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El cielo está en tus ojos por Zeny

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Notas del capitulo:

Disclaimer: Los personajes AUN le pertenecen a Kishimoto.

El cielo está en tus ojos

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Capítulo XVII

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_Verás, Shika…

El mencionado paró las orejas, figurativamente hablando. Por supuesto que siendo él se trataba de una atención casi vaga y no se notaba mucho en su expresión facial, pero estaba mirando al rubio de reojo en espera de que aclarara el asunto.

Naruto abrió la boca para hablar…

Y un kunai le atravesó el pecho.

_ ¡AAAAH-JÁÁ!

El miocardio del pelinegro se saltó un latido, y sus ojos se abrieron de par en par. Se giró, el pánico se agolpó en su pecho y temió por un brevísimo segundo encontrarse con un cadáver apuñalado.

Pero solo había humo y ningún rastro de Uzumaki Naruto.

_ ¡Lo sabía! – Un triunfante Konohamaru corrió junto a sus compañeros, el puño alzado en la señal de victoria que tanto recordaba al chico que acaba de…Desaparecer.

Entonces el Nara se dio cuenta. Y se maldijo por haber sido tan lento y asustarse estúpidamente con algo que era de esperarse del ninja número uno en sorprender y cabrear a la gente.

Porque ya estaba cabreado, y en dos segundos había entendido todo.

Se giró hacia el niño que aun vitoreaba y se vanagloriaba con sus amigos.

_… ¿Cómo supiste que era un clon? – No era por presumir, pero Shikamaru era un genio, era un jounin; y no se había percatado de nada; ¿cómo demonios ese… renacuajo lo había logrado?

Konohamaru se giró hacia el Nara y posó como héroe de aventuras, una sonrisa satisfecha en su rostro.

_ ¡Hehe! ¡Por supuesto que pude notar! ¡Soy el rival de Naruto-nii-chan después de todo! – Aquella ridículamente larga bufanda se movía al compás de sus gestos. Se veía bastante arrogante, de hecho – Kakashi-san me dijo que estaba entrenando, pero entonces lo vi aquí. Fue muy sospechoso, ¿no es así?! – Sus dos amigos asintieron – Conozco las habilidades de Naruto-nii-san, pero pude, con mis grandes dotes de ninja, deducir que había gato encerrado… Y- ¡Ay! – Estampó uno de sus pies sin darse cuenta en un charco. El agua le salpicó el rostro y la niña pelirroja fue hasta él.

_ ¿Estás bien, Konohamaru-kun?

Shikamaru se agachó y recogió el paraguas caído. Se había ensuciado un poco, mas no tanto como para recibir los gritos de reproche de su madre. Ahora entendía porque Naruto EL CLON había sido tan cuidadoso al evitar los manotazos de su progenitora.

_ Sí, sí… Puaghh, sabe a tierra. – El niño de cabello castaño se recompuso y terminó de contarle su gran epopeya a Shikamaru. Ya no llovía. – Bien, como decía… Lo supe desde que posé mis ojos de halcón en Naruto-nii-chan…O mejor dicho, el Naruto-nii-chan que NO era Naruto-nii-chan…Entonces yo usé una de mis… Eh, ¿a dónde vas?!

_ Es demasiado problemático. – Con desgana el Nara pasó del grupo y siguió el camino hacia el restaurante. - Tsk…Ese tonto…– Estampó su mano libre sobre su frente. Si el Naruto real no estaba con él, ¿entonces dónde? Tenía que encontrarlo, y lo haría con la ayuda de algún rastreador como Kiba. Los otros de seguro se sumarían a la misión al recibir la agradable noticia de que habían estado almorzando con un clon de Naruto.

No era que no estuvieran acostumbrados, pero se sentía como si el rubio les hubiera mentido de alguna manera.

Una pista flotó en su mente, hilada lógicamente con ciertos recuerdos que poco a poco formaban una idea que comenzaba a tener sentido. Los chicos le habían dicho que desde hacía semanas el rubio los frecuentaba menos, y que un día cuando lo habían rastreado, este no había estado en su casa.

Frunció el ceño.

Su postura perdió algo de su holgazanería habitual. Estaba desperdiciando energía enojándose…

Pero si ese problemático podía marcarlo con uno de sus dichosos y escurridizos sellos de teletransportación, Shikamaru tenía todo el derecho de cazarlo como el sabueso que no era para hacerle responder más de una pregunta.

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Probablemente cogerían pulmonía sin continuaban de esa forma.

No les importaba. De hecho, en ese momento sus cabezas no estaban pensando: sino que estaban aniebladas por la esencia del uno y del otro y sus sentidos enfocados en las sensaciones, tan increíbles y únicas, que les provocaban el hacer lo que estaban haciendo.

La falta de aire, el calor que emanaba de la persona que lo sostenía con fuerza; era como si la humedad se hubiera evaporado. ¿O ya había dejado de llover? Naruto no se había detenido a pensar o notar otra cosa que no fueran los momentos en los que sus pulmones le gritaban por oxígeno.

No sabía cuánto duraría eso pero quería pensar que podía extenderlo, engañar al tiempo hasta transformar esos  instantes en un infinito. Se sentía como si su mente se hubiera apagado, y solo era consciente del calor de aquel niño que se había convertido poco a poco en su adoración.

Los brazos del menor ahora le rodeaban el cuello y estaba sentado sobre sus muslos. Una de sus piernas se estaba durmiendo, pero eso tampoco le importaba. Los labios de Sasuke reclamaron los suyos después de los tres segundos que duró su separación, y algo cálido aleteó en su estómago al sentirlo tan ansioso.

En algún momento sus manos habían viajado a la blanca espalda y se habían enroscado alrededor del torso del pelinegro. Quería acercarlo aún más, como si eso fuera posible. Una parte de él quería aislar a Sasuke del mundo y meterlo dentro de una burbuja. Pero no solo aislarlo de aquello externo que podría dañarlo, sino también de esos sentimientos oscuros que sabía estaban incrustados en el corazón del pequeño.

Había podido verlo en sus ojos.

Quería protegerlo de todo, incluso de sus propios deseos carnales.

Sasuke se estremeció: pudo sentirlo en el tacto de sus dedos sobre la cremosa piel. Esos mismos dedos se aventuraron y bajaron por toda la extensión de la fuerte y esbelta espalda, pero no se atrevieron a más.

Su boca se desligó de la del menor para permitirse recorrer el cuello expuesto, y luego el hombro. Repartió suaves besos por todos lados, sin querer dejar ni un rastro de piel libre de sus labios.

_ Aah…

Estaban tan cerca el uno del otro. Cuando escuchó ese sonido levantó la cabeza y buscó sus ojos. La mirada de Sasuke penetró en la suya, plagada de deseo y un sentimiento aprensivo que le hizo sonreír.

_ Naruto.

_ ¿Hmm? – regresó a la curva de aquel pálido cuello que ahora mostraba ligeras marcas sonrojadas. Besó su hombro e inhaló su olor.

Luego, un suspiro.

Sasuke movió su cabeza levemente. Escuchó la voz del menor cerca de su oído.

_ Tú…Quieres…

_ ¡MIERDA!

Una avalancha invisible arrebató a Naruto de su estado embelesado.

Los ojos de Sasuke casi se salen de sus cuencas. Parpadeó varias veces.

¿Tú quieres mierda?

No, espera, eso no podía ser.

Los ojos de Naruto se abrieron como platos, y se paralizó. Era como si sus ojos estuvieran viendo más allá de lo que tenía en frente.

El pelinegro estaba aturdido aun, trataba de darle sentido a la cara de espanto que había puesto el mayor. Se despertó más cuando el rubio lo colocó con cuidado en el piso y se puso de pie; estaba hecho un enjambre de nervios.

Parecía que se iba empezar a comer las uñas.

_… ¿Qué te pasa? – preguntó con una voz que le sonó a sí mismo rara, por lo que se aclaró la garganta.  Un dolor agudo le pinchó el pecho; un miedo que no quería reconocer rondaba su corazón como un jaguar al acecho. Acaso… ¿Naruto se estaba arrepintiendo?

_ ¡Mi clon! ¡Muerto! ¡Konohamaru…! Oh, joder, ¡dejé a Shikamaru hablando solo! ¡Estoy frito-tebayo!

_ …

¿Clon?... ¿Konohamaru?... ¿Shikamaru? ¿De qué estaba el idiota hablando?

La confusión debió evidenciarse en su rostro pálido aun marcado por el calor de lo que habían estado haciendo antes, y mayor procedió a explicarle la catastrófica situación de la manera más comprensible posible.

_ ¡Que Konohamaru eliminó al clon que envié con mis amigos! ¡Si Shikamaru se los dice me meteré en problemas… Ahh, si se lo dicen a Sakura ella me golpeará aunque no hubiera estado ahí!

_... ¿Trataste de engañar a tus amigos con un clon? ¿Por qué? – Sasuke ya entendía lo que estaba pasando, y se había puesto de pie con lentitud mientras el otro le gritaba los horrores de sus acciones.

La ceja alzada del pequeño Uchiha hizo que el rubio se sonrojara un poco de vergüenza.

_ Bueno, ¡es que no puedo separarme de ti! Y ellos estaban insistiendo para que pasara al menos una tarde con ellos, y tú no quisiste ir… ¡Por eso tuve que mandar al clon! ¡Cuando vea a ese chiquillo… AGHHHHH!

Para ese entonces Naruto ya se estaba jalando de los cabellos como loco.

El pelinegro emitió un suspiro hastiado y se cruzó de brazos.

_ Vamos de una vez a casa y cambiémonos de ropa. Luego iremos a buscar a tus amigos.

Al mayor se le cayó la jeta.

_ ¡¿ESTÁS LOCO!? – Y mira quién hablaba.

Pero Sasuke no estaba loco; estaba irritado, molesto, y su erección gracias a los dioses estaba muriendo.

Le atravesó con la mirada.

_ Si les explicas lo que estás haciendo no tratarán de matarte.

“Además, nunca podrían hacerlo.”

_ Pero-

_ Estás siendo melodramático.

Los ojos azules se abrieron como platos, pero en lugar de la réplica que tenía en su mente solo salieron balbuceos incoherentes. Sasuke rodó los ojos y comenzó a caminar en la dirección donde encontrarían sus camisetas, y Naruto no tuvo otra que seguirlo.

Para ser el menor tenía más autoridad que el mismo rubio a esa edad.

 

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El año en el que Uzumaki Naruto asistió a los exámenes Chunnin, fue el año en el que Orochimaru atacó. Si no hubiera sido por sus compañeros de equipo Sai y Sakura, y por la ayuda que más tarde le dio su padrino, Naruto a sus doce años hubiera sido secuestrado por el Sannin de la serpiente.

Y habría sido usado como señuelo para atraer lo que tanto la serpiente quería: el sharingan.

Su espía en Akatsuki le había informado de que los miembros de la organización criminal se separaban en dúos para cazar a los jinchurikis: y que, para su retorcida dicha, el equipo que estaba tras el contenedor del Kyuubi estaba compuesto por Kisame… y Uchiha Itachi.

_ Siempre conseguimos encontrarnos de nuevo, por las más diversas vías del destino, kukuku…

Esa había sido una de las razones por las que se había infiltrado en el Examen Chunnin. Planeaba usar a Naruto como cebo, atraer a Akatsuki, y de alguna manera conseguir el sharingan. Parecería que ese plan no tuviera bases firmes, pero para el Sannin que desafiaba la ley de la vida y la muerte aquello no era así.

Existían jutsus para todo tipo de cosas, y los que no había descubierto y aprendido, se encargaba de crearlos. Para eso vivía: para llenarse de tanto poder que en el futuro que se aseguraría en la inmortalidad fuera invencible.

 

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_ ¡¿Qué Naruto qué!?

_ Lo que oíste. – Shikamaru sobaba sus sienes con una mueca en el rostro. A ese ritmo Ino le haría quedarse sordo o se quedaría con un dolor de cabeza permanente.

_ ¡No puedo creerlo! ¿Por qué nos engañaría? Naruto no es así.

_ Debe tener alguna razón… -  Dudoso, pero aun comiendo, el Akimichi buscó la mirada del Nara, que pareció confirmarle su teoría con ese solo vistazo.

_ Pero, ¿cómo fue que no lo notaste, Shikamaru? – La Yamanaka estrechó los ojos con suspicacia, como si él tuviera algo que ver, lo que no era cierto.

Soltó un suspiro desganado.

_ Creo que con el inmenso chackra que tiene puede enmascarar a sus clones y hacernos sentir  que es el original. – Aun no entendía como de todos, KONOHAMARU había visto a través del truco – Es solo una teoría.

_ De todas maneras, hay que buscarlo – Kiba se había alzado de la mesa junto con Ino por el impacto de la noticia. Hizo sonar sus nudillos. – Cuando lo encuentre le voy a patear el trasero! Verdad, Akamaru?!

El ladrido del canino confirmó la decisión de su dueño.

 

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Un segundo Naruto había lanzado el kunai de teletransportación, y al otro ya estaban en el cuarto de Sasuke. Rápidamente el pelinegro abrió las puertas de su closet;  tomó dos toallas y  lo primero que pudo encontrar para el rubio; desde que habían empezado su convivencia, el mayor se había hecho un espacio en su closet para colocar algunas prendas de ropa.

La camiseta blanca y los pantalones de ninja desgastados que en su época gloriosa habían pertenecido a Kakashi cayeron sobre la cama y Naruto inmediatamente comenzó a desvestirse. Todo el tiempo murmuraba entre dientes maldiciones y plegarias al dios del ramen.

Sasuke tragó saliva.

Sí, no era la cosa más sexy del mundo, de hecho, el rubio se estaba quitando la ropa con la torpeza que solo causa el apuro, pero aun así… En su pecho los latidos se aceleraron. Nunca había visto a Naruto completamente desnudo, y ahora…

Se dio la vuelta y él mismo comenzó la tarea de quitarse las prendas empapadas y ponerse las limpias. Resentía el no poder tomar una ducha caliente, pero eso tendría que esperar.

Un furioso sonrojo se asentó  en sus mejillas. Lo que él y Naruto habían estado haciendo antes…

“No es el momento.”

Sí, aquello –lo que sea que fuera – podía esperar a que Naruto resolviera el asunto con sus entrometidos amigos.

 

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El bosque perdía forma a su alrededor; era tragado por algo desconocido. Sus sentidos se desperdigaban como canicas, porque lo que escuchaba y lo que podía oler, sentir y golpeaba su mente: un conjunto de información desordenado que era incapaz de comprender.

Sai había sido noqueado, era lo último que recordaba.

No, no era eso.

_ ¡…Naruto! – la chica, cubierta de arañazos, mugre y sangre, corría hacia él. Trataba de salvarlo – ¡Resiste, Naruto!

Recordaba... Recordaba algo.

¿Qué era?

Dolor.

Serpiente.

_ ¡NARUTO!

Su brazo, sus hombros, todo su cuerpo convulsionó. Tras un chasquido la rama que le había salvado se quebró completamente.

Las copas de los árboles se alejaban a gran velocidad.

Aun podía escuchar.

Una risa.

“Hasta pronto, Naruto-kun…”

Un grito.

_ ¡NARUTO!

Sakura gritaba su nombre, pero él no podía escuchar. El punzante dolor en su cuello nublaba su mente, y de lo único que era consciente era de que su cuerpo caía y caía…En un vacío donde todo era oscuro y solo podía ver unos brillantes ojos amarillos.

 

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_ Akamaru y yo tenemos su olor grabado en nuestra mente. – Aseguró el Inuzuka al tiempo que se tocaba la sien, una sonrisa ladina en su rostro. Los otros estaban acostumbrados a aquellas muestras de arrogancia y no le prestaron mucha atención. – Será pan comido-

_ ¡Deja de hablar y empieza de una vez! – Le urgió la Yamanaka.

_ No me cortes cuando estoy hablando, Ino!

_ Solo presumes, perro que ladra no muerde, solo ponte a olfatear de una vez! – De dónde había salido la molestia de la rubia era algo que Shikamaru no quería comprender. Él también estaba… “incómodo”, pero no era como si fuera a dejar que su temperamento opacara a la razón.

_ Oigan-

El Nara trató de hablar, pero fue rudamente acallado e ignorado.

_ ¡¿Qué dijiste!? – exclamó el castaño, airado.

_ ¡OIGAN! – Habló en voz alta el Akimichi, cansado de que ignoraran a su amigo de infancia.

_ ¡¿Qué!? – Exclamaron la rubia y el castaño a la vez.

Vaya, debían verse como un grupo de locos en el medio de la calle.

_ Naruto está ahí – con una venita palpitando en su sien y cara de aburrimiento Shikamaru apuntó en una dirección que todas las miradas siguieron.

Los ojos de Shikamaru se estrecharon en sospecha, y se cercioró de que Naruto viera que lo estaba mirando. El Nara no solía ser tan agresivo, pero incluso el rubio, que reticente arrastraba los pies con Sasuke a un metro delante de él caminando calmadamente podía ver que el jounin no estaba en su humor más alegre.

_ Mierda, mierda… Mierda…Están enfadados.

Y vaya que lo estaban en vez de pupilas lo que parecían tener en los ojos era fuego calcinante.

_ Eso te pasa por hacer idioteces.

_ ¡YO no hago idioteces!

_ Está bien. – Accedió el Uchiha, manos en los bolsillos y rostro indiferente – Haces estupideces.

_ ¡Qué-! ¡Eso es prácticamente lo mismo, mocoso!

Tan distraído estaba con en la discusión que el Uzumaki no se percataba que a cada paso inconsciente que daba con su vista puesta en el cabello antigravedad de Sasuke se acercaba más y más al grupo de jóvenes.

_ Heh. – La comisura de la boca del menor se alzó en señal de burla – Pensé que no sabías lo que eran sinónimos.

¡Indignación! ¡Ultraje! ¡Le estaban diciendo estúpido e idiota a la cara-!

_Naruto.

“Oh, oh…”

El rubio tragó saliva.

_ ¡Ho-Hola, chicos! – Su tono de voz alto y los ademanes exagerados delataban su nerviosismo.

Estás en problemas, heheheh.

“Gracias por nada, Capitán Obvio.”

Cuando quieras.

_ Explícate, Uzumaki Naruto. – La rubia se había cruzado de brazos, y lo encaraba con actitud gruñona.

_ ¡Sí! ¡¿Cómo te atreves a tratarnos como meros genins?!

Incluso yo puedo decir cuando se trata de un clon o no, pensó Sasuke al tiempo que rodaba los ojos. Ese Kiba gritaba como un perro. Se le había insoportable. Con discreción se hizo dos pasos hacia la izquierda.

Que Naruto lidiara con las consecuencias de sus acciones.

Este alzaba sus manos en gesto apaciguador, una sonrisa trémula en su boca.

_ ¡Esperen, esperen! ¡No asuman nada, dejen que les explique-tebayo!

_ ¿Ah, sí? Pues explícate de una vez, Naruto.

Sasule frunció el ceño y miró de soslayo al Nara. ¿Qué había sido ese tono de voz?

Ante esto, el resto de los amigos hicieron silencio, pero no dejaron de observar al rubio. Con un suspiro Naruto asintió y comenzó a hablar, no muy a gusto de tener que revelar aquella información.

El menor perdió su mirada en el gris de la calle, pensativo.

 

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_ Irás conmigo a entrenar. – fue la sentencia definitiva de Jiraiya.

_ ¡¿En serio!? – Exclamó una versión más infantil de Naruto, cubierta en vendajes. A pesar de esto, la sonrisa que se dibujó en su rostro era tan brillante como siempre. La emoción era palpable en su voz: siempre había querido que un ninja poderoso lo entrenara, y después de ver su enfrentamiento con Orochimaru, Naruto no tenía dudas de que aquel viejo – por más pervertido que fuera – era muy, muy poderoso. - ¡¿Cuándo nos vamos!?

_ Eh, eh, no tanta prisa. Tenemos que esperar a que sanen tus heridas.

Al escuchar aquello el Uzumaki saltó con ímpetu.

_ ¡Estoy perfecto-tebayo! ¡Mira! – Lanzó puñetazos y patadas rápidas al aire, al tiempo que rebotaba en la  cama del hospital – Estoy listo para entrenar, ya verás-teba-Agh

Un mareo repentino lo hizo caer de costado sobre la cama. Sintió como si un metal caliente se le clavara en el cuello, pero eso solo era el dolor que provocaba de vez en cuando el condenado sello que le había dejado aquella asquerosa serpiente. Como Jiraiya le había puesto un segundo sello que se encargaba de contener el poder del primero, esos dolores paralizantes se habían hecho frecuentes durante su estancia en aquella habitación.

Una vez se hubo recuperado del leve dolor de cabeza que le había invadido, su ceño se arrugó. Ahora se le había dormido la pierna izquierda, pero no se lo diría al Ero-sennin. ¡Quería entrenar, cuánto antes mejor!

_... En una semana. Mientras tanto-

_ ¿QUÉ!? ¡Ero-sennin, una semana es demasiado tiempo! – La protesta no se dejó de escuchar.

_ ¡Déjame terminar de hablar!

Un puchero de terquedad se instaló en la boca del Naruto, quién cruzó los brazos y viró la cara infantilmente.

El peliblanco suspiró, y una pequeña sonrisa que no desvanecía la seriedad de su mirada congració sus labios.

_ Mientras tanto… Te contaré sobre sus padres.

Perplejo, el corazón de Naruto se saltó un latido.

 

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_Ah, ahora todo tiene más sentido. Aunque no tienes que hacer todo el trabajo tú solo, Naruto.

_ ¿A qué te refieres-tebayo? – preguntó el rubio, ya no tan asustado por su vida puesto que sus amigos le habían dejado explicar la situación en la que estaban. Se habían movido a petición del Uzumaki hacia un parque para poder hablar con mayor comodidad. Sasuke y él estaban sentados en unos columpios mientras que Chouji se había sentado en el suelo arenoso, Ino se encontraba de pie y Kiba se situaba en el final de una canal.

_ Pues, que yo podría cuidar de Sasuke-kun, ¡por supuesto! – La chica entusiasta saltó hacia el antemencionado y lo envolvió en un amoroso abrazo que tuvo al menor con cara de trauma y pánico.

Luego, molestia.

_ Es que, ¡míralo! Es tan lindo. Si solo fueras unos años mayor estaría enamorada de él, hehe.

Sasuke estaba a punto de pedirle a la chica que se alejara de él cuando de repente algo lo liberó del indeseado abrazo. Tres segundos después dos brazos fuertes lo sostenían contra el cuerpo un cuerpo cálido muy familiar.

_ Yo puedo cuidarlo, muchas gracias. – Afirmó, su agarre protector alrededor del chico generó mucha intriga por parte de los otros amigos. Pronto se aventuraron a pensar que era Naruto teniendo complejo de padre.

Y tan joven.

_ ¡Ooh, vamos! Estoy segura de que a Sasuke-kun no le importará. Además, seguro que Sakura también ayudará.

_ Ino, esto no es un juego. – Afirmó con tono algo cortante el rubio – Se trata de Orochimaru.

La chica sus piró y se cruzó de brazos.

_ ¿Crees que no lo sé? ¿O acaso piensas que eres el único ninja fuerte en esta aldea?

_ No es posible que HOkage-sama te haya encargado eso a ti solo. – Dijo Shikamaru con suspicacia.

_ Por supuesto que no-tebayo. – La mirada significativa que envió al Nara confirmó lo que este ya sabía: ANBU. – Sé que nos mantiene vigilados de alguna manera, pero eso no va a hacer que lo deje solo a la merced de esa asquerosa serpiente.

Los colores se le subieron a la cara, mas trató de reprimir el sonrojo.

_ Bueno, no sé por qué discuten. Sasuke puede venir cada vez que invitemos a Naruto.

_Hmm. – Asintió Ino.

_ Diablos, perdí la oportunidad de tener una excusa para patearte el trasero. – Maldijo Kiba al tiempo que estampaba un pie en el suelo.

_ Mejor suerte la próxima vez, perro.

_ Huh, mira quién habla, tú…

Una chica pelirroja entró al terreno del parque con pasos cortos y tensos. Su corazón latía con fuerza en su pecho y sus ojos iban de un lado al otro. Habían niños jugando, que corrían se columpiaban o simplemente estaban ahí.

Niños.

Pero no podía permitirse pensar en eso. La charla que provenía del grupo de jóvenes más maduros llamaba su atención. De entre todos, había un que parecía ser el de menor edad; probablemente tendrían la misma.

Sí, era él. Lo había visto en la foto que le habían dado.

Quedó embelesada por unos segundos y ajustó sus lentes. Los rasgos finos y atrayentes consiguieron hacerla sonrojar por un momento, pero se mantuvo en control de sus emociones. Estaba ahí para realizar una misión.

Y tenía el objetivo a la vista.

Tragó saliva. Su mano algo temblorosa fue hacia el bolsillo de su chaqueta. Sacó los dos pergaminos y los abrió sobre el suelo con rapidez. Cerró los ojos y comenzó a realizar la serie de sellos que se había tenido que aprender de memoria hacía una hora.

Inhalando profundamente, miedo y adrenalina en su sistema, abrió los ojos con lentitud.

_ ¡Kuchiyose no jutsu!

Presionó con fuerza sus manos en el círculo de inscripciones que formaban los dos pergaminos.

Una explosión de humo corto la conversación e inmediatamente el grupo de ninjas se puso de pie, alertas y listos para atacar.

_ ¡¿Qué es esto!?

Con sus últimas fuerzas, Karin salió corriendo y se escondió detrás de un arbusto. Se le doblaron las rodillas, y sus gafas aterrizaron en el suelo. Con manos temblorosas las encontró y se las colocó de nuevo. Sentía el agotamiento producto a ver empleado gran parte de su chackra. Un jutsu de esa envergadura la dejaría en ese estado por un par de días.

_ Ya has cumplido con tu papel. – La presencia del hombre no le había pasado desapercibida en el parque, pero que le hablara sí. Su voz le heló la sangre. Kabuto no se había molestado aun en deshacer el henge que lo mantenía en la apariencia de un aldeano común. Un escalofrío atravesó la columna de Karin cuando este la cargó sobre su hombro. Le pareció que sentir la náusea agitándose en su estómago. Respiraba entrecortadamente, sus ojos temerosos abiertos de par en par.

“¿Qué estoy pensando?” Se dijo a sí misma, y apretó los ojos con fuerza.

Una terrible aprehensión, tensa e invisible enmarcaba la escena que dejaba atrás.

“Ya es demasiado tarde para arrepentirse.”

_ Finalmente.  – siseó una voz por demás conocida. Una risita escalofriante alcanzó los oídos de todos. El humo de disipó por completo, y la revelación arrastró consigo exclamaciones ahogadas.

El rostro de Naruto se deformó poco a poco en una expresión de confusión, estupefacción, e ira.

_ ¡Tú…! – Su agarre en el chico que tenía aun presionado contra su cuerpo se hizo más fuerte hasta el punto que sus manos dejaron marcas en los brazos pálidos.

Akamaru ladró y gruñó agresivamente, su cuerpo peludo en tensión, como si en cualquier momento fuera a lanzarse. Cautela y miedo escondido afloró en el rostro de los ninjas de Konoha.

Los músculos del cuello de Naruto parecían convulsionar, la rabia palpitaba en sus venas y se batía como una tormenta en sus irises. Sus colmillos casi sobresalían fuera de sus labios, y rechinaba los dientes.

_ Orochimaru… - Desprecio. Odio. El agarre férreo alrededor del menor se hizo más rígido.

La serpiente sonrió.

Por primera vez en mucho tiempo, Sasuke sintió la parálisis de un temor inconcebible.

El sonido se había detenido.

_ Creo que tienes algo que me interesa, Naruto-kun. – la voz retumbó en los tímpanos de cada uno como un silbido metálico.

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Notas finales:

N/A: Como siempre digo, más vale tarde que nunca. Pido disculpas si hay algún error ortográfico.

 

Explicaré todo lo que tenga que ser explicado en las notas del 18, y en los reviews xD

 

¡Espero les haya gustado!


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