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Café Love por satsuki_

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Notas del capitulo:

Me gustaría que comentaran para saber si les gusta o no la historia. Gracias.

Ese mismo día Minhyun se enteró que Aron tenía novia. Mientras bebían café, sus manos se entrelazaban no tan casualmente; sus miradas se encontraban en ocasiones y no podían evitar sonreír como un par de tontos enamorados. Aron se pasaba la mano por la nuca reiteradas veces, y le daba una sonrisa entre tímida y juguetona que Minhyun jamás le había visto regalarle ni a sus compañeros que a veces lo acompañaban.


Los días siguientes trabajó con la cabeza agacha de la pura verguenza de tener que enfrentar a sus compañeros de trabajo que habían visto toda interacción aquel día, mirándolo al final del día con lo único que podía identificar: lástima. Y era patético, lo sabía, pero no necesitaba que todo el mundo lo hiciera sentir así...suficiente tenía con la carga mental de saberse un completo perdedor.


Un día los vio de salir de la mano, riendo, y no pudo más que pensar que la oportunidad había estado ahí, solamente que no había sabido aprovecharla.


Minhyun entonces comenzó a castigarse. Los veía casi todos los días, era su café favorito para el amor; podían pasarse horas bebiendo tan solo un café mientras reían y conversaban. Minhyun, mientras limpiaba las mesas o hacía el aseo cuando casi el lugar se desocupaba, no podía evitar mirar con ojos largos a la feliz pareja, torturándose más de lo que ya estaba, deprimiéndose desde comienzo hasta fin de día cuando se iba a la cama.


Desde el momento que Aron había conseguido una novia, Minhyun era testigo de los buenos momentos, de los no tan buenos, de las peleas y amarguras de Aron. Era como ver una película, y lo peor de todo es que él de cierta manera también formaba parte de esa película, solamente que el protagonista de ella no sabía que existía, o sabía pero nunca se había detenido a pensar en su importancia.


A veces para sentirse mejor consigo mismo, para superar esos días de tristeza, Minhyun se decía que tal vez solo le gustaba Aron porque era el único chico asiático que había visto últimamente junto con Baekho. A él le gustaban los asiáticos, así que tenía sentido que al ver a Aron inmediatamente hubiera sentido esa electricidad que no había sentido con Baekho... entonces todo pensamiento se iba al demonio.


Un día Baekho lo llevó a una de las típicas fiestas universitarias donde se terminaban haciendo bolsa todos. Minhyun había visto esa noche cómo la lengua de Baekho se había deslizado por tres bocas distintas y en un momento sintió tanta repugnancia que tuvo que salir a tomar aire. De camino, un chico lo tomó por la cintura y lo obligó a detenerse y forcejear para poder librarse. Esa noche decidió irse a la pieza que compartía con Baekho y encerrarse a llorar su miseria, porque había decidido acompañar a Baekho en búsqueda de una liberación a sus problemas, a su gran vacío que sentía, y ahora se sentía mucho peor.


Los días siguientes la rutina se hizo presente, pero si antes era algo bueno, algo que no lo preocupaba, ahora era algo que lo agobiaba. Veía el reloj cada cinco segundos para poder salir de allí, a veces rogaba que Aron se apareciera sin su novia para no sentirse tan acabado. Sus compañeros ya no decían nada, solamente ponían una mano en su hombro y luego pasaban a su lado para continuar su labor. Mujeres mayores, su compañero, ya no le hablaban más que para lo necesario presintiendo que si decían más sus palabras no serían bien recibidas. Minhyun sabía que estaba alejando a otros, que su semblante había cambiado, y una vez más no podía hacer nada para que fuera de otra forma.


El día en el que había decidido darse por vencido, sonreír y continuar su vida porque no había punto en continuar sufriendo por un amor correspondido, ese mismo día Aron dejó de frecuentar el café. Ya no habían risas, coqueteos, besos, manos unidas, caricias, solamente el la mesa de Aron vacía como casi siempre cuando él no estaba. No era el punto favorito de los clientes porque estaba cerca de la puerta y porque había una gran ventana que le hacía pensar a Minhyun que la gente se sentía expuesta, pero que para Aron era el punto perfecto ya que una vez se sentaba, ese lugar se convertía en su propio mundo.


Minhyun empezó a notar cosas que antes no notaba con la presencia de Aron, como era un grupo de estudiantes de colegio que siempre iban en grupo y se ponían al fondo para observar a su compañero de trabajo que era guapo, muy guapo, pero no de su estilo. También notó cómo siempre ingresaba una abuelita a comprarle galletas a su nieta, o como siempre un padre de gemelos entraba todas las mañanas y compraba todo lo que sus hijos pequeños le pedían. La vida pasaba y él había estado demasiado enfrascado en su propio dolor para ver que había más vida y muchas cosas esperando por él.


La misma semana que Aron no apareció, conoció a un chico que se hacía llamar JR, se lo presentó Baekho. En un comienzo Minhyun había desconfiado porque Baekho era un zorro astuto, por lo cual sus amigos debían ser iguales, pero resultaba que JR tenía mucha personalidad, pero no se había tirado sobre él, solamente había sido gentil y había estado llamándolo todos los días para vez cómo se encontraba. Minhyun sintió que con él volvía a sonreír y comenzaba a cubrir heridas.


Luego de una semana de ausencia, Minhyun vio que Aron entraba y no lucía muy feliz, de hecho lucía realmente abatido. Minhyun lo vio pedir un café simple, una dona y sentarse para enfrascarse en una lectura. Durante esos minutos, Minhyun suspiró y le pidió a uno de sus compañeros que le llevara un cupcake que contenía un osito y la palabra 'feliz'. Iba a ser su primer intento luego de alrededor de dos meses de haber intentado algo arriesgado, aunque esta vez no iba con un propósito de que Aron se levantara y le hablara, sino que simplemente para animarlo porque se había asegurado de decirle a su compañero que solamente dijera 'cortesía de la casa' y no revelara que había sido él.


Vio que Aron estuvo varios minutos contemplando el cupcake, y una sonrisa automática se depositó en sus labios justo en el minuto que Aron alzaba la cabeza y lo veía. Minhyun ante esto de inmediato bajó el rostro y no lo levantó hasta que sonó la campanilla de la puerta. Cuando miró, Aron no estaba, y cuando se acercó a su mesa, el cupcake estaba intacto. Aron simplemente había rechazado su gesto, no porque supiera que era él, sino porque al parecer no había nada que pudiera animarlo.


Pasaron al menos tres semanas desde la última vez que lo había visto, y Minhyun tuvo la sospecha que Aron había terminado su relación con su novia y ahora estaba devastado. Así era el amor, se dijo internamente, recordando su última relación con un chico que solo había querido estar con él por sus buenas notas y no porque lo amaba realmente. Luego de eso había estado algunos días llorando, lamentando haber sido tan estúpido para haber caído en esa trampa, y había caminado dignamente volviendo a comenzar. Y al ver que Aron no parecía interesarse en él, ni siquiera dar cuenta que sabía de su existencia, le hacía querer hacer lo mismo, y lo estaba haciendo tal vez, solamente que a paso muy lento.


Un día Aron regresó, casi un mes luego de haber roto con su novia; se veía compuesto, normal, por lo que Minhyun sonrió y suspiró ya sintiéndose un poco más relajado, ya no tan torpe y tonto como cuando lo veía ingresar meses atrás. Aún sentía algo por él, pero al parecer no era como el primer día que lo vio y su corazón palpitó a mil por hora.


Decidió limpiar la mesa que Aron y cuando vio que se acercaba inmediatamente apuró su paso, botando la azúcar que siempre estaba dispuesta en el centro de la mesa. Avergonzado, inmediatamente se agachó para tratar de que no estuviera tan esparcida, cuando vio una mano que lo ayudaba.


—Lo siento, Aron...es que siempre ocupas esta mesa y...—se detuvo inmediatamente al darse cuenta que había revelado que sabía su nombre y además había dicho algo más que 'que tenga un buen día', había prácticamente revelado que sabía de él.


Cuando vio hacia arriba, Aron lo estaba observando con atención; estaba demasiado cerca, ya no estaba ayudándolo con la azúcar sino que viéndolo con cuestionamiento y algo más que no podía descifrar. Fueron escasos segundos los que pudo mirar antes de bajar el rostro totalmente avergonzado.


—Iré a buscar algo para limpiar—susurró esto último levantándose sin mirar al otro, ingresando inmediatamente a una puerta que daba a una cocina.


—¿Qué fue eso?—preguntó la dueña negando con la cabeza.


—Lo...lo siento—cerró los ojos y sus manos torpemente tomaron la escoba y una pala.


—Yo lo haré por ti—dijo una de sus compañeras, y Minhyun sabía que lo hacía para ahorrarle la vergüenza.


—Algún día tendrás que dejar de ser tan tonto a su alrededor—dijo su jefa.—Está volviéndose penoso—negó con la cabeza una vez más.


Y su jefa tenía toda la razón, estaba volviéndose patético, ridículo. ¿No que estaba listo para enfrentar al mundo y no sentirse avergonzado y tonto a su alrededor?


Ese día Minhyun no volvió a aparecerse hasta que el otro desapareció por la puerta.


Los siguientes días Aron volvió al café y Aron ya no lo estaba ignorando como antes, ahora claramente sabía que existía, y cada vez que levantaba su rostro para verlo, el otro estaba viéndolo, ni siquiera disimulándolo. Se sentía expuesto, como si su secreto hubiera sido revelado, y de cierta forma era así, había dicho más de la cuenta y ahora el otro no podía no verlo.


Minhyun vio que Aron no hacía nada más que mirar, así que decidió continuar su vida con dignidad e intentar ignorar la mirada penetrante del otro porque no había punto en matarse la cabeza pensando en ello, aunque lo hacía, pero en los momentos de soledad cuando estaba en su cuarto.


Un día uno de sus compañeros lo obligó a ir a atender a Aron que al parecer se había terminado su café y quería algo más. Minhyun trató de poner la cara más profesional del mundo y no falló, solamente que en un minuto su lápiz cayó y sus manos temblorosas lo delataron. Más tarde Minhyun vio que Aron le había dejado una buena propina y en el boleta decía: 'Para Minhyun' Minhyun quería desmayarse, Aron había visto su nombre o lo había escuchado.


En uno de los tantos días ocupados, JR ingresó y le sonrió. Ese día Minhyun estaba en la caja, por lo cual suponía que el otro esperaría que se desocupara o vendría en otro momento, pero se acercó y le dio su sonrisa ganadora, la sonrisa que le producía entre alegría y un poco de temor, ya que estaba empezando a comprender las intenciones del otro que había dejado casi claras los otros días en los que había ido a visitarlo.


—Hola, Minhyun, luces lindo.


—Su pedido—respondió inmediatamente, tratando de dejarle claro al otro que estaba en hora de trabajo.


—Oh, vamos, no hay nadie...


Minhyun suspiró, y se encogió de hombros.


—Vine a invitarte a salir.


—JR, podrías haberme llamado para eso—susurró sintiendo que sus orejas se calentaban.


—Pero quería ver tu reacción—volvió a darle esa sonrisa.—Cuando digo algo así siempre te sonrojas.


—Debo pensarlo—susurró.


—Ese debo pensarlo es un 'no', ¿verdad?—suspiró.—Minhyun, ¿de verdad es un no?


—Algo así—asintió.—Deberíamos conversar esto otro día, éste es el lugar menos indicado para algo así.


—Minhyun—se quejó.


—JR—respondió de vuelta, poniendo cara de pocos amigos.—¿Pedirás algo?—preguntó cuando miró hacia el lado y vio que su jefa lo estaba mirando con reprobación y señalaba tras JR, y efectivamente tras JR había un cliente esperando, Aron...JR suspiró y negó con la cabeza y se fue.


Minhyun no tenía idea desde hace cuánto estaba el otro allí, pero éste le sonrió.


—Buenos días, Minhyun—dijo, y Minhyun abrió la boca como un pez, pero inmediatamente la cerró.


—Buenos días—respondió tratando de sonar amable pero a la vez profesional, escondiendo toda la felicidad que le provocaba que el otro dijera su nombre tan familiarmente.—Su pedido—dijo luego de unos segundos que el otro lo quedara viendo sin decir nada.


—Un batido de frutilla—dijo. Minhyun se extrañó porque lo que generalmente pedía Aron era café, café con lo que fuera pero café.—Estaba preguntándome si existe una lista de pedidos para enviar cosas a domicilio, qué tipo de cosas hay...


Minhyun miró al otro con sorpresa porque jamás pedía algo más o hablaba con el cajero o cajera. Tenía el menú a un lado, pero lo corrió disimuladamente, sintiéndose de pronto torpe para articular palabra o siquiera hacer el acto de pasarle la lista para que la viera.


—Conseguiré una—dijo apenas y voló de allí.


—¡Qué haces!—preguntó una de sus compañeras que lo había estado observando.


—Atiéndelo, creo que quiere la lista de cosas a domicilio.


—Pero...


—No me siento bien—dijo lastimeramente y su compañera arrugó las cejas, negó con la cabeza y se fue a atenderlo.


Luego de un rato su compañera apareció y se cruzó de brazos.


—No quería que yo lo atendiera, era obvio. ¿Por qué haces esto, Minhyun?


—Es incómodo, él me incomoda, ya no es grato.


—Mentira—respondió.—Estás tan asustado de darte cuenta que tal vez puedes gustarle que has decidido cerrarte en el mejor momento, cuando podría existir un progreso. ¿Por qué te saboteas a ti mismo?


Minhyun no respondió porque esta vez su compañera no tenía razón, no estaba haciendo eso, estaba protegiéndose de ser permanentemente dañado. Ya había pasado mucho tiempo soñando que Aron le correspondería que ahora esto le hacía solamente dudar.


Cuando vio a Aron en su lugar de siempre, luciendo como si esperara que saliera, Minhyun suspiró. Tal vez debía considerar cambiar sus turnos de modo de ya no volver a toparse con él.


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