Tony observaba como el respirador compelía otra ráfaga de aire en los pulmones de Loki y hacia a su pecho elevarse.
—Despertará ¿cierto? —preguntó Tony—. ¿Dijeron que estaría bien?
—Perdió mucha sangre y su corazón se detuvo tres veces —dijo Bruce—. En este momento sólo podemos esperar.
—¿Dónde está ella?
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—Creí que sería más pequeña —dijo Tony mientras observaba a través de la incubadora de vidrio a la niña de tamaño medio, vagamente azul, que se encontraba en su interior. Habían cables y monitores por todas partes, y un tubo dentro de sus pulmones que respiraba por ella.
—No dejes que te engañe —le dijo Bruce—. Los doctores estimaron que habría sido del doble de tamaño si Loki hubiera sido capaz de llevarla a término.
—Odiaba el color azul hasta que conocí a Loki —dijo Tony, situando su mano en medio del agujero en el costado de la incubadora, acariciando suavemente el difuso cabello oscuro en la parte superior de su cabeza—. Ahora creo que es el color más hermoso del mundo.
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Tres días pasaron antes de que Loki comenzara a respirar por su propia cuenta y fuera desconectado del respirador. Al cuarto día, abrió los ojos un instante y miró alrededor de la habitación.
—Hey, estás despierto —le dijo Tony, sonriendo, tomando su mano—. ¿Cómo te sientes?
Loki no respondió en absoluto ante el sonido de su voz, parpadeó un par de veces y luego cerró los ojos nuevamente. Cada día despertaba, cada vez por un poco más de tiempo, pero nunca respondía nada.
—Te ves cansado —le dijo Bruce a Tony, quien se encontraba en el séptimo día de su constante vigilia—. Deberías dormir un poco. Yo me quedaré con él.
—No tiene caso. De todas formas no sería capaz de dormir.
Loki murmuró algo en voz baja, sus dedos se retorcieron y movió la cabeza hacia un costado.
Abrió los ojos, escudriñó su alrededor, y después enfocó sus ojos en Tony.
—Hey —dijo Tony sosteniendo su mano cariñosamente—. ¿Cómo te sientes?
—Adolorido —respondió Loki, moviéndose incómodo en la cama.
—Aquí —le dijo Tony empujando un botón en su mano—. Si aprietas esto obtendrás drogas de calidad.
Loki pulsó el botón repetidamente y luego apoyó su cabeza sobre la almohada, dejando a sus ojos cerrarse.
—Está viva, Loki —dijo Tony—. Lo lograron.
—Qué bueno —le respondió, sonando casi desinteresado.
—¿Te gustaría verla?
—Estoy exhausto —dijo Loki, manteniendo los ojos cerrados—. Quiero dormir.
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Tras cuatro días de Loki fingirse cansado cada vez que la bebé le era mencionada, Tony decidió que ya había tenido suficiente y arrastró la incubadora en la habitación.
—¿Por qué no vienes y le das un vistazo a nuestra hija? —le dijo.
—Estoy muy cansado —Loki le contestó.
—No, la verás ahora —dijo Tony, sintiéndose cada vez más enojado—. Es hermosa.
Loki resopló de irritación, miró al bebé en la incubadora situada a los pies de su cama y dijo—: Es azul.
—Yo diría que es más de un delicado tono lila —bromeó Tony—. ¿Vas a cargarla?
—No.
—¿Por qué no?
—¿Qué caso tiene cargarla y amarla sabiendo que me será arrebatada —dijo Loki, y luego miró hacia otro lado—. Hubiera preferido no estar aquí para presenciar cómo me roba a otro de ellos.
Tony se sorprendió por un momento por la respuesta, pero después dijo—: Si puedo prometerte algo será esto: Nadie te la quitará.
—No deberías ser tan imprudente como para prometer cosas que no puedes cumplir —espetó Loki—. Si Odín decide llevársela no hay nada que alguien en todos los Nueve Reinos pueda hacer para impedirlo.
—Y si eso sucede todos moriremos, pero moriremos juntos, protegiéndola.
—¡Eres un tonto ingenuo, Stark! —gruñó Loki—. Ahora vete y déjame en paz.
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Tony había dejado la incubadora en la habitación de Loki y había dado órdenes expresas de que no fuera retirada bajo ninguna circunstancia. Loki estaba empeñado en no mirarla, sin importar lo mucho que todos molestaran o arrullaran a la pequeña niña azul.
Al principio no estuvo seguro de que era lo que le había despertado de su espasmódico sueño, pero algo en la habitación hizo a los vellos de su nuca erizarse.
—Sabía que vendrías —dijo, sabiendo que Odín estaba allí incluso antes de abrir los ojos—. Sabía que no serías capaz de resistirlo.
Se sentó y observó mientras Odín se acercaba a la incubadora, y observando a la niña adentro le dijo—: Es muy hermosa.
—Es azul.
—El azul es un color bastante hermoso, Loki — dijo Odín, observando a su hijo—. Deberías recordarlo. Es terriblemente pequeña.
—Nació demasiado pronto. No pude llevarla por más tiempo. Mi cuerpo mortal era demasiado débil.
—¿Qué nombre has elegido para ella?
—No lo he hecho —dijo Loki—. No le vi sentido a nombrar una niña que no podré conservar.
—No he venido a llevármela.
—Te llevaste a los demás —dijo Loki con desprecio, mientras salía de la cama y se levantaba con sus temblorosas piernas—. ¿Por qué con este sería diferente?
—Aquellos niños eran monstruos que habrían sido el final de todos nosotros —dijo Odín—. Esta niña no lo es.
—Y tú puedes saber eso, ¿cierto? ¿Tus grandes poderes te dicen a cuál de mis hijos está bien condenar?
—Ella es un alma inocente, hijo mío —dijo Odín, levantando finalmente la vista de la incubadora—. Seguramente, incluso tu puedes saberlo.
—¡Por supuesto que no puedo! Lo viste afuera, en la calle, hace tres meses —gritó, y luego hizo una pausa, un arruga empezaba a formarse entre sus cejas—. ¿Por qué estás aquí realmente?
—He venido a darte un regalo.
—Qué amable de tu parte. Aparentemente están programando algo llamado baby shower para la próxima semana donde es costumbre obsequiar regalos, así que te adelantaste.
—He venido a regresarte lo que te arrebaté.
Loki abrió la boca, sin poder creer lo que había escuchado y dijo—: ¿Por qué harías eso?
—Lo hice por Thor, ¿por qué no haría lo mismo por ti? —le preguntó Odín.
—Eso fue diferente. Thor sacrificó su vida, fue digno —respondió Loki, apretando nerviosamente sus dedos.
—Estabas dispuesto a sacrificar tu vida por la de tu hija. ¿Qué podría ser más digno que aquello?
—¿Qué sucederá si hago algo malo? —le preguntó Loki, sintiendo repentinamente una terrible y corrosiva ansiedad en su estómago—. Ahora que tengo una hija, no puedo evitar volver a ser lo que una vez fui.
—Creo que has cambiado en formas que todavía ni siquiera puedes comprender —respondió Odín—, pero voy a pedirte una cosa. Si te regreso tus poderes, ¿prometes decirle la verdad sobre su verdadero linaje desde el principio? ¿No repetirás el error que cometí contigo?
—Se lo diré.
—¿Y prometerás enseñarle que ser un Jotun no es algo por lo cual avergonzarse? —le preguntó. Loki vaciló y Odín gritó—. Hijo, si no puedes enseñarle esto, me la llevaré y yo mismo se la entregare a Helblindi.
—Lo prometo —dijo Loki—. Prometo que le enseñaré.
—Bien —dijo Odín y situó su mano en el hombro de Loki.
—Esto no va a doler ¿cierto? —preguntó, y Odín negó con la cabeza.
Cerró los ojos, sintiendo una mezcla de cansancio y miedo abyecto. Una apacible calidez se extendió por su hombro de la mano de Odín y una ligera brisa le rodeó, haciendo que su cabello se agitara ligeramente, y jadeó.
Podía sentir todo. Todo lo que se encontraba en la habitación, desde los zumbidos eléctricos de las máquinas hasta los latidos del corazón de su hija, podía sentir dónde se encontraban todos los que estaban en el edificio, podía escuchar el sonido del tráfico en el exterior y el repiqueteo de las ocho millones de vidas humanas en la ciudad. Podía sentir su energía entrelazándose como las raíces de un árbol. Sintió que su cuerpo empezaba a curarse a sí mismo, cambiando de regreso a su forma habitual, y por primera vez en tres meses el enorme cansancio y el dolor persistente se detuvieron.
Abrió los ojos, parpadeando ante los brillantes colores incluso aunque la habitación estaba casi en sombras y se miró. Se sorprendió al encontrar que en lugar de pies descalzos y el holgado pijama de algodón rayado, llevaba su armadura y su capa verde.
Volteó y situó su mano en el agujero a un costado de la incubadora, y deslizándola a través del tubo, tocó a su hija por primera vez. A pesar de ser azul, era sorprendentemente cálida, y su piel era suave y tierna como un melocotón. Cerró los ojos y la tocó mentalmente, enviando zarcillos de magia a su alrededor. Podía sentir todo, su curiosidad, su energía y su propio espíritu extendiéndose para acurrucarse en su magia.
—Tiene mucho poder —dijo Odín—. Un día será una gran hechicera.
—Sí, lo será —respondió Loki.
—Y tendrá un gran maestro para guiarla —dijo Odín—. Pero todavía tienes mucho que aprender. No ignores las lecciones que ella pueda enseñarte.
Loki abrió los ojos y miró a su hija. Los cables, monitores y el tubo que se hundían en sus pulmones habían desaparecido, y ahora era de un color rosa saludable. Alzó la tapa de la incubadora y la levantó, acunándola en sus brazos y luego se inclinó hacia adelante para darle un beso en la frente.
—¿Y quién es el padre de la niña?
—Stark, aquí en Midgard es conocido como Iron Man —dijo Loki, volteando para ver a Odín—. Es muy inteligente, más inteligente que la mayoría de los mortales, una vez que ignoras su intensa lengua e incesante palabrería.
—Parece un buen partido —dijo Odín. —Espera... ¿Fue quien me atacó en la calle?
—Oh... —dijo Loki—. En realidad no te atacó, estaba defendiéndonos.
—¿Es un hombre honorable?
—Creo que sí.
—Entonces voy a darte mi bendición para que lo cortejes.
—Yo no llamaría exactamente cortejo a lo que hacemos, es más s---
—Loki —dijo Odín, interrumpiéndolo—, algunas cosas es mejor no decirlas... Y no describirlas.
—Sí, padre —contestó Loki, una tímida sonrisa se deslizó a través de su rostro.
—Debo irme ahora —dijo Odín—. ¿Llevarás a la niña a ver a tu madre cuando esté más fuerte?
—Lo haré.
—Excelente. Adiós Loki, les deseo a ambos buena salud —dijo Odín, y comenzó a alejarse.
—¿Padre? —dijo Loki, y Odín volteó—. Sé que ya me has dado mucho, pero ¿puedo pedirte algo más?
—Por supuesto.
—Cuando regrese a Asgard con mi hija, ¿puedo usar el Bifrost? Thor hizo un trato con los Jotuns y mi hija debe conocer la otra parte de su... familia. Me gustaría mucho llevarla yo mismo.
—Por supuesto que puedes, Loki. Sería un honor si me permites acompañarte en la visita.
—El honor sería nuestro, gracias padre. Adiós —dijo Loki, y Odín volteó nuevamente y caminó hacia las sombras en un rincón de la habitación y desapareció.
Miró a su hija por un momento. Estaba sana. Era suya y más importante aún estaba a salvo.
—Ahora todo va a estar bien —dijo sonriéndole y la niña balbuceó en respuesta.
Hubo un enorme estrépito desde la habitación contigua: el sonido de la puerta siendo destrozada y de equipos médicos dispersándose por todo el piso. Loki vio como la puerta de su habitación era tirada abajo segundos más tarde y como Los Vengadores se abrían paso en la habitación, listos para la acción.
—Pueden calmarse, caballeros —dijo Loki, y luego inclinó la cabeza en dirección a Natasha—. Y dama.
—El personal médico notificó que alguien estaba en tu habitación —dijo Steve, y después advirtió lo que Loki estaba vistiendo—. ¿De dónde demonios sacaste tu armadura?
Loki sonrió amablemente y dijo—: Todo está bien.
Tony levantó su visera y se detuvo para contemplar la imagen delante de él con sus propios ojos, sin obstáculos, filtros y pantallas. Loki ya no parecía un cadáver viviente, con la piel pálida y ojeras bajo sus ojos. Su hija estaba desconectada del respirador, saludable y gorgoteando alegremente. Todo realmente estaba bien.
Cruzó la habitación y simplemente los abrazó.
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Tony ya antes había visto a Loki en su forma Jotun, pero nunca había visto a un gigante de hielo de tamaño completo, y mientras el grupo se acercaba a su posición, se alegró de estar en su traje para “combatir el frío", flanqueado a ambos lados por Thor y Odín.
Loki permeancia orgulloso delante de ellos, vistiendo su armadura y su casco. Sostenía a su hija en sus brazos, envuelta en la suave piel de oso de color blanco que Thor le había obsequiado como regalo.
—Helblindi, Býleistr —dijo Loki inclinando ligeramente su cabeza a los dos Jotuns que encabezaban el grupo, quienes también inclinaron sus cabezas en respuesta, pero no ofrecieron más bienvenidas.
—¿Esta es el niña? —preguntó Helblindi y Loki asintió—. ¿Es de color rosa?
—No, es solo un simple hechizo para ayudarla a pasar desapercibida en Midgard. Sabrá lo que realmente es en cuanto tenga la edad suficiente para comprenderlo.
—Dime —preguntó Helblindi—, ¿cuál es su nombre?
—Su nombre es Ástrior —respondió Loki—. Significa “La que es amada por los dioses”
—Es un gran nombre.
Helblindi se inclinó un poco, apartando el revoltijo de piel para así poder tener una mejor vista, y Ástrior extendió su mano y envolvió su pequeño puño alrededor de la punta del gigantesco dedo del Jotun. Su piel se tornó moteada, arremolinándose en su innato azul, el cual se extendió por todo su cuerpo, revelando su verdadero linaje.
—Es muy hermosa. Será una princesa digna —dijo Helblindi, y luego miró en dirección a Odín y añadió—. En ambos reinos.
Loki se volvió para observar a Odín asintiendo, y luego sintió a Ástrior situando sus regordetes dedos en la mano con la que sostenía la piel alrededor de su cuerpo. Sintió una sacudida momentánea de pánico al voltear nuevamente y notar que en donde la niña lo había tocado había empezado a cambiar de color, primero gris, después azul celeste, el cual se extendió por todo su cuerpo hasta que estuvo en su verdadera forma Jotun.
Ástrior nunca lo había visto de esta manera y estaba aterrorizado por cual podría ser su reacción, pensó que la pequeña estaría horrorizada y que empezaría a gritar de miedo, pero en lugar de ello su hija lo miró y sonrió por primera vez.