Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Bloody Chain. por Sou-Tan

[Reviews - 6]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Un fic 2min xD Para mi unnie Daniusami, para que le vaya bien con su nuevo fic :D y porque es una de mis mas fieles lectoras :D

Notas del capitulo:

Espero les guste este shot lemonoso :D

El hombre frente a él le mira expectante, como si esperara una respuesta a todas sus preguntas. Le extiende un papel y él lo toma sabiendo perfectamente que es. La hoja tiene un gravado de un retrato de un joven, de unos veinte años, según su criterio, todos los que han llegado a él han sido así y no le extraña en absoluto.

-Hábleme sobre el.- Pide.

La persona sentada frete a él, en una silla delante de su escritorio, juega con sus sombrero negro antes de comenzar su breve comunicado y relato de los escasos hechos que conoce.

-Su nombre es Kim Jonghyun, tiene veinte años. Algunos dicen que lo vieron por las afueras de la mansión negra hace dos noches, desde dicha fecha no se conoce de su paradero.

-¿Pistas? ¿Sospechosos?

-Ni un rastro, y aunque como funcionario del gobierno no puedo asegurar nada, sabe que mi dedo índice sigue señalando a la misma persona.

Deja el papel sobre el mueble de madera y se levanta de su silla lentamente. Se inclina hacia adelante y apoya sus puños en el escritorio, mirando al investigador Lee fijamente, mirando más allá, encontrando la seguridad en sus ojos. Seguridad que considera invalida, puesto que no hay pruebas concretas contra dicha persona.

Noche tras noche, cada año a principios de Agosto, siempre se repiten los mismos sucesos: Desaparecen personas a las afueras de las grandes mansiones, ubicadas en algunos puntos cercanos a pueblos, escasas son en Sur Corea, y este año es el quinto aniversario desde la última vez que desaparecieron personas en Busan, pero algo extraño se ha venido presentando, y es que las últimas veces solo desaparecían una o dos personas, este año han desaparecido casi seis.

-Dígame, Jinki, ¿Cómo espera que resuelva este caso sin pruebas contra un sospechoso, o pistas que me lleven a der con los desaparecidos? Usted más que nadie es consciente de que nunca hallaremos a estas personas.- Toma una serie de papeles con gravados que tienen retratos y se los muestra.- Y si lo hacemos, no será muy placentero el hacerlo.

-Minho, eres el mejor investigador del país. Podrás hacerlo.

-Y a pesar de eso, nunca he encontrado a tiempo a alguien, y créeme, que esta vez no será la excepción.

Quien está sentado se levanta de su silla y se coloca su gran saco y su sombrero. Gira y se encamina a la puerta, que abre lentamente para después voltear a ver al investigador.

-Debes ir, esta noche, hay algo sospechoso allí, descúbrelo. Al menos inténtalo.

Las palabras salieron de su boca en tono de orden, firme y sin titubeos. Suficiente para él, que solo toma su gran abrigo y su sombrero, y sale de su oficina luego de que Lee se hubiese ido. 

El largo corredor que lleva desde la oficina hasta el recibidor, se le hace más corto de lo usual cuando pasa este. Abre la puerta de entrada y sale por ella, dejando con la despedida en la punta de la lengua a la señorita detrás del escritorio.  Estando fuera, saluda sin mirar al portero, mientras, se pone su gran abrigo y lo abotona, este llega hasta poco más debajo de sus rodillas encajando con la época y perece más un saco muy largo, su sombrero, que es negro, lo coloca en su cabeza y cubre sus cortos cabellos.

La noche ha caído y según el reloj de mano que saca de uno de sus bolsillos, son exactamente las siete menos un cuarto, ya pasada la cena en el lugar al cual se dispone  a encaminarse.

Su chofer llega justo a tiempo, y sube sin demora, impidiendo que el portero le abra la puerta y ordenando al conductor del auto negro que se apresure. El hombre tras el volante solo le mira con una sonrisa comprensiva y no cree necesario preguntar hacia donde debe llevarle, y sin embargo, lo hace. Obtuvo la respuesta que esperaba.

-La mansión negra se ha convertido en su único destino estas últimas noches.

-Al parecer Jinki sigue aferrado a sus hipótesis fantasiosas, todas acordes a los rumores de los habitantes del pueblo.

Dicho esto los dos callan, y pretenden mantenerlo así hasta el final del trayecto.

Choi Minho, es el nombre del investigador con más renombre en todo el país, y el caso de las desapariciones, es uno que no le interesa en absoluto. Ha visto casos de esos centenares de veces atrás, y nunca intento resolverlos. Todos lo que alguna vez llegaron a su escritorio, los devolvió decepcionado. Al convertirse en investigador, decidió centrarse en sucesos de mayor importancia para su criterio.

Asesinatos, robos en grandes magnitudes, solo le interesa resolver casos que logran deslumbrar y despertar en él una curiosidad abrazadora, así como cuando uno comienza a leer un libro que le apasiona más a medida que pasa las páginas y las palabras se le hacen pocas al continuar.

En cuanto a las desapariciones “misteriosas”, estas no lo generan el menor de los intereses. Se trata solo de personas que no han sido vistas en días, que de un día a otro ya no están. Se pasa mucho tiempo buscándolas, cuando bien en ese momento podrían estar siendo torturadas, vendidas, violadas o en el más frecuente de los casos, asesinadas. Que era como se encontraba a la mayoría de los desaparecidos en aquella época, y en esta, duda que sea diferente.

Nadie nunca aparece y cuando es así, no tienen cabeza o alguna otra parte de sus cuerpos, estos siempre están a un costado, pero nunca en su lugar.

Dejan atrás cualquier edificio y solo las luces delanteras del vehículo les permiten ver hacia adelante, en un camino en penumbras. A los costados del camino todo es algunos árboles y en los bordes laterales de la carretera abunda el pasto, largo y descuidado.

Los sonidos de la noche se agudizan, y sabe que su destino está cerca.

La claridad se hace presente y el auto se detiene. El investigador Choi baja del vehículo y suspira admirando (una vez más) la estructura que se mantiene en pie.  Una gran muralla de ladrillos negros, se levanta extensa, impidiendo la vista del interior. Dicha muralla se divide en dos por un gran cercado negro, elegante y también negro, incluso aún más alto que la misma muralla. Unos cuantos faroles brindan luz a la entrada. Más allá, después de una larga extensión de suelo con mosaicos, hay un gran jardín de solo rosas rojas, siendo este el único color además del negro. Justo donde el jardín de rosas termina, gigantescos pilares de mármol pintado de negro, sostienen el techo de la entrada a la gran mansión negra, que posee unas cuantas torres, donde la más alta posee un techo abovedado, sin embargo, estas se separan de la estructura central, y todas están adornadas con gárgolas, situadas en posiciones casi como si fuesen los guardias del lugar.

Majestuosa y monumental. Así es la Mansión Negra.

El investigador pide a su chofer que se vaya sin remordimiento alguno, cosa que el hombre comprende. Des pues de todo, las visitas del inspector siempre terminan horas después de su llegada cuando se trata de dicho lugar.

Entra una vez uno de los sirvientes le abre, y camina con pasos firmes, decididos, mas por costumbre que por mantener su aura de seriedad.

El estrecho camino que forman los rosales se le hace corto y repetido a medida que avanza. El sitio nunca le pareció intimidante, tétrico o glorioso, solo no causaba ninguna gracia. Hoy, precisamente, tampoco lo hace, pero él sabe que esas paredes esconden muchos secretos, que no cree descubrir jamás, pero que le intrigan como nada nunca pudo hacerlo en su vida.

Toca la puerta con el puño cerrado, con la menor intención de avisar su llegada por los medios correctos. Para su sorpresa, quien lo recibe esta noche, es la misma persona con la que se dispone a conversar, por omitir interrogar.

Lo espero durante quince minutos que parecían no querer terminar nunca, pero sabe que tiene todo el tiempo y la noche para él es eterna. Supo que era el quien toco a la puerta, y no espero a que ninguno de sus sirvientes fuese a abrir, los aparto del camino con solo mirarles. Lo tiene frente  a él, a Choi Minho, al hombre más entretenido que conoció jamás.

-Buenas noches, señor Lee.

-No sea un aburrido, los modales los deja para utilizarlos en sus cortejos, no conmigo, y buenas noches.

Minho suspira. El hombre siempre habla con un tono alegre y despreocupado. Es difícil creer que una persona así sea responsable de tantas muertes e infamias que la gente comenta por ahí.

Pasa a la sala y comienza a desabotonar su abrigo, quita su sombrero y se aproxima al sillón del salón principal, negro, como es de esperarse. Toma asiento y observa cada movimiento de Lee hasta que se sienta en una silla frente a él, y destapa la botella de lo que parece ser vino, para pasar a servirse en una copa, todo está en una baja mesita en medio de los dos.

-Veo que Jinki sigue empeñado en que soy culpable, y también noto en su mirada que está aquí por petición suya, ¿O me equivoco?

Quien prenuncia las palabras, se sienta de lado en su sitio y extiende las piernas, las cruza y bebe un trago mientras se mantiene risueño.

El investigador niega y, antes de que pueda plantear la primera pregunta, Lee se levanta y comienza una caminata alrededor de toda la habitación, como es su costumbre.

-Ayer en la noche no estuve aquí, estuve en mi despacho. El resto del día me la pase encerrado en mi alcoba, y en la madrugada…

-Sé que no tiene nada que ver en el asunto, es solo rutina. Veo que ha memorizado todas y cada una de mis preguntas, le creo.

El aparente dueño de la mansión detiene su andar justo frente a la ventana, dándole la espalda a todo, incapaz de ver a Choi. Esboza una sonrisa ladina con los ojos cerrados, que están cubiertos por su flequillo, que travieso se escapa de su cola de caballo.

Bebe un trago más para aclarar su garganta.   

-Hace bien en creerme,- comenzó- pero es necesario que deje que termine de hablar, Minho.

  >>En la madrugada, estuve fuera por más de tres horas, asesinando al hombre que ya han de haber encontrado por las cercanías del bosque muerto esta mañana, con la cabeza a unos escasos diez centímetros de distancia del cuerpo, remojándose en un pequeño charco de sangre.

A pesar del tono seguro que usa, el investigador no le cree, sería demasiado tonto como para confesarlo…o demasiado inteligente. Opta por seguirle el hilo de la conversación. La noche promete ser entretenida.

-¿Tenía motivos para asesinarlo?

-Solo uno: El disfrute de ver a alguien morir.- Respondió sin temor, con su tono alegre de siempre, reanudando su paseo.

-¿Qué hay del nombre de Kim Jonghyun, se le hace conocido? Desapareció como otros tantos, ¿Lo ha matado también?

-Oh, no, no. El esta vivo, y para nada desaparecido. Está en la mansión blanca, en Seúl, con el duque Kim Kibum.

Lee tiene mucha creatividad, pensó para sus adentros. Se le hace gracioso, mucho en realidad, todo lo que dice el duque, Lee Taemin.

Ha escuchado mil y un historias sobre su naturaleza, sobre como mata y lo fría e intimidante que es su personalidad. Todo le parece absurdo, el hombre, siempre risueño, jamás se ha mostrado así con él. Podría ser un engaño, volvió a pensar.

Fantasías sobre hombres chupasangre, que no mueren ni envejecen, con colmillos de más de nueve centímetros escondidos y listos para clavarse en tu cuello. Sandeces y más sandeces, es todo lo que la gente dice. No existen tales cosas, pensó.

-¿Cree usted en lo que la gente del pueblo dice?

-En absoluto.

-No le molestara entonces, escuchar acerca de esas cosas, ¿O sí?

-No, me parece interesante la capacidad que tiene el humano para desarrollar historias como esas, tan surreales.

-Me permitirá pues, contarle una. Contarle de mí y de todos los otros duques, será el primero en escucharlo de mi boca.- Habla y hace gestos con las manos, demostrando su emoción.-. No pierda usted atención a ninguna de mis palabras, siéntese libre de preguntar cualquier cosa e interrumpir mi relato.

Vacila unos momentos, dudando sobre si le interesa en realidad lo que el duque tiene para contar, y llega a la conclusión de que si, y mucho. El hombre siempre le dio curiosidad, y, a diferencia de la mansión y las desapariciones, le causa una especie de atracción, porque piensa que debe tener mucho que contar, puesto que nadie sabe nada de su vida, por eso se conforman con inventar cuentos.

-Lo escucho, después de todo, creo que sí, es usted tan ingenioso como aparenta, su relato será mejor que cualquier otro.

-No pretendo desilusionarlo, Minho.

  >>En aquellos tiempos, esos en los que Dios estaba comenzando a formar la tierra y todas las formas de vida posible, una serie de almas, que dejo escapar intencionalmente, se juntaron para formar una. El alma vago por los confines de la tierra, incapaz de encontrar un contenedor adecuado, hasta que llego a poseer, por un regalo de Satán, un cuerpo capaz de soportar la pesada energía que el alma desprendía.

>>Todas las almas están destinadas a otras, unas nunca se encuentran, otras solo no perciben cuando el alma a la que están destinadas cruza su camino, muchas la encuentran. El alma del que hablamos, en cambio, tenía una forma peculiar de hallar y unirse a su alma: El olor de su sangre. Esta alma tenía el olfato sensible solo a la sangre, el único olor que podía percibir era ese. Todas las personas emanaban el mismo olor a sangre que circulaba por todo su cuerpo, pero la que tenía que encontrar, emanaba un olor diferente, más dulzón y embriagante. Fácil de reconocer. Así fue como pudo encontrar a aquella alma.

>>Pero esta no fue la única, hubieron otras. Con el paso de los años todas pudieron procrear y crecer entre las demás personas en secreto y armonía, siendo únicas conocedoras de su naturaleza. Sin embargo, todos los secretos llegan a ser descubiertos. Todos fueron calcinados. Las cenizas viajaron gracias al viento, formando nuevos cuerpos, que solo pudieron encontrar fuerzas para unir aquellas almas suyas en una sola, la original, y otros tres con menos capacidades de olfato.

>>La forma de encontrar al alma al que estas destinado no ha cambiado. Solo las personas que son descendientes directos de las personas que un día estuvieron destinadas a las alamas originales, son aquellas que complementan a las cuatro almas que quedan.

-Es decir, que solo quienes en algún tiempo, algún familiar lejano estuvo destinado a las almas, y lleve su sangre, son los que están destinados a las cuatro restantes.

-Sí, ha logrado entender.  Los tres duques, Kibum, Kyuhyun y Gongchan, son esas almas que necesitan del olfato del alma original para encontrar a quien buscan. Hemos vivido durante años en una constante búsqueda, nosotros, los que formamos parte de la orden roja, esos que reciben el ilógico título de vampiros.

-Pero, ¿El alma original puede distinguir el olor de la sangre de las personas destinadas a las tres almas restantes?

-Tiene que ser así, sino, no podrían encontrarlas jamás.

-¿Por qué es tan importante encontrar al alma destinada?- Las preguntas solo fluyen.

 -Porque sin ella, nosotros no podemos cumplir con nuestra función.

-¿Cuál es su función entonces?

-Nadie lo sabe, así como las almas normales tampoco saben para que están aquí. Le ha dicho en rumor del viento, necesitamos a esa alma, más que nada, y mientras no la encontremos y tengamos a nuestro lado, no podremos morir, envejecer, ni reencarnar.

-Hay un ritual,- Continúa con lo que dejo a media, ignorando la intención del investigador por preguntar, porque justo pretende responder sus dudas- esencial que el alma original debe realizar para estar completamente unida a la otra, solo ella lo conoce.

>>En fin, los miembros de la orden roja somos cuatro, los duques del país, que habitan en las cuatro mansiones, la roja, la blanca, la de cristal, y la mayor, La Mansion Negra.

>>Ahora, se preguntara usted: ¿Qué tiene que ver esto con las desapariciones? Pues bien, Kim Jonghyun, es el alma destinada al duque Kibum. Shin DongWoo, es el alma destinada a Gongchan, y por último, el ministro Lee Jinki es el alma destinada al duque Kyuhyun. En estos momentos, el ministro debe estar siendo trasladado a la mansión de cristal.  Y sí, señor, yo, Lee Taemin, soy el alma original.

El investigador esperaba cualquier otro tipo de cosa, menos una historia un poco compleja como la que recién acababa. Definitivamente, no se arrepiente de haber escuchado aquello, pero aún queda un cabo suelto en el relato de Lee, que este se olvidó de contar.

Cruza sus piernas, una encima de la otra, y coloca su dedo índice sobre los labios antes de preguntar, al fin, lo que quiere.

-No han sido solo esas tres personas las desaparecidas, hay como mínimo otras cuatro, sin contar las de los años anteriores, ¿Dónde están si no hay más almas?

Quien camina detiene su andar, esta vez para volver a llenar su copa y volver a sentarse, dar un trago, levantarse y continuar dando vueltas alrededor de los muebles del salón.

-Muertas, todas ellas. Las he matado yo.-Lo dice con el tono más grave del usual en su voz-. Por si no ha conseguido notarlo, no tengo un alma aun a la cual estar unido. Por muchos años las he buscado, en principios de agosto, casi a finales de verano, porque es cuando el olor de la sangre se hace más fuerte.

-¿Por qué las mata?

-Ya lo dije, simple placer. Mi olfato me juega sucio a veces, debo decirle, y me hace confundir algunos olores que son muy fuertes.

 >>Hago que vengan aquí, y cuando sé que no son las indicadas, simplemente me deshago de ellas de manera fácil.

Lee retira la cinta que sujeta su largo cabello, dejando caer las hebras poco más por debajo de sus hombros, y el flequillo cubre aún más sus ojos. Está detrás del investigador.

-Voy a pronuncia, ahora, las palabras de la primera alma en encontrar a otra que fue suya, dirigidas hacia esta:-. Se inclina hacia adelante, quedando muy cerca de la oreja de Choi, casi rozando su nariz con el cuello de este-. “He estado buscándote tanto tiempo en lugares que sabía erróneos, que ahora que te tengo; no importa si te opones…serás mía”

El susurro hace que la piel de Minho sea víctima de un escalofrió. Las palabras dichas por Lee, la confesión de homicidio, el relato sobres las almas, los duques y la Orden Roja, también la explicación sobre las desapariciones, todo tiene sentido por mas fantástico que le parezca. Comprende y asimila todo, sin sorprenderse, sin perder la compostura ni sus pensamientos acerca del Duque, y aun siente que hay algo que no sabe.

-¿Se está dando cuenta de todo lo que ha confesado, y de las consecuencias que eso conlleva?

-Por supuesto, pero no habrá consecuencias, mi querido amigo.

Y sabe que tiene razón, porque no tiene intenciones de salir de allí a contárselo a los tribunales, al presidente y al parlamento.

Detiene sus pasos frente al inspector, quedándose solo a unos veinte centímetros de su rostro y volviéndose a inclinar hacia adelante. Se miran por más de tres minutos, observándose ambos en lo profundo de sus ojos. Uno sabe, el otro desconoce.

Lee toma el resto de vino y lo vierte en su boca, sin apartar la mirada ni alargar la distancia. Choi trata de descifrar el enigmático brillo en los ojos avellanas del contrario, pero se equivoca al buscar un significado, que sí, tiene nombre, y lo sabe, lo sabe porque ha comprendido, pero no termina de aceptarlo porque tan solo una noche antes Lee mato a un hombre, y en tan solo unas horas ya ha encontrado a su alma.

-¿Cómo la ha encontrado? No me ha llegado un nuevo reporte de alguna desaparición.

Pero no obtiene respuesta. El duque mantiene el líquido en su boca, sin jugar con él. Cuando el investigador tiene intenciones de volver a hablar, Lee ladea su cabeza y junta por un segundo sus bocas, dando a beber al otro un trago de la amarga bebida, que a Choi le sabe dulce y exquisita, sin embargo, no siente sabor a uvas ni a licor, es algo mas insólito.

Como si le tomara de la muñeca, se siente casi arrastrado cuando se levanta de su lugar, dejando su abrigo y sombrero allí. Comienza a sentirse fuera de lugar, no mareado ni aturdido, como si haber bebido de aquello fuese vital y ahora estuviera viendo todo con más claridad.

Lee desaparece de su vista, y de un segundo a otro, su cuerpo se siente más ligero y cree estar en otro universo, pero solo está desmayándose y cae inconsciente en el sofá.

Una brisa suave en su rostro le hace abrir los ojos, encontrándose a sí mismo en una habitación enorme, desde donde está el techo se le hace casi tan lejano como el mismo cielo, y una sensación de estar incompleto invade su cuerpo, haciendo que note un pequeño vacío en lo más profundo de su ser.

Su cuerpo de amolda a una superficie suave, tiene frio. Intenta mirara abajo para confirmar que está completamente desnudo, pero no puede, su vista solo logra permitirle ver hacia el frente.

Esta acostado en medio de una gran cama.

Busca inútilmente impulsarse con sus brazos para sentarse, pero sus muñecas están rodeadas por una lámina de metal.

Esta acostado en medio de una gran cama, desnudo y encadenado a la cabecera de esta.

-Le mentí.-La voz del duque le saca de sus pensamientos desconcertados-. Los asesinatos de este año, solo fueron mi manera de lograr que viniera a mí. El ministro siempre tuvo razón en culparme, y yo sabía que lo presionaría para volver a venir.

-¿Pretende matarme?- Cuestiona irritado.

Lee ignora la pregunta y se detiene frente a Choi, pues estaba recorriendo el lugar tal como en la sala.

El investigador solo no reacciona. La situación no le extraña, ha visto demasiadas cosas antes, y aunque esta sea por mucho la más peculiar, no logra hacer que tenga impresión alguna. Sin importarle en lo más mínimo que Lee este frente a él, mirándole.

Cuando baja su mirada, si logra impresionarse con algo, que hace que se confunda aún más, y que la necesidad de explicaciones se vuelva más aguda: Taemin está desnudo, igual que él.

Lee se acerca lentamente, y con una pequeña daga en mano, gatea por la cama, dejando a Minho debajo de él, mirándolo desde arriba, sin tocarle en absoluto. Un dolor y la sensación de ardor en su pecho le hace dar un respingo a Choi, el duque ha hecho un corte poco profundo en uno de sus pectorales.

Sus manos aún tienen los guantes blancos de unas horas atrás. Se apoya en sus rodillas y toma de la mesita de noche una copa que está llena a medias, y deja que la sangre que brota del corte en el pecho contrario termine de llenarla, para luego devolverla a su lugar. Se inclina hacia adelante y deja lamidas en la herida, que no tarda en cerrarse.

Minho jadea ente el contacto e intenta zafarse de las cadenas. Un fuego que crece en su pecho se dispersa por todo su cuerpo, comenzando a ser más intenso, aumentando la intensidad de forma muy pausada cada cierto tiempo.

-Hueles demasiado bien…-El tono risueño ha desaparecido, y llega a ser grave.

Taemin ha esperado mucho tiempo para hacer esto, y sabe que será unas tres veces más fuerte de lo que se imagina. Toma con su mano derecha el miembro de investigador, y este le mira atento, sin esperar que de un sentón y lo introduzca completamente en su cavidad anal, llenándose.

Al duque se le nubla la vista por un segundo, pero de inmediato comienza a dar saltos, embistiéndose y logrando que el investigador se tense y su miembro endurezca. Su mano izquierda toma el muslo de Minho y la derecha se apoya en su pecho, levantando un poco su pierna.

Se auto penetra frenéticamente, soltando gemidos graves. De adelante a atrás, de arriba abajo, haciendo movimientos circulares con su cadera, llegando a tocar diferentes puntos, proporcionándose placer y haciendo que su interior humedezca ligeramente, mientras, Choi intenta desesperadamente de terminar con la opresión en sus muñecas.

-Para comenzar el ritual,-. Comienza intentando no ahogarse con su propia saliva.- se realiza el acto que une a los seres humanos: El sexo. No importa si no se hace con el alma al que estas destinado, siempre será un lazo irrompible, aunque solo sea una noche y nunca más vuelvan a cruzar caminos.

 >>El alma original debe hacerlo con su cadena, no importa que, si es la persona correcta, no importa si esta encadenada, esta lo disfrutara. Sera solo cuando se pierda totalmente el control, cuando la unión abra pasado su primera fase.

Choi cree en sus palabras, porque es cierto que disfruta como el duque juega con su hombría en su entrada, a su antojo, y también es cierto que intenta soltarse solo para tocarlo, para sentir su piel.

Taemin solo intenta que dure un rato más, porque cuando Choi lo toque con la palma de sus manos, donde todo su calor está concentrado, le será imposible no llegar a la cúspide del disfrute total.

-¿Sig-Significa que soy descendiente de quienes complementaron a las primeras almas?

El duque sonríe sin detener sus acciones, y un pequeño hilo de saliva se escurre por la comisura de sus labios, se siente increíble y Choi no tardara en romper las débiles cadenas, pero le encanta tanto que no le importa que cuando se suelte, le aparte y termine todo, aunque sabe que no será así.

-Mucho tiempo busque donde no debía, para encontrarte a ti, mi alma, en un humano corriente. El humano con el olor más maravilloso del mundo entero.

>>Eres mío, no de las almas que me crearon a mí ni a los duques, Minho.

Las cadenas se rompen por fin, dejando en libertad las manos del investigador, haciendo un ruido estruendoso. Minho lleva sus dedos a las piernas de Lee, ocasionando que una sensación abrumadora lo recorra y es incapaz de levantar su pierna, lleva sus manos al pecho de Choi y besa sus pezones, los lame y muerde, y el solo puede disfrutar de esto, porque no quiere que se detenga.

Lee esta tan cansado que ha perdido casi todas sus fuerzas para auto penetrarse, y el mueve sus caderas de arriba abajo mientras lo sostiene de la cintura, ayudándolo.

Taemin ya no puede más, el detective está consiguiendo que pierda todo el control, y eso le alegra, porque con cada gemido que sale de su boca se da cuenta de que su búsqueda ha terminado, y que su cadena lo disfruta tanto como el, sino, Minho no estuviese repartiendo caricias por sus muslos y jadeando descontrolado.

Choi nota que la posición se ha vuelto incómoda para ambos, y se gira, dejándolo debajo. Abre sus piernas y entra violentamente, llegando a lo más profundo de la caliente y estrecha cavidad, embistiendo desenfrenadamente, tocando una y otra vez los diferentes puntos que hacen que Taemin grite.

Las corrientes eléctricas recorriendo todas sus extremidades provocan que ponga los ojos en blanco. El duque sube sus manos a los lados de su cabeza, y se aferra con todas sus fuerzas a la almohada, girando su rostro.

Secreta más saliva de la normal y todo está caliente, tanto que su cuerpo está a cuarenta grados, como si tuviera fiebre. Y Minho no ayuda a que eso cambie.

Las largas piernas del duque se cierran y aprisionan la cintura del otro, y Minho levanta un poco a Taemin, porque pasa los bazos por debajo de su espalda y se inclina hacia adelante. De esta forma la espalda de Lee no toca las sabanas, y todo el calor de las manos de Choi se concentra en su piel, logrando que la temperatura suba aún más…mucho más.

-Ahh~…mmgh mmm ¡AHH!...naghn~- Lloriquea una y otra vez.

Choi simplemente no puede detenerse y las gotas de sudor bajan por su espalda, mientras, sale y entra de manera constante de la entrada del duque, la cual esta húmeda…no, más que eso, esta mojada.

El sonido de fluidos corporales y el choque de pieles, gemidos, jadeos y besos resuenan por toda la habitación, besos que deja en el cuello de quien está debajo de su cuerpo. No tiene la menor idea de porque no se detiene, se levanta y se lleva a la fuerza a Lee hasta los calabozos, donde se pudrirá hasta que lo condenen a la orca.

Lee toma las mejillas de quien muerde su cuello y hace que le mire a los ojos. Los dos los tiene inundados en lujuria, y sabe que el momento pronto será el momento del otro paso y luego la continuación del ritual. Musita un suave <<Bésame>> que es obedecido.

Se aferran al cuerpo del otro, se besan sin descanso, sus lenguas se rozan y  las saborean. Se sienten.

Taemin abre las piernas todo lo que estas le permiten, una corriente eléctricas más fuerte que las anteriores recorre su espina dorsal y es incapaz de abrir los ojos. Grita hasta que su garganta se lo permite, y aprieta las sabanas con brusquedad.

Minho se separa bruscamente de su cuello y le toma de las piernas, apretándolas y tocándolas sin pudor, y embistiendo aún más adentro, más fuerte y más duro, logrando que Lee se moje aún más, y su miembro sea deliciosamente apretado cuando las paredes interiores del duque se contraen ocasionalmente.

Han perdido todo el control, y Lee lo sabe.

El brazo del duque se extiende hasta la mesita de noche y toma la copa, y esboza una sonrisa lasciva al impulsarse y dejar sentado al investigador y él se queda sentado en sus piernas, y vuelve a embestirse a sí mismo.

-Agh~…es usted exquisito, Taemin~…mmm..

El nombrado se estremece porque las palabras fueron dichas en susurro en su oído.

-Para dar el siguiente paso en el ritual,-vuelve a explicar.- debemos sellar ahora la unión como los miembros de la orden roja lo hacen consigo mismos. Pero no beberemos nuestra sangre para mantener nuestros cuerpos. Vamos a beber nuestra sangre y la de nuestra otra alma, combinadas.- Dicho esto, da a beber un trago a Choi, y luego deja caer unas gotas sobre su hombro y sobre su propio pecho y cuello, vaciando la copa hasta dejarle solo unos mililitros.

-Lámelo todo, así.- Pasa sus brazos por debajo de los suyos y acaricia su espalda, cierra sus ojos y lleva sus labios a su hombro, y lame, besa y lame, saboreando y encontrando el líquido rojo –casi llegando a negro- delicioso y adictivo, y logra reconocer un sabor especifico, uno que pretende probar de la fuente original, sin que este mezclado con su propio sabor.

Lee entre abre su boca, y deja que el olor dulzón le embriague por completo. Sus dos largos colmillos se dejan ver y  son clavados profundamente en el hombro de Choi, succionando ligeramente y luego separándose. El duque termina su tarea de lamer la mezcla de sangres y esta se escurre por la comisura de sus labios hasta llegar a su barbilla, y por último, unirse en su cuello con lo que derramo.

Minho toma a Lee de la cintura y le indica el ritmo lento que debe llevar en las embestidas. Una de sus manos toma la nuca del duque y lo atrae a su cuerpo, para tener más acceso a su cuello y lamerlo. Lo besa, lame, muerde y lo deja completamente limpio desde su quijada hasta la clavícula.

Besa sus labios y los delinea con su lengua, para bajar por su cuello hasta su pecho, donde retira todo rastro del líquido vital, omitiendo quitarlo de sus pezones, que, una vez terminado su trabajo de quitar la sangre, se deleita con ellos. Mientras con uno juega estrujándolo con sus dedos, al otro lo lubrica con su lengua y lo encierra entre sus dientes.

Taemin sabe que para terminar deben beber el resto y culminar de la manera más intensa el acto sexual. Así que, como puede y sin dejar de jadear, toma de nuevo la copa y traga la mitad de lo que queda sin detenerse a saborear. Lleva la copa cerca de la boca de Choi, que abre los ojos y suelta el pezón ya erecto por el estímulo, para beber todo lo que queda.

Vuelven a la posición anterior, Choi entre las piernas de Lee, pero en cambio, ahora están uno encima del otro, tan juntos que ni una solo partícula de aire pueda pasar entre ellos.

Taemin es un hombre lo suficientemente valiente como para sonreír, despiadado a la hora de matar, y tan dulce en la cama que llega a ser erótico en proporciones descomunales, piensa Choi.

-Más adentro, debemos terminar esto juntos, o todo no tendrá sentido…Más profundo Ahh~

Los gruñidos y gemidos de Lee son incontrolables, no tan agudos como los de Choi. Tiene una cintura pequeña como si fuese mujer, pero un pecho plano y un abdomen semi marcado de hombre. Su cabello largo a muchos se le hace femenino, pero es salvaje y sensual en él. Sus piernas son delgadas y bien tonificadas, femeninas hasta para el mismo. Taemin es un hombre, un hombre varonil que se comporta como tal, y eso es lo que le encanta al detective. Ha logrado descubrir que es lo que le atrae del hombre y porque le causa tanta intriga.

-Si~ así de rápido…termina de ser mío, Minho~

Es incontrolable. El sonido de sus fluidos uniéndose y entremezclándose se hace aún más fuerte, se besan y se tocan descaradamente como si lo hubiesen hecho antes, y de pronto, el calor se hace más intenso, la sensación de que el orgasmo esta próximo los alerta y ellos solo pueden escuchar con atención el chocar de la pelvis de investigador contra los glúteos de Lee.

El duque se jala las hebras de cabello castaño y se muerde los labios con los ojos cerrados. Varias lágrimas se escapan de sus ojos, lágrimas de puro placer, uno que amenaza con deshacer su cuerpo y arrancarle la vida, pero sabe que no será así.

-Incluso si esto aún no se ha terminado, ya eres mío, Lee Taemin.- Susurra y muerde ligeramente el lóbulo de su oreja.

-Siempre lo he sido, querido investigador.

Sin que pueda anticiparlo sus paredes se contraen y derrama todo su semen porque Choi toma su miembro, y el lloriquea aún más mientras lagrimas salen de sus ojos y saliva mezclada con sangre se escurre por la comisura de sus labios. Minho lo llena por completo con sus fluidos.

-Tan caliente…mmm..-Es lo único que logra articular antes de perder la conciencia unos ocho segundos, es el orgasmo más fuerte de toda su vida, por dejar de lado el único.

-Eres malditamente exquisito.

Choi sale del interior del duque, y dice esas palabras con cierto aire de afirmación, mientras, retira los cabellos pegados en la frente de quien mantiene los ojos cerrados y respira calmadamente, intentando quedarse en sus cinco sentidos.

Le ve abrir los ojos con lentitud y sabe que esta tan exhausto como él. Reflejada en sus ojos, puede ver una luz que le hace sonreír. Se tumba a su lado, y no espera a que Lee lo haga, sino que, desde su lugar, le gira y lo deja acostado arriba de su pecho, y lo rodea con sus brazos, en un acto de ternura, como los que nunca pone en práctica en su vida.

-Me gusta tu hombro.

-Pues recuéstate ahí.-Sugiere y mira a su hombro. Al verlo sonríe-. A mí también me gusta.

Se cubren con las cobijas blancas, manchadas con restos de sangre, sudor y semen. Choi deja caricias en el cabello contrario y el hombre en sus brazos suspira dulcemente, sin sonreír, solo dejándose hacer.

-Te busque, no sabes cuánto.

No le parece que suene como un reproche, solo como un comentario al azar, que le hace sentir culpa por más que le parezca ilógico, porque Lee lo dice en un tono melancólico y triste que logra conmoverle.

La gran ventana que parece un ventanal pequeño, esta descubierta, sin cortinas, dejando entrar la poca luz de luna, permitiendo que el duque mire el cielo y Choi también lo admira casi por inercia.

Y tiene miedo, miedo de que el hombre se haya equivocado y él no sea su alma, de que todo sea una mentira o que se hubiese confundido al oler su sangre. Pero sabe que no es así.

Y después de todo, Lee tiene los mismos miedos.

-Hace cinco años, desde hacía muchos siglos, miraba al cielo todas las noches. Luego de haber matado a alguien, luego de haber equivocado de personas y que mi búsqueda solo diera malos resultados

 >>Solía pensar en miles de tonterías e inventaba miles de teorías acerca de dónde estaría mi alma, que para mi caso, el del alma original, se llama cadena de sangre.

>>Con el paso de los años, y sin encontrarla, llegue a pensar que tal vez no existía, que habría muerto sin que yo pudiese siquiera cruzarme en su camino o ella en el mío, o que simplemente para mi jamás habría alguien. Entonces me consolaba a mí mismo, buscando un motivo por el cual mi vida tuviese alguna clase de sentido, haciéndome miles de preguntas que jamás serian respondidas.

>>Recuerdo que busque una estrella favorita en el cielo, la hice mía, y me obligue a creer que esa estrella era mi alma, mi cadena de sangre que un no había nacido, y que cuando esa persona naciera, siempre que mirara el cielo nocturno, estaría viendo el mismo cielo que yo. Solo así conseguí no hacer de mi existencia la más miserable, después de todo, mi vida tenía sentido: Buscar, buscar hasta encontrar lo que se busca.

>>Hace cinco años, para estas fechas, a principios de Agosto, una tarde, recuerdo, que paseaba por la ciudad, cuando me encontré con el ministro Lee, el conversaba con usted, y nos presentó. Y lo supe, lo supe desde que mire en el fondo de sus ojos, desde que mi mano tomo la suya y tuve que apartarla en el acto, porque el calor que me transmitía era demasiado. El olor de su sangre no mintió.

>>En un principio pensé que me había equivocado como otras tantas veces, pero siempre llegaba a la conclusión de que no era así, de que estaba en lo cierto y mi busqueda había llegado a su fin. Y a pesar de todo, tuve miedo.

>>Miedo a tenerlo, porque tenía cerca la felicidad que anduve buscando toda una eternidad y no sabía, hasta hacía apenas unos días, que haría con ella.

>>Durante cinco años seguí mirando el cielo, buscando en aquella estrella el valor para tenerte. Te había encontrado, a la persona que tantas veces imagine, de la que me enamore sin conocer mirando al cielo, en una persona que nada tenía que ver con las almas que me conforman, en un simple humano.

>>Y hoy volveré a repetir las palabras de aquella alma que encontró a su cadena por primera vez “He estado buscándote tanto tiempo en lugares que sabía erróneos, que ahora que te tengo; no importa si te opones…serás mía”

>>Porque siempre busque donde sabía que no encontraría, y ahora que te tengo aquí, se la respuesta a una pregunta: ¿Qué hare cuando finalmente te tenga? No sé, y no importa eso ahora, Minho.

Mira a Lee y nota que ha estado hablando con los ojos cerrados y le encuentra más dulce aun.

Todos estos años, que han sido muchos desde su juventud, siempre se comportó como su razón dictaba. Sus pensamientos estuvieron alejados de todo lo que pudiese conmoverlo, de todo los sentimental, afianzándose más a la lógica y dejando de lado la ternura que perdió hacía ya mucho.

Ahora añade un trozo a lo que piensa de Taemin: es un hombre lo suficientemente valiente como para sonreír, despiadado a la hora de matar, tan dulce en la cama que llega a ser erótico en proporciones descomunales, y perseverante como nadie a la hora de aferrarse a algo que anhela.

-Desde muy pequeño, creo que desde que tenía escasos cinco años o creo que fueron menos, yo era tan feliz ilusionándome con cosas que ni yo mismo sabía que eran o si existían. Tenía la inmensa necesidad de salir corriendo de casa, para ir al encuentro de algo que necesitaba.

>>Ya cuando fui mayor, cuando era un joven que recién había escuchado acerca del amor, creía que afuera habría una mujer con la cual sería en extremo feliz, así como todos los demás pensaban eso.

>>Y veía el cielo todas las noches, me figuraba que las estrellas eran todas las personas del mundo, y que una pequeña, que casi no se notaba, era la persona a quien amaría fervientemente para el resto de mis días. Sentía que de eso se trataba mi vida: Encontrar el amor. Me imaginaba como seria dicha persona, y mi emoción crecía. No me importaba como fuera ella o el, simplemente yo la amaría.

>>Era un muchacho soñador, con muchos sueños e indeciso, con expectativas grandes de la vida y el amor, pero las cosas cambiaron, siempre es así. Me di cuenta que, por más que creyera que alguna señorita seria la correcta, que por más que hubiese estado con todas, sería casi imposible encontrar la indicada. Deje todo eso de lado y me empeñe en mi carrera.

>>Ahora entiendo que una vez tuve razón, que yo necesitaba a alguien. Y tu también tuviste razón, a quien buscabas miraba el mismo cielo nocturno que tú, pensando en ti aun dudando de tu existencia y desconociendo como eras y eres.

>>Me doy cuenta ahora que no me has hecho amarte aquí, esta noche ni en estos cinco años. Yo te necesitaba y te quería incluso antes de nacer, antes de saber del amor: Me enamore de ti incluso antes de imaginarte en las noches estrelladas.

Entrelazan sus pies bajo las sabanas y se aferran al contrario si ejercer mucha fuerza, porque saben que no pasara, saben que no es una mentira ni un error y que al amanecer estarán juntos, como debió ser hace mucho.

Juntan sus labios y los mueven suavemente, siguiendo un compás que solo ellos saben llevar. El viento que entra por otra de las ventanas que está abierta, sopla fuerte y hace que un jarrón caiga.

Choi mira en la dirección de la caída y ve un montón de rosas azules en el piso.

-Odio las rojas, pero es tradición ponerlas en el jardín delantero.

-Prefiero las negras, son hermosas.

Lee le mira con los ojos vidriosos y eso lo confunde, no es por el comentario de las flores, puede notarlo. El duque se abalanza sobre él y esconde su cara en su cuello, cerrando sus puños sobre los hombros del detective, y deja escapar pequeños sollozos y lágrimas constantes.

Minho sonríe conmovido y le abraza por la espalda, pegándolo aún más a él, haciéndole entender que está aquí y es real, que no se ira nunca, porque es incapaz de dejarlo solo una vez más.

-Te quiero.

Notas finales:

Dejen sus rws con sus opiniones.

¿Que tal el lemon? yo no muy segura como siempre.xD

¿Les gusto, lo odiaron? xD


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).