En seis meses no había encontrado algún motivo válido para ir por Wolfram, a diferencia de la vez anterior, nadie creyó sus palabras de “preocupación ajena” como le había dicho Gwendal y Greta tampoco le ayudo:
-Si es lo que quiere hacer debemos respetarlo y apoyarlo.
No había firmado el oficio, se excuso con un “esto se tiene que hablar frente a frente”, sin embargo, lo llevaba en su chaqueta celosamente, cada que tenía oportunidad lo leía, lo tenía tan intrigado, su vista se poso en esa caligrafía llena de gracia y belleza la firma de Wolfram.
-Quizá si nos hubiéramos casado, lo que tendría en mis manos sería nuestro lazo nupcial.
Era una tontería, por que él se casaría con una chica; aunque nunca ha tenido novia pero era por su estilo de vida, eso de ir de mundo en mundo ocupaba todo su tiempo, además Murata tampoco había tenido novia.
Su vista paso de nuevo por esa firma, se reprochaba el hecho de no haberse percatado de su ausencia.
-¿Estás bien?
-¿Porqué preguntas?
-Estás llorando.
Pasó sus manos por sus mejillas, era verdad, estaban mojadas.
-Yo no sé o talvez sí… no se que hacer.
-¿Sobre qué?
Yuuri observo el oficio, no pudo leerlo y se lo paso a Konrad quien lo leyó rápidamente.
-Aún no lo firmas.
-Y no sé por que, yo… no quería el compromiso, pero sí quería su amistad… pero él…
-Se tomo el compromiso en serio.
-En el otro mundo esto es tachado por la sociedad.
-No estamos en ese mundo.
-No he visto ninguna pareja formada de dos hombres tampoco.
-¿Quieres ver una pareja para saber si es verdad?
-No, lo que digo es que si en verdad fuera aceptado habría por doquier ¿no?
-No amas a una persona por su género Yuuri, o al menos no en este mundo.
-Pero…
-Yuuri debes pensar que significa para ti Wolfram.
-Es mi amigo…
-El cual por más de un año no has visto y ni siquiera te importaba que pasaba en su vida.
-Bueno los amigos se apoyan cuando es necesario, no es necesario que estén siempre juntos.
-Entonces, ¿por qué lloras por él?
-No lo sé.
-¿De verdad?
-No, ¿cómo es posible que no me haya dado cuenta de qué se marcho de mí… castillo?
-Quizá sea hora de empezar a decir frases completas.
Yuuri asintió.
-Se fue de mi lado…
-¿Eso es cierto?
-No, yo lo aleje de mí, era obvio, después de tantos desplantes, se aparto, esto era lo que quería desde el inicio de este “compromiso”.
-Ya lo conseguiste, firma el oficio.
-No quiero.
-¿Por qué?
-No lo sé, yo… yo le prometí que no permitiría que alguien, un hombre… lo apartará de mi lado.
-Pues ya paso ¿no?
-¿Cómo?
-Tú lo alejaste de tu lado ¿no lo ves? En aquel momento no temías que alguien más se lo llevará, observaste como lo apartabas de tu lado, pero y voy a decirlo, eres tan ‘testarudo’ para esto que decidiste hacerte el desentendido, como siempre.
La voz de Gunter resonó en todo el jardín.
-Majestad, es hora de sus lecciones, majestad ¿dónde está?
-Tienes que reflexionar seriamente en cuanto a tu sentir por mi hermano o firma el oficio lo más rápido posible, lo que decidas tiene sus consecuencias, suerte.
-Gracias Konrad.
El rey se levanto para llegar hasta su consejero, quien estaba a punto de entrar en shock por no poder encontrarlo.