡Wow! – decía uno de ellos. - ¡Qué calor hace aquí!

Y Mariette, con el corazón en la garganta y más tenso que el hilo rojo del destino, salió huyendo del vestíbulo y la escuela con aquel celular ajeno en mano. Mientras él salía corriendo por la puerta de la escuela, Chat Noir había logrado llegar al techo de este y bajar a la cancha interna sin ser visto. Una vez que el héroe de negro y ojeras de gato volvió a ser un niño rubio y “normal”, entró al vestíbulo con una sonrisa traviesa; aún le alegraba haber tratado así a aquel castaño, puede que le haya hecho una estatua y todo pero es SU Lordbug, él era el amor de su vida y nadie se lo iba a quitar.

Entró con fingida inocencia al vestíbulo donde avanzó hasta su casillero, sacó su maleta y se fue, silbando con calma.

-¿Qué es esto? ¿Es mi amor un chiste para ti? – dijo la voz de Theo en una vieja habitación con cosas de arte como cuadros y figuras. – ¿En ese tipo de relación? No voy a dejar que un tipo como tú se salga con la suya…

Miró con ira el rostro de Chat Noir que había moldeado con envidiable purfección para lanzarle un manotazo, tirándola al suelo y romperla.

A la vez, en otro lugar, una ventana inmensa se abría, dando paso a la iluminación de aquella habitación, por lo que dejo ver muchísimas mariposas blancas volando por todo el lugar, y en el centro se encontraba la figura de un hombre mayor, enmascarado, mirando por dónde provenía la luz.

-¿Le tienes envidia a Chat Noir por Lordbug? – cuestionó al aire Hawkmoth. – Este es el escenario perfecto para plantar mal dentro de ti.

Extendió su brazo al igual que su mano dando a presenciar sobre la palma de esta una pequeña mariposa blanca. Extendió su otra mano, la disponible para cubrirla entre ambas palmas sin realizar verdadera presión.  Una vez hecha esta acción unas mancha negras aparecieron a los lados de esta, escabulléndose entre las manos a través de los dedos. Para cuando Hawkmoth levantó la mano la mariposa blanca se había convertido en una mariposa negra con brillos morados.

-Vuela, mi Akuma. – dijo el enmascarado. – Ve a capturarlo.

Una vez libre de entre aquel par de manos, la pequeña Akuma salió volando por la única ventana de aquella habitación, en busca de la víctima de su dueño.

Una vez que llegó al lugar se introdujo el papel periódico de arrugaba Theo entre su puño derecho. La figura de una mariposa cubrió los ojos cafés y el ceño fruncido de Theo.

-Ahora, Copycat; soy Hawkmoth. Destruye a Chat Noir y así Lordbug será tuyo para siempre.

-Estaré muy feliz de hacerlo. – aceptó un sonriente castaño para ser rodeado por algo negro.

-¿Dónde está? – preguntaba un rubio revisando su maleta para luego mirar de manera acusadora al Kwami negro. - ¿Por qué me estas mirando así? Yo no como teléfonos.

Con el ceño fruncido, haciendo un puchero bastante divertido tomó el teléfono fijo negro a su lado y marcó sin quitarle aquella amenazadora mirada de encima al más pequeño.

Mientras tanto, sobre una cama de sábanas rosadas se encontraba Mariette intentando descifrar la clave de aquel celular plateado entre sus manos cuando este empezó a sonar.

-¿¡Su casa!? – preguntó alarmado el peliazul junto con la Kwami roja de lunares negros, mirando con horror la mansión que aparecía en la pantalla. - ¡Es Adrien! ¡Debe estar buacando su teléfono!

Aseguró el peliazul, dejando que el teléfono cayera en la cama.

-¿¡Qué hago!? – cuestionó alarmado el humano. - ¡Si se entera que tengo su teléfono ocupara su dinero de niño rico para hacer que pase el resto de mi vida en prisión! ¡Y cómo soy mejor amiga de Alya no quera juntarse con ella y ni siquiera podrá ver películas con ella!

Bueno, ya notamos que al menos tienen algo en común Mariette y Alya.

-Mariette, por favor.  – pidió la Kwami. – Piensa antes de actuar.

-Lo sé. – dijo este. – Pero hacer las cosas de Lordbug y Mariette no es fácil.

-Este es el número de Adrien. – escuchó el mencionado rubio mientras miraba con el ceño fruncido su alrededor. – Por favor, deje un mensaje.

Colgó.

-¿Tal vez lo deje en el gimnasio? – se preguntó.

Tomó a Plagg del pellejo de su nuca se lo jaló, evitando que este se comiera aquel apetitoso Camembert que tenía en mano y salir corriendo de su mansión.

Mientras tanto, en el museo de artes todos desviaron sus miradas de aquellas espectaculares obras para dirigirlas al héroe de negro que caminaba como si fuera un día normal por aquel extravagante pasillo.

-¡Es Chat Noir!

-Solamente estoy aquí para robar esta pintura. – dijo el rubio mientras tomaba el cuadro de una mujer con cabellos largos y negros. – Así que por favor, continúen normalmente con su día.

-Hey, espera. – ordenó un guardia, poniendo su mano sobre el hombro del de ojos verdes.

Pero fue más rápido, tomó aquella mano entre la suya, lo tiró con ayuda de sus pies para patearlo a la lejanía.

-Lo tengo todo grabado. – dijo alguien de la multitud.

-Esta información acaba de llegar: Acaban de robar el museo. – decía la voz de una mujer en la las noticas por el auto plateado del rubio Agreste quien miraba distraídamente por la ventana. – Testigos y cámaras que el perpetrador es el famoso héroe: Chat Noir.

-Esta es la obra maestra que hasta hará a los gatos maullar. – decía el gato negro en la pantalla.

-¿Hacer los gatos maullar? – cuestionó exaltado el rubio.

Una vez que el vehículo se detuvo frente a la escuela un indignado Adrien Agrete bajó con ira de este para encaminarse con paso firme a los interiores del colegio.

-¿¡Quién es ese tipo!? – hablaba solo el rubio. - ¿¡Cómo se atreve a copiarme!?

Y así, el joven entro como Adrien Agreste a la escuela para salir como Chat Noir.

Mientras tanto, con Mariette, este había puesto el celular plateado sobre el escritorio mientras sacaba algunos objetos. Miró el teléfono con unos lentes para laboratorio y limpio la pantalla con unos guantes de cocina; pasó un cotonete* sobre el celular para que luego este se callera.

-Aparentemente, - comenzó un cansado Mairette. – Adrien está usando un tipo de seguridad cara y altamente avanzada. No importa lo que haga, no sé cómo desbloquearlo.

-¿No deberías quitarte esos guantes de cocina para resolver el problema? – le preguntó Tikki.

-Entonces mis huella digitales estarían en el teléfono. – argumento el muchacho. - ¡No quiero ir a prisión!

Sin embargo su propio celular sonó, mostrado en la imagen de pantalla la foto de Alya, donde la apretó con la nariz ya que sostenía el teléfono con ambas manos.

-¿Terminaste el trabajo? – fue lo primero que preguntó la de lentes.

-Casi. – respondió Mariette. – No pudo borrar el mensaje pero estoy a la mitad de resolver esto justo ahora.

-¿Qué? ¿Le robaste el teléfono?

-¡Si! Digo… no. Se lo voy a regresar. – exclamó el peliazul. – Pero ¿Dónde estás? Por favor, ven y ayúdame.

-No puedo ir ahora. – dijo Alya. – Estoy investigando el incidente del robo de Chat Noir en el museo.

-¿¡Qué!? – exclamó horrorizado el muchacho. - ¿Robaron a Chat Noir en el museo?

-No, tonto. – dijo la chica. - ¿No te enteraste? Chat Noir se escapó con la Mona Lisa del museo. ¡A plena luz del día! Lorbug debería estar aquí pronto, él no dejara que se escape. Espérame, estaré ahí luego.

-Está bien. – soltó un impresionado Mariette, cortando la llamada con su nariz. – No sé nada más, pero nada sobre este robo tiene sentido… Tengo que transformarme.

Se levantó de su asiento y los pendientes de Mariette comenzaron a brillar volviéndose de un color rojo para que luego aparecieran 5 lunares en ellos. Posicionó ambas palmas de la mano frente a su rostro para que al moverlas con gracia dejara apreciar un antifaz rojo con 5 puntos negros, después de eso paso una de sus manos por su cabello pasándolo por atrás exceptuando un par de mechones que caían delante de sus orejas, dejando al descubierto su blanca frente. Asimismo extendió su brazo al igual que su mano para que se formara un guante negro que llegaba hasta bajo su hombro y siguió su recorrido en vestir al muchacho peliazul pero con ropas igualmente rojas de lunares negros por todas partes, botas negras al igual que unos cortos y pegados shorts y para finalizar, estaba su yo-yo amarrado a su cintura.

Mientras tanto, se encontraban varios guardias rodeando el museo cuando apareció un chico rubio con orejas de gato. Al instante, todos los presentes tomaron poses de batalla y Chat dio un ligero y casi imperceptible respingo.

-¡Hey! ¡Yo no soy el gato ladrón! – Dijo Chat. – Él es un impostor. Yo soy el verdadero Chat Noir. 

Continuara...

Notas finales:

No tengo nada que decir...

Sugerencias? Recomendaciones? Beyblade?

Review???? Por favor :3


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