Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Es porque te amo por vickytoya

[Reviews - 4]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Es el segundo fanfic de ésta pareja que hago, yo los amo xP

I love you

– ¿Qué es lo que te pasa? –Le preguntaste al muchacho cuando lo tomaste de la muñeca–, ¿crees que no me he dado cuenta? Quiero saber qué es lo que te pasa.

–No quiero que le sonrías –se quejó Ken en voz tan alta que empezabas a considerarlo un grito.

Suspiraste y volteaste a verlo con seriedad–. A quién le sonrío o le dejo de sonreír es mi problema– le reñiste, el muchacho asintió con la cabeza; tenía el típico gesto que decía “está bien, si así lo quieres entonces no voy a intervenir” y de inmediato te sentiste culpable.

Pero no era tu culpa, te agradaba Lay y si alguien te agradaba sonreías y hablabas con esa persona, era así porque no los veías todos los días y no compartías más tiempo con ellos, así que debía ser comprensible hablar en el escenario.

–Está bien– habló Ken por fin y se giró para salir de ahí, pareciera que se estaba asfixiando con el aire que se respiraba ahí o eso te pareció. Suspiraste mientras te recostabas en el sillón, viste el techo y empezaste a sentirte mal sin el otro muchacho a tu alrededor.

“¿Qué voy a hacer ahora?” Pensaste mientras analizabas el camino de la situación, pero no pasaba nada o eso era lo que pensabas.

Regresaste tarde al apartamento donde vivían todos y encontraste a Ravi, Hyuk y Hongbin conversando animadamente. Cuando te vieron, Ravi alzo una ceja y Hyuk te vio como si hubieras hecho algo malo, el mankae jamás te veía así porque simplemente eras tú y le dabas el miedo suficiente como para tener precaución; Hongbin simplemente se dedicó a observarte con un gesto que hacía que se marcaran sus hoyuelos, sin embargo ese gesto estaba lejos de ser una sonrisa. Suspiraste maldiciendo en la mente.

– ¿Qué hiciste? –Preguntó Ravi, pero tú negaste con la cabeza. No querías un interrogatorio–. No, no lo entiendes. Ken de pronto decidió dormir en mi habitación sin importarle mis ronquidos–rebatió Ravi. Tú solamente lo viste sintiendo tus ojos picar, ibas a llorar pero no quería que nadie se diera cuenta, hiciste una venía con la cabeza después de haberte encogido de hombros y fuiste hacia la habitación.

Error.

Ahí estaba N y si habías podido escapar de Ravi, sabías que de N no.

–Ahora no, por favor– casi suplicaste cambiándote frente a él, el muchacho no dijo nada hasta que estuviste con el pijama puesto.

–Leo–se acercó cautelosamente a ti, pero tú volviste a negar–. Puedes negar todo lo que quieras, pero sabes que no vas a poder escapar de lo que sucede. Yo tampoco sé qué pasa con Ken, de hecho después de que eso pasó no lo he visto sonreír o ser tan espontáneo como lo era antes; Leo, tienes que ayudarlo.

–Solamente tiene celos, pero no pienso dejar que controle mi vida.

–No la está controlando, yo creo que todos sentimos celos en el momento en que te vimos sonreírle a Lay de esa manera, ¿por qué le sonríe a alguien que no conoce y a nosotros no? Eso fue exactamente lo que pasó por mi mente cuando estaba monitoreando la escena.

–Sí les sonrío.

El líder suspiro y tú te diste cuenta de que estabas siendo testarudo, probablemente si se había sentido diferente.

–Vale Taekwoon, haz lo que quieras pero si no quieres que Ken controle tu vida, entonces déjalo. Seguro le dolerá, pero no durará mucho tiempo su dolor y no le dolerá tanto como le duele ahora.

Estabas en problemas, N había utilizado tu nombre. No había dicho Leo, había dicho Taekwoon y las palabras hirientes que le prosiguieron dolían en tu pecho.

A pesar de todo no querías dejar a Ken. No, no podías dejar a Ken.

Te recostaste en el mullido colchón y cuando N salió apagando las luces sentiste como las lágrimas empezaban a rodar por tus mejillas, escondiste tu cabeza en la almohada sintiéndote la peor persona que pudiera existir sin ni siquiera haber cometido un verdadero error.

Fuiste el primero en levantarte y el último en regresar al departamento las siguientes semanas, odiabas ver a Ken cabizbajo así que lo evitabas a cualquier costa; cada presentación dolía cuando tenían que hacer algún paso que significaba tocarlo, dolía cuando estaban en el cuarto de espera y no estaba a tu lado, dolía cada vez que lo veías fingir una sonrisa frente a los demás. Todo eso dolía, pero lo que más te hería era que no había vuelto a dormir en el cuarto donde se encontraba tu cama.

Lo estabas perdiendo poco a poco y ni siquiera se habían tomado el tiempo suficiente para hablar sobre ello.

Cerraste los ojos y dejaste caer tu cabeza en el respaldo del sillón, “de hoy no pasa” pensaste y cuando abriste los ojos te percataste de que Ken te estaba viendo, sentiste ganas de llorar cuando con un gesto indiferente volvió su vista a Ravi que estaba hablando con él.

– ¿Te odias lo suficiente ahora? –Te preguntó N sentándose a tu lado.

–No es cuestión de odiar, no lo hago.

N sonrió con dificultad y paseo la vista por el lugar–, no eres el único que lo está pasando mal–, la única respuesta que obtuvo fue una mirada que gritaba un debes estar bromeando.

–No es mi culpa.

El líder se rio de buenas a primeras–te estás comportando como un niño Leo, no seas orgulloso y acércate a él, ésta vez te toca a ti y eso es algo que piensa él–te guiñó un ojo y los reunió para hablar con ustedes como en cada presentación.

En la presentación lo rozaste más veces de las que deberías, en uno de los pasos apretaste con suavidad su hombro y lo sentiste en tensión después de eso. Él había ido a ti la primera vez, ahora debía ser al revés y tenías una idea de cómo empezarlo.

Cuando terminaron la presentación le tendiste una mano para ayudarlo a levantarse y notaste como sus ojos rehuían los tuyos, también notaste un leve temblor en su cuerpo cuando pasaste un brazo por sus hombros para salir abrazados.

Peleaste por estar a su lado en el vehículo familiar mientras el manager manejaba. Lo tenías cerca, muy cerca y entre más cerca lo tenías más te dabas cuenta de cuanto lo querías.

¿Cuántas veces le habías dicho que lo querías? Nunca.

Siempre decías “te odio” y aunque Ken supiera lo que significaba, ahora entendías lo importante que hubiera sido habérselo dicho antes.

Recostaste tu cabeza en su hombro haciéndote el dormido, sus hombros se cuadraron y el nerviosismo empezó a fluir por su cuerpo, estaba tan nervioso que podías sentirlo. Suspiraste y el muchacho quitó con suavidad tu cabeza de ese lugar donde la tenías, pero al ver como tu cabeza se movía sin parar debido a no tener un soporte, él mismo volvió a acomodarte donde estabas, después tomó tu mano y empezó a jugar con ella.

No dijo nada, tú tampoco.

No lo hiciste porque se suponía que estabas dormido, no lo hiciste porque se sentía la paz y tú querías sentirte en paz con él a tu lado.

Cuando llegaron al departamento Ken te meció suavemente, justo como te despertaba siempre y tú despertaste con una sonrisa en tu rostro. Una sonrisa brillante y solamente para Ken.

El muchacho soltó el aire y alzó las cejas, seguramente preguntándose porque sonreías.

–Jaehwan–lo llamaste en un susurro justo cuando el muchacho se disponía a salir del vehículo, tu llamado lo detuvo e hizo que girara su cabeza hacia a ti.

– ¿Qué hay Leo? –Preguntó y te sentiste decepcionado, querías que te llamara Taekwoon, querías dejar de ser Leo por un momento y ser simplemente Taekwoon. Hiciste un mohín y recompusiste tu gesto antes de que fuera demasiado tarde y el muchacho se fuera.

–Taekwoon.

Te miró confundido– ¿Qué?

–Yo… Quiero escucharte decir Taekwoon.

Ken sonrió–, ¿qué es lo que quieres Taekwoon? – Hiciste acopio de toda tu fuerza para no lanzarte sobre sus labios en ese momento. Esos labios que te llamaban a besarlos.

–Hablemos.

Él asintió y entonces entraron al departamento.

–No quiero que nadie entre–advirtió Leo cerrando con seguro la puerta de la habitación que ahora compartía solamente con N y Hongbin, Ken soltó una risita y negó con la cabeza antes de que Leo cerrara la puerta.

–Bien–habló Ken intentando hacer que Leo dijera lo que fuera que quisiera decir.

El muchacho dudó y luego se acercó hasta dejarlo acorralado contra la pared, rozó con su nariz el cuello de su acompañante y luego depositó un beso ahí.

–Te quiero–murmuró y Jaehwan sonrió antes de separarlo de él por los hombros.

Negó con la cabeza–eso no funcionará, tienes que esforzarte más–dijo e hizo el intento de huir de ahí, pero Leo no se lo permitió. Ken sabía que si estaba ahí más tiempo terminaría rindiéndose a Leo,  una parte de él lo quería, pero otra parte deseaba hacerlo sufrir un poco más.

Taekwoon lo tomó por la cintura mientras Ken quería escapar–. No–contestó y para reforzarlo negó con la cabeza–, no lo entiendes. No dejaré que te vayas ésta vez–. Dijo y se pegó completamente a él mientras comenzaba a besarlo.

Ken lo besó unos instantes hasta empezar a removerse entre los brazos del otro– lo entiendo perfectamente, pero no será tan fácil ésta vez–habló bajando la mirada.

– ¿Qué es lo que tengo que hacer? – Preguntó Leo rozando las mejillas de su acompañante con suavidad.

El muchacho se acercó a los labios de Leo, rozándolos como si le estuviera prometiendo algo, pero sin llegar a besarlo por completo–, tendrás que amarme–. Te sonrío y entonces quitó el seguro de la puerta para poder salir de su asfixiante tortura; había sido un completo martirio tenerlo tan cerca, había rozado tus labios y estabas seguro de que había sido el último acto de valentía que se le había ocurrido.

Sonreíste. Él quería que lo amaras, pues entonces tendrías que demostrárselo porque estabas seguro de que ya lo hacías.

Fueron dos o tres semanas lo que te costó volver a tenerlo junto a ti como antes, fecha que coincidió con el último día de promociones de su último sencillo.

Tus tácticas habían extrañado al resto del grupo, los primeros días te habías escabullido al cuarto donde dormía Ken y le habías abrazado por la cintura al dormir, pero siempre desaparecías antes de que amaneciera, para que ni Ravi ni Hyuk te vieran ahí.

Aún sentías nervios por decirles a todos lo que sentías por Jaehwan, así que preferías mantenerlo un momento más en secreto para todos los demás que no fueran N.

De repente mientras estaban en el cuarto de espera ibas y te juntabas con todos ellos a jugar, lo que provocaba que todos te vieran como bicho raro. Cada vez que lo hacías Ken se reía, no importaba si te enfadabas con él y le dabas un corto golpe en la cabeza, al final él estaba sonriente y tú estabas complacido.

En otras ocasiones, cuando le tocaba manejar la camioneta habías peleado por ser el acompañante del muchacho, o simplemente habías intercambiado lugares con Hongbin, era más difícil que N accediera, después de todo Hongbin y Ravi se llevaban excelente por ser de la misma edad.

Bailabas, seguías sus chistes, robabas sus miradas, le cantabas al oído. Y él sonreía.

Era lo mejor que te pudiera pasar, verlo sonreír sabiendo que definitivamente habías hecho algo bien pero a pesar de todo ello él seguía sin reconocer que te había perdonado y tú seguías sin reconocer que lo amabas abiertamente.

Eso es lo que falta, te dijiste un día y estuviste a punto de decirlo en otro, pero tus palabras se atoraron en la garganta y no dejaron que él se enterará de lo que sentías por él.

Sucedió de la siguiente manera.

Todos estaban en el cuarto de espera y tú te habías puesto al lado de Ken, tus ojos viajaban por la cara de todos ellos mientras esperabas el momento indicado para actuar.

–Yo… –Hablaste más fuerte de lo normal y cinco pares de ojos se posaron en ti, esperando escuchar lo que tuvieras que decir, te diste valor y sonreíste volteando a ver a Ken–, yo quiero a Ken–. Los ojos de N estaban clavados en ti, como intentando valorar si lo que decías iba en serio o no, como respuesta le sostuviste la mirada.

–Todos queremos a Ken–, presionó N ahora que sabía que ibas en  serio.

–No me refiero a esa manera de querer–susurraste. Ken estaba nervioso, jugaba  con sus dedos y sus ojos viajaban de un lugar a otro hasta que decidiste tomar su mano; el presionó suavemente tu mano con la suya infundiéndote valor sin saberlo.

Reparaste en sus rostros una vez más.

N estaba sonriente, como un padre orgulloso de su hijo, Ravi te veía sonriendo como diciendo “lo sabía” y Hyuk y Honbin tenían la mandíbula desencajada.

–Es decir que… Ustedes son…– Las palabras del maknae se quedaban atoradas en su garganta, hasta que encontró las palabras correctas– ¿Son pareja? –Preguntó con los ojos bien abiertos.

Ken volteo a verte y negó con la cabeza al tiempo que contestaba con un “sí” a la pregunta de Hyuk, después te obligó a levantarte para sacarte de ahí, dejando a todos acompañados de su perplejidad.

–Ni creas que te he perdonado aún, todavía te falta decirlo–habló Ken mientras tú ponías tus manos en sus caderas y recargabas tu cabeza en su cuello.

–Te amo–comentó y después te despegaste de él con una sonrisa–, pero eso no quiere decir que dejaré de sonreírles a los demás.

–Lo sé, pero ahora también sé que me amas–te rebatió feliz, abrazándote nuevamente–. Taekwoon–te llamó con suavidad.

– ¿Qué paso Jaehwan? –Preguntaste sabiendo que querían hacerlo como si fueran personas comunes y corrientes.

–Yo también te amo.

Notas finales:

Espero que les haya gustado, creo que tengo una obsesión con ellos, pero soy muy mala escribiendo longfics, así que publicaré one-shots de vez en cuando para ellos xP

Victoria


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).