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El vampiro y el plebeyo por ryuzaki uzumaki

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Notas del capitulo:

Pedradas al final!  leer

Lyumnades criatura de los infiernos, se le conoce como telepata por indagar en tus recuerdos con la facilidad como si de leer se tratase; sin embargo otros han de llamarle camaleonis. Pues al igual que Seiya este podía modificar su apariencia, la única diferencia seria que el castaño podía transformarse en cualquier animal en tanto tuviera conocimiento de los órganos de aquel animal que había decidido, de lo contrario este moriría a causa de la errada anatomía.

Lyumnades podía –prefería- transformarse en distintos seres humanos, bastaba con una ojeada y recrearía su apariencia o incluso su imaginación y crearía una apariencia completamente diferente, ¿Su objetivo? Hyoga, ¿Un plus para agradar a la señorita Kido? Sus acompañantes.

Por lo que sin falta emprendió su búsqueda, no cabe resaltar que su prioridad sería el de cabellos dorados, aun así de tener oportunidad en divertirse con sus compañeros no lo pensaría, pues para un buen trabajo se debe estar relajado ¿Y qué mejor para des estresarse que una sesión de diversión?

Mientras tanto dos monstros estaban en el sendero camino a Yuzen, Esmeralda Kido y Shun; aunque ambos estaban caminando lado a lado se sentían distantes, ¿Cómo no estarlo? Aquella chica fue la que engaño a su hermano mayor, la razón porque este rogo por su vida fue porque tenía moral, y en estos instantes el peliverde se preguntaba si ella tendría aunque sea la mitad.

No se preocupaba de un ataque, pues Seiya les seguía desde las alturas convertido en una disimulada águila, costo bastante reducir su tamaño, pues estaba acostumbrado a lo enorme, el castaño les acompañaba –Escoltaba a Shun- por petición –exigencia- de Ikki, pues así estaría más cómodo –De lo contrario Shun no iría a ningún maldito lado.-

-Gracias.- el silencio se rompió por Esmeralda quien tímida apenas había podido dejar salir su voz.

-¿Cómo?- Pues Shun lamentablemente no había podido entenderle o más bien no identificaba el porqué de su agradecimiento.

-De no ser por tu intervención, yo estaría muerta.- aclaro la señorita quien apenada por sus acciones agacho su cabeza, como si de una niña regañada se tratase –Sabiendo lo que tuve que hacer a tus amigos… y hermano yo no esperaba…- fue interrumpida por la cálida mano de Shun posarse sobre su nuca.

-El pasado está enterrado y algunas veces es mejor así dejarlo, si yo no me angustio por tus decisiones tu mucho menos; lo importante es que ahora has decidido ayudarnos y has admitido que tu hermana esta cegada por la ira eso me alegra.- finalizo el peliverde con una cálida sonrisa, una la cual se atrevería a decir que le recordaba a su hermana mayor Marín.

Llegaron a las orillas del bosque y a entradas de la aldea Yuzen, Seiya decidió aterrizar y poder descansar sus brazos al igual que merendar algo, pues aunque apenas habían sido unas horas estaba agotado del trayecto. –Estoy muerto de hambre.- dijo Seiya entristecido mientras colocaba sus manos cobijando su gruñen to abdomen.

Antes de Shun poder consolarlo, se escuchó el caer de algo, el trio de criaturas se giraron a mirar lo que produjo aquel sonido topándose con un pobre anciano de piel lila a merced del calor, tratando de recuperarse en el suelo. –Oh Dios mío.- dijo Esmeralda mientras se quitaba la caperuza blanca que la cubría del sol colocándola delicadamente sobre la espalda del anciano.

Seiya y Shun no se quedaron atrás, el peliverde saco una cantimplora llena de agua fresca extendiéndosela deprisa al pobre anciano. –Tome, beba cuanto necesite- mientras que el de cabellos color chocolate lo colocaba sobre una banca improvisada con un par de troncos apilados sobre un local.

-Gracias… gra-cias, muchas gra…- el mismo se interrumpió al mirar a los jóvenes, pues Doko debía observar a quien debía entregar su deseo por tan gentiles atenciones, mucha fue su sorpresa cuando se percató de las personas quien lo habían auxiliado -¿Shun?- dijo queriendo cerciorarse de estar correcto, pues si no le fallaba su memoria así había escuchado nombrar uno de los jóvenes al peliverde.

Este le miro confundido, pues el anciano tenía una apariencia tan peculiar que estaría seguro seria incapaz de olvidarlo y aun así no parecía recordarle -¿Ha?- casi de inmediato se giró a ver a los demás acompañantes.

-¿Seira?- pregunto mirando al castaño, este hizo una mueca de decepción, pues estaba incorrecto –Cerca… soy Seiya, ¿Cómo es que conoce a Shun?- sin embargo su pregunta no fue aclarada por un claro asombro -¡Gasp!- inhalo y casi se petrifico el anciano, saltando y protegiendo a ambos muchachos -¡Una Kido!- definitivamente el trio estaba confundido, sabía demasiado.

Entonces Seiya recordó un poco del relato que Shiryu había relatado brevemente -¿Señor Doko?- pregunto, este se giró como contestación, ahora todo estaba claro.

Mientras tanto en una cabaña escondida en Equiem, descansaba un rubio inconsciente entre sabanas azules y cortinas cubiertas por telas negras evitando los rayos solares; un gruñido de dolor se escuchó junto con el despertar de Hyoga, quien incomodo sobo el área de donde provenía el dolor. -¿Dónde…?- dijo al tomar asiento y mirar aquella delicada cabaña donde descansaba. -¿Quién?- se preguntó pues dudaba mucho que él hubiese llegado solo a ese sitio.

Poco tardo en percatase pues su olfato le ayudo a detectar un hedor que conocía de memoria, haciendo ponerse en guardia. –No deberías hacer eso.- dijo una pelirroja saliendo de lo que parecía ser el pasillo con un jarrón blanco que traía agua al igual que unas toallas secas para el golpe.

-¿Qué pretendes?- dijo ofensivo Hyoga mientras no le quitaba la mirada de encima y estaba atento a todo movimiento.

Marín le miro y para sus adentros suspiro, cuantas veces había deseado que le mirase y ahora que lo había conseguido; no estaba conforme con esos orbes molestos y a desconfiados –No te haré daño.- respondió sin más dejando las cosas sobre la cama ahora vacía.

-Viniendo de tu familia es imposible creerlo.- respondió con ironía

-Piensa lo que quieras de mi familia, no estoy orgullosa de ellos de todas formas… -hizo una pausa para mirar al rubio quien aún parecía desconfiar. –Yo no pedí nacer en esa familia, mucho menos ser “esto” tienes el derecho a odiar a Saori, pero no concuerdo que tengas odio a todos cuando solo ella y Pandora te han hecho maldades, yo soy diferente… merezco que me trates antes de dar tan abiertamente tu opinión sobre mi.- Hyoga se anonado completamente, a diferencia de sus hermanas esta parecía estar cuerda. –Si no lo has notado, llevas aquí como mínimo un día, yo te traje, te cuide y cure; créeme si quisiera matarte lo hubiera hecho en esa misma choza y no me hubiera tomado las molestias.-

Ambos se miraron un par de segundos y después Marín se dirigió fuera del cuarto. –Como sea, no te tengo encadenado, si quieres retirarte eres libre de hacerlo. –aclaro la peli roja y después salió por donde había venido.

Hyoga bajo su guardia viendo aquello que había dejado, realmente parecía estar en son de paz, fuese o no fuese como sus hermanas había una cosa en claro; estaba en deuda, salió de aquella habitación y camino por el pequeño pasillo llegando a una pequeña sala de estar y valla que era reducida, pues la cabaña parecía ser apenas para una persona. –Lo siento- dijo frio y cortante. –Te agradezco y pido disculpas por las molestias pero tengo que irme ahora.-

Marin no respondió ni mucho menos evito que se marchara, pues como antes había dicho no lo tenía encadenado. –Pero antes.- hablo una vez más el rubio obteniendo la atención de la mayor de las Kido. –Responde con honestidad, ¿Por qué me salvaste? Pudiste entregarme a tu hermana y todo esto hubiera terminado.- y es que la respuesta era tan fácil para Marín como obvia pero odiaba admitirlo.

-Sera porque…- sin embargo no pudo responder pues un aura exageradamente maligna rodeo los alrededores, ¿Era magina? No, peor aún, era odio. Ambos vampiros corrieron a la ventana para ver de quien se trataba, al no ver nada Marín salió corriendo de aquella cabaña, al estar fuera la vio, la vio parada con una sonrisa pacífica y unos ojos llenos de ternura. –Saori.-  

Notas finales:

disculpen la tardanza... simplemente la universidad es una saori chupa sangre :'v


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