Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Trabajo embarazoso por zandaleesol

[Reviews - 34]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Título: Trabajo embarazoso

Disclaimer: Los personajes todos son de propiedad de J.K. Rowling. No percibo beneficio económico por esto.

Parejas: Harry/Draco

Clasificación: R

Advertencias: Post Deathly Hallows. EWE (Sin epílogo) Mpreg. Otras.



Capítulo 15. Visita al Ministerio


Hasta el último segundo Draco dudaba en hacer lo que su amigo le había aconsejado. Creía que con eso desataría la furia de Harry. Sin embargo, no hacer nada podía ser una muestra de debilidad y eso le molestaba más. Además le tentaba la idea de tener al moreno en su casa y verlo a diario. Ahora que sabía que sería padre no quería perderse aquel proceso, quería ser parte de ello. Por otra parte estaba el hecho de que Harry no era cualquier mago, si él hacía tal petición al Wizengamot, era probable que trascendiera y toda la comunidad mágica se enteraría de lo sucedido. A no ser que usara su poder económico para que el asunto se mantuviese en reserva. No le parecía tan imposible.


Eso sí se enfrentaría a Harry. Tal vez era lo último lo que le hacía dudar. Pero, con Harry trabajando en Hogwarts y viviendo en el Londres muggle con el tal Finnigan, difícilmente tendría oportunidad de estar pendiente del embarazo y asegurarse de que no hubiese complicaciones.


Blaise llegó a desayunar con cara de haberse pasado con los tragos.


-¿Dónde estuviste? -preguntó el rubio -. Ni siquiera te oí llegar.

-Fui al Soho en el Londres muggle. No es que me queje, pero de vez en cuando es bueno hacer un poco de vida social -contestó el moreno.

-Y por mi causa no la tienes.

-No estoy diciendo eso. Nuestro grupo se desintegró cuando aún estábamos en Hogwarts.

-Lo recuerdo. Tú no regresaste para el último curso y yo debí huir después de lo sucedido con Dumbledore.

-Fue una época desagradable sin duda.

-Sí -coincidió Draco -, pero también lo fue después de acabar la guerra.

-De quedarte en Francia con tus padres todo hubiese sido más sencillo para ti.

-Sin duda lo hubiese sido. En todo caso no me arrepiento de haber regresado tras esos dos años de ausencia.

-Supongo que las cosas ya estaban más calmadas.

-No fue fácil la verdad. Cuando la gente me veía en Hogsmeade o en el callejón Diagon se apartaban, como si yo fuese a contagiarles con viruela de Dragón o algo peor.

-Nunca me lo contaste.

-¿Para qué? -dijo el rubio encogiéndose de hombros -. En realidad me importaba poco.

-Creo que fuiste valiente, yo no podría haber soportado tanta hostilidad.

-Recuerdo que en el callejón Diagon, por aquel tiempo en varias tiendas se negaron a venderme. Solo faltaba que pusieran un letrero que dijese: «Prohibida la entrada a criaturas indeseables, especialmente ex Mortífagos»

-¡Por Merlín! -se escandalizó Blaise.

-Pero no pudieron conmigo. Tal como dices, solo tenía que marcharme, pero no quise. No iba a darles ese placer a los «magos y brujas decentes».

-Siento que hayas pasado por eso Draco, afortunadamente eso cambió.


Draco sonrió con cierta malicia.


-Sí cambió. He de confesar que fue gratificante salvar de la ruina todas esas tiendas del callejón Diagon, las mismas en que fui tratado como un apestado.

-¿Qué dices?

-Esos mismos que me humillaron, después aceptaron mi oro para salvar sus negocios decadentes por causa de la crisis.

-¿Entonces eres dueño de todas esas tiendas?

-No, no lo soy. Me sentí tentado a quitarles sus negocios a muchos de esos comerciantes. Pero cambié de opinión y fue bueno que lo hiciera, porque la verdad me sentí mucho más gratificado al verles bajar la cabeza y agradecerme.

-Eres retorcido, amigo.

-Gracias por el cumplido -dijo Draco con una amplia sonrisa -. Recordarás a Ollivander.

-Por supuesto, como olvidarlo, en su tienda compramos nuestras primeras varitas.

-Esa fue la primera tienda a la que entré tras mi regreso.

-El viejo Ollivander estuvo encerrado en el sótano de la mansión, Potter lo liberó, tú mismo me lo contaste -señaló el moreno.

-En el instante de cruzar el umbral de su tienda el viejo se me quedó mirando fijamente. Estaba seguro de que me echaría de ahí.

-¿Lo hizo?

-Señor Malfoy, dijo, Espino, veinticinco centímetros, pelo de Unicornio, luego guardó silencio.

-Según sé, Ollivander recuerda cada varita que ha vendido -dijo Blaise.

-Y la mía la recordaba de modo muy especial -señaló el rubio -. Me miró en silencio por un momento y después agregó: «Supe lo que sucedió con su varita. La primera siempre es especial, pero estoy seguro de que podrá encontrar una tan buena como aquella».

-Vaya -fue todo lo que pudo decir Blaise y luego de un breve silencio agregó -. Pero después de cinco años esa hostilidad ya no existe ¿o sí?

-La única diferencia es que antes me demostraban el desprecio abiertamente, ahora fingen que les agrado. Me toleran por mi oro, pero no me quejo.

-Supongo que entre los que fingen no cuentas a Potter.

-Harry es demasiado Gryffindor, no tiene habilidad para fingir.

-¿Harry? ¿Ahora le llamas Harry?

-Hmm… sí. Espera un hijo mío, no puedo llamarle simplemente Potter, ¿no te parece?

-Sí, supongo.


Se hizo un silencio mientras terminaban el café.


-¿Qué harás finalmente con respecto a lo de Potter?

-Si hago esa petición al Wizengamot, se pondrá furioso, pero no hacerlo sería una muestra de debilidad.

-Y Draco Malfoy no puede mostrarse débil frente a Harry Potter.

-La verdad es que eso ya no me importa, no mucho.

-¿Qué, parecer débil?

-Sí.

-Pero si acabas de decir que no presentar la petición sería mostrarte débil.

-Débil con respecto a mi derecho como el otro padre de ese bebé. Es mí deber velar por su bienestar -dijo el rubio -. Podría querer cumplir con su amenaza de desaparecer con mi hijo.

-Es cierto, pero no sé si Potter acepte eso después de lo que has dicho sobre ser una maldición.

-Fue debido a la sorpresa, tendrá que entenderlo.

-Potter es un terco y no te lo pondrá nada fácil, pero estás en tu derecho de evitar que haga la locura de desaparecer con el bebé.

-Y lo haré, no te quepa la menor duda.

-Por otra parte, tarde o temprano la comunidad se enterará -apuntó Blaise.

-Así es, antes o después da lo mismo.


~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*


Harry estuvo preocupado los dos días que siguieron a la visita de Draco en Hogwarts, pero después se olvidó del tema y se relajó. Después de todo el bebé aun no nacía, era muy pronto para hacerse problema por la actitud tomada por el otro padre.


Aquella tarde se reunió con Hermione en Hogsmeade.


-¿Cómo va todo, ya has visitado al sanador en San Mungo? -preguntó Hermione una vez que estuvieron sentados con una jarra de cerveza de mantequilla delante.

-Mañana, estoy seguro que todo va bien, no siento nada extraño, es como si no estuviese embarazado. Me gustaría que fuese una equivocación.

-No digas eso Harry, es horrible.

-Lo siento, pero es la verdad, me gustaría estar feliz, pero no puedo, aún no me hago a la idea. Es como si la vida me estuviera castigando por haberle inventado antes lo del embarazo a Malfoy.

-Sin duda es casi una jugarreta del destino, y que sea Malfoy el otro padre. Pero siendo honestos Harry, tú solito te metiste en ese lio.

-Lo sé. Si solo no hubiese ido a esa fiesta en la editorial.

-Cuando tengas a tu bebé en los brazos todo aquello ya no importará, estoy segura.


Harry no respondió.


-Supongo que a Ron no se le pasa el enojo todavía -dijo Harry cambiando de tema abruptamente.

-El próximo mes es el cumpleaños de Ron, espero que para entonces se haya tranquilizado y celebremos como todos los años.

-Hmm… no lo sé, me parece que no se le pasará tan pronto el enojo.

-Es tan terco, pero tal vez si tú le buscas e intentas hablar con él…

-No, no lo haré. Fue él quien se enojó.

-Harry, intenta comprenderlo un poco. Fue totalmente inesperado que tú y Malfoy… bueno ya sabes a que me refiero.

-La guerra acabó hace mucho, pero Ron aún sigue anclado en el pasado.

-No se trata de eso.

-¿Entonces de qué se trata Hermione?

-Es difícil para él que tú te hayas involucrado con Malfoy, de todos los magos que pudiste escoger… ni siquiera yo lo entiendo del todo.

-Malfoy es un mago como tantos.

-No Harry, no es así, y tú lo sabes muy bien. Malfoy no es un mago cualquiera, nunca lo será.

-Sé que Malfoy cambió -argumentó Harry.

-Tal vez, pero no puedes esperar que Ron sea tan comprensivo, perdió a su hermano en la guerra.

-No lo he olvidado Hermione. Y lamento su pérdida, pero no fue el único. Muchos perdieron a sus seres queridos en aquel tiempo. Mis padres murieron a manos de Voldemort. Sirius murió asesinado por Bellatrix, que precisamente era tía de Malfoy ¿Debo culparlo por eso y por lo que me hizo su padre?

-No he dicho eso.

-A pesar de todas sus tonterías, yo sé que Malfoy no era como su padre.

-Olvidas todo lo que hizo en sexto. Varios fueron víctimas de sus intentos de asesinar a Dumbledore. Ron entre esos.

-Me acuerdo perfectamente. Me pregunto qué hubieses hecho tú en su lugar.


Hermione no supo que responder, porque ciertamente nunca lo había pensado, sus padres no estuvieron en peligro gracias a que ella les envió lejos.


-Entiendo que defiendas al otro padre de tu bebé.

-No se trata de eso, intento ser justo, es todo.


La chica castaña le miró en silencio por un momento.


-¿Qué? -preguntó Harry medio a la defensiva.

-¿Te gusta, verdad?

-¿Quién?

-Ron.

-¿Qué?

-No te hagas Harry, sabes muy bien de quien hablo. Te gusta Malfoy.

-Claro que no.

-Puedes sincerarte conmigo, yo no soy Ron.


Harry se mordió el labio.


-La verdad no lo sé.

-Nadie hace un bebé con alguien que no le gusta o por lo menos eso es lo que yo creo.

-Hermione, yo no planee hacer un bebé con Malfoy.

-Esta bien, no lo planeaste, pero tuviste sexo con él, por lo menos debías sentir atracción.

-Hmm… es atractivo.

-Pero continua siendo un presumido y arrogante.

-A veces me parece más una fachada que otra cosa.

-Oh por favor, Harry, Malfoy es la arrogancia hecha persona.

-Esta bien, sí aún es arrogante, pero por lo menos ahora no es un arrogante cabeza hueca como cuando estábamos en la escuela.

-Ah, entiendo, ahora es un arrogante inteligente, gran cambio.


Harry rodó los ojos en señal de impaciencia.


-Ya, dejémoslo ahí.

-Aún no has respondido mi pregunta, Harry.

-¿Cuál?

-Vamos deja de comportante como un crio, ya estás grandecito.

-Sí, me gusta ¿Estás contenta?

-Mmm… Desde cuándo te gusta.

-No sé, quizá desde que empezamos a llevarnos mejor.

-Es obvio que tú también le gustas -razonó la chica.

-No lo creo.

-¿Cómo que no, y el bebé?

-Aquello fue algo, físico, una atracción momentánea. Ni en mil años podría gustarle a Malfoy.

-No te menosprecies Harry, hay por ahí muchos que matarían por estar contigo.

-Sí claro, Harry Potter, el héroe que acabó con Voldemort -respondió el muchacho con tono mordaz.

-¿Y no fue así?

-Tú sabes que aquello fue más suerte que otra cosa.

-Suerte -dijo la chica con tono recriminatorio -. No fue suerte, decidiste morir para salvarnos a todos.


Harry bebió un sorbo de cerveza de mantequilla para no tener que responder.


~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*


Recordaba perfectamente cuando fue la última vez que pisó el Ministerio de la Magia. Sin duda había pasado mucho tiempo. Los dichosos juicios fueron casi tan espantosos como tener que soportar a Voldemort en su propia casa, y era por causa de ese recuerdo que ni sus padres ni él volvieron a vivir en la mansión. Por supuesto que ahora su situación era muy diferente a la de ocho años atrás. Ahora caminaba por el Atrio recibiendo corteses saludos, no los insultos que debió soportar con apenas dieciocho años. El mundo mágico le toleraba de buen grado porque su oro sustentaba la economía de muchos, quizá demasiados. En tal sentido había ido más lejos que su propio padre, pues éste, en su tiempo compró simpatías y voluntades con donaciones para cuanta cosa se le ocurría al Ministerio. Él, en cinco años se había hecho dueño de muchos negocios como la editorial. No negaba que le agradaba tener ese poder.


Apartó esos pensamientos y se concentró en lo que haría en ese lugar. Tomó el ascensor para dirigirse a las oficinas administrativas del Wizengamot. El asunto a tratar era complicado. Rectificó, era mejor no utilizar la palabra complicación, la cambiaría por delicado. Sí el asunto era delicado.


Fue recibido con mucha cortesía por parte de una asistente que lo condujo al instante donde el secretario administrativo, que sería el encargado de atender la petición que haría Draco. El mago, que le recibió era mayor, de pelo plateado y su sonrisa no era todo lo acogedora que le hubiese gustado al rubio. Siendo el secretario administrativo del tribunal debía recordar a la perfección el suceso del juicio al que fueron sometidos sus padres y él.


-Señor Malfoy, tome asiento -invitó el mago con voz cortés pero distante, luego de saludarlo -. ¿En qué puedo ayudarlo?

-He vendió a hacer una petición de índole legal al tribunal -respondió Draco.

-Entiendo -dijo el hombre mayor, asintiendo cauteloso -. ¿Y concerniente a que sería esa petición?

-Antes de explicarle necesito que me garantice que esto será llevado con absoluta discreción, pues no deseo que mi nombre ni el de la otra persona involucrada esté en boca de la comunidad y mucho menos que se hable de nosotros en el diario El Profeta.


El hombre no pudo ocultar su sorpresa y tampoco su incomodidad antes las palabras del rubio.


-Señor Malfoy, le aseguro que en esta oficina hacemos un trabajo serio, por lo tanto no estamos interesados en que ningún asunto legal de los que nos ocupamos se ventile en El Profeta.

-Con eso me basta.


El hombre se quedó a la espera de que Draco finalmente explicara su petición.


-Quiero hacer una petición de custodia.


El mago miró serio al rubio.


-¿Y sobre qué objeto sería esa petición de custodia? -preguntó imaginando que Draco tendría algún tipo de desavenencia financiera con alguien, pues todos sabían que se dedicaba a quitarles sus propiedades a magos con dificultades de tipo económico.

-No se trata de un objeto, sino de una persona.


El hombre frente a Draco alzó las cejas.


-Sé que en determinadas circunstancias está permitido pedir la custodia de una persona -dijo Draco.

-Sí, generalmente los niños pequeños son los…

-Se trata de una persona adulta en este caso -se adelantó a explicar el rubio.


El mago detrás del escritorio asintió.


-Imagino que esa persona tiene algún tipo de incapacidad y por eso usted solicita su custodia.

-Yo no diría que está incapacitada, pero sí se encuentra en una circunstancia especial.

-Bueno señor Malfoy, es tarea de nuestra oficina evaluar aquello. Aquí se analiza si la persona en cuestión esta incapacitada o no, si es temporal o permanente.

-En este caso es temporal -dijo Draco con tono seco -. Solicito que dicha persona esté bajo mi custodia, pues tengo motivos para creer que podría intentar marcharse del país llevándose algo que es mío.

-Apropiación indebida es un asunto que resolvería mejor la oficina de Aurores, señor Malfoy.

-Yo no he dicho que me haya quitado algo.

-Pero acaba de decir que podría huir del país llevándose algo que le pertenece.

-Se trata de un mago que está embarazado. Naturalmente el hijo que espera es mío y me ha amenazado con marcharse a dónde yo nunca pueda encontrarlo. Me comprende.

-Vaya, sí por supuesto, le entiendo absolutamente. Pero señor Malfoy, pedir custodia por algo así... es digamos, inusual. Quizá sería más sencillo que usted llegase a un acuerdo con el padre de su hijo.

-Si pensara que es posible llegar a un acuerdo con él, no estaría aquí ahora, se lo aseguro.

-¿Está realmente seguro de que este mago sería capaz de huir llevándose a su hijo que aún no nace?

-Absolutamente.

-Está bien, como dije no es usual, pero se permite hacer este tipo de peticiones. Redactaré el documento y usted deberá firmarlo. El otro mago será citado a esta misma oficina para informarle de la petición.

-¿Quién debe resolver la petición?

-Una comisión compuesta por tres magos.


Draco pensó que si era así, muy probablemente su petición sería rechazada, de seguro que todos los magos del Wizengamot adoraban a Harry Potter y a él le detestaban. Jamás resolverían a favor suyo y en contra del moreno de ojos esmeraldas, pero aunque no tuviera ninguna garantía de todas formas seguiría adelante.


El mago comenzó a redactar el documento y cuando llegó a la parte donde debía proporcionarse el nombre el mago por el cual se hacía la petición y, recibió la respuesta por parte del rubio, se quedó paralizado en el primer momento, después levantó la vista del pergamino dejando la pluma suspendida en el aire, mientras una gran gota de tinta emborronaba parte de lo ya escrito.


-Disculpe, ¿ha dicho Harry Potter? -preguntó con cara de idiota según le pareció a Draco.

-Sí -respondió escuetamente el rubio.


El hombre no parecía querer salir de su estupor.


-¿Harry Potter, nuestro héroe… el que venció al Innombrable? -insistió el mago.

-Tengo entendido que es el único Harry Potter que existe aquí en el mundo mágico -respondió Draco con impaciencia.


El hombre parpadeó con rapidez y miró al rubio como si a éste le hubiese brotado repentinamente otra cabeza.


-Bueno… eh… es algo… sorprendente que…

-No es su trabajo sorprenderse señor… -hizo una pausa el rubio para mirar la placa que estaba sobre el escritorio -, Cazell. Usted solo debe redactar la petición.


El hombre reaccionó y recién notó que una mancha de tinta había manchado lo escrito ya. Tomó la varita que guardaba dentro de su túnica e hizo desaparecer la mancha al instante. Continuó escribiendo sin decir otra palabra hasta concluir el documento.


-Debe poner su firma justo donde está escrito su nombre -indicó con tono un tanto seco.


Draco ni se incomodó por el tono. Deseaba acabar cuanto antes y salir de esa oficina. Estampó su firma y enseguida se levantó de la silla.


-¿Cuánto demorará esto? -preguntó fríamente.

-El señor Potter será notificado de inmediato, según lo que él responda el proceso será sometido a la decisión de la comisión de la que le hablé antes. Esto puede tardar una semana como máximo. Ambos serán informados de lo que se resuelva.

-Bien, esperaré entonces -dijo el rubio e inclinando la cabeza -. Buenos días -saludó y salió de la oficina.


Mientras ascendía en el ascensor, iba pensando que tal vez había cometido un grave error. De seguro que la dichosa comisión de magos no acogerían su petición, por tratarse de Harry Potter. En todo caso si resolvían en su contra no se conformaría, aunque tuviese que secuestrar a Harry. Pero quería confiar en que no sería necesario llegar a una medida tan extrema.


~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*


Harry no visitaba el Ministerio muy a menudo. No le agradaba encontrarse con toda esa gente que todavía, a pesar de los años ya transcurridos, le agradecían por su hazaña. Aun sin imaginarse siquiera por qué le habían citado desde la oficina administrativa del Wizengamot, prefirió utilizar un disfraz para no llamar la atención. En cuanto tocó la puerta del secretario esta se abrió y el hombre le miró un tanto desconcertado.


-Buenas tardes, soy Harry Potter, llevo disfraz porque no quería llamar la atención -explicó el joven en tono confidencial.


El mago de apellido Cazell, asintió y le hizo entrar en la oficina. Antes de sentarse tras el escritorio puso un hechizo para insonorizar el lugar. Harry le miró un tanto desconcertado.


-Es una medida de seguridad señor Potter. Este tipo de asuntos los mantenemos en estricta reserva -explicó el mago.


Harry asintió un tanto preocupado, mientras se sentaba en la silla que le indicaba el secretario. Con la varita se quitó el disfraz y después miró al funcionario con atención. El hombre se aclaró la garganta antes de hablar.


-No puedo imaginar siquiera porque me ha citado a esta oficina, la carta que recibí esta mañana no aclaraba nada.

-Sí, lo sé señor Potter.

-Bien, ¿qué sucede?

-Le he citado aquí señor Potter, para informarle de la petición que ha realizado un mago -explicó el hombre de más edad, mientras apoyaba las manos en el escritorio y entrelazaba los dedos -. Esta solicitud es de naturaleza legal, por lo tanto, cumplo con las formalidades al citarlo aquí.

-No le comprendo, ¿qué tengo que ver con eso?

-La petición se refiere a usted, señor Potter.


Harry parpadeó confuso.


-¿No se imagina quién es ese mago? -preguntó el hombre un tanto escéptico.


Harry iba a negar, pero de pronto recordó la amenaza que le había hecho Draco apenas unos días atrás. Bueno tal vez no era una amenaza propiamente tal, sino más bien una advertencia.


-¿Ese mago es Draco Malfoy? -preguntó el moreno.

-Así es señor Potter -respondió el mago -. El señor Malfoy estuvo aquí esta mañana haciendo una petición.


Harry se tensó inevitablemente.


-Entiendo -dijo el moreno -. Entonces usted dirá en qué consiste la petición hecha por el señor Malfoy.

-El señor Malfoy ha solicitado la custodia de… su hijo que aún no nace.


Esta vez Harry abrió la boca estupefacto. No esperaba algo semejante. Cómo Malfoy pretendía tener a un hijo que todavía no nacía, se preguntó el moreno.


-¿Qué demonios pretende ese imbécil? ¿Qué me abra el abdomen en canal y le entregue al bebé?


El hombre se puso pálido al oír al joven héroe. No le hacía gracia tenerle en frente tan enojado.


-Cálmese señor Potter. No se trata de eso.

-¿Entonces de qué está hablando?

-El señor Malfoy, ha dicho que usted podría intentar privarle de sus derechos de padre, huyendo del país, por eso ha pedido la custodia del bebé.

-¡Por Merlín! El bebé no ha nacido aún.

-En este caso aquello no tiene relevancia, señor Potter.

-¿Cómo qué no?

-Señor Potter, le explicaré como funciona esto. El señor Malfoy ha pedido la custodia del bebé, pero como éste aun no nace, si el tribunal la concediera, será usted quien deberá permanecer bajo la tutela del señor Malfoy, hasta que el bebé nazca.

-¿Qué? Eso no puede ser, yo no tengo cinco años para que me pongan bajo tutela de nadie.

-Es el procedimiento señor Potter, y solo si es aceptada -dijo el mago -, personalmente no creo que el tribunal acceda a tal petición.


Harry arrugó el ceño.


-¿Y no acaba de decir que es el procedimiento?

-Sí claro, pero seguramente el tribunal tendrá en cuenta el hecho de que es un Malfoy quien hace la solicitud… y como tiene un pasado cuestionable… -el mago se detuvo abruptamente al notar que las facciones de Harry se endurecían.

-¿Entonces usted está diciendo que los magos decidirán anteponiendo sus prejuicios a la ley?

-Eh… bueno… en realidad -titubeó el mago.

-¿Eso es todo? -preguntó Harry cortante.

-Debe responder a la petición del señor Malfoy, esgrimir los argumentos que tiene para oponerse a lo que él ha solicitado -se apuró en explicar el hombre.


Harry se quedó en silencio, después de un instante se levantó de la silla.


-Aún no redacto su respuesta señor Potter…

-No lo haga, no tengo nada que explicarle al tribunal.

-Pero señor Potter, si usted no responde, ¿cómo podrán tomar una decisión?

-Sinceramente, no me importa lo que decidan.

-Señor Potter, si usted no responde el tribunal accederá a la solicitud del señor Malfoy -dijo el mago con tono recriminatorio.


Harry se encogió de hombros y salió de la oficina sin decir otra palabra.



_____o0o_____

Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).