Capitulo 16: Revelaciones profundas
Pov Allison
Suspiré, al menos tenía algo bueno, había dejado de llorar. La habitación estaba vacia, y en completo silencio al igual que oscuridad. Erica había salido, no me dijo a donde y realmente no me importa. Me levante, caminando hasta la ventana que ella tenía, abriéndola un poco, esperando que una sombra pequeña atravesara por ella para volver a cerrarla.
Camine de vuelta a la cama, tirándome de forma seca, contra esta. Sentí a Siro saltar a mi trasero, pero ni ganas tenía de moverme, no me sentía con las fuerzas para hacerlo
- Allison- Me susurró- ¿Cómo te sientes?- Preguntó, con una suave voz, juraría que estaba temeroso de hablar
- Bien- Murmuro, pero el colchón me prohibió la salida de la voz. Me doy vuelta- Estoy bien- Le sonrió a la sombra, ahora parada en mi pecho.
Escuchó una queja por su parte, se que Siro no es tonto, ya se habrá dado cuenta que miento como las mejores. No me sentía para nada bien, recordaba una y otra vez el beso. Era como un recuerdo que no quería salir de mi cabeza, no importaba cuantas veces lo intentara, cuantas veces pensara en otra cosa o recordara algo de mi pasado, eso volvía
Parecía un disco rayado, siempre repitiendo la misma cosa, haciéndome más daño del que tenía. Con todo lo que me pasaba, llegue a la conclusión de algo.
- Mi vida es una mierda- Murmure, y tenía toda la razón.
Perdí a mis padres cuando apenas era una niña, sus hermanos solo eran una basura al cual se le considera humano, me toco tener un don del cual muchos me considerarían una loca, volví a perder a un padre ahora de grande, y por ultimo esto, mi primer amor, la primera persona que me hizo sentir lo que es estar enamorada, termina saliendo con un chico, rompiendo cualquier pensamiento de tener algo con ella.
Sin pensarlo comencé a llorar de vuelta, ¿Cómo era posible que tuviera tantas lagrimas? Me sentía la persona más estúpida en el mundo, suerte que estaba tirada en la cama sino ya estaría en el piso, porque no siento que la fuerza este conmigo. Ni la fuerza ni nada, tengo un revoltijo de sentimientos, que realmente, son nuevos para mi.
Me pregunto, si me alejo de Kelly, ¿Este dolor pasará? Esta molestia, este sentimiento de soledad, de angustia, ¿Se esfumara si me alejo? Si no hablo más con ella, si vuelvo a ser la Allison que conoció la primera vez, la cortante y desinteresada, la que no la amaba, la que no le importaba si llegaba tarde, si comía o dormía como es debido. Si vuelvo a ser ella, ¿Podre mirarla a la cara, sin necesidad de apartar mi mirada avergonzada? ¿Podre mirar como, seguramente, mostrara su cariño con su novio en la casa, sin sentir que me caigo en un pozo vacio y frio? ¿Podre recordar lo sucedido hoy, y no intentar controlar las lágrimas?
- Cuando era apenas un gatito fui separado de mi familia- Escuché la voz de Siro, que mágicamente calmo mi llanto
- ¿Qué?- Pregunté prendiendo la luz de la habitación. Suerte que el interruptor estaba cerca a la cama, lo horrible fue cuando la prendí, y la luz me dio de lleno en la cara, haciendo que cerrara los ojos, lo escuche reír.
Yo tenía siete hermanos, tres eran hembras y los otros cuatro machos. A medida que crecíamos, los humanos, que nos cuidaban, estaban cada vez más felices. Recuerdo que uno, el más grande dijo:
- Ya tienen 45 días, ya están aptos para ser regalados- Yo no sabía que era eso, y mi madre evadía mi pregunta cada vez que se la hacía.
Con el paso de los días, empezaron a llegar cada vez más y más humanos a la casa. Y cada vez que venía uno, se llevaba a un hermano mio. Todo eso paso, hasta que solo quedamos dos, mi hermano igual a mi, y yo.
Recuerdo, que cuando vinieron por nosotros, me escondí debajo de la heladera, tenía miedo a lo que me harían, pero vino mi madre
- Querido- Me llamó- Ellos no te harán nada, son personas que te van a cuidar y alimentar, hasta que seas un hermoso gato grande, y aun así te seguirán queriendo. Tu estadía aquí ya termino, y aunque me aterre te tengo que dejar ir, así formaras tu propia vida.
No quería salir, me separarían de mi madre y mi hermano, no quería dejarlos, pero lo hice. En cuanto salí me agarraron, una joven, un poco más chica que tu, pero para mi, en esa edad, era enorme. Ella me alzo, y sonriéndome me comenzó a acariciar suave.
Me calmo, pero aun seguía con miedo. Y como me había dicho mi madre, ellos me llevaron, separándome completamente de mi lazo materno, del cual aun no tengo contacto.
Con el pasar de los meses yo crecí, rodeado de amor y cariño. Betty, que era como se llamaba, lo hizo posible. Ella me alimentaba, se encargaba de bañarme, y educarme para ser un buen gato hogareño. Pero así como yo crecí, ella tambien lo hizo, terminando de una vez la secundaria. Yo me sentía feliz, tantos problemas que esta le había causado, tantas noches en vela con la misión de hacerle compañía mientras terminaba algún proyecto, se habían acabado, así como su compañía.
No se a dónde iría, nunca me lo dijo, solo recuerdo que se despidió con la promesa de volver a verme en las vacaciones, pero eso nunca llego. Su familia me seguía tratando bien, después de todo no les daba algún motivo para no hacerlo. Pero al estar solo en casa, me comencé a dar cuenta de cosas.
Como las veces que el hombre llegaba tarde y con un horripilante olor, o cuando la mujer, aprovechando la falta de su marido, llevaba a otro hombre, y se la pasaban horas enteras encerrados en su cuarto. Los animales nos damos cuenta de las cosas, y yo me comenzaba a dar cuenta del ambiente pesado que rodeaba la casa, cuando estaban los dos solos.
Ya no había ningún, piropo u otra cosa absurda que usan los humanos para decir cuánto aman a otra persona, no. Todo eso había sido cambiado, por insultos, por gritos que cada vez subían más de tono, por ruidos sordos de algo rompiéndose contra el piso. Más de una vez fui testigo de la violencia que engendraba el hombre sobre la mujer, y en todas esas veces, él desprendía ese horrible aroma.
La comida comenzó a faltar, ya no me daban la atención que antes recibía, sino que también habían sido cambiados por insultos, y uno que otro golpe o patada. Algún otro gato ya se hubiera ido, pero yo no podía, le había prometido a mi dueña que la recibiera, y si para lograr eso debía de aguantar todo eso, lo haría.
Pero cualquier espíritu, me fue robado esa noche. Como ya le era habitual al hombre, llego desprendiendo ese aroma, y como ya me era a mi habitual, volví a escuchar lo gritos. Baje, ya eran más altos que los normales, fue un error muy grande.
En cuanto me vio, me agarro del cuello, fue más rápido que yo, además que estaba muy débil por no haber comido en días, sumándole que seguía dormido. Con toda la fuerza que poseía, me estampo contra la pared, di de lleno con todo el costado izquierdo, pero eso no le detuvo, me intente parar lo más rápido que pude, pero el golpe me había dejado medio soqueado y no pude reaccionar, para esquivar la patada que me dio.
Me voló hasta los primeros escalones, subí más de lo que había subido de un salto. Podía escuchar los gritos de la mujer, mientras sentía como corría sangre por mi boca. No se en que momento, pero de pronto la puerta se abrió completamente
- ¡Policia!- Conseguí escuchar. Al ver la puerta no dude en salir corriendo de esa casa, no se que habrá pasado con ellos, o con Betty, pero yo nunca regrese.
Con mis heridas, me interne en las calles. Aprendiendo a vivir de lo que cazaba o encontraba en la basura, defendiendo lo que era mio de los otros gatos callejeros, aprendiendo a correr con velocidad, por la corrida que me daban algunos perros, también callejeros. Pero eso termino cuando te encontré.
Esa mañana buscaba algo de comer, cuando te vi pasar con Kelly. Se te notaba perdida, y hasta juraría que nerviosa, me dio gracia. Te seguí, pase todo el día, hasta que te fuiste, sentado en la rama del árbol de la escuela.
Te observe, mientras hacías el mismo camino, una y otra vez. No me resistí y te hable, claro que no sabía que me podías escuchar, mucho menos contestarme, fue toda una sorpresa. Cuando me tiraste a los perros, solo volví para tirarte en cara, y seguramente lastimarte como un cambio justo, pero no pude.
El verte allí, en la banca, sentada sola con un libro en mano, me recordó que yo también estaba solo. Así que igual lo intente, consiguiendo una contestación inmediata, seguido de una sonrisa que hacía tiempo no veía. El pasar tiempo a tu lado me daba tranquilidad, me llevaba a lo que era antes, por eso no quería que se acabara, al comenzar a llover sabía que te irías, pero al ver que no te movías, recordé que no conocías el área.
Me sorprendió que me llevaras hasta tu casa, y sobre todo que me adoptaras. Tenía otra oportunidad, me habías dado otra cosa por la cual vivir.
- Esa es mi historia- Terminó, yo lo abrace con fuerza- No llores- Me susurró al oído
- Perdon…- Me disculpé en medio de mis sollozos- Pero…. Tu.. his-toria- No pude terminar, lo apreté con más fuerza contra mi, escuchando su gemido de dolor
- ¡No soy un puto peluche!- Se quejó, haciendo fuerza con sus patas, para intentar salir- ¡Necesito mis órganos para vivir!- Volvió a decir, al notar que no lo soltaba.
Pero ¿Cómo hacerlo? Si el había pasado algo igual o peor que yo.
- Muchos ven las cosas negativas en la vida- Habló, una vez que lo solté- Son una gran cantidad de humanos los que ven su vida desde lo negativo, pero son pocos los que aprecian o se dan cuenta de lo positivo. Por ejemplo. vas caminando por la calle y te tropiezas con una piedra y caes al piso.
Lo negativo sería, tengo un moretón, me sale sangre y me duele la herida, hice el ridículo frente a las personas
Pero nadie se para a ver lo positivo, me caí por no me fijaba en por donde caminaba, sabiendo que es un área con muchas piedras pequeñas, la próxima me fijo mejor
Lo positivo sería el darte cuenta del error que hiciste para que no te vuelva a pasar, entonces Ali, ¿Qué sería lo positivo en tu vida?
Me preguntó serio, ¿Lo positivo?
- La amistad que tengo ahora, y que antes no tenía- Digo, sin saber realmente si era eso lo que intentaba decirme. El me sonrió en modo de respuesta, ¿Qué error no volvería a cometer?- Tener a Kelly a mi lado- Murmuro
- Así es- Su sonrisa fue más amplia, le devolví su gesto. Él ya sabía lo que había pensado, no tenía que ser una genia para saberlo, debo de admitir que hay veces en las cuales me da miedo, completamente.
Si volviera a ser la Allison de antes, volvería a lastimar a otra persona. Lastimaría a Kelly tanto, o más, como lo hice con Pablo. Lo que paso con el fue un error, que nunca pude corregir, y otra vez estaba pensando en cometer el mismo. Si volviera a ser ella, perdería a Natalia y Erica, que son las que siempre están para ayudarme, son mis únicas amigas, humanas.
Si volviera a esa época, volvería a estar sola. Y ahora que se lo que es estar acompañada, me dolería más que el rechazo de Kelly, aunque no me rechazo directamente, lo hizo de forma indirecta y sin darse cuenta.
- No es su culpa- Entró en la idea- Ella no sabía que me gusta, mucho menos que me gustan las mujeres
- Porque se lo negaste la vez que te pregunto- Contestó, recordándome esa conversación- ¿Por qué?
- No quería que me dejara de tratar, solo por ser como soy- Me senté en forma india- Temía mucho…. Temo mucho, a que me deje de hablar por el solo hecho de que me gustan las mujeres. Creo que si me ignora, me dolería más a la idea de estar sola- Le sonrió triste
- Si vamos con sinceridades, también diré que me aterraba el hecho que no volvieras. Esa vez que te fuiste de viaje con Kelly y María- Confesó, podía notar el esfuerzo que hacía. Cuando se trata de sentimientos, Siro es peor que yo
- ¿En serio?- Le pregunté con ternura- Hay si eres el gatito más lindo que haya tenido- Le apretó los cachetes, sabiendo de sobra que odia eso
- ¡Callate!- Me saca las manos con sus patitas, haciendo que ría a todo pulmón, adoro cuando hace eso- ¡Soy el único gato que tuviste!... Y tendras- Me mira con seriedad, ¿Acaso esta celoso?
Escuchó la puerta abrirse de golpe, haciendo que Siro se de vuelta, poniendo posición defensiva
- Y por cosas como esta… Las personas normales dirían que estas loca- Dijo Erica. Me levante de un salto.
Erica y Natalia estaban paradas en la puerta. Ambas me miraban serias, la dueña de casa tenía una bandeja con vasos de jugo y un plato con galletitas, y la invitada tenía la perilla aun en la mano, ¿Desde cuándo están en la casa?