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Bendita lluvia por Jesse Devil

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Notas del fanfic:

Mi primer fanfic^^ !! Emocionante la verdad. Como es el primero no creo que sea muy muy bueno como algunas joyas que hay por aquí.

Pero lo que importa es el intento. :D

Los pensamientos me consumían. Y no eran precisamente buenos.

Hace unos días me consideraba la chica con más suerte del mundo, con una beca para la universidad, una familia que me quería, un piso propio y… una novia perfecta.

¿Pero porque siempre alguna cosa tiene que fallar?

 

Aún no me creo que haya sido capaz de hacerme esto. Yo la quería, y me pensaba que ella a mí. Pero era de esperar, ¿cómo podía ser que una chica como ella se fijara en una chica como yo?

 

Ella con su perfecto ser, atractiva, alta, increíblemente hermosa... Y yo conformándome con mi baja estatura, además no me consideraba atractiva, ni si quiera me consideraba algo guapa. Me decían que no era así, y cuando ella me pidió salir de verdad me creí que quizás era mejor de lo que pensaba. Y no solo eso, yo no tenía nada admirable, ella simplemente era admirable en sí. Pero a pesar de todo me pidió salir.

                -Jessi… -Dijo una voz triste.

No me di la vuelta, no hacía falta para saber quién me llamaba.

Ladeé la cabeza y la miré por encima del hombro, nunca había visto una cara tan triste en su rostro. Se veía diferente con la mirada caída, sus ojos azules no lloraban  pero les faltaba poco. Solo con verla tuve un sentimiento de culpa, me costaba dejarla, y me dolía más que se fuera lejos. Pero se lo merecía, ya luego, si tuviera oportunidad, me vengaría de esa a la que llamaba “mejor amiga”

                -Jessi por favor… -Volvió a repetir. Se le notaba el dolor en las palabras, pero también se notaba el dolor en mi alma.

 

Volví a mirar la ventana, que ahora en ella habían unas gotas de agua. Empezaba a llover.

Miraba el paisaje intentando esconder el dolor, intentando olvidarla o por lo menos intentar ignorar esos malos recuerdos.

Noté como una mano se dejaba caer por mi brazo. Antes me gustaban sus jueguecitos, y me seguían gustando, pero no podía bajar el listón. No podía parecer débil, estaba decidido.

Me giré y nos encontramos de frente. Estaba delante de mí, y en verdad era irresistible incluso en ese momento.

Estaba conteniendo un impulso para abrazarla y perdonarla por simple amor, pero me había hecho daño incluso después de prometerme que siempre estaría conmigo.

Sin darme cuenta se me había acercado más de lo que se merecía, estaba a escasos centímetros de mí.

 

No quise apartarme, no en ese momento. Estaba perdida en sus ojos.

Cuando la conocí era una de esa clase de personas que odiaban la ley, no hacía nada malo, pero ya tenía mala reputación con la autoridad. Era de corazón rebelde.

Llevaba el pelo cortado y escalado hasta los hombros, liso y de color negro azabache.

Le gustaban los pendientes y los tatuajes, pero solo llevaba un pequeño anillo de oro en una oreja cuando nos conocimos.

Era… simplemente… perfecta.

 

Entonces seguía siendo la misma, igual o más hermosa que antes.

Se había dejado el crecer el flequillo y se tiñó las puntas de rubio. Ya que yo me teñí un mechón de negro.

También, tres meses después de empezar a salir cumplió su sueño haciéndose un tatuaje. Me dijo que quería ponerse algo especial, y se tatuó una letra J encerrada dentro de un corazón en su muñeca derecha. Me demostró su amor, y parecía autentico.

Volví al mundo real cunado noté una mano que me acariciaba el rostro. Con suavidad y afecto. Al principio me estremecí, pero reaccioné rápido y me aparté.

Ella no se movió al alejarme yo, se quedó quieta mirando el suelo. Levantaba la vista poco a poco y cuando nuestros ojos coincidieron vi cómo le caían las lágrimas.

Deseaba cualquier cosa menos verla llorar, me derrumbó por dentro, y por fuera. Ahora quería más que nunca antes abrazarla, muy muy fuerte y no soltarla nunca.

Quería decirle que la amaba, quería que volviera a estremecerme con sus juegos, quería volver a sentarme con ella en los atardeceres a la playa… Quería que me volviera a hacer cosquillas y que me besara de esa forma tan suya después.

Cerré los ojos con fuerza y me cayó una lágrima. Me di la vuelta enseguida porque no quería que me viera dolida. Quizás fuera el orgullo el que me impedía hacer nada.

Apoyé la cabeza en el cristal ya empañado por la lluvia y suspiré intentando calmar las ganas de llorar. Pero no pude, me caían lágrimas seguidas.

Pero entonces oí el ruido de la puerta cerrarse.

Me giré y comprobé que ya no estaba, se había ido. ¿Por qué fui tan tonta? Pude haber cambiado de opinión y no lo ice.

La quería, la amaba y ahora la extrañaba.

 

Observé la calle, ahora llovía mucho. Solo pude ver como entraba dentro de un taxi, pero para impedirlo era tarde. Ya habían arrancado y golpee el cristal. La había perdido por mi estúpido orgullo.

No podía dejar de pensar en por qué no lo impedí cuando estuve a tiempo. Me despegué de la ventana y me dejé caer en el sofá. Ya no tenía ganas de vivir.

Cogí el móvil del pantalón y lo encendí. Al tocar la pantalla apareció la foto que antes más me gustaba, éramos ella y yo debajo de una lluvia de estrellas.

Sin darme cuenta abracé el móvil, quería volver a notar su presencia. Entonces ese vibró y vi que me habían mandado un mensaje. Pero estuve a punto de borrarlo cuando vi quien me lo envió.

Julie, antes mi mejor amiga y por entonces mi peor pesadilla. Ella era la responsable de todo esto, si no lo hubiera hecho por meros celos no estaría pasando por eso.

 

“Jessi lo siento. Lo siento de verdad. Pero no te enfades con Erika, no fue su culpa. La única que tiene la culpa soy yo. Intenté que cortarais… Lo siento, me sentía desplazada, siempre te he querido y veros juntas me enfurecía. No hace falta que me perdones a mí, pero por lo menos a ella sí. “

 

Ahora sí que me sentía culpable. Decía la verdad cuando me dijo que fue Julie quien la besó, pero no la quise creer y la perdí.

Pero aún se podía hacer algo. Se tiene que impedir. Ahora.

 

Pero no sabía dónde se había ido. Salí de casa. Antes de salir a la calle para correr y mojarme debía decidir dónde ir.

                -El avión. –Respondí para mí.

 

Era obvio, debía coger el avión para llegar a Francia. Decidido estaba, directamente al aeropuerto. Estaba un poco lejos pero se podía llegar andando con prisa.

Empecé a caminar calle arriba, notaba como la lluvia caía en mí. Las gotas camuflaban las lágrimas de mi rostro.

Mientras caminaba recordaba una y otra vez esa espantosa imagen. Ella y Julie…

“Qué asco” Pensé. Era mía, y lo sería por los restos si conseguía pararla a tiempo.

 

El tiempo pasaba y cada segundo contaba, notaba como cada vez estaba más lejos y no podía permitirlo. Era una necesidad, sin ella me faltaba algo. Incluso estando con ella pensaba que todavía podía hacer más.

 

Solo se necesitaron unos segundos para destrozarme el corazón.

Caminaba por la calle, ya de vuelta a casa. Ese día salí un poco más pronto porque Julie me dijo que quería enseñarme algo. Y como le tenía confianza le hice caso.

Pero justo al final de la calle había dos personas a las que conocía muy bien. Y… Bueno, pues eso, se estaban besando. Y a mí se me partió el corazón en millones de pedacitos.

Erika al verme intentó explicármelo, pero ella se quedó quieta y sonriendo. Quise matarlas.

Pero me fui y durante días no nos hablamos.

Y ahora si no lo impido no hablaremos nunca más.

 

Miré al frente vi el aeropuerto, estaba cerca, empecé a correr y llegué a la puerta resguardada de la lluvia. Quería unos segundos para descansar, correr bajo la lluvia no debía ser bueno. Notaba como mi cuerpo estaba frío y la cabeza me ardía. Me estaba resfriando.

 

Dentro no había casi nadie. Las sillas estaban vacías y la gente que había estaba saliendo del edificio.

Busqué el cartel de vuelos y busqué los de Francia. Y allí decía que el último vuelo estaba saliendo.

Lo leí y releí, no me lo creía y no quería creérmelo. No podía ser verdad, no quería aceptarlo.

Busqué la ventana que daba a la pista y cuando la encontré el corazón se me encogió. Me dolió más que la vez que la vi con Julie. Me dolía más perderla que el hecho de que me fuera infiel.

 

Uno de los aviones estaba despegando. Ya la había perdido. Aunque podía ser que estuviera dentro de algún otro, pero igualmente era tarde.

Me dejé caer al suelo y entonces la lluvia no podía esconder las lágrimas. Sollozaba en silencio y con la mirada fija a ese avión.

La única oportunidad de mi vida y la perdí, fui una estúpida.

Cerré los ojos y deseé con todas mis fuerzas que volviera. Sabía que deseándolo no se haría realidad así como así, pero nunca antes había deseado tanto a una persona.

                -Viniste… - Dijo una voz que reconocí al momento.

Me giré de golpe al oír la voz. Era ella, ¡Era ella!

 

Primero me reprimí en aproximarme, pero el deseo podía al orgullo y me abalancé sobre ella gritando su nombre.

Mi reacción la impresionó y en el descuido nos caímos. Estábamos en el suelo pero a mí ya no me importaba nada, el deseó se cumplió y ahora tenía millones de oportunidades para arreglarlo.

No quería dejar de abrazarla, la amaba de corazón y no quería que nada así volviera a ocurrir.

                -¿Por qué viniste? –Preguntó mirando el techo.

                -¿Porque te quiero? –Dije irónica.

Me cogió con cuidado y me subió hasta su altura. Ahora podía ver como su rostro ya no estaba triste, ella también quería estar conmigo para siempre.

                -Me sigues queriendo… -Respondió.

 

Me acariciaba el rostro con cuidado, esta vez me encantó ese gesto. Yo simplemente me acerqué a ella y la besé. Con afecto y cuidado. Para mi ese fue como un primero, estaba lleno de magia. Yo me cogí a sus hombros y ella a mi cintura, fue un beso de película. Pero mejor, porque lo vivías.

 

Nos levantamos y me disculpé por mi comportamiento, no se lo merecía. Incluso si tuviera la culpa no debería haberme enfadado porque siempre había sido buena conmigo.

                -Tienes suerte de que en Francia llueva más y que haya un retraso por la lluvia. –Dijo besándome la frente.

                -Bendita lluvia. –Respondí yo volviendo a abrazarla.

Notas finales:

Bonita no?¿ Por lo menos termina bien, al empezar quería que fuera una historia triste pero al llegar al final me dio muchísima pena.

Así que termina mas bien que mal.


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