Recuerdos silenciosos.
Londres…
7 de junio de 1996.
Muchas son las cosas, que quisiera expresar a través de este viejo y sucio pergamino, en el que ahora intento desahogar el frenetismo que en mis venas presento, como una vía de escape, a los sentimientos encontrados que experimento con mucha dificultad. No es fácil para mí exponer mi alma con estas frases simples y bacías palabras, en este papel manchado de tinta, que simulan las palabras que mi pluma jamás escribirá.
No soy una persona muy expresiva, a pesar de ahora estar exponiendo mis pensamientos, ya que, muy pocas han sido las veces que lo he hecho; no es que me avergüence de lo que siento, simplemente se trata de que soy una persona muy reservada, que cuando dice lo que siente, es fuerte y sincero, justo como lo es ahora.
Los sentimientos, es algo muy complejo a mi parecer, puedes sentir algo y no darte cuenta de que lo sientes, o hacer locuras en nombre de sentimientos que ni siquiera existen, que al final son simples impulsos.
Han sido pocas las veces que los sentimientos me han sobrepasado. La primera fue con mi primer amor; era dulce y tierno, lleno de lindas caricias, pequeños besos y muchos abrazos; sin embargo, era solo eso, “cariño”, y con el tiempo la falta de pación cayó sobre nuestros hombros, muriendo así toda fuerza que nos mantenía juntos, llegando con esto la primera desilusión amorosa.
La segunda vez que mis sentimientos se desbordaron, fue más pasional e intensa; la curiosidad y la falta de experimentación golpeaba dolorosa sobre mis entrañas, y fue así como entregue por primera vez mi cuerpo. Había placer, placer que se extendía por mi cuerpo y me hacia vibrar hasta llegar al éxtasis. Fueron momentos maravillosos, llenos de mucha satisfacción carnal; sin embargo; era solo eso, pasión, pasión que se consumía en el tiempo; he ahí mi segunda desilusión amorosa.
La tercera vez que me enamore…
La tercera vez que me enamore, fue diferente, muy intenso, maravilloso, hermoso. Draco Malfoy, fue una persona… muy importante para mí. Le ame y le sigo amando, la herida aun es fresca y su adiós incierto.
Ame la forma en la que me miraba cuando el amanecer llegaba hasta nuestra cama; ame sus ojos grises, buscándome inciertos por las noches; ame sus labios frescos, cuando buscaban mi boca, y la tomaban como si no hubiese mañana; ame sus brazos suaves que me acariciaban con gentileza, y me sostenían en todo momento, como temerosas de perderme; ame su cuerpo, que contrastaba con el miso, como si hubiese sido creado para eso únicamente; ame sus cabellos palatinos, que se derretían ante el toque de mis dedos.
Los momentos junto a Draco no fueron precisamente felices, aunque, tampoco tristes; eran complejos como él, momentos llenos de semi-amargura; peleábamos constantemente, pero… una sonrisa, una mirada, una caricia, un beso bastaban para que los problemas se derrumbaran en el vacío.
“Era asfixiante algunas veces, encontrarse en la misma habitación que Draco, teníamos puntos de vista muy diferentes, y eso nos hacia explotar y decir hasta de que, seguramente moriríamos. Gritos, tras gritos, golpes, miradas, caricias y besos desesperados, que terminaban es pasión absoluta…”
Las palabras cariñosas, definitivamente, no eran lo nuestro; nos demostrábamos cuanto nos amábamos a través de acciones; era increíble verse y sentirse amado, aunque, habían momentos, de esos donde las palabras eran más importante que las acciones; por suerte, y a pesar de que éramos, “somos”, muy reacios, siempre encontrábamos la forma de expresarnos con toda comodidad, “sin temor a decir algo empalagoso o algo estúpido”.
Las cosas ahora son diferentes; porque, si ese no fuese el caso, no estaría hoy escribiendo esto, con el mayor temor que sea encontrado y leído.
“Draco
No sé como dejamos que el tiempo nos ganara, y estemos ahora tan lejos el uno del otro; no sé cómo dejamos que los pequeños problemas se multiplicaran y fuesen más fuertes que nosotros mismos, y lo que sentimos el uno por el otro. Lo último que recuerdo son las miradas esquivas que ambos nos dirigimos al marcharte, de lo que considerábamos nuestro hogar (nuestro refugio del universo y sus prejuicios), para seguir con nuestras vidas en direcciones opuestas.
Éramos y somos diferentes, lo supimos desde el mismo instante en el que nos conocimos, ¿Cómo olvidar ese momento?, cuando te presentaste ante mí, con esa mirada fría y esa sonrisa de superioridad. No eras libre en ese entonces, eras prisionero de tus propios barrotes; sin embargo, yo destruí las defensas que utilizabas contra tus sentimientos, ¿Cómo lo hice?, no lo sé, solo sé, que un día me desperté a tu lado y jamás quise irme.
¿Fuiste feliz a mi lado?, estoy muy seguro de que fue así; porque, esas miradas y esas caricias no se pueden fingir, al menos eso creo y quiero creer, a pesar de todo, ahora que te fuiste todo se mira tan incierto, un poquito irreal.
Nunca hablamos directamente de un futuro juntos, ni siquiera cuando compramos lo que una vez fue nuestra casa, estoy muy consciente de eso; pero es que nuestras acciones daban a entender que así seria, elemental entre nosotros. Cuan equívocos eran mis pensamientos.
Sabes… en estos momentos no sé si llegue a odiarte Draco; porque, mi corazón late y duele al mismo tiempo. Confieso, tengo ganas de gritar con todas mis fuerzas, armarme de valor y salir a buscarte, golpearte y seguramente besarte; por otro lado no quiero verte más, y simplemente difundir mi llanto y rabia sobre mi almohada, como es lo ´correcto´ y lo que seguramente hare.
Es normal que duela extrañarte, y que el recordarte me cause tristeza; pero nada comparado con lo que siento al tratar de olvidarte. Es irreal lo importante que llegaste a ser en mi vida, esencial… Me es difícil pasar de tus brazos protectores que me sostenían, a ver tus pasos alejarse cada vez más de mi lado.
En esos momentos en la soledad, cuando tú recuerdo se revuelca en mi memoria como una esperanza, me grito a mi mismo que te odio; sin embargo, en este instante diré que los sentimientos que me rodean son: tristeza y decepción, que crese des de que cruzaste la puerta de salida, para seguramente, no volver.
En mis sueños, te veo, en mi mente, te siento, mi tristeza me ase pensar en lo que tu estarás sintiendo. A pesar de todo, no sé porque, sigo esperándote, soñando erróneamente que llegas como todas las tardes, cansado del trabajo, deseoso por verme, y trato de pensar en todo lo que aria para rechazarte y gritarte que ya no quiero nada de ti, pero todos mis pensamientos me llevan a tus ropas, a tu boca y nuestra cama, mi cama, y me maldigo por ello, porque sigo deseándote tanto o más que el primer día. Draco Malfoy, ¿Qué me hiciste?.
Te ame… Te amo… Te sigo amando, esos son los pensamientos que vienen a mi mente cada vez que amanezco, y busto tu cuerpo, tus cálidos brazos y tus firmes labios, en la que una vez fue tu almohada.
Siempre tendrás un espacio en mi corazón, eso nunca cambiara; porque, si entraste, a ti es imposible a serte salir. Solo espero que el tiempo cure mis heridas, que los momentos maravillosos que pasamos juntos no me causen dolor. Espero que seas feliz Draco, porque yo lo intentare, no hoy, ni mañana; pero un día avanzare y te quedaras como un hermoso recuerdo sellado en mi corazón.
Siempre tuyo…
Harry J. Potter E.
*Quise soñar que tu amor seria eterno como tus labios.
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-Espérame- dijo acelerando el paso- sabes que no puedo caminar tan deprisa con mi bastón.
-Eres una tortuga, admítelo Harry- se acerco hasta Harry y lo tomo por la cintura para ayudarlo a caminar, por suerte el aun podía mantenerse en pie sin necesidad de un molesto bastón- Ya casi amanece.- dijo emocionado.
-Si- dijo Harry pasándole una mano por el cabello y acariciándolo- antes eran maravillosamente rubios. Ahora estas blancos.- su mirada se vivió profunda como siempre que recordaba.
El sol se asomo por el horizonte y se volteo hacia Harry con una sonrisa.
-Feliz cumpleaños 63 Harry.- dijo abrasándolo.
-Ni me lo recuerdes Draco.- musito derrotado, los años habían hecho mella en el.
-Me pregunto…- dijo en tono pensativo- ¿Dónde estaríamos ahora si no hubiese regresado por ti?
-No en este lugar, seguramente.- afirmo.
-Por suerte no me costó mucho convencerte.- sus cejas se curvaron con varias veces con cierta picardía.
-Maldito, ojala te hubiese ignorado.- se soltó del agarre de la cintura y le golpeo en el brazo.
-No lo hubieses echo.- aseguro.
-Lo sé- musito bajito como derrotado.
-Tengo curiosidad…
-Dime.
-¿Por qué tachaste mi nombre?
-¿A qué te refrieres?- pregunto con fuso; sin embargo pronto entendió a que se refería- oh!, maldito, idiota, te dije que no leyeras eso.
-Pero era para mí- se disculpo.
-No, no era para ti- dijo tratando de pegarle con el bastón, pero Draco fue más rápido y se alejo triunfante.- Ya verás cuando te atrape Malfoy.
-Eso si puedes- grito divertido mientras veía a Harry avanzar con dificultad hacia él.