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Sick Inside. por damnlolliraingirl

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Notas del fanfic:

Bueno, he venido con un nuevo oneshot, para este me he inspirado de Sick Inside de Hope Partlow. Pueden escuchar la canción dando click AQUÍ.

Tenía ya mucho tiempo sin escribir algo, pero la inspiración vino de golpe al recordar viejos tiempos. Espero que sea de su agrado. No fue el mejor final de oneshot que he hecho, pero pues he hecho mi intento después de mucho kkk~ 

Los errores son a causa de haber escrito esto a media noche, espero que no sean demasiados ^^

Un mal presentimiento le perseguía mientras sus pasos se hacían cada vez más lentos al caminar por el pasillo lleno de casilleros, llenos de gente. Tenía miedo, de eso no cabía duda…

 

En los pocos años que llevaba en el colegio nunca nadie le había tomado realmente en serio. Comenzó a relacionarse con los chicos del club musical, se propuso desempeñar ese supuesto talento escondido que tenía con respecto a la guitarra y esconderse al fondo de todos, ahí estaba seguro, como siempre.

 

Sin embargo en estos momentos sentía el miedo recorrerle por cada vena de su cuerpo, aún más de lo que siempre pudo sentirlo. Las piernas le flaqueaban y una sensación en su pecho le golpeaba duramente… Era la culpa.

Se sentía enfermo, quería poder gritar y alejar eso que hacía atorar sus palabras en la garganta; incluso su mente le hacía creer que todos le miraban, que sabían lo que había sucedido la tarde anterior. Su alma se sentía pesada. 

Y entonces se detuvo, sus pies se congelaron en medio del largo pasillo de camino a su última clase del día.

Ahí estaba, aquel hermoso joven de la tarde anterior con la chica que sabía, era su novia, la acorralaba contra su casillero, sonreía ampliamente y se acercaba de manera peligrosa al rostro de la joven. Y aunque su cuerpo quiso sucumbir al dolor de ver aquella escena no pudo más que recordar aquel momento.

 

Un perfecto convertible azul cielo había aparcado justo frente a su casa, practicaba con su acústica en el porche y sin realmente quererlo levantó la vista de lo que hacía al escuchar que la persona en el auto le llamaba de manera insistente.

Una sonrisa boba se posó en sus labios y dejó la guitarra de lado, levantándose para dirigirse hacia el mayor que reconoció con facilidad, no se explicaba como aquel hombre podría incluso saber su nombre.

Yonghwa hyung… – Sólo pudo decir aquello ante lo sorprendido que estaba. Aún sentía que era increíble el hecho de hablar con aquel chico popular.

Jonghyunie, ¿tocas la guitarra? – Su cabeza se movió a modo de asentimiento, en su abdomen un calor sorpresivo le recorrió y un pinchazo en el pecho le dijo que estaba enamorado. – Trae a tu chica, demos un paseo. Seohyun no está en casa ahora.

 Y después de tantas risas, de infinidad de acordes, de miradas cómplices, no pudo evitar caer en aquella situación…

Lo he notado ya… te pones nervioso cuando estoy cerca. – El cuerpo del pelinegro rompió la distancia que entre ambos muchachos había. Sus pasos en un intento de alejarse, retrocedieron unos cuantos hasta que sintió aquel convertible chocar con su espalda baja. Tomó algo de aire y comenzó a preguntarse el porqué de haber aceptado la propuesta del mayor.

 

Quería negarlo, decir que era mentira el hecho de que el despampanante aura de aquel muchacho no lo torturaba pero no podía y menos cuando le vio acercarse de esa manera.

No supo decidir si seguir mirando los labios ajenos o sus bellos orbes puesto que cuando menos lo esperó, sus perfectos bezos ya estaban contra los propios labios. Correspondió, ¿para qué negarlo?, había sido más que perfecto, ¿por qué esconderlo?. Pero jamás se imaginó que algo como aquello le sucedería a él, el marginado, el que siempre se escondía para pasar desapercibido.

 

Y volvió al presente cuando ya lo que sería lo peor había pasado. Los hermosos labios que una vez lo habían besado se alejaban de los delgados labios de la chica de cabellos lacios y largos. Ambos sonreían felices, como si nada les preocupase en absoluto y él se caía en pedazos poco a poco al ya haberse quebrado.

Regresó por donde había venido, estaba dispuesto a sacar aquello que tanto mal le hacía, la culpa era más grande que aquel hermoso recuerdo del día anterior y aunque sabía que estaba por completo enamorado, era una persona enteramente honesta. Dio un respiro y después de un momento sacó de su mochila un bolígrafo y papel. Aunque sabía que no era la mejor manera de decirlo pues era cobarde, así lo haría. 

Enseguida de su última clase tenía reunión con el club, mas había llegado demasiado pronto después de casi haber salido corriendo al lanzar su confesión por las rendijas del casillero de la chica que hace un rato se besaba con el hombre que le había hecho suspirar de alegría hacía no más de veinticuatro horas.

Enchufó su Stratocaster al amplificador que en ese momento se encontraba en el gimnasio, los chicos del equipo tenían el día libre y el club había aprovechado la virtuosa situación.

Poco a poco sus contados compañeros comenzaron a llegar, interrumpiendo así su corta práctica. Después de una pequeña pausa de minutos en saludos y cumplidos, comenzaron con lo correspondiente a ese día.

 

 No habían pasado ni siquiera quince minutos que la práctica de banda había comenzado cuando el choque de tacones apresurados contra la duela del gimnasio les hizo detenerse de inmediato. Una castaña de lacios cabellos y ceño fruncido se paró frente a el guitarrista principal quien no había levantado la mirada después de haberla visto entrar.

– Cobarde…– Le dijo en voz baja, sus iris cafés no podían retirarse del de piel pálida. Irradiaban furia, descontento y sin duda decepción y dolor. Quería que aquel individuo le diera la cara, no podía esperar más pues deseaba largarse a llorar.

Por fin después de un par de segundos levantó la vista y si hubiese querido defenderse de alguna manera no pudo. La palma de la joven con algo de fiereza fue a impactarse contra su blanca mejilla haciéndola enrojecer casi de inmediato. – Lo siento. – En un susurro expresó su arrepentimiento pero ya era tarde, la joven salía de ahí con los ojos llenos de lágrimas y el corazón destrozado.

La conmoción en el lugar no se hizo esperar, sus compañeros se preguntaban como era que aquel tímido muchacho se había ganado aquel golpe.

 

Con algo de rabia por saber que le había provocado un dolor como aquel a una joven que seguro no tenía más que amor para aquel hombre tan hermoso, descolgó de su cuerpo su guitarra y se apresuró a desconectar su instrumento y acomodarlo en su estuche sin siquiera ponerse a mirar a alguien. Y justo como llegó, salió de ahí, con la misma prisa y con un sentimiento tal vez peor que el anterior.

Su vista estaba clavada en el suelo, sentía pena por si mismo al verse en aquella situación tan embarazosa. Se había enamorado de un chico que amaba a una mujer, lo había besado y le había encantado sin ninguna duda. Pero se sentía enfermo por dentro al saber que había causado tanto dolor en una persona inocente, ajena a cualquier cosa.

Se sentía enfermo de si mismo. 

Notas finales:

c: espero les haya gustado~ 

¡Gracias por leer! <3


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