Capítulo 2: Un domingo a lo Uchiha
Después de aquella noche en el Baño Turco, no había querido responder mensaje, ni llamada alguna de Naruto. Se sentía inmensamente apenado y no podía verlo si quiera a la cara. Además, no sabía si Naruto lo había reconocido.
-Pensándolo bien -Sasuke caminaba por su cuarto -yo nunca me he desnudado al frente de Naruto, pero él si. Incluso, le acompañé a realizarse ese tatuaje.
Revolvió su cabello negro exasperado y escuchó cómo la puerta de su cuarto fue abierta.
-Sasuke... -volteó. Era Itachi, su hermano mayor -te esperamos para almorzar.
-¿Almorzar?
-¿No sabes qué hora es?
Negó estupefacto.
-Son las doce y media, Sasuke. Como no bajaste a desayunar, pensábamos que estabas trabajando en algo pero veo -analizó el cuarto con la mirada -que no has hecho mucho.
-Yo... estoy pensando.
-Pensarás mejor con la barriga llena.
Suspiró exasperado. Había perdido toda noción del tiempo y a pesar de los “Consejos” de su primo, no podía hacer mucho.
-Estoy abrumado -susurró y miró a su hermano.
Sabía que Itachi tenía muchísimas ganas de reírse pero por respeto no lo hacía. Itachi no tenía ese tipo de sensibilidad como él. Era ingeniero, adoraba su trabajo, y a su padre le parecía más lucrativo que el ser artista plástico. Itachi, ambos fueron criados de una manera muy distinta.
-Está bien hermanito, tranquilízate.
Suspiró y se preparó para salir a enfrentarse con todas esas caras que lo mirarían extrañados. Usualmente no se le pasaba nada por alto, pero en esos momentos quería que algún ser lo engullera de un santiamén.
El almuerzo pasó con total normalidad: Itachi burlándose de su primo Sai por ser gay, Sai haciéndole muecas para molestarlo aún más. Sus padres hablando como si no estuviese nadie sentado en esa mesa sobre sus hijos y sus sobrinos, y su tío Madara leyendo en su Ipad quizás un libro interesante mientras comía lo que le quedaba de ensalada en su plato.
Una comida muy Uchiha.
-¿Y Naruto? -preguntó Mikoto.
Aunque Sasuke comenzó a pensar en ese momento que le faltaba un poco de pimienta a su plato, así que agarró tratando de no aparentar su sorpresa y nerviosismo el pimentero y comenzó a echárselo a la comida.
-No lo sé -respondió como si no le interesara el asunto y siguió en su labor con el pimentero.
-Que extraño, él siempre viene a comer con nosotros todos los domingos.
-Ummm... si, no recordaba eso -dejó el pimentero en la mesa y se dispuso a probar su plato, hasta que cayó en cuenta que era domingo.
¿Había pasado todo el sábado pensando y haciendo nada en su cuarto?
-¿Será que tiene una novia? -preguntó su madre.
Silencio en la mesa. Todas las miradas estaban clavadas inmediatamente en Sasuke y este comenzó a toser de una manera realmente exagerada por la cantidad de pimienta que tenía su plato.
-Estás bien -le preguntó Sai mientras le pasaba un vaso con agua.
-No lo sé -le respondió a su madre luego de tomar un sorbo de agua y calmarse -no ha comentado nada al respecto -carraspeó un poco para recobrar la contextura. Ya no tenía hambre.
-Ummm -Mikoto se llevó un bocado de pollo a la boca -me gusta ese chico. Es un buen chico ¿Verdad cariño?
-Si, me parece un buen chico -respondió sin verdadero entusiasmo Fukaku.
-¿Y cómo te va con el psicólogo? -preguntó Itachi.
-¿Sasuke está saliendo con un psicólogo? -preguntó Mikoto.
-¿Sasuke eres gay? -preguntó Fukaku.
-No estoy saliendo con ningún psicólogo -respondió apenado Sasuke -sólo me estoy viendo con uno -se dio cuenta que su respuesta no resolvía muchas interrogantes -en calidad de paciente-médico.
-¿Por qué te ves con un psicólogo?
El repentino interés de su madre asustaba a Sauske, tomo aire para responderle, pero su padre se adelantó.
-¿Cómo que por qué? -preguntó molesto Fukaku -porque nuestra familia es disfuncional y es un caos, es por eso Mikoto, ¿Por qué más Sasuke se vería con un psicólogo?
-Pero no lo ha hecho en años. ¿Por qué ahora?
-Pues le tenemos que dar un premio a nuestro hijo menor. Aguantó veinte años sin ir a una consulta con un psicólogo.
Y allí empezó la revuelta de sus padres. Tenía suficiente con todo lo que le había pasado la noche del viernes como para seguir escuchando estupideces. Así que se levantó de su silla y caminó a paso firme hacia su habitación, cerrando la puerta con fervor para tumbarse en su cama a placer.
Odiaba los fines de semana con su familia.
Buscó su celular: Veinte llamadas perdidas de Naruto. Suspiró. Sería mejor fingir demencia y mentirle respecto a su nuevo ataque de vergüenza (Diría que se había quedado profundamente dormido) y luego saldría con el rubio hacia algún lugar lejos de su casa y no volvería hasta bien entrada la noche.
No pasó mucho para que se decidiera a llamar y el rubio le contestara preocupado: “No sabía qué te había pasado. El viernes te fuiste muy molesto del café” Agradeció que Naruto no hubiese mencionado el Baño Turco, pero no entendía por qué debía estar agradecido. En teoría, Naruto no sabía que a quien estaba poseyendo esa noche, era a él, su mejor amigo. Concretaron la hora en la que se verían y el lugar. Así que se preparó y estuvo (Como siempre) muy puntual en aquella plaza.
Sabía que Naruto llegaría tarde, así que aprovechó para pasear en ese día de primavera mientras lo esperaba. El aroma a primavera inundaba sus fosas nasales. Ese olor, ese sentimiento anhelante de vida, ese remolino en el estómago parecido al que sentía cuando lo hizo con Naruto.
Se sonrojó a más no poder.
No podía comparar la primavera con los sentimientos tan vánales que le proporcionó Naruto al tener sexo en el Baño Turco. Eso sería desprestigiar el arte y el romanticismo que la primavera le hacía degustar.
-No, no...
-¿Sasuke?
Volteó asustado y Naruto lo miraba con esos ojos azules totalmente angustiado por aquella situación.
-¿Te sientes bien? -ante la pregunta asintió -te invito un café.
El café de aquella tarde le había parecido el más fastidioso de su vida. Naruto le contaba lo difícil que se había hecho contactarlo y él se escudaba detrás de su teoría de que había dormido todo el sábado y parte de ese domingo. Y todo iba de mal en peor, hasta que Naruto se atrevió a contarle algo.
-Conocí a alguien el viernes -Sasuke abrió los ojos sorprendido -bueno -Naruto de repente se sonrojó. No es que le conocí, como se debería conocer a una persona -carraspeó un poco antes de seguir -es como... ¿Cómo te explico?
-¿En dónde la conociste?
-¿La? -Naruto carraspeó -¡Oh, si! Pues, digamos que en una especie de bar -suspiró -ella -rio -ella se acercó a mi. Nos besamos y fue...
-¿Lo hiciste con esa personas sin conocerla?
-Bueno yo... es que fue.
Naruto tomó un sorbo de su café y Sasuke no podía creer que le estaba hablando sobre su encuentro, se interesó por saber más, por saber qué pensaba Naruto sobre ese encuentro. No parecía haber sido tan banal.
-es que fue mágico Sasuke.
-¿Mágico?
Esa palabra para describir lo que ocurrió ese viernes por la noche no se la esperaba Sasuke.
-¡Si! Fue más que sólo sexo. Fue... -suspiró -como si nos conociéramos de toda una vida.
-Waoh.
Sauske no pensó que en realidad Naruto había sentido todo eso mientras lo hacían.
-Le cité para el viernes en la noche.
-¿Y crees que vaya? -Naruto subió y bajó los hombros.
-Es un riesgo que debo tomar.
Sasuke sonrió a medias. No podía creer todo lo que su amigo le contaba, y parecía por los cielos, impresionado por todas esas sensaciones que le había proporcionado a Naruto, parecía flotar en su propio mundo, sin contemplaciones o molestias de ningún tipo.
Hasta que volvió a su casa bien entrada la noche y le contó lo que había pasado a su primo Sai.
-¿Tu eres un idiota o qué? -le preguntaba Sai mientras se quitaba su maquillaje sentado al frente de su espejo.
-¿Por qué?
Sasuke se apoyó en la pared cercana a la puerta de la habitación de su primo como medida de seguridad por si Sai se le ocurría lanzarle uno de sus tacones mientras se quitaba su vestido de gala de mujer.
-Debiste decirle, Sasuke.
Lo miró por un momento a través del reflejo que proporcionaba el de Sai y lo vio quitarse su última pestaña postiza.
-No pude... él...
-¿Te das cuenta que ambos son gays y tenían miedo de admitirlo ante el contrario? -suspiró -no imagino qué hubiese pasado si desde un principio...
-No hay que pensar en eso -Sai se levantó de su silla y lo miró molesto.
-Le estás engañando -le acusó.
-No me pasará nada Sai -Sai bufó.
-Pero si no es por ti por quien estoy preocupado -suspiró -ese pobre e indefenso rubio.
-Te comento que ese pobre e indefenso rubio me dejó completamente molido -trató de defenderse Sasuke, pero a Sai no le convenció para nada.
-Estás engañando a tu mejor amigo -Sai se señaló -y ¡Yo! Como tu hada madrina te ordeno que le cuentes toda la verdad hasta que sea demasiado tarde.
-No eres mi hada madrina -Sasuke cruzó sus brazos a la altura de sus pectorales.
-¡Ah! ¿Así son las cosas? -Sai sonrió -entonces, si no quieres que Naruto se entere de lo que ocurre de mis labios, te ordeno que trabajes conmigo en el bar de lunes a viernes.
-NO, los viernes no.
-¿Y por qué? -Sai se colocó las manos en su cintura.
-Voy a verme con Naruto ese día.
La quijada de Sai casi cae al suelo de la impresión. Eso no lo podía creer. Trató de respirar, pero se le hacía imposible.
-Voy a matarte Sasuke Uchiha -era lo único que decía -maldito sea ese día que te quise llevar a ese baño turco.