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If a prayer come true por YuukiPhantomhive

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Notas del capitulo:

Ohayou!!

 

Bueno, como había comentado en mi otro fic : Al fin recuperé mi compu!!!!! ^^ jajaja (la autora es una misia que no pudo contratar un técnico antes xD)

 

El manga HunterXHunter y sus personajes le pertenecen a Yoshiro Togashi (a quien imploro que ya saque más capítulos!!! xD). Este fic no tiene ningún ánimo de lucrar, solo entretener a nuestras pervertidas mentes....kukukuku

 

Muchas gracias por leer!!!!! =D

 

 

 

 


 


Capítulo 2: De cómo ambas mitades se volvieron uno solo.


 


Y así una semana pasó volando. Por las mañanas, una profesora particular les daba clases, pues aunque estaban en un hospital, no cabía excusa alguna para que los pacientes jóvenes se retrasaran en sus estudios, después de todo el gran costo cobrado debía ser equivalente a un excelente servicio.


 


Todas las tardes y sin falta, los padres de su vecino rubio venían sin falta a ver a su hijo. Y siempre traían cosas deliciosas para picar además de una gran sonrisa. Incluso comenzaron a traer cosas para él…se preocupaban por él, quién hasta hace poco tiempo era un completo extraño, y lo hacían con mucha sinceridad, eso lo podía percibir…Eran extraordinarios padres a su parecer. Cada vez que se ponía a pensar detenidamente en ello, sentía muchos celos del mocoso. ¿Por qué sus padres no eran así?... Su madre había venido a verlo solo una vez, puesto que odiaba los hospitales. Ella decía que era lugar para gente débil e inútil que no valía la pena, y por eso era mejor tratar de evitarlos. ¿Acaso eso ahora lo incluía a él? Soltó un sonoro suspiro que más parecía un bufido de impaciencia. Su madre era demasiado compleja, jamás la entendería del todo…eso era definitivo. Por otro lado, su padre, quién siempre fue más “humano” que su madre, tuvo que viajar por negocios. “Es algo urgente”, puso como excusa en la nota que le trajo el mayordomo, y hasta el momento nada más. Ni una postal o llamada telefónica. Nada. Y después sus padres lo llevaban ante cientos de psicólogos para que traten de encontrar la explicación a su temprana apatía, cuando en realidad, la respuesta estaba en sus propias narices. ¡Ja!...pensándolo bien, era mejor quedarse en aquel lugar por algún tiempo.


 


“Kurapika, Kurapika, Kurapika…”, repetía mentalmente varias veces seguidas. Era un nombre realmente extraño a su parecer que, cuando lo decía una y otra vez, por alguna razón que desconocía, le hacía sentir muy feliz.


 


­– ¡Auch!... ¡duele, duele, duele! – Ahí estaba el enano, otra vez dramatizando por nimiedades… aunque en realidad toda la situación le parecía muy cómica.


 


– Pero todavía no te he hecho nada, Kurapika, ¿por qué te quejas? – le reprendió la enfermera, quien en la mano derecha sostenía una aguja para sacar muestras de sangre. – Ya te dije que será solo un piquetito… no dolerá…


 


– ¡Sí dolerá! ¡Lo presiento! – se quejó el rubio haciendo un puchero.


 


– Pero hemos hecho esto anteriormente…


 


– ¡Por eso sé que dolerá! – gritó el menor mirándola retadoramente.


 


– Ya deja que Eyleen haga su trabajo. –Decidió intervenir finalmente, pues ya se había aburrido de la escenita. – Hace media hora que están así…


 


– Pero, Kuroro…


 


– Si te pones a llorar por algo tan insignificante, dejaré de ser tu amigo. – le dijo como recordatorio.


 


– Pero…


 


– Lo haré sin contemplaciones. Yo jamás tendría amigos cobardes. – recalcó y acto seguido, el menor cerró los ojos y los labios fuertemente para que no escapase ni una lágrima o gemido; y estiró su brazo derecho hacia la enfermera.


 


– Kuroro, eres un manipulador. – le dijo la enfermera mientras trabajaba. Las palabras de ella eran en son de broma, claro está, pero él sabía muy bien que en su caso era 100% verdad. Era su retorcida realidad. – Ya está, ¿ves que fue fácil? – le dijo la enfermera al rubio.


 


– Mnn… me has drenado toda la sangre, me diento débil…– contestó el menor.


 


– ¡Pero qué exagerado! – refutó la mujer. – Acuéstate y descansa…– agregó mientras se acercaba a la salida. – Los veo luego…


 


Apenas la enfermera se había ido, escucharon suaves golpes en la puerta. – Adelante. – ordenó a quien quiera que fuera. Una niña de doce años entró a la habitación e inmediatamente corrió hacia él par abrazarlo. – ¡¿Pero qué…?! ¿Yurii? ¿Qué hace acá? – preguntó un poco desconcertado. De todas las personas que  tenían que visitarle, y él esperaba que o se tomaran la molestia, tenía que aparecer precisamente ella.


 


–  ¡Pero qué cruel! – contestó la chica haciendo un puchero – Es obvio que quería ver cómo estaba mi prometido.


 


–  ¡Que no soy tu prometido! –  dijo haciendo esfuerzo con el único brazo bueno para quitarse a la chica de encima.


 


–  ¡Claro que sí, nuestros padres ya lo decidieron! –  refutó ella.


 


–  ¿Prometido…? –  preguntó confundido el rubio, de cuya presencia no se había percatado la chica.


 


–  Comprometidos para casarnos en el futuro. –  respondió ella –  ¿Uh?... ¿Y tú que haces aquí?


 


–  ¿Es que acaso se conocen? –  intervino el pelinegro.


 


–  Sí… él es el hijo de los socios de mi padre. –   contestó con indiferencia. –  Una vez lo invitaron a uno de mis cumpleaños, no es muy… sociable que digamos…


 


–  ¿En serio? –  preguntó Kuroro mirando a su compañero de habitación. –  Es la persona más normal y transparente que he conocido hasta ahora. –  agregó. Kurapika no pudo evitar sonreír, viniendo de Kuroro, lo anterior era lo más cercano aun cumplido que podía recibir.


 


–  Eso no tiene importancia. –  los interrumpió la chica. –  Tu madre está esperando afuera, quiere hablar contigo. A solas. –  le dijo al pelinegro. –  ¿Podrías irte? Es un asunto familiar. –  dijo esto último dirigiéndose al menor.


 


–  ¡No tienes que ser tan grosera! –  le recriminó a la recién llegada. – Kurapika, perdónala, ella es demasiado consentida.


 


–  No hay problema… tú eres igual. –  le respondió el rubio y ambos chicos empezaron a reír.


 


–  Jajaja… No te pases de listo, enano. –  contestó él.


 


–  ¡Me voy! –  el menor salió huyendo de la habitación.


 


–  ¿Sobre qué quiere hablar ella? –  preguntó una vez que Yurii y él estuvieron solos.


 


–  No lo sé, solo dijo que te avisara. Incluso yo tendré que esperar afuera mientras ustedes conversan. –    respondió ella y salió de la habitación para seguir la orden que había recibido. Su madre no tardó mucho en aparecer, con el mismo rostro imperturbable de siempre.


 


–  ¿A qué se debe tu visita, madre? –  preguntó él. –  Nunca hablas seriamente conmigo a menos que quieras pedirme “un favor”.


 


.·*·. .·*·. .·*·. .·*·. .·*·. .·*·. .·*·. .·*·. .·*·. .·*·. .·*·. .·*·. .·*·. .·*·. .·*·. .·*·. .·*·. .·*·. .·*·. .·*·.


 


“Debe haber alguna otra forma… ¿pero cuál?”. Pensaba en la conversación que sostuvo con su madre hace una semana.


 


–  ¿Kuroro, estás bien? –  le preguntó el pequeño rubio.


 


–  Sí, ¿por qué no habría de estarlo? –  contestó deshaciéndose de sus pensamientos anteriores. –  ¡Ahora soy libre, puedo moverme a donde me plazca! –   agregó mientras estira sus extremidades antes enyesadas.


 


–  ¿Odiabas mucho estar inmovilizado por los yesos, no?


 


–  Más que eso, los aborrecía…fueron dos semanas de tortura…


 


–  Pero… eso significa que pronto te irás…–  dijo Kurapika con el ánimo decaído.


 


–  Bueno… para eso aún falta mucho. –  contestó al ver el semblante de su compañero. –  Mejor cambiemos de tema, hablemos de otra cosa…


 


–  ¿Sobre qué?


 


–  Mmnn… veamos… ¿tienes novia? –  preguntó como si nada, haciendo que le rubio se pusiera totalmente rojo de inmediato. –   jajajaja… Debo de suponer que no… Te has puesto como un semáforo…–  continuó burlándose.


 


–  ¡No es gracioso tomarme el pelo de esa forma! –  contestó el menor aun levemente rojo de la vergüenza. –  ¡Y no, no tengo! ¡Aún soy un niño!


 


–  Vamos, no te molestes. –  dijo el pelinegro –  Pensé que tal vez tenías un compromiso pactado igual que yo. Ya sabes…en las familias ricas puedes esperar lo que sea.


 


–  ¿Estás enamorado de Yurii? – 


 


–  No. Para nada.


 


–  ¿Tú estás enamorado de otra persona? –  preguntó el menor con repentino interés.


 


–  No lo sé…pero no veo a Yurii como algo más que una amiga. –  contestó.


 


–  ¡Pero si no quieres a Yurii, no te cases con ella! –  dijo el menor inesperadamente exaltado.


 


–  ¿Acaso estás celoso? –  respondió él jugándole un broma.


 


–  ¡Qué grosero!... Lo digo porque solo la lastimarás a ella y se supone que la consideras tu amiga…


 


–  Bueno, sí, algo así.


 


–  ¡Entonces no debes mentirle! –  exclamó el menor algo molesto. –  ¡Las personas que engañan a otras son de lo peor!


 


–  ¿Eso crees?


 


–  Sí.


 


–  Ella sabe que no la amo, pero aun así insiste. ¿Qué debo hacer sabelotodo? –  le preguntó al rubio.


 


–  Yo…no lo sé…


 


–  ¡Ja! ¡¿Y te molestas por un asunto personal en el que no te deberías entrometer?!


 


–  Lo siento –  contestó Kurapika –  Es solo… es solo que tú también sufrirás…  y no quiero eso…


 


Sentía que estaba preparado para responder ante cualquier  cosa… menos eso... No sabía cómo responder a tan sinceras palabras, sobre todo cuando estas eran de preocupación por él… –  Yo… por eso dije que no me casaré con ella.


 


–  ¿Y tus padres?


 


–  Soy hijo único, así que tal vez entiendan… o por el contrario puede que me deshereden. –  respondió Kuroro sopesando ambas ideas con mucha tranquilidad. –  En cualquiera de los casos… ¿Aún estarás ahí para mí, verdad? ¿Siempre estarás a mi lado?


 


–  Sí… claro… claro que sí… –  le respondió el menor con una cálida sonrisa.


 


–  Acércate. –  Le pidió al rubio y este lo hizo. Kuroro colocó sus manos en los hombros del menor y lo miró fijamente. –  Entonces es un pacto entre los dos. –  le dijo finalmente. Acercándose de forma acompasada al rostro de Kurapika, pudo escuchar como los  latidos de  los corazones de ambos se aceleraban y palpitaban ruidosamente. Y sin decir nada más  lo besó dulcemente en los labios. Un acto inesperado que hizo que el rubio sintiera una especie  de deliciosa electricidad viajando por todo su cuerpo. El pelinegro pasó uno de sus brazos alrededor de su cintura para atraerlo más hacia él y así poder intensificar su conexión deslizando su lengua a través de los suaves y exquisitos labios del menor, empezando a juguetear dentro suyo. Sintió cómo la rigidez inicial del cuerpo del rubio iba desapareciendo para luego acercarse más a él, posando sus pequeñas manos alrededor de su cuello y empezando a corresponderle tímidamente.


 


Estaba decidido y no había marcha atrás. Había decidido abandonar todo tipo de lógica y seguir el descontrolado impulso de su corazón.


 


 


*Continuará*


 


 

Notas finales:

 

Nos leemos en el próximo capítulo!!! ^0^  De aquí a cinco meses más?....jajaja XD Of course not!!....eso espero @0@... 

 

See you!!!


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