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Suck it, baby. por BlackMoral_Inc

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Notas del fanfic:

Gracias a Takanori Dartagnan y a su user(?) por la colaboración. Nos llevó un par de horas, pero por fin quedó.

Eran aproximadamente las 7:45 de la mañana de ese martes cuando Takanori caminaba de un lado a otro, agitando sin cuidado alguno el micrófono en sus manos. Resoplaba cada cierto tiempo mientras murmuraba incoherencias y maldecía al líder de la banda por haberle avisado tan tarde que el ensayo se había cancelado.

¡¿Por qué diablos no le llamó media hora antes?! Así al menos habría podido volver a la cama y disfrutar una mañana tranquila, durmiendo hasta tarde. Cosa que seguramente el resto de los integrantes estaba haciendo.

Estaba cansado y apenas había dormido la noche anterior. El trabajo últimamente había estado algo pesado… ¡y a Kai se le ocurría avisarle tarde que no habría ensayo!

—Lo siento, Ru. No me dio tiempo de avisarte antes.

— ¿Tan difícil era tomarte dos minutos para llamarme, Uke?

—De verdad me fue imposible. ¿Estás molesto? —Sabía que la pregunta estaba demás, pero se aventuró a preguntar solo por si se equivocaba.

— ¿Molesto? ¡Molesto es poco, Yutaka! ¡¿Sabes lo difícil que fue levantarme?! ¡Tuve que poner tres alarmas! ¡Ahorita mismo podría estar durmiendo!

—Tranquilo, Ruki. No es necesario que me grites. —Murmuró ofendido el batero. Aceptaba su culpa, sí, pero eso no le daba derecho al maldito enano de gritarle como lo estaba haciendo—. Puedes irte a casa y nos veremos mañana.

—Claro. Mañana. —Gruñó—. ¡¿Sabes qué, Uke…?! —Iba a comenzar a gritarle de nuevo, así que mejor se apresuró a cortarle el rollo. Mejor lidiaría con su histeria al día siguiente cuando pudiera amenazarlo personalmente con las baquetas.

—Debo irme, Ruki. En serio disculpa… ¡Adiós! —Le colgó.

Takanori no cabía en sí del enojo. Casi le da un tic en el ojo cuando escuchó la despedida de su líder y casi azota el celular contra la pared.

— ¡Maldito Kai!

Ahora se encontraba caminando de un extremo a otro en la sala de ensayos. Por ratos se acercaba al enorme espejo que fungía como pared para arreglarse el cabello. Si regresaba a casa no podría volver a dormir y no tenía otro lado a dónde ir.

Suspiró pesadamente y decidió ensayar solo un rato. Si ya había perdido tiempo al levantarse, arreglarse y salir, sería mejor que lo aprovechara.

Se tomó un corto rato para vocalizar y comenzó a cantar mientras se miraba al espejo. Se aburría de lo lindo, necesitaba compañía. Así que se detuvo y se tiró al sofá mientras lanzaba al aire y atrapaba el micrófono.

—Mejor me voy a casa. —Susurró—. No, mejor me quedo… —Se contradijo ya cuando se había puesto de pie. Se miró al espejo una vez más y ladeó los labios mientras se acomodaba la camisa. Se revisó de arriba abajo y admitió internamente que se miraba fabuloso —como siempre, según él—; se sonrió y comenzó a mover las caderas de un lado a otro, tal como solía hacerlo en los lives. Una de sus manos se deslizó desde su pecho, por su abdomen, hasta su entrepierna y comenzó a frotarse con la palma.

Sus movimientos siguieron, lentos y provocativos, sabía que cualquiera que lo viera quedaría encantado. Al menos eso le hacía ver su ego —su enorme ego—. Se sonrió una vez más mientras su mano seguía frotándose contra su entrepierna, la cual al cabo de un corto lapso de tiempo comenzó a reaccionar. La punta de su lengua se deslizó entre sus labios y sus ojos permanecieron fijos en su propia imagen.  Sus movimientos comenzaron a subir de tono en cuanto el primer suspiro se le escapó, pero se detuvo, a pesar de que en sus ajustados pantalones negros ya se podía hacer visible su erección.

Volvió a tomar el micrófono y comenzó a cantar el estribillo de My devil on the bed. Había comenzado a divertirse con sus propios movimientos sugerentes y con su mano que jugaba indecente por encima de su pantalón.

Alargó el brazo para tomar el pedestal del micrófono y se lo colocó entre las piernas mientras comenzaba a frotarse contra este, moviéndose de adelante hacia atrás. Siguió cantando y disfrutando de su propio show privado, el mismo que estaba haciendo que se elevara la temperatura de su cuerpo.

El enfado ya había desaparecido por completo, por un momento incluso había olvidado porqué se encontraba solo en la sala de ensayos.

Colocó el micrófono en el pedestal y se dedicó a cantar la misma canción. Su mirada estaba completamente fija en la imagen de sí mismo a través del espejo mientras su pelvis iba y venía de adelante hacia atrás, fingiendo embestidas. Gimió quedamente cuando su miembro fue a chocar con el frío pedestal que tenía entre las manos, así que repitió el acto un par de veces.

Se mordió el labio inferior antes de inclinarse para comenzar a dar cortas lamidas al pedestal, un poco más abajo del micrófono. Su lengua se enredaba ágilmente en la carcasa, subía y bajaba de forma provocativa, casi vulgar. Y le gustaba. Le gustaba verse realizando aquellos actos que podría parecer indecentes a la vista de cualquiera que no fuera parte de su entorno diario.

Llegó al micrófono con la lengua y lo fue quitando lentamente con una mano. Lamió el extremo inferior y fue subiendo poco a poco para luego volver a bajar. Fue entreabriendo los labios hasta introducirlo con lentitud en su boca; su lengua seguía jugando con el micro mientras lo iba metiendo un poco más, y ya que tuvo dentro al menos la mitad, prácticamente comenzó a penetrarse la boca.

No sabía cómo diablos había llegado hasta ahí, pero lo que menos le importaban eran las razones de sus actos eróticos. Después de todo estaba solo, ¿no? Nadie se enteraría y él podía estar tranquilo. No estaba haciendo nada malo tampoco; sus compañeros no estaban y tenía la sala de ensayos para él solo. Y la estaba aprovechando bien.

Seguía metiendo y sacando el micrófono de su boca, y tuvo que comenzar a tocarse para aliviar sus repentinas ansias. Su mano acariciaba, se frotaba y apretaba su miembro por encima de la tela de su ropa; sus ojos permanecieron cerrados y se apretaban de vez en cuando.

Soltó un leve jadeo, pero rápidamente se vio interrumpido por un gemido audible provocado por la presión que él mismo le estaba dando a su miembro con la mano. Necesitaba más porque a esas alturas su erección no daba más dentro de sus pantalones, tenía que liberarse a la voz de ya. Así que comenzó a bajarse el zipper del pantalón luego de haberlo desabotonado y una vez que tuvo el suficiente espacio, metió la mano bajo su ropa para palpar su necesitado pene.

Volvió a gemir, aún con el micrófono en la boca y la mano bien cerrada en torno a su erección. Estaba tan concentrado en meter y sacar el micrófono de su boca y de auto complacerse que no se dio cuenta que la puerta se había abierto.

Akira contemplaba la escena con una expresión de entre susto, sorpresa e incredulidad. ¿Ese que se estaba follando la boca con el micrófono mientras se masturbaba era Ruki? Sí, claro que era él, ¿quién más podría estar tan enfermo? Rió internamente mientras cerraba la puerta con la misma lentitud y sigilo con la que la había abierto.

Se había despertado tarde puesto que había olvidado cargar su móvil y por obvias razones el despertador no había sonado. Si no hubiese sido porque tenía ganas de ir al baño no se hubiera levantado. Cuando vio la hora en el reloj que pendía de la pared de  su pequeña sala supo que el resto de la banda iba a lincharlo; tenían ensayo muy temprano y debía estar ahí a la hora acordada. Ni un minuto más. Y ya llevaba casi dos horas de retraso.

Por esa razón había entrado casi de puntitas, esperando que el líder no le lanzara una baqueta a la cabeza o se lanzara a descuartizarlo al verlo entrar. Sin embargo, lo que encontró no se parecía en nada a la cámara de tortura que se imaginó tendrían lista sus compañeros para cuando él se dignara a aparecer. Ni gritos, regaños y mucho menos baquetas voladoras directo a su cabeza. No, en lugar de eso se encontró con su compañero el vocal dándose placer y metiéndose el micrófono en la garganta. Mierda. Aquello debía ser producto del sueño y el cansancio, ¿o por qué otra razón Ruki estaría ahí, masturbándose en la sala de ensayos? Y si lo pensaba bien, ¿dónde estaban los demás?

No sabía cómo llamar la atención de su compañero, de todas maneras iba a ser vergonzoso. ¿Qué debía decirle? “Hola, Ruki. Perdón por interrumpirte, sigue jalándotela por favor, yo iré a buscar a los demás” Claro que no. ¿Qué tipo de cosas se le dice a un amigo cuando te lo encuentras en esas circunstancias? Se le veía tan concentrado, tan ansioso…tan jodidamente sensual. La mano de Ruki se movía con apuro dentro de su pantalón y el micrófono seguía entrando y saliendo de su cavidad bucal.

Se quedó parado frente a la puerta disfrutando del show, hasta que oyó un gemido proveniente de su compañero que le hizo estremecer. Desvió la mirada hacia un costado y luego caminó acompasadamente hacia el vocal. Se paró frente a él y con cuidado tomó el extremo superior del micrófono para retirarlo de la boca contraria.

Takanori abrió los ojos de par en par.  “Mierda. Mierda… ¡mierda, mierda, mierda!” Tenía frente a él al bajista, sujetando el micrófono a la altura de sus ojos y con esa maldita sonrisa de suficiencia que lo hizo sentir vergüenza de inmediato.

 

La mano del vocal se había detenido al instante que vio aquella figura masculina delante de él. Se le había cortado el rollo de la forma más abrupta y vergonzosa que se le pudiera ocurrir. Tragó en seco sin atreverse a articular palabra, pero no era necesario; el color carmín de sus mejillas era suficiente para delatar lo cohibido que se encontraba. Esperaba que Akira le disculpara o algo por el estilo, y que luego se largara, abandonara la banda y se fuera del país. Pero contrario a lo que pensaba, el mayor dio pequeños aplausos mientras lo seguía mirando con superioridad.

—Vaya, vaya… —Comenzó a decir de forma tranquila— No sabía que eras actor porno, Ruki. Nada mal, pero llevas mucha ropa encima.

El alma se le había ido al suelo al más pequeño e inevitablemente su erección había bajado. Abrió la boca con ganas de gritarle que se fuera, pero no logró decir algo coherente. Se sentía morir de la vergüenza. ¡Y justo debía ser Akira quien lo encontrara así! Si hubiese sido Kai o Uruha quizás el asunto no sería tan vergonzoso; ellos se habrían dado la vuelta sin decirle nada. Quizás Aoi se habría reído y luego se habría marchado, pero había sido el petulante bajista el que debía verlo en esa situación y él, contrario a los demás, no tenía ni la más mínima pena en pararse frente a él para evidenciarlo todavía más. ¡Puta mierda!

—R-Reita… —Titubeó. El aludido no le quitaba la mirada de encima y el menor no sabía ni dónde ir a enterrar la cabeza. ¡¿Por qué no solamente se largaba de ahí?!

—Ya sabía que estabas algo loco, pero no pensé que fueras un enfermo. —Chasqueó la lengua, señalando con la mirada el micrófono y luego la entrepierna del contrario. Ruki enrojeció más al tiempo que sacaba la mano de su pantalón—. Mira que si llego un poco más tarde no sé a dónde iba a llegar este micrófono. —El cohibido vocalista volvió a abrir los ojos, ésta vez alarmado. ¿Qué se creía ese idiota?

— ¡Eres un idiota, Suzuki! ¡¿Qué no te enseñaron a tocar la puerta antes de entrar?! —Espetó. Ahora estaba molesto. Encima de que lo había interrumpido se atrevía a echarle en cara su falta de reserva, su poca decencia.

— ¿Y a ti no te dijeron que aquí se viene a trabajar? Para eso es la sala de ensayos, no para meterte los instrumentos por la boca. —Dijo divertido. Tomó la mano limpia de su compañero y depositó el micrófono en la palma, haciendo una fingida mueca de asco. Después de eso, con toda superioridad posible, limpió con el pulgar un rastro de saliva que se asomaba por la comisura derecha de los labios del otro—. ¿Qué van a pensar los demás si se enteran? Quién sabe qué otro tipo de perversiones has venido a realizar aquí cuando no estamos…—en su rostro se dibujó una exagerada expresión de repulsión— No le has hecho nada a mi bajo, ¿verdad?

Era demasiado, ese imbécil lo estaba haciendo enojar de verdad. Apretó el micrófono en su mano. No sabía que decir para defenderse, la mente se le había quedado en blanco, así que solamente le dio la espalda y se subió la cremallera del pantalón.

— ¿Qué diablos haces aquí? —Inquirió el vocal. Quería dejar de lado el embarazoso momento que acababa de pasar.

—Vine a ensayar, ¿no es obvio? A todo esto, ¿dónde están todos?

—No hay ensayo, ¿qué Kai no te avisó?

—No, mi móvil no tenía carga. Supongo que estuvo llamado. —Alzó los hombros con desinterés mientras seguía a su compañero con la mirada. Sonrió de lado y decidió fastidiarlo un poco más—. Pero valió la pena haber venido, estuvo muy bueno el show. Te mueves bien, ¿eh?

Takanori se giró y lo fulminó con la mirada.

— ¡¿Y por qué mierda me estabas viendo?! También eres un enfermo, Suzuki. —Le encaró con bronca.

Punto a favor del vocal. Akira rió entre dientes y desvió la mirada hacia la puerta.

—Yo por lo menos no vengo a meterme cosas a la boca mientras me la jalo. —Contraatacó, regresando la mirada hacia él.

Hubo un cruce de miradas luego de eso, seguido de un incómodo silencio.

—No pensarás decirle a los demás, ¿no? —El menor bajó gradualmente la voz. Si ya había pasado el bochorno con uno, lo que menos necesitaba era que los otros tres se enteraran.

—No lo sé, tal vez.

— ¡Cómo que tal vez! No tienes por qué decirles nada, Suzuki. —El mencionado pareció meditarlo, después le dirigió una mirada cargada de interés.

—Quiero algo a cambio.

Oh, mierda. ¿Acaso podía empeorar?

— ¿Qué rayos quieres? —Masculló entre dientes.

—Un show igual que el de hace un momento… —el más bajito lo miró confundido. Con un ademán le indicó que siguiera— pero ésta vez en acompañamiento del bajo. —Bajó la mirada hasta su propia entrepierna para dejarle claro qué era lo que quería. Y Ruki lo captó de inmediato.

Takanori retrocedió mentalmente los acontecimientos desde el momento en que Akira había llegado: Primero, él estaba tranquilamente auto complaciéndose, sin nadie que lo molestara; después apareció Reita y le cagó el momento con su presencia y sus acusaciones con las que lo había puesto nervioso y avergonzado —lo peor es que el bajista parecía disfrutarlo—; y por último ¿intentaba chantajearlo pidiendo una mamada a cambio de su silencio? ¿Quién era el enfermo ahora?

—Akira…—lo llamó, soltando una risa y demostrando incredulidad— ¿es en serio?

— ¿Tengo cara de estar bromeando?

—Tienes la misma cara de imbécil de siempre. —Sonrió divertido y continuó—. Entonces…un dueto entre el vocal y el bajo, ¿no? —De pronto se vio enfrascado en un juego de miradas sugerentes. Akira no estaba nada, para nada mal, y bueno…se bajaría la calentura y lograría cerrarle la boca al arrogante ese. No sonaba tan mal.

— Entonces, ¿qué esperas? —Le apresuró el bajista.

—Qué impaciente eres. Solo espero que tengas un buen bajo, que sepas usarlo y siga el ritmo del vocal, mira que me defraudo muy fácil. —Lo miró a los ojos mientras aquellas palabras salían de sus labios. Akira sonrió de costado, el asuntito se estaba poniendo bastante bien.

—Te aseguro que es el vocal el que no podrá llevar el ritmo del bajo.

El más alto iba a agregar algo más, pero de improviso el otro se le lanzó al cuello, lo sujetó firmemente de la nuca y atacó sus labios en un beso demandante, ardiente.

—Antes de salir a escena viene el calentamiento. —Musitó Ruki, teniendo los labios pegados a los de su acompañante. El otro entendió su expresión y solo atinó a rodearle la cintura para acercarlo a sí mismo. Volvieron a besarse y mientras eso ocurría, el menor deslizó una mano hasta la orilla del pantalón ajeno, lo desabotonó y de inmediato bajó el cierre.

El bajista no pudo mantener las manos quietas, por lo que fueron a parar hasta el trasero de su amigo, lo acarició y apretó a su antojo mientras sus labios se mantenían unidos y se movían insistentes unos sobre otros. Sus lenguas se encontraron en un excitante juego en el que se entrelazaban y se soltaban constantemente. Ruki jadeó en la boca del contrario al sentir que nuevamente su erección se hacía presente.

Maldito Akira que primero lo tachaba de pervertido e indecente y ahora terminaba con él en una de las más comprometedoras acciones.

El beso se rompió cuando el aire comenzó a escasear, pero el asunto apenas estaba comenzando. Apenas se separaron volvieron a unirse en un beso desesperado, cargado de deseo. Ésta vez, el menor comenzó a luchar contra la ropa del más alto pues intentaba bajarla junto con su ropa interior, pero se frustró al ver que no cedía. No le quedó de otra más que comenzar a estimularlo por encima de la tela, masajeándolo insistentemente con la palma de su mano.

Akira se separó abruptamente, sus labios cambiaron de objetivo, dirigiéndose ahora hasta el cuello de su compañero; besó, succionó y mordió a placer la blanca y sensible piel. No tardó mucho en que su cuerpo reaccionara ante los estímulos de Ruki, y este último pronto comenzó a soltar sutiles jadeos por las acciones del mayor en su cuello.

—Ya basta de calentamiento. —Susurró el castaño, arrancándole una sonrisa al otro.

—Estoy de acuerdo. —Su respiración ya se notaba agitada y él se encontraba ansioso, por lo que tomó las orillas del pantalón de Reita y lo bajó de un solo jalón, llevándose igualmente ese bóxer ajustado que llevaba puesto. En ese momento, su insoportable compañero lo estaba poniendo caliente, verdaderamente caliente.

Se separaron y cruzaron miradas antes de que Ruki pusiera la suya en la entrepierna de Reita. Sonrió. No era precisamente enorme, pero le gustaba; el grueso perfecto y el largo ideal. Lo quería en su boca y lo quería ya, pero antes de cualquier cosa se acercó nuevamente a los labios del más alto y dejó un casto beso en ellos.

Fue bajando sin quitarle la mirada de encima, hasta que quedó hincado frente a él, justo frente a su miembro. Se mordió los labios antes de comenzar con su cometido; dio una lamida lenta a toda su extensión y continuó así durante poco rato. Akira suspiró complacido, la cálida lengua de Ruki se movía muy bien. Sintió un beso en el glande que le erizó la piel y le arrancó un jadeo, chupó desde ahí, hasta ir metiéndose todo su pene a la boca.

— ¡Ah, mierda! —Akira echó la cabeza hacia atrás cuando la cavidad de Takanori lo envolvió por completo e inició succionando fuerte. No quiso ser escandaloso, pero en cuando Ruki comenzó a meter y sacar su erección de la boca, no pudo reprimir sus gemidos. Sujetó la cabeza del vocal y enredó los dedos en su cabello para tirar de ellos y marcarle un ritmo.

Ruki por su parte estaba disfrutando de tener aquel trozo de carne en la boca, estaba caliente y muy dura. Lo succionaba, rasgaba ligeramente con los dientes y presionaba con los labios. Sus manos se aferraron a las piernas del bajista mientras él movía de adelante hacia atrás su cabeza, cada vez más rápido. Cada vez más placentero.

— Mmm, ¿así está bien? —Preguntó el pelinegro, habiéndose detenido por un instante a realizar esa pregunta. Se miraron, Akira estaba jadeando y rogaba por volver a profanar esa deliciosa boca.

—Mierda, Takanori…nh, no te detengas. —Volvió a sujetarle la cabeza y echó la pelvis hacia el frente para que su miembro rozara el rostro contrario—. Esto es mejor que un micrófono, ¿cierto? —Una traviesa sonrisa se le dibujó en el rostro al igual que a Takanori, este último le respondió con una lamida a su pene y volvió a metérselo en la boca—. ¡Ahh, así! Más rápido, Ruki… Chúpala más rápido. —Murmuraba mientras se dejaba hacer. Llegó un momento en el que necesitaba más, así que sujetó firmemente la cabeza del vocalista y empezó a follarle la boca.

Se movía apresuradamente, Ruki abrió más la boca y comenzó a dar arcadas cuando la punta le golpeó la garganta. Comenzó a golpear las piernas del castaño para que se detuviera, no porque se estuviera ahogando con su polla, sino porque su propia erección ya dolía y necesitaba liberarse de la ropa.

Reita se detuvo ante los golpes del menor y lo miró sin entender.

—Reita…—Le llamó en un tímido murmuro que no iba nada de acuerdo con lo que acababa de hacer. Se puso de pie y se desabotonó rápidamente el pantalón, bajó el cierre y empezó a deshacerse de la prenda- fóllame. —El otro frunció el ceño—. Por favor… ¿vas a dejarme así? —Señaló su propia entrepierna.

—Ahora resulta que te la pongo dura, ¿no? —Su voz aún se oía agitada. Por supuesto que iba a follarselo, pero incluso estando en esas le gustaba molestarlo. Ruki gruñó y le tiró el pantalón a la cara.

—Eres un idiota.

—Pero te gusto. —El menor iba a protestar, pero fue tomado bruscamente  de la cintura por su bruto compañero y acallado por un hambriento beso. Su camisa salió despedida por el aire luego de que el desesperado bajista literalmente se la arrancara, haciendo que los botones volaran en todas direcciones. Ruki sonrió para sus adentros por la impaciencia de su compañero. Tuvieron que separarse para que Akira pudiera deshacerse de su playera y ya al estar en iguales condiciones, siguieron besándose.

El vocal era quien rompía el silencio con sus jadeos y gemidos cuando las manos de su amante se paseaban por zonas ocultas de su cuerpo. El ambiente subía de temperatura cada vez más, hasta llegar al momento en el que los besos y las caricias ya no eran suficientes. Sus cuerpos pedían más, a gritos.

—Hazlo ya...nh, Akira…fóllame ya. ¡A-Ahh, bruto! —Se quejó cuando sintió una nalgada. Le gustaba que Reita fuera así de brusco, era lo que destacaba de él. De pronto sintió que el castaño se separaba, e iba a rezongar por eso, pero un repentino movimiento lo hizo girarse—. ¡Akira! —Exclamó, pero nuevamente calló; el aludido lo había prácticamente aventado contra el espejo. Ruki soltó un quejido y lo miró a través del objeto—. ¿No puedes ser más cuidadoso, idiota? ¡Ahh, mierda! —Volvió a quejarse pues le había dado otra nalgada.

—No seas tan rezongón, enano. Tendré que meterte algo a la boca para que aprendas a guardar silencio. —Le murmuró al oído. Se juntó a él, frotando su entrepierna con el perfecto trasero de su compañero—. Mmm, quiero que te veas al espejo mientras te la estoy metiendo…

—A-Ahh, joder…—Se retorció de puro placer, el duro pene de Akira le estaba rozando las nalgas de manera lenta, y eso hacía que se impacientara— ya, ya métela.

—Dolerá.

—Así es mejor… ¡Ahh, deja de pegarme! —El bajista parecía ensañado con su trasero, pues no paraba de darle nalgadas.

— ¡Ya cállate, carajo! —Se estaba divirtiendo, Ruki se miraba tan sexy cuando se enojaba. Tomó su erección y la dirigió hacia la entrada del otro, deslizándola lentamente entre sus nalgas. Ambos jadearon muy leve.

Reita no quiso esperar y mandó al diablo la lentitud con la que lo estaba haciendo; simplemente se empujó dentro de él sin cuidado alguno, arrancándole un gemido de dolor a su amante. Tuvo que detenerse antes de seguir, tampoco quería lastimarlo.

—Akira…ya muévete. —Le indicó en voz baja. Se movió de adelante hacia atrás, muy despacio, sintiendo que las punzadas en su interior iban disminuyendo poco a poco después de unos momentos. Los brazos marcados de su compañero de banda lo rodearon por la cintura cuando las embestidas comenzaron, primero lentas. Lo sentía jadeando en su oído y eso lo hacía excitarse todavía más. A pesar de que el dolor no había disminuido del todo, se movió a la par de él, indicándole que lo hiciera más rápido—. Ah, ah…Reita.

El bajista se sintió estremecer de tan solo escucharlo jadeando su nombre. Lo abrazó todavía más fuerte y entonces comenzó a embestirlo más rápido, más fuerte. La frente de Ruki golpeteaba con el espejo a veces mientras gemía de placer. Miró la imagen de ambos a través del espejo y eso le fue suficiente para acabar con la poca cordura que tenía en ese momento.

Los gemidos de ambos y las exclamaciones de Ruki pidiendo más poco a poco fueron llenando la sala de ensayos. Estaban completamente enfrascados en el placer que sentían los dos, ni siquiera se les había ocurrido pensar en que alguien más podría irrumpir en el lugar e interrumpir su momento, tal como Reita lo había hecho con Ruki.

— ¡Reita…Ahh, Reita! —El menor no podía más, su compañero realmente le estaba dando duro; lo sentía entrar y salir de su cuerpo con frenesí, como si su vida dependiera de lo rápido y lo fuerte que lo penetrara. No sabía cuánto tiempo tenían ya ahí, entre embestida y embestida, pero sentía que pronto iba a terminar. Alargó el brazo para tomar su propio miembro y comenzó a masturbarse. Miró al mayor a través del espejo y se dio cuenta que igualmente lo estaba observando. Inevitablemente se sonrojó y cerró los ojos mientras se estimulaba.

Una maliciosa sonrisa se dibujó en los labio del mayor; dirigiendo uno de sus dedos en la húmeda entrada de su compañero, penetrando lento y forzadamente, arrancándole un gruñido de dolor al menor.

—Mmm, abre más las piernas, Ruki. —El vocal siguió su orden y separó más las piernas, bajando un poco la espalda. Reita lo estaba abriendo un poco más al comenzar a mover su dedo en sincronía con su miembro. Si seguía así iba a correrse en ese mismo instante.

— M-más… Aki-chan, dame más. ¡Ahh, ahí…justo ahí! Más fuerte… —Gimió con fingido tono inocente y llamándolo de una manera que no pasó desapercibida para el otro. Akira sonrió  y cumplió sus deseos, haciendo las penetraciones más fuertes, rozando en lo frenético.

—Tú lo pediste. —Jadeó el bajista introduciendo su pene lo más duro que podía, sacándolo y metiéndolo con violencia, arrancando sonoros gemidos del vocalista quien se encontraba pegado al espejo, tratando de mantenerse firme y así sentir cuando Reita llegase hasta el fondo.  Las piernas ya les dolían, sobre todo a Reita quien tensaba los músculos y trataba de llevar el mismo ritmo acelerado.

Ruki sintió que el dedo de su acompañante abandonó su interior, pero siguió embistiéndolo mientras él se masturbaba.

—Ya casi, Ruki… Mm, voy a llegar, ¿quieres que salga? —Le dijo al oído.

—Dentro…Ahh, hazlo dentro. Córrete en mí…nh. —Se mordió el labio inferior y un ronco gemido resonó en la sala al haberse corrido abruptamente en su propia mano. De igual manera, solo que con segundos de diferencia, Akira se corrió en su interior.

Tuvo que pasar un pequeño rato más para que sus respiraciones se calmaran y el ritmo cardiaco de ambos regresara a su normalidad. Akira se retiró del cuerpo de su compañero, no sin antes regalar pequeños besos a su espalda, lo que hizo estremecer al menor.

—Reita, yo…—Comenzó a decir el vocal al haberse girado. Hizo una pequeña mueca al sentir una punzada en su interior y el otro rió al darse cuenta.

—No le diré a nadie, descuida. Y no porque me hayas “comprado” con esto, en realidad no gano nada si les digo. Bueno, sí…gano que te molesten por toda la eternidad, lo que me haría muy, muy feliz. —Aceptó sonriente mientras se vestía.

— ¡Eres un imbécil!

—Eso ya me lo has dicho antes.

—Es para que no lo olvides. —Susurró, yendo lentamente a tomar su ropa—. Idiota, rompiste mi camisa, ¿ahora cómo voy a irme a casa? —De respuesta, Akira le tiró su chaqueta en la cara.

—Llévatela, me la das después. —Terminó de acomodarse la playera y fijó la mirada en el menor—. Bueno…yo me largo.

— ¿Qué? —Alzó la mirada hacia él de inmediato—. ¿Te vas?

—No tengo nada más que hacer aquí.

— Mmm, hai.

—A menos que… —Sonrió de forma traviesa y el menor trató de interpretar esa sonrisa.

— ¿A menos que qué?

— Que tengas hambre. —Fue andando hasta la puerta, esperando que Takanori lo siguiera—. Te invito a comer y… ensayamos un rato en mi departamento, ¿qué dices? Así me ayudas a afinar mi bajo.

Compartieron una sonrisa cómplice. Ambos sabían exactamente a qué se refería el bajista con ir a “ensayar” a su departamento. Ruki asintió y luego de terminar de vestirse, siguió a Reita.

Justo cuando salieron, el móvil del vocal sonó.

— ¿Hola?

— Ruki, ¿sigues molesto conmigo? En verdad no era mi intención. —La voz de Kai sonó afligida. El vocalista miró de reojo a Reita y sonrió con discreción.

—Descuida. Gracias por no haber llamado en la mañana. Nos vemos, Kai. —Colgó. El batero no tenía ni idea de por qué el cambio del enano, pero mejor no le dio vueltas al asunto. Ya después se enteraría qué locura había hecho Ruki.

 

 

 

 

 

Notas finales:

Gracias por leer. Espero sus comentarios buenos, malos, tomatazos, etc, etc. ¡Nos vemos!


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