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Hechizo por alliaries

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Notas del capitulo:

Agradesco a las personas que leen y comentan la historia. 

:)

-¿Selas?... ¿Qué pasa con él?- Saga esperaba una respuesta rápida.


-El...podría dejar de amarte, algo lo está cambiando. Dos espíritus.


Las facciones serias de Saga ahora lucían preocupadas-No entiendo, dime que le pasa.


El león suspiro- mira te diré lo que realmente importa, si no haces algo pronto, al finalizar la semana DeathMask terminara enamorado de mi o de Shura... Y yo- se detuvo, para llenar a su voz de fortaleza- Yo sé que él aun te ama.


Géminis no pudo evitar esbozar una sonrisa, pero esta permanecería muy poco en él- Lo mejor será que regreses a tu templo.


-¿Que? ¿No harás nada para impedirlo?


-No es lo indicado, lo mejor para Selas es encontrar a alguien más. Y que importa si aún me ama...tú mismo lo dijiste al terminar la semana te amara a ti o a Capricornio.


-Saga... ¿Hay algo que quieras decirme?


Los ojos de Saga se fijaron en los de Aioria... ¿ Era correcto decírselo?


Cáncer comenzaba a despertar sorprendiéndose al no encontrar a Aioria. Tendió la cama y se dirijo a su templo, para ducharse e ir en busca de Shura.


No tardo en cumplir el plan que se había tasado. Ese día no habían entrenamientos, así que el Español debería estar en su templo.


Golpeo de manera suave la puerta que conducía a la parte privada del templo. Mientras esperaba a Shura comenzó a mesarse, parándose de puntas para reposar después en sus talones. Repitió el proceso por algunos minutos, hasta que Shura abrió la puerta y se encontró con esa graciosa escena.


No era la primera vez que DeathMask hacia aquella acción, pues esta era como una especie de tic; que salia a flote cuando el Italiano se encontraba un poco nervioso.


-Buenos días-saludo de manera cortes el Español.


-Buenos días Shura, ¿Por qué trataste tanto en abrir?


-Estaba a punto de ducharme cuando escuche la puerta.


-¡oh!, perdona por interrumpirte.


-No hay problema, si quieres puedes pasar y esperarme en la sala.


DeathMask asintió, ingreso a la sala y se sentó. Shura cerró la puerta y se dirijo a la habitación.


Aquel incidente le trajo un recuerdo, algo que vivió cuando era niño.


Hacía poco que había obtenido su armadura y que lo habían enviado a su primera misión. Estaba sucio, cubierto de sangre y tierra, fue hasta su nueva habitación. Mirándola con alegría. Pues el tamaño de esa alcoba era el mismo que tenía su casa, su verdadera casa.


Pero algo más le llamo la atención, en su cama reposaba su mejor amigo. El santo de Capricornio. Se acercó a él y le beso la mejilla, para comenzar a llamarlo.


-Shura... Shura, despierta.


Los ojos oscuros se abrieron lentamente.


-¡Selas!- saludo con alegría- Que bueno que regresaste... ¿Cómo te fue en tu misión?


-Bien, ¿Me esperabas desde hace rato?


-Sí, quería verte al llegar, sabía que ibas a ensuciarte- le revolvió los cabellos en un gesto amistoso.


-Si me ensucie mucho... mejor me baño para que comas algo.


-Está bien.


El pequeño Italiano se dirijo al baño, pero se detuvo antes de entrar.


-Shura- llamo al de cabellos oscuros, y cuando este lo miro pregunto- ¿Te quieres bañar conmigo? Así me cuentas lo que hiciste en estos días.


Shura decidió acompañar a su amigo, aquella acción la repetía siempre que alguno regresaba de una misión.


Cuando el español termino de bañarse desidia sentarse junto a su camarada.


-¿En qué piensas?- pregunto, se sentó, secándose el cabello.


-Nada- respondió, no quería decir algo que molestara a capricornio, después de todo fue el Español el que puso fin a esos encuentros.


-Vamos Death, dime en que piensas.


Suspiro, ¿Qué más da? Después de todo si se lo decía podría saber por qué Shura no quiso volver a bañarse con él.


-Pensaba...en cuando éramos niños, que nos bañábamos juntos.


El de la décima casa reflejo una señal de asombro, nunca habían hablado sobre aquello, solo habían dejado de hacerlo.


-¿Y por qué lo recordaste?


-No lo sé... ¿Por qué dejamos de hacerlo?


Aquella pregunta le genero cierta molestia, porque le recordó lo inmaduro que había sido hace años.


-No lo sé...cambiamos, y tu- Shura le sonrió al Italiano- decías cosas que me parecían extrañas o que me incomodaban.


-¿En serio?- casi rió al preguntar.


-Sí...te ponías muy raro- se sonrojo levemente avergonzado por sus acciones pasadas.


-¡Oh!... ¿Ahora soy menos raro?


-Solo un poco-los antiguos amigos rieron, hace mucho que no compartían un momento junto al otro.


-Un poco, ¿Que decía para que te molestaras tanto?


-No creo que eso importe- no quería hablar de eso, en realidad era algo extremadamente infantil.


-Está bien... ¿Qué te gustaría hacer hoy?


-No lo sé, en realidad me sorprendí mucho por tu vista, pensé que te quedarías en el templo de leo.


-No, por eso vine contigo, a pesar de que fuimos amigos hace mucho, nos tratamos como dos extraños.


-¿Ósea que quieres que nos bañemos juntos?-pregunto de manera burlona.


-Por supuesto que no, tonto.


-Vale, ¿Qué quieres hacer entonces?


-No lo sé, por eso quise preguntarte.


Shura pensó por un momento, hasta que recordó algo-¿Y si abrimos esa caja que escondimos hace años?


-¡Perfecto!... ¿Tu recuerdas donde la guardamos?


La sonrisa que se veía en el rostro del Español desapareció-No...


Las risas del cuarto custodio llenaron el lugar-¡Ay, Shura!, siempre tan olvidadizo cabrita-DeathMask se levantó.


-¿Entonces tu si lo recuerdas?-Imito a su compañero.


-Pero claro- el caballero Italiano tomo la mano del más alto para sacarlo de su templo.


Se podía ver como dos santos descendían los templos con rapidez, riendo por retomar aquella amistad que se perdió hace tanto.


-Nosotros la escondimos debajo del viejo árbol, del que Milo siempre bajaba manzanas.


El recuerdo del pequeño escorpión lleno de chichones por las caídas de aquel viejo árbol trajo de nuevo el recuerdo a Shura.


-¡Claro!, en el que nos escondías cuando...-Pero se detuvo, esperando que su compañero no lo hubiese escuchando.


-Sí, es ese.-Pobre de Shura, siempre diciendo cosas sin darse cuenta del peso de estas, ese árbol fue su mejor escondite por muchos años, años en los que él y Shura corrían a esconderse, para que no los enviaran a misiones separados.


Después de cruzar el santuario se encaminaron al árbol que les traía tantos recuerdos, felices y amargos, pero en los que siempre estaban juntos.Una vez frente a aquel lugar, usaron su cosmos para retirar la tierra, y ahí, sucia, y con bellas raíces rodeándola se encontraba su apreciada cajita, la que llenaron con infantil alegría.


DeathMask la limpio de manera suave, pasándosela después al Español para que la abriera.


-¡Cielos!, olvide lo que habíamos metido.


No eran muchas cosas, eran dos en realidad, una pequeña caja musical y un osito tuerto. Auqel artefacto melodioso, perteneció alguna vez a la abuela del caballero Italiano, y el oso fue alguna vez propiedad de la hermanita de Shura.


-¿Aun funciona?-comento Shura, viendo como su cámara giraba la llave de la máquina.


Un sonido desafinado, amargo; arruinado por el olvido, y la destrucción de quien lo heredo.Pero de vez en cuando se escuchaban las notas de manera correcta.


-Puedo arreglarlo-comento Cáncer.


-Que bien, no creo que a tu abuelita le guste que su cajita se dañe.


-No me refería e eso.


Shura estaba a punto de preguntar, cuando vio como DeathMask tomaba la otra mano del oso de peluche, el Español sonrió con cierta nostalgia...a su hermana no le hubiese gustado verlo tan destruido, ni al oso, ni a él.


 


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