Siempre supo que debía esperar de su reencuentro con Harry, éste le había dicho justamente todo lo que él sabía debía sentir, pero el hecho de escucharlo de labios del mismo Harry no lo hacía menos doloroso, el haberlo oído finalmente le daba la certidumbre de un pasado finalmente cerrado, esto no significaba que la culpa desaparecería, siempre estaría ahí latente, recordándole su error. Recostado en su cama experimentando un padecimiento que no se comparaba con ningún otro que hubiese sentido en su vida, Draco se preguntaba como haría para vivir ahora que ya no existía esa duda que lo había alimentado por cinco largos años, era difícil proyectar una vida futura cuando no tenía nada en que cimentar el presente .Derramó silenciosas lágrimas por mucho tiempo, hasta que el sueño lo envolvió en sus redes salvaguardándolo por unas horas de aquel doloroso enfrentamiento con la realidad.
A la siguiente mañana a la hora del desayuno Harry no llegó al Gran Comedor, sin embargo esto a Draco no le causó extrañeza, con toda seguridad luego de la escena de la noche anterior sabía que Harry lo evitaría aún más. A pesar de la insistencia de Severus en sabe si había sucedido algo él no dijo una palabra sobre la conversación que había tenido con Harry, no imaginó que opinaría el director sobre el asunto, quizá dijese que había sido una tontería humillarse a ese extremo o tal ves dijese que debía insistir una vez más. Pero para él la medida de su dolor ya estaba colmada, el odio razonable de Harry lo llevaba más allá de su límite, esperaba que con el paso del tiempo el chico de ojos esmeraldas se liberara de ese sentimiento que sin duda alguna no le permitía ser feliz otra vez.
Después de haberlo meditado muchísimo decidió que dejaría las cosas de esa manera, no había nada que pudiera ya cambiar los hechos, él seguiría con la misma vida que había tenido hasta entonces. Ese día domingo recibió una invitación de sus amigos Blaise y Pansy para que pasara la tarde con ellos, lo creyó una magnifica idea, por lo menos aquello le ayudaría a distraerse un poco de la tremenda desazón que lo embargaba, sólo regresó a la escuela cuando ya estaba muy entrada la noche.
Los días y semanas siguientes no tuvieron variación alguna para Draco, pasaba la mayor parte del tiempo en su despacho, salía sólo en las horas de comida, sus alumnos varias veces lo invitaron a presenciar las prácticas de Quiddich del equipo de Slytherin, pero hasta ese placer era algo que Draco había abandonado. En cuanto a su relación con Zacharias Smith seguía igual, sólo hablaban de temas relacionados con el trabajo aunque pasaban bastante tiempo junto. Draco presentía que la paz que había perdido regresaría a su vida, no era feliz y estaba seguro de que jamás lo sería otra vez, pero por lo menos había recobrado la tranquilidad que la presencia de Harry le había quitado.
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Desde aquella noche en que Draco había venido a su despacho a decir que aún lo amaba y seguramente esperando una oportunidad que él no había querido darle parecía que su corazón vivía más inquieto que antes, desde esa noche había aceptado que amaba a Draco y lo amaría siempre, esa noche aceptó la verdad, su verdad, pero también comprendió que no podía perdonar, quizá poco a poco iría apartando el resentimiento de su corazón, pero estaba seguro que esa segunda oportunidad que había pedido el rubio jamás sería posible.
Esta certeza le hizo estrechar su relación con Neville, la simpatía y cariño fraternal que siempre le había inspirado Neville fueron poco a poco transformándose en atracción de la que casi no se percató hasta el alejamiento del muchacho por varios días a causa de la enfermedad de su abuela que lo obligó a permanecer varias semanas en San Mungo, porque no deseaba apartarse de aquella mujer que tanto amaba. Con esto Harry pudo percibir que ese muchacho se había transformado en algo importante y necesario en su vida. Notó que junto a Neville sus días eran más alegres, siempre había un motivo para reír y eso era algo que él casi había olvidado en aquellos años.
Después cuatro largas semanas de ausencia finalmente Neville regresó a la escuela, la señora Lomgbottom ya se encontraba completamente recuperada y lo primero que hizo el muchacho fue visitar a Harry en su despacho, quedó impactado ante la efusiva bienvenida de Harry, jamás imaginó que sería esperado con tanta ansiedad, se sintió más que alagado y también cohibido, sus sentimientos hacia Harry eran cada vez más profundos, se hacían más serios y esperaba encontrar en algún momento el valor necesario para decirle a Harry que lo amaba, su cariño y admiración de antaño se habían trocado en amor y a pesar de no tener pretensiones de ningún tipo se sentía feliz de que Harry demandara su compañía, cada minuto junto a él los atesoraba como momentos únicos e inigualables.
Por su parte Snape terminó por aceptar que su arrepentimiento por haber intervenido en la relación de Draco y Harry debería sobrellevarlo como una culpa de la que jamás se libraría. Después que Draco le confesara que finalmente había aceptado que Harry nunca regresaría a su lado y que deseaba de todo corazón que fuera feliz con otro, aunque ese otro fuera Neville Lomgbottom, el profesor se juró que jamás volvería a mencionar otra vez ese tema tan doloroso para el rubio. Otro que lamentó esta decisión fue Albus Dumbledore, él aún creía que ellos sólo serían felices juntos, jamás separados, pero al igual que Snape no intervino otra vez, la vida de Harry debía seguir su curso, el que él había elegido con total libertad.
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La llegada de las vacaciones Navideñas vaciaron el castillo por completo, ese año ningún alumno se quedaría en la escuela, esto le dio libertad a todo el profesorado para tomarse un descanso. Draco se fue con Blaise y Pansy a pasar aquellas semanas en una pequeña casa de campo que poseían en las afueras de kent, era para él siempre agradable estar en junto a sus amigos, puesto que sabía que apreciaban verdaderamente su compañía, él era un miembro más de la familia que habían formado sus amigos y estaba seguro que lo sería hasta el final de su vida.
Harry había dado por sentado que pasaría esas semanas en compañía de Ron y Hermione, pero ellos ya habían programado pasar aquellas vacaciones con los padres de la chica y Harry no se atrevió a manifestar su decepción, si lo hacía sus amigos desistirían del viaje y él se sentiría culpable. Cuando ya se había resignado a la idea de quedarse solo como caída del cielo le llegó la invitación de Neville, el muchacho había planeado viajar al norte a la casa de unos parientes a los que su abuela no veía desde hacía tiempo, ante esta oferta y la posibilidad de quedarse solo, Harry aceptó esta invitación de muy buen grado y con entusiasmo preparó su equipaje.
Ron y Hermione se sintieron contentos por su amigo, habían sentido cierta culpa al pensar que se quedaría solo, pensaron con alegría que la invitación de Neville no pudo llegar en mejor momento, además de eso veían con buenos ojos la posibilidad de que sus dos amigos pasaran una temporada juntos.
Ese cambio de ambiente y la lejanía de los lugares que a Harry le resultaban especialmente tristes, lograron que el muchacho de ojos verdes se encontrara de excelente animo durante aquellas vacaciones junto a Neville, tanto fue así que finalmente sucedió lo que Harry jamás creyó posible. Una tarde después de pasear por los alrededores Harry y Neville regresaban a casa ya entrada la tarde, era la última semana de vacaciones, aquel día había resultado algo más frío que los anteriores a pesar de que el sol brillaba en todo su esplendor; de pronto Harry se el ocurrió idear un jugarreta, recogió un poco de nieve y se la lanzó a su amigo, éste aceptó aquel juego tácito y respondió entre risas, después de divertirse por un buen rato se detuvieron a descansar en un saliente del camino donde había una roca, se sentaron sin dejar de reír y como si ambos supieran que eso tarde o temprano sucedería se besaron por primera vez. Harry descubrió maravillado que podía volver a besar a alguien por quien tenía muchos sentimientos, como cuando tenía diecisiete años y amaba a Draco. No hubo explicaciones ni disculpas por ese episodio, pero durante los siguientes días cada vez que se encontraba con Neville a solas se besaban, sólo eso, no había preguntas ni respuestas, sólo se entregaban con total libertad al deleite que dejaban en ambos aquellos besos furtivos.
El último día de aquellas inolvidables vacaciones cuando ya se aprestaban a regresar Harry pensó que sería prudente hablar con Neville con respecto a lo que había sucedido entre ellos en esos días, pero el muchacho no le permitió ni una palabra en relación al tema, pero sí pronunció una frase que a Harry le quedó dando vueltas por la cabeza “Sólo vive… un día a la vez” esta sencilla frase llenó de optimismo y tranquilidad a Harry, estaba convencido de que los días de angustia e infelicidad habían quedado en el olvido.
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Tras el regreso después de aquellas vacaciones los amigos de Harry presintieron que algo muy positivo había ocurrido, parecía que finalmente su amigo se había liberado del dolor del pasado y esto les causó gran alegría, porque además percibieron que entre Harry y Neville la relación se había estrechado y vuelto más íntima. Ellos siempre habían abrigado la esperanza de que Harry encontrara en Neville la cura para su corazón herido y por todo lo que estaban percibiendo al parecer por fin ese sincero deseo se hacía una bella realidad.
Ya de regreso en la escuela ambos muchachos se enfrascaron en sus respectivas labores, Harry como profesor y Neville como ayudante de la asignatura de Herbología, pero el cambio más notorio para todos quienes les rodeaban era que la relación se había hecho más intima, aquello se percibía inequívocamente, compartían más tiempo, pasaban más tiempo juntos a solas que en compañía de los demás profesores, lo que eso significaba fue evidente para todos, pero sobretodo para Draco que comprendió con gran dolor pero también con cierto alivio que el corazón de Harry iba de camino a encontrar la curación definitiva a sus pesares en el amor de Neville, porque Draco desde mucho antes que Harry se diera cuenta ya había comprendido que ese muchacho sería quien compartiría la vida de Harry hasta el final de sus días.
Hacia fines del invierno finalmente Harry tomó la decisión de dar una paso más hacia delante en su relación con Neville, se sentía preparado para un compromiso más serio, aquel invierno junto a su amigo no lo había sentido realmente frío, sentía que el sol volvía a brillar en su vida, cada día se sentía un poco más apegado a ese muchacho, que con su simpatía, jovialidad e ingenuidad sin igual conquistaba poquito a poco su corazón. Una noche de sábado Harry invitó a Neville a una cena formal en Hogsmeade y allí le pidió lo que jamás imaginó que haría, que fueran novios. Neville estaba totalmente impactado con la petición desde la primera vez que él y Harry se habían besado en aquellas vacaciones navideñas él soñaba con el momento en que esa relación mezcla de amor y amistad se formalizara, por eso no dudó ni un minuto en dar una respuesta afirmativa, era demasiado halagador para él que ese muchacho que él sabía deseado por varios estuviese dispuesto a comprometerse con él.
Aquella misma noche Harry lo invitó a que se quedaran juntos en la habitación del muchacho de ojos verdes, esa era otra cosa con la que Neville soñaba desde hacía mucho tiempo, pero llegado el momento de la intimidad no pudo evitar sentirse cohibido, deseaba a Harry y además aquello era parte de lo que significaba ser novios, pero él había tenido un solo novio en su vida y había sido hacía tanto tiempo que casi ya no recordaba como era hacer el amor. Harry supo tranquilizarlo diciéndole que para él también había pasado mucho tiempo desde la última vez, y era cierto, ni siquiera recordaba el nombre y el rostro de su último amante, había sucedido días antes de su viaje de regreso a Inglaterra, la verdad de las cosas era que no recordaba a ninguno de sus amantes de esos años de locura, sin embargo, inevitablemente recordó al primero de su vida, a Draco Malfoy.
Aquella noche le hizo el amor a Neville, pensando en Draco y deseando que Neville fuera ese rubio de ojos grises, volvió a sentirse desesperado y vacío, sintió que traicionaba a Neville que era todo dulzura y que se le entregaba tan intensamente confiado, creyendo ciegamente que esos besos y caricias, que los suspiros y gemidos de Harry eran por él y para él, ignoraba que los sentimientos y los sentidos del muchacho de ojos verdes seguían irremediablemente atados a su pasado con otro, que en sus labios buscaba los besos dados hacía tanto tiempo a otro, que en la cúspide del placer el alma de Harry gritaba el nombre de otro.
Aquella noche Harry sufrió un desgarrón en su corazón, Neville después de vivir la que juzgaba la experiencia más sublime y maravillosa de su vida se durmió entre los brazos del que estaba seguro era su gran amor, sabía que luego de haber compartido esa primera noche de amor su vida estaba atada a la de Harry para siempre. Sin embargo, ignoraba el doloroso desencanto que sufría aquel a quien se abrazaba esa noche, Harry había confiado en que sus sentimientos por Neville eran firmes, ahora demasiado tarde comprobaba que no era así, se había aferrado a esa ilusión como un naufrago a su tabla y ahora la certeza de su error le carcomía el alma.
Sintió deseos de huir, de escapar otra vez tal como lo había hecho hacia cinco años, pero él que sabía mejor que nadie de abandonos y pérdidas, él que había vivido y sufrido la desilusión de ser apartado no se sentía capaz de hacerle eso a Neville, que era tan noble, que tenía un corazón puro y lleno de ingenuidad, un corazón que él no tenía ningún derecho de romper de forma tan miserable, no amaba a Neville y sabía ahora que jamás llegaría a amarlo, sin embargo aquella noche había atado su vida a la del muchacho que dormía en sus brazos en una promesa tácita y estaba decidido a dedicar su tiempo y vida a hacerlo feliz, aunque en su corazón soñara con otro, con otro al que había renunciado para siempre.
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