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Pet por sleeping god

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Notas del capitulo:

Quiero pensar que es el penúltimo capítulo pero aun no estoy seguro.

Disfruten.

-Grimm—susurraba su nombre con más deseo del que el susodicho, los pasajeros del metro y el mismo Ichigo quisiera mostrar. Sin embargo le costaba no demostrar sus intenciones de complacer a su esposo y un fuerte sonrojo y dolor en la entrepierna le hacía perder el control—Grimm—vuelve a llamarlo mientras le acaricia el cuello y le besa las mejillas.

-Ichi, si no te calmas te cogeré aquí mismo—le dijo al pelinaranja que no se daba cuenta de que sólo su cuerpo evitaba que dieran con su miembro endurecido por la dulce voz del joven.

-no me importa.

El último par de personas descendieron y de manera sincronizada se lanzaron a devorar sus labios con frenesí, arrugando la ropa y levantándola mas no quitándosela. Grimmjow tiró al otro sobre el sillón mientras olvidaba el lugar público donde se disponían a consumar la puesta en escena del matrimonio.

-no quisiera—interrumpe el felino—que recordaras, cuando estemos viejos, que la primera noche de luna de miel te hice el amor en un viejo asiento en un metro público.

El chico con nombre de fresa se ríe, haciendo sonrojar al otro por sentirse demasiado cursi, mas después empieza a llorar dejando confundido al otro.

-no es que no quiera hacerlo… si quieres aquí. Sexo es sexo, a mi más que a nadie le importa menos el lugar—se defiende hasta darse cuenta que es un llanto de risa y exteriorización de la felicidad.

-… cuando decides ser tierno—se seca las lágrimas lo mejor que pudo para continuar—nadie podría superarte.

 

En casa las cosas se van con más calma, con un cuidado que nunca antes se habían tenido, desvistiéndose mutuamente en silencio, entre caricias y besos, en sexo oral bastante extenso y en una rápida y certera penetración donde escuchaban sus respiraciones, sólo eso.

-¿A dónde quieres ir?—cuestiona el peliazul con los ojos cerrados al placer de su miembro apretado por las paredes del ano de su novio.

-a donde sea—dijo acariciando los músculos de la espalda del peliazul, bajando a delinear el tatuaje gótico.

-debe haber un lugar que sea el que más quieras ver. Uno que siempre soñaste—la respuesta a esa pregunta pareció encontrarla en los ojos castaños que lo miraban fijamente—no seas cursi, Ichi.

-entonces no lo diré.

Jeagerjaquez se agachó a abrazarlo y decirle en voz clara a la oreja.

-yo quiero que escojas porque sabes que estaré donde tú te encuentres—recibe un gran beso que corresponde sin olvidar que tenían sexo, empezando a embestir lentamente—te amo.

Ichigo únicamente gime y acaricia el rostro de su pareja, queriendo decirle que también lo amaba pero prefirió callar y saborear el cariño que le brindaban.

En unos momentos comienza una relación más fuerte para darle el lugar a la lujuria y el erotismo que los caracterizaba pero está vez se niegan, como en un contrato tácito, a dejar de verse a los ojos. El pelinaranja los cierra sólo para correrse, echando la cabeza hacia atrás y después sentir la frente de  Grimmjow pegándose a su cuello para gemir y bajar la cantidad de embestidas hasta detenerse completamente.

-Grimm…

-¿sí?

-quería decirte que te amo.

-jajaja tonto—le besa la mejilla-nunca dejes de amarme-le pide como seguro para que si el algún día siente que deja de quererlo, Ichigo le recordará porque lo escogió.

-nunca. Tú tampoco.

Se quedaron abrazados por un tiempo hasta soltarse para no dormir.

-quisiera llevarte a Europa o América—dijo Grimmjow mientras disfrutaba que Kurosaki peinara su cabellera azul-quisiera llevarte a todos los lugares que veía en los libros. Había unas playas tan blancas, selvas tan extensas, ciudades enormes… tanto que ver y todo quiero que lo veas conmigo.

Ichigo sonríe pues nunca escuchó que el peliazul deseara algo, era la primera muestra humana que daba desde que lo obtuvo a él.

-me gustaría ir a un bosque—dijo para darle menos opciones.

-¿un bosque? Podemos ir al bosque negro, en Alemania; a los trenes abandonados en Polonia o también Gales hay un bosque… diablos ¿Cuál era el nombre?—se levanta y va al librero por uno de los muchos libros que tiene con imágenes del mundo, cosa que fascina a una mente que siempre estuvo encerrada entre cuatro paredes—aquí, el Salón Hafodunos, aunque… ¿Qué?—cuestiona al rostro enternecido del otro.

-lo siento, nunca te vi tan entusiasmado.

-ah—se apena un poco pero decide abrirse con quien se supone es la persona en la que más confiara-siempre miraba por la ventana del castillo y recuerdo que pensaba si era una mentira esas imágenes de Londres, New York, Arabia y demás o si sólo eran invenciones y que si no lo eran yo quería conocerlos todos y pensaba, jeje, pensaba que podía llegar caminando porque jamás imaginé que el mundo fuera tan grande aunque sabía que 510.072.000 km² no era poca cosa…

El pelinaranja se ríe al escucharlo saber la superficie terrestre más luego vuelve a enternecerse, toma el libro y siguen viendo las fotografías de lugares abandonados que la naturaleza recobró y le dijo—seguro que a pie encontramos muchos más. Podemos fotografiarlos.

-¿irías a donde sea conmigo?

-¿Qué clase de estúpida pregunta es esa?—bromea Ichigo—yo siempre estaré en mi hogar—lo abraza y por fin se duerme.

-Ucrania—se dice Grimmjow, dejando el libro de lado con la imagen del llamado “Túnel del amor”—gato cursi, Grimmjow Jeagerjaquez. Nadie te reconocería ahora—se dijo para acurrucarse y dormir.

 

Esa mañana llega más temprano de lo usual a la oficina de Byakuya, a pesar de apenas haber dormido se sentía lleno de energías y, sólo admitiéndoselo a el mismo, su corazón el latía como el primer día que se besaron y se decía que el enamoramiento y el amor no tenían temporalidad, por más que fuera una reacción química de hormonas y demás cosas que la ciencia afirmaba.

-Grimmjow, que extraño verte a esta hora.

-ah, bueno… no tenía sueño. El fin, empezaré con las entregas—recoge los documentos y recuerda a qué llegó a esa hora-oye, pensaba irme de vacaciones en diciembre.

-pensé que no tomarías vacaciones.

-cambié de idea—dijo simplemente, entendía que lo peor que podía decir era que acaba de comprometerse cuando ese noble no sacaba aun de su cabeza al murciélago.

Todavía faltaba un mes para que Ichigo saliera de vacaciones y durante esos días continuó con su entrenamiento y peleas, mas el nivel de contra quienes peleaba no aumenta y fue cuando Tousen le propuse algo.

-podemos entrar a peleas de primer nivel. Sin embargo puede que Aizen te encuentre por tu nombre.

-quiero que me encuentre—replica tocando su tatuaje.

-vuelvo a decirte que tú debes encontrarlo, no él a ti.

-¿Qué propones?

-otro nombre.

Para el felino eso un fastidio pero no le molestaba más allá de pensar en otro bautizo.

-está bien—acepta. A su mente se le vino el animal al cual se le fue encomendado, sin embargo no quería volver a poseer ese seudónimo—ponme el que quieras.

-lo pensaré.

Salieron al jardín a entrenar, desde a mano libre hasta con armas punzocortantes.

-eres muy hábil con la espada—le informa Tousen mientras se soba la muñeca al serle arrebatada el arma.

-es fluido usarla.

-¡eso es!—dijo el moreno con emoción—sexta espada.

-¿sexto… espada?—sonríe con malevolencia—me gusta ¡sexta espada, Grimmjow Jeagerjaquez!

 

Las batallas se incrementaron en fuerza y el nombrado “sexta espada” gozaba con cada una al verse en un reto, sentirse fuerte y superior. Incluso al dejarlos derrotados empezaba a sentirse nuevamente un rey.

Ichigo notaba esa no tan nueva actitud petulante de Grimmjow, su pareja siempre fue narcisista mas ahora era violentamente egocéntrico y parecía disfrutar imponer su control. Llegando en ocasiones a asustarlo y preguntarse ¿sería adecuada su relación con tantos altibajos?

-Ichigo ¿en qué piensas?-le cuestiona el felino sentándose en el sofá a su costado.

-en que… bueno…-agarra la mano lastimada del pantera y es sincero-creo que hay algo que me escondes.

Jeagerjaquez aprieta la mano que le daban y admite que ahora difícilmente puede ocultar sus peleas porque en esas ligas llegaba a salir herido.

No deseaba confesar la verdad y se daba cuanta que en sólo una semana dejaría de perseguir a Aizen y se dijo que era lo correcto. En cuanto se fueran, se casaría, quizá tendrían un perro y vivirían felices; el maldito de Aizen no era parte de su vida.

-dame una semana y te diré todo—besa la mejilla del pelinaranja y con una tierna sonrisa vuelve a prometer-una semana más y todo eso que te molesta se acabará. Compraremos una mascota, la que quieras, conoceré a tus amigos, hablaremos con tu familia y te haré el amor cada noche.

Kurosaki únicamente puedo sonreír y creerle, como siempre, amarlo y confiar en él.

 

El día fue normal y por la noche, mientras calienta, piensa en qué decirle a Tousen sobre que se irá por una semana.

-será mejor que se lo diga cuando le den el dinero de esta pelea-se dijo en voz alta y entra al círculo de arena esperando a quien se pondrá frente a él esa noche.

Empieza a brincar en el círculo cuando la multitud le da paso a un pequeño de apariencia amorfica, es decir, no comprende a qué sexo pertenecía, mas lo que le molestaba al felino es que un chico tan joven fuera puesto ante un veterano como él.

-esto debe ser una brom…— ni acaba su oración,  el menor, que sería aclamado por la multitud como Luppi, se lanza a golpearlo con ira salvaje y una risa de quien disfruta la sangre y muerte—no deberías meterte conmigo—dice con fastidio a gastar fuerzas en una basura.

-¿de qué hablas? Yo he tomado tu lugar—da un brinco hacia atrás y enseña un seis en el lado derecho del vientre. Un seis gótico.

-no es verdad—alza la vista en busca de ese castaño, dando con que no se ocultaba, estaba al frente, observándolo con una enorme sonrisa y con esos ojos morrones que le humillaban. Empuja al pequeño de ojos violetas para llegar a Sousuke pero Luppi no se lo permite, metiéndolo nuevamente en el círculo para concluir la pelea.

-¿quieres llegar a mí, Grimmjow?—le pregunta Aizen—pelea.

El sexto espada empuja en múltiples ocasiones, incluso golpea al niño pero no logra quitárselo de encima y su desesperación llega a límite, usando toda su fuerza en empuñar su brazo izquierdo como una lanza y clavarla en el estómago del joven. Eso le recordó lo que hacía antes, arrancar miembros, morder la carne y destrozar órganos; la sangre se sentía muy cálida sobre su piel.

-adiós, antigua sexta espada—le dice al muchacho mientras lo tira en suelo sin escuchar a nadie, sin embargo la emoción no tarda y ríe con fuerza a la excitación del momento—¡Aizen!—al voltear no lo encuentra y quiere gritar de ira mas prefiere buscarlo entre todos hasta fuera, donde el cuarto esperaba.

-Ulquiorra.

-Aizen-sama me dijo que esperáramos a que viniera con Hallibel.

-¿Cómo estás?

No recibe respuesta. Vio la calma normal en ese pero había algo extraño, una mancha negra en la garganta sobre la ropa de cuello alto que llevaba.

-sabes que destrozaste a Byakuya.

-se destrozó el mismo. Él sabía que yo no podía sentir y yo se lo advertí.

-parecías feliz ahí.

-yo nunca que te visto más feliz que atravesando a alguien. Lo tuyo es matar, Grimmjow, y lo mío es no sentir. Así somos.

No replica al darse cuenta de la sangre seca de su brazo. No tuvo tiempo de pensar más cuando Aizen llega con la mujer.

Con naturalidad todos abordaron la camioneta y en silencio siguieron un largo camino fuera de la ciudad, aun reconocía pero más tarde sólo podía orientarse mas no conocía.

Llegan a un hogar de clase media alta, una casa de dos pisos con amplio patio delantero bardeado. Se bajan y entran tras de Aizen. Y ahí se rompe su calma y se lanza contra el castaño, mas Ulquiorra interrumpe inmediatamente, con únicamente esa presencia que siempre imponía… un cierto temor.

-Ulquiorra—dijo seriamente.

-¿Qué crees que estás haciendo, Grimmjow?-cuestiona aun a una distancia de unos tres a cuatro metros-te hice una pregunta-dice empezando a recortar la distancia con el peliazul que está molesto con la interrupción hasta sonreír-¿no respondes? No importa.

El peliazul se lanza impaciente, con un golpe directo al rostro que se para frente a la cara del ojiverde, que con tranquilidad le detuvo el puño. Conocía la fuerza de ese murciélago, a pesar de lo que la imagen mostrara, sabía que si le daba la oportunidad no sólo lo derrotaría, sino que lo mataría. Sin embargo, él no tiene miedo, nunca tuvo miedo de pelear contra el cuatro.

-¡tienes miedo de pelear contra mí! ¡Tienes miedo de que te haga pedazos!—grita regresando su puño y riendo a la diversión que siempre esperó. Lanza el otro brazo y también es esquivado con algo más de sorpresa del pelinegro. Quiso reírse pero nota que no pensaba esquivarlo, era tomar ventaja de la distancia para poder golpearlo con mayor fuerza. Pudo detenerlo y después empujarse mutuamente, pero siente como defenderse casi le destroza la mano. Con algo de astucia se lanza al cuello de ese y aprieta la mancha negra de sangre seca. Ahí ve como se reduce el murciélago hasta caer desmayado.

La ropa blanca de Ciffer revela una herida profunda y fresca.

Jeagerjaquez había ganado.

Fue directo a Sousuke con calma pero ira revelada en sus fracciones. Le sorprendía que su corazón no estallara de emoción.

-¿estás feliz de volver, Grimmjow?—no contesta y cierra más el entrecejo.

-¿y bien?—esa voz lo sorprende, al girar el rostro el moreno que le entrenaba,  vestía el mismo uniforme.

-Tousen—no atina a decir nada más. Ve alrededor y sólo están ellos dos. Repasa que obviamente sería una trampa pero que ese par de hombres no podrían con él y su ventaja era aún latente.

-¿no le contestarás a Aizen-sama?-vuelve a hablar el hombre negro.

-vete a la mierda tú y Aizen. No le debo  nada a ninguno de ustedes dos-escupe al piso y fija la mirada en el castaño, sin embargo tiene una sonrisa triunfal que elimina la del felino, que con cierta desconfianza se estremece.

-¿nada?

El peliazul atina a gruñir, preparando los puños cerrados a atacar cuando el cuarto espada se levanta lentamente del piso.

-Ulquiorra—le llama Sousuke—que vergüenza. Grimmjow—esta vez habla con el pantera—¿Qué no ves que sigo siendo tu amo?

-de ninguna manera.

-pero Grimmjow ¿Qué haces que no sea lo que yo quiero?

-suficiente charla—vuelve a atacar hasta que el negro le sostiene el brazo izquierdo tras el cuerpo, a punto de romperlo.

-¿no seguiste peleando?

-esa fue decisión….

-¿tuya?—los ojos castaños miran a quien está reteniendo al espada, dándole a entender que seguía ordenes de un subordinado suyo.

-continuaste embarazando a mis chicas—señala el estómago abultado de Tia—estás matando gente igual que siempre-dice al brazo ensangrentado y a la cuarta mascota sangrando de la garganta.

Grimmjow se tensa, odiándolo aún más y negándose a creerle porque todo eso podía ser verdad mas no era importante.

-Ichigo—dice muy seguro, como si fuera la respuesta del universo. Sin embargo Aizen se ríe en su cara, con una demencia que nunca antes presenció.

-¿ese joven? No podrías regresar con él aun si nos matas.

Esta vez fue el gato quien río porque de ninguna manera su chico, a quien prometió la verdad después de eso, no le perdonaría.

-¿crees que perdonaría al  que pudo no  sólo no lastimar a su madre sino que salvarla?

-¿su madre…?-cierra momentáneamente sus ojos, dejando de lado que quizá mintiera, sino buscando entre todas la mujeres que tuvo frente, a una como Ichigo, era su única pista pues Kurosaki nunca hablaba de ella y él jamás tocó el tema. No pudo ver a ninguna mujer con ojos castaños y cabello anaranjado. No pudo—mientes.

-¿miento? ¿Seguro?

Y el pantera cayó de rodillas cuando por la puerta Starrk le presenta a un jovencito de cabello anaranjado y ojos castaños, de casi 8 años de edad y una seriedad mortal en el rostro.

-no se parece a mí… no es mío…

Sin embargo llora, algo muy dentro le hace no creer a sus propias palabras.

-bienvenido, Grimmjow.

Notas finales:

Gracias por leer.


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