Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Luna de Otoño por AniBecker

[Reviews - 8]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Gracias por sus comentarios, me hacen muy feliz, millones de gracias :3

Las dudas —que las habrá—, al final del capítulo :)

 

Capítulo IV: Lo que fue y pudo ser

Aomine, junto a sus padres, su hermano y Daisuke, fueron hasta la casa de su infancia. Era una casa de dos plantas, bastante bonita, y estaba tal y cómo la recordaba.

—Daiki, hijo, cómo sólo hay tres habitaciones, duerme con Daisuke. ¿O prefieres dormir con Daichi? —le preguntó a su nieto.

—No te preocupes abuela, no me importa dormir con mi padre —le sonrió.

—¿Qué? ¿No tuve lo suficiente cuándo era pequeño que le daba miedo dormir solo y me invadía la cama? —bromeó mirándolo de reojo para ver su reacción.  

—¡Eso es mentira! Yo no tenía miedo de dormir solo —dijo lo último en un susurro debido a su vergüenza—. Y vaya padre, cualquiera desearía dormir con su hijo…

—No te enojes, fue una broma, una broma —pasó su brazo por el hombro de su hijo—. Aunque sinceramente, sólo espero que haya dos camas, o si hay sólo una, que sea de matrimonio.

—Es cama de matrimonio, listo —resopló Daisuke—. La abuela ya cambió tu habitación, ¿verdad?

—Vaya, entonces ya no será mi cuarto tal y como era antes —murmuró, con cierta nostalgia.

—Oye, Daisuke, ¿por qué no duermes mejor en mi habitación? Deja mejor al amargado de tu padre y dejamos la juventud junta —rio Daichi. El peli azul dudó por unos instantes, pero se le vino a la mente la idea de intentar preguntarle a su tío si sabría algo del pasado de su padre y la madre de Ryoko, por lo que accedió.

—Me gusta la idea, está bien, tú tienes dos camas en tu habitación, y mi padre se mueve mucho y ocupa seguro toda la cama —Daiki sonrió de medio lado, ya que, si estuviera con su hijo, no tendría su mente tanto tiempo libre, y temía en pensar sin parar en Kise.

Tomaron las cosas del menor y las entraron en la habitación, mientras Daiki se metía en la suya. Pensó que estaría completamente cambiada, pero lo único que tenía diferente, era la cama, por el resto, estaba todo exactamente igual a la última vez que estuvo en ella.

Mientras tanto, en la habitación contigua, Daisuke y Daichi se habían puesto al día el uno al otro. Los dos eran más que tío y sobrino. Al ser tan próximos en edad, eran grandes amigos.

—Qué sobrinito, ¿nervioso? Se acerca el gran día y ya no tienes escapatoria.

—Tío, no me vaciles...Aunque, si te digo la verdad, no estoy nervioso. Estoy seguro de esto casi desde que conocí a Ryoko.

—Es una chica estupenda. Me alegro mucho por vosotros... No sé, debe ser algo químico: Ryoko y tú, tu padre y Ki... —entonces, se dio cuenta de que había hablado demasiado.

—Mi padre ¿y quién? ¡sigue, vamos! ¿Quién? La madre de Ryoko, ¿verdad? ¡Estaba seguro!

—No, yo... —no sabía cómo intentar arreglar la metedura de pata.

—Venga, no te hagas el que no sabe ahora ¿qué pasó entre ellos?  

—Pues que estaban en la misma secundaria y equipo de baloncesto y con el paso de los años, la gente rumoreaba que había algo más. Pero yo ya no sé nada más, sólo eso. Pensaba en que, si eso fuese cierto, sería muy curioso.

—¿Seguro que no sabes nada más tío Daichi?

—Seguro. Además, yo ni había nacido —aclaró el mayor—, te recuerdo que me llevo con tu padre más de diez años de diferencia —. Tengo que hablar con Aniki, este sospecha algo y yo casi meto la pata —pensó—. Oye, ¿bajamos a comer?

—Sí, ya desharé las maletas luego —le sonrió, y lo siguió fuera de la habitación—. Este sabe más de lo que cuenta...espero que Ryoko tenga más suerte —pensó Daisuke.

Cuando los chicos salían de la habitación, se encontraron con Daiki, que también iba a bajar a comer.

—Daisuke, ve bajando tú, tengo que darle algo a tu padre.

—Vale, nos vemos abajo —los miró, no muy convencido, y siguió escaleras abajo.  

—¿Qué es eso que quieres darme?

—Nada, es que tengo que decirte algo. Verás, lo siento, yo no quería, pero casi se me escapa que tuviste algo con Kise-san.  

—¡Pero Daichi! —exclamó molesto.

—Lo sé, lo sé...Se me escapó. Pero aún así, tu hijo sospecha algo.  

—¡¿Cómo?!

—No me mires como si quisieras estrangularme, no es culpa mía. No llegué a mencionar a Kise-san y él estaba seguro de que tenía que tratarse de él y quería confirmarlo —Aomine soltó un sonoro suspiro.

—¿Y tú qué has hecho? ¿Qué le has dicho?

—Pues nada, decirle que erais amigos de la secundaria y ex compañeros de equipo, y que en algún momento se rumoreó que podríais ser algo más, pero que nunca pasó de ser un rumor. Así que, si te pregunta, mantén mi versión.

—No tendría que mantener ninguna versión si tu no fueras tan torpe —respondió, con algo de molestia, volviendo a suspirar.

—Perdóname, hermano, yo no tenía intención de decir algo que te comprometiera.  

—No pasa nada. Además, no creo que me vaya a preguntar nada —le sonrió, para que no se sintiera culpable—. Si Daisuke sospecha, seguro que Ryoko también. Me preguntó si Kise le contará lo que pasó —pensaba mientras bajaba junto con su hermano hasta el comedor, donde los esperaban para almorzar.

En casa de la familia Kagami, estaban teniendo un almuerzo muy tranquilo, recordando los viejos tiempos cuándo Ryoko, aún vivía en casa de sus padres. Después de ello, Kise junto a su hija, subieron a la habitación de la chica donde, los dos se quedaron mirando el vestido de novia que colgaba de la lámpara. 

—No me canso de mirarlo mamá.  Es un vestido precioso, ¿verdad? —sonrió, haciendo que el rubio también lo hiciera de vuelta.

—Lo es, y vas a estar preciosa Ryokocchi.

—Oye, ¿por qué nunca me dijiste que conocías al padre de Daisuke?

—Bueno, lo conocí cuándo entramos a la misma secundaria, y estábamos en el equipo de básket, ¿por qué la pregunta? —respondió, con algo de nerviosismo.

—Qué raro... Cuando vio una foto que le enseñé, al verte reaccionó de un modo muy extraño...

—Pues ya te digo que sólo era un viejo compañero, nada más —dijo Kise un poco disgustado—. ¿Qué pretende ese...ese...? —pensó tratando de serenarse para que su hija no lo notase.

—Perdona mami, no quería molestarte. 

—No te preocupes. Estoy tenso con todo lo de la boda. Aún me quedan cosas que organizar, todavía no fui a comprar mi traje, tu padre y hermano ni hablemos, que si tienen trabajo, estudios o entrenamientos… y veo que la boda ya está a la vuelta de la esquina y… 

—Mami, has organizado la boda perfecta tú solo, no te agobies —la rubia lo abrazó—. Tú tampoco quieres hablar del tema, pero estoy segura de que hay algo más. Bueno, puede que sea mejor dejarlo así —pensó Ryoko.

El resto del día transcurrió con normalidad. Por la noche, Daisuke telefoneó su prometida, para darle las buenas noches, no aguantaba más tiempo sin oír al menos su voz.

—¿Qué tal has pasado el día?  

—Muy bien. Tenía ganas de estar en casa...Cariño, si vieras mi vestido.

—¡No digas nada! Dicen que trae mala suerte —se apresuró a decir con rapidez el chico, que ocasionó que su pareja riera.

—Lo que trae mala suerte es que el novio vea a la novia antes de la boda ¡tonto!

—¿Sabes? Esta tarde mi tío Daichi ha dado a entender que entre nuestros padres hubo algo, pero cuando he intentado sonsacarle, me ha dicho que sólo fue un rumor. Aunque sí es cierto que fueron compañeros, amigos, lo que sea.

—Mi madre dice que simplemente fueron compañeros también, pero sé que me oculta algo.

—Creo que nunca lo sabremos, nadie está dispuesto a decir nada. En fin, mi amor, te dejo. Voy a acostarme, mañana he quedado en ir a recoger a mi madre y luego iremos a comer con mi padre.

—Sí, yo también te dejo. Mañana voy de compras con mamá, la tía Satsuki y algunos tíos. Descansa mucho. Te quiero.

—Yo también te quiero —ambos se despidieron con palabras acarameladas y colgaron para irse a descansar.

Al día siguiente, Daisuke tenía que ir a recoger a su madre al hotel dónde se hospedaba, para pasar el día con ella. Después, ambos irían a comer junto con Aomine. 

—Papá, me voy. He quedado con mamá a las doce, después nos vemos, ¿no?

—Vale, sí, nos vemos después en el restaurante para almorzar.

—No te vayas a retrasar, ¿eh? 

—Que no, no seas pesado, vete ya o llegarás tarde —le hizo un gesto con la mano, y el peli azul menor salió de la casa.

..

Por su parte, Ryoko estaba de compras junto a su madre y demás compañía.

—Menos mal que habéis venido Hana-chan, Michuru-chan, Aimi-chan. Me encanta ir de compras, pero ir con estos me es un poco estresante… —se quejó, refiriéndose a su madre, sus tías Satsuki y Alex y a sus tíos Kazunari y Shun.

—Sí, acabarían con cualquiera —sonrió la nombrada. Hana, la primogénita de Kuroko y Momoi, una preciosa adolescente de diecisiete años de cabello celeste y ojos rosados. Aunque se llevaran algunos años de diferencia, eran muy amigas.

—Es de lógica que venir con ellos es horrible, se comportan peor que nosotras —habló una peli negra de ojos verdes, de la misma edad que la anterior, hija de Midorima y Kazunari.

—No entiendo por qué os quejáis tanto, a mí me encanta ir de compras con mi madre —comentó otra pelinegra, de ojos grises. Tenía quince años, y era la única hija —por el momento—, de Himuro e Izuki.

—Claro, cómo tu madre te compra todo lo que pides por ser hija única —se quejó la rubia.

—Te equivocas, primita. En mes y medio, tendré un hermanito.

—¿Es en serio? No me había fijado en la panza de tu madre, oye —ironizó, aunque sonriendo, queriendo saber el motivo de aquello.

—Te has perdido muchas cosas, Ryoko-chan. Fíjate que a estas alturas tener un hermanito…

—Ya, deja de burlarte, es algo que ya me quejé a mis padres, toda la vida queriendo un hermanito y me lo dan demasiado tarde.

—Directamente —se ajustó sus gafas la pelinegra—, que vino de penalti —lo que ocasionó risas generales.

Mientras tanto, las mujeres se probaban infinidad de vestidos, entrando en los probadores con varios de ellos y saliendo para ver cómo le quedaban.

—¿Qué pensáis de este? —preguntó Satsuki, girándose sobre sí misma.

—¡Mamá, estás guapísima! —exclamó Hana.

—Sí, tía Satsuki. Es perfecto

—¿No será demasiado atrevido?  

—¡No digas tonterías! Es como si lo hubieran diseñado pensando en ti —respondió Kazunari.  

—Completamente de acuerdo —lo secundaron las chicas, Kise y Shun— ¡Tienes que comprarlo!

—Verás cuando te vea papá. Se quedará mudo al verte. Que… ¿dónde está? Estaba aquí hace un momento.

—En eso llevas razón, no encuentro más calificativos para tanta belleza —se oyó una voz a sus espaldas, dejando ver a Kuroko con su típico batido de vainilla en la mano.

—¿Dónde estabas, papá? Con qué facilidad te pierdes de la vista.

—Sólo tenía sed y fui por mi batido —se encogió de hombros—. Pero el vestido te sienta genial, Satsuki, deberías comprarlo —hizo sonrojar a la peli rosa.

—Entonces está bien, me lo compro. ¿Y las demás?

—Yo sin duda me llevo este —habló Alex, eligiendo uno con un gran escote y espalda descubierta.

—Yo me llevaré este —dijo Hana, mostrando uno de color azul.

—¡Es precioso! —exclamó Michuru, y mostró ella uno en tono plateado—. Sin duda, yo elijo este.

—¿Y tú, Aimi? —preguntó Ryoko.

—No me decido entre este rojo y este otro rosa.

—El rojo —dijeron a la vez ambas chicas.

—Aimi, si llevas ese vestido, traerás de cabeza a tu padre —comentó Shun, imaginando el momento en el que su esposo pondrá el grito en el cielo en cuanto viera a su hija con ese vestido.

—Papá es un celoso —protestó la chica—, ya soy mayor para llevar este vestido, dime que sí, por favor.

—Precisamente porque eres mayor —sonrió el peli negro—, pero te queda precioso, dejemos que tu padre sufra dolor de cabeza —los dos rieron, contagiando la risa a los demás.

—Bueno, las chicas ya están, ahora faltamos nosotros —dijo Kise.

—Para nosotros es sencillo, a mí me gustó este desde el primer momento.

—A mí me gusta este —señaló Kuroko, ante la negativa de hija y esposa.

—Es muy simple, no me gusta, con este te verás más atractivo.

—Es cierto, Kurokocchi, ese es demasiado simple y feo.

—Yo me rindo, dudo mucho que encuentre alguno para mí —se quejó Shun, pasando su mano por su abultado vientre.

—Seguro que encontramos uno, no te desanimes. Miremos en otra tienda.

Una vez con todos los trajes elegidos, salieron de la zona comercial, encontrándose por la avenida a Daisuke.

—Mira, mamá, es Daisuke —la rubia lo llamó, para que se percatara de su presencia.

—Hijo, creo que te llaman.

—Sí, yo también lo he oído

—¡Cariño, aquí enfrente! —agitó su mano.

—Mira mamá, es Ryoko. Espera, vamos a cruzar —madre e hijo cruzaron hasta dónde se encontraban la chica, acompañada de varias personas.

—No puede ser… —murmuraron todos los demás al ver de quién se trataba la madre de Daisuke, porque sabían perfectamente quién era esa mujer.

—¿Qué haces por aquí? —preguntó, después de saludarla con un efusivo abrazo y tierno beso.

—Estamos de compras, ¿y tú?

—Mi madre vino esta mañana temprano, y hoy pasaré el día con ella y mi padre.

—Buenas tardes —saludó Ryoko a la mujer. La había visto en contadas ocasiones, pero conocía a la madre de su prometido—. Le presento a mi madre, él es Kagami Ryouta.

—¿Riko? —habló Shun, sorprendido.

—Izuki-kun, Kuroko-kun, qué sorpresa.

—Podría decir lo mismo, no sabía que entre Aomine-kun y tú había algo…

—A la vista está que sí, sino Daisuke no existiría —respondió, con nerviosismo ante sus antiguos conocidos.

—No sabía que se conocían —dijo desconcertado el peli azul.

—Bueno… yo era la entrenadora de Seirin.

—¿En serio? ¿Y por qué papá o tú nunca me dijeron?

—Bueno, se nos pasó…

—No me puedo creer que Aomine se metiera con una mujer… bueno, qué digo, no sé por qué me sorprende, si sólo hay que recordar la dichosa tipa esa de la revista —pensó Kise—, pero nunca me imaginé que fuera precisamente con ella.

—Es raro que se metiera precisamente con una mujer de talla pequeña de sujetador —dijo Momoi para sus adentros, al recordar el gusto por los pechos grandes de su amigo de la infancia.

—Bueno… parece que ha sido un encuentro algo extraño —sonrió nervioso Daisuke—. Mamá, papá nos estará esperando en el restaurante. Ryoko, nos vemos luego, ¿de acuerdo? —se acercó a ella y la besó.

—Claro, en la merienda nos vemos.

—Ah… cierto… Aida-san, esta tarde organizo una merienda con partido de básket incluido en mi casa, se lo comenté a Daisuke, espero que puedas venir.

—Eh… claro, encantada, allí estaré. Me alegra haber vuelto a veros —miró a sus excompañeros y jugadores con una sonrisa nostálgica—, veo que formaron sus familias, me alegro. 

—Nos vemos entonces a las cinco —Ryoko y Daisuke se volvieron a besar para despedirse, y los demás también se despidieron de ellos.

Aomine ya llevaba un rato esperando en la puerta del restaurante, por lo que empezó a impacientarse de que madre e hijo no llegasen a la cita.

—Será posible, e dice que sea puntual y resulta que son ellos los que llegan tarde.

—¡Papá! —gritó Daisuke a lo lejos, para llamar la atención de su padre.

—¿Se puede saber dónde estabais metidos? 

—Tranquilízate, Daiki —dijo la castaña—, sigues tan impaciente como siempre.

—Hola Riko. Estás muy guapa —le sonrió dándole un beso y un abrazo.

—¡Qué va! Lo que pasa es que hace mucho que no me ves.

—Y bueno, ¿me vais a decir dónde habéis estado o no? —preguntó abriendo la puerta del restaurante dejando pasar primero a la mujer.

—Es que nos hemos encontrado a Ryoko y a su madre con los demás.  

—Sí, son muy simpáticas. Me han invitado a una merienda esta tarde, con partido incluido. ¡Vaya! —exclamó de repente, haciendo que ambos hombres la miraran.

—¿Qué pasa mamá?  

—Que no les he preguntado si Ryo y Kumi pueden venir conmigo.

—No creo que haya problema. Pero si te quedas más tranquila, voy a llamar a Ryoko para preguntarle.

Daisuke salió nuevamente del restaurante, mientras el maître los llevó hasta la mesa reservada.

—¿Desean los señores que les tome nota?

—Esperaremos unos minutos, gracias.

—¿Sabes? La cara que ha puesto tu Ryouta al verme ha sido un auténtico poema. Bueno, él y todos.

—No es nada mío Riko, no lo olvides —le corrigió.

—Ya claro.

—No empieces...

—No empiezo. Aún tienes algo pendiente con él, admítelo, por eso te pones así.

—Eso no es asunto tuyo —respondió, con molestia en su voz.

—No, no lo es tienes razón, pero sólo espero que sepas lo que haces.

—Ya soy mayorcito —protestó, terminándose por molestar.

—A veces no lo parece —dijo la castaña, y de repente, sonrió.

—¿De qué te ríes?

—De nada. Me ha resultado muy curioso yo, que fui la señora Aomine, he estado frente al que pudo ser señor Aomine, qué tontería ¿no?   

—Bueno, el caso es que ninguno de los dos sois lo sois.

—¿Le has hablado a Daisuke de lo que sucedió entre Kise-kun y tú?

—No, y prefiero no hacerlo. Sé que sospecha algo, pero si se entera no sé cómo podría afectarles ni las consecuencias que podría tener en él y en Ryoko.

—Quizá sea lo mejor.

—Sí, además aquello ya no importa. El Kise al que yo amaba tanto ya no existe. Ahora sólo veo a un ser detestable que pagará por todo el daño que me ha hecho —dijo con tono serio en su voz.

—Tú verás, pero creo que lo estás sacando todo de quicio. Él también sufrió con todo aquello y no creo que hacerle más daño tenga mucho sentido. Cada uno rehízo su vida, y creo que lo que a ti realmente te molesta es que él fue capaz de seguir adelante mientras que a ti te ha sido imposible olvidarlo —lo desafió.  

—No me importa lo que tengas que decir. Hace años no me escuchó, pero esta vez tendrá que hacerlo. Dejemos el tema, Daisuke acaba de entrar —dijo al ver a su hijo aparecer nuevamente por la puerta.

—¿De qué hablabais?

—De ti —le sonrió—, pronto mi pequeño será un hombre casado. Menos mal que aún me queda Kumi-chan.

—Por cierto, Ryoko me ha dicho que Ryo-san y mi hermanita también pueden venir y que no hacía falta ni preguntarlo.

—¡Qué encanto!

—Mejor, hacía tiempo que no veía a Ryo, tengo ganas de saludarlo —dijo Aomine sonriendo.

—Hoy será un gran día mamá. Qué digo... ¡toda esta semana lo será!

—Claro hijo. Hoy será uno de los tantos días inolvidables que están por venir —murmuró de forma irónica el peli azul, que no pasó desapercibido por Riko, quién le regañó con la mirada.

 

 

 

 

 

 

 

Notas finales:

Aclaraciones: 

Sí, Aomine estuvo con Riko, pero como se vio, ya no están juntos y Riko tiene su familia. El porqué de cómo estuvieron juntos, ya se sabrá...

No sabía a quién poner con quién estuvo Aomine, y quise que fuera alguien que impactara, primero pensé en poner a Nijimura, pero al final elegí mejor a Riko, por haber sido entrenadora de Seirin. 

Sí, ese Ryo sí es Sakurai. No quería poner un OC y no se me ocurría qué personaje poner. Pensé en Hyuga pero con la cercanía de Seirin y demás lo descarté. Además, quise poner a alguien cercano a Aomine, e Imayoshi no me gustó, y Wakamatsu ya había salido, así que me decanté por Ryo. 

Lo siento si hay alguien a quién lo le guste, para consuelo, es una pareja intranscendente en la historia. 

Gracias por leer :) 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).