Loki fue dado de alta de la enfermería una semana después. Se le dijo que lo tomara con calma, pero después de pasar dos semanas en cama con Tony mimándolo las veinticuatro horas del día, anunció que estaba perdiendo la cordura y que ya no podía quedarse encerrado. En lugar de ello, le ordenó a Tony regresar a su laboratorio y le dijo que creara la cuna automática más avanzada tecnológicamente del mundo, mientras él pasaba el tiempo rondando de habitación en habitación y sentándose mucho.
Había comenzado a pasar más tiempo con Bruce, encontrando en su naturaleza tranquila y su discreta inteligencia, un cambio agradable al torbellino constante de palabras y demostraciones por el que pasaba en las conversaciones con Tony. Encontró interesante además que la enorme criatura verde a la que había enfrentado en batalla tantas veces, era en realidad una persona bastante apacible en su vida diaria.
—¿Puedo hacerte una pregunta? —le dijo Loki mientras estaban sentados uno frente al otro en una mesa en la biblioteca.
—Claro —respondió Bruce.
—Cuando nazca la niña —preguntó Loki—. ¿Te quedarás conmigo, cuando eso ocurra?
—¿Y Tony? Es su bebé, tal vez él debería estar contigo.
—Aparentemente es importante para un niño nacer en un ambiente libre de estrés —dijo Loki, levantando una ceja—. ¿Puedes imaginarte cómo será Tony?
—Oh —dijo Bruce, haciendo una mueca ligeramente mientras imaginaba a Tony tratando de decirle a los médicos exactamente qué estaban haciendo mal e inventando nuevos métodos más eficientes de alumbramiento—, sí, creo que te entiendo.
—Me gustaría mucho que te involucraras en la vida de mi hija.
—Sería un honor, Loki, pero ¿por qué yo? —preguntó Bruce—. ¿Por qué no Steve o Coulson?, o alguien un poco menos...
—¿Verde?
Bruce asintió en respuesta y dijo—: Básicamente.
Loki se puso un poco nervioso por un momento, miró hacia otro lado y dijo—: Te elegí porque tú sabes lo que se siente ser un monstruo.
—Ella no será un monstruo.
—Tal vez sea cierto, pero será diferente y necesitará a alguien que conozca lo que se siente… —susurró Loki—. Si yo no estoy aquí.
—Hey, eso no va a suceder —le contestó Bruce, extendiendo su brazo sobre la mesa, situando su mano de manera reconfortante sobre la de Loki mientras una lágrima corría por la mejilla del asgardiano—. Tú vas a estar bien y ella también.
—Soy tan estúpido —murmuró Loki mientras limpiaba su rostro con su mano libre.
—Culpa a las hormonas —dijo Bruce, y Loki sonrió.
—Buena idea —respondió Loki con una pequeña risa que sonaba un tanto triste—. Simplemente no puedo quitarme la sensación de que algo terrible va a suceder.
—Todo estará bien, confía en mí.
—¿Me prometes que la protegerás de Odín, si llega a necesitarlo?
—Moriré luchando si es necesario.
Loki sonrió tristemente, situó su otra mano sobre la de Bruce y la acarició suavemente.
—Eres un buen amigo —le dijo.
****
Abatido, Thor se encontraba sentando en la cocina, la tostadora estorbaba en la mesa junto a él, su cable se arrastraba peligrosamente, y varios paquetes de Pop Tarts yacían medio abiertas en frente de él.
—¿Puedo hablar contigo, hermano? —le preguntó Loki desde el marco de la puerta y Thor se sobresaltó. Incluso con seis meses de embarazo, Loki todavía tenía el don de aparecer silenciosamente e inadvertido en la habitación.
—Loki — dijo Thor, sintiéndose un poco desconcertado al verlo allí, permitiendo que una amplia sonrisa cruzara su rostro después—. Es bueno verte, hermano. Te ves más...
—¿Grande?
—Iba a decir bien —dijo Thor—. Pero tal vez grande sea más acertado.
—Stark dice que luzco como una serpiente que se ha tragado una pelota de béisbol —dijo Loki, halando una silla de la mesa y sentándose.
—Stark tiene cierta habilidad con las palabras.
—Sí que la tiene, por desgracia, es una habilidad que tiene para con muchas de ellas, y al mismo tiempo.
—¿Cómo está tu mano? —le preguntó Thor.
—Mucho mejor —dijo Loki, sosteniéndola para revelar sus ahora no ferulizados dedos.
Thor sonrió ampliamente a su hermano, quien simplemente le devolvió la mirada, con su rostro ilegible. La tostadora se disparó y Loki dijo—: Tu tarta se está enfriando.
—Puede esperar.
—No es propio de ti hacer esperar a tu comida.
Thor sonrió de nuevo y después dijo—: Te he echado de menos, Loki.
—¿Has echado de menos el que te esté regañando cada vez que se me presenta la oportunidad? Debes estar bastante loco.
—Sí, he echado de menos esto —respondió Thor cerrando suavemente su mano sobre la de Loki que descansaba sobre la mesa, y se sorprendió cuando esta no fue apartada de un golpe—. Te he echado de menos a ti.
Loki se movió incómodo en su asiento por un momento y dijo—: Quería darte las gracias.
—¿Por qué?
—El hielo —contestó Loki—. Tony me dijo que fuiste solo, a Jötunheim. Eso fue algo muy peligroso y estoy... muy agradecido por tu ayuda.
—Valió la pena, por ti, y por ella.
—¿Y el riesgo valdrá la pena cuando Odín venga a reclamarla?
—Eso no sucederá, Loki. Tú sabes porque se llevó a los otros —dijo Thor—. Esta vez será diferente.
—No puedes saberlo —dijo Loki—. Así que dime, ¿Cuándo Odín venga a llevársela, de qué lado estarás?
—Del tuyo, Loki —dijo Thor, curvando sus dos manos alrededor de la mano de su hermano—. Siempre estaré a tu lado, si tú me lo permites.
****
Loki se sentía mejor de lo que se había sentido en mucho tiempo mientras se contoneaba por el pasillo, haciendo su habitual ronda por la mansión; la cual le tomaba el doble de tiempo ahora, ya que involucraba más el estar sentando que una verdadera caminata. Ya no sentía su habitual odio flameante hacia Thor, el cual se había reducido a una simple burbuja desde que se había dado cuenta que el rubio en realidad había arriesgado su propia vida para salvar a su hija.
Tony estaba demostrando ser un poco menos irritante de lo habitual, aunque a veces se preguntaba si los nervios en sus oídos que escuchaban las frecuencias de la voz de Tony habían muerto por exceso de trabajo y estaba simplemente sordo ante su corriente constante de palabras.
Sus sentimientos hacia Stark estaban cambiando definitivamente, y a principios de semana había sentido la extraña necesidad de acurrucarse con Tony y exigir mucho más que unos cuantos besos, a pesar de que había pasado los últimos tres meses apartándolo ásperamente.
—Te amo —le había dicho Tony por primera vez, añadiendo después—. No tienes que repetirlo. Sólo quería decírtelo.
Loki sonrió suavemente, apenas era capaz de mantener los ojos abiertos, y le preguntó—: ¿Amas a nuestra hija?
—Más que nada en el mundo —Había respondido Tony mientras pasaba sus dedos a través del húmedo y rizado cabello de Loki, retirándolo de su rostro. Loki sonrió, sus párpados estaban caídos, medio cerrados debido al cansancio y Tony se dio cuenta de que esto probablemente era lo más abierto y feliz que jamás le había visto en todo el tiempo en que le conocía.
—Bien —respondió Loki, y besó a Tony en el costado de su boca—. ¿Harías algo por mí?
—Cualquier cosa —dijo Tony, pasando su mano por el rostro de Loki, por su cuello y luego deteniéndola para acariciar su costado.
—Si algo ocurre, si tienes que tomar una decisión, quiero que la elijas a ella.
El primer instinto de Tony había sido discutir y después asegurarle que nada sucedería; pero en lugar de ello se encontró asintiendo silenciosamente, y parpadeando ante las lágrimas brillantes que se formaban en sus ojos.
—Gracias —le había dicho, hundiendo su cabeza en el cuello del mortal—. Yo también te amo.
****
Entró en el salón en donde se hallaba la piscina, con la intención de tener una corta sesión en la piscina de hidroterapia, e ingresó en el vestier para ponerse su ridículamente sobredimensionada camiseta, la cual habría sido incluso demasiado grande para Thor, pero que rápidamente empezaba a quedarle un poco apretada alrededor de su cintura.
Se inclinó para quitarse los zapatos y sintió un tirón mientras la bebé pateaba.
—Por favor, deja de patear tan fuerte, querida —dijo, frotando su vientre—. Cualquiera pensaría que eres pariente de Sif.
Sintió otra patada, esta vez más fuerte, una que casi le hizo inclinarse mientras sentía algo desgarrándose en su interior, trayendo lágrimas hasta sus ojos. Sintió que sus manos empezaban a temblar por el dolor y de repente lo único que quiso fue a Tony. Miró hacia el techo y recordó que no había cámaras de seguridad en esta habitación, así que agarró el celular de emergencia que Stark le había dado, por si acaso, de su bolsillo, observando el menú de contactos y luego dejó caer el teléfono al baldosín mientras otra patada seguida de una enorme ola de dolor le hacía caer de rodillas.
Sintió un chorro húmedo entre sus piernas y se agarró el vientre, inclinándose e intentando contenerse para no vomitar.
—No, no, no... Es demasiado pronto —gritó Loki—. Es demasiado pronto.
Se apoyó en los asientos de madera y cogió el teléfono, pero cuando lo acercó se dio cuenta de que la pantalla estaba rota. Arrojó el inútil teléfono al suelo y se dejó caer de espaldas, tratando de aliviar el dolor de los terribles calambres que le estaban haciendo sentir como si estuviera siendo cortado por la mitad. Había roto fuente, el bebé vendría demasiado pronto, estaba solo y no tenía manera de pedir ayuda. La puerta de la zona de la piscina se veía demasiado lejos, pero sabía que había cámaras ahí afuera y si alguien lo veía, alguien vendría por él.
Comenzó a arrastrarse por el suelo, deteniéndose cuando el dolor se le hizo demasiado insoportable, dejando una extensa mancha de sangre tras de sí.
****
—¿Qué demonios haces llamándome desde el interior del edificio? —preguntó Tony, cuando contestó su celular.
—Tony, tienes que bajar a la piscina ahora mismo —dijo Steve.
—¿Es este un simple truco para hacerme entrenar contigo? —le preguntó Tony—. Sabes que eso no va suceder.
—Es Loki —dijo Steve, y antes de que siquiera tuviera oportunidad de explicarle, Tony había colgado el teléfono y salido corriendo por la puerta.
****
Tony irrumpió por las puertas del salón de la piscina y se detuvo en seco.
Loki estaba en el suelo, en medio de un gran charco de sangre que se extendía por el piso, corriendo por el canal del drenaje en las baldosas y en la piscina, manchando el borde del agua de un rosado color. Steve estaba arrodillado junto a Loki, situando una toalla doblada debajo de su cabeza mientras dos agentes de SHIELD vigilaban.
—Lo siento —jadeó Loki mientras Tony se arrodillaba a su lado y le tomaba la mano.
—¿Qué pasó? —preguntó Tony—. ¿Te caíste?
—Pateó y sentí algo desgarrarse —dijo Loki, respirando rápidamente—. Duele ... Duele mucho. Lo siento mucho.
—No es tu culpa. Todo estará bien —le dijo Tony.
Loki sacudió la cabeza, dejando escapar un pequeño sollozo, y le dijo—: No, no lo estará.
—¿Dónde diablos está el equipo médico? —preguntó Tony.
—Están en camino —le contestó Steve y luego Loki gritó y arqueó su espalda sobre el suelo, un movimiento que hizo que otro chorro de sangre brotara de él y se derramara por el suelo.
—Lo siento —dijo Loki otra vez, jadeando por el dolor.
—Esto no es tu culpa —dijo Tony, rozando su pulgar por la mejilla del dios, limpiando sus lágrimas y una mancha de sangre en ella.
—Si te hubiera escuchado desde el principio, esto no habría ocurrido —dijo Loki, su cabeza comenzaba a deslizarse hacia un costado, sus ojos se cerraban—. Me dijiste que me detuviera. Me lo dijiste. Si él no hubiera…. Si él no hubiera...
—Hey, hey —dijo Tony, presionando su mano en la mejilla de Loki—. Quédate conmigo, de acuerdo.
Steve se acercó, situando sus dedos en el cuello de Loki, y luego empujó a Tony y puso su oreja en el pecho del dios.
—Maldita sea —dijo Steve, tirando la toalla e inclinando la cabeza de Loki hacia atrás. Puso la palma de su mano sobre su esternón, y luego la otra sobre esta—. ¿Sabes reanimación cardiopulmonar?
—¿Qué? —preguntó Tony mientras Steve comenzaba a presionar sobre el pecho de Loki
—¿Sabes reanimación cardiopulmonar? —le preguntó Steve otra vez—. Tony , su corazón se ha detenido, no está respirando.
Tony negó con la cabeza y uno de los agentes de SHIELD dijo—: Yo sé.
—Ven aquí y ayúdame —dijo Steve y el agente se arrodilló, se inclinó, apretó la nariz de Loki y sopló en su boca dos veces.
Tony observaba, sintiéndose inútil, sin saber qué hacer. No supo cuánto tiempo el agente y Steve habían estado trabajando juntos, tratando de salvar la vida de Loki.
—Alto, alto —dijo Steve, y llevó su oído hasta el pecho del Loki otra vez—. Lo tenemos de vuelta. Está respirando.
—Gracias —dijo Tony y luego la puerta de la piscina se abrió de golpe mientras el equipo médico entraba corriendo, empujando una camilla llena de equipos con ellos.
—Necesito que de unos pasos atrás, señor —dijo una enfermera, y Tony hizo lo que se le pidió.
Tony iba y venía a un costado de la habitación, observando como levantaban a Loki en la camilla, le ponían una máscara de oxígeno sobre su rostro y conectaban monitores a su cuerpo. No lo estaban haciendo lo suficientemente rápido, ya deberían estar arriba en la sala de operaciones en lugar de estar revoloteando aquí abajo, poniendo goteos. Ya había tenido suficiente, dio un paso adelante y abrió la boca, pero antes de que pudiera hablar sintió la mano de Steve en su pecho.
—Déjalos trabajar, Tony —dijo—. Ellos saben lo que están haciendo.
Después de lo que pareció una eternidad, el equipo médico se situó a ambos lados de la camilla y comenzó a empujarla fuera de la habitación, dejando un rastro de salpicaduras de sangre en el suelo detrás de ellos.
****
Tony caminaba de un lado para el otro en las afueras de la enfermería. Todos se habían turnado para sentarse con él tanto como eran capaces de soportar su constante despotrique. Horas habían pasado ya y no habían tenido noticias. Bruce fue quien finalmente se ofreció a preguntar qué era lo que estaba sucediendo, aunque sólo fuera para evitar que Tony derribara la puerta y se precipitara hacia el interior.
Cuando Bruce finalmente salió lucía conmocionado.
—¿Está vivo? —le preguntó Tony.
—Sí.
—¿Y la bebé?
—Ella también está viva.
—Oh, gracias a Dios —respondió—. ¿Puedo verlos ahora?
—Tony, Tony, espera —dijo Bruce—. No es tan simple.