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Trabajo embarazoso por zandaleesol

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Título: Trabajo embarazoso

Disclaimer: Los personajes todos son de propiedad de J.K. Rowling. No percibo beneficio económico por esto.

Parejas: Harry/Draco

Clasificación: R

Advertencias: Post Deathly Hallows. EWE (Sin epílogo) Mpreg. Otras.



Capítulo 5. Nuevas perspectivas



Harry llegaba con algo de retraso esa mañana. No le gustaba ni un poco que esto pasara, pues no quería verse como un irresponsable a los ojos de Malfoy. Pero no se hacía ilusión de que el rubio no hubiese llegado ya a la editorial, pues éste desde el primer día mostró una puntualidad que rayaba en lo enfermizo. No hacía ni dos segundos que se había sentado delante de su escritorio, cuando se le acercó Andy para decirle que el señor Malfoy le llamaba. Maldijo por lo bajo y se levantó al instante para ir a la oficina del rubio.


Golpeó la puerta decididamente y escuchó la voz de Draco que decía: «Adelante». Soltó un poco el aire y entró al despacho. Se quedó estupefacto al saludar al rubio. Éste vestía un impecable traje muggle. Harry no sabía nada de moda, pero al instante intuyó que debía ser carísimo. Jamás se le pasó por la cabeza que Malfoy, sintiendo tanto desprecio por todo lo muggle se animara a utilizar ese tipo de ropa.


-Buenos días, Potter -saludó el rubio con toda normalidad.

-Buenos días.

-Por favor, siéntate.


Harry sin imaginar para qué le había llamado Malfoy, simplemente se limitó a obedecer la orden.


-¿Todo bien? -preguntó el rubio cuando tuvo a Harry sentado por fin en frente.

-Sí claro, todo bien -respondió el de ojos esmeraldas.
Draco asintió con la cabeza.


-Potter, te hice venir porque me gustaría que me ayudarás con un asunto.


En los primeros segundos tras estas palabras Harry no supo qué decir, pero luego se recompuso y habló con tono de lo más normal.


-Ah… bueno, si está dentro de mis posibilidades por supuesto, puedes contar conmigo -respondió.

-El primer día, me dijiste que no tenías un puesto definido aquí dentro de la editorial -le recordó Draco.

-Sí, efectivamente.

-Potter, he pensado que me serías de mucha utilidad en un campo determinado de este negocio.

-Sí, y cuál sería ese campo-preguntó Harry.

-Relaciones Públicas, Potter.


Harry se mordió el labio y arrugó el ceño con gesto de poca convicción.


-Mira Malfoy, la verdad es que… -había empezado el moreno, pero Malfoy le interrumpió.

-Antes de que te niegues Potter, escúchame.

-Está bien, tú mandas -dijo el joven de ojos esmeraldas.


Fue extraño, pero Draco al oír esa respuesta no experimentó satisfacción, por el contrario sintió incomodidad.


-No sé si lo sabrás Potter, pero en cualquier negocio la publicidad y Relaciones Públicas van unidas de la mano. Son imprescindibles, interactúan y se retroalimentan -explicó el rubio -. Necesito transformar esta editorial en un negocio lucrativo, que deje ganancias. Solo de esa forma subsistirá en el tiempo.


Harry solo se limitó a escuchar.


-El negocio editorial está muy alicaído, necesitamos de modo urgente darle un lugar más relevante, y es a ti a quien necesito para eso.

-Mira Malfoy, no quiero desanimarte, pero no creo que yo sea la persona que necesitas para esa tarea. Sé que siempre has pensado que me gusta la fama y todo eso, pero la verdad es que…

-Eso lo pensaba antes Potter, ahora no -se apresuró a responder el rubio.


Harry le devolvió una mirada algo sorprendida y no supo qué decir así que guardó silencio.


-Siguiendo con el asunto anterior me gustaría que supieras algo con respecto a mis negocios -dijo el rubio y luego de una pausa continuó -. El mundo mágico arrastra una crisis económica ya por varios años, eso todos lo saben. Por eso mucha gente especula con respecto a mis negocios, les parece extraño que sean exitosos cuando la mayoría de los que llevan años con negocios abiertos apenas resisten. Hace cinco años, cuando tomé a cargo los asuntos de mi familia, entendí que el único modo de sobrevivir a lo que yo sabía sería un largo periodo de carencias, era haciendo algo radical. Y lo hice. Mis inversiones más importantes no están en el mundo mágico, sino en el muggle.


El moreno no pudo evitar sorprenderse.


-Inversiones en el mundo muggle -dijo incrédulo Harry.

-Sí. Inversiones en empresas lucrativas. La verdad de las cosas es que mis negocios aquí en el mundo mágico, no se sostendrían si no fuera por el respaldo que me da tener esos otros en el mundo muggle. Estoy al tanto de lo que se dice de mí. Para la gente de la comunidad mágica soy un depredador, creo que me llaman «tiburón Malfoy», haciendo alusión a esa peligrosa criatura marina del mundo muggle. Y en cierto modo estoy de acuerdo con aquel sobrenombre. Como dice cierto autor «si el dinero va delante todos los caminos se abren». Es lo que intento hacer, abrir caminos para la comunidad mágica. Deseo que nuestro mundo vuelva ser prosperó como lo era antes del regreso de Voldemort.


Harry intentó disimular, pues él era uno de esos que llamaba a Malfoy, tiburón.


-Gracias a las ganancias que obtengo de mis negocios muggles, puedo sostener los que tengo aquí. De otro modo sería imposible, porque ni aún poseyendo la fortuna más grande del mundo mágico, podría asumir las pérdidas que me ha significado comprar negocios al borde de la quiebra y no es cosa de un día transformarlos en negocios más menos lucrativos, ya que pese a mis esfuerzos no se han recuperado con toda la rapidez que me gustaría.


El moreno miró al joven heredero Malfoy con profundo desconcierto.


-No entiendo Malfoy, y si todo esto no es más que pérdida para ti, ¿por qué lo haces?


Draco se mordió el labio y miró a Harry un tanto inseguro.


-No son una total pérdida, de ser así quizá no lo hubiese dejado hace mucho y porque empecé esto, pues por puro orgullo, Potter -respondió el rubio escuetamente -, por lo menos así fue hace cinco años.

-No te comprendo.

-Ni mis padres ni yo fuimos encarcelados en Azkaban. Luego de las investigaciones y los juicios quedamos libres. Pero eso no hizo las cosas más fáciles. Estábamos marcados para siempre. La alternativa más sensata era marcharnos a otro país y comenzar de cero. Pero yo no estaba dispuesto a hacerlo. Tengo derecho a vivir en el mundo mágico inglés, aquí nací. Y por otra parte, pese a todas mis peroratas de la sangre pura y de magos superiores, entendí finalmente que mis padres y yo tomamos partido del bando equivocado.


Harry no pudo evitar sonreír con cierta ironía y Draco se dio perfecta cuenta.


-Sé lo que estás pensando Potter. Bando equivocado porque Voldemort perdió frente a ti. Pero no me refería a eso.


Harry por supuesto que notó que Draco ya no le llamaba Señor Tenebroso, al mago oscuro.


-No me atrevo a conjeturar qué clase de mundo mágico tendríamos si él hubiese ganado aquella noche -continuó Draco.

-No es tan difícil imaginarlo Malfoy.

-Sí, tienes razón. El dio indicios de lo que sería este mundo bajo su gobierno. Aunque te cueste creerme Potter, yo no quería eso.

-¿Ese fue el motivo por el cual no le dijiste a tu tía que el que había sido atrapado por los Carroñeros era yo? -preguntó Harry.


Por supuesto que Draco tenía muy claro a qué se refería Harry.


-Sí, tal vez fue por eso.


Se hizo un silencio breve, durante el cual tanto Harry como Draco no pudieron evitar recordar aquellos días oscuros.


-Malfoy -llamó el muchacho de ojos esmeraldas -¿por qué estamos hablando de esto ahora?

-Nunca antes se dio la oportunidad. Y creo que nos lo debemos Potter. O por lo menos yo te lo debo a ti.

-No me debes nada Malfoy -dijo Harry con rotundidad.

-Es extraño que siendo yo el que te debe la vida, seas tú quien se siente incómodo con este tema. Debería ser al revés.

-Ya lo dije Malfoy, no me debes nada.

-Regresaste por mí Potter, si eso no es deberte la vida entonces no sé lo que sea.

-Lo hubiese hecho por cualquiera.

-Eso lo tengo muy claro.

-Entonces no le des tanta importancia Malfoy.

-Tú nunca sentiste mucho aprecio por tu vida Potter, te arriesgabas cada dos por tres, pero yo siempre aprecié la mía. Le doy la importancia que tiene.

-No entiendo porque estamos hablando de esto, después de tanto tiempo -insistió el moreno.

-Lo considero necesario para cerrar el pasado definitivamente. Como dice esa expresión muggle, «guardé el hacha de guerra hace mucho tiempo». Espero que tú también lo hagas Potter.

-Lo hice Malfoy, de otro modo no estaría aquí, teniendo esta conversación contigo.


Se miraron a los ojos la nimiedad de un segundo, pero casi enseguida desviaron la vista.


-Para mí el tema está cerrado -dijo el rubio -. Y retomando el asunto anterior, y respondiendo a tu pregunta Potter, decidí invertir en negocios que no me dejaban ninguna ganancia aquí en el mundo mágico, porque pensé que era lo mínimo que podía hacer después de que contribuí en mucho para que nuestra sociedad se hundiera en el caos.

-¿Alguien más sabe esto?

-Mi madre, y ahora tú.

-¿Por qué me lo cuentas?

-Quiero sacar a esta editorial del pozo y me gustaría que me ayudaras. Sé que la mayoría de la gente no confía en mí, pero tú, el más improbable de todos, lo hace.

-¿Por qué estás tan seguro de que confío en ti? -preguntó Harry.


Draco sonrió sin poder evitarlo y Harry pensó que después de conocer al rubio por quince años, era la primera vez que le veía sonreír de verdad y por alguna extraña razón eso le gustó y, sin llegar a formular el pensamiento en forma clara, pensó que Malfoy tenía una bonita sonrisa y que debía mostrarla con más frecuencia.


-Porque es parte de tu naturaleza. Porque si no confiaras en mí Potter, te habrías marchado de aquí el primer día.


Harry sabía que no se había quedado por ese motivo. El rubio podía pensar lo que le diera la gana, pero él tenía muy claro que necesitaba ese empleo. Su economía lo necesitaba.


-Malfoy, realmente has despertado mi curiosidad. Me cuesta imaginarte en el mundo muggle. Pero si tienes inversiones ahí, supongo que sabes bastante de cómo funcionan.


Draco asintió con seriedad, pero sintiéndose muy bien por dentro.


-Tengo una empresa que me asesora en las inversiones. En cuanto a lo demás, lo único que tuve que hacer fue leer historia muggle y aprender a usar la computadora. Tengo buena memoria y aprendo rápido.

-Lo dices de un modo que hace pensar que te resultó muy sencillo, pero lo cierto es que el mundo de los muggles puede ser bastante complejo para un mago.

-Creo que el secreto de mi éxito es que simplemente no cuestiono y tampoco intento comprender, porque tal como has dicho resulta complejo la mayoría de las veces.

-Malfoy, cómo haces para que nadie se dé cuenta de que estos negocios que tienes en el mundo mágico, no son lucrativos.

-El dinero muggle que obtengo por mis inversiones está en una cuenta en el Credit Suisse, el segundo Banco más grande de Suiza con sede en Zurich. Cada tres meses muevo dinero de esa cuenta al Banco Mágico que está en Berna y después lo traspaso a Gringotts.

-Guardas tu dinero en un Banco Suizo, jamás lo hubiese imaginado.

-Te confieso Potter, que al principio desconfiaba absolutamente, para mí el único Banco seguro era Gringotts, custodiado por hechizos y maldiciones. Aunque aquello no fue suficiente para evitar que entraras a la cámara de la loca de Bella -el rubio dijo la última frase con una casi sonrisa.


Harry se miró las manos y Draco tuvo ganas de reírse, pero disimuló.


-¿Qué buscabas exactamente, Potter? -preguntó el rubio.


La pregunta pilló desprevenido a Harry.


-¿Por qué quieres saber? -respondió.

-Bueno, no tienes por qué decírmelo. Supongo que esa historia te incomoda. En ese tiempo todo fue tan extraño.

-Más que extraño, fue difícil.


Draco asintió.


-Es mejor no tocar esos temas, no debí mencionarlo. Voy a concentrarme en el presente que es lo que importa -dijo el rubio -. Es mejor continuar con el tema del trabajo.

-Mencionaste algo de Relaciones Públicas -apoyó Harry, realmente le incomodaba hablar sobre el pasado especialmente con el rubio.

-Sí. Estaba pensando en realizar un evento.

-¿Qué tipo de evento? -preguntó Harry y arrugó el ceño.

-Una gran fiesta.


Harry pensó enseguida que no era una buena idea, así como estaban las cosas en el mundo mágico la gente no estaba de ánimo para una fiesta.


-La verdad no sé si es una buena idea. Malfoy las cosas no van bien para la mayoría de la gente aquí en la comunidad mágica, la cosa no está como para fiestas.

-A eso quiero apuntar exactamente. La gente está sumida en la desesperanza, deprimida. Hace falta un poco de alegría. De que la gente olvide sus problemas.

-Malfoy una fiesta no solucionará los problemas de los magos y brujas de la comunidad. Quizá por un par de horas olviden todo, pero después deben volver a la realidad y eso se hace más duro.

-No estoy pensando en una fiesta para distraer a la gente, sino para levantar esta editorial.

-La verdad no veo como pueda pasar eso.

-Los muggles lo hacen, ¿por qué no nosotros no podríamos?

-¿Los muggles?

-Sí, todo se trata de publicidad Potter, de convencer a la gente de que leyendo un libro pasaran un buen rato, olvidarán por un momento sus problemas. Calidad de vida Potter.


Harry no estaba realmente convencido, pero al ver el brillo de entusiasmo en los ojos grises del rubio, no quiso desalentarlo. Malfoy se esforzaba por algo que no le redituaba. Era probable que su deseo de mantener a flote la editorial, solo tuviese que ver con que no quedase más gente desempleada.


-¿Puedo hacerte una pregunta? -dijo Harry.

-Adelante.

-En los negocios que has adquirido aquí en el mundo mágico, en qué te basas para decidir quién se va y quien se queda trabajando.


Draco no entendió porque Harry le hacía esa pregunta. Consideraba que no venía al caso ya.


-En que me baso -repitió Draco -, pues mi criterio solo lo baso en quien me parece que es prescindible y quien tal vez lo resienta menos si pierde el empleo.

-Como la gente que no está casada y no tiene hijos que alimentar.

-Sí… más o menos.


Harry asintió. Malfoy no le había despedido porque le creía embarazado y con necesidad del empleo más que cualquier otro. Se sintió culpable y avergonzado a partes iguales por su mentira.


-Bueno no sé si soy el más indicado para ayudar a organizar una fiesta, pero allá tú si te quieres arriesgar conmigo -dijo Harry.

-Bien, eso ya es bastante. Estoy seguro que si me ayudas a publicitar esta fiesta la gente se interesará y vendrá.

-¿Pretendes vender libros durante esa fiesta?

-No exactamente. Pero pretendo hacer publicidad y estoy pensando en buscar algún autor que venda libros.

-Alguien como Lockhart.


Draco sonrió.


-Sería estupendo encontrar a alguien que despierte interés y eleve las ventas, pero que sea auténtico. Siempre pensé que ese Lockhart era un soberano fraude.

-Lo era -respondió el moreno con rotundidad.

-En la escuela tuve la impresión de que no te agradaba mucho.


Harry no pudo evitar recordar su segundo curso y cuando el pseudo profesor le había designado como ayudante para que respondiera cartas de sus admiradoras.


-¿Te acuerdas del club del duelo? -preguntó Harry sin pensar.


Draco alzó la ceja un poco sorprendido de que Harry lo mencionara.


-Fue la primera vez que te oí hablar en parsel -recordó el rubio.


Harry miró al rubio de modo extraño. Era un poco tonto, pero le causaba una sensación rara el que Malfoy hubiese fijado en su mente con tanta precisión hechos que se relacionaban con él.


-Hmm… no sabía que lo hacía. Aunque una vez hablé con una serpiente en el Zoo -respondió Harry -, y no me pareció tan extraño.

-Pensabas que todo el mundo iba por ahí, hablando con las serpientes -dijo Draco medio divertido - ¿Todavía lo haces?


En el pasado lo hacía porque llevaba dentro una parte del alma de Voldemort. Después de morir en el Bosque Prohibido, como consecuencia de un sacrificio y, con él, esa parte del alma divida de su enemigo, era probable que de tener una serpiente enfrente ya no podría hablar con ella.


-No lo he intentado. La verdad no lo creo.

-Siempre me pareció muy extraño que fueses precisamente tú quien hablara parsel, el idioma de las serpientes. Bastante contradictorio diría yo.

-Sí, muy extraño -dijo Harry deseando que el rubio cambiara de tema.

-Y volviendo al tema de antes, Lockhart era un fraude, pero sí que vendía libros. Necesitamos a alguien así.

-¿Y supongo que no conoces a nadie?

-No. Lamentablemente aquí en Inglaterra no he sabido de ningún autor que sea exitoso. Estoy pensando en buscar en el extranjero.

-¿Y cómo harás eso?

-Tendré que viajar supongo. Visitar algunas comunidades mágicas. Tal vez Francia, Italia.

-¿Y será un viaje largo? -preguntó el moreno sin pensar.

-Imagino que tardaré a lo menos unas cuantas semanas.


Harry asintió y no se atrevió a preguntar más.


*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*


Harry salió de la oficina de Draco con una sensación un tanto extraña. No fue tan difícil hablar con el rubio, aunque el tema era referente al trabajo. No sabía cómo catalogar esa relación casi cordial que estaban llevando. Parecía que desde que decidió dejar los prejuicios contra su ex compañero de lado, la cosa había ido mejor. Y cada día que pasaba y con lo que veía al rubio esforzarse por sacar las cosas adelante, sobre todo ahora que sabía que aquello no significaba una ganancia para Malfoy, éste empezaba a agradarle y sentía cada vez más cargo de conciencia por estar mintiéndole. Experimentó enojo contra sí mismo por dejarse convencer por Seamus.


Tenía que idear algo para salir de ese aprieto. Aunque discurrir más mentiras no era la mejor opción, estaba seguro que no le traería nada bueno. Pero decirle la verdad al rubio justamente ahora que éste le había considerando para que le ayudase con aquella fiesta, le parecía mala opción. Dejaría pasar el asunto y enseguida le contaría la verdad a Malfoy. Si la cosa iba bien, el rubio le quedaría agradecido y seguro que eso templaría un poco su carácter a la hora de saber toda la verdad.


El resto de la jornada Harry estuvo muy ocupado, yendo de aquí para allá y no volvió a toparse con Malfoy ni una sola vez. El rubio no salió de su oficina en todo el día. Pensó Harry que era probable que se hubiese enfrascado en el asunto de esa fiesta, con toda seguridad al siguiente día le daría alguna noticia sobre el particular.


Después de salir del trabajo justo a las seis, no se fue enseguida a su apartamento. Había quedado con Ron y Hermione. Hacía un buen rato que no se tomaban una noche de relajo y esa noche en que sus amigos estaban bien dispuestos, pues había que aprovecharla.


Se encontraron en un bar muggle que estaba muy de moda. A Ron le gustaba mucho la cerveza muggle.


Besó a la chica castaña en la mejilla y al pelirrojo le palmeó la espalda como siempre.


-Me alegro de que hayan podido venir, hacía un buen rato que no nos reuníamos -dijo Harry mientras se sentaba.

-Esas son las cosas malas de la vida de adulto responsable -respondió Hermione con una sonrisa.

-Y a ti qué tal te va con el odioso Malfoy- preguntó Ron mientras acercaba hacia el moreno una jarra de cerveza que había buscado apenas un minuto antes de que llegara su amigo.

-La verdad no está tan odioso como antes.


Hermione y Ron intercambiaron una mirada de sorpresa.


-Pero el otro día cuando estuviste en La Madriguera, te veías bastante desaminado con el asunto de que Malfoy hubiese comprado la editorial -dijo Hermione.

-Sí, es cierto, pero eso se debió a que estaba complicado con todo el asunto. Para ser honesto todavía lo estoy, pero al menos Malfoy ha cambiado la actitud que tuvo el primer día.

-¿En serio? -preguntó Ron algo incrédulo.

-Sí. A medida que han pasado los días, pues he notado que Malfoy es bastante diferente a como lo recordaba.

-Todos cambiamos -aportó Hermione.

-Estará fingiendo que cambió porque no le queda otra -respondió Ron sin dar crédito a las palabras de su novia.

-No creo que finja, se ve… diferente -dijo Harry.

-Eso sí que no lo creo, tú espera y verás. De seguro que por ahora se mostrará agradable, pero cuando cumpla con su objetivo de apoderarse de todo en el mundo mágico, mostrará su verdadera cara. Esos Malfoy son así.

-Eso es puro prejuicio Ron -le recriminó Hermione.

-Es cierto, pero es completamente justificado -respondió el pelirrojo.

-Yo estoy comenzado a creer que Malfoy cambió de verdad, no es una pose -dijo Harry.

-Ah Harry, tú siempre tan confiado… creyendo que todo el mundo merece una segunda oportunidad -negó Ron.

-¿A caso todos no merecen una oportunidad? -preguntó el de ojos esmeraldas.

-Hay gente y cosas que no cambian Harry, convéncete de eso -fue la respuesta de Ron.


Hermione movió la cabeza en señal de negación. Cuando se trataba de los Malfoy, Ron no daba su brazo a torcer.


-Creo que lo juzgas con demasiada severidad, después de todo, tenía la misma edad que nosotros cuando hizo lo que hizo -señaló la chica castaña.

-A eso me refiero -respondió Ron -, la misma edad, y él decidió estar del lado de los Mortífagos.

-Él no lo decidió Ron -le recordó Harry -. Fue obligado a tomar la Marca. Era eso o morir.

-No creo que la elección le haya resultado difícil en todo caso -persistió el pelirrojo.


Harry y Hermione se miraron y sin decir nada comprendieron que era mejor buscar otro tema de conversación.


-¿Cómo ha ido el trabajo? -preguntó el moreno a su amiga.

-Igual que siempre -contestó ella -. Pero no pierdo la esperanza de que acepten mi solicitud para una nueva ley que pretendo impulsar.

-Estoy seguro de que eres capaz de lograr cualquier cosa -alentó Harry -. Eres más inteligente que el promedio.


Ron iba a comentar algo para alentar las esperanzas de Hermione, pero su vista se desvió hacia un punto en el bar.


-¿Desde cuándo Malfoy frecuenta bares muggles? -preguntó el pelirrojo.


Harry arrugó el ceño, pues aquella pregunta de su amigo carecía de total sentido para él. Pero enseguida desvió su mirada hacia el punto que observaba Ron. Y entonces vio a Draco Malfoy, sentándose en una mesa unos metros más allá. Iba vestido lógicamente con un atuendo muggle, era la segunda vez en el mismo. Harry no sabía nada de moda. Buen vestir y él eran conceptos que nunca habían encajado, pero no pudo evitar darle una mirada apreciativa a la rubia figura de su jefe y, pensar que era imposible que Malfoy luciera tan bien con aquel pantalón gris y esa camisa azul.


-¿El que lo acompaña será mago o muggle? -preguntó la voz de Hermione, y solo entonces Harry reparó en el acompañante del rubio.


El sujeto, joven, aunque quizá un poco mayor que el rubio, vestía casual, pero parecía tan elegantemente como Malfoy. Desde aquella distancia Harry no podía ver si era buenmozo o no, pero se veía bien, eso debía reconocerlo. Una sensación rara se instaló en su interior, como si de pronto le hubiesen dado una mala noticia.


-Oh oh… -murmuró Hermione.


Harry la miró interrogante.


-Malfoy… acaba de mirar hacia acá y, obviamente nos ha reconocido -dijo la chica.


El moreno experimentó un extraño sube y baja en su estómago.



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