Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

"Esclavo de tu amor" por ShineeLuhan

[Reviews - 321]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Holas holas queridas amantes del yaoi

 

Acá me tienen con una entrega más de esta infartante pero apasionada historia. Espero que el nuevo capítulo les guste mucho, ya que tendrá muchas sorpresas inesperadas. Disfruten con la lectura.

 

Gracias por sus alentadores comentarios. Los volví a contestar todos. Espero lo sigan haciendo hasta el final de la historia. Y que más lectoras se sumen a la causa.

 

 

CAPITULO VEINTIOCHO

 

 

 

Rowen había pensado en otra razón que podía inducir a William a llamarlo ante su presencia. La idea lo había atemorizado toda la jornada, pero era muy posible; no, probable. William podía haber visto a Alexander apostado en las murallas, y haberlo identificado. Quizá lo llamaba con el fin de que él afrontase su cólera más sombría, su expresión más cruel. Quizá deseara vengarse otra vez, tal vez incluso usarlo contra Alexander, torturarlo frente a las murallas, ahorcarlo. No, no, William no haría tal cosa. Pero entonces recordaba los latigazos recibidos por Beatrix. Y la mazmorra. Recordaba que lo había encadenado a la cama- bien, en realidad eso no había sido tan desagradable pero ese castigo…

 

Tenía tanto miedo cuando llegó al campamento que rodeaba Ambray, que apenas vio el castillo silencioso que se alzaba en el centro. Fue llevado de inmediato a la tienda que William ocupaba, pero él no estaba allí. Eso no contribuyó a calmar sus nervios inquietos. Ya había llegado. Rowen deseaba que lo que fuese terminara de una vez.

 

Pero él no tuvo tiempo ni siquiera para molestarse porque lo mantenían esperando, pues William entró menos de un minuto después. Tampoco tuvo tiempo para juzgar su estado de ánimo, pues apenas el caballero lo vio lo abrazó con fuerza. Y no tuvo oportunidad de pronunciar una sola palabra, pues la boca de William cubrió la de Rowen y le impidió pronunciar las palabras y formular las excusas que antes había concebido.

 

Durante un momento interminable el menor se sintió abrumado por ese sentido de posesión, pues el beso le dijo que él pertenecía a William de Chaville y que el caballero deseaba consumirlo. Su sentimiento de ansiedad no reapareció de inmediato cuando se le permitió respirar otra vez, y no se impuso a sus sentidos excitados hasta que fue depositado en el jergón de William y lo vio desprenderse del cinturón de la espada, poco antes de inclinarse para caer sobre él.

 

--¡Un momento!- exclamó Rowen, oponiendo las dos manos para mantener apartado al corpulento rubio- ¿Qué significa esto, William? ¿Por qué me llamaste aquí?

 

--Porque te extrañaba- replicó el otro, desafiando la presión que el menor ejercía para detenerlo, e inclinándose para decir las palabras contra los labios del doncel- Porque sentí que enloquecería si tenía que esperar un día más sin verte.

 

--¿Eso es todo?

 

--¿No es suficiente?

 

El alivio que Rowen sintió fue tan intenso, que él mismo a su vez besó con más pasión a William que la que nunca le había demostrado con anterioridad. Las manos del hombre se cerraron sobre las nalgas del menor, reclamándolo. Las manos de Rowen apretaron las caderas de William, para acercarlas todavía más. Pero era un abrazo poco satisfactorio, estorbado por las ropas, pues el corpulento rubio no cesaba de besarlo para desnudar a su amado y precioso doncel.

 

Cuando al fin William se quitó la túnica, lo hizo con tanta prisa que Rowen se echó a reír.

 

--Continúa destrozando prendas de vestir, y después yo debo repararlas.

 

--¿Te preocupa eso?

 

--No, puedes rasgar también las mías, si así lo deseas…mi señor- le dirigió una sonrisagatuna- Pero tal vez yo pueda quitármelas en menos tiempo si me lo permites.

 

--No, me agrada así como estás. No puedes saber cuántas veces te imaginé en esta posición.

 

El doncel deslizó las manos sobre el pecho que el otro había desnudado para ofrecerle el contacto, y después se inclinó para lamer un pezón.

 

--¿Con tanta frecuencia como yo imaginé hacer esto?

 

--Rowen…no hagas…- dijo el mayor con voz entrecortada y trató de apartarlo; pero Rowen se aferró con fuerza y atacó el otro pezón- Basta, o gozaré apenas entre en ti.

 

--William, eso está bien, mientras te complazca. ¿Crees que no me ocuparé de que me atiendas después como se debe?

 

El caballero gimió, desnudó a Rowen y le deshizo la cola de caballo, y se lanzó sobre él. Y el doncel a su vez se ocupó de que su hombre le dispensara el mismo placer más adelante.

 

Pero antes de que eso sucediera, Rowen se inclinó para tocar con su lengua la boca de William, con movimientos tan leves que el corpulento rubio apenas podía sentirlos, pero la brisa que corría a través de la humedad del recinto le provocaba increíbles estremecimientos. Finalmente, cuando William pensaba que ya no podía soportar más, el doncel le dio un beso intenso. William sintió la lengua de Rowen que le abría la boca para penetrar en ella. Lentamente exploró el interior, así como la cavidad debajo de su lengua y el paladar de su boca, probando, tocando, acariciando, y después le pellizcó los labios con levísimos mordiscos, hasta que Fulkhurst ya no pudo soportar más. Levantó los brazos, aferró la cabeza de Rowen y lo acercó, mientras él mismo levantaba la cabeza para darle un beso firme, fuerte y satisfactorio.

 

Cuando William echó la cabeza de nuevo hacia atrás y soltó a Rowen, éste sonreía perversamente. Había conseguido que “su señor” reaccionara, y ambos lo sabían. Mientras William observaba al hermoso jovencito, tan complacido consigo mismo, también él se sentía, a su vez, complacido. Rowen ansiaba innovar y jugar. Una oleada de sensaciones recorrió el cuerpo de Fulkhurst sólo de pensarlo. Era una perspectiva interesante. Sonrió y esperó, observándolo con sus sorprendentes ojos de un azul intenso. Su doncel estaba comportándose más atrevido y apasionado de lo habitual, y eso…¡le encantaba!

 

Rowen se inclinó y le besó en la boca, en el cuello, los hombros y el pecho, y a continuación los pezones. Luego, en un súbito cambio, Rowen se arrodilló a un costado de William y se agachó sobre él, deslizándose hacia abajo hasta aferrar su grueso y bien proporcionado órgano viril completamente erecto. Mientras tomaba todo cuanto podía en su pequeña boca cálida, William sintió cómo la húmeda tibieza de Rowen encerraba el extremo sensible de su virilidad y llegaba aún más lejos. Rowen retrocedió lentamente, provocando la succión, y el caballero sintió un tirón que parecía partir de un lugar interno y profundo y extenderse a todos los rincones de su cuerpo. Cerró los ojos y se dejó llevar por el placer cada vez más intenso mientras el menor movía las manos y la boca tibia y exigente al mismo tiempo, con movimientos ascendentes  y descendentes por todo el largo vástago de William.

 

--Mgm..Doncel, ¿dónde aprendiste hacer esto?- preguntó el rubio con un gemido ahogado.

 

--¿Te gusta?- respondió Rowen, ignorando la pregunta de su ahora amante. Después, le dio otro lametazo húmedo y satisfactorio.

 

--Me encanta.

 

--Pues disfrútalo…”mi señor”.

 

Rowen entonces, tanteó de nueva cuenta el extremo de aquel dotado miembro con su lengua exploratoria; después trazó rápidos círculos alrededor y William empezó a desearlo con más apremio. El pequeño doncel extendió la mano para sostener el blando saco que estaba debajo del miembro, y suavemente palpó los dos testículos blandos y redondos, que había dentro. Cuando las tibias manos del menor abarcaron el saco blando, William experimentó una sensación distinta, grata, pero con un toque de inquietud por ese lugar tan sensible, que parecía estimularle de otro modo distinto.

 

Rowen se apartó y miró a William. El placer intenso que el hombre sentía con el bello doncel de cabellos de lino y con lo que hacía éste se manifestaba en su cara y en sus ojos al sonreír alentándolo todavía más. Rowen disfrutaba proporcionándole un entero placer. Eso lo estimulaba a él también de un modo diferente, pero profundo y sugestivo, permitiéndolo comprender un poco por qué a William le agradaba tanto poseerlo. Después, el menor lo besó, fue un beso largo, húmedo y prolongado.

 

William sostenía a su frágil y hermoso amante entre sus fuertes y musculados brazos, como si sostuviera una valiosa y preciada joya; después cesaron de besarse. Sintió la calidez y  los pezones suaves y plenos de Rowen; pellizcó uno con los dedos y obligó a Rowen a echarse hacia atrás, para besarlo otra vez. El doncel deslizó su lengua en la boca de William y sintió que su propio cuerpo respondía con un ansia sorprendente. Comprobó que había pasado bastante tiempo lejos de ese apasionado y hambriento hombre. Durante los días en que había permanecido en el castillo de Fulkhurst, se había sentido nervioso, angustiado y  tremendamente solo.

 

William percibió la disposición ansiosa de Rowen y cobró conciencia de su propia y súbita necesidad. Lo obligó a cambiar de posición mientras se besaban; después, apartando las pieles del improvisado camastro, le besó el cuello, mientras buscaba de nueva cuenta el pezón. Cerró los labios sobre ese pezón duro y succionó. Rowen gimió cuando una aguda punzada de increíble placer lo atravesó con una intensidad que lo obligó a jadear.

 

--Ahhh…William…- se asombró ante su propia reacción. William apenas lo había tocado y él ya estaba pronto; incluso se sentía muy ansioso. No había pasado tanto tiempo, ¿verdad? Acercó su cuerpo al hombre.

 

William bajó una mano para tocar la entrepierna de Rowen. Entre los muslos, sintió su pequeño y ya erecto miembro duro y empezó a masturbarlo con intensidad. Al compás de unos pocos gritos, Rowen alcanzó súbitamente la culminación, y allí estaba, preparado para su amante…para su carcelero…para su apuesto “señor”, deseándole con todas las fuerzas de su alma y corazón. Abrió súbitamente las piernas, para mostrarle su ya dispuesta entrada.

 

William posó la otra mano libre en la húmeda tibieza de esa entrada y comprendió la disposición de su doncel. La necesidad de William había sobrepasado la misma intensidad que la de Rowen, después de que aquella increíble felación que su pequeño amante le había proporcionado, lo había dejado totalmente prendido y con deseos de más…de muchísimo más placer. Apartando las pieles para evitar que se interpusieran, Rowen se abrió aún más y esperó a su hombre. Éste por su parte, buscó con su orgullosa virilidad la cavidad profunda de Rowen y penetró con fuerza en ella.

 

Rowen lo atrajo hacia él mientras William se lanzaba hacia adelante y entraba profundamente, adoptando el ritmo acompasado del mete y saca con ayuda de sus potentosas caderas. William sintió el abrazo total de su bello amante y éste gritó de alegría. Le había necesitado y Fulkhurst sentía tanto placer, incluso algo que estaba más allá del goce, más allá que el placer mismo.

 

William estaba tan preparado como Rowen. Retrocedió y avanzó de nuevo, sólo una vez más y, de pronto, ya no pudo volver. William sintió la oleada que se elevaba, llegaba al límite y desbordaba. Con los últimos movimientos, derramó su simiente en el interior de su doncel, mientras que el menor eyaculaba entre ambos vientres mojados de sudor. Después, William presionó aún más y aflojó su cuerpo sobre el de Rowen.

 

El doncel yació inmóvil con los ojos cerrados, sintiendo el peso de William y experimentando una sensación maravillosa. No deseaba moverse. Cuando, al fin, el otro se incorporó un tanto y lo miró, tuvo que besarlo. Rowen abrió los ojos y miro a su acompañante.

 

--Ha sido maravilloso, William- dijo, sintiéndose lánguido y satisfecho.

 

--Fue muy rápido. Estabas preparado. Ambos estábamos prontos. Y hasta hace un instante en tu cara se dibujaba la sonrisa más extraña.

 

--Eso es porque me siento muy feliz.

 

--Yo también- dijo William, besándolo de nuevo y rodando a un costado.

 

Yacieron juntos, en silencio, y se durmieron felices y placenteramente satisfechos.

 

 

 

****

 

Ni esa tarde ni esa noche William abandonó su tienda. Por la mañana, cuando Rowen despertó, le dijeron que sir Thomas esperaba para llevarlo de regreso al castillo de Fulkhurst. Se lo dijo el escudero de William. Del propio William no había el más mínimo signo.

 

Rowen se sintió divertido, y después irritado. ¿Lo había traído hasta allí sólo para hacerle el amor un día? Realmente no entendía por qué no podía quedarse más tiempo.

 

Apenas se vistió y salió de la tienda y reclamó que lo llevasen a la presencia de William; entretanto, Bernard esperaba para llevarlo con sir Thomas. El joven escudero meneó la cabeza y frunció el entrecejo, tratando de recordar el mensaje que le habían ordenado comunicar en presencia de ese reclamo.

 

--Señor Rowen, ordenó que te dijéramos que si vuelve a verte es probable que te retenga aquí. Pero éste no es un lugar apropiado para ti, de modo que debes marcharte.

 

Rowen abrió la boca para discutir con Bernard, pero la cerró casi enseguida. Por Dios, ¿cómo podía haber olvidado dónde estaba? Se volvió para mirar hacia el castillo y la torre que se elevaba sobre sus fortificaciones. Su madre estaba allí, muy cerca, pero inalcanzable…por ahora. Pero pronto Anne se vería liberada del lugar que había sido su cárcel en los últimos tres años, William se encargaría de eso. No saldría de allí hasta que lograse su propósito.

 

Algunos de los muros externos habían sufrido daños a causa de una catapulta, aunque no tanto que abriese una brecha para entrar. Rowen sabía dónde estaba la entrada del fondo. Había pasado por allí la primera vez que estuvo en el castillo donde él y su madre se vieron separados. Pero informar de eso a William equivalía a decirle que él conocía a D´Ambray, conocía a Alexander; y Rowen no podía hacer tal cosa.

 

Pero, ¿estaba dispuesto a correr el riesgo de continuar allí para ver a su madre apenas forzaran la entrada al castillo? Podía negarse a salir del lugar. Era suficiente que hablase con William, para convencerlo de que le permitiese continuar en el lugar, o por lo menos permanecer cerca. Pero, ¿cómo podía llegar a su madre sin la presencia de William, que asistiría al encuentro? No podía, y Anne no imaginaría que era necesario fingir que no conocía a Rowen.

 

Era mejor marcharse, aunque le parecía irritante saber qué no podía hacer nada para ayudar a su madre a escapar de allí, lo mismo que le sucedía con William, por lo menos, sin perjuicio de su propia persona. Y como de ningún modo podía garantizarse que su ayuda sería útil, más valía abstenerse de ofrecerla.

 

Pero Anne pronto se vería liberada. Y William la enviaría a sus propias posesiones, en las que no permitiría ingresar a Alexander- aunque era improbable que él se molestase en el intento de entrar allí, cuando ya no necesitaba a su madrastra, como medio de presión contra Rowen o por cualquier otro motivo- o bien William enviaría a Anne a Fulkhurst hasta que terminase la guerra. Allí, Rowen dispondría de una oportunidad más conveniente para advertir a su madre que no debía reconocerlo- por lo menos en presencia de William- Y así, todos volverían a reunirse.

 

 

****

 

William por centésima vez se lamentó de haber cedido a sus propias necesidades y de haber ordenado que trajesen a Rowen. Verlo no mejoraba las cosas. Había sido agradable, muy agradable, pero su anhelo ahora era peor, pues deseaba estar con él más que nunca. Y había compartido con ese hermoso doncel de cabellos de lino tan sólo dos míseros días.

 

Pero la breve visita lo decidió a llevar adelante el sitio más agresivamente. Intensificó el trabajo en las dos torres, con el fin de tenerlas preparadas para la mañana, y comenzó a trabajar en otras dos. Despachó patrullas con la misión de encontrar peñascos y proyectiles pesados para la catapulta. Trajeron de la aldea dos grandes calderos llenos de tierra y pedruscos para formar proyectiles improvisados. Trazó planes para comenzar a abrir un túnel si el ataque de la mañana fallaba, aunque en sus filas no tenía mineros que se ocuparan de supervisar este último recurso.

 

Esa noche William inspeccionó la torre de madera terminada, la que él ocuparía. Se proponía estar en la plataforma más alta cuando se la empujara hacia el foso, inclinándola sobre el agua para apoyarse en la muralla. A esa altura de las cosas estaría en llamas, pues le dispararían flechas incendiarias apenas estuviese cerca; por lo tanto, todo el proceso debía ejecutarse con la mayor rapidez posible, antes de que se convirtiese en una tumba de fuego para los que estaban en su interior. Pero como incluía una escala protegida, era la defensa más conveniente para los hombres elegidos con el fin de tomar por asalto la muralla, y descender y abrir las puertas para el resto del ejército. Y él estaba decidido a ser uno de ellos, a participar en los primeros combates, no en los últimos.

 

Estaba impartiendo la orden de echar de nuevo agua sobre las dos torres, cuando Sheldon fue a buscarlo.

 

--William, esto te parecerá muy divertido- dijo, mientras se acercaba a una mujer muy asustada y mojada- Afirma que ella y su acompañanta han provocado la enfermedad de la mitad de la guarnición del castillo. Lo hizo con el propósito de que esta noche pudiéramos ocupar el lugar, con muy poco esfuerzo.

 

--¿Es así?- el tono de William fue tan seco como el de Sheldon- Y cuando vayamos a recoger el fruto de esta ayuda inesperada pero bienvenida, con seguridad perderé la mitad de mi ejército en la trampa- su voz se había convertido en un rugido ronco y continuó en ese tono- ¿Creen que soy un estúpido, y que caeré en una trampa tan vulgar? ¡Y usar una mujer! Arráncale la verdad, no me importa cómo.

 

La mujer se echó a llorar al oír esto.

 

--¡No, por favor! Es cierto lo que afirmo. Mi señora no siente afecto por el nuevo amo, y en efecto despreciaba a su padre. Ambray ha sido una cárcel para nosotros. ¡Sólo deseamos marcharnos!

 

--Mujer, encontraste el modo de salir- observó Sheldon- También tu señora. ¿Por qué no te alejaste de una vez, en lugar de inventar…?

 

--Porque necesito una escolta para llegar a mis propiedades, si deseo volver allí sana y salva- interrumpió Anne Belleme mientras un soldado la acercaba ante Sheldon- Pensé ayudarte para conseguir lo que deseas, que parece ser Ambray, a cambio de esa escolta.

 

--¡Mi señora, debiste esperar!- gimió la criada- No hubieras debido…

 

--¡Calla, Helena!- exclamo la dama- No tuve paciencia para esperar cuando esa puerta estaba sin vigilancia. Y que nos crean o no, prefiero estar aquí y no allí.

 

Estaba tan empapada como su criada porque había cruzado el foso sin la ayuda de un puente, pero mantenía una actitud majestuosa a pesar del guardia, que continuaba sujetándola con fuerza el brazo. Sheldon la miraba atraído y divertido, pues era una mujer de buena apariencia, la que se manifestaba incluso en esa condición. William la miraba igualmente divertido, porque parecía conocida, aunque jamás la había visto.

 

--¿De modo, señora, que debemos creerte sólo porque tú lo dices?- preguntó William con escepticismo.

 

Entonces Sheldon preguntó:

 

--¿Quién eres, señora?

 

--Anne Belleme.

 

William rezongó.

 

--Belleme, ahora D´Ambray.

 

--No, no reconozco como mío ese nombre, pues el sacerdote no escuchó que yo consintiera en ese matrimonio a la fuerza. Fue una farsa que me ha retenido prisionera aquí durante tres años.

 

--Pero, si tenías los medios para ayudarnos a terminar con tu encierro, ¿por qué esperaste tanto?- preguntó William- Señora, no llegamos ayer. Hace treinta y tres días que estamos acampados aquí.

 

Que William contase los días para conocer la cifra exacta provocó una sonrisa de Sheldon, y eso atrajo la mirada de Anne. Parpadeó al comprobar que no era tan viejo como le había parecido a primera vista. Cuando él le sonrió, la dama se sonrojó, pues no le parecía un hombre desprovisto de atractivos. No, todo lo contrario.

 

William miró a los dos con el entrecejo fruncido ante la súbita distracción que no le aportaba respuestas.

 

--Sheldon, ¿tienes inconveniente en que continúe?

 

--En realidad, creo que lady Anne debería secarse antes de continuar…

 

--No hay tiempo para eso- le interrumpió Anne- El malestar que afectó a muchos miembros de la guarnición no persistirá después de que vacíen el vientre. Nos hemos limitado a agregar carne en mal estado a la cena, y todavía no la consumieron.

 

--Aún no dijiste por qué ahora haces esto- dijo William.

 

--Si eres el señor de Fulkhurst…- la dama esperó que él lo confirmase, y William lo hizo en un breve gesto. Después, ella explicó- Me dijeron cosas terribles de ti, de modo que yo rogué que no tuvieses éxito aquí. Pero cuando vi que tenías a mi hijo en tu campamento, y que al parecer él estaba bien y sano, comprendía que me había equivocado contigo.

 

--¿Tu hijo?- rezongó William.

 

--Sí, es mi más preciado tesoro. Además que es doncel. Pero eso tú ya debiste notarlo.

 

--Señora, ¿crees tener un hijo doncel en mi campamento? Bien, puedes ir a verlo, pero es dudoso que mis hombres acepten renunciar a él si quieres llevártelo.

 

Lo que el corpulento rubio estaba implicando provocó el furioso sonrojo de la dama.

 

--Mi hijo no es una de tus campamenteras. Ignoro cómo se liberó de las garras de Alexander y en cambio cayó en las tuyas, pues mi hijastro no menciono que lo había perdido. Más aún, lo complació relatar que mi hijo había hecho todo lo que Alexander…

 

--Entonces, ¿D´Ambray está en el castillo?- la interrumpió William con impaciencia.

 

Ella meneó la cabeza, provocando la áspera maldición de William, y la amable pregunta de Sheldon.

 

--¿Escapó?

 

--No. Vino aquí dominado por la más terrible cólera. Yo pensé que sin duda había perdido otro castillo y por eso estaba de tan mal humor. Pero permaneció aquí menos de una semana, y de hecho se marchó la víspera de tu llegada.

 

Eso provocó otra horrible maldición de William.

 

--¿Sabes a dónde fue?

 

--A la corte. Sus recursos están agotados, y no puede continuar la guerra contigo si no recibe ayuda de Stephen. Pero eso lo intentó antes y no es probable que ahora tenga mejores resultados que entonces, pues los D´Ambray no han estado en la lista de favoritos del rey desde que Hugh se opuso a Stephen hace varios años. Realmente, al rescatar a mi hijo de las manos de Alexander, le has arrebatado las propiedades que le restaban. Si le quitas las tierras de Ambray, lo único que Alexander retendrá es una pequeña fortaleza en…

 

--Señora, tu hijo no está aquí- la interrumpió William, exasperado- ¿Crees que no habría aprovechado la presencia del único heredero de lord Belleme si lo hubiese tenido en mi poder? Como tú dices, el control de su persona eliminaría uno de los últimos recursos de D´Ambray.

 

--Ignoro por qué insistes…- comenzó a decir Anne, y frunció el entrecejo- ¿Es posible que no sepas quién es?

 

--¡Por Dios, ya escuché bastante de todo esto!- explotó William- Sheldon, ocúpate de ella.

 

--Lo haré complacido- dijo Sheldon, y empezó a reírse- Pero antes de que te alejes enfurecido, ¿por qué no le pides el nombre de su hijo? ¿O todavía no viste a quién se parece tanto esta dama?

 

William miró a su amigo, y después a la mujer. Y entonces pareció que se le inmovilizaba todo el cuerpo. No maldijo de nuevo cuando vio por qué creía conocida la mujer, pero su voz tenía un acento frío cuando volvió a hablar.

 

--Bien, lady Anne, ¿cuál es el nombre de tu hijo?

 

Ahora ella no estaba muy segura de que deseara contestarle. Nunca había visto a nadie cambiar de apariencia tan bruscamente y adoptar la máscara cruel que ahora exhibía. Retrocedió un paso, Sheldon le pasó un brazo sobre los hombros, y eso la reconfortó, pero aun así…

 

--Quizás estoy equivocada…

 

--No, no estabas equivocada, ¡pero yo sí estuve errado, al creer que podía confiar en ese brujo mentiroso!

 

--¿Por qué está tan irritado?- preguntó Anne a Sheldon mientras William se alejaba- Estamos hablando de Rowen, ¿verdad?

 

--Sí, y también acertaste al pensar que tu hijo no le dijo a Fulkhurst quién era.

 

--Si no se lo dijo, sin duda tuvo buenos motivos para actuar así.

 

--Dudo de que mi amigo piense lo mismo- replicó Sheldon, pero cuando vio la expresión ansiosa de Anne le aseguró- Él no le hará daño. Y creo que intentará calmar su cólera entrando ahora mismo en el castillo, sin importarle la posibilidad de que lo espere una trampa. Tan enojado está.

 

--Pero yo no le mentí. La puerta trasera está abierta y sin vigilancia.

 

--En ese caso, ven conmigo. Te llevaré a mi tienda, donde puedes esperar hasta que esto haya concluido.

 

 

CONTINUARÁ…

Notas finales:

OMG¡¡¡¡¡¡

 

Les dije que el capítulo tendría muchas sorpresas inesperadas…Entre ellas esa entrega total por parte de nuestra sexy parejita. Espero que hayan disfrutado mucho con el lemon. Rowen en verdad que se convirtió en un travieso y atrevido amante. ¿No lo creen así??? Jajajajajaja dejó a William con la mandíbula abierta con esa felación que le hizo. Pero bien que lo disfrutó que no se haga, ya que la verdadera razón de que llamara a Rowen ante él era para que su bello doncel lo complaciera…*_*

 

Y por último…Dios!!!!! La madre de Rowen apareció y en un mal momento. Caray!!! Delató a su hijo sin siquiera saberlo. Qué pasará ahora con Rowen??? Qué hará William ahora que sabe la verdad??? Qué se propone Sheldon con la madre de Rowen…jajajajaja este pícaro hombretón no pierde el tiempo. Y dónde caraspitas está el bastardo de Alexander???? Todas estas preguntas se resolverán en el siguiente capítulo, que por cierto es el penúltimo. El siguiente a éste será el final. Alistense pañuelitos. Espero sus comentarios y espero que sean muchos please!!!! En verdad desearía saber sus impresiones acerca de este episodio. Nos vemos el siguiente jueves y tengan unos bonitos días.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).