Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Luna de Otoño por AniBecker

[Reviews - 8]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Capítulo V: Las versiones de Kagami y Riko

Después de la comida, Daiki, Daisuke y Riko fueron a recoger al hotel dónde se hospedaba la castaña a Sakurai, su esposo y a su hija para la merienda.

—Pensé que ya no venían —dijo Ryo en la puerta del hotel—. ¿Qué tal estáis, Daiki-san, Daisuke-kun?

—Perdona, nos retrasamos un poco.  

—Deseando que llegue el torneo —respondió Aomine en un todo malicioso.

—No tienes remedio, ¿verdad? No vayas a hacer de las tuyas —Riko suspiró, no se fiaba de lo que fuera a hacer en aquella reunión.

—¿Qué es lo que pasa? —preguntó el ex escolta de Too sin comprender.

—Nada, nada, este hombre, que es un niño pequeño —comentó Aida con la venita saltada, pero sin decir nada más, ya que su hijo se encontraba delante.

—¡Hola! —intervino una niña castaña—. ¿Ya se olvidaron de mí?

—Hola Kumi, preciosa —se agachó a su altura el moreno para abrazarla— Ryo, es idéntica a ti.

—¿Y yo qué? Es mi hermanita —dijo Daisuke haciendo que su padre soltara a la niña.

—Y yo su tío querido, ¿verdad?

—¿Por qué te atribuyes “tío querido”?

—¡Me hacen daño! —se quejó la pequeña.

—¿Se puede comportar cómo adultos? —se exasperó la ex entrenadora de Seirin mirándolos. Los dos pararon y la pequeña Kumi pudo respirar en paz—. Bien, ¿nos vamos? Se nos hace tarde.

—Tienes razón, mejor irnos ya —todos tomaron rumbo a la casa de la familia Kagami.

..

Allí en la casa de los Kagami, estaban llegando los demás invitados. Entre ellos, llegaron Kuroko con Satsuki y sus dos hijos, Hana y el más pequeño, de diez años, Nao, con cabellos rosados y ojos celestes.

También se encontraban allí Himuro, el eterno hermano de Kagami, junto con Izuki y Aimi, y cómo no, Alex. Takao y Midorima, con sus gemelos, Michuru y Satoshi, con diecisiete, y Takumi, de nueve, de cabellos verdes y ojos del mismo color, con gafas y la obsesión por los horóscopos.

Murasakibara y Akashi, que también tenían a sus gemelos, Seiji y Seiki, de diecinueve años, ambos idénticos a Seijuro menos en sus ojos, y la pequeña Shiori de siete, con el cabello y ojos de su padre, y un gusto peculiar por los dulces.

Tampoco faltó a la reunión el excapitán y senpai de Kise en Kaijo; Kasamatsu, junto a su esposa Maiko, y sus dos hijos, Takeo, el mayor con cinco años, y el pequeño, Shiro con tres.

Y, por último, algunos miembros de Seirin; Hyuga, junto con su esposa Asuna, y Kiyoshi y Hanamiya, con su único hijo, Seitaro de dieciocho años, idéntico a su padre, pero con la personalidad del ex miembro de Kirisaki Daichi.

Por la puerta, acababa de entrar Daichi, el hermano de Daiki, quién se acercó al grupo a saludar, acompañado por Ryouta.

—¿Y tu hermano y sobrino?

—Han tenido que recoger al marido de la madre de Daisuke y su hermanita al hotel dónde se hospedan, estarán al llegar.

El rubio, que no estaba muy alejado de ellos, escuchó la conversación.

—Así que Aomine y Aida no están casados… por eso ayer no los vi juntos… —pensó.

Los que faltaban por llegar, hicieron por fin acto de presencia. Ryoko, que los había visto llegar desde la ventana, bajó corriendo las escaleras para recibir a Daisuke.

—¡Hola cariño!

—Hola Ryoko, mi amor, te he echado de menos.

Después, la rubia saludó a Daiki y Riko, y el peli azul menor le presentó a Ryo y Kumi. 

—¿Esta es tu novia? Eres muy guapa. Me llamo Kumi —dijo la niña sonriéndole.

—Gracias. ¿Sabes? dentro de poco seremos hermanas. 

—¡Qué bien! ¡siempre quise tener una hermanita!

—Pasad por favor, mis padres están en el salón. ¡Ah, Daiki! Taisei me ha dicho que salieras al jardín en cuanto llegaras.

—Bien, pues luego nos vemos —y besando cariñosamente a Ryoko, se fue en busca de sus amigos.

La rubia condujo a los demás al salón. Kise, nada más ver a los recién llegados, fue a saludar. 

—¿Cómo estás Aida-san?

—Bien gracias, pero puedes decirme Riko. Mira, te presento a mi esposo, Ryo, ¿lo recuerdas?

—Ah, ya me acuerdo de ti, claro que sí, tú jugabas también en Too.

—Así es, muchas gracias por invitarnos —respondió el castaño.

—¿Y esta señorita?

—Es mi hija Kumiko, pero todos la llamamos Kumi.

—Hola Kumi —dijo Kise dándole un beso a la niña.

—¡Hola! ¿sabes? tú también eres muy guapo, como Ryoko, se parecen mucho —el rubio sonrió.

—Gracias, qué linda eres.

—Hola Kise ¿para mí no hay beso?

—Hola Aomine. Veo que sigues tan payaso como siempre. Venid, os presentaré a los demás —el moreno se sorprendió, de cómo a él le había quitado ese irritante cchi al final de su apellido.

Riko siguió al rubio después de lanzarle una mirada asesina a Daiki, pero él no le dio la menor importancia y siguió a lo suyo. Uno a uno, Riko y Ryo fueron saludando a todos los invitados, siendo los de Seirin, los más sorprendidos de ver que ella, estuvo con Aomine. Hasta que llegó el momento de Kagami.

—Taigacchi, mira quién es la madre de Daisuke —el pelirrojo se quedó de piedra, al ver a su exentrenadora.

—No puede ser, ¿Riko-san? No me puedo creer que tú hayas estado con Aomine, me sorprende bastante.

—Así han sido las cosas —sonrió, nerviosa—, aunque veo que me he ganado el odio de Seirin.

—¿Por qué dices eso?

—Sólo hay que ver cómo me miran. Daiki aquí es odiado por todos vosotros, y parece ser que no ha sentado muy bien que yo haya estado con él.

—De eso nada, no es que les haya sentado mal, sólo están sorprendidos, cómo yo, nada más —la animó. Quería seguir hablando con ella, pero Ryouta lo llamó para pedirle que le ayudara con algunas cosas—. Tú no te sientas cohibida por mí ni por ellos, siéntete cómo en tu casa.

—Gracias, Kagami-kun —le sonrió.

..

Aomine se acercó con cierto temor, a Satsuki y Kuroko, que estaban conversando. Era probable que cuándo los saludaran, ambos le ignoraran o reprocharan, sobre todo Satsuki, que es muy amiga de Kise.

—Eh… Hola chicos, cuánto tiempo —saludó titubeante. Los dos se giraron para verle.

—Hola Aomine-kun, veo que por fin te apareces por aquí —lo saludó la peli rosa, sorprendiéndole cómo ya no usaba su cariñoso Dai-chan con él. Se notaba de lo más distante—. Tetsu, voy a ver si necesitan ayuda en la cocina —se alejó sin querer mantener una conversación con el moreno.

—¿Qué tal, Aomine-kun? —habló el peli celeste, con su típico tono de voz.

—Eh… Bien… Más o menos —no sabía cómo responder a las actitudes de sus viejos amigos—-. ¿Y tú? —la ex sombra le extendió los brazos, esperando un abrazo como saludo.  

 —Muy bien, he estado muy bien —se separó de él.

—¿No me odias? —preguntó con intriga. – Eres muy amigo de Kise, porque veo que Satsuki ni me quiere dirigir la palabra —suspiró, con cierta tristeza por el rechazo de su amiga de la infancia—. Que por cierto, veo que os habéis casado, felicidades.

—No te odio. He de confesar que cierto enojo siendo hacia ti por lo que le hiciste a Kise-kun —suspiró—, y no quiero que se sienta mal al respecto, no es cuestión de organizar un escándalo.

Aomine sonrió de medio lado, se notaba que el peli celeste estaba haciendo un esfuerzo por dirigirle la palabra. Todos se habían puesto del lado de Kise, y nadie estaba a gusto con su presencia.

—No te preocupes, me… me ha dado gusto de verte, y que estés con Satsuki, cuídala.

—De eso ni lo dudes, me enseñaron cómo se debe tratar a las personas —el moreno desvió su mirada y, con las manos en los bolsillos, se alejó de su antigua ex sombra.  

..

La tarde empezó a pasar lentamente, y la merienda estaba siendo muy agradable para todo el mundo. Para todos menos para Aomine, que veía cómo sus antiguos amigos de la Kiseki no Sedai, lo miraban con resentimiento. Sólo lo saludaron y ya está, por cortesía.

—¿Aburrido tal vez? —preguntó Sakurai a sus espaldas.

—Un poco. Creo que fue un error venir —se dejó caer para apoyarse sobre una barandilla del jardín—. Yo pensaba que esto iba a ser más divertido.

—Pues por una parte me alegro de que te aburras. Porque eso quiere decir que no estás haciendo de las tuyas. Ya me contó Riko-san… ¿Qué tenías en mente hacer, que tenías tantas ganas de venir?

—¿Yo? Nada —dijo posando su mirada en el grupo de los que antes, eran sus amigos—. Duele un poco ser rechazado y odiado por todos. Kagami seguro los alimentó bien en mi contra.

—Puede que Kagami-san no hiciera nada, y quizá fuiste tú con tus actos quién hiciste encontrarte con esto. Tienes una conversación pendiente con él, ¿no? —Aomine asintió.

—Así es. Me debe dar muchas explicaciones. Y también, todavía tiene que escuchar muchos reclamos y reproches míos. He esperado por mucho.  

—Sólo espero que cuándo llegue ese momento, no te pases. Estás dolido, y mucho, pero no se te puede ir de las manos ese encuentro —comentó el castaño mirándolo fijamente.  

—No sé cómo reaccione cuándo lo tenga delante cara a cara.

—Bueno, dejemos de hablar de ello, intentémoslo pasar bien, ¿no crees?  

—Así es —hizo una sonrisa fingida que ni él mismo se creyó.

 ..

Para Kise tampoco era nada cómoda la merienda, ya que, nada más con la presencia de Daiki, ya era demasiado para él. Pero quería hacerse el fuerte. Debía. Había meditado demasiado, había alimentado bien su odio hacia él durante estos años.

Él, sentado con la mayoría de donceles y mujeres de la reunión, tomando café y pastas, veía desde su posición cómo Aomine estaba más aislado del grupo, solo, después de que el castaño antiguo compañero de equipo se alejara. Por unos instantes sintió pena de verlo solo, todo el mundo, aunque lo había saludado, había seguido a lo suyo y no se habían vuelto a acercar a él.

Desechó en seguida esos pensamientos al recordar el motivo por el que todo el mundo, lo trataba así. Él mismo se lo había buscado, haciéndolo sufrir de esa manera. Eso era sólo, un pequeño castigo, que ni se asemeja ni llega a la cuarta parte del dolor que sintió al sentirse traicionado y engañado por él.

Para Kagami tampoco era fácil la presencia de Aomine. Veía a Ryouta y podía notar cómo se ponía tenso y nervioso sólo porque él se encontraba a escasos metros del rubio. Quería borrar de su mente todos esos pensamientos que lo atormentaban, pensando que Kise aún sentía, muy dentro suyo, algo por Daiki.

Por primera vez en su vida, dudaba y sentía miedo del amor que sentía la ex copia perfecta por él. De su matrimonio y de su vida junto a él. Sus pensamientos fueron interrumpidos cuándo alguien se acercó a él. Se sorprendió de ver que se trataba de Riko.  

—Gracias por la invitación, Kagami-kun.

—¿Estás más cómoda ahora? No te han dicho nada los chicos, ¿verdad?

—Claro que no, y así fuera, sé defenderme perfectamente, no dejaría que fueran groseros conmigo —respondió, sonriendo.

—Eso está bien —le devolvió la sonrisa—. Aunque parece que para todo el mundo no está siendo un buen rato.

—¿Te refieres a Daiki o a ti mismo? —el pelirrojo giró su rostro para mirarla, sorprendido.

—Bueno… la verdad…

—No hace falta que contestes —lo cortó—. Entiendo que no quieras contarme nada con respecto a ti o Kise-kun por la relación que tengo con Daiki.

—¿Puedo hacerte una pregunta? Si no es de mucha incomodidad.

—Claro, adelante.

—¿Cómo acabaste con Aomine?

—Después de terminar la preparatoria, quise estudiar la misma carrera deportiva que mi padre, pero aparte, quería poder servir de ayuda también a los deportistas, por lo que hice una especialidad de asistencia social.

A mi padre le ofrecieron un contrato deportivo, para entrenar un equipo de baloncesto universitario muy famoso de Estados Unidos, por lo que quise irme junto a él a terminar allí mi carrera. Durante mi estancia allí, me encontré con Daiki, estaba pasando una mala racha. Se había vuelto adicto al alcohol e iba de fiesta en fiesta. Estaba descuidando sus entrenamientos y peligraba seriamente el contrato que había firmado con un equipo famoso. Así que su mentor, quién lo incitó a marcharse allí, se puso en contacto con nosotros y me asignaron su caso. Así empezó todo.

—¿Aomine convertido en un borracho? Me cuesta creerlo...

—Pues así fue. Al principio se negaba a aceptar la ayuda. Estaba tan hundido en su propia miseria que se negaba a luchar. Pero, una vez que aceptó qué fue lo que le llevó a beber, todo fue más fácil.

—Me imagino cuál fue la razón... —murmuró el pelirrojo.

—Seguro que sí. Le mataba la culpa por haber perdido a Kise-kun y, en vez de asumir sus propios errores, eligió evadirse de ellos. Sufrió mucho y no fue un camino de rosas, pero se recuperó y volvió a ocupar el lugar que le correspondía. Gracias al tiempo que pasamos juntos con la terapia, nos cogimos mucho cariño.  Aun habiendo mejorado su situación, él renunció a ese equipo y, poco tiempo después, fue fichado por el Cleveland. No pasó mucho tiempo cuándo también a mí me trasladaron allí. Empezamos a vernos, la relación fue a más y nos casamos. Fuimos muy felices juntos, y la prueba de cuánto nos quisimos es Daisuke.

—¿Y qué pasó?

—Nos queríamos, pero no fue suficiente. El corazón de Daiki sólo le pertenece a una persona. Siempre lo ha querido y siempre lo querrá. El día que lo comprendió, se sinceró del todo conmigo y, entonces, creo que yo también entendí que nuestro momento había pasado. Nos divorciamos cuando Daisuke tenía diez años, pero somos buenos amigos y tenemos una relación excelente. Unos años después, Ryo visitó a Aomine y estuvo un tiempo allí. Con el paso del tiempo, nos enamoramos y nos casamos. Ahora sí que estoy segura de haber encontrado al hombre de mi vida.

—¿Crees que Aomine aún quiere a Ryouta? ¿De verdad lo crees?

—Kagami-kun yo...no quería ofenderte yo sólo...

—Escúchame bien, Ryouta también sufrió mucho y si él realmente lo hubiera querido no habría sido tan cabrón y si lo quisiera todavía, no vendría pretendiendo vete tú a saber qué...Tú sólo conoces la versión de Aomine, nada más.

—Pues entonces, dame otra versión —le dijo cruzándose de brazos.

—Está bien. Oye, siento haberme puesto así, pero...

—No importa, tú quieres a Kise-kun, lo entiendo. Te escucho —le animó a que empezara con su historia.

—Aunque hubiéramos entrado a la universidad, y todos nos separamos y empezamos a crear nuestro camino, seguíamos quedando de vez en cuando para jugar a básket. Ese día, nos extrañamos cómo Kise no se presentó, y menos sin que nos avisara. Pensábamos que le había salido un contrato comercial de última hora y se le hizo imposible avisarnos, pero cuándo vimos llegar a Aomine, que se suponía que estaba en América, preguntando por Kise, nos empezamos a preocupar.  

—¿Y qué pasó?

—Todos fuimos a buscarlo, no sabíamos qué había pasado entre ellos, pero tenía que ser algo muy gordo cuándo Aomine vino hasta aquí, y más, tan desesperado.  Nos dividimos para encontrarle, y precisamente fui yo quién lo encontró, sentado en la barandilla de un mirador…

 

Flashback

—¡Kise! ¿Se puede saber qué haces?

—Kagamicchi... — el rubio giró la cabeza hacia él, con sus mejillas completamente empapadas de lágrimas.  

—Bájate de ahí por favor. No sé lo que te ha podido pasar, pero no merece la pena que hagas una locura.

—¿Eso crees? —dijo ahogando un sollozo, y le lanzó al pelirrojo la revista.

—¡Maldito bastardo! —exclamó enojado, mientras leía la noticia.

—¿Y sabes qué? Encima dice que no es nada y hasta me ha pedido que me case con él —Kise empezó a llorar con más fuerza—. Lo que más me duele no es que se haya acostado con otra persona, con una mujer… lo que me duele es que me ha engañado durante todo este tiempo y ni siquiera ha tenido el valor de reconocerlo.

—Kise, escucha —habló Kagami tirando la revista y acercándose a él—. Aomine no merece la pena, no puedes permitir que te lleve a cometer una locura. El Kise que yo conozco nunca tomaría una decisión tan cobarde.

—Kagamicchi… —susurró el ex siete de Kaijo, dándose la vuelta hacia él.  

—Dame la mano. Como sigas haciendo el tonto, te vas a caer —le dio la mano y él tiró del rubio haciéndolo caer en sus brazos.

—Escúchame bien, por muy difíciles que te parezcan las cosas, por muy mal que te sientas, yo siempre estaré ahí para ti, y nunca te dejaré caer. Te lo prometo.

Al oír aquellas palabras, Kise volvió a llorar de nuevo con mucha fuerza, escondiendo su cara en el pecho del tigre de Seirin.  

—Desahógate tranquilo, te llevaré hasta tu casa.  

FIN DEL FLASHBACK

 

—Cuando volvíamos, me encontré con Kuroko y Momoi, que estaban lo estaban buscando. Me acompañaron hasta su casa y nos quedamos con él hasta que, cuando ya no le quedaron más fuerzas para seguir llorando, se durmió. Después de aquello, Kuroko se encargó de mantenerlo lejos de Aomine.

—Pobre Kise-kun, él también estuvo a punto de perder el rumbo.

—Sí, y de hecho durante un tiempo así fue. Se convirtió en un alma en pena, pero yo le prometí no dejarlo caer jamás y no lo hice.

—¿Desde cuándo lo querías?

—Creo que desde siempre, desde el momento que lo vi, pero cuándo terminé por conocer a la Kiseki no Sedai, y sobre todo en el partido que jugaron el Too contra el Kaijo, supuse que ellos dos tenían algo. Kuroko me lo corroboró, que desde la época de Teiko, Aomine fue quién impulsó a Ryouta a jugar al baloncesto, y que éste lo admiraba. Creo que nunca admití que estaba enamorado de Ryouta porque pensaba que no tenía ninguna oportunidad, aunque viera que la relación de ellos era un tanto extraña.

—Es curioso —interrumpió Riko, sonriéndole—, los dos salvamos a los protagonistas de la historia.

—Así fue. Hasta que se recuperó, no dejé de visitarlo. Poco a poco, él también empezó a venir a visitarme a mí y, lo que en principio era amistad, pasó a ser algo más y empezamos a salir juntos y bueno...el resto es historia. Sé que Ryouta me quiere, tanto como yo a él, y no voy a permitir que el tipejo ese vuelva a hacerle daño —respondió, con seguridad.  

—¡Taigacchi entra, todos te esperan! —gritó desde el otro extremo del jardín—. ¿No ibas a organizar el partido?

—¡Ya voy! Bueno Riko… me tengo que ir. Me esperan para organizar todo.  

—Buena suerte —le sonrió.

—Gracias —le devolvió la sonrisa, alejándose de la castaña.

—Espero que Daiki haga caso a mi consejo y se ande con cuidado. El tigre ha afilado las garras —pensó Aida, y ella también se acercó al lugar dónde todos estaban reunidos.  

 

 

 

 

 

 

 

Notas finales:

Ya se sabe la versión de Aomine, de Kagami y Riko, pero todavía falta la del propio Kise, que se verá más adelante. Aún quedan algunas dudas y secretos por revelar...

Gracias por leer :) 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).