Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Rematando a Hanamichi por arcasdrea

[Reviews - 40]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Confieso que deje el capi anterior ahí porque no supe que mas escribir, y peor estaba para el este capi, pero una buena conversacion mi comadre y la visita a algunos foros de borracheras inolvidables (me dio desgarro estomacal de tanto reirme), logré que se me prendiera la ampolleta.

Asi que al final salio esto, no esperen leer una borrachera de proporciones, sino que algo mas o menos adaptado a estos dos.

Sin mas que decir, espero q lo disfruten.

Rematando a Hanamichi
by Arcasdrea
Capitulo cuatro

- Es tu turno de preguntar zorro – le alentó a seguir, temeroso de que el zorro se levantara de la mesa y desistiera de seguir jugando.

- ¿Por qué me odias? – murmuro el zorro sin levantar la mirada.

Silencio por algunos minutos.

- Yo no te odio zorro – ambas miradas se enfrentaron, una con incertidumbre, la otra con sinceridad – bueno, al principio sí, pero era por que tú le gustabas a Haruko, que me gustaba a mi. Pero luego de que me rechazo, ya no hubo mas motivo para hacerlo... aunque he de reconocer que desde el partido contra el Sannoh te comence a apreciar de verdad.

- En serio? – musitó impresionado el zorro por las palabras de Sakuragi.

- Esa es otra pregunta, debes beber otro trago – y con sorpresa vio como Rukawa tomaba el sexto trago de la noche, descorchando una segunda botella – p..pues..sí... – se vio obligado a responder ante eso - bueno ademas de que me gustara Haruko, tambien está la envidia que te tengo por todo lo perfecto que eres – el zorro abrió exageradamente los ojos ante la revelación – eres bueno en basquetball, atraes a todas las chicas, eres guapo y atractivo, tienes dinero, todos te adoran por simplemente ser tú, eres como quieres ser y te importa un comino la opinion de los demás, pasas de todos... haces lo que quieres, sin dar cuenta de nada... bueno... eso es lo que opino – Hanamichi bajó la mirada avergonzado al darse cuenta que su voz se habia emocionado demasiado al enumerar los atributos de Rukawa.

- Gracias – susurro éste al salir de la sorpresa que le causaron las palabras del mono.
Un incómodo silencio se establecio en el comedor. Ninguno de los dos sabia qué decir o cómo seguir. Al parecer el juego habia llegado hasta allí, sin embargo...

- Bien, me toca preguntar – clavó firmemente los ojos miel en los suyos y Rukawa tembló por dentro - ¿Qué opinas de mi?

Rukawa escondió la mirada de la de Sakuragi, y la fijó en un punto pérdido de la pared lateral. De fondo solo se escuchaban los ruidos de la ciudad: los autos transitar, las bocinas y una sirena de ambulancia al fondo y, en parte, el silencio de la noche tambien. Sakuragi le miraba ansioso, no tenía la razón, pero necesitaba escuchar esa respuesta y el mutismo del ojiazul lo estaba exasperando.

- Opino... – la voz susurrada de Rukawa de repente irrumpió en el salón, captando inmediatamente la atención de Hanamichi que se habia perdido en sus divagaciones - ... opino que eres un gran jugador, tienes mucho talento, pero no sabes manejarlo... – Rukawa estaba rojo hasta las orejas, pero como tenía la cara desviada hacia un costado, el pelirrojo no se dio ni cuenta, ademas éste estaba alucinando con lo que acaba de escuchar – tambien opino, que eres divertido, un tanto patético a veces, pero así eres tú, demasiado optimista, excentrico, ruiseño, escándaloso, torpe, tonto, ing....

- Ya basta, ya entendí... –lo frenó un tanto mosqueado, por el rumbo que habia tomado la descripción.

- Bueno, tu preguntaste... – alzo los hombros como si no le importara. Pero se sorprendió bastante cuando Hanamichi, con mucha determinación en la mirada, puesta sobre él, tomaba un trago de sake. El tercero según llevaba la cuenta el pelinegro.

- En serio... en serio crees que soy buen jugador?

Rukawa vio anhelante deseo de saber en los ojos miel de Sakuragi, y a su mente perversa se le prendió la ampolleta. Halló la forma de equiparar la cantidad de alcohol presente en la sangre. Y que ahora le estaba provocando que la vista se le desenfocara a ratos y sintiera un leve cosquilleo y adormecimiento de la lengua. Se estaba emborrachando, y toda su mente se puso en estado de alerta, debía frenar y llevar a Hanamichi a beber más que él.

- Sí, sí lo creo – contesto escueto finalmente, volviendo a su cara de indiferencia. Si mal no calculaba, la curiosidad de Hanamichi le haria caer en la trampa de su propio juego.

- Eso no mas... – el pelinegro volvió a subir y bajar los hombros dando a entender que no le importaba (aparentemente). Y a favor de su venganza, según pronosticó, Hanamichi no se quedó con las ganas, pues se bebió el cuarto trago de sake para preguntar.

- ¿Puedes explayarte más?

- Claro que puedo – contesto simplemente. Su inner zorro estaba haciendo un bailecito de victoria. Hanamichi le miró ansioso por varios segundos, hasta que su cara de niño esperando por un dulce cambió a una de un niño que se daba cuenta que este dulce nunca iba a llegar.

- Podrías entonces hablar... – le alentó haciendo gestos con las manos de que debía mover la boca.

- La anterior la conté como pregunta... así que debes beber otro trago.

Hanamichi se pegó en la frente con la palma abierta y luego la deslizó dramáticamente por todo su rostro, mientras contaba hasta diez. Al terminar soltó un gran suspiro, para después tomar una gran bocanada de aire mientras se servía el quinto trago de sake. Rukawa, mientras tanto sacaba la cuenta mental de que solo quedaba un trago para quedar a empate.

- Crees que tengo talento, pero que lo enfocó mal... ¡¿a qué te refieres con eso?! – Rukawa iba a contestar, pero se vio interrumpido por el pelirrojo que le apresó los labios con la mano, haciéndole parecer un pato – y quiero que te explayes mucho en tu respuesta – explico ante la mirada de odio que le dirigió el zorro.

- Creo que si te concentraras más en tus jugadas y en cómo las realizas, sacando sus fortalezas y debilidades , podrías avanzar mucho más rápido.

- Ya veo – Hanamichi se perdió en sus recuerdos. Rememoró el entrenamiento de las 20 mil canasta, y en cómo Ansai le hizo darse cuenta de sus errores a traves de los videos. Lo que Rukawa le proponía era muy cierto.

- Es mi turno... – irrumpió el pelinegro en los recuerdos de Hanamichi, para meditar por algunos segundos y luego preguntar - ¿ Qué sentiste cuando murió tu padre? – Rukawa vio con estupor como Hanamichi de un momento a otro se puso tan pálido como un papel. Al parecer no habia sido buena idea preguntar eso, pero lejos de arrepentirse su lado perverso halló algo interesante en que aferrarse para continuar con su plan de no caer borracho antes que el mono.

El ojimiel, luego de algunos instantes que usó para recuperarse, tomó uno de los vasos y se zampó sake – no contestaré – dijo con voz grave y mirando hacia otro lado de la habitación. Empate se dijo mentalmente Kaede.

- Recuerdo de la infancia? – pregunto Hanamichi ya sin mucho entusiasmo en la voz. Y por la posición que adoptó en la silla del comedor, aparentemente para estar más cómodo, se denotaba que estaba distraído e inquieto. Algo le estaba pasando según la apreciación de Rukawa que no le quitaba la vista de encima, pero disimulando muy bien escondiéndola detrás de su flequillo. Lo que Rukawa no dimensionaba era que Sakuragi estaba tambien sintiendo los primeros efectos del alcohol en su organismo.

- Las salidas a la playa con mi familia... – contestó calmadamente, pero luego se inclinó hacia adelante... taladrando al pelirrojo con la mirada - ¿ Por qué no quisiste contestarme la pregunta sobre la muerte de tu padre?, ¿te dolió mucho?...

Hanamichi se paró de golpé evidentemente consternado, botando la silla de paso. Rukawa se removió en su asiento, sorprendido por el gesto del pelirrojo, que se habia movido hasta la ventana en la sala estar, dándole la espalda a él. Para el pelirrojo fue un suplició llegar hasta allá, primero el pararse de golpe le habia removido todo el piso, además de sentir la habitación girar como desbocada, incluso se le nubló la vista por un instante. Y segundo, necesitó de toda su concentración para mantener una trayectoría recta hasta la ventana. Una vez llegó allá, apoyo la frente en el frío vidrio y así tratar de despejarse y recobrarse.

- Responde Hanamichi... o si no bebete un trago... – le desafio Rukawa con diversion en la voz.

- Acabemos con el juego... has ganado... ok? – respondió sin moverse de su pocisión. Rukawa no se lo creía, la actitud del pelirrojo era muy extraña para ser una siemple pregunta, según él. Al parecer habia tocado una fibra muy sensible en el pasado del pelirrojo. En realidad, en parte era eso, y en parte el mareo que lo estaba afectando.

- No, no hemos acabado... pero... –se detuvo a pensar mejor lo que iba a proponer, como asegurándose de si hacia lo correcto o no – tomate esta botella de un solo trago – con su indice indicaba una de las dos botellas que aun no habian sido descorchadas – y daré el juego por terminado.

El pelirrojo le miró de medio lado. Sus ojos eran indecifrables. Rukawa se asusto por un momento, pero rápido se repuso y coloco su mejor cara de desafío. Aunque bastante le estaba costando enfocar la vista tambien, al parecer el sake ya estaba causando graves estragos en su organismo. Pero respiró hondo, para concentrarse y movió los ojos para enfocar mejor. Tenía ganas de ir al baño a mojarse la cara para despejarse, pero sería un signo muy notorio para el do’aho, así que se la tuvo que bancar.

Hanamichi se dio media vuelta y volvió hasta la mesa. Rukawa no le quitó la vista durante todo el trayecto. Lo haría, lo haría, se repetía internamente. Le sonreía de medio lado, desafiándolo con una mirada divertida y burlesca. Hanamichi caminaba serio, tampoco le quitaba la mirada. El pelinegro tuvo que controlarse de sobremanera en no ensanchar más su sonrisa cuando vio que Sakuragi tomaba la botella que le habia señalado y la descorchaba. El pelirrojo con la botella en la mano, y meneándola levemente, se acercó hasta el pelinegro que poco a poco cambiaba su sonrisa por una mueca de incertidumbre y preocupación. Hanamichi se le paró al frente, a poco centimetros, Rukawa lo miraba hacia arriba con la ceja alzada, sin entender que pretendía ese ahora. Se inclinó hacia él, recargando su brazo libre a un costado de Rukawa, y poniendo su cara muy cerca de la de él, tanto así que ambos percibían el aliento impregnado de sake del otro.

- Solo beberé, si tú te tomas la otra botella que queda...kit – su – ne... – las palabras susurradas por Hanamichi, en un tono desconocido hasta ahora en él, mientras le dejaba la botella al frente, hicieron que el pelinegro sintiera un escalofrio recorrerle la espalda. Sacudió imperceptiblemente su cuerpo, ante la sensación.

El pelirrojo ya se habia incorporado y ahora tomaba la cuarta botella que inmediatamente descorcho. Era claramente una provocación.

Rukawa se paró de la silla, a duras penas eso si, aunque se controló bien y tomando la botella que le correspondía, la alzo hasta que la tuvo a la altura de la cara: - Kampai?!

- Kampai – contesto el pelirrojo haciendo chochar las botellas en un brindis, que mas que un brindis amistoso parecia la previa de miradas asesinas en un duelo del viejo oeste.

Por unos instantes, en la estancia, solo se escuchaba el sonidos de sus gargantas haciendo pasar el líquido. Ambos estaban concentrados en beber, lo hacian lentamente, digiriendo poco a poco el escosor que le producía el fuerte alcohol en la garganta y tratando de aguantar el no tocer por la misma causa. De un momento a otro, Hanamichi miró de medio lado hacia el pelinegro y cayó en cuenta de que éste hacia lo mismo, por lo que comenzo a beber más deprisa. Kaede lo imitó, pues no se quería dejar vencer. Por lo que, de un momento a otro, no era solo terminar el juego de la verdad, si no que ahora era una guerra entre machos para saber quien era capaz de beber más rápido y sin morir en el intento.

Las botellas fueron puestas con energía en la mesa al mismo tiempo. Ambos jadeaban, pues tan rápido habian bebido que habian olvidado respirar.

Rukawa de improviso cayó de culo, causando la carcajada estereofónica del pelirrojo, al darse cuenta de que el pelinegro se habia emborrachado. Pero éste tambien cayó, cuando tropezó con una silla que tenia detrás, por estarse riendo no se fijó en ella, causando ahora que quien se riera por todo lo alto fuera el zorro. La risa fue agrandando más y más a medida de que veía como el pelirrojo trataba de desenrredar sus piernas de la silla, torpemente y sin lograr nada por más que lo intentara.

- Ca’ate zofro!!! ... ayu’ame me’orrrr! – grito enojado, escupiendo saliva y arrastrando las palabras.

Ante eso, el zorro calló de golpe su risa, lo miro dos segundos en los cuales solo pestañeo tres veces y se largó a reir nuevamente, esta vez revolcándose en el suelo y sujetándose la panza.

- Yaaaa zofro!!! Ayu’ameeeee!!! – exigio en tono lastimero, como un niño.

El pelinegro siguió riendo, mientras gateaba casi a rastras hasta el pelirrojo que aun peleaba con la silla. Le sacó la silla de encima, aunque en un principio con sus intentos enredaba más las piernas del pelirrojo en ellas.

- Do’aho! – murmuro sonriendo socarronamente, cuando logró quitarle la silla. Se paró y sujetándose del borde del sofá más grande de su estancia, lo rodeó para dejarse caer en él.

- Teme! – vociferó Hana, que se arrastraba por la alfombra. Si se paraba, sabía que caería de nuevo. Se sentó finalmente, en posición de loto, en el espacio entre la mesa de centro y el sofá donde estaba tumbado Rukawa.

Ambos tenian la vista ida, y estaban hundidos en sus propios pensamientos, por lo menos eso se veía a simple vista, pues luego de algunos minutos, Hanamichi comenzo a cantar bajito.

- Aquí en el marrrrr... la vida es mas sabrrrosa... aquí en el marrrr...nos gusta cha-cha-cha – y cuando ya le entro el segundo aire elevó la voz, chillando como perro a la luna - Aquí en el marrrrr!!!... la vida es mas sabrrrrrosa!!!!... aquí en el marrrr!!!!...nos gusta cha-cha-cha... – pero no pudo seguir con su magistral interpretación, pues un cojin le habia dado de lleno en la cara.

- Ca’ate Aho!!! – le reprendió Rukawa, quien seguia tumbado, pero ahora se tapaba los ojos con el antebrazo.

- Aga festas! – le lanzo el cojin de vuelta, éste le dio en el estomago. Por lo que, enojado se incorporó de su lugar y le volvió a pegar con el cojin pero sin soltarlo. Hanamichi tomó otro de los cojines dispuestos en el sofá, y tambien atacó, pero el otro se defendió ocasionando otro golpe. Y así fue como se enfrascaron en una disque guerra de almohadones.

Y no era una cualquiera, ambos tenían los dientes apretados y las cejas exageradamente arqueadas, estaban rabiosos y así lo hacian notar por los quejidos que emitían al dar o recibir un cojinazo. Se daban con todo lo que tenían, aunque en el estado lamentable en el que estaban, en cada golpe, debían hacer malabares con las manos para no perder el equilibrio. Incluso, rayaba en lo gracioso, pues muchas veces lanzaban el golpe, pero no atinaban a darle a nada y el impulso del cojin les hacia caer con la inercia del movimiento. Así estuvieron un buena rato, hasta que Rukawa le acesto el cojin en plena cara a Hanamichi, incluso llegó a sonar hueco, y éste cayó sujetándose la nariz y chillando de dolor, sobre el sofá (pobre sofá).

- AHHHH!!! MI NANISSSS!!!! ME LA HAS RRROTO!!!! – Rukawa se largó a reir en primer instancia, pero de repente dimensiono que las quejas de Hanamichi sonaban muy reales. Ademas que el exagerado mono se revolcaba de un lado a otro, mientras lloraba de dolor y sin soltarse la cara.

- aho... – le llamó un tanto preocupado.

- AHHHH! ME DELEEE!!! ME DEEELEEE!!! – el pelinegro se acerco lentamente al pelirrojo que seguía moviéndose, por lo que se vio obligado a sujetarlo fuerte por los hombros.

- aho! Etate queto! Quero verrte! – trato de sacarle las manos de la cara y así revisar su nariz, pero al intentarlo el pelirrojo grito mas fuerte. Kaede estaba en pánico, no veía sangre, o mas bien no lograba enfocar para ver la supuesta sangre, estaba muy cerca de Hanamichi, mejor dicho estaba sentado a horcajada en él forcejeando para inmovilizarlo. Así que continuó peleando contra el porfeado hasta que éste emitio una leve risilla. Rukawa se detuvo en seco, y alzo la ceja. ¿Qué pasaba ahora?

- Guaaaaa!!!! Te la crrrreite zofrrrrro! – Hanamichi aparecio de pronto dando un buen susto al ojiazul, que de la impresión cayó de espalda en el sofá, todo despeinado y mirando con cara de circunstancia al do’aho que reía como loco.

- Fingisteeee?! – pregunto incredulo. El do’aho solo asentia con la cabeza mientras trataba de aguantar la risa, porque el pelinegro tenía una cara de cabreo bastante amenazante – idiota – se tumbó de nuevo en el sofa, cruzado de brazos y haciendo morros.

El pelirrojo, volvio a reir para más enojo de Kaede. Mientras sus carcajadas bajaban de intensidad, se acomodó al révez de lo usual, por lo que su cabeza quedó colgando del asiento y sus pies arrimados al respaldo. Luego de un rato, solo hubo silencio en la habitación.

- Dios! La risa me do mas seeee! – comento al aire Hanamichi.

- Alla’ ay mas! – señalo con la cabeza y un indice tembloroso, hacia la vitrina en un costado de la estancia. Aún tenía cara de molestia por la broma.

Llegó hasta allá según como le indicara el zorro, sentándose en el suelo, pues la “licoreria clandestina” del zorro estaba en una gabeta inferior.

- Fiuuuu!!!! Hay de to’!!! – y comenzó el despliegue etílico en la mesa de centro. Vodka, Ron, Cidra, Tequila, y otras botellas más, en donde solo quedaban restos – de onde salio to eto?

- La última festa que hizo mi’ermano kando vino... – se justifico alzando los hombros.

- Empezaré con eto! – levanto una botella con medio contenido de Vodka – lasstima que no hay jugo... keres algo?

- Ron! – señalo el zorro extendiendo su brazo hacia la botella que ya le alcanzaba un sonriente mono pelirrojo.

Ambos se acomodaron en el sofá, sentados uno al lado del otro con las piernas extendidas y apoyadas en la mesa de centro. Bebían ocasionalmente en silencio. Solo se escuchaba el ir y venir del liquido en las botellas, cada vez que estas eran alzadas para alcanzar las bocas. Cada uno tenía la vista pérdida en algun punto del ventanal que tenían al frente, en donde solamente se veía la negrura de la noche y las siluetas oscuras de los arboles y matorrales del patio trasero. El cielo estaba plagado de estrellas. La vista nocturna era hermosa.

- Esas fotos en el despacho – la voz queda del pelirrojo irrumpió en el tranquilo momento – las tomaste tú? –la pregunta habia sido echa sin segundas intesiones por lo que pudo constatar Kaede al fijar su mira en el pelirrojo que seguía con su vista al frente y bebiendo tan quedo como hasta ahora. Estaba tranquilo, sereno, se notaba a gusto en su asiento, por lo que el pelinegro, entendió que la pregunta habia sido formulada solo para establecer una conversación como amigos. Bueeeno, “disque amigos” (la autora hace el gesto de las comillas con sus dedos).

- Sí, las hice yo - reconoció finalmente.

- ¿Te averguenzan acaso?... ¿por qué reaccionaste así cuando me pillaste adentro?

- No me gustan que toquen mis cosas...

- Eres un egoísta, tus fotos son geniales y tus dibujos tambien... si yo tuviera un talento así me gustaría que la gente supiera...

- Tú quieres fama, do’aho – dijo en tono de reproche, pero sin llegar a ser amenazador.

- A lo mejor...- contesto conforme. Bebió mas alcohol y siguió - pero yo no sería tan egoísta... yo compartiría mi talento con los demás.

- Hablando de compartir...- lanzo un bufido irónico - ¿por qué te negaste tanto a hablar de la muerte de tu padre?.

Hanamichi bajó los pies de la mesa al tiempo que dejaba la botella ya vacia en la misma. Se inclino hacia adelante, apoyando sus brazos en sus rodillas. Rukawa lo miraba de reojo y atento.

- Porque es mi culpa... – Rukawa inconscientemente abrió la boca ante aquella declaración – por mi culpa él murió.

- Si no quieres hablar... – rápidamente trató de frenar el recuerdo, entendiendo que habia metido la pata al tocar otra vez el punto.

- No te preocupes, debo hablar... y tan borrachos estamos que mañana no nos acordaremos de nada – la sonrisa forzada que le dedicó no calmo en nada al pelinegro, sin embargo asintió con la cabeza para que continuara – yo... yo venía llegando de una pelea... habia ganado... en el recibidor estaba tumbado mi padre agarrándose el pecho con dolor... – el gesto compungido, los ojos brillosos al borde del llanto, era demasiado el dolor que expresaba su rostro - yo me asuste mucho... salí de allí para pedir ayuda... pero ellos me interceptaron... eran más... habian ido por ayuda para pegarme... traté de explicarles que mi padre... pero ellos seguían... y yo... – comenzo a tener espasmos, las lágrimas brotaron, temblaba entero y las palabras se le atoraban en la garganta tratando de seguir con su relato, pero no aguanto mucho. Rukawa miró conmocionado como Sakuragi se cubría el rostro con las manos y lloraba con ímpetu.

- Sa...ku... – susurro, el pelirrojo no le oyo, pues nuevamente comenzó a hablar.

- Todo es mi culpa... se fue por mi culpa... – balbuceaba con dolor – si yo no... pero ellos eran más... – eran frases cortadas, sin sentido aparente. Al ojiazul se le recogía cada vez más el corazón, sin embargo estaba desencajado, se sentía contrariado y desconcertado, no sabia qué hacer, cómo actuar, se limitaba a mirarlo mientras el pelirrojo seguía con su llanto.

- Ha... na... – hizo el ademan de abrazarlo, pero no pudo continuar, pues fue el pelirrojo en un impulso quien se aferro él, escondiendo la cara en su pecho.

- Soy un idiota... todo es mi culpa... mi madre me detesta por lo mismo... – el ojiazul correspondio el gesto, cerrando sus brazos alrededor de la temblorosa espalda y apoyando su mejilla en la coronilla de esa cabeza pelirroja – tienes razon... soy un torpe... soy nada...

- Shhhh!! Eso no es cierto – trató de sacarlo de su error, pero el porfeado pelirrojo siguio con sus autoacusaciones.

- Soy un idiota, un imbecil que no sabe hacer nada, siempre me equivoco, siempre cometó errores, no soy nada...

- Callate do’aho... eres un excelente jugador... – sus manos comenzaron a bajar y subir por su espalda para calmarlo y bajar asi su intencidad del llanto.

- Pero no es suficiente... –esta vez si le escucho - ademas desde mi lesión he bajado el rendimiento...

- No es cierto, solo te has vuelto más metódico... más maduro en el juego, ya no eres tan explosivo, ni tan instintivo... eres el mejor en los rebotes...

- Tú crees? – asomó sus ojos mieles del escondite que era el pecho de su compañero, estaban rojos por el llanto que aun no sesaba del todo.

- Claro que sí... tú crees que diría eso a mi mayor rival en Shohoku? – Rukawa le miraba tiernamente.

- Juegas conmigo... – le reprocho golpeándolo levemente en el pecho, pero no se separo de su abrazo. Rukawa tampoco.

Hanamichi siguió llorando en brazos del zorro. Éste le continuo sobando suavemente la espalda para calmarlo.

- ¿Me gustaría saber qué debo hacer con mi vida?. ¿Me gustaria saber qué quiere la gente de mi? – Hana, una vez más tranquilo y borrándose los vestigios de lágrimas con el dorso de su mano, se separó levemente del ojiazul, quedando su rostro a la altura del de el zorro. Éste le miraba con los ojos entreabiertos, al parecer él tambien se habia relajado.

- Zorro... ¿Qué quieres tú de mi?

- ... – el zorro desvio sus ojos hacia un costado, un tanto turbado por la pregunta.

- Zorro... – insistio Hanamichi luego de un rato, con ansiedad de saber la respuesta – ¿Qué quieres tu de m...mmhh – pero se vio interrumpido por la mano del zorro que se apoderó de su nuca, jalándolo intespestivamente hacia él. Sus labios entreabiertos por el asombro fueron apresados apasionadamente. Abrió los ojos desmedidamente al darse cuenta de la intrusión, pero los movimientos precisos y delicados de los labios de Rukawa, lo fueron relajando lentamente, de un momento a otro, consciente o inconscientemente estaba respondiendo al beso. Su labio inferior era succionado con maestría por Kaede, que en un principio acaparó toda la boca del pelirrojo, pero ahora se dedicaba a llevar el ritmo lentamente, marcando la pauta en delicados roces sobres los tembloros labios del número diez.

Su boca era delineada deliciosamente, soltaba gemidos por placer que experimentaba, pero estos morían ahogados en la boca de su compañero. Sentía las manos del ojiazul aferrarse a su cabellera, masajeando su nuca con las yemas de los dedos. Era una sensación súblime, placentera, única. Pero la falta de aire les obligo a separarse, incluso inconsciente y perdido como estaba en la caricia, emitió un gruñido leve cuando los labios de Kaede lo abandonaron, no sin antes jugar con su nariz; luego fijo sus ojos mieles en los azules que le miraban con ensoñación, con intencidad.

- Quiero todo... quiero todo de ti, Hanamichi – fue la respuesta de Kaede Rukawa.




Notas finales:

El siguiente es el final, sé que me odian por dejarla ahí, pero me gusta dejarla en tensión...

Se acabaron mis vagaciones, asi que el final estará para el fin de semana (espero que sea asi)... me estoy preparando mentalmente para volver al trabajo con mis adorados niños... soy profesora...

Me despido hasta el siguiente...

pd: algunos respuestas a sus comentarios no se cargaron, asi que me rendi de pelear y enojarme con la pagina, espero comprendan... AGRADESCO TODOS LOS COMENTARIOS QUE HAN DEJADO...


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).