“Has escuchado?”
“No.. ¿Qué?
“El nuevo maestro, dicen que es muy guapo!”
Baekhyun mantuvo su mirada fija en el piso a medida que avanzaba por la multitud; jóvenes de su misma edad que reían y comentaban las experiencias ocurridas en el fin de semana, caminaban o más bien corrían para llegar a tiempo a sus clases. La escuela nunca le había parecido tan a salvo como ahora. Recordaba cuando hace un par de años solía quejarse de las materias y de cómo detestaba levantarse tan temprano por las mañanas, ahora en cambio agradecía que el despertador sonara 5 minutos antes y siempre soltaba un suspiro aliviado cuando lograba divisar a sus compañeros de clase. Muchas cosas habían cambiado en ese último tiempo y Baekhyun ya no parecía tan seguro de que eso fuera algo bueno.
Sus amigos le llevaban la delantera, muy entusiasmados en sus conversaciones como para notar al muchacho que les seguía con la cabeza baja. Tampoco era como si quisiera su atención en ese minuto, pero nadie sabía las ganas que tenia de poder decirles.
Sus pies apenas lograban dar unos cuantos pasos hasta tropezar torpemente con algo o alguien pero es que su cuerpo al igual que su mente se sentían tan débiles. Por más que intentara hacerse creer que todo estaba bien y que todo era parte de una rutina, no podía, no era normal y lo peor es que la evidencia de lo ocurrido permanencia fresca en sus muñecas, esperando y ansiando ser enseñada al mundo.
Sus labios soltaron un leve gemido de tristeza y sus ojos saltaron hasta las espaldas de sus amigos, atemorizado de ser descubierto. Para su suerte estos seguían riendo como siempre; los comentarios de Tao podían ser escuchados desde el otro extremo del pasillo, las expresiones de Luhan seguían siendo adorables, podía jurar haber escuchado a un grupo de chicas reír por tanta ternura y por supuesto Jongin con Kyungsoo permanecían sostenidos del brazo, susurrando cosas que nadie del grupo lograba captar pero que tampoco les interesaba saber. Ni uno de ellos parecía notar lo que ocurría a sus espaldas y aun si alguno preguntaba al muchacho por su comportamiento, Baekhyun solo usaría una de sus cuantas sonrisas y reiría por lo graciosos que eran. Porque realmente no pasaba nada malo con él.
Esa mañana no había sido diferente a las otras. Aproximadamente a las 6:30 de la mañana Baekhyun ya estaba de pie a las orillas de la cama, aun no era capaz de soltar su almohada y es que necesitaba protegerse en algo. Sabía exactamente lo que le esperaba tras esa puerta y estaba asustado. Por una última vez hundió el rostro entre la suavidad de su almohada y lloriqueo antes de dar los primeros pasos hacia esa puerta. El miedo inundaba su cuerpo pero Baekhyun como siempre, intentaba hacerlo a un lado, no quería demostrarlo porque de esa forma…de esa forma enfadaría a su padre.
Con pequeños pasos se acercó, dejando que una de sus manos temblantes se deslizara sobre la perilla. Cerró sus ojos con fuerza tratando de verificar que esto no era más que una pesadilla pero como cada mañana, sabía que estaba despierto.
Inconsciente dejo que la almohada cayera al piso, hasta el más mínimo sonido podía despertarlo. Baekhyun había olvidado como respirar. Dios, nadie sabía cuántas cosas en realidad había olvidado. Todo estará bien, solo debo preparar el desayuno, repetía en su cabeza hasta llegar a la cocina, donde para su agrado no había señales de aquel hombre.
Baekhyun no entendía como todo había empezado, pero estaba seguro de que tenía que ver con el hecho de que su madre había desaparecido. El recuerdo aún seguía fresco en su memoria, algunas veces por las noches este volvía, haciendo que el pequeño rezara una y otra vez para que desapareciera y lo dejara tranquilo. Algunas veces no sabía que era mejor; el ser apenas un niño o vivir con un presente que le atemorizaba cada día.
El chico tan solo tenía siete años cuando un día al llegar del jardín infantil encontró a su madre en la entrada de la casa, ambas manos sujetaban unas maletas que para ese entonces Baekhyun había confundido por vacaciones, sus padres siempre se daban unas semanas de descanso luego de las largas horas de trabajo y entonces el sería enviado donde su abuela. No obstante había algo diferente en los ojos de su madre, más bien en todo su rostro porque era claro que había estado llorando. Al pequeño no le gustaba ver a su madre de esa forma y lentamente; con ambas manos sujetando su mochila, avanzo hasta la escena. Una amplia sonrisa que enseñaba los pocos dientes que ausentaban, decoraba su rostro de una forma inocente, parpados que subían y bajaban contentos por los nuevos amigos que había hecho ese día, sus diminutos ojos que adormilados esperaban que la madre los notara. Sus ropas estaban algo sucias por jugar en el patio pero sabía que ella no se molestaría, que vería a su adorado hijo y abriría sus brazos para él, escucharía las historias o experiencias del día, reiría cuando este le contara sobre ese niño Tao y su peluche de panda que Baekhyun siempre lograba abrazar pero luego recibiría miradas pesadas de ese extranjero…Kevin..o era Kris?. No importaba porque ahora que el pequeño miraba con enormes ojos como la mano de su padre llegaba hasta la mejilla de la mujer.
Todo quedo en silencio a excepción de los llantos de su madre y tal vez los propios, no estaba seguro. Ambos adultos se voltearon a verle pero cuando corría hasta su madre, el hombre ya lo había tomado de un brazo con brusquedad y lo llevaba a tirones hasta el interior de la casa. Pequeño Baekhyun gritaba, pataleaba y hasta mordía a la persona que lo había separado de su preciada madre. Con un fuerte portazo fue encerrado en su habitación, desde la lejanía escuchaba las groserías que ambos adultos lanzaban como un eco para sus oídos.
Esa noche no pudo dormir, tampoco se atrevió a salir de la habitación. Tan solo yacía allí, bajo su cama, aferrado a una de las almohadas de su cama, rezando como una vez su madre le había enseñado, para que ella volviera.
Tan absorbido por esa clase de recuerdos apenas se había percatado de que alguien bajaba las escaleras. Es el…Baekhyun termino de colocar los platos sobre la mesita y coloco el periódico justo al lado de la taza de café. Espero haberlo hecho bien…El muchacho volvió su atención a los trastes sucios de la noche anterior, debía tener todo listo e impecable antes de marcharse a la escuela, al menos no volvería a llegar tarde a casa ya que había cancelado el trabajo de medio tiempo y tal vez tendría unos cuantos minutos para hacer las compras y—
“Buenos días, hijo mío” Baekhyun no estaba seguro del porqué, pero al escuchar esa voz su cuerpo se tensó por completo, haciendo que sus pupilas se dilataran y que los platos que sostenía con tanta fuerza, se resbalaran hasta caer destrozados en el piso. No…
El chico espero a que el golpe llegara, ya encogido en el piso del susto tratando de recoger los restos antes de que fuera demasiado tarde. “L-lo siento, Lo siento…lo recogeré e-enseguida!”
Antes de que tomara el ultimo trozo, el hombre lo jalaba del cabello, una expresión espeluznante observaba al menor con desprecio, como si no fuera su hijo el que tenía frente a sus ojos si no una basura, algo inservible y torpe, que solo estorbaba al igual como lo había hecho aquella mujer…
“¡Eres un inepto! Apenas puedes sostener esos platos de forma adecuada, no puedes hacer nada bien! Eres un inútil, totalmente inservible! Tal y como lo era tu madre!” El chico temblaba entre sus manos, aquel hombre sostenía ambos puños con fuerza, zamarreándolo para que este dirigiera sus ojos al frente. “¡Porque no te vas con ella, eh?! Nadie te necesita en esta casa! No eres nada y no sirves para nada! Me das asco y aun no puedo creer que seas mi hijo, me repugnas!” Baekhyun intentaba con todas sus fuerzas soltarse, las sucias uñas del padre llegaban casi a enterrarse sobre su sensible piel, aun si su visión era cubierta por llanto podía diferenciar claramente el rojo de los ojos de ese hombre, la forma en que sus dientes chocaban entre si y como las venas de su frente sobresalían. Baekhyun estaba frente a un monstruo, pero era en vano escapar.
“P-Por..p-por favor no…me..me haces daño, no!” El hombre solo rio, actuando como si todo fuera un chiste y antes de dejarlo ir le empujo contra el suelo, haciendo que sus manos cayeran sobre los restos de los platos. “n-no…por favor…” Baekhyun movió sus manos apenas, observando los pequeños cortes que decoraban sus palmas y el ardor de sus muñecas, está mañana definitivamente había sido peor. Usualmente estaría acostumbrado a los insultos, a los golpes ligeros en su mejilla pero esto…Limpio sus mejillas con las mangas de su uniforme, no tenía tiempo para quedarse allí en el piso, rápidamente se levantó como pudo y lavo la sangre de sus manos. Un portazo fue escuchado y Baekhyun no podía estar más tranquilo.
En el fondo…todo era una rutina, una atemorizante rutina que perseguía al menor cada mañana.