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Miraculous: Lordbug & Chat Noir por Discord Di Vongola Arcobaleno

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Notas del capitulo:

Se que me tare pero tengo mis razones DX Por favor, disculpenme.

 

-Aquí Alya transmitiendo en vivo desde el único blog de Lordbug que existe. – decía la ya conocida voz de la morena.

La de lentes se encontraba en la esquina de un edificio agarrando su celular de tal manera que la cámara no solo grabara su rostro, sino también el edificio a su lado y algo le hizo alzarlo para grabar el cielo pues en este se encontraba un helicóptero sobrevolando la ciudad y, con su yo-yo amarrado a una de las patas de este se encontraba un héroe de traje rojo con lunares negros. Como por obra del destino, algo cayó de donde se encontraba anteriormente el cuero del héroe de Paris.

-¡Lordbug detectado!

Fue la ingeniosa frase que dijo la Cesaire mientras corría hasta donde ese algo había caído.

-Un momento, él dejo caer algo. – anunció grabando dicho objeto y tomarlo en sus manos. – ¡Hey! ¡Vean esto! ¡Es un libro de historia de noveno grado! Eso significa… ¿Acaso Lordbug es un estudiante de secundaria?

-¿No te lo dije, Tikki? – le preguntó retóricamente el peliazul a la Kwami. – Esto es malo. ¡Realmente malo!

-Calma… – dijo consoladoramente. – No consigues nada al llorar sobre la leche derramada. Solo sigue mirando hacia el futuro. Alya es la última persona que queremos que sepa. Ella es la líder de quienes siempre andan husmeando alrededor de Lordbug.

-¿Entonces qué hago? – preguntó un batido Mariette. – No estoy hecho para esto.

-Mariette… eres el elegido. – recordó Tikki, volando hasta sentarse sobre los brazos cruzados del ojiazul. – Créeme. ¡Estarás bien! Nadie es perfecto.

Al ver que sus palabras motivadoras no surtían el efecto que quería se levantó y tomó vuelo al computador del adolescente donde apretó varias teclas muy rápido para que en la pantalla apareciera la imagen de un hombre dorado con palabras del mismo color encima de este que decía “PHARAONS”

-El Louvre tiene una exhibición sobre el Rey Tut? – preguntó para voltear a ver a su compañera. – ¿Qué tiene que ver esto con mi libro de Historia?

-Dile a Alya que encontraste algo de Lordbug y llévala ahí. – planeó la Kwami. – Recuerda decirle que lleve el libro.

-¿Y luego qué?

-Ya entenderás. – respondió confiada.

-¡No sé qué debo hacer! – exclamó el peliazul. – ¿Cómo la convenzo de ir al museo? ¿Cómo hago para que deje de seguir a Lordbug?

-Ella estará feliz si la invitas. – declaró. – Tú también. Solo espera y verás.

De un autobús salían dos menudas figuras, la chica con lentes iba primero mientras el delgado chico le seguía de atrás.

-¿¡No es genial!? – preguntó retóricamente la morena. – Si encuentro a quien le pertenece el libro ¡CHAN! ¡Hola Lordbug! Sera tan maravillloso.

-Pero cada estudiante de secundaria tiene uno. – argumento el peliazul ya dentro del museo mientras bajaba las escaleras con su amiga. – ¿Cómo sabrás a quien le pertenece?

-Fácil. – declaró. – ¡La única escuela que ocupa este tipo de libro es la nuestra! Todo lo que necesito es encontrar quien perdió su libro la semana pasada.

Siguió bajando dejando a un aterrado Mariette en las escaleras, como si le hubiese contado la peor historia de horror de todas.

-No todos encajan en eso. Excluyéndome, claro.

-¡Espera! – exclamó el peliazul, recobrando la respiración y el movimiento de sus piernas.

-Si te excluyes entonces... – comenzó el peliazul. – ¿Qué hay sobre mí?

 Me pregunto porque me prestaste mi libro ayer. – dijo Alya sin despegar en ningún momento aquella sonrisa de su boca.

Mariette abrió los ojos con horror.

-Yo… ¡Lo deje en casa! – se excusó. – Ya sabes lo idiota que soy, ¿verdad?

-Tranquilo. – dijo la otra riendo por la expresión de su amigo. – Estoy bromeando.

Y siguió con su camino dejando nuevamente al joven héroe atrás

-Miraré hacia otro lado si llevas tu libro de texto. – aseguró ya algo alejada sin notar como un tenso Mariette corrió hasta volver a caminar a su lado. – ¿Por qué tan preocupado?

Ambos amigos observaron su alrededor para ver varias figuras que se podrían identificar sobre el antiguo Egipto a simple vista como estatuas y pinturas pero en medio de su analización de aquel cuarto fue interrumpido por un repentino cuerpo que chocó contra el suyo haciendo que la física hiciera su trabajo, tirando ambos cuerpos inertes al suelo por la velocidad de este tercero, provocando que cayera igualmente junto con los objetos que este traía a la mano.

-No lo rompí. – dijo aliviado agarrando entre sus manos lo que parecía una vieja pero preciosa joya.

-¡Oye! – llamó la de lentes con el ceño evidentemente fruncido mientras se paraba junto con su amigo. – ¿No se supone que deberías disculparte después de empujar a alguien?

 El joven recién caído agarro nuevamente sus papeles caídos para levantarse y voltearse a ver a los dos menores.

-Lo siento. – disculpo el de lentes. – ¿Son los compañeros de clase de Alix? Yo soy su hermano, Jalil. ¿Vinieron a ver la exhibición? ¡PAPÁ!

Y antes de que los menores pudieran abrir la boca para decir nada, el joven de bufanda anaranjada corrió hacia un hombre que vestía de traje gris portando con elegancia su bufanda rosada, sus lentes y su bien arreglado bigote castaño.

-¿Entonces para que me llamaste aquí? – le preguntó Alya. – Dijiste que tenías información sobre Lordbug. ¿Era mentira?

-Sobre eso... – murmuró una vez que su amiga se alejó.

-Por ahí. – dijo Tikki en tono bajo mientras señalaba con palpable emoción unos jeroglíficos en un tapiz pegado a la pared.

-¡No mentí! – exclamó mientras corría hacia su amiga y la jalaba hacia dicho tapiz. – Mira aquí.

Y había tantas figuras que Alya miraba cansada como el tembloroso dedo de Mariette buscaba cualquier pequeño indicio que tuviera que ver con su alter ego.

-¡Hey! ¡Vean esto! ¡Es un libro de historia de noveno grado! Eso significa… ¿Acaso Lordbug es un estudiante de secundaria?

-¡Espera! ¿¡QUÉ!? – exclamaba un histérico Adrien poniendo pausa al video. – ¿¡Cómo puede ser ese libro!? ¿¡De verdad él va a nuestra escuela!?

-Tienes suerte. – dijo Plagg agarrando un pequeño pedazo de queso como si fuese lo más preciado del mundo. – Ya se conocían el uno al otro.

Le dio un mordisco al amor de su vida.

-No logro entender porque los humanos se gustan entre si cuando podrían estar comiendo queso.

-Pero Plagg. – intentó convencer el rubio. – Cuando te enamoras, la persona que amas huele mejor que el queso. Y es más agradable a la vista.

-Cada quien con lo suyo. – acalló el kwami negro. – No quería compartir de todos modos.

-No lo comería ni aunque me pagaran. – su mueca de asco lo dejaba más que claro.

-Volvamos a lo nuestro. – quejó Alya.

-No lo entiendes. – Habló apurado mientras se daba la vuelta y abría su bolso blanco para que Tikki mirada. – Vas a experimentar arte. Observa con atención.

-Aunque esté escrito en todos los textos. – dijo una voz masculina apareciendo de repente.

Antes de que Mariette pudiera darse la vuelta para ver al sujeto quien acababa de irrumpir en su búsqueda, una mano se extendió empujándolo levemente pero lo suficiente como para chocar hombro con su amiga.

-Obviamente en la imagen es el rey Tutankhamun. Y quien está junto a él es la reina Ankhesenamun más un centenar de momias susurrándoles.  – explicó el chico con su padre tras él e ignorando a los dos más jóvenes presentes. – La reina falleció antes que él y se convirtió en la esposa del Dios del Sol en el más allá.

-Lo sé, hijo. – dijo el hombre, dejando de ver los jeroglíficos frente a él. – Yo organicé este evento.

-¿Pero qué pasa si Tutankhamun trató de traer a su esposa de regreso del más allá? – preguntó el joven retóricamente mientras se quitaba los lentes y señalaba la parte del pergamino frente a él a la figura de una mujer siendo cargada por dos hombres mientras una luz atravesaba su tórax. – ¡Un ritual de sacrificio! ¡Esta es la representación de una ceremonia de resurrección! ¡Nadie ha sido capaz de traducirlo excepto yo!

Explicó el orgulloso chico mientras se volvía a colocar los lentes.

-¡Definitivamente esta es la representación de un ritual de resurrección real! – volvió a hablar el hermano de Alix.

-¿Sabes? La tendencia de ese tipo de saltar a una conclusión sin pruebas me recuerda a alguien. – informó en un susurro para no interrumpir. – Tú.

-¿Estás diciendo que estoy saltando a una conclusión? – cuestionó retóricamente la chica. – ¿Quieres apostar?

-Jalil, todo lo escrito en estos pergaminos es leyenda. – recordó su padre. – No puedes interpretarlos tan fácilmente.

-Pero ¿¡Y si es real!? – cuestionó al mayor al notar como este se daba la vuelta. – ¿Quieres que te lo demuestre?

-¿Y cómo planeas demostrarlo, jovencito

-Puedo realizar la ceremonia. – declaró mientras rodeaba a su padre bajo la atenta mirada de este y se acercaba a un centro amarillo con franjas azules doblado en la punta con la cual agarraba un círculo de vidrio para comenzar a acercar paulatinamente su brazo. – Si toco el cetro y leo el deletreado del-

-¿¡Qué tienes en tu cabeza!? – regañó el hombre mayor mientras sujetaba con rudeza la muñeca de su hijo. – ¿¡Quieres que pierda mi empleo!? ¿¡Sabes lo costoso que es eso!?

Miró a su hijo con decepción evidente en su ceño fruncido mientras retomaba su camino en darse la vuelta e irse de ahí.

-No es un juguete.

-¡Solo te limitas a gritarme! – exclamó el chico de lentes a su padre. – ¡Déjame probar mi teoría! ¿Qué sucede si logró resucitar a una persona?

-¡Déjalo ya, Jalil! – regañó enojado y disgustado. – ¡Deja de soñar despierto y haz lo que te digo!

El mayor de todos los presentes se fue furioso del lugar dejando a ambos chicos que miraban con sorpresa la escena familiar y a Jalil, quien se limitó a dejar caer algunas hojas en su decepción.

Mientras tanto, en una habitación a distancia desconocida para los presentes, se abría lentamente una ventana para dar paso a la iluminación  de dicho cuarto a la vez que varias mariposas se elevaban por el lugar rodeando al único hombre en aquel frío cuarto.

-Soñar despierto no es tan malo. – consoló al aire. – Así es como me siento después de todo.

Extendió su elegantemente enguantada mano para que al instante descendiera con delicadeza una mariposa que sus alas blancas parecían brillar ante l luz que se adentraba a la habitación. Con la otra mano cubrió a dicha criatura para comenzar a intoxicarla.

Cuando levantó nuevamente su brazo fuera de encima de la mariposa esta había perdido su pureza al tener ahora un oscuro color negro con destellos morados.

-Ve, mi querida Akuma. – ordenó a la mariposa mientras esta salía volando. – Ve y posee a ese hombre.

Siguiendo la orden de su amo, la criatura salió de la solitaria habitación buscando a la nueva víctima del enmascarado, perdiéndose de paso por las calles de París.

A la vez, en el museo nuevamente y entre la confusión de su amigo por buscar lo dicho por Tikki, Alya miró su bolso amarillo para abrirlo con el plan de sacar el libro de historia de Lordbug…

-¡Alya! – exclamó aterrado el chico.

Tomó el libro y lo volvió a guardar en la maleta de su amiga ante la sorprendida mirada de esta.

Buscó cualquier cosa, algún indicio para una buena excusa cuando notó que el libro de Historia que su alter ego dejó caer  no iba solo en aquella maleta.

-Alya ¿Qué es esto?

Olvidando en segundos la decencia de preguntar o el peligro que corría con su libro en manos de la morena, Mariette tomó la bolsa de plástico dentro de la maleta de su amiga para sacarla y mirar su contenido. Dentro de dicha bolsa de plástico se encontraba un disfraz rojo con lunares del famoso Lordbug. Si hasta venía con la peluca azul y los pendientes rojos.

-Eso. – dijo divertida. – Mis hermanas compraron un disfraz de Lordbug y olvidé devolvérselos.

-Cuando creía que tus obsesiones ya estaban en los límites. – dijo para sí mismo el Dupain-Cheng mientras dejaba nuevamente el disfraz en su lugar, con el rostro ligeramente azulado.

Mientras tanto, ya a las afueras del museo se encontraba el joven Jalil depresivo avanzando con lentitud hasta llegar a una fuente donde se sentó al borde de esta. No fue hasta que una mariposa negra que revoloteaba a su alrededor interrumpió su soledad.

Sin que se diera cuenta, la Akuma voló hasta aquella piedra azul que traía por collar en la cual se introdujo.

-Pharaon, mi nombre es Hawkmoth. – llamó el enmascarado. – Puedo ayudarte a canalizar el poder de los Dioses antiguos como su ojo divino. Solo necesito que consigas algo para mí. ¿Puedes?

-Haría lo que fuera por mi reina. – aseguró.

-Esto comienza a lastimar mis ojos. – quejó Alya.

-¡Siente el arte! – exclamó desesperado el peliazul. – ¡Está aquí, en alguna parte!

Sin embargo, el sonido de un silbato los distrajo.

-¡Alto ahí! – exclamó un policía. – ¿¡Quién eres tú!?

De entre las puertas de cemento, llamando la atención de todos los presentes apareció un sujeto inusualmente alto y fornido con la piel tan negra como el carbón, y, en portaba orgullosamente como cabeza un rostro tieso de oro puro con los ojos brillando de un tono azul claro. También llevaba oro en ambas muñecas y en su collar lleno de piedras preciosas, una extraña falda que solo cubría su trasero.

-¡Yo soy el señor del tiempo, Thoth!

Así como grito su presentación, su metálico rostro brillo para después dejar ver que su rostro había tomado la apariencia de un ave con pico largo*. Al momento el sujeto juntó ambas palmas para que al separarlas se creara una gran bola de luz que disparó en dirección al oficial y a todos los presentes que comenzaron a huir entre el terror y el pánico. Al instante que las bolas los tocaron estas se expandieron para rodearlos por completo y provocar que sus movimientos se volvieran increíblemente lentos.

Una iba a caer justo sobre Alya si no hubiese sido por Mariette quien con sorprendente rapidez le tomó del brazo para que ambos se agacharan.

Ella, como la bloguera intrépida que es, salió corriendo de la seguridad que brindaba aquella estatua para acercarse más y cautelosamente al nuevo villano de París para seguir grabando el momento con su celular.

-Fuera de aquí, pequeños babuinos molestos. – rugió el hombre mientras alzaba con ayuda de su magia las burbujas que hacían una cárcel para las personas y se abría paso entre ellas.

El gran señor del tiempo camino como rey del mundo por el pasillo donde se escondía el peliazul quien se ocultó de estatua ente estatua para al fin salir corriendo hacia la salida del lugar.

-¿¡A dónde vas, Mariette!? – llamó la kwami oculta en su mochila. – ¡Transfórmate en Lordbug!

-Tengo que ver como esta Alya. – respondió apurado.

-¡Hazlo cuando seas Lordbug!

-…Cierto.

Mientras tanto, Alya grababa ya ni oculta tras la estatua de un faraón con una sonrisa de oreja a oreja la imagen del Sr. Thoth quien agarraba el cetro amarillo con rayas negras haciéndolo levitar hacia él y su rostro volvía a parecer más similar al de un humano.

-Damas y caballeros estoy aquí en la escena. – habló Alya sin dejar de grabar al muy flojo. – Antes de que Lordbug y Chat Noir lleguen.

Mientras tanto, en una espaciosa habitación de la mansión Agreste se encontraba el gran Adrien Agreste con los ojos abiertos como platos mientras veía el nuevo Akuma en vivo y directo.

 -Ese chico puede cambiar de rostro. – afirmó Plagg. – ¿Por qué no haces lo mismo?

-Necesito transformarme. – ignoró el modelo.

Se levantó bajo la casi suplicante mirada del kwami negro para mostrar al aire su anillo plateado. Al momento este tomo un tono negro mientras una patita verde con 4 deditos del mismo color fosforescente comenzaba a brillar después de absorber a Plagg sobre su propia voluntad. Pasó sus dedos por su rostro creando un antifaz negro que podría decirse que se adhería a su piel y luego por sus cabellos rubios, colocando un par de orejas negras  y despeinándose de paso. Extendió ambos brazos mientras su traje tomaba su forma oscura alrededor de su cuerpo teniendo como sobresaliente un cascabel en el cuello de su traje junto con aquella larga cola que asemejaba a un cinturón con aquellos puntos atravesándole.

A la vez, Mariette estaba a punto de transformarse en Lordbug cuando empezaron a descender de la habitación del villano unas rejas con el plan de encerrarlos. Apurado por ese hecho, el chico peliazul corrió a todo lo que daban sus pies para deslizarse por el suelo y adentrarse al cuarto del Akuma y Alya antes de que las rejas de metal bajaran por completo. Sin embargo, a pesar de ser el mismo Lordbug, resultaba siendo algo torpe sin el disfraz por lo que sus pantalones de mezclilla se siguieron deslizando por los suelos hasta chocar con una figura, provocando un ruido sordo que llamó la atención de sujeto con cabeza de oro una vez que agarró el papel con jeroglíficos que Alya y Mariette apreciaban hace apenas un par de minutos.

Tanto la morena como el Akuma giraron su rostro ante el sorprendente estruendo para notar como el adolescente ojiazul trataba de que su cabeza dejara de dar vuelta pero para su mala suerte no lo hizo a tiempo como para el Akuma notara a su amiga quien se encontraba más visible a la vista.

Levantó el brazo para hacer levitar a la de lentes y sin siquiera observar su rostro la arrojó con fuerza contra el suelo mientras ella intentaba seguir grabando a pesar del fuerte golpe en su columna que hasta le saco el aire.

-¡Dios de la destrucción, Sekhmet! – gritó para que su rostro de oro tomara la apariencia del de un león.

El akumanizado, creyendo que solo se encontraba la bloguera en la habitación y que ella creó aquel ruido se acercó calmadamente a las rejas las cuales una vez que les colocó ambas manos encima las separo dejando un espacio entre ellas.

-Es lindo de tu parte abrirme la puerta. – dijo una nueva voz.

El Akuma de rostro dorado levantó sorprendido la mirada para encontrarse a un par de metros frente a él a un chico de cabellos rubios revueltos y traje negro hecho de cuero y de gato mirándolo burlón con aquellos ojos completamente verdes y de pupila alargada.

El intrépido héroe saltó con su bastón en alto dispuesto a lastimar al contrario sin darse cuenta que su plan se le vino encima hasta que el Akuma le tomó por el rostro y lo lanzó hacia un sarcófago que ante su peso cayó para dejarlo encerrado en su interior.

-¿Por qué no tomas una fiesta ahí? – preguntó retóricamente para darse la vuelta con el pensamiento de salir de aquel cuarto.

Una vez que Mariette verificó que su mejor amiga se encontraba bien salió corriendo en dirección al sarcófago con intenciones de abrirlo…

Que desgraciadamente fueron interrumpidas al ser tomado del cuello de sus prendas y levantado como gato agarrado por el pellejo.

-…Hmmm… Hola… – saludó casi en un susurró el nervioso peliazul.

Con la otra mano libre le tomó de la barbilla con sorprendente delicadeza pero agarre firme. Rizadas y gruesas pestañas hacían un movimiento similar al suave aleteó de una mariposa cuando parpadeaba confuso dejando abiertos como platos sus hermosos ojos de color azul, tan claros como el cielo y tan profundos como el mar. Hechizantes y exóticos. Su pequeña nariz se respingaba juguetonamente en la punta de esta para bajar a un par de labios carnosos pero finos y delineados resaltando con un apetecible rosa haciéndolos brillar, su rostro de forma circular y con facciones aniñadas no disminuían su rara belleza.

-Conocerte aquí debió ser el destino. – declaró con seguridad ayudada de lo grave de su voz.

Antes de que el mismo peliazul pudiera hacer acción alguna fue tomado por los hombros para ser colocado sobre el hombro ajeno como costal de patatas. Importándole menos el tener a un chico o chica en sus brazos se alejó de ahí en dirección a las rejas separadas de metal.

-¡Bájame! – ordenó el delgado chico una vez que fue consiente de su situación mientras comenzaba a patalear  en busca de su escape.

 A la vez, la intrépida Alya salió corriendo en dirección al sarcófago cerrado colocando su celular en un lugar cercano sin dejar de grabar para intentar sacar de ahí a uno de los héroes de París.

Una vez que luego de jalar y jalar logró abrir el maldito sarcófago recibiendo a cambio el poder de la física sobre ella, cayendo al suelo por la fuerza ejercida.

Una vez que el gato negro se enderezó en busca del Akuma y que la Césaire se levantará de inmediato tomó nuevamente su celular para grabar al rubio frente a ella.

-¡Chat Noir! – gritó. – ¡Ve! ¡No dejes que se salga con la suya!

Al analizar la situación con rapidez, el minino se levantó de un salto para comenzar a correr tras el villano con la morena siguiéndole por atrás grabando como camarógrafa experta.

-¿Tomando a una chica indefensa de rehén? – preguntó el héroe de negro con una sonrisa burlona. – Eso no es muy amable de tu parte.

-¡Chat Noir! – exclamó avergonzado el peliazul por lo dicho por el amor de su vida. – ¡Soy un chico!

-No eres rival para mí, niño. – hizo notar el de rostro gatuno una vez afuera, ignorando lo dicho por el adolescente sobre él.

Tomó entre sus manos las rejas anteriormente separadas para volver a acomodarlas en su lugar cumpliendo envidiablemente con la función de encerrar a los que se encontraban en el interior.

-¡Mariette! – gritó la de lentes una vez que ella y el gato corrieron hasta lo mayor que podía las rejas. – ¡Saca tu celular y graba todo lo que veas!

-¡En serio me pides algo como eso en una situación así! – reclamó el otro comenzando a patalear nuevamente. Más por estar encabronado que por querer escapar realmente.

-…¡Si!

-¡ALYA!

Fue lo último que se escuchó del joven peliazul una vez que el Akumanizado lo sacó del lugar.

-¿No crees que estas siendo demasiado confiada? – preguntó el gato a la chica a su lado.

No es que realmente le importase mucho lo que pasase con el peliazul pero no podía hacer todo lo que quería cuando se trataba de ser un héroe, especialmente si se trata de una vida en juego aun cuando fuera de una persona que le caía mal.

-No. – declaró mientras se giraba a grabar al enmascarado. – Estoy segura que pronto vendrá Lordbug para que ambos puedan salvar el día.

-Yo también los espero. – masculló el otro.

-¿Qué estás haciendo? – le preguntó retóricamente la bloguera sin dejar de grabarlo. – ¡Destruye los barrotes!

Aunque fue disgustante el recibir una aniñada orden por alguien que no era su amado Lord no quejó ni replicó nada para alzar encima de su cabeza el brazo que portaba orgullosamente aquel anillo de 5 patitas.

-¡Cataclysm!

Gritó.

Y Alya no podía estar más emocionada por haber grabado en primera fila al grandioso Chat Noir haciendo uso de su poder.

De un solo manotazo a las barras estas inmediatamente se oxidaron  al punto de romperse dejando como una evidencia de su presencia un rastro de polvo. Después de aquello dejó de grabar.

-Quédate ahí. – le ordenó. – Yo iré por tu amigo.

-Ni loca. – declaró firme. – Mariette es mi mejor amigo, y me aseguraré de que se encuentre bien cueste lo que cueste.

Confesó increíblemente honesta la morena al blondo y, sin darse cuenta, a la cámara grabando.

La observó fijamente a los ojos en busca de cualquier indicio de duda en ellos, lástima que no había ni sombra en aquellos determinados ojos primavera. Suspiró. No es como si tuviera todo el tiempo del mundo como para esmerarse tanto en una tonta discusión.

-Bien, vamos.

Ambos adolescentes salieron corriendo para detenerse de sopetón.

-Espera, ¿cómo sabremos donde están ahora? – le preguntó Chat.

-Bueno, he estado esperando este momento mucho tiempo. – murmuró para sí misma, olvidando que el chico a su lado tenía orejas de gato. – Le expliqué a Mariette como hacer videos en vivo desde su celular por lo que si entramos a mi blog de Lordbug…

Dijo la castaña mientras sacaba su celular y lo ponía en su página.

-¡Aja!

Alya puso un video de los primeros con las palabras en rojo que decía “En vivo”.

-Alya me las va a pagar por esto. – masculló el peliazul mientras se daba fuerzas para lo que estaba por hacer.

La nombrada se tensó, asustada.

-Disculpe, Sr. Faraón. – dijo el nervioso chico grabando como después que el de cabeza de oro se haya mutado su rostro en el de Anubis, el Dios de la muerte y convirtiera a todos los inocentes presentes en momias. – ¿Me puede contar un poco de lo que está haciendo?

Chat también miró interesado la pantalla.

En eso, el rostro del faraón cambió nueva mente a uno humano.

-Voy a realizar una ceremonia para resucitar a mi amada. – declaró.

-¿El hechizo en el papiro es eso? – le preguntó un poco más confiado volteando a grabar el pergamino enrollado.

-Así es. – explicó con un tono animado. – Necesito un centenar de momias y un sacrificio.

-¿A-a que se refiere con sacrificio? – preguntó nuevamente nervioso el más joven.

-El alma de un corazón puro. – alegó, alzando los brazos en dirección al Sol frente a él. – Lo suficiente para satisfacer al Dios del Sol.

-C-como si pudieras encontrar algo así en esos días. – dijo el peliazul.

Más para calmar sus nervios que para contestar a lo dicho por su secuestrador.

-Quizás ya lo tengo. – replicó el de piel carbón para levantar en su dirección la barbilla del menor. – Tus ojos. Tan grandes y claros como el cielo. Tan visibles y profundos como el mar aun así. Como dos ventanas claras que impiden el ocultar las mentiras y su buen corazón. Un corazón puro.

Se escuchó a Mariette tragar saliva con el rostro tan pálido que dejaba a la harina en ridículo.

-¡Le está coqueteando! – afirmó exaltada la morena.

-Creo que eso es de lo que menos me preocuparía en este momento. – comentó Chat Noir.

Desgraciadamente, fue interrumpido por el pitido de su anillo.

Se le acababa el tiempo.

-Mira… Alya ¿verdad? – preguntó innecesariamente. – Necesito que me hagas un favor muy grande si estás dispuesta a estar en peligro por tu amigo.

-Más que dispuesta. – aseguró la de lentes.

-Bien. – dijo sacando su bastón. – Necesito que me des tu número y que vayas a ver-

-Espera ¿Mi número? Si es así quiero que también me des el tuyo.

-¡No es momento para una discusión como esta! ¿Quieres salvar a tu amigo o no?

-…Dime el plan.

-Me voy a encargar de unos asuntos, mientras tanto, necesito que vayas hacia donde está tu amigo y el Akuma, intenta asegurarte de que se encuentre bien. Una vez que termine con el asunto te llamaré lo más pronto posible.

-De acuerdo. – dijo quitando la página de su celular. – Empieza a anotar, Chat.

Una vez que el número de la morena estaba en el bastón del blondo, ambos tomaron diferentes caminos con el fin de salir de una buena vez del lugar.

Luego de que Alya lograra salir del museo de dirigió a donde estaban su amigo y el Akuma.

Mientras tanto, el joven Agreste se encontraba en la parte de exhibición de las obras de museo esperando al kwami negro a su lado para que terminara de comerse su queso de una buena vez.

-¿En serio? – preguntó retóricamente Plagg. – ¿Qué clase de hechizo puede alimentar al sol?

-¿Ya acabaste? – dijo el rubio impaciente. – Ya es hora de irnos.

Y, antes de que el pequeño Kwami lograra decir nada, Adrien ya se había levantado para mostrar su anillo y absorber a su compañero.

Era tiempo de ser héroe.

Una vez listo tomó su bastón mientras salía corriendo para llamar a la morena. A la vez que escuchaba la llamada logró subir a la azotea.

-¿Hola? – preguntó la voz femenina a través del celular.

-Alya, soy yo. – dijo viendo al peliazul que temblaba de pies a cabeza desde su posición.

-Chat. – dijo. – Rápido. ¿Puedes meterte en la página de Lordbug?

-Creo que sí.

Contestó el blondo héroe mientras alejaba un poco su celular con el fin de meterse de ocupar su “Chat-fi”. Logró entrar y oprimió el primer video que decía “En vivo” con letras rojas y grandes.

-T-tengo una pregunta. – habló el tembloroso peliazul grabando el pergamino que empezó a girar alrededor de ambos. – ¿Quién es el Dios con manchas en el pergamino?

-Es Lordbug. – contestó el otro con su voz fúnebre. – Por él he esperado 5 milenios…

-¿¡Ci-cinco milenios!? – exclamó sorprendido.

-No es posible… – murmuró impactada

-Hm, no se ve como alguien de más de 5000 años. – dijo el gato.

-Y, por cosas como estas es que mi blog se llama “Lordblog” y no “Chatblog”. – declaró la morena.

Y Chat podía escuchar desde su cabeza como la aguda voz de Plagg cantaba la de “Turn Down for what!”.

El faraón soltó la muñeca del chico logrando que cayera al igual que su celular, quedando a una buena distancia.

-¡Oh, gran Atum! – hablaba el Akumanizado mientras el cetro de rayas se elevaba por si solo por los cielos, comenzando a brillar y creando desde su centro una bola de energía azul. – Yo, Pharaoh, te ofrezco esta alma pura como sacrificio.

Mariette solo atinó a mirar con horror a las momias que empezaron a rodearle.

-Por favor, acepta este obsequio y devuélveme a mi amada Ankhesenamun. – pedía con las manos en alto a la vez que la luz del centro fue conducida a un edificio en forma de pirámide, creando una luz desde su punta que creaba un camino hacia el cielo para abrir este haciendo un agujero negro. – ¡Le suplico, Señor del Sol, que acepte mi solicitud! ¡Mis 100 momias, repitan conmigo! ¡Despierta mi reina, despierta!

-¡Despierta mi reina, despierta! – exclamaban todas las momias al unisono mientras movías los puños hacia arriba y una pequeña cantidad llevaba al sacrificio en dirección a la torre.

-¡AUXILIO! – gritó desesperado el peliazul, con el vano intento de lograr zafarse.

-¡Mariette! – chilló con horro la morena. – ¡CHAT NOIR! ¡Tenemos que salvarla antes que el ritual se acabe o no volveremos a verlo!

-*Si lo dices así no suena tan mala idea…* – pensaba el blondo desde la otra línea. – ¿Tienes un plan, chica extrovertida?

Alya observó aterrada su alrededor, no había señales de Lordbug pero no podía seguir esperando por él. Ella no tenía tiempo y Mariette tampoco. Miró a todos lados, al suelo, a los edificios, a las ventanas y a la escena de su amigo siendo sacrificado para terminar en mirar su bolso…

-En realidad... sí. – aseguró la de lentes, sacando de paso aquel traje de Lordbug envuelto en plástico. – Yo me encargaré de las momias, tu salva a Mariette.

-¿¡Qué!? ¿¡Estás loca!? ¡No dejaré que un civil arriesgue su vida! ¡Tú no tienes poderes ni!-

-¡SÓLO HAZLO! – le gritó, sosteniendo el celular con su hombro pues sus manos estaban ocupadas quitándose la camisa a cuadros que traía junto con sus tennis. – ¡Cuándo los distraiga salva a Mariette! ¡Confía en mí!

Dijo aquello último mientras se ponía los mayones rojos con lunares dejando a un lado sus pantalones de mezclilla.

-Sé lo que hago.

-…

-…

-De acuerdo. – aceptó, sonriendo extrañamente. – Esperaré tu señal.

-Perfecto. – dijo ella desde la otra línea. – Ah, y por cierto. La diferencia entre Lordbug y yo es que yo si tengo tetas. Copa 32 C, gracias.

Y colgó mientras la cara del gato pasaba a ser la de un tomate.

¿Y eso a qué había venido?

-Bueno. – dijo sonriendo como el gato travieso que es, disfrutando la escena de un frenético Dupain-Cheng. – Que empiece el show.

Mientras tanto, los pensamientos del peliazul estaban en una crisis pues no aparecía el héroe de traje negro y estaba a punto de ser asesinado.

La idea de convertirse en Lordbug frente a todos se volvía más tentadora cada vez como “coherente”.

Sin embargo, un grito le sacó de sus pensamientos suicidas.

-¡Ustedes, rollos de papel higiénico! – grito una voz femenina y terriblemente conocida para el peliazul.

Con la cara tan blanca que dejaba a la harina en ridículo, giro tiesamente el rostro a su izquierda para notar como en medio de dos faroles se encontraba una figura curvulienta y rellenita. Una figura femenina caderona y tetona vistiendo con el traje de Lordbug con aquellas mayas rojas con lunares, guantes, shorts tipo licra y botas negras, portando igualmente un antifaz rojo con cinco puntos negros. También estaba el importante detalle que llevaba una peluca azulada acomodada para que el fleco callera sobre su frente, los pendientes rojos y el inservible yo-yo rojo en su mano izquierda.

-Están esparciendo polvo por todas partes. – dijo bromista, intentando parecerse al verdadero Lordbug sin darse cuenta que estaba tomando una actitud más gatuna.

-¡ATRÁPENLO! – gritó el faraón.

Alya, o mejor dicho en esta ocasión, el falso Lordbug corrió hacia su derecha para choca contra un poste y chillar del dolor.

Ojala tuviera sus lentes. Eran los pensamientos de la chica mientras salía huyendo de ahí.

-¡Un momento! – notó el faraón. – ¡Esto es una trampa!

Giró el rostro para notar a unos metros frente a él en el suelo a un gato negro que sonreía travieso. Este, sin decir nada empezó a correr en su dirección lo más veloz posible.

-*¡Idiotas!* – pensó el peliazul con los ojos abiertos como platos. – *¿¡Qué están planeando!?*

Cuando Chat llegó a solo unos pasos de su encentro con las momias y el chico sacó su bastón tras su espalda para alargarlo un poco para que, con aterradora precisión, pasara su arma por entre las momias, tomará en brazos al joven, alargará mucho más su bastón e hiciera algo similar al salto de garrocha, cayendo en el techo de un edificio.

Todo eso en menos de 20 segundos.

-¡Dios del Cielo, Horus! – gritó Pharaoh mientras su rostro dorado se convertía en el de un ave.

Una vez ahí Chat dejó al confundido chico a su lado mientras hacía que su bastón volviera a la normalidad.

Jadeó con sorpresa, sus piernas empezaron a temblarle por la adrenalina recién recibida. Sino se mareaba primero al punto de desmayarse podría jurar que al menos vomitaría.

-¿Estás bien?

Levantó apurado la mirada para notar frente a él la figura de su amado gato rubio con sus ojos verdes de pupilas alargadas mirándolo fijamente con una expresión extrañada y algo confundida.

Sip.

Se iba a desmayar.

Su respiración se detuvo mientras al igual que su corazón para comenzar a palpitar con fuerza.

Un sonrojo curso sus mejillas.

Si de por si le era algo difícil el expresársele a su minino con el antifaz, sin él parecía una tarea no-posible. Frete a la figura de su amado se sentía tan protegido ante el mundo y aun así, tan indefenso ante sus ojos verdes.

-No-¡Es decir! Si, ehrm, bueno, algo así, bueno, ehm… uh. Ah…

¡Se sentía tan avergonzado!

Chat miró extrañado como casi salía humo de las orejas del chico.

-G-gracias... – murmuró increíblemente bajo.

-Ehm, no hay de qué. – dijo. – Pero no he acabado aún.

-…El pendiente del faraón… -murmuró nuevamente el peliazul.

-¿Qué?

-Ahí se encuentra el Akuma…

Sin embargo, no pudo terminar la frase pues el gato fue empujado por el Akumanizado hasta la orilla donde lo empujó hasta tirarlo.

Y este estuvo por encontrarse con el suelo sino hubiese sido por su bastón para que quedara de base contra el suelo a la vez que lo alargaba. Terminó volviendo el bastón a su forma natural.

Eso había sido demasiado espontáneo como para caer él solo de pie.

Mariette en el techo intentó escapar pero el villano fue más veloz por lo que le atrapó antes que huyera.

-¡SUÉLTAME!

-¡ATRÁPLENLO!

Varias momias aparecieron empezando a  rodear al héroe con traje de cuero.

Apurado miró a su alrededor para notar como el Akumanizado llevaba al peliazul donde se encontraba la luz de la pirámide, colocándolo sobre esta para que, sorprendentemente, esta se empezara a elevar.

Mientras tanto, Alya quedó rodeada por varias momias y no solo eso, sino que también notó como tres momias se acercaban a ella con un auto encima con el obvio fin de arrojárselo si no fue hasta que un bastón de metal que no había notado paso por su espalda, empujándola entre las momias hasta acercarla al punto donde se encontraba el gato.

-¡Por aquí! – le gritó.

Ambos adolescentes salieron corriendo con las momias intentando seguir su apurado paso donde, llegando a la parada Alya se adentró en un autobús mientras Chat se deslizaba para quedar del otro extremo. Las momias tontamente se metieron en el autobús para que la morena saliera por el otro lado y blondo, con ayuda de su fuerza gatuna empujara tan fuerte el autobús como para tirarlo, encerrando a los cómplices del faraón.

-Debemos sacarlo de ahí antes de que quede atrapado en la nube negra. – dijo el ojiverde mientras ambos emprendían nuevamente su carrera.

-¡No crean que me he olvidado de ustedes! – notó.

Estiró los brazos.

-¡Dios de la Muerte, Anubis!

Gritó mientras su rostro tomaba forma de un perro con largas orejas en alto. De los ojos de este salió una luz que iba con el fin de convertir en sus esclavos a ambos, aun así, eran esquivados por estos.

-¡Tu yo-yo! – gritó entra la persecución el gato.

La morena al entenderle le lanzo aquel juguete que tenía en su mano. Este a pesar de que seguían corriendo logró cacharlo para empezar a estirar el hilo de este.

Cuando llegó más de cerca saltó sobre el faraón y a una increíble velocidad logró atraparlo con los 2 metros que tenía de cuerda. Estaba por tomar el pendiente cuando.

-¡Dios del Cielo, Horus!

El faraón logró romper la cuerda y salió volando llevándose al sorprendido minino consigo aunque de todos modos este subió a su espalda donde por atrás corto el hilo con sus garras.

-Aly-¡Lordbug! – se corrigió. – ¡El pendiente! ¡Allí está el Akuma!

La nombrada salió corriendo por la pieza que caía y al estar a unos metros de distancia, Chat sacó su bastón con el cual, con ambos brazos sobre su cabeza lo hizo girar para frenar su aterrizaje cual helicóptero y caer por fin de pie en el suelo.

Ambos jóvenes enmascarados corrieron por el pendiente pero el faraón llegó antes, reteniéndolo con la punta del pie suavemente.

-¡Dios de la destrucción, Sekhment! – exclamó mientras su rostro se convertía en el de un león.

Con los brazos alzados junto las palmas en dirección al héroe y la morena para mandarlos a volar a varios metros y mientras el Pharaon tomaba su joya las momias rodearon a los adolescentes.

-Es el fin. – declaró.

-¡Oh, Dios del Sol! – gritó el Akumanizado en dirección al dudoso Mariette. – ¡Por favor, acepta mi sacrificio!

-Ese sacrificio no es lo suficientemente bueno. – habló Alya.

-Ya es tarde. – declaró. – El ritual ya ha comenzado.

-¿Por qué no me usas a mí en su lugar?

-¿¡QUÉ!? – soltaron Chat Noir y Mariette.

-Te he molestado por 5000 años después de todo. – dijo. – La única razón por la que debes hacer esto es por mi culpa.

-Comienzas a sonar razonable, pequeño escarabajo…

-¡No, no es cierto! – contradijo el ignorado chico.

-Pero… ¿no luces algo… diferente?

-Solo en tu imaginación. – declaró la chica, tomando la mano del faraón.

-¡Dios del Cielo, Horus! – gritó mientras su rostro se convertía en el de un ave.

Este empezó a elevarse por los aires hasta llegar al lugar donde se encontraba el adolescente de cabello azul, al cual, tomó de la mano para alejarlo de la luz y soltarlo al convertirse en inservible, colocando en el mismo lugar a la enmascarada.

-¡Espera! – gritó Chat Noir.

Pero muy tarde, el ritual ya había continuado y el peliazul se encontraba con su fatal destino contra el suelo.

Sintiendo la adrenalina cruzar por cada una de sus venas, el gato negro corrió en dirección a la pirámide para dar un salto sorprendentemente largo y atrapar en sus brazos la asustada figura de Mariette.

Cayó al suelo una vez que lo atajó en el aire y observó las dulces facciones del chico cerrar los ojos esperando el que iba a ser su final.

-Ya todo está bien.

El peliazul abrió los ojos como plantos y su anteriormente pálido rostro cambio a uno terriblemente sonrojado.

-Ah… uh… sí. – dijo tontamente, apretando entre sus dedos la parte del pecho de su camisa.

Ya sabía cómo se sentía Alya frente a Adrien.

-Será mejor que te vayas. – dijo Chat, sacando a Mariette de sus pensamientos y colocándolo en el suelo. – Esto se va a poner feo.

-Ah… uh… sí – repitió el peliazul para salir corriendo.

Era hora de transformarse.

-Toma la piedra milagrosa. – ordenó Hawkmoth.

-Entrégame tus pendientes. – ordenó igualmente Pharaon. – Dame tus Miraculous.

Obediente, la enmascarada se quitó los pendientes colocándolas ambos en la misma mano.

-He perdido. – afirmó.

El faraón abrió su palma para recibir los pendientes pero en cambio con una rapidez impresionante, la falsa Lordbug tomó su joya Akumanizada.

-¿Quieres mi Miraculous? – preguntó, sonriendo traviesamente. – Entonces… ¡VE POR ELLA!

Gritó aquello último arrojando sus pendientes lo más lejos posible.

Con sorpresa, el villano descendió con una rapidez impresionante superando varios metros en unos minutos cuando por fin llegó a donde habían caído los Miraculous. Los tomó y los vio para notar que estos brillaban cómicamente.

-¿¡Un juguete!? – cuestionó sorprendido. – ¡Traidor!

-Traidora, querrás decir. – aclaró quitándose la máscara de juguete junto con la peluca azul.

Con el pendiente en una mano lo rompió de un puñetazo, sacando de este una mariposa negra.

La luz emanante de la pirámide desapareció antes de dejar por su propia cuenta a la Césaire.

Antes de que pudiera gritar por su auxilio una figura la atajó en el aire. Abrió los ojos con sorpresa para notar que su salvador era un chico de traje rojo con lunares, antifaz del mismo color y con su cabello azulado hacia atrás dejando al descubierto su frente exceptuando por dos mechones que caían delante sus oídos

Aterrizaron en el suelo con la joven sana y salva y el héroe sacando su yo-yo.

-¡Sal de ahí, pequeña Akuma! ¡Yo tengo que encargarme de ti! – gritaba Lordbug a la amriposa negra que buscaba escapar. – Tu reinado acaba aquí.  ¡Yo te liberaré del mal!

Su comenzó a girar su yo-yo para por fin lanzarlo al Akuma y atraparlo. Una de dentro de su arma lo tomó nuevamente, apretó el centro de esta para que se abriera y saliera una mariposa blanca.

-Adios, pequeña mariposa. – despidió.

Chat se acercó corriendo a él.

-¡Lucky Charm!

Gritó el héroe para que en sus brazos cayera una cartulina.

La extendió en dirección a Chat Noir para dejar a este leer lo que tenía escrito.

“Lo siento”  decía. “Te amo”.

Chat sonrió y se acercó más calmado a su pareja.

-¡Miraculous Lordbug!

Arrojó la cartulina al cielo para que esta se disipara y convirtiera todo a la normalidad. El autobús volvió a enderezarse para que la gente empezara a salir de él, al igual que el Akuma que se deshacía de su transformación.

El gato quedó frente a su compañero.

-Perdón, Chat... – confesó apenado. – Yo… yo no… yo solo… solo…

Y fue interrumpido por un fugaz y dulce beso en su nariz respingada.

Giró su sonrojado rostro sorprendido al blondo frente a él para notar como este le sonreía dulcemente con el puño en alto en su dirección.

-Misión cumplida, My Lord.

Los ojos de Lordbug se pusieron vidriosos y sus mejillas más rojas. Ignorando el puño en su dirección saltó hacia su amado para abrazarse a su cuello y darle un beso en la mejilla.

A veces pensaba que su gatito tonto era demasiado bueno para él.

Se separó con prisa de su novio al notar la emocionada voz de su amiga.

Giró el rostro para encontrar que por suerte esta estaba concentrada en grabar a la gente y las cosas que de un segundo a otro cambiaron drásticamente.

-¡Gracias, Lordbug! – agradeció la chica, volteándose nuevamente a ellos.

-Gracias a ti, chica valiente. – alagó y agradeció el héroe.

-Oye, hay algo que quiero preguntarte. – dijo la morena, alzando su celular. – ¿Qué edad tienes?

Lordbug se tensó.

-Yo… ehm… definitivamente no soy un estudiante de secundaria.

Antes de que pudiera hacer otra pregunta sacó su yo-yo y lo lanzó para salirse de fuga.

-¿No me preguntaras que edad tengo? – cuestionó el gato rubio.

-A este paso voy a averiguarlo. – dijo la de lentes.

El gato extrañado levantó su mano viendo como a su anillo le quedaban dos patitas. Miró con horror como la Césaire levantaba la cámara en su dirección para salir huyendo de ahí de una manera menos heroica que la de su amado.

Y así pasaron las horas hasta que se volvió de noche y la noche en un nuevo día. Todos iban naturalmente a la escuela excepto por un peliazul algo decaído por los hechos del día anterior pues había sido de todo menos el héroe. Tenía miedo. ¿Y si algo le hubiera pasado a Alya? Hubiera sido su culpa…

-¡Mariette! – le gritó una voz en su oído prácticamente.

-¡AAAH! – gritó el asustado chico con el corazón de pollo en la garganta. – ¡Oye! ¿¡Qué te pasa!?

Le preguntó en la soledad del salón pues aún no era hora de entrar a clases y los demás andaban vagando por las instalaciones de la institución.

-Bueno, te veías muy perdido y-

-No hablo de eso. – dijo decaído. – Ayer… te hiciste pasar por Lordbug… Tú… arriesgaste tu vida…

-Tenía que hacerlo.

-¿Por qué? – preguntó, desesperado.

-Porque tenías miedo.

Abrió los ojos como platos.

-Pero… ¿y si algo te hubiese pasado?

-Entonces compartiría contigo la habitación del hospital. – dijo sonriente.

Mariette le abrazó. Desde su posición sentada.

-Eres una tonta. – dijo, ocultando su rostro en su estómago.

Alya le acarició el cabello como si fuese un niño pequeño para luego tomarlo de los hombros  y separarlo de ella, mirándolo con una sonrisa traviesa.

-¿Y bien? – preguntó con tono sugerente. – ¿Cómo se sintió estar al lado de tu amado Chat Noir?

Mariette se sonrojó.

-Cállate. – ordenó, golpeando suavemente su hombro. – ¿Quieres que todo el mundo se entere que me gusta Chat Noir?

-Para nada. – rio la morena, sentándose a su lado. – Solo quería comentarte que el libro de Historia de Lordbug que tenía desapa-

Fue interrumpida por el sonido de algo chocar en el pasillo.

Ambos amigos, alarmados, se levantaron y corrieron hasta la puerta donde una vez que la abrieron no encontraron a nadie.

A otro lado del pasillo se encontraba el joven Modelo Adrien Agreste. Jadeando como loco mientras deslizaba su espalda por la pared hasta que su trasero se topó con el suelo. Tenía las mejillas rojas, la boca abierta y los ojos desenfocados.

Acaso… ¿Acaso había oído bien?

¿Le gustaba a Mariette?

Continuara…

Notas finales:

*En la serie te ponían que el rostro que tomada cuando el faraón se convertía en Thoth, Señor del Tiempo era un tipo de perro raro pero como no sabía describirlo bien lo investigué y me aparecieó la de un ave de pico largo. Me gustaría si alguien sepa de este asunto que me contara, por favor.

Hola! :D - le golpean. - Perdón!!! DX

Que les pareció el doblaje de Prodigiosa? En lo personal me gustaron las voces a expeción de la de Tikki y la voz de Chat se nota que es de un novato pero me gusta sentir su esfuerzo, solo pido que sea un poco más sensual cuando haga de Chat *¬*

Espeor que hayan disfrutado el capítulo!


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