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"Esclavo de tu amor" por ShineeLuhan

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Notas del capitulo:

Hola mis lectoras bellas!!!


Al fin…Al fin después de casi un año entero es que pude darle un final a esta romántica y apasionada historia de amor!!!! ¡Felicítenme!!…jajajajajaja. Fue un placer enorme haberles ofrecido esta novela bélica llena de pasión, romance, drama y acción. Espero en verdad que hayan disfrutado mucho en leerla. Al fin sabremos el desenlace que tendrán Rowen y William y claro su neonato hijito. Espero les guste como se darán las cosas. Sin atrasarlas más, las dejo con la última lectura.


Muchísimas gracias por sus comentarios. Esta vez los contesté todos. Espero que con el último episodio reciba muchos más. *_*

CAPITULO FINAL

 

 

 

Fulkhurst…El flameante dragón del norte no llegó. Rowen debía dar a luz a su hija de un momento a otro, pero el otro no venía. Y tenía que ser una hija y no así un hijo. Su hija. Era una hermosa venganza de su parte; en efecto, no daría a William el hijo que él tanto deseaba. Rowen lo había decretado así, lo deseaba así, de modo que sería una niña. La suerte finalmente debía favorecerlo alguna vez.

 

Pero William no vino. ¿Por qué Rowen había creído que ese maldito hombre acudiría…sólo porque éste había llegado a Tures una vez por mes, todos los meses, desde que el doncel había salido de Fulkhurst?

 

William aún quería desposarlo. Rowen todavía se negaba. Se mostraba grosero con él. Dos veces se había negado a recibirlo. Pero él insistía en volver. Él continuaba tratando de convencerlo de que debía aceptarlo.

 

De modo que el poderoso y temible Fulkhurst estaba arrepentido. Y eso, ¿qué le importaba a Rowen? Era demasiado tarde ya. Pero William se mostraba inexorable. Consiguió ganarse a la madre de Rowen, y Anne era muy eficaz en la tarea. La dama había estado preparándose durante tres años.

 

--Que él desee casarse contigo nada tiene que ver con su sentimiento de culpa- le había asegurado Anne a Rowen en una de sus muchas visitas- Pensaba casarse contigo antes de saber que tenía motivos para sentirse culpable. Adoptó la decisión cuando te llevo al castillo de Ambray aquella vez.

 

Sheldon era otro motivo de irritación; hasta donde el asunto concernía a Rowen, Sheldon le había arrebatado a su amada madre. Había aprovechado la vulnerabilidad de Anne, la había seducido y desposado antes de que ella pudiera recuperar el aliento. Ahora la había convencido de que la dama lo adoraba, cuando eso era imposible, pues se trataba de un amigo de William.

 

Y el mes precedente, un día en que Rowen estaba especialmente deprimido, Anne apareció con otra revelación.

 

--Te ama. Me lo dijo él mismo cuando se lo pregunté.

 

--Madre- se quejó Rowen horrorizado- ¿Cómo pudiste preguntarle eso?

 

--Porque deseaba saberlo. Tú ciertamente nunca te molestaste en preguntar.

 

--Es claro que no- replicó hoscamente- Si un hombre no puede decirlo por propia iniciativa, sin la necesidad de arrancarle la declaración…

 

--De eso se trata, querido. Después le pregunté si te lo había dicho, y respondió que no sabía cómo hacerlo.

 

Su madre no era una persona capaz de mentir en eso…pero William sí. Era capaz de decir a una madre exactamente lo que Rowen deseaba escuchar. Ese hombre bien podía utilizar recursos mezquinos y astutos.

 

Pero eso nada significaba para Rowen. No estaba dispuesto a ceder y casarse con Fulkhurst, incluso si él conseguía demostrarle que no estaba muerto por dentro, como había creído antes, y que su corazón aún aceleraba los latidos cuando William estaba cerca, y aunque Rowen aún podía desear el cuerpo del caballero, ¡incluso en su estado! Pero el despertar de sus propios deseos no cambiaba la situación. Rowen no estaba dispuesto a hacer de nuevo el papel de “el tonto”, y a exponer su corazón a más sufrimiento.

 

Ahora, estaba sentado en el hueco de la ventana de su habitación. Era el señor de Tures, pero habría preferido la familiaridad de su antiguo dormitorio cuando regresó allí, en lugar de la habitación mucho más amplia.

 

Acarició el asiento con su almohadón, sonriendo complacido porque era mucho más agradable que los bancos duros de las ventanas en las habitaciones de William. Por supuesto, el caballero tenía dos ventanas y Rowen sólo esa; y en la de William había vidrio, un artículo que era muy caro, y en cambio el vidrio de Rowen se había quebrado durante uno de los últimos asedios. Ahora contaba únicamente con un delgado lienzo que cubría el hueco y a través del cual él apenas conseguía ver; además, un extremo se había soltado y se movía impulsado por el viento de abril, y así él podía entrever el camino que se acercaba a la entrada principal del castillo. Ese camino aún estaba vacío, excepto un mercader con su carreta de mercancías.

 

No era la primera vez que destrozaban la ventana. El propio Rowen la había destruido cuando tenía nueve años, en un accidente, y después no la habían reparado durante casi dos años. La ventana daba al contrafuerte, y estaba un piso más abajo que la torre. En el piso más alto estaba la capilla, y lo que él ahora contemplaba era el techo de esa capilla, a un metro y medio bajo su ventana, aunque un poco hacia la izquierda, pues la pared frontera del contrafuerte estaba directamente debajo.

 

Rowen había saltado por esa ventana una vez, antes de que la reparasen, y había aterrizado exactamente en las almenas de un pie de ancho, y después había salvado los tres pies restantes, hasta el techo de la capilla. Lo había hecho para asustar a una doncella.

 

En efecto, había asustado a la muchacha, que había corrido directamente hacia Anne, gritando que Rowen estaba muerto, y que había caído por la ventana, aterrizando dos pisos más abajo. Rowen deseó haber muerto después de la reprimenda que recibió; además, lo encerraron en su habitación durante…ahora no podía recordar cuánto tiempo había sido.

 

Sonrió con el recuerdo, mientras se acariciaba el vientre. Su propia hija jamás haría nada tan absurdo. Sobre todo a causa de las barras de hierro que Rowen ordenaría instalar en sus ventanas. Pero ahora podía entender la cólera y el miedo de su madre. Podría haber muerto en verdad. Un pequeño error de cálculo y habría caído al vacío…

 

--¿Soñando despierto, mi señor?

 

Rowen se inmovilizó. No podía ser. Esa voz…¡esa maldita voz! Y al volverse, vio que en efecto era Alexander quien estaba parado debajo del dintel de la puerta, que después de entrar cerraba ésta y caminaba hacia él.

 

--¿Cómo entraste en el castillo?

 

El otro se echó a reír.

 

--Eso fue fácil. Hoy es el día de los mercaderes, cuando vienen de la ciudad para inducir a las señoras a separarse de unas pocas monedas. De modo que hoy soy un comerciante. Introducir un ejército es difícil, pero no lo es si se trata de un solo hombre.

 

--¿Todavía tienes un ejército digno de ese nombre?

 

Esa pregunta destruyó la fanfarronería regocijada del pelinegro.

 

--No, pero…¡bendito sea Dios!- exclamó cuando estuvo bastante cerca y pudo ver el vientre redondo de Rowen- De modo que funcionó.

 

La expresión calculadora se dibujó en la cara de Alexander, y Rowen casi pudo oír el tema exacto de sus pensamientos codiciosos.

 

--No dirás que es el hijo de Lyons. Yo lo negaré…y William de Chaville sabe a qué atenerse.

 

--En efecto- observó Alexander- ¡Ese desgraciado te poseyó!

 

--¡Tú me entregaste a él!- gritó Rowen- ¿O acaso olvidas que fue tu idea, tu codicia…?

 

--¡Calla!- gritó Alexander, volviendo nerviosamente los ojos hacia la puerta- Poco importa a quién pertenece el niño, mientras yo pueda usarlo.

 

El doncel lo miró con los ojos muy grandes.

 

--¿Todavía pretendes reclamar la posesión de Ginza? ¿Cómo es posible tal cosa?

 

--Es necesario. No tengo nada más. Incluso ahora ese canalla ha sitiado mi última fortaleza. No puedo ir allí. Rowen, no tengo adónde ir.

 

El joven de los cabellos de lino comprendió que Alexander deseaba que entendiese, y quizás simpatizara con él. Se preguntó si William lo había trastornado un poco con su persecución incesante. ¿O su belicoso hermanastro era el efecto que la desesperación provocaba en un hombre?

 

Miró con suspicacia a Alexander.

 

--Ésa no puede ser la razón por la cual viniste aquí, pues no sabías nada del niño. ¿Cuál es el propósito de tu visita, Alexander?

 

--Casarme contigo.

 

--¡Estás loco!

 

--No, has recuperado todas tus propiedades, y las controlas- dijo Alexander, tratando de explicar su razonamiento- Ahora es provechoso casarse contigo, pues el hombre que sea tu marido…

 

--Juré fidelidad a William- mintió Rowen- Él no permitirá que me poseas.

 

--No puede detenerme. Que lo intente. Tendrá que volver a ocupar esos castillos que te devolvió, así como otras posesiones. Esta vez agotará sus propios recursos, y entonces podré vencerlo.

 

--Alexander, ¿Por qué no puedes renunciar a todo esto? Perdiste. ¿Por qué no abandonas la región cuando aún puedes hacerlo? Márchate a la corte de Luis, o a la de Henry. Empieza de nuevo.

 

--Ahora que te tengo, nadie podrá decir que fui vencido.

 

--Pero tú no me tienes- dijo Rowen con voz serena- Si no me caso con William, a quien amo, Dios sabe que no me casaré contigo, a quien detesto. Prefiero saltar por esta ventana. ¿Tengo que demostrártelo?

 

--¡No digas tonterías!- exclamó Alexander, furioso, ante la amenaza de Rowen y la revelación de que éste amaba a William. Pero en ese momento le preocupaba más la amenaza, pues Rowen se había sentado muy cerca de esa ventana- Si…no quieres dormir conmigo, renunciaré a eso, pero tengo que casarme contigo. Ahora no tengo alternativa.

 

--No, hay alternativa- dijo William desde la puerta- Desenfunda tu espada y te lo demostraré.

 

Rowen se sobresaltó tanto con la aparición de William, que no pudo reaccionar cuando Alexander se aproximó a él de un salto y apoyó una daga sobre el cuello de éste.

 

--Suelta tu espada, Fulkhurst, o él muere- ordenó Alexander, su voz casi exultante ante la visión del triunfo.

 

--¡William, no lo aceptes!- gritó Rowen- Él no me matará.

 

Pero William no lo escuchaba. Ya estaba soltando su espada. ¿Tan fácilmente arriesgaba su vida? Caramba, a menos que…

 

--Ahora, ven aquí- ordenó Alexander.

 

Los ojos de Rowen exhibieron una expresión de incredulidad cuando William avanzó un paso sin la más mínima vacilación. Parecía dispuesto a acercarse a Alexander y a permitir que lo matasen. No, eso no sucedería mientras Rowen  aún pudiera hacer algo.

 

Alexander estaba cerca de Rowen, pero más próximo a la entrada del dormitorio. Su daga ni siquiera rozaba la piel del joven, y tenía los ojos fijos en William.

 

Rowen recogió las rodillas y con un fuerte golpe lo envió hacia William, e inmediatamente pasó las piernas sobre el borde de la ventana y se deslizó hacia afuera.

 

Oyó a los dos hombres que pronunciaban su nombre mientras éste tocaba con los pies el cuadrado liso de la muralla. Por Dios, había sido tan fácil cuando él era más joven, y no tan pesado. Saltar el último metro hasta el techo de la capilla era imposible. Él estaba acomodándose con cuidado sobre el borde de la muralla para salvar el resto de la distancia, cuando Alexander asomó la cabeza por la ventana y lo vio.

 

--¡Maldito seas, Rowen, casi me matas del susto!- le gritó.

 

¿Casi? Por Dios, ¿cuándo tendría Rowen un poco de suerte?

 

Pero Alexander no continuó allí para continuar reprendiéndolo. El ruido de las espadas que se entrechocaban en combate mortal llegó claramente a través de la ventana y Rowen comprendió qué era lo que había distraído a Alexander. De modo que los dos finalmente tenían la posibilidad de satisfacer el deseo de matarse el uno al otro. Poco importaba que él estuviese allí sentado sobre el borde de la muralla, con una caída de treinta o cuarenta metros a sus espaldas. Bien, quizás veinticinco metros, pues el contrafuerte no era tan alto como la torre.

 

Un calambre lo sorprendió, y consiguió que su cuerpo se balanceara, y casi perdiese el equilibrio. Su corazón aceleró los latidos, y él ya no quiso llegar hasta el techo, y saltó la distancia que aún le restaba. Hizo otro aterrizaje violento, y otro calambre fue su castigo. Se inclinó esta vez, conteniendo la respiración hasta que se calmó el dolor; pero entonces un escalofrió le recorrió el cuerpo. No, ahora no. No, no era posible que su hija decidiera nacer ahora.

 

Volvió la mirada hacia la ventana, y apoyó mejor los pies sobre el camino de piedra de sesenta centímetros de ancho que rodeaba el techo liso de madera de la capilla. Aunque se veía forzado a elevar la mirada para ver qué estaba sucediendo en su propia habitación, dudaba de que pudiese desandar camino sin ayuda. Descender la altura de tres pies era una cosa, regresar al borde estrecho y almenado otra muy distinta. Él podía hacerlo, pero ahora estaba demasiado pesado y torpe para realizar la hazaña sin excesivo riesgo.

 

Estaba la gran puerta trampa del techo de la capilla, cerca de sus pies. Permitía que durante un ataque los hombres se apostaran allí para disparar flechas protegidos por las almenas. Caía unos seis o siete metros hasta la capilla, pero para usarla se necesitaba una escalera. Era la única entrada a ese sector de las almenas fuera de la ventana del dormitorio de Rowen.

 

Éste sabía que ahora no tendría ninguna escalera, pero de todos modos él trató de llamar a alguien que estuviera cerca de ahí. Como había previsto, no hubo respuesta, de modo que Rowen se limitó a gritar:

 

--¡Socorro!!!

 

Obtuvo más respuesta de la que esperaba. Un criado entró corriendo a la capilla, pero era sólo un jovencito, y lo único que hizo fue mirar asombrado a Rowen. Y antes de que éste pudiera decirle que trajese una escalera, Alexander estaba descendiendo por el borde de la ventana, y en la mano traía su espada.

 

--¡Apártate!- le gritó a Rowen antes de saltar directamente hacia el camino junto a la almena.

 

Pero Rowen no se movió, paralizado por el temor de lo que podía significar la aparición de Alexander. Quizá William había muerto. ¡No!!!! Al aterrizar, Alexander chocó contra su embarazado hermanastro, no con mucha fuerza, pero sí la suficiente para desplazarlo una corta distancia. El pelinegro ya estaba fatigado del combate con William. Se le dobló una de las piernas al aterrizar en el sendero de piedras, y Alexander cayó hacia el techo. Pero su rodilla entró exactamente por la abertura de la puerta trampa. Eso lo desequilibró todavía más, y quizá su cuerpo habría pasado directamente por el orificio, pero el vientre de Alexander chocó con fuerza contra el borde de la abertura, y eso retuvo allí su cuerpo. Se había lastimado, estaba sin aliento, y su espada había resbalado sobre el techo; de todos modos, pudo salir del orificio con bastante facilidad.

 

Y Rowen permaneció allí de pie, aturdido por el pensamiento de que William había muerto. No intentó empujar a Alexander hacia el orificio cuando podía hacerlo, y no trató de apoderarse de su espada y arrojarla al vacío. Permaneció allí, paralizado por el horror…y de pronto William aterrizó frente a él.

 

Rowen gritó sobresaltado, retrocedió un poco más, y tocó la pared baja que tenía detrás. William le sonrió tratando de reconfortarlo, y después avanzó en busca de Alexander, que ya había recuperado su espada. El sentimiento de alivio de Rowen desapareció como consecuencia de otro acceso de dolor, no tan agudo como los restantes, pero más profundo, y por eso mismo peor. Sin embargo, éste no le hizo caso, y observó cómo los dos hombres se atacaban.

 

Avanzaron y retrocedieron en el reducido espacio. Rowen se apartó del camino cuanto era necesario, evitando la puerta trampa, que aún estaba abierta, así como las espadas que cortaban el aire. Soportó más dolores pero continuó ignorándolos. Finamente, el combate quedó limitado al área que estaba frente a la puerta trampa, y así pudo acercarse para descubrir qué evitaba que les prestasen ayuda. Había llegado esa ayuda. Había más criados debajo, agrupados alrededor del mantel del altar que sostenían entre todos, y uno le gritaba que saltase.

 

¡Estúpidos! Rowen no era un peso liviano que podía confiar en el mantel del altar. Desgarraría en dos ese fino lienzo, si es que no lo arrancaba de las manos de los criados al caer. En cualquiera de los dos casos, él acabaría tendido sobre el piso de piedra, probablemente muerto.

 

Pero de pronto ya no se vio obligado a elegir, pues los dos combatientes se acercaron repentinamente, Alexander tropezó con Rowen y lo envió directamente al orificio. El doncel gritó cuando sintió que el piso había desaparecido bajo sus pies. Alexander se volvió y lo aferró con el brazo libre, pero el peso agregado desequilibró al hombre, y él tuvo que soltar su espada y usar los dos brazos para evitar que Rowen desapareciese en el agujero. Alexander dio la espalda a William para hacer esto, y su único pensamiento fue salvar a Rowen.

 

Rowen se aferró a Alexander para salvar la vida, y estaba tan conmovido que no podía soltarlo incluso después de que se apartó del orificio y pudo afirmar de nuevo los pies.

 

William, olvidado momentáneamente, reingresó en el cuadro.

 

--D´Ambray, apártate de él.

 

La amenaza inherente que estas palabras expresaban, así como la punta de la espada que pasó sobre el hombro de Rowen para presionar el pecho de Alexander, eran el incentivo para lograr que Alexander hiciera lo que se le ordenaba. Pero Alexander no lo liberó, y en cambio sus manos lo sostuvieron con más fuerza, y Rowen lo conocía bastante bien como para saber la orientación de sus pensamientos.

 

--William no creerá que estás dispuesto a amenazar mi vida después que acabas de salvarla- dijo Rowen a Alexander.

 

La expresión que esas palabras originaron en la cara de William era casi cómica a causa de la frustración. Rowen se volvió a tiempo para verla, y lo disgustó el hecho de que él mismo lo interpretaba con acierto. Ciertamente, William no estaba dispuesto a permitir que Alexander huyera, ahora que lo tenía, pero matarlo en ese momento no era parte de su código caballeresco. Una vida salvada siempre merecía una recompensa justa. Pero aún consideraba despreciable a Alexander, lo mismo que Rowen. Si William tenía que perdonar, ¿no era mejor esperar otra ocasión? ¿Perdonar? ¿William? ¿Acaso el vengativo dragón del norte realmente había cambiado tanto?

 

Sí, había cambiado, pero eso no era algo que lo complacía. Su fiero rezongo no muy elegantemente mientras bajaba la espada.

 

--Te concedo la vida, pero no debes molestarme más.

 

Alexander nunca había sido un hombre que se negara a aprovechar una auténtica oportunidad.

 

--Devuélveme también Ambray.

 

Rowen contuvo una exclamación ante la audacia de Alexander.

 

--¡No, William, no aceptes! Él no merece…

 

--Rowen, yo decidiré lo que vale tu vida- lo interrumpió William- En realidad, un castillo…o cien castillos…no pueden compararse con lo que tú significas para mí.

 

No era muy romántico que lo comparasen con edificios de piedra, pero lo que importaba era el significado que se escondía en las palabras, y que fue suficiente para obligarlo a callar el tiempo necesario para que William dijese a Alexander:

 

--Tendrás que jurarme vasallaje.

 

Alexander no vaciló, divertido ante la ironía implícita en el hecho de que William jurase protegerlo a él.

 

--De acuerdo. Y Rowen…

 

La espada se elevó de nuevo, peligrosamente.

 

--Rowen será mi esposo cuando me acepte. En cualquier caso, nunca volverá a depender de ti. D´Ambray, no me tientes para que cambie de idea. Toma lo que ofrezco y considérate afortunado porque ya no reclamo una venganza absoluta.

 

Aquí, Rowen quedó en libertad, y se entregó inmediatamente a los brazos de William. El fuerte apretón le provocó otro gesto de dolor, lo cual a su vez le recordó que ya no disponía de tiempo para más charla.

 

--Si ustedes dos han terminado, mi hija querría nacer ahora, William, y no aquí, junto a las almenas- los dos hombres lo miraron regocijados, de modo que el doncel agregó en voz bastante más fuerte- ¡Ahora, William!

 

Y ahora sí, obtuvo mejores resultados. En verdad, fue una reacción de pánico. Ciertamente, los hombres a menudo eran tan inútiles…

 

 

 

****

 

 

--¿Y por qué hubo tantos juramentos y maldiciones cuando ya todo había terminado?- quiso saber Ágata mientras depositaba el niño en los brazos de Rowen- Lo hiciste muy bien, precioso. Es un verdadero ángel, un verdadero…(NA: Para el siguiente finc bélico que subiré pronto, sabrán como mis donceles dan a luz a sus bebés)

 

--Él debió haber sido un ella- rezongó Rowen, aunque no pudo mantener esa expresión agria apenas contempló al precioso niño de cabellos dorados.

 

Ágata sonreía.

 

--No es posible que sigas diciendo eso. Mira cuántos meses obligaste a sufrir a ese hombre. Yo lo he compadecido tanto.

 

--No es cierto- replicó Rowen- Fuiste la única que no intentó inducirme a cambiar de actitud.

 

--Sólo porque conozco tu obstinación, y sabía que insistiendo contigo te aferrarías más a tu posición. Era inútil razonar contigo acerca de este asunto. Tenías que descubrir por ti mismo que ese hombre te ama en verdad. Pero ¿era necesario que lo obligases a esperar hasta el último minuto para concederle tu mano?

 

--¿Esperar?- dijo incrédulo Rowen- No fue a buscar a la partera, ¡trajo al sacerdote! Y ninguno quiso retirarse hasta que no me arrancaron el “sí”. Eso fue chantaje. Eso fue…

 

--Pura obstinación de tu parte. Sabías que te casarías con él. Solamente quisiste que sufriera hasta el último momento.

 

Rowen apretó con fuerza los labios. Últimamente discutir con Ágata era completamente inútil. Por supuesto, su actitud era mera obstinación. William había estado dispuesto a morir por él. Ningún rencor podía sostenerse frente a eso.

 

--¿Dónde está mi…esposo?

 

--Esperando afuera el momento de ver a su hijo. ¿Se lo muestro, o tú mismo lo harás?

 

Sin esperar respuesta, Ágata caminó hacia la puerta para dar paso a William. Y entonces él se acercó, y miró a Rowen con tanta calidez y orgullo en los ojos que el último resto de animosidad se disipó. Después de todo, Rowen lo amaba. El doncel lo había percibido claramente de tantos modos diferentes mucho antes de separarse de William.

 

--¿Qué te parece?

 

William ni siquiera había mirado todavía al niño. Lo hizo ahora, pero sus ojos volvieron enseguida a su ahora bello consorte, y la mirada tenía atisbos de humor.

 

--¿Confió en que su aspecto mejorará con el tiempo?

 

Rowen miró alarmado a su hijo, pero pronto sus labios dibujaron una sonrisa.

 

--Su aspecto nada tiene de malo. Es natural que muestre la piel enrojecida y arrugada.

 

--¿Qué fue de la hija que esperabas darme?

 

El doncel se sonrojó, y después sonrió.

 

--Creo que finalmente tuve suerte…porque ese deseo especial no fue concedido.

 

El corpulento rubio se sentó sobre la cama y sorprendió a Rowen con un beso.

 

--Gracias.

 

--No fue tan difícil…bien, quizás un poco.

 

--No, te agradezco porque aceptaste casarte conmigo.

 

--Oh- dijo el menor, impregnado de sentimientos tan cálidos, que casi deseaba echarse a reír- En realidad, eso fue…un placer.

 

William le dio otro beso, ahora no tan tierno.

 

--¿Ya no está enojado conmigo?

 

--No, pero si vuelves a encerrarme en tu mazmorra…

 

--Ya no la tengo. Ordené destruirla después que viniste aquí, a Tures.

 

--¿Por qué hiciste eso?- preguntó Rowen, sorprendido.

 

--Era un recordatorio insoportable de lo que yo había hecho.

 

--Pero William, tenías razón. Incluso yo puedo…

 

--Doncel, no me vengas con excusas…¿O tan pronto olvidaste las palabras que me arrojaste a la cara?

 

Hablaba en serio, pero había también cierto acento de burla.

 

--Muy bien, sufre un poco más si quieres. Pero mi opinión es que arruinaste una buena mazmorra.

 

El comentario arrancó una sonrisa a William.

 

--Quizá tuve excesiva prisa. Pero siempre puedo ordenar que la reconstruyan.

 

--Será mejor que no hagas eso, “mi señor”- advirtió Rowen con fingida fiereza.

 

--Entonces, si vuelvo a sentir la necesidad de encerrarte en mi dormitorio…me ocuparé de quedar encerrado contigo.

 

--Bien, a eso no me opondré.

 

--¿Eres todavía un doncel descarado?

 

--Por lo que veo, no te inquieta mucho mi descaro.

 

--No, no me inquieta.

 

--¿Y me amas?

 

--En efecto, te amo.

 

--No lo digas como si estuvieras dándome gusto. Sí, William, me amas. ¿Cómo puedes evitarlo si…?

 

--En efecto, te amo, mi bello doncel.

 

Eso sonaba mucho mejor, tanto mejor que Rowen lo acercó para darle otro beso. Después, murmuró suavemente:

 

--William, me alegro de que fueras tú. Me alegro tanto.

 

El apuesto caballero recordó esas palabras, enunciadas mucho tiempo atrás y reconoció al fin:

 

--Lo mismo digo, mi dulce Rowen. Lo mismo digo.

 

--¡Oh, William, cuanto te amo!- el hermoso doncel de cabellos de lino se abrazó con fuerza al cuerpo de su ferviente esposo con un solo brazo, mientras que con en el otro, sostenía al pequeño y precioso retoño que ambos habían concebido con mucho amor. Y con palabras de ensueño le profesó:- Siempre seré tu esclavo…”Esclavo de tu amor”

 

 

FIN

Notas finales:

Y bien…¿Qué les pareció el final de “Esclavo de tu amor”?????


A que estuvo espectacular!!!!


Espero en verdad que les haya gustado mucho el desenlace de esta bonita historia. William al fin exteriorizó sus sentimientos hacia su doncel, y éste hizo lo propio. Tuvieron un varoncito kyaaaa!!!! Me dio risa que Rowen se haya autoimpuesto que sería una mujercita jajajajaja…hay nuestro Rowen es único. Cómo lo vamos a extrañar ¿verdad?


Alexander, sin bien no acabó muerto el infeliz, salvó su vida por salvar la de Rowen y William se lo agradeció por eso. Tal vez muchas de ustedes hubiesen deseado que Alexander tuviera otro destino, pero si nos ponemos a pensar un poco, William no actuó como lo hiciera en el pasado con sus anteriores enemigos, que era el de matarlos en el instante mismo. Si no, prefirió perdonar su vida a cambió de tener a su bello doncel junto a su lado. Además, William de Chaville…el temible Fulkuhurst cambió para bien y todo fue gracias al amor que Rowen despertó en él.


Y bien, fueron felices y comieron perdices. Me entristece que la historia haya llegado a su fin. Pero me alegra que la hayan disfrutado tanto como yo. Siempre llevaremos en nuestros corazones a tan peculiar pero hermosa pareja…Espero que William y Rowen sean recordados por siempre.


En fin, gracias por su tiempo y por el apoyo a la historia. Y aunque me demoré casi un año en finalizarla, lo pude hacer. Espero recibir montones de comentarios acerca de este final ¿eh? Mentira…pero en verdad me animarán mucho mucho el recibirlos. Y más si ya tengo nueva historia en puertas, tb es bélica y con donceles incluidos. La historia se llamará “Dueño de tu corazón” espero la apoyen en verdad, sé que les gustará como esta lo hizo. Nos vemos el siguiente jueves con el primer capítulo del nuevo finc. Tengan unos bonitos días y muchas gracias nuevamente por su gran apoyo.


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