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Prepárate, seras mio. por Princesa Tora

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Kakaroto estaba en su habitación, mirando de reojo desde la puerta entreabierta directo hacia el piso de abajo. Raditz y su padre aún estaban en la sala y no tardarían mucho tiempo en irse a dormir, la cita estaba pautada para las 21:30 PM y apenas iban a ser las 21:00. Maldiciéndose para sus adentros por dejar que Turles le chantajeara, no debió de haber aceptado tal propuesta, tuvo que haberle permitido contar a Turles la verdad a los directivos y así no tendría que lidiar con esto. Kakaroto ya estaba arreglado para la ocasión, una camisa a cuadrille de mangas cortas con diferentes tonos de azul, un jean pegado al cuerpo color blanco y zapatos perfectamente lustrados negros. Turles le había informado que pasaría por él a las 21:15 PM, para llevarlo a uno de los restaurantes más costosos de la ciudad: Smart Class. Cuando el moreno le dijo el nombre del restaurante a donde irían casi le da un infarto, ¿Cómo es que Turles pudo conseguir una reservación en ese lugar, e incluso, no tener que pagar nada? Pues muy sencillo: es un restaurante familiar, perteneciente a su padre. Es increíble las molestias que se estaba tomando Turles, realmente él quiere ayudar a su amigo, y se ve reflejado en la acción de molestar a su padre para que vayamos a comer sin pagar.

Miro su reloj de muñeca, las 21:10 PM, Turles se haría presente en cinco minutos. Suspiro aliviado cuando vio como su padre y hermano se levantaban de sus asientos para dirigirse a sus habitaciones, no sin antes apagar todas las luces de la casa, ya iban a ir a dormir. Con sumo cuidado, Kakaroto cerró la puerta de su habitación sin hacer ningún ruido, con la intensión de que ambos mayores no se percataran de que los estaba espiando, que creyeran que él estaba dormido y que estaba cumpliendo su castigo como es debido. Con la oreja pegada a la puerta, escuchaba los firmes pasos de su padre y hermano pasando por el frente de su habitación. Dedicándose ambos un ‘’Buenas noches’’, y en ese momento Kakaroto agudizo aún más su sentido auditivo para verificar que finalmente ya estos entraron a sus habitaciones, cerrando la puerta detrás de sí. Por segunda vez, Kakaroto suspiro aliviado: ya no había moros en la costa.

Con cuidado de no hacer ruido, volvió a abrir la puerta, asomando su cabeza y mirando a ambos lados del pasillo, verificando que no haya nadie al pendiente de él. Salió lentamente, procurando que su cuerpo no toque la puerta y despacio volvió a cerrar la misma. En puntas de pies, como todo un ninja, camino por el pasillo hasta llegar a las escaleras, lo cual también las bajo despacio y en puntas de pies. Ya abajo, se dedicaba a cuidar sus pasos de no hacer mucho ruido, caminando hacia la salida, no sin antes dedicar una última mirada hacia el primer piso, para asegurarse que los mayores estén todavía durmiendo, y con toda la delicadeza del mundo, les quito los seguros a la puerta y abriéndola al instante, salió de la casa, cerrando por última vez la puerta, despacio. Turles ya estaba ahí esperándolo, fumando un cigarrillo mientras su cuerpo estaba apoyado sobre el auto. Era muy extraño verlo ahí parado sin el uniforme de la escuela: llevaba unos jean rotos en las rodillas de color azul, una campera negra de cuero y zapatos del mismo color, estaba apuesto, pero había algo que Kakaroto no entendía, y quizás jamás lo haga: ¿Quién llevaría lentes oscuros puestos a las 21:15 de la noche?

 

-¿Listo para la acción, nuevo? –dijo sonriendo mientras arrojaba su cigarrillo a medio consumir.

-¿Sabes? Creo que prefiero que le digas a los directivos la verdad.

-Puede ser, pero yo no quiero que tu papá termine matándote. –dijo para luego, siendo caballero, abre la puerta del auto, donde está el asiento del acompañante, y con su mano libre le indica donde tiene que subir. -¿Nos vamos?

-Solo si prometes no manejar como todo un maniático. –dijo Kakaroto con voz molesta, al mismo tiempo que avanzaba hacia el vehículo y tomaba asiento del lado del acompañante, como la primera vez, siendo espectador de como manejaba Turles un auto casi le da un infarto, y no quería ir a su primera cita con el ostro pálido del susto, esta vez optaría por abrocharse el cinturón de seguridad, solo para evitar accidentes. Turles acepto la propuesta, cerrando la puerta una vez que Kakaroto estuvo dentro. Y apresurando el paso, entro al auto tomando su asiento correspondiente tras el volante, encendiendo el mismo y retomando la marcha hacia el restaurante.

 

… …

 

Vegeta ya se encontraba en el restaurante, sentado en la mesa que Turles había reservado para él y Kakaroto, con sus manos entrelazadas entre si, apoyando su barbilla sobre ellas. Se sentía incómodo, no por la cita, realmente había tenido citas antes, pero el lugar tan de lujo en el que se encontraba, era una experiencia que jamás había vivido. El Smart Class, conocía el restaurante…desde afuera, obviamente, nunca se le había pasado por la cabeza la idea de que algún día, iba a entrar a dicho restaurante. Había escuchado a unos pocos hablar sobre la buena comida del lugar y su excelente servicio, pero eso lo verificaría por él mismo. Con sus ojos negros calculadores examinaba el sitio: disponía de cortinas perfectamente atadas en su centro de color crema, el mismo color de las paredes, casi al simultaneo con la entrada estaba localizaba una barra, una contra barra donde allí ponían los diferentes tipos de vinos, y en su zona inferior estaban las copas, algunas parejas estaban sentados allí bebiendo unos tragos, en la entrada había un pequeño escritorio con un mesero allí sentado, recibiendo a los clientes con un anotador en manos y preguntándoles si tenían reservación, en donde amablemente buscaba sus nombres en dicho anotador, para luego guiarlos a sus mesas, mesas redondas con un mantel del mismo color que las paredes y cortinas, y el piso hecho de madera. Miro su propia mesa también, dos platos y diferentes tipos de cubiertos, seguido de dos copas, donde también disponían de unas servilletas color crema dobladas perfectamente en el interior de dichas copas. Realmente un restaurante de ensueño.

Miro por última vez a la puerta, y allí entraba Kakaroto. A Vegeta casi y no lo puede creer, es increíble cómo la gente cambia cuando no tiene puesto un uniforme. Veía como el mesero responsable de la entrada se acercaba al Son menor, preguntándole seguramente si tenía reservación, y una vez que Kakaroto respondió el mesero se dispuso a buscarlo en la lista, y al ser afirmativa, el mayordomo lo guio hasta donde Vegeta estaba sentado. Pudo ver como Kakaroto le miro directo a los ojos, para luego bajar la mirada nuevamente al suelo, Vegeta también estaba muy guapo: vestía unos jean negros con camisa blanca de mangas largas y arremangadas hasta los codos, zapatos negros y tenía un abrigo colgado en el respaldo de su asiento. Kakaroto tomo asiento frente a él, y ambos jóvenes permanecieron callados hasta que, finalmente, otro mesero se hizo presente, con dos cartas sujetas debajo de su brazo.

 

-Buenas noches, caballeros, y sean bienvenidos. –dijo para luego cederles a ambos las cartas correspondientes. –Volveré en cuanto hayan elegido, señores. –dicho esto último, se dio media vuelta para seguir atiendo a sus clientes. Ambos ocultaron sus rostros en la carta, estaban nerviosos y muy avergonzados, ninguno de los dos sabía que esta situación algún día pasaría.

-¿Hace mucho que esperas aquí? –decidió romper el hielo Kakaroto.

-No mucho, vine hace cinco minutos, aproximadamente.

-Ya veo. –dijo Kakaroto para luego volver a dirigir su mirada a la carta, recorriendo con sus ojos los diferentes nombres de los platillos que se encontraban perfectamente escritos allí. Todo estaba realmente caro ahí y abrió descomunalmente sus ojos al leer los precios, no podía ni optar por pedir un vaso con agua, porque hasta el agua costaba un ojo de la cara, ¿acaso el agua ha salvado la vida de alguien?. -¿Te conto Turles que…?

-¿Qué no teníamos que pagar nada? Si, lo hizo. –dijo mirando fijamente al Son menor. Kakaroto por un instante se olvidó del odio que le producía ese ser tan orgulloso y repulsivo, ahora solo estaba presente un Kakaroto incómodo y lleno de nervios. Vegeta se veía guapo, pero no podía dejar que el mayor le descubriera, tenía que seguir actuando como que no importaba cuantas citas tuvieran, él lo odiaba y eso no cambiara.

-Todos estos platillos son exageradamente caros. –dijo en tono de disgusto.

-Puede ser, pero debemos pedir aunque sea algo, o Turles se enterara.

-Caballeros, ¿listos para ordenar? –apareció nuevamente el mesero que les dio las cartas, sacando un pequeño anotador con un bolígrafo, esperando las ordenes de los jóvenes. Ambos pelinegros se miraron sin saber qué hacer, Vegeta nuevamente dirigió su vista a la carta, había visto un platillo que le llamaba la atención.

-Pediré el Sukiyaki de Wagyu. –hablo Vegeta mientras dejaba la carta cerrada sobre la mesa, el mesero tomo nota de la orden y miro a Kakaroto esta vez.

-¿Y usted, señor?

-Em…yo pediré…¿Ramen? –el mesero anoto el pedido.

-¿Con que bebida les gustaría acompañar sus platillos, caballeros?

-Tráenos un Álvaro Palacios del 2007. –Kakaroto le miro con los ojos abiertos y bastante sorprendidos, ¿acaso pidió alcohol?

-Buena elección, señor. –dijo el mesero asombrado, tomando notas por última vez, guardando nuevamente su anotador en su bolsillo. –Enseguida les traeré sus platillos. –media vuelta, el mesero se retiró de ahí, justo a tiempo para que Kakaroto le recriminara lo que acabo de pedir.

-No puedes pedir alcohol. –dijo Kakaroto ahorrándose las intenciones de montar una escena en medio restaurante.

-¿Qué tiene de malo?

-Soy menor, ¿recuerdas? –dijo alzando una ceja.

-Eso no es excusa, seguramente eres un cabeza de pollo.

-Cabeza de pollo, tu mamá. –dijo fastidiado, poniéndose de pie bajo la mirada atenta del pelinegro cabellos de flama. –Voy a tomar algo de aire. –y sin esperar respuestas, dio media vuelta para caminar hacia la salida. Una vez afuera, se apoyó en la fría pared, mirando el cielo estrellado se dispuso a cerrar un momento los ojos mientras el aire le chocaba en el rostro. Nunca había asistido a una cita, ¿Quién iba a creer que su primera salida seria en un restaurante de lujo? , y lo peor de todo, ¿Qué pasaría con él, si Raditz se enterara? Ya tenía demasiados problemas como para sumar otro a la lista. Quería irse de ahí, no podía permitirse ver a Vegeta con otros ojos, e incluso, tener el pensamiento de que se veía guapo sin uniforme.

-Lo estás haciendo muy bien, compañero. –dijo de repente una voz a su lado, abriendo apresuradamente sus ojos y brincando en su lugar, para luego voltear hacia el lugar de donde provino esa voz, viendo a Turles apoyado junto a él sobre la misma pared, limpiando sus lentes oscuros con una tela fina.

-¡¿Qué haces tú aquí?! –grito frustrado, realmente lo había asustado, y viéndolo ahí despreocupado, como si nada hubiera pasado en ese momento, lo hizo enfadar aún más.

-Vigilo el perímetro, para asegurar que nada se salga de control entre ustedes. –dijo para luego, finalmente, volverse a poner los lentes oscuros.

-Quiero irme, Turles, ya no soporto este lugar.

-Pues será mejor que sigas como estas o le diré a los directivos que tú golpeaste a Hiroshi. –dijo para luego caminar hacia donde estaba estacionado su auto, Kakaroto le miro con el ceño fruncido y apretando sus puños en signo de frustración.

-¡Anda, diles, prefiero eso a seguir con esta farsa! –grito a los cuatro vientos, para que Turles lo escuchara.

-¡Yo sé que tu no quieres eso! –grito ya lo suficientemente alejado, para luego entrar a su auto y cerrar la puerta con fuerza.


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