Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

POR QUE, YA ES HORA por Kaede S

[Reviews - 143]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo: Gracias por los reviews. me encanta leerlos. Los personajes son propiedad de la serie Kyou Kara Maoh! Aquí les dejo el decimo episodio espero que lo disfrutentanto como yo al escribirlo.
Dos meses pasaron de la visita de Konrad, suspiró, aún tenía la sensación de los labios de su hermano, porque estaba seguro de que lo había besado como siempre, bueno como antes de lo ocurrido, ¿cuándo había empezado a besarlo de esa manera?, con esfuerzo empezó a recordar.

Flashbacks

Había visto a su madre y al padre de Konrad besarse, se decían amarse y quererse, entonces una pequeña duda se apodero de su mente, que al ser un niño de seis años no entendía que tenía de diferente el amor y el cariño que sus “padres” se daban al que sentían ellos entre hermanos, no podía comprender como demonios podían respirar y la curiosidad ganó. Al día siguiente con la curiosidad presente busco a alguno de sus hermanos para pedirles que lo besaran de la misma forma, siendo Gwendal el primero en darle la negativa.

-Anda, bésame hermano mayor.

-No.

-¿Por qué no?, ¿qué no me quieres?

-Sí, pero…

-Anda, sólo un besito.

-No… vete con Konrad, estoy ocupado.

Alegremente, Wolfram corre hasta donde cree esta Konrad, entrenando con su padre.

-¡Hermano mayor pequeño!, ¡hermano mayor pequeño!

Al oírlo el padre de Konrad se detuvo.

-Ve con él hijo.

Konrad bajo la espada dándole a su padre una amable sonrisa, cuando de repente estaba tumbado en el suelo con su hermano menor encima. Lo que provocó una sonrisa en el mayor.

-Hermano mayor pequeño, bésame.

Sonriendo, Konrad sujeto su nuca para depositar un beso en su frente creyendo que así el niño se levantaría, pero Wolfram se sentó sobre su estómago.

-No, tonto, bésame como tu padre besa a nuestra madre.

Dahiri no pudo evitar soltar una carcajada al ver la cara de su hijo.

-Pero Wolf, eso es para las personas que se quieren y se aman.

-Nosotros nos queremos y no amamos ¿no?

-Bueno, sí, pero…

-Anda bésame.

Dahiri lo quito de encima del estómago de Konrad dejándolo de pie en el pasto, después levanto a su hijo, le murmuro algo al oído, luego su hermano se camino hacía él.

-Está es la manera en la que puedo besarte Wolf.

Su pequeño corazón latía a más no poder, el rostro de su hermano se acercaba cada vez más, cerro los ojos esperando sentir esos labios en los suyos, pero sólo los sintió cerca de su boca, Konrad se irguió mostrándole su cálida sonrisa, levantándose de puntitas sus manos llegaron al pecho de Konrad dio un tirón a su chaqueta para que bajara y quedara a su altura, puso sus manitas en las mejillas de su hermano mayor y lo beso de la misma forma.

Fin Flashbacks

Konrad era, de muchas formas, su persona favorita, cariñoso, amable, guapo, fuerte, protector y siempre le dedicaba una sonrisa tierna, y eso era lo que él quería, una persona fuera como su hermano, Yuuri era parecido a Konrad, pero no era fuerte ano ser que se transformara en el Maoh, nunca le dedicaba una sonrisa amable, las sonrisas de Yuuri para él, eran nerviosas, con miedo o vacías, además nunca tenía tiempo para él, Konrad a pesar de todo casi siempre estaba a su lado, aunque él mismo no quería se daba cuenta de las cosas que pensaba o estaba a punto de hacer, Yuuri no era así, él creía que sí, que Yuuri era aquel hombre que lo protegería de todos los demás que intentaban quitarle su título o su riqueza, o que sólo lo querían para enseñar como un premio.

Un sirviente llamo a la puerta era hora del desayuno, con parsimonia fue quitando las mantas de su cuerpo, desde que dejo el palacio Pacto de Sangre, regreso a su costumbre de usar solo su ropa interior para dormir. Tomo una ducha refrescante, una truza blanca, una camisa del mismo color, un pantalón y chaqueta azules más sus botas y una capa blanca serían su atuendo ese día. Se dirigió al salón para desayunar con su tío, la mesa era demasiado larga para ellos dos, este castillo parecía tan vacío a comparación del otro, se sentó en la primera silla del lado derecho, a os pocos minutos su tío le hacía compañía.

Comían en silencio, sólo el ruido de los cubiertos se escuchaba de vez en cuando, con Yuuri siempre era divertido, además las peleas que tenía con Gunter eran divertidas. Acabaron sus alimentos, Woltarana lo mando a sus lecciones, estando en estas sus pensamientos vagaban, desde la visita de su hermano su heridas parecían cerrarse más rápido, llorar había servido, no tenía noticias del reino, por lo que suponía todos estaban perfectamente bien, esta rutina la repitió un mes más, hasta que fue interrumpida por otra visita. Emocionado por creer que era su hermano bajo rápido, pero al que encontró fue al Gran Sabio, claro que la desilusión se notó en su rostro.

-Veo que esperabas mi presencia, más que eso, pareces desilusionado por verme.

-No eras a quien esperaba eso es todo. ¿Qué puedo hacer por ti?

-Quería saber como estabas.

-Creí que Konrad les había informado.

-Sí, li hizo, pero quería verlo por mí mismo.

-Aquí estoy.

-¿Podemos caminar mientras platicamos?

-Sí, claro, ¿te apetece una vuelta por el jardín o prefieres que usemos caballos?

-No te pongas así – Murata sonrió –Vamos, no te molestaré.

Terminó de bajar las escaleras, no muy convencido de esto, paso por delante de Murata y con un gesto le indicó que lo siguiera. Ya en el jardín Murata hablaba de cosas sin sentido, que no entendía las clases de inglés moderno, que sus amigos solo hablaban por celular, que había una nueva moda… un poco fastidiado decidió enfrentarlo de una vez.

-¿Por qué estas aquí?

-Han pasado año y medio desde que dejaste el palacio.

-Cierto.

-Konrad menciono que un manto de tristeza cubría tus ojos… es verdad, pero algo me dice que no es el mimo que estoy viendo yo.

-¿Eso es todo?

-No, eres fuerte y decidiste salir de esto tú solo, dime ¿qué harías si Yuuri te dijera que te quiere y te necesita a su lado?

-Preguntarle quien es y donde esta el debilucho – Murata iba a decir algo, así que continúo – Mira, no creo que Yuuri haga eso, le deje el camino libre para que consiga a una mujer como prometida, eso quería antes y estoy seguro que no cambiará de idea, después de todo, siete años son suficientes para percatarse de ello, ¿no crees?

-Eso parece, pero si lo hiciera, si te dijera que se dio cuenta que tiene sentimientos hacía ti, ¿qué harías?

-Quizás, ¿saber cuáles son esos sentimientos?

-A veces eres desesperante.

-Tú también lo eres.

-Sólo digo que si Yuuri…

-Basta, me fastidia que las personas supongan cosas. Yuuri no me amaba, no me ama y no me amará por la misma razón: soy un chico, y eso no puedo ni quiero cambiarlo, ahora duele pero no tanto como al principio, ahora que lo he aceptado es más fácil saber que no había otra solución.

-¿Eso crees?

-Sí, ¿eso era lo que único a lo que venías?

-No, también quería verte.

-Idiota.

-Ya lo creo, mira que venir desde Shin Makoku sólo para ver a un chico bonito, no habla muy bien de mí.

-Cállate.

-¿Por qué? Sólo digo la verdad, eres muy bonito.

-Dijiste que no me molestarías.

-¿Desde cuando decir la verdad es molestar?, sólo te incomoda escucharlo.

-Claro que me incomoda, es tan…

-¿Halagador?

-No esperas que alguien a quien apenas conoces te diga esas cosas así como si dijera “el día es hermoso”

-Hace bastante que nos conocemos.

-No lo suficiente para que digas esas cosas.

-Tienes razón, pero es algo que note desde que te vi y estoy dispuesto a decirlo las veces que quiera.

-Tonto – Una sonrisa se instalo en sus labios, no sabía porque pero la forma en como lo dijo era diferente a la que todos los que intentan halagarlo, Murata lo decía como si fuera verdad, no como un halago.

-Yuuri esta bien – Se desubico un poco con el comentario.

-Que bueno, no me agradaría que algo malo le pasará – Sintió la mirada del Gran Sabio sobre él –Ya ha pasado tiempo, mis sentimientos ya no son tan profundos.

-Eso veo –Había algo en la mirada del pelinegro que lo hizo sonrojarse, quizá era por ser el amigo de Yuuri.

-Entonces, ¿sólo has venido a eso?

-A verte, sí.

-¿Tienes tiempo?

-¿Quieres que dedique todo mi día en ti?

-No lo digas de esa forma, sólo quiero evitar lecciones.

-Está bien, no es como si alguien esperará mi regreso y dedicar mi día a ti es la mejor oferta que pudieron ofrecer.

-¿Quieres cabalgar?

-O puedo pasar todo el día en tu habitación –La expresión del rubio era todo un poema, molestar a ese chico era inevitable. –Ja, era broma, cabalgar esta bien.

En lo que traían los caballos, se quedaron charlando, era agradable estar con Murata, era muy diferente a Yuuri, Murata no temblaba ni se alejaba de él, le sonreía y le hablaba de una forma que nadie más hacía, los soldados les entregaron las riendas de los corceles, se subieron a ellos rápidamente.

-¿A dónde vamos? –Pregunto el Gran Sabio.

-No sé…

-Tengo una idea, hace mucho que no veo estas tierras, por que no me las enseñas.

-¿Eso quieres?

-La intención es pasar tiempo contigo.

Pasaron dos horas cabalgando, Murata parecía más el guía que él, comentaba cosas que en los libros no aparecían, un poco fastidiado por la clase de historia para en una posada para descansar y tomar algo.

-Y entonces, Greta corrió a más no poder, empujando a Gunter a la fuente, Gwendal iba a ayudarlo a salir cuando paso Anissinia a su lado y lo empujo, haciendo que perdiera el equilibrio y cayera también, hubieras visto la mirada de tu hermano, fue tan cómico.

-Al parecer Gwendal y Gunter se divierten y educan a Greta.

-Bueno, Anissinia se ofreció pero tu hermano se opuso, lo que menos quiere es a otra loca en el palacio.

-Con mi madre y Anissinia es demasiado, ¡Ah! Y Gisela hace otro tanto.

-Cierto, creo que de todas es la que más impone…

-¿Y Yuuri que hace?

-Aparte de firmar papeles y tomar lecciones, extrañarte.

-Sí, pasamos buenas aventuras como amigos.

-Te extraña de otra forma.

-Es la única forma en la que puede extrañarme, como un amigo.

El Gran Sabio suspiro.

-¿Crees que miento? –Pregunto el príncipe.

-No, eso es lo que me preocupa.

-¿Qué cosa?

-Olvídalo, ¿quieres otra cosa?

-No, vamos a caminar.

Salieron de la posada, caminaban tranquilos, cuando Murata le detuvo del brazo. Había un grupo de soldados pasando por enfrente de ellos, al acercarse un poco más, pudo distinguir el escudo de Shin Makoku, Murata se oculto detrás de él al escuchar un grito dirigido al rubio.

-Excelencia, cuanto tiempo sin verlo – El soldado se acerco a él directamente y le observo detenidamente- Vaya, si que le ha hecho bien el estar en estas tierras, se ve más alegre y…

-Dorcas… -La voz de una chica interrumpió al soldado- Te he dicho que no te hagas el desentendido cuando estamos en una misión.

-Lo siento sargento, me distraje un poco –Le hizo una seña a la chica para que la chica lo viera.

-Excelencia, cuanto tiempo – Gisela le hizo una pequeña reverencia –Dígame, ¿ha visto de pura casualidad al Gran Sabio?, teníamos que regresar hace cinco horas a Shin Makoku, pero ese… se escabullo de la vigilancia.

-Así que no había venido a verme – murmuró el rubio. Sin embargo el Gran Sabio alcanzó a escucharlo, entrelazo sus brazos por la cintura del chico, saliendo detrás del rubio.

-Te equivocas, si bien es cierto que tenía algo más que hacer en estas tierras, verte era mi mayor prioridad.

El rubio quedó en shock junto con Gisela y Dorcas quienes en ese momento se percataron del pelinegro.

-Alteza le dijimos que no se alejara, al menos nos hubiera informado que iría a ver a su excelencia, lo hubiéramos acompañado, ¿no es verdad sargento?

-Necesitaba hablar a solas con Von Bielefeld.

-Basta- los interrumpió la chica de nuevo – Y usted deje de abrazar a su excelencia.

De inmediato los brazos de Murata se separaron de cuerpo y él aún no salía del asombro.

-Excelencia ¿esta bien?- Pregunto la peliverde.

-Sí, estoy bien, me han sorprendido es todo, no esperaba verlos por aquí.

-Von Voltaire nos mando a hacer unos recados, además de acompañar al Gran Sabio, pero en cuanto nos dimos la vuelta, él desapareció, llevamos horas buscándolo.

-¿Tienen prisa?- Pregunto el rubio.

-Ya que encontramos a su alteza debemos regresar lo más pronto posible. Quizá si alguien no se hubiera ido solo tendríamos más tiempo.

-Espero que vengan a visitarme pronto.

-Nosotros también, mientras tanto cuídese excelencia.

-Gracias Gisela.

-Cuídese excelencia.

-Tú también Dorcas.

-Ahora los alcanzo, sólo me despediré de Von Bielefeld.

Murata lo jalo del brazote nuevo, la mirada de Gisela los siguió hasta que Murata paro.

-La próxima vez espero que no te tengas que ir de esta manera –Dijo el rubio.

-¿Puede haber una próxima vez?

-Si quieres, somos amigos ahora ¿no?

-Por supuesto –Murata sonrió.

-¿Podrías decirle a Konrad que quiero verlo? – Los ojos de Murata se ensombrecieron.

-¿Konrad?

-Sí, la última vez que vino no puede verlo… o más bien despedirme como se debe, así que…

-¿Cómo que no te despediste de él?

-Después de todo lo que hicimos ese día, quede rendido en sus brazos.

Los ojos del Gran Sabio se abrieron a más no poder, pasados unos segundos, se relajo y le sonrió.

-Yo le digo.

-Gracias.

-Me voy, cuídate.

-Claro.

-Murata se acercó y le dio un beso en la frente.

-Nos vemos, chico bonito, yo le digo a tu hermano.

-Gracias, cuídate y saluda a todos de mi parte.

-Lo haré – Murata se echó a correr al barco, el se acercó al muelle para despedirlos.

-Cuídese excelencia.

-Si quiere regresar, hágalo, lo extrañamos.

-Cuídate Von Bielefeld.

Ya que no los veía, se regreso a la posada, tomo los caballos y regreso al castillo.
Notas finales: Bien, nos leemos la próxima actualización. Perdón si hay algunos nombres mal escritos, si es así haganmelo saber para corregirlos, gracias.

Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).