Confesión
Kim Woo Bin sabía que él iba a estar enojado, sonrió mientras terminaba de quitarse el atuendo que habían usado para el comercial y se ponía la chamarra de cuero que llevaba consigo antes de llegar a la locación.
– ¡Yah! –escuchaste su grito y de inmediato supiste que iba a reñirte, pero no importaba porque ya lo sabías, volteaste mientras acomodabas los puños de tu camisa y jalabas la chamarra hacia abajo considerándote listo para salir– ¿En qué estabas pensando?, ¿ah?, ¿crees que no se darán cuenta? – Preguntó aún exaltado.
–Vale, debí ser más cuidadoso–contestó Woo Bin, pero no lo sentía en realidad, él quería que todos se enteraran, no por nada había estado mandando mensajes subliminales en cada entrevista que le hacían y le preguntaban sobre Jong Suk, incluso si no le preguntaban por él, lo mencionaría un par de veces, solo para que todos supieran que en realidad le gustaba.
– ¿Qué planeas? Es decir, casi me besas frente a todos ellos–.
Sonrió al recordar lo sucedido, pero no había podido evitarlo, cada vez que estaba cerca de él, su primer instinto era abrazarlo y empezar a imaginar millones de formas para poseer sus labios, recordó que la razón por la cual se contuvo fue la mirada de advertencia por parte de su compañero, lo que hizo que su primer intento de beso fuera cambiado por un cálido y fuerte abrazo.
–Hay que dejar de vernos–. Sentenció Jong Suk con tono triste–, seamos realistas, esto solamente se volverá más enfermizo cada vez.
Volteaste a verlo y caminaste hacia él con paso firme, siempre que decían “quiero dejarte” Woo Bin lo tomaba como un “quiéreme más” y Jong Suk lo sabía, estaba completamente seguro de que lo hacía.
–Salgamos mañana–. Propuso cuando lo hubo arrinconado en la pared–, ya sabes, solamente tú y yo en mi departamento.
–Ese no es el concepto que tengo de salir–murmuró Jong Suk y Woo Bin rió.
–Pensé que querías que termináramos.
– ¿Qué quieres terminar? –Preguntó curioso el aludido–, ni siquiera tenemos algo formal.
–Lo sé– contestó Woo Bin sonriendo–, ¿cuál es tu concepto de cita entonces? – Preguntó divertido mientras se alejaba unos cuantos pasos de él.
–Ninguno que se pueda concretar.
Kim Woo Bin lo entendió entonces, no era que no quisiera salir, lo que en realidad quería era tener una relación que no fuera tan pública. Asintió–, te diré algo– empezó serio–, es mucho más fácil para nosotros, lo único que tendremos que decir después es que salimos como amigos, no hay más que decir–puntualizó el muchacho.
– ¿Los amigos se quieren de ésta manera?
– ¿Las relaciones se esconden de ésta manera? –Contraatacó, tal vez se sentía algo triste por el resultado de la conversación–. Te llamaré mañana– agregó y salió de ahí.
Jong Suk estaba confundido y triste, probablemente más lo segundo que lo primero, pero él sabía que debían parar antes de que fuera tarde. Suspiró y empezó a cambiarse.
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Qué iba a llamarlo ¿había dicho? Pues bien pudo haberlo timado porque eran las seis de la tarde y no había recibido ningún mensaje, así que decidió hacerlo él.
“¿Qué hay?” Escribió para borrarlo, hizo tres intentos más hasta que se conformó con un “Espero que estés libre ésta noche, yo lo estoy”; cuando Woo Bin recibió el mensaje no pudo evitar sonreír de lado, había olvidado por completo que debía llamarlo y empezó a sentirse culpable.
“Perdiste, tendrás que ser mi sirviente ahora” mandó a modo de respuesta con una sonrisa dibujada en los labios.
El aludido observó el mensaje en la brillante pantalla de su celular y bufó por el contenido, sí que ese hombre era difícil, suspiró y contestó un “como tú digas” mientras se iba desnudando lentamente para meterse a la ducha. Se estiró por completo mientras veía el reflejo de su rostro en el espejo que se encontraba sobre el lavamanos.
Se encontró listo para la próxima entrevista en menos de treinta minutos y mientras iba de camino al acogedor restaurante pensaba en lo difíciles que se pondrían las cosas si todo lo que ellos sentían salía a flote. Bajó del auto y suspiró, nadie tenía porque enterarse, de todas maneras.
La entrevista fue como la mantequilla y cuando estaba despidiéndose de la reportera recibió un mensaje. “Estuviste de maravilla, ¿tienes otra cosa que hacer?” Sonrió instantáneamente intentando no recorrer el lugar con la mirada para saber dónde estaba.
“No, ¿cómo supiste que estaba aquí?” Contestó rápidamente el chico mientras terminaba de agradecer al equipo que había estado trabajando con él en esa hora de entrevista.
–Iremos a cenar, ¿quieres venir? – Preguntó una de las chicas de producción con un leve sonrojo. Jong Suk no sabía qué hacer, odiaba decirle que no a las personas, pero probablemente Woo Bin querría salir. Su celular vibró nuevamente entre sus manos.
“Ve, podemos vernos otro día”.
–Claro–, contestó con una sonrisa a la muchacha y salieron juntos de ahí.
Woo Bin suspiró, era difícil verlo tan feliz al lado de otras personas, quería que esas sonrisas solamente fueran para él. Guardó el celular en el bolsillo trasero del pantalón a sabiendas de que no recibiría una respuesta por más que lo quisiera y caminó a la salida del bonito restaurante. Había llegado puntualmente antes que toda la producción y había tomado asiento en el piso de arriba, justo donde pudiera tener una buena vista del muchacho, así había podido percatarse de todos sus gestos.
Iba por el último escalón cuando alguien lo tomó de la muñeca. Su tacto era perfectamente reconocible y lo vio unos momentos antes de sonreír.
–Gracias– fue lo que dijo el muchacho antes de guiñarle un ojo.
El otro solamente se dedicó a despeinar un poco su cabello antes de dejarlo ir–. No te preocupes, pero no olvides que sigues siendo mi esclavo– comentó divertido y Jong Suk hizo un puchero–, ¿no te están esperando?
–Sí, te veo mañana–. Se despidió y fue hacia el coche que lo estaba esperando.
Woo Bin se quedó un poco más, saboreando los últimos instantes en los que había estado presente el otro chico.
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“Espero que no me hayas olvidado” recibió Jong Suk por la mañana – ¿cómo hacerlo? –preguntó en un murmullo a la nada.
“¿Te veo para desayunar?” Respondió el muchacho.
“Vale, te veo en tu casa en media hora.” Respondió y saltó de la cama para empezar a prepararse.
Treinta minutos, ni más ni menos, fue lo que necesitó Jong Suk para estar en la puerta del apartamento del otro muchacho; estaba nervioso y su corazón palpitaba rápidamente, como si supiera que algo fuera a pasar.
Woo Bin abrió la puerta y le sonrió como solamente él sabía hacerlo, se hizo a un lado para que el otro muchacho pasara.
Al momento de poner un pie sobre el departamento un rico olor empezó a inundar sus sentidos–. Huele bien– dijo sintiéndose feliz de repente.
–Claro que huele bien, he hecho un desayuno como se merece–se burló el otro muchacho– ¿acaso esperabas ramen? – Preguntó alzando una ceja a lo que Jongsuk negó con la cabeza.
–No, pero no pensé que supieras cocinar.
–No me gusta, pero sí se cocinar–. Dijo mientras llegaba a la cocina y le pasaba una taza de café y lo invitaba a que se sentara en la mesa de centro de la cocina.
–Ya–contestó mientras daba un trago al café y empezaba a ver lo que había a su alrededor.
Comieron en un cómodo silencio y cuando terminaron Jongsuk se encargó de levantar lo que habían ensuciado para lavarlo.
–Déjalo ahí, luego lo haré yo–protestó levantándose y rodeando la cintura de Jongsuk con sus manos mientras apoyaba el mentón en su hombro. El muchacho se quedó quieto respirando con suavidad– veo que has de tomar mi consejo–comentó quitándole de las manos el plato que había enjabonado y metía las manos del chico en agua–.Listo, ahora ven–, dijo caminando con él justo en la posición anterior.
– ¿Qué tramas? –Preguntó el muchacho antes de detenerse cuando se hubo acostumbrado a la posición.
Woobin lo soltó e hizo que se sentara en uno de los sillones que ocupaban el lugar–hablar, quiero hablar y dejar las cosas en claro–, esperó a que dijera algo, pero al no hacerlo el muchacho prosiguió–me gustas, y no como amigos, no como compañeros de trabajo, no como personas cercanas. Me gustas como algo más. Me gustas como todo y como nada y no quiero ocultarlo, pero lo haré si ese es tu deseo–. Confesó viéndolo a la cara, acariciando su rostro de vez en cuando.
Entonces Jongsuk supo que todo estaba perdido y que a él también le gustaba de esa manera. Asintió tomando una decisión–, tú también me gustas de esa manera y es un sentimiento abrumador, es por eso que tengo miedo– sonrió y se acercó a sus labios, tentándolo con un simple roce, hasta que el otro muchacho se cansó y atacó sus labios de manera formal.
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Pasaron tres años y se metieron en varios escándalos amorosos solamente para cubrir lo que sentían, a pesar de querer ocultarlo unas cuantas personas lo sabían y esas personas eran las que los ayudaban a proteger su amor. Nadie los cuestionaba cuando los veían juntos, pues suponían que eran grandes amigos, pero las delgadas argollas plateadas que adornaban el dedo anular siempre estaban presentes.
Tal vez algún día, todo se hiciera público, tal vez fallaran o tal vez, solamente tal vez esa noche harían el anuncio formal de su compromiso.