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Un olor ensangrentado. por ItsLexyChan

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Notas del fanfic:

Este es un fanfic que hice por encargo. Jamás me había atraido demasiado este coupling hasta que hice el fic. La historia se ambienta un poco antes de la muerte de Madame Red. ¡Espero que os guste!

Notas del capitulo:

Espero que os guste el fic, es algo antiguo por eso la trama se situa en una parte del manga muy atrasada. Igualmente, dadle mucho amor~

Hacía  frío en la calle,  pero a pesar de ello, yo seguía ardiendo por dentro, sentía como mis labios tiemblan. No podía dejar de sonreir.  Me miró, en su mirada todavía había un atisbo de esperanza oculta en un mar de miedo y oscuridad.  Ella sabía que no había escapatoria alguna, sabe que una vez que mis manos se posen sobre su cuerpo todo habrá terminado. Lo sabe, pero aun asi, seguía albergando fe. Fe en algo o alguien que viniera a rescatarla.  Era una necia. Todos son iguales, pero en el fondo, eso es lo bueno de ellos, ¿no?  A los humanos, siempre les queda la ‘Esperanza’.  

Tomé el  arma por el mango, mientras posaba un dedo en la afilada punta del cuchillo y la acariciaba. Un hilo rojo de sangre escarlata, se deslizó lentamente por mi dedo índice. Sonreí aún más, al ver como la meretriz yacía en el suelo  temblando mientras suplicaba, en vano, por clemencia.  Me  acerqué a ella, y le acaricié la mejilla izquierda. Bajo la yema de mis dedos, se entremezclaban sus lágrimas y mi sangre. Los tomé y lentamente me los lleve a la boca.

En poco tiempo todo acabaría, por eso quería exprimir bien su pánico, hasta poder escuchar su última y más lastimera súplica. Solo con eso podría saciar mi sed...

 

Escuché unos pasos.  Debería salir de allí - pensé - creo que ver a el cuerpo de una mujer inerte junto con su asesino empapado de su sangre, no es la mejor escena de presentación que podría haber.

 

- No hace falta que te vayas - dijo una voz siniestramente melódica - No me importa lo que hayas hecho ni lo que vayas ha hacer.  Tampoco hace falta que escondas el cuerpo. Dentro de unas horas estará bajo mi tutela...

 

-¡¿Un- Undertaker?! - dije con un deje de sorpresa.

 

Undertaker entró en el callejón en el que me hallaba.  La tenue luz de luna que iluminaba su cara, me permitía ver con claridad  cómo su rostro estaba igual de relajado que siempre. No había ni un ápice de sorpresa en él.

 

- Tu lo sabías desde el principio, ¿verdad? -dije  inconscientemente.

 

Su sonrisa se amplió, dándome a entender que estaba en lo cierto. Suspiré con alivio, por alguna extraña razón no me preocupaba si él conocía mi secreto. Es más me profesaba una extraña sensación de seguridad.

Él se acercó lentamente a mí. Mientras sonreía dulcemente, llevó una mano a mi mejilla y con la yema del pulgar la empezó a acariciar.  Acercó sus labios a mi oído.

 

- Has hecho un buen trabajo, es un corte limpio y conciso. ¡Es como una obra de arte! - me susurro con emoción - Pero tendrás que pagar por mi silencio -susurró riéndose entre dientes.

Sentí cómo el corazón me palpitaba. Él me empezó a lamer el lóbulo de la oreja, para después mordisquearlo  suavemente. El calor que me asaltaba en aquellos momentos ni se podía comparar con el que tenía cuando jugueteaba con aquella mujer. Las piernas me temblaban, podía notar el roce de sus manos en mi cuerpo, manoseandolo y acariciándolo, haciéndome llegar a un placer hasta ahora desconocido para mi. Cerré los ojos para poder aumentar aquellas sensaciones.  Aspiré el aroma a sangre que invadía mis sentidos, aquello me excitó aún más. Busqué el origen de aquel olor. En un principio pensé que venía de mi, concretamente de la sangre de la mujer que empapaba mi atuendo. No era así,  no era el mismo olor.  Me acerqué a Undertaker, y él aprovechó para hacerme prisionero de un lujurioso abrazo. Posé mis labios en su cuello, y allí encontré la respuesta. Era el mismo Undertaker quien emitía aquel olor.  Cada centímetro de su piel estaba impregnado de aquel dulce aroma. Le lamí el cuello, en busca de interiorizar lo y poderlo retener en mis labios hasta que se dispersara. Él empezó a deshacerse de nuestras ropas, cuando las hubo apelotonado en un pequeño montón, me lanzó encima de este, usándolo a modo de ‘cama’.  Empezó a lamerme el cuello y a darme  pequeños besos en él. Sentía como todo mi cuerpo se estremecía ante el contacto.  Temblaba de excitación presintiendo lo que iba a suceder.  Sus labios recorrieron mi cuerpo, desde mi cuello, pasando por mi pecho y explayándose, hasta llegar a mi zona pélvica.  Me miró con una sonrisa,  yo me puse una mano en la boca, en un intento de ahogar los gemidos que salían de mis labios.

Con un movimiento fluido se deshizo de mi ropa interior, dejando mis partes nobles al descubierto.  Empezó a juguetear tímidamente con ellas,  primero las acarició gentilmente, y después de oír mi sonora repuesta, avanzó rápidamente.  La mano libre se deslizó a mi parte trasera y, después de haber humedecido apropiadamente sus dedos, los introdujo uno a uno, presionando fuertemente mis interiores.  Mi cuerpo temblaba de placer, y de mis ojos brotaban lágrimas de pura excitación. Sentía como mi mente se quedaba en blanco, lo unico que me mantenía fuera de perder la conciencia era aquel olor a sangre que tanto me atraía. Undertaker decidió complacerme aún más, y acercó sus labios a mi miembro. Lo lamió con parsimonia haciéndome sufrir con la espera de más. Pronto sus suaves lametazos, acabaron y posó todo mi pene entre sus labios para meterlo en su boca y empezar un movimiento de sube y baja. Sentía como mis sentidos se embotaban, tan solo de pensar en la humedad de sus labios aprisionandome y exprimiendome. Justo cuando estaba a punto de acabar, se paró en seco dejándome con el anhelo de más.  Le dirigí una mirada suplicante, irónicamente parecida a la que me había dirigido la prostituta antes de morir a mis manos.  Él sonrió:

 

-Te voy a dar algo mejor - dijo melódicamente.

 

Se puso encima de mi. Senti como algo me presionaba las retaguardias. Su miembro se introdució facilmente en mi interior, gracias al masaje que minutos antes habia estado haciendo. Sus labios se toparon con los mios, quienes los sedujeron apasionadamente. Sin separar nuestras bocas, empezo a dar pequeñas embestidas. Su lengua exploraba mi boca e aspiraba a la mia para que se adentrata tambien en sus profundidades.    

 

-Uh~  aah~  Un-Underaker~ - gemí entre jadeos.

 

Undertaker, me tomó de las caderas, para poder penetrarme con más profundidad y empezó a embestir con furia.  A cada golpe que me atestaba, más temblaba mi cuerpo y más alto gemía. A fin de intentar dejar de gritar, mordi la clavicula de Undertaker. Al cabo de poco tiempo noté como un líquido caliente inundaba mi boca, su sangre. Era de un color escarlata brillante, tan bonita, tan deliciosa. Entre el aroma y sus embesitdas, mi vista se nubló, mi cuerpo tembló y se arqueó, señal de que estaba llegando al éxtasis final.

Undertaker, lo noto y profundizó aún más las embestidas.

 

- Undertake~ er - grite mientras gemía a pleno pulmón- Más rápido.

 

Así lo hizo, hasta que gemí una última vez. Nuestros labios se fundieron en un último beso antes de llegar juntos al orgasmo.

Cerré los ojos.  

Al despertar, el sol empezaba a salir, pero él  ya se había ido. Extrañamente, el cuerpo de la mujer tampoco estaba. Sólo me quedaba, un cuchillo ensangrentado, ropa sucia de sudor y sangre, y el recuerdo de su olor. Un olor ensangrentado.

 
Notas finales:

Si os ha gustado, por favor dejadme un review y/o leed mis otros fics (que son poquitos)  ¡Nos leemos en futuros fics!


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