Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Pet por sleeping god

[Reviews - 66]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Una gran disculpa por llevar tanto tiempo sin actualizarlo pero simplemente no se me ocurria como materializar lo que tenía en la cabeza.

Con este doy pie al inicio del fin. Disfrutenlo.

Al principio Ichigo pensó que su imaginación le jugaba una broma, pero con el paso de unos días llegó a la conclusión de que sí, su Grimmjow tenía algo en la cabeza que no quería exteriorizar. No deseaba interrogarlo pues consideraba que podría no comprender el pesar por el que concurrió durante dieciséis años de su vida, sin embargo ya no soportaba la mirada perdida de este y un sufrimiento en silencio que carcomía su vida juntos.

-Grimmjow…- le llamó al felino que dejaba reposar un café en el marco de la ventana, mirando embelesado el paisaje nocturno- Grimmjow- esta vez pudo llamar su atención con unos ojos alejados de la realidad.

-¿Qué ocurre?

-¿Hay algo… Que te moleste?

Al fin Jeagerjaquez puso atención al rostro preocupado de su pareja.

-Lo siento. Ando distraído por el trabajo. No te lo había dicho ¿verdad?- quiso alegrar a su novio para salir de ese clima de tensión y, sobre todo, no indagar en su mente- ya me movió a trabajo de campo. Ya no más trabajo de oficina, jejeje- no pareció creérselo del todo, pero no quería explicarle su problema y la medida que planeaba tomar- escucha… Es sólo que me han asaltado nuevamente esos recuerdos. Ya se me pasará.

El pelinaranja abrazó a su pareja y le creyó.

 

Le pidió esa noche a Kuchiki que lo dejara a unos cuantos kilómetros de su destino, alegando que iría a beber una cerveza a una taberna cercana, sin embargo apenas se alejó, emprendió el viaje hacia la carretera, hacia ese terreno de arenisca dorada manchada de grasa y sangre, donde hacía años era llevado a pelear y que suponía aun servía para ello.

Fuera del lugar había un par de motocicletas estacionadas y camionetas grandes, ninguna era la de Aizen. Fue al fondo donde, bajo un domo de lámina oxidada, se escuchaban gritos y maldiciones, justo a unos centímetros de la entrada un gran hombre le negó la entrada amenazándole con sacarle esos bonitos dientes. Pensó en arriesgarse en decir que era la mascota de Aizen o destripar al sujeto, al final optó por ninguna de las dos.

-Quiero pelear ¿Qué tengo que hacer?

-Aquí no puedes pelear.

Se alejó a pensar que haría. Se sentó en la arena hasta ver a un hombre de traje llevando consigo a un rudo sujeto de dos metros, tatuado y sin playera. Los siguió con prudente distancia a la entrada trasera e inmediatamente en el momento que ingresaron él se quitó la camisa y siguió a la pareja, pasando frente a un guardia que pareció no creérselo pero no deteniéndole.

Sonrió triunfante bajo el caluroso lugar de fiesta ilícita y las apuestas a los luchadores como perros de pelea. Se acercó lo más que pudo a un ring que no era mas que un círculo hecho en la arena con un par de tipos flacos moliéndose salvajemente a golpes, sin miramientos y atendiendo a dar un gran espectáculo. No les prestó atención para ver cada rostro en búsqueda de su ex-amo, aunque sintió a alguien tomándole un hombro con mucha fuerza.

-Grimmjow- escuchó a un hombre negro con lentes oscuros- ¿si eres Grimmjow?

-¿Quién eres tú?

-Qué bueno que eres tú- dijo el extraño dando las gracias a otro sujeto a su costado que se retiró de inmediato- hace mucho que no escuchaba tu nombre por aquí.

-No respondes mi pregunta- vuelve a imperar poniéndose frente a él con actitud agresiva, sin embargo pareciera no interesarse.

-Disculpa. Es que es emocionante saber que volverás a pelear. Sabes, contigo nunca perdí mi dinero. Bueno, mi nombre es Tousen. ¿Pelearás hoy? ¿Ya te pidió una pelea Aizen?

Se paralizó con el nombre y guardó su excitación a un avance.

-Lo haré yo mismo ¿Dónde la pido?

-Sígueme- le dijo el hombre de piel oscura y así lo hizo hasta llegar a un tipo que, fumando un cigarrillo, preguntó su categoría que ignoraba totalmente.

-¿Qué clase de estúpida pregunta es esa?- cuestiona el negro a su costado- si es Grimmjow. Póngalo contra el mejor- lo apuntaron en una arrugada libreta de cuadro grande y volvió al concurrido lugar- ¿contra quién te toca?

-¿Qué no viste cuando me apuntaron?

-No, yo no puedo ver- confesó levantando sus lentes y mostrando sus ojos permanentemente cerrados- deberías ir al ring para tu pelea.

Así lo hizo aun con muchas dudas y con el intereses primordial de encontrar al castaño, al punto de sólo ver a un tipo atlético frente a él y pensar que no valía ni su tiempo, hasta que un golpe que antes esquivaría le deja en claro que ha perdido condición y velocidad al recibirlo de lleno en la cara, sacando un grito del público como sangre de su boca, es entonces cuando se lo toma enserio y se lanza a la una lucha ciega que hasta ese mismo instante le recuerda una cosa: la lucha es a muerte y eso sólo le hace pensar en la pregunta de su fresa cuando se lo contó: “pero ya no lo harás ¿verdad?” él dijo que no, se lo prometió, en broma, pero era un promesa al final. Le destrozó unas costillas y luego le golpeó el rostro para desmayarlo, se retiró casi corriendo para tener la excusa de que no sabía que lo dejó vivo.

-Ha sido una gran lucha, a lo que escuchado- le comentó el ciego que apareció de improvisto a su espalda.

-Así es, será mejor irme.

-sí, Aizen debe esperarte- fue ahí cuando el felino se atrevió a decir algo que podría fallar.

-Quizá debería visitarnos.

-Temo que no podré por un tiempo, aunque claro que eres bienvenido en mi casa.

-Si pudiera comer mañana contigo sería genial- dijo ocultando la emoción de lo cerca, lo realmente cerca que estaba.

-Excelente. A las 2 está bien.

-Necesito su dirección- mencionó sin importancia, rogando no le dijera que se la pasara Aizen.

-Seguro, que torpe- sacó una tarjeta, revisó la dirección de una hermosa zona residencial al sur de la ciudad y la guardó en su pantalón sucio de tierra y sangre.

-Nos veremos- se despidieron y se marchó a casa con Ichigo, donde le mintió sobre el moretón, diciendo que no vio un balón venir hacia él. La verdad no inventó bien la mentira por pensar en que mañana, de ser necesario, mataría a ese negro de mierda para obtener la dirección del sujeto que le arruinó la vida.

 

-Buenas tardes- pasó delante del hombre ciego a una elegante mansión. No tomó en cuenta la magnífica decoración por controlar sus impulsos de atacarlo y obligarlo a hablar- tienes una linda casa.

-El decorador se encarga de que así sea.

Guió el anfitrión al felino hasta un bello comedor para 10 personas donde la comida espera ser servida.

-¿Por qué no ha venido Aizen contigo? Siempre se presentaba el solo y esperaba que esta vez viniera acompañado.

-Siéntate y te explico- tomaron asiento y vio que en su plato le esperaba un aperitivo en base a animales del mar- ¿Qué tanto conoces a Aizen?

-No mucho en realidad, sólo somos conocidos amables de esas peleas que nos gusta ver.

-¿Cuándo fue la última vez que te visitó?

-¿Qué pasa aquí?- se ríe amablemente- esto ya parece un interrogatorio.

-A la mierda- se levantó violentamente y ordenó- ¿Dónde está Aizen?

-¿Qué te pasa?- cuestiona aun calmado aunque atento el oído a percibir donde estaba el peleador.

-Necesito encontrar a Aizen y tienes la opción de ayudarme voluntariamente o yo mismo me encargaré de que quieras ayudarme.

-Por el tono de tu voz no buscas nada bueno para él ¿Qué te ha hecho? ¿No te ha pagado las peleas?

-¡Las peleas me importan una chingada! ¡Ese malnacido arruinó todo mi mundo!- gritó tirando el alimento de la mesa y enfureciéndose más ante la calma del hombre ciego.

-Grimmjow, no sé de qué hablas así que tendrás que explicarte- pidió con el mismo tono, obligando al violento gato a sentarse pesadamente, suspirar y entender que era más fácil tomarlo con calma.

-Yo no trabajo para él, ni me entrena o lo que sea que creas. Era su puta mascota ¿entiendes? A mí y a otros nos trataba como animales- por fin pudo ver una expresión de espanto en el rostro negro del otro y eso le animó a continuar- escapé hace ya un tiempo pero quiero venganza, debo encontrarlo antes de que la policía de con él, así que ¿me ayudarás?

-No tenía idea- respondió bajando la cabeza y llevándose una mano a la frente que empezó a sudar- siempre creí que… Bueno, es salvaje lo que se desarrolla en esas peleas pero que obligaran a humanos a comportarse como animales de pe…

-¿Me ayudarás?- interrumpió bruscamente.

-Claro- se puso de pie y le pidió lo siguiera a una mesa que tenía un viejo teléfono hecho en plata, comenzó a marcar un número y la mirada de Grimmjow se dilataba, sus manos se contraían en puños y su pulso le palpitaba en la sienes- lo siento- cuelga y deja pálido al felino- parece que no es el mismo número.

-¿Dónde lo visitó por última vez?

-Al suroeste en una mansión…

-De piedra, sí, ahí vivía- la decepción no cabía en su ser, llevándole a golpear la pared más cercana y dejarle un hueco- puta madre…

-Grimmjow.

-Me voy.

-Aun puedo ayudarte- detuvo al peliazul en seco, esperando la propuesta- sigo escuchando el nombre de Aizen en las peleas, así que supongo aun puedes encontrarlo si sigues luchando.

-Eso haré.

-No tienes idea de las reglas.

-Matar o morir- responde harto de la conversación que no le llevaría a su meta.

-Me refiero para poder entrar y pelear.

Esta vez llamó la atención de un desesperado destructor.

-Debes ser patrocinado por alguien con dinero y que ya esté inscrito, además debes entrar con esa persona. Si sigues metiéndote sin permiso y peleando bajo el nombre de Aizen este va a encontrarte antes que tú a él.

La razón atendió rápidamente a Jeagerjaquez asi que se acercó hasta el rostro del otro y preguntó:

-¿Qué quieres a cambio de que tú me patrocines?

-La mitad de lo que ganes y que te dejes entrenar.

-Hecho- ni siquiera lo dudó por saber que algún día, en alguna pelea encontraría a ese castaño y aunque estuviera lleno de gente se lanzaría a la despedazarlo. Ese tal Tousen no le agradaba pero sabía que lo hacía por el dinero que representaba tener a un gran peleador a su lado, seguramente ese fue su plan desde un inicio, convencerlo de dejar a Sousuke e irse con él.

 

Regresó en la tarde para encontrar a su pareja sentado en el sillón y sin voltear a recibirlo. Supuso que estaría algo enojado por la mentira del día anterior así que fue a la cocina, cenó un vaso de leche con unas galletas que dejó esa mañana y subió las escaleras.

-Grimm- escuchó al pelinaranja algo apenado, a lo que le hizo sentir mal también.

-Dime.

-¿Estás enojado?- cuestionó sin mirar al felino que descendía las escaleras con sus naturales pasos silenciosos.

-No, creí que tú lo estabas- dijo pero le sorprendió ver moretones en los brazos y mejillas de su novio- ¡¿a quién vergas voy a tener que desmadrar?!

-Tranquilo, tranquilo- pidió agarrando la cara contorsionada de odio de su pareja- no fue nada. Hicimos una práctica…

-¿De qué?

-A eso voy. Hicimos una práctica en una granja y un toro me embistió.

-¿Toro-humano?

-Un toro-toro.

-¿No serás acaso zoofilico?

-¡Grimmjow!

-Ya… Dios, mira nada mas como te dejó ese futuro cadáver.

-Es un animal así que no le hagas daño.

-¿Por qué no? Entre animales se vale pelear.

-Tú no eres un animal.

-Si lo soy ¿Qué no eras tú quien gritaba hace unas noches “¡eres un animal!”?

Hizo sonrojar a su pareja y eso le sacó una risa que le hizo olvidar la venganza que planeaba. Curó a Ichigo mientras escuchaba las anécdotas sobre su estudio con los animales y que quería traer a casa alguno, negándose Grimmjow por la falta de tiempo de ambos. Lo cargó a la cama y dándole un beso en los labios le hizo una pregunta:

-¿Puedes hacerlo?

El joven sonrió con completo enamoramiento al cuidado que podían tener esas grandes manos que todo podían destruir con tanta facilidad.

-Estoy bien de la cintura para abajo.

Se rieron y por horas hicieron el amor.

Grimmjow recordaba la cara que se contraía de placer de su pareja mientras le decía que lo amaba por ser cuidadoso y que también le aseguraba que por dentro era amable aunque todos, incluso él mismo, lo negaran. Y sólo recordando esos ojos marrones llenos de lágrimas podía encarar en pelea y, sobre un ring de tierra y frente a un par de sujetos, lanzar golpes que desmayaran pero no llegaran a matar. Evitaba quedar herido en lo más posible para que Ichigo, Byakuya y Urahara no vieran en qué estaba involucrado. Antes, se habría preocupado mucho de Kuchiki y Ulquiorra por ser tan meticulosos, sin embargo el murciélago hace mucho que se había ido y parecía haberse llevado la mente del noble que decaídamente pasaba los días. Quizá cuando matara a Aizen, Ulquiorra volvería, pero ese no era asunto de Grimmjow, los demás nunca serían nuevamente su asunto.

Un día volvió tarde y tuvo la primera discusión con su pareja porque después de cuatro peleas estaba agotado como para escuchar quejas. Sin embargo se volvió tan rutinario como el entrenamiento que desarrollaba con Tousen en las mañanas, el trabajo en las tardes, las peleas en la noche y la discusión con Ichigo al regresar que empezó a tomarle poca importancia a su relación.

 

-Tal parece que puedes regresar temprano hoy- le dijo el negro, pues su próximo contrincante no llegaba.

-Me iré- se colocó la camisa pensando que amaba a Ichigo y que últimamente era mucho menos afectivo, casi no lo veía y llegar para pelear era algo pésimo. Con esa decisión se despidió del guardia y fue al estacionamiento donde antes de ponerse el casco pudo ver a una hermosa mujer con un gran hombre- Hallibel…

Olvidó todos sus planes y corrió a donde estaba la pareja mas se detuvo a unos metros para escuchar que discutían porque no podía pagar el precio de tan preciosa mujer.

-Yo puedo pagar tus servicios- dijo el peliazul, sorprendiendo a ambos pero en especial a la chica.

-Bien, vamos- no hizo falta que el felino se metería a defender a la rubia pues esta se quitó sola al hombre- ¿Dónde has estado?

-No importa ¿Dónde está Aizen?

-Vendrá por mi más tarde.

-Te quedarás conmigo hasta que llegue.

Ella afirmó mientras lo llevaba a una pequeña y sucia habitación dentro del domo que acababa de abandonar.

-¿Qué vas a querer?

-Nada, solo esperaremos.

-El amo dejará de hacerme esto si encuentro a alguien adecuado que me premie, tu eres perfecto.

-No lo haré.

-Odio hacer esto- confiesa ella que, aunque no conoce qué es la prostitución o la violación, le enojaba por dentro ser tocada por quien fuera.

-¿Qué te asegura que si te acuestas conmigo te embarazaré?

-Contigo no usare esto- lanza a una esquina la tira de condones que tiene obligadamente que poner a los malos sementales.

-Escucha, Hallibel- pidió algo impaciente- no voy a coger contigo porque me vale madres que te ocurra, sólo quiero encontrar a Aizen e irme.

-¿No lo buscas para regresar?

Fue entonces que la vio ponerse a la defensiva y que era posible que le avisara antes y no pudiera acercarse al moreno.

-Irme con él.

-Él te ha buscado para premiarnos nuevamente, eso harás, entonces no hay tiempo que perder.

Hasta ahora el peliazul daba con esa actitud animal instintiva al observar a la mujer descubrirse y posicionarse para ser montada. Nuevamente podía ver los ojos castaños de su pareja pero luego los de Aizen que con burla tomaban sus años sin remordimiento, dejando en total ridículo, riéndose a grave voz de verle perseguir una bola de estambre. Con odio se bajó el pantalón, penetró a la chica y cabalgó hasta correrse dentro. Y ese fue el borde del cansancio para un Grimmjow que llevaba 3 días sin dormir, una semana sin comer bien y un mes con el pesado ritmo de vida. Al despertar la mujer no estaba y todos se habían ido.

 

-¿Dónde estabas?

El odio del gato era tal que no contestó en todo el día las preguntas de su novio, recriminándose mentalmente a gritos como pudo perder esa oportunidad y que de estar tan cerca seguramente Aizen se iría a China, Corea, Canadá o Marte, pero no se quedaría ahí.

No fue al trabajo ni a pelear al caer en una grave depresión. En ese día Kurosaki se sentó por horas a su lado y una frase lo trajo a la realidad.

-Sé que no puedo entender por lo que pasaste y que hay ocasiones en las que te atormenta… Pero si somos novios es porque aceptamos al otro y confiamos en el, ¿no es verdad?

Jeagerjaquez se giró en la cama y el acarició el preocupado rostro.

-Así es- respondió con la voz ronca- no quería gritarte todas las ovaciones, es solo que llego cansado y me pongo de mal humor.

-Yo también llego cansado de la escuela y me molesta que no me digas por qué llegas tan tarde.

-A veces tengo que adelantar trabajo o quiero dar una vuelta solo.

-¿Siempre es por eso?- preguntó con tacto, no queriendo causar un nuevo griterío.

-Sí, siempre es eso- mintió para no discutir nunca más.

-Entiendo- lo abrazó y pronto los brazos del otro lo rodearon- todo estará bien, Grimmjow. Pronto encontraran a Aizen y todo acabara.

-Seguramente se ha ido.

-Urahara te dijo que no había indicios de que saliera… Entonces hay algo que quiere aquí- dijo lógicamente sin notar que eso le daba esperanzas a su pareja.

-Tienes razón, Ichi- le besó la frente y sonrió listo para seguir cazando a su amo.

 

Rutinariamente Grimmjow ganaba al mes el cinco veces más de lo que Byakuya le daba de sueldo gracias a las 3 o 5 peleas semanales, lo cual le daba una calidad de vida envidiable, además el entrenamiento que Tousen le daba le hacía salir prácticamente ileso y de esa manera que Ichigo no sospechaba nada, las peleas y discusiones desaparecieron. No le decepcionaba no encontrar una sola pista de su presa porque sentía la seguridad de que Aizen los buscaba y que cuando Starrk desapareció del psiquiátrico ya sólo faltaba él y estaba listo para lo que fuera. Se sentía en óptimas condiciones en todo. Fue por esa que mientras paseaba en la noche con Ichigo se le ocurrió formalizar aún más su relación con un anillo de plata y diamantes que encontró en la arena después de una pelea. Se sentía nervioso pero pudo aclararse la garganta y hacer un comentario para poder entrar en ambiente.

-¿Te gusta vivir conmigo?- fue su acto de iniciación.

-Claro que sí, sino no estaría contigo.

-¿Y arrepientes de algo conmigo?

El pelinaranja no entendía la dirección de ese interrogatorio y con una sonrisa dijo que todo era perfecto. No esperaba que su novio le hiciera extender una mano y agarrándosela con fuerza pudo sentir el anillo.

-Para mí son patrañas el matrimonio, en especial porque es imposible casarnos aquí… Pero aunque sea simbólico… Uff, hace calor ¿verdad?- se relajó lo más que pudo y seriamente preguntó- ¿quieres ser, simbólicamente, mi esposo?

Unas lágrimas brotaron de los ojos castaños mientras le temblaban las rodillas. También le decía en su cabeza a su padre lo equivocado que estaba al no aceptar que Grimmjow era lo mejor que le pudo haber pasado.

-¡Sí! Sí… Si quiero…- lo abrazó con fuerza diciéndose que por ese felino nunca dejaría de sentir amor, aun cuando en el fondo del corazón del otro le moviera una obsesión que con una pista, o mejor dicho, una pelea contra uno de sus antiguos hermanos le llevaría a escoger un camino lejos de la fresa.

Notas finales:

Gracias por leer.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).