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Pet por sleeping god

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Notas del capitulo:

No podía acabarlo porque no dejaba de escribír y al final no sabía donde hacer un capítulo y donde empezar el otro, bueno, esa es mi excusa esta vez. 

Otra cosa, en este capítulo me he tomado la libertad de 1) hacer una pareja que me gusta mucho (heterosexual) es corta y no afecta el yaoi, y 2) dejar que mi novia me manipule aun más y poner algo extraño: Grimmjow y Byakuya. Una disculpa de antemano, no es idea mía.

No digo más y hago lo que debo.

Lean.

A pesar de no ser del agrado de ellos el vino tibio, dejaban que este perdiera su frescura ante el clima cálido que se sentía en la sala principal.

-es un tema serio, Grimmjow. Me disculpo de una vez si te causo algún dolor o molestia.

-no hay problema-se sienta frente a Kuchiki y espera a que hable-para que entres a la escuela me es imposible presentarte como simplemente Grimmjow, no puedo ponerte mi apellido porque no posees ningún papel,  por lo que he hablado con la policía.

Se mantiene en silencio aunque las palabras de Kurosaki aún están en su mente y un impulso, que controla,  le pide correr.

-mi anterior paciente que tenía los mismo síntomas que los tuyos al parecer era del mismo sujeto que te tenia a ti.

-¿Quién es?-cuestiona no queriendo parecer grosero pero con la necesidad de saber.

-se llama Starrk.

-¿está bien?

-está en un psiquiátrico. No ha querido abandonar la idea de que es un perro. Por suerte pude convencerlos de que en mi hogar estás mejor. El fin, mañana te harán peguntas para que lleven a cabo la investigación. Lo que me interesaba decirte-se aclara la garganta y toma una mano del felino que se sorprende del tacto-es que en la investigación de donde antes vivía tu amo, entendiendo que se ha ido de ahí, se encontró papeles de varios de ustedes, el tuyo decía que tu apellido es Jeagerjaquez.

El peliazul se sentía mareado, como si hubiera bebido demasiado vino, a la vez no le gustaba su apellido porque no lo sentía suyo, era algo extraño.

-además decía que te trajeron otro país, Alemania, y que tus padres… Grimmjow…-le aprieta la mano para intentar no sentirse a la vez él mismo mal por decírselo, una parte de él prefería guardarlo pero otra le obligaba a ser sincero con su paciente. Se encontraba divido entre el cariño al felino y la profesionalidad-tus padres te vendieron a un traficante de personas cuando tenías un par de meses, de ahí pasaste a Aizen.

No le dolió. La razón era simple, jamás supo que fue el amor paternal y el calor que este puede dar, al igual lo mucho que puedo herir su falta, por lo que sólo apretó también la mano del otro y sonrió.

-¿significa que podre ir a la escuela?-fue lo único que cuestionó para sorpresa del psicólogo.

-sí, Grimmjow.

-excelente.

-¿entiendes que…?

-entiendo, pero no lo siento, lo comprendo pero no puedo hacer que me lastime-responde, levantándose e yéndose.

 

Al día siguiente, a las nueve de la mañana, tuvo que pasar a la gris, aburrida, monótona e impersonal oficina del detective que investigaba la trata de personas.

Bufó en el asiento negro incomodo frente a un escritorio repleto de papeles. Se enderezó en su lugar para recibir con un saludo de mano a un hombre casi tan alto como él, rubio, con una pequeña barba sin rasurar y bastante desalineado en su yukata verde, las sandalias de madera y el sombrero rallado en verde y blanco que no le dejaba verle a los ojos.

-disculpa la tardanza-le dice en tono burlón, no tomando la mano que le ofrecían-siéntate, siéntate, por favor.

-… sí-acepta, sintiéndose algo incómodo y extrañado pues no esperaba ese tipo de detective.

-uff, si supieras que lejos está la comisaria de mi casa.

-pero sabía que vendría.

-sí, pero me quede dormido.

No lo insultó por lo que le había inculcado Byakuya, aunque sus ganas de estrangularlo no pasaron rápidamente.

-bueno… déjame encontrar una hoja… a ver…-volteó las hojas, dejándolas regadas por el suelo hasta tomar una, darle la vuelta, recoger una pluma del piso y sonreírle.

Grimmjow no sabía que pensar así que no dijo nada, sólo se lamentaba que no tuviera una ventana esa oficina de apenas unos metros de espacio, donde sólo ellos dos y un par de anaqueles cabían.

-empecemos. Me ha dicho Byakuya que no te molestará que sea algo insensible.

-así es-respondió no pasando por alto que no uso ningún sufijo para Kuchiki.

-¿el nombre de tu amo es Aizen Sousuke?

-así es.

-¿Cómo es físicamente?

-más bajo que yo, cabello castaño corto, ojos del mismo color, suele usar lentes, delgado… suele tener una cara…-suspira, esa mirada que les dedicaba le hacía siempre sentir tan bien, ahora no sabía que pensar de ella-…apacible, muy apacible.

-¿sabes dónde vivía?

-sé dónde es pero no la dirección.

-¿es está?-pregunta, sacando de un cajón del escritorio una foto de la fachada de su antigua casa, demostrando-sí, esa.

-¿Cuántos vivían contigo?

-ocho, dos chicas y seis hombres-eso ve que lo apunta en la hoja.

-¿Cuáles eran sus nombres?

-Starrk, Ulquiorra, Nelliel, Nnoitra, Hallibel, Aporro, Sonmari y Aroniero.

-¿puedes describir a cada uno?

- él… Byakuya sabe dónde está.

-entiendo, el tipo con actitud de perro.

-cuide sus palabras-amenazó por el insulto a ese con quien tanto tiempo convivio.

El otro se sorprendió con la advertencia.

-lo siento-se disculpó-dejemos la descripción para más tarde ¿Qué hacía con ustedes?

-nos alimentaba, paseaba, jugaba con nosotros, nos bañaba, vestía, peinaba, nos compraba juguetes, acariciaba, regañaba, educaba… todo como animales. A Ulquiorra lo violaba-dijo está vez entendiendo que le hacían a su compañero y nunca lo defendió, ahora se odiaba a sí mismo-además nos utilizaba como perros de pelea con otras personas.

-¿Qué…?-preguntó sin esperar eso pues no lo sabían, no tenía ni una pista de que eso ocurriera también-¿en dónde?

-en un viejo terreno sobre la carretera hacia mi antigua casa… no sé muy bien dónde.

-investigaré.

De ahí siguieron con las descripciones, llevándole gran parte del día.

Antes de salir de la oficina el felino pidió algo.

-infórmeme de lo que descubra, por favor- el rubio accedió con seriedad, volviendo a la oficina.

Caminó a casa algo abatido porque no había vuelto a pensar en su pasado, queriéndolo enterrar sin hacer nada.

 

El lunes en la mañana se viste con un kimono igual al de Rukia pero en vez de tener los pantalones rojos eran azules. A las 8 los llevan a una escuela con el mayor estilo oriental posible, en un terreno que cubría más de 3 manzana, por donde se entraba por una puerta de dos pisos de altura en color castaño claro y marco dorado.

-que tengan un buen día-dijo Kuchiki a ambos. Estos afirmaron.

-Rukia, te lo encargo. Grimmjow, cualquier cosa puedes llamarme.

-sí, gracias.

Siguieron por un jardín hasta un edificio a su derecha, siendo el primero  de la hilera derecha de edificios, a loa izquierda se observaban más, estaban pintados de blanco, con varios ventanales en sus tres plantas de alto.

-Grimmjow, yo voy en este salón-le dijo entrando y mostrándole una puerta marcada con 13-3-te llevaré a tu edificio.

-descuida, creo que puedo llegar solo.

-que no te de vergüenza que tu sempai te ayude-se burló un poco.

-no es vergüenza. Estoy intimidado y quiero tomar algo de confianza-dijo sinceramente, sintiendo ese instinto de correr y esconderse del enorme lugar, rodeado de tanta gente platicando y mirando su atractiva figura.

-entiendo. Este es el edificio 13, busca el 6. Debe estar en los edificios de la izquierda, casi al final. Será un largo camino.

-gracias. Nos vemos

Salió de ahí aun con las miradas a sus espaldas y siguió por los jardines que eran de un vistoso verde del pasto y variados tipos de árboles amurallando el camino hecho de tierra. Había también personas fuera pero se sentía más tranquilo al aire libre, aunque las enormes paredes del colegio no le permitieran ver más allá. Un edificio antes del último pudo ver el kanji de roku (seis), decidiéndose a entrar y buscar el salón 6. Pasó entre un par de chicas que se sonrojaron cuando él les sonrió para no parecer descortés, después entre un grupo de chicos y demás, más no encontraba números bajos en las puertas, por lo que dedujo que sería una planta alta, siguió por el pasillo mirando a los costados y evitando los ojos de las y los desconocidos, simplemente deseando encontrar las escaleras. Da una vuelta en un pasillo y choca con la parte derecha de su cuerpo con un sujeto.

-¡ten cuidado, grandulón!-le dice un tipo de cabello grisáceo, bajo y de ojos oscuros.

-lo siento, no te vi.

-¿te atreves a decirme enano?-espetó con furia al chico que nunca antes había visto.

-no quise decir eso-respondió recordando la etiqueta que Byakuya le enseñó, aunque ese tipo lo estaba sacando de quicio al retarle.

-eres un cobarde-se burló viendo llegar a uno de sus compañeros.

-¿Qué pasa, Di Roy?-cuestionó un hombre alto y fornido, moreno, con una coleta atando su cabello mitad negro y rojo.

-es este cobarde. Me busca  hacer enojar y luego se echa para atrás.

-ni busqué pelee-se defendió el felino, respirando un poco más fuerte, aguantando ese impulso dentro latente, excitándole, llenándole cada vez más con adrenalina las venas.

-tienes razón, es un maricón- corroboró el otro, riéndose entre ello.

-vete a la mierda-espetó por fin el felino, sonriendo a al fin usar esa expresión que conocía y jamás tuvo que usas.

-¿Qué dijiste?-cuestionó el de menor estatura, dejando de reír.

-que te vayas a la mierda, enano de porquería-frunció el ceño sin quitar una sonrisa desdeñosa, fulminándolo con su mirada azulada-¿tienes algún problema ahora?

-nos veremos afuera-le dijo, marchándose con el otro sujeto.

Siguió su camino bastante feliz, ahora estaba más que confiado y le había gustado ganar en su primer problema él solo.

Al final estaban las escaleras que lo llevaron del segundo al tercer piso, encontrando en la sexta puerta de la izquierda su salón, un cuarto bastante amplio, que dejaba entre los alumnos un metro de distancia entre una banca a la otra, no habría más de 20 alumnos que miraban al profesor, un hombre pálido, de cabello blanco, sonrisa zorruna y unos ojos rojos que le mostro por solo un segundo, el cual  le dio la bienvenida. Tomó asiendo al final junto a la ventana, a un lado de un tipo de largo pelo rubio que le hecho una mirada veloz, después un hombre gordo y simple frente a él se da la vuelta y le saluda.

-hola.

-hola-dice también aunque con poco ánimo.

-¿Cuál es tu nombre?

-Grimmjow.

-soy Nakeem Glynndeena.

-ustedes de allá atrás. Parece que no pueden resistir no conocer a su nuevo compañero así que, por favor, preséntate-le pidió el maestro.

Se puso de pie y observando momentáneamente su salón que en su mayoría eran hombres y que las mujeres no podían perderlo de vista, por un momento se sintió mal por no entrar un par de semanas antes para que todos fueran desconocidos, ignorando eso dijo con voz fuerte.

-soy Grimmjow-aceptó su nombre entero, queriéndolo convertir en algo suyo pues no poseía mucho-Jeagerjaquez. Ahh… mmm… pues, no sé qué más decir.

Dieron una risa de agrado en el salón a su torpeza.

-¿de dónde eres, Grimmjow?-quiso ayudarle el profesor.

-de aquí… no, soy de Alemania.

-¿de aquí o de Alemania?

-nací en Alemania pero he vivido aquí toda mi vida.

-¿Qué más?-le pidió mientras acomodaba su material de trabajo.

-pues… soy peliazul natural-volvieron a reír-vivo con Kuchiki Byakuya-ahora vino una expresión de asombro-mido un metro ochenta y seis y todo lo que ven aquí es real. Muchas gracias-concluyó sacando algo de irreverencia guardada y la educación que le marcaron.

Empezaron su clase donde no sólo iniciaba su vida normal o el reto de cualquier estudiante, sino que empezaba con algo tan simple como escribir a la velocidad adecuada, leer correctamente y sin trabarse por los nervios, contestar todas las preguntas que alguien de su edad debía saber. Sentía la presión  con sólo llevar escrita media hoja de su libreta.

Al concluir su clase fue todo un alivio. Salió un momento al pasillo a tomar aire y con gusto vio a Rukia corriendo a él.

-¡hola, Grimmjow!-descansó un momento y continuó-¿Cómo te fue en tu primera clase?

-bien… creo.

-estarás bien. Pronto harás amigos, de todas formas me tienes a mí.

-me alegro.

-tengo que irme que tengo clase y estoy hasta el otro lado.

-bien, gracias por venir a verme-se despidieron y la vio correr por el pasillo. Sonrió por la felicidad de que esa chica estuviera tan preocupada como para recorrer en menos de 10 minutos la escuela entera  por él.

-¿es tu novia?-preguntó el chico rubia que estaba en la banca de aun costado.

-no, es hermana de Byakuya.

-es linda.

-sí, lo es.

-Grimmjow ¿cierto?

-sí, mucho gusto-sonrió por usar esa frase que apenas empezaba comprender.

-igualmente, soy Yylfordt Granz-le dio la mano pues de esa manera le saludaban.

Pasó las clases entablando algunas conversaciones con el par de chicos que acababa de conocer pero esa pequeña relación que parecía estar desarrollando cambió cuando salieron para ir al comedor de la escuela, que era un edificio fuera de las instalaciones, donde se encontró con el que llamaron Di Roy y ese par de chicos le hablaron con naturalidad.

-¿Qué hacen con este tipejo?-les cuestionó el peligris.

-va en nuestro salón-respondió el rubio.

-bueno, tengo una cuenta pendiente con él-les aviso, sonriéndole ya sin miedo a lo que sucedió antes.

Grimmjow no retrocedió por orgullo pero no sabía qué hacer, no debía pelear pero no aceptaría ser tomado como un cobarde. Al observar al grupo se dio cuenta que nadie se metería a ayudarlo con su duda mental y mientras lo pensaba el otro lo atacó, únicamente permitiéndose esquivarlo con facilidad, sorprendiendo al grupo por su habilidad para ello. Aunque terminó siendo golpeado en el rostro por ese muchacho. Y eso bastó para que lo derribara de un puñetazo a la cara.

-¿eso es todo?-dijo burlón-creí que tendría problemas, que me harías algo peor. Vamos, levántate-le dijo no molesto pero si fastidiado.

Los cuatro lo miraban incrédulos.

-basta ya-pidió otro tipo, al cual llamaron Shawlong Koufang.- déjalos-le pidió al peliazul que lo miraba retadoramente.

-bien-se conformó y siguió al comedor más no entró, prefiriendo seguir fuera para sentirse mal por dentro, no le gustaba esa gente y no era únicamente eso, sentía que eran menos que él por tratarlo así, no le gustaban los humanos normales, sólo Rukia, Byakuya, Orihime, Tatsuki e Ichigo eran diferentes, el resto eran groseros cuando él fue amable, además eran débiles. No los toleraba.

Quiso cambiar de idea el resto del día pero el rumor de haber golpeado a Di Roy se extendió rápidamente, dejándole aislado por considerarlo peligroso.

Y todo aquello lo ocultó de Byakuya al regresar pues no quería parecer desagradecido por dejarle asistir a tan cara escuela, pero decidió que esa amabilidad no le llevaría a ningún lado por personas tan tontas, por lo que al día siguiente quiso intentar otra cosa.

 

Paso al salón antes de que llegara el profesor, recorriendo el pasillo hasta su lugar pero haciéndole tropezar Nakeem, pero sin caer. Se rieron. Y el levantó al gordo por la ropa hasta el cristal, sujetándole por el cuello de la ropa.

-¡¿tienes algún problema, puerco?!

-…no…n…

-la próxima vez te arrogaré por esta ventana… ¡mírame! ¡Ni siquiera lo dudes que lo haré!

-en-entiendo.

Lo tiró al piso y el salón entero le veía.

-¿Qué están mirando?-espetó tomando asiento. Poco después inició su clase.

 

En la hora del almuerzo se reunió con Rukia para comer.

-no te he visto con amigos, Grimmjow.

-es difícil… son unos idiotas.

La chica se sorprendió de la palabra que su hermano le pedía no usar. Iba a regañarle pero recordó que ese un proceso para que se encontrara a sí mismo.

-ya verás que pronto habrá gente que te agrade.

-no los necesito. Además te tengo a ti en la escuela, ¿no dijiste eso?

Kuchiki se sonrojo,  por primera vez notó que estaba con el tipo más codiciado de la escuela y que con esa actitud que estaba desarrollando de rebelde, mal educado pero no un vacío de cabeza lograría pronto ser el chico de ensueño.

-pero aun así debes salir con amigos, no sólo conmigo.

-¿es porque no podré recomendarte faldas?-se burló, haciéndola reír.

-sí, exactamente por eso.

-quizá después llame a Ichigo-dijo concluyendo el arroz y despidiéndose para llegar a la clase que en sólo esa primera semana hizo conocer a Grimmjow Jeagerjaquez,  a las dos semanas a “el pantera” por esa manía de estar en los lugares más cercanos al borde de las alturas, la molestia a los perros y su única muestra de cariño a un felino, y en tercera el “rey pantera” a su actitud matona, fuerza, elocuencia, elegancia y lo más importante, volviéndose el líder del grupo del primer chico que golpeó, llamándolos “fracciones” pues ninguno de ellos llegaría al entero de su líder, al cual le tenían una lead desarrollada muy fuerte. Aunque Grimmjow estaba con ellos en realidad no los consideraba ni sus amigos ni menos, los creía débiles porque en vez de seguirlo retando prefirieron agachar sus cabezas; sin embargo le llenaba de poder esa demostración, considerándose el mismo un rey.

No le iba mal en la escuela aunque ya tenía un par de reportes por peleas que no hacía mucho por evitar. A Byakuya se le hacía difícil no reclamarle con fuerza paternal el que escogiera otra personalidad y ver irse al lindo felino que antes conoció, ahora era un hombre engreído, narcisista con su apariencia, dominante e inmudable; a pesar de que jamás se comportaba del todo mal con él o con Rukia si había cambiado, ya no podía tratarlo como un niño pues ahora esos ojos felinos lo escudillaban a él y le hacían sentir, por increíble que le pareciera, inferior en ocasiones.

 

El fin de semana fue a comprar con Rukia una chaqueta negra para complementar su actitud totalmente formada por la soledad y su propia fortaleza e ideas. Volvieron a pie pues aun ninguno sabía manejar y el hermano mayor había salido por negocios.

-¿de verdad te gustó, Rukia?-le preguntó nuevamente en el camino pues sentía que le mintió sobre cuál de las dos que vieron tenía que escoger.

-sí, estoy segura-le contestó empujándole un poco.

-creo que mientes-dijo levantándola sobre su hombro para hacerla enojar, pensando en bajarla hasta casa que les quedaba a sólo unos metros ya.

-¡bájame, bájeme, Grimmjow! ¡GRIMMJOW, TRAIGO FALDA, POR FAVOR!-no se había percatado de ello el hombre y con curiosidad giró la cara para ver las bragas blancas con conejos bajo la falda amarilla.

-que bonitos, Rukia, jajajajajaja- recibió una gran bofetada que le dejó una marca roja en la mejilla y que le obligó a bajarla.

-¡eres un estúpido!-le dijo bajándose la falda, sonrojada totalmente al igual que avergonzada. Entró corriendo a su habitación pero le sorprendió ver a Grimmjow tras ella aun con la mano en su rostro.

-lo siento. Vamos, no te enojes. Se te ven bien.

-cállate-le pidió no queriendo verlo.

-si quieres te muestro los míos.

-no digas tonterías.

-dejare que me escojas la ropa interior y la andaré mostrando en público ¿Qué te parece?-por fin la hizo reír y esa linda risita lo conquistaba, no quería verla triste por lo que cuando giro aun sonrojada se le acerco a abrazarla, tomándola en sus brazos, teniendo que agacharse bastante.

-no puedo enojarme contigo, tonto.

-lo sé, soy un encanto.

Ella también lo abrazó y reconocía que quería mucho a ese tipo y al no haber nadie en casa se atrevió a verlo a los ojos y esperar que ese hiciera lo que hizo, besarla. Al separarse ella lo besó hasta que se sonrieron y fueron de la mano a comer donde no hablaron pero si se sonreían en un tierno secreto.

-este… Rukia-se atrevió a hablar mientras miraban televisión uno junto al otro-quiero saber ¿esto te hace mi novia?

-… bueno… eso…-suspiró y dejó de sentirse tonta por ser su primer posible novio-depende de si quieres que sea tu novia.

-es que… no sé qué quiero. Te quiero, eso lo sé-o al menos eso pienso, se dijo mentalmente.

-entonces tienes que pedírmelo-le dijo volteándose a verlo.

-¿quieres ser mi novia?-dijo fácilmente para recibir un beso en vez de positiva, la atrajo a él con un abrazo sobre el tórax y después a la cintura, sorprendiéndole que el toque de sus manos sobre un cuerpo le excitaran, sus lengua y la boca también, finalmente se vio a su mismo presionando el beso y tirando a la chica sobre el sofá para besarle el cuello.

-Grimm… jow…-dijo con algo de miedo, la verdad no sabía si debía hacerlo.

-estoy tan excitado, Rukia. Nunca antes me había sentido así-confesoó algo avergonzado, nunca antes había habido besos y caricias antes del sexo en sus relaciones.

Rukia pensó que sería virgen al igual que ella por esa confesión, así que se lo permitió, aun cuando ese felino se mostró bastante brusco y bruto con su primera vez.

 

El lunes se dio a conocer la pareja más importante en unas horas: Kuchiki Rukia y Grimmjow Jeagerjaquez; y el chisme sin fundamentos de que ya mantenían relaciones sexuales, claro que era falso, más en un par de semanas Rukia ya no se enojaba tanto con ese rumor pues se mantenía secreta pero muy activamente en contacto con el peliazul, aun así reconocía que lo quería más no era amor y quería dejarlo en claro pues parecía que Grimmjow sentía lo mismo y no sabía como comunicarlo.

-te quiero, Grimm-le dijo mientras estaban el techo de la escuela.

-yo igual.

-pero sólo te quiero. Sé que no me casaría ni pasaría toda mi vida contigo.

Él comprendió y sonrió. Era tan lista para darse cuenta que no le lastimaría terminar de esa manera.

-seguimos siendo amigos-respondió dándole la mano, pero ella le besó la mejilla-dudo que podamos ser únicamente amigos de nuevo-le dijo guillándole un ojo.

-¿me dejarás la puerta abierta?

-claro.

 

Empujaba, empujaba y gemía. Rukia sólo se movía cuando tenía un orgasmo y en realidad era muy silenciosa durante el sexo.

Se detuvo para dejarla gozar el sexto  orgasmo, arqueando su espalda y soltando un alarido.

-excelente… Grimmjow…

Ríe un poco y vuelve a embestir, acomodándose el condón en el miembro, entrando nuevamente en la pequeña mujer y no parando hasta gritar y correrse.

Esta vez la menor de los Kuchiki gimió con más fuerza, abrazándole la espalda sudorosa mientras él se dejaba caer sobre los pequeños pechos de la chica.

-voy a pasar-escucharon tras la puerta corrediza, dando con la sombra de Byakuya. De inmediato salió de ella, dejándola ocultarse bajo la sabana, mientras él jalaba sus pantalones e intentaba ponérselos pero el otro ya pasaba a la habitación-descuida, cuando te traje aquí supuse que en alguna ocasión de hallaría de esta manera. Sólo que no sea cuando está Rukia, no quiero que se haga a la idea de que puede traerse a algún sujeto y acostarse con ese puerco.

-seguro, Byakuya-dijo terminado de subirse el pantalón, ocultando su nerviosismo.

-lamento la interrupción, señorita-dijo a la mujer que se ocultaba en posición fetal bajo la manta azul oscuro y que nunca antes se había asustado tanto, no queriendo ni pensar en qué habría pasado si la hubieran descubierto-arréglate que tenemos algo que hacer-le informó al peliazul y abandonó el cuarto.

Fuera de la habitación del peliazul caminó unos metros para recriminarse los celos y la excitación que le dio escucharlo mantener relaciones sexuales con alguien más y tener la necesidad de ir a interrumpir. No quiso pensar más en eso.

-mierda, eso pudo habérmelo dicho tras la puerta-reclama Jeagerjaquez, sentándose pesadamente sobre la cama.

Saca la cabeza Rukia y con una risa silenciosa abraza por la espalda al Grimmjow, dándose un beso de unos segundos.

-eso estuvo cerca, Rukia. Si nos descubre a ti te deshereda y a mí me corta las bolas, me las mete por el culo, manda a 10 negros que me la metan, me saca los intestinos, me cuelga con ellos y aplasta mi corazón frente a mí.

-eres sangriento y exagerado-le reclama poniéndose la blusa rosa-no se dará cuenta.

-es fácil para ti decirlo porque no te hará nada de lo que te dije-le reclama a la muchacha que entra a su baño para arreglarse el cabello.

Resopla y mejor mete la mano en los pantalones  para sacarse el condón.

-hey, creo que te deje el condón adentro.

-lo sé, ya lo saqué.

Se visten ambos, vuelven a besarse y cada quien toma camino distinto en el pasillo hasta verse en la cena donde actuaran como  buenos amigos y compañeros de casa.

 

La relación bajo el mismo techo con el hermano de la chica no era complicada pero había un problema, ahora le dolía en el orgullo entender porque Byakuya le tenía esas miradas antes y un tanto recelosas ahora, deseándole como una chica y el no permitiría que  albergara la esperanza de verlo como un sumiso, además no le molestaría tomar al pelinegro como a otros atractivos chicos al final de clase en los baños. Admitía que se había vuelto un adicto al sexo, a las pelea, a requerir ser el mejor y que a que no era una buena persona.

 

-¿estás fumando?-le pregunto Kuchiki al olor fuerte a tabaco en el cuarto del felino.

-sí, un poco-respondió con una sonrisa.

-no lo hagas.

-Byakuya-le llamó la atención-quedamos en que no serías mi padre.

Bajó el rostro y se reprochó a sí mismo.

-lo sé, lo siento-le sonríe y dice-pensaba tomar un par de copas. Acompáñame.

Dicho aquello van al comedor y se sirve un poco de ron en cada vaso.

-¿Cómo va la escuela?

-bien. Mentiste al decir que me encantaría, estoy esperando con ansias las vacaciones-se ríe un poco y el otro también.

-parece que te has adaptado, mejor de lo que yo esperaba debo decir.

-¿aun soy tu experimento?-cuestiona llenado ambos vasos.

-no quisiera llamarte así pero sí, aun lo eres.

-¿desde qué puntos de vista vas a redactar mi progreso?

-de todos-bebe completo y vuelve a llenarlo.

-he hecho amigos, aunque más que amigos son seguidores, me tienen una cierta admiración. Tengo una actitud más violenta y vulgar, aunque tus enseñanzas me hacen poder librarme con buenas palabras de algunos castigos, me gustan los deportes y el aire libre, aun inspecciono todo y no puedo evitar olfatear a las personas. No tengo pareja, realmente no comprendo eso del amor pero si me he cogido ya sin la intención de embarazar.

Beben otro vaso.

-¿Cómo sabes que no tienes la intención de procrear?-cuestiona con interés a ese cambio.

-me gusta el sexo, me di cuenta de eso. Además de que me acosté con chicos-dio un sorbo pero el otro permaneció boquiabierto.

-¿sabes que sig…?

-sé lo que significa.

El pelinegro no sabe si maldecirse o iniciar sin más vueltas su intención de esa noche: coger con Grimmjow pues ya no resistía ese deseo desde que lo conocía y el felino seguía siendo bastante “coqueto” en su expresión corporal diaria.

-entiendo-sirve a ambos pero Grimmjow le toma la mano.

-el ron es muy fuerte ¿tratas de emborracharte?

-quizá sí.

-he notado como me miras-dice eso levantándose de su asiento y acercándose-no necesitas estar ebrio para tenerme-pero te advierto algo-dijo el peliazul-me gusta joder y no que me jodan.

-de ninguna manera-rechazó antes de ser besado a la fuerza por el otro. Respondió con igual intensidad al beso, tratando de ganarle a la boca que le mordía los labios y le metía la lengua hasta la garganta. Al separarse se miraban con enojo, buscando lo mismo pero en la misma posición. Ahora Kuchiki volvió a besarlo metiendo las manos al saco del otro mientras ese enredaba sus manos en el cabello oscuro.

-continuemos esto en tu habitación-dijo el pelinegro llevando la botella.

Ahí se quitó lo de arriba el felino para que antes de que hiciera cualquier cosa el mayor lo pudiera arrojar a la cama a besar y abril el pantalón para masajear brutalmente el miembro de ese que no se negaba y gemía en voz baja, bajó a metérselo a la boca y llevarlo hasta a su garganta, sólo sacándolo para quitarle todo el pantalón y seguir con las manos del pelinegro marcándole un ritmo que pudo seguir con facilidad, ya que lo encontró distraído metió un dedo en el ano, sacando un grito de molestia.

-no te atrevas-le amenazó pero aun disfrutando de la boca de Jeagerjaquez.

Se sacó el pene y con una sonrisa respondió.

-¿Por qué dices eso? Estás realmente goloso de aquí atrás-metió otro dedo sin problemas y aprovechando el dolor de Kuchiki metió una más para expandir lo mayor posible ese lugar-no eras virgen, alguien más ya te la metió.

-cállate…-pidió no queriendo tomar ese lugar, no otra vez pues le recordaría a Renji y no quería pensar en aquel que le fue infiel.

Movió más los dedos hasta escucharle gemir de placer.

-te gusta, no lo niegues-le remarcó apretando las tetillas entre sus labios.

-… ¿ti… ah… tienes condones?-cuestionó previniendo el caso de ser tomado por su protegido.

-claro que si-sacó la mano ya húmeda y del cajón a un costado de su cama mostró una tira de preservativos, quitando uno y lo abriéndolo con la boca. Se bajó el pantalón para sacar el pene que ya le dolía de no entrar en Kuchiki.

Byakuya no pudo evitar ver el enorme miembro del pantera. Se recostó no queriendo pensar en el placer de ser penetrado por semejante pedazo de carne, pero era difícil, en esos momentos los pensamiento pervertidos que retenía durante todo el día afloraban y lo volvían alguien diferente, ese que su anterior novio adoraba en la cama. Se resignó diciendo que si habría de hacerse al menos lo disfrutaría. Antes de que colocara el condón se levantó a besarle y bajo al pene que comenzó a mamar con calma, más que nada para no dificultarse el metérselo en la boca.

-sabía que cooperarias-dijo con una sonrisa, obligándole a meterse más, embistiendo en su boca hasta que Byakuya se lo sacó tosiendo.

-no hagas eso, idiota.

-sé que te gustará rudo. Puedo verlo en esa actitud de noble de todos los días. Tú sólo quieres que se te fornique hasta que sangres del culo-lo fue arrinconando contra la pared-te encantaría ser mi puta, Byakuya. Yo sé que dirás que no pero vas a disfrutar de todas la veces que entre en ti-lo recostó y se metió de una embestida.

Gritó y se agarró de la espalda de Grimmjow.

-ponte… ah… el condón…-le pidió arañándolo.

-no, tendrás que pedírmelo como se debe-le puntualizó agarrándolo de las piernas, abriéndolas por completo y empezando a embestirlo fuertemente, enloqueciéndole ese poder que era poseer al sujeto que era superior a él, ni siquiera sentía el sexo por adorar el sentimiento de superioridad, el rostro de odio y placer del pelinegro le llenaba de más, haciéndole pensar que no se vendría en toda la noche para jamás parar el poder que se le brindaba.

-¡Gri… ahh, Grimm… jow… póntelo!-rogó apretando las sabanas a esas embestidas que movían toda la cama-¡póntelo, por dios!

-¿te… gusta?-cuestionó con malicia, viéndose más adentro-dime… ¿te gusta, puta?-se rio, moviendo las manos a las caderas para quedar frente a su rostro.

-no… no me …jo…

-ya te estoy jodiendo… y te encanta…-le lamió el rostro para llevar sus manos a los hombros del hombre y empujarlo también hacia abajo, hasta los testículos.

-¡ahh… ya… por favor!-se mordió el labio queriéndose callar las vulgaridades que le pedía el peliazul, pero lo estaba enloqueciendo… y finalmente accedió-¡sí, sí, me encanta… ah, dame más!-le pido besándolo con brutalidad, mordiéndole la boca para responder a esa bestial actitud.

-eso me gusta ¡esto me gusta!-le gritó para morderle el cuello-di que eres mi zorra-le pidió lamiendo el cuello.

-lo soy… ah… lo sabes… lo soy… dios, que rico…

-¿quieres que me pongo el condón?

-sí… póntelo…-rugió al correrse. Enseguida el peliazul se salió de él y se lo coloco.

 

-no puedo... no puedo más-salió del ano de Kuchiki y ese mismo lo masturbó hasta concluir.

Descansaron unos minutos.

Byakuya se vistió con lentitud.

-no tienes que irte-le dijo la pantera.

-sí, tengo que-dicho aquello se marchó a su propio cuarto.

 

Se sentían ambos incomodos en la mañana durante el desayuno, en especial el pantera que no podía ver a los dos hermanos sin pensar en ambos gimiendo bajo él, sin ninguno de ellos saber que comparten al mismo sujeto, en cierta forma tocándose entre sí.

-me retiro-dijo, dejando el plato medio lleno, tomando su mochila y saliendo.

Durante el día quiso razonar que haría en su hogar pues una parte de la moral inculcada por Byakuya no desaparecía, haciéndole sentir mal por joder con el par de personas que le brindaron tanta ayuda. Sin embargo no hallaba la respuesta y dudaba poder terminar la relación con ambos y difícilmente con sólo uno pues satisfacían lo que él quería, inocencia y perversión, eran sus hermanos maravilla.

Al volver Rukia le grito que la esperara y así lo hizo.

Durante el camino pudo sentir como lo abrazaba, como le hablaba al oído y cada seña que le daba a entender que lo quería en la cama y no se negaría de ninguna manera pues le excitaba y adoraba tener sexo, no había nada que se impidiera.

 

Mientras desvestía a la menor de los Kuchiki se le ocurrió que había comprado preservativos porque no había más en su habitación.

-debo salir un momento-le dijo dejándola en la cama masturbándose. Salió esperando encontrar rápidamente su mochila mas no fue así, busco en toda la casa sin dar con ella, al punto que su erección se bajó, hasta recordar que por ir tocando las caderas de la chica la dejó en la entrada. Fue fuera y la hallo en las escaleras más un ruido lo hizo voltear.

-¡hola, Grimmjow!-saludó Ichigo que corría a él, contento de verlo después de ser la décima vez que iba a intentar encontrarlo.

-Ichigo…-susurro cuando ese llego a él, sin poder creerlo aún, pues se agacho a que le acariciara, aun como un felino sumiso ante el pelinaranja-lo siento-se dio cuenta que tiro la mochila y le ayudaron a levantarla.

-toma, torpe. Se te cayó.

La sonrisa que Kurosaki aún mantenía le impedía hablar más no dejar de verlo como hipnotizado.

-¿Qué tienes?-cuestionó a los ojos fijos del felino a su rostro.

-… no es nada… te ves muy bien hoy-se atrevió a decir con el corazón alborotado, había visto a las otras chicas y aunque las apreciaba se había dado cuenta que la pelinaranja era una zorra y estúpida y la otro lesbiana, con eso quería decir que las criticaba y a Ichigo aún le parecía algo más.

Abrió Ichigo los ojos de sorpresa y sólo atino a agradecer el alago.

-¿me vas a dejar pasar o qué?-preguntó.

-¿eh? Claro… no, quiero decir…-se aclaró la garganta y mintió-están fumigando. Vamos a otro lado. Que te parece si me acompañar a hacer unas compras.

-está bien.

Mientras caminaban lo olfateó, algo que se prometió no volvería hacer conscientemente, su olor le agradaba, también lo que veía, sin embargo podía ver cosas mejores en otros lados y se dijo que era un vástago de su actitud gatuna antigua y que no pasaría nada más entre ellos.

-date prisa, lento-le gritó el de ojos castaños al otro que se quedaba atrás por mirarle de cuerpo completo.

-te estoy dando chance de diez segundos a la reja.

Comenzó la carrera entre risas. No se dio cuenta que ese primer reto hecho juego y aceptado gustoso era un punto menos a su plan de hacer un “nada” a joven con nombre de fruto rojo.

Notas finales:

Ha quedado muy largo, espero no les aburriera.

Gracias por leer.


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