Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Pet por sleeping god

[Reviews - 66]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Gracias a los y las que sigueron está historia. Ahora si es el final y espero sea del agrado de todos.

Nos leemos en otra historia.

Palabras. Las palabras no son físicas pero lo lastimaron como azotes, golpes, patadas, mordidas y rasguños; violencia animal y humana. Sin embargo únicamente los humanos podían herir sin levantar ni un solo dedo.

Conoce al rubio por eso no ira contra él, el más alto no luce cansado y por su parte le duele todo el cuerpo así que está descartado, ninguno parece estar a su nivel, un nivel que ahora está por los suelos. Se limpia la sangre que cae sobre su ojo derecho para sonreírle a Byakuya. Este se enfurece por la sonrisa maquiavélica hasta que se le lanza a atacar, y detrás de él le siguen todos contra los espadas, todos menos Ulquiorra.

¡Mis queridas mascotas! Tengo algo que confesarles: nuestro cielo está en peligro. Unos sujetos, unos… cabrones hijos de perra quieren arrebatarlos de mí y cuando lo hagan tomaran mi alma.

-Byakuya—gruñe estando sobre aquel hombre, estrangulándolo—escúchame con atención.

Estos recolectores de almas son malvados, no piensan en nuestro bien, creen que yo los lastimo. Y eso no es verdad.

-Llévate a Ulquiorra.

-No—escupe con el aire que le queda sin poder quitar al pantera de encima.

-No lo entiendes.

¡Los shinigamis nos amenazan! ¡Debemos acabarlos! ¡Los mataremos para conservar nuestro paraíso! Pero tenemos que pagar un precio: el pequeño le pertenece al dios y debemos entregárselo.

-No tengo tiempo para explicarte. Llévatelo y también a Ichigo y el niño que es idéntico a él. Confía en mí—con la última oración afloja el agarre y Kuchiki le patea el estómago herido para derribarlo. Lo mira un segundo y analiza la mirada azulada.

-No puedo creerlo—manifiesta empezando a correr a buscar a esas personas, con algo de miedo a equivocarse por tercera ocasión con ese hombre.

 

Aizen camina con calma a salir del domo, girando la cabeza para percatarse de un hombre a la lejanía, sería como cualquiera pero al vestir de blanco puede reconocerlo y sonríe como invitación a que se acerque a reclamar lo que le encargó hace casi nueve años.

 

-Quédate aquí—ordena Ichigo al niño que está detrás suyo para seguir al castaño.

-No es buena idea. Deberíamos buscar a Grimmjow.

-Ese idiota no me importa.

-Pero aunque sea así debemos irnos.

Con fastidio lo observa y le grita:

-¡¿Por qué?!

-Porque si estamos a salvo es porque planeó salvarnos—responde con confianza, aun recordando que cuando escapó le dijo que todo lo que hiciera tenía una razón, por lo cual cuando se quedara solo y pareciera desprotegido, en realidad estaba más seguro que nunca, aunque él no estuviera. Admitía que eso último le asustaba: aunque Grimmjow no estuviera.

Ichigo no quiso creer por lo que  avanza hasta que Byakuya llega corriendo muy agitado.

-Vamos.

-¿De qué hablas? Aizen aun…

-Esto es más grave de lo que pensaba. Algo malo va a pasar aquí—el niño lo sigue de inmediato, confiando en que sea alguien de confianza del peliazul, pero Ichigo duda ya que Aizen es también el culpable de lo que le pasó a su madre y tendría las respuestas.

-Necesito hablar con él.

-Kurosaki…

-No. Llévatelo a él—da la vuelta pero lo sostienen.

-El idiota de Jeagerjaquez se está muriendo en la arena para que te saque de aquí. No hagas que sea en vano.

Kurosaki tiembla al escuchar la muerte del felino y el niño empieza a llorar, mas le parece ver que el pelinegro tiene prisa, quizá demasiada.

-Buscas a Ulquiorra—se queja a utilizar a Grimmjow como excusa.

-Sí, también—confiesa sin pena alguna.

-Ve por Ulquiorra y nosotros nos vamos.

Se critican con los ojos por un minuto hasta que Kuchiki se va a buscar al murciélago. No le pareció que fuera sincero pero se diría que se obligó a creer que sí.

-Ven—le pide al pequeño pero este se niega.

-Tenemos que irnos—dice entre lágrimas.

-No podemos simplemente huir.

-¡No voy a huir! ¡No voy a dejarlo otra vez…! ¡Quiero ver a Grimm…! ¡Quiero ver a mi papá!—gime en un berrinche que no sabía que podía hacer, dejando a Ichigo por fin en cuenta que es idéntico a él mismo, turbándolo, pensándolo como su medio hermano, un producto de la violación de su madre. Pero las lágrimas gordas y saladas le calan al corazón diciendo que el pantera lo cuidó, le quiso, le enseñó, haciéndole preguntarse: ¿Un violador cruel amaría a un niño?

-Kurosaki Ichigo—le habla Aizen a su espalda—Kon—ambos voltean—me da gusto que sigan juntos ¿saben dónde estará mi gatito?

-¡No le llames así!—grita el leoncito, siendo sostenido por Ichigo para que no se lance a atacar en su furia.

-Mmm, tomaré eso como que murió. Entonces no tengo porque cumplir mi parte del trato.

 

Levántate, levántate. Vamos, levántate, por favor, solo para cumplir, piensa negándose a descansar.

Coloca su codo en la arena para elevar el tórax hasta caer y toser sangre.

Maldición, piensa, todo lo tengo que hacer mal. No pude ni hacer enojar a Ichigo. No pude… matarlo, y ríe en su mente, cerrando los ojos.

Recuerda cosas simples, como el olor de su cabello en la almohada que el olía con solo girarse a la derecha, para que después viniera el dueño del aroma y le reclamara ser un pervertido por comprar shampoo de fresas. Pero no podía evitarlo, el sonrojo en sus mejillas en la mañana producto de sus halagos, el cabello anaranjado ondeando un cielo azul mientras le pregunta si quiere más refresco, el detenimiento con el que calcula qué vestirá mientras permanece con solo la toalla frente al armario, provocándolo, sus ojos serios al leer, al ver a lo lejos, cuando  se enoja, cuando le decía que lo amaba, todo le hace imposible ser lógico respecto al shampoo y la vida.

-Ichigo. Perdóname.

 

Para no desmayarse se recarga en una puerta cerca de la salida, podría irse en ese momento y empezar otra vida, pero a quién engaña, Aizen es su vida, o eso quiere pensar porque la duda, clavada como una pequeña astilla, no lo abandona, ese hombre permanece en su mente dejándole tan confundido, lo suficiente como salvar a Kon con la esperanza, una torpe e inocente esperanza, de que lo venga a salvar, se lo lleve y lo saqué de la pregunta: ¿Qué es un corazón?

 

Pasa por alto la pelea, sin embargo puede notar que las mascotas intentan no ser heridos, mas bien distrayendo con distancia, defensas, una estrategia de consumir el reloj. Sigue hasta encontrar en una puerta al murciélago, con los ojos puestos en el piso, recargado, mientras la sangre fluye desde su garganta.

-Ulquiorra.

-Los humanos siempre están hablando sobre los sentimientos. Es como si los tuvieran en sus manos. Pero mi ojo lo ve todo. Nada puede escaparse de él. Lo que no vemos no existe. Así es como siempre he luchado. ¿Qué es el corazón?

Kuchiki se acerca pero el otro le pide mantenga su posición.

-Si te abro el pecho, ¿lo podré ver? Si te rompo el cráneo, ¿estará ahí? Me lo he preguntado muchas veces dónde está.

Byakuya guarda silencio pues ¿Qué no se preguntó eso mismo hace unos años? Mas encontró la respuesta.

-Rukia, Hisana, incluso Kurosaki y Grimmjow… tú… mi corazón está con ustedes. Mi corazón está unido al de ustedes.

El murciélago dio una risa gutural por pensar “Tan sencillo, me siento un estúpido”. Y lo observa fríamente, cubierto en su propia sangre, siendo un demonio aterrador.

-¿Tienes miedo?—cuestiona al ruido de la batalla, siendo igual al de la muerte pronta.

-No, porque no moriré solo—da un par de pasos cuando el menor le extiende su pálida mano, luego corre a tomarla y abrazar el cuerpo que se desvanece—¡Ulquiorra!

-Él me pidió que matara a Ichigo—explica evitando cerrar los ojos, continuando sin dejar que el otro pregunte—esto es solo una carnada, debemos ir a fuera con el dios.

-¿Cuál dios?

-Ese hombre, el sujeto que le dará a Aizen la posibilidad de cumplir su meta.

 

-No los maten—ordena Genryusai, con graves quemaduras pero soportándolas como un día de verena—captúrenlos rápido. Esto es solo una distracción.

 

-Quieres respuesta, Kurosaki Ichigo—dice el moreno—no soy yo quien las tiene. Pero te presentaré a quien sí.

-¿Quién es?

-llámalo Su majestad.

Fuera ese tipo que gustaba de ser llamado de aquella manera le clava los ojos apenas salen, bajo unos bigotes negros les muestra una sonrisa atreves del largo cabello negro. Lentamente se acerca, ignorando colosalmente a Aizen para colocarse a medio metro de distancia enfrente, retirando una mano debajo de la capa negra, mostrando un traje blanco, para tocar el rostro de Ichigo, el cual no se mueve por un pánico que no puede controlar y le deja quieto, indefenso. Enseguida se agacha y hace lo mismo con Kon pero este le arroja lejos la mano.

-Sí, son perfecto.

-Excelente porque realmente esperaba tratar ya con el Dios.

-No menos precies a los Wandenreich—espeta hasta que ambos se ablanda en una necesidad mutua—está bien. Pero, Aizen—le cambia la voz a un reto—me falta uno.

-Por eso te traje dos—se defiende.

-No, no, no es lo mismo.

-Ve tú mismo por él—gruñe sin miedo alguno hasta que Kurosaki se entromete.

-¿Qué tienes que ver tu con mi madre?

-Eres un perro difícil. Bien, lo haré yo mismo.

-Te hablo—sigue aunque en voz baja mas lo suficiente para que le pusiera atención.

-Tu madre dio a luz a ese niño que me pertenece, es mío por derecho.

“Grimmjow, es suficiente…” una conclusión acelerada, un error producto del trauma de su madre y un odio injustificado. Se maldijo mentalmente.

-No pongas esa cara, te pareces mucho a ese espécimen que me gustó así que podrás estar con tu hermano…

-No—ruge Grimmjow, moviéndose en cuatro patas, pidiéndole a las dos peliverdes se retiren porque ellas ya no desean pelear—cumple tu palabra—le pide a su amo—cúmplela, maldito hijo de…

-Papá—trata de correr el pequeño pero es levantado por Su majestad.

-¿Qué trato?—cuestiona este hombre enfurecido.

-Ah, olvide mencionarlo. Grimmjow tiene derecho a uno de ellos dos—explica con calma.

Se llevará a Kon mas le he dicho que hay alguien igual a él y mayor, también lo quiere. Veo que me has entendido. Eres libre de irte ahora sin salvar a ninguno o puedes ayudarme y quedarte con tu querido hijo Kon o con tu amado Ichigo. No lo pienses ahora, podrás escoger en su momento.

-Me llevaré a ambos—proclama el pelinegro.

-Te daré a Ishida y estamos a mano—ajusta Sousuke.

Ichigo apenas puede creerlo pero deja la sorpresa para después.

-O puedo acabar con este y llevarme a ambos—resonga el líder de los Wandenreich.

-Sí, eso estaría fuera de mi contrato.

-¡Pedazo de cabrón!—regaña el pantera al castaño que ni se inmuta. Kurosaki se mueve a interponerse hasta que Sousuke le sostiene, rodeándole con las esposas que Kisuke le dejó.

-No es tu pelea.

-¡Déjame…!—intenta con todas sus fuerzas teniendo en mente imágenes de su pareja tirada en piso sin más fuerza, sangre, voluntad y el amor que siempre le dio—Grimmjow—susurra luchando contra su atacante y mentalmente pide perdón.

-No estás tan mal—reconoce Su Majestad—lástima que estés en tan malas condiciones.

-Nunca tendrás a esta perra—espeta mientras le sostienen el mentón, recibiendo un golpe despectivo, divirtiéndose con él.

-Pero tendré a la tuya.

Con la cara en su sangre el pantera ruega porque esas palabras dichas al múrciela funcionaran, no sólo porque le salvaron la vida del pedido de Aizen a que lo matara, sino que trascendían a él, esas que dijo en voz baja “Ya no puedo protegerlos. Sálvalos pero si no lo haces… mátalos. No quiero que vivan muertos”, lo pidió aún bajo la amenaza del  murciélago de que vivir vacío como él no le gustaría, bueno, ahora se dice que quizá ni tenga que soportarlo porque morirá. Sí, ya no puede levantarse ni como una pantera ni como humano.

-Aizen-sama—el nombrado se sorprende de que su más leal mascota se presente más muerta que viva.

-Ulquiorra… ayúdame con este—ordena ya sin poder detener a Kurosaki que saca fuerzas de observar a Kon gimotear al no poder meterse en la masacre de su padre y de ver morir a su amor.

No se mueve.

Lentamente alza una mano y la observa.

-En mis manos hay un corazón—por la puerta Byakuya pasa a tomársela.

-Suéltalo… tú también—le dice al otro sujeto, ignorando el cuerpo inerte del felino y dándole importancia al niño.

Detrás se puede ver a los “shinigamis” corriendo a su encuentro.

Su Majestad procesa rápidamente llevarse al pequeño mas nota la pelea que le dará, así que con sonrisa le acaricia la cabeza y espeta:

-Volveré por ti, algún día—lo libera y corre dejando a Aizen sorprendido. Byakuya a punto de ir tras la nota que venía acompañado de toda una campaña de gente vestida igual.

-Maldito—reclama Sousuke y que al momento de querer hacer lo mismo es ahora detenido por Ichigo.

-¿Qué crees que haces?

-No te iras.

-¿Por qué habrías de detenerme? No te has dado cuenta que no me odias a mí. Nada tuve que ver en esto. Entonces te pregunto nuevamente ¿Por qué me detienes?

Ichigo afloja un poco, dudando.

-Yo te odio—responde Ulquiorra—eso basta.

Finalmente empuja a Ichigo mas enfrente se encuentra nuevamente al rubio.

-Quizá sin las esposas hubieras escapado. Aunque también si Kurosaki te hubiera dejado.

-No puedes entenderlo ¡Busco mejorar! ¡Un mundo más allá de esto!—reclama al verse rodeado, enloqueciendo a la idea de que todo ahí acabe, con sus espadas sujetos y con las miradas juzgándolo y burlándose, todos ellos—claro, pueden entenderlo ¡No pueden porque son inferiores, todos son unas mascotas sin mentes!

-No, así debe ser el mundo, Aizen—responde seriamente Urahara, hasta con algo de lastima.

- ¡Esa es la lógica de un perdedor! ¡Un vencedor siempre debe pensar en cómo debería ser el mundo, no en cómo es! Yo…--es atrapado por el resto y por un momento, bajo una ráfaga en el desierto de los vacíos, hay paz.

 

Entre chicharos y elotes no sabe cuál llevarse, bueno, decide que ambos y los pone en el carrito de supermercado. Pasa al pasillo de detergentes a llevar algo de cloro.

-¡Itsugo!—le cae en la cara la pequeña niña que lo llena de baba, después los senos enormes de la madre que le libera hasta dejarlo casi muerto de asfixia. Se pregunta por qué se encariñaron tanto con el después de solo seis meses de conocerlas.

-Basta, Nelliel. Sabes que está mal hacer eso con los hombres—corrige Hallibel tras ella, tomando de la mano a su pareja.

-Eres muy aburrida, Hallibel—critica la peliverde mayor.

-Ichigo, discúlpalas.

-Está bien—sonríe y las ve irse mientras regañan a Nell por llenar de caramelos las compras. En realidad lucen felices de vivir juntas.

Paga la comida, la sube al auto que su padre finalmente le regalo, ese mismo en que aprendió a conducir  y llevar desconocidos perdidos,  y pasa a la primaria.

Al bajar y esperar en la entrada con otros padres, escucha un ladrerío en la esquina y al fin aparece media docena de canes siendo guiados por Starrk.

-Hola ¿has adoptado más?

-Sí—responde secamente.

Nunca ha podido hacerle demasiada plática pues se limita a bostezar. Prefiere acaricias a los perros de razas finas o mezclas extrañas como aquel perro salchicha demasiado alto y no tan largo pero que es más obediente y bravo que los perros grandes.

Empiezan a salir los niños. Lilynette empuja a los otros para quedar frente al castaño.

-Vámonos—ordena malcriadamente mas se sabe que quiere mucho a su tutor.

-Nos vemos, Kurosaki—expresa Coyote, tomando la mano de la pequeña que le pide la compañía mutua.

-Mamá.

-¡Te he dicho que no me llames así!—rezonga a Kon que se parte de la risa de sacar de sus casillas al pelinaranja.

-Quisieras ser una mujer. Como mi maestra… si la vieras, es tan dulce y…

-Basta, apenas eres un niño—le abre el auto, escuchándole despedirse de sus amigos y sobre todo de las lindas hermanas, madres y maestras. Una personalidad no tan rara, piensa, mínimo una personalidad.

-¿Compraste las medicinas?-cuestiona el menor.

-¡Cierto!

-No puedes recordar nada.

-Calla y vamos por ellas—se dirige al retorno, deteniéndose en un semáforo en rojo frente a el laboratorio químico de Mayuri cuya fama a ascendido en poco tiempo, claro también gracias a su ayudante y a los espectáculos que arman siempre frente a los ventanales, justo ahí, peleándose por algún ingrediente químico, con Kurotsuchi gritando y Aporro tapándose los oídos a sus palabras para luego reclamar tener la razón para al final explotar algo o crear una maravilla.

Se pone el verde y gira en U al centro comercial.

-Espérame aquí.

-Pero yo quiero ir—reclama el niño.

-No, porque te quedas siempre atrás viendo a una muchacha.

-No es mi culpa que a mi si me guste—le cierra la puerta—¡las mujeres!

-Chamaco malcriado—avanza por la tienda de mascotas, la librería, el cine, tiendas de ropa, en la pastelería se para a saludar a Ulquiorra.

-Hola, Ulquiorra.

-Ciffer para ti—proclama seriamente. Aun viste camisas de cuello de tortuga para ocultar ese profundo hueco que de milagro le deja hablar, aunque no es por eso que le falte emoción. Sin embargo es gracioso a la vista con el sombrero en forma de mofin y el delantal con tiernos animalitos, anunciando la pastelería.

-¡Trata bien a los clientes!—le grita su jefe haciendo que baje la cabeza y con odio en sus fracciones, diga:

-Bienvenido. Agradecemos infinitamente su preferencia.

-¡Sonríe!—le grita nuevamente.

-¡Que no puedo!—explota y entra a alegar que le pidan comportarse como una chica ofrecida a cada idiota que pase frente a la tienda no aumentará las ventas.

-Kurosaki Ichigo ¿Qué haces aquí?—comenta Byakuya retirándose los lentes de sol por ir caminando hasta esa plaza.

-Disfruto de la película—se burla a costa del murciélago criticando la posibilidad de que con ese trato de puta atraída a más clientes.

-Insiste en trabajar pero siempre hace lo mismo—dice Byakuya pero sonriendo—Rukia le recomendó este lugar seguramente solo para hacerlo enojar.

Ichigo no responde ya que la cara del noble dice todo mientras entra a calmar los ánimos.

-Ulquiorra.

-Kuchiki-pronuncia el menor quitándose el gorro totalmente sonrojado—no sabía que vendrías por mí.

-¿No puedo venir por mi esposo?

En tierna voz, acongojado por la directa forma de ser de con quien se casó hacia un par de meses,  responde:

-Sí, gracias por recogerme.

-¡Eso es lo que quiero, Ciffer-kun!—proclama el jefe entre risas de Kuchiki y el alegato inmediato del ex cuarto espada.

Sigue su camino, compra el medicamente para volver a casa. Platica con Kon sobre sus amigos, lo que comerán ese día, las prontas vacaciones para ambos y demás banalidades.

En casa baja casi todas la bolsas aunque Kon se obliga a cargar tres casi arrastrándolas. Abre la puerta de esa casa nueva, con cuarto para un pequeño niño, ese que es su hijo ahora aunque sepa de su hermandad. Lo primero que le llega es el olor a tabaco desde la cocina.

-Se lo dije—reclama enojado para al llegar ahí descubra a Grimmjow agitando las brazos a la ventana, aun con la colilla humeando en el lavadero, sin camisa que deja su cicatriz y escultural cuerpo al aire—tienes prohibido fumar y lo sabes—regaña arrojándole su medicamente para las heridas que cicatrizan rápidamente.

-¡Enano! ¿Cómo sigue tu maestra?—evade el tema abrazando a su hijo y levantando en brazos, a la vez ayudando con las compras.

-Muy, muy, muy bien.

-Tendré que ir a la junta.

Kurosaki suspira por ver de quien sacó lo pervertido.

-Es una broma—corrige el peliazul abrazando a su novio y besándolo—mmm, sabor a fresa.

-¡Que no tengo sabor a fresa!

Se burla un poco el pantera, ayudando a guardar cosas, escuchando a los dos pelinaranjas volver a pelear por llamar mamá a su novio. Sonríe plenamente, ama todo eso. Cierra una puerta de la alacena y se mira en el cristal, se ha recuperado bien más mentalmente ve a Su Majestad como el nuevo peligro pues Aizen ahora está encerrado en prisión, pero ese prometió volver por esos dos y otro sujeto, amigo de Ichigo, cuya madre jamás dijo nada, en realidad no le importa, solo sabe que si está vivo es porque debe cuidarlos, ahora como mascota de Su Majestad.

-Grimmjow, deja de hacerte el tonto y acomoda cosas—le regaña Ichigo.

-sí, amo—responde sarcástico.

-Cállate, tonto. No soy tu amo soy tu novio y tú el mío.

“Su novio”, piensa y ofrece una sincera sonrisa de psicópata mientras finaliza:

-¿Qué no es lo mismo?

Notas finales:

Gracias por leer.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).