A lo largo de las paredes de la gran habitación, se encontraban repartidos libros y antiguos documentos, todos ellos databan de la época en que la Diosa no tenia preocupaciones sobre su gente. La habitación no guardaba ni cerca de la mitad de las historias y sucesos que habían documentado los hylianos en su época de prosperidad; mas sin embargo, eran suficientes como para entretener al Señor de los Demonios mientras esperaba a recibir ordenes de la deidad demoníaca a la que le rendía culto.
Gracias a todos esos años en los que solo esperaba, el demonio fue capaz de entrenar sus dotes mágicos, sin mencionar que adquirió sorprendentes habilidades en combate, a tal grado de manejar dos espadas a la vez. Ademas de que dedicaba la mayor parte del día leyendo todo lo que se encontraba a su alrededor, de vez en cuando salia a recibir los cálidos rayos de sol, pero prefería seguir con su lectura -de ahí el hecho de que su piel sea igual de blanca que su cabellera- y por lo tanto aprendió sobre la cultura y geografía de lo que antes era la tierra de los mortales.
El creía ser mas fuerte que su amo, y estaba en lo correcto, sus habilidades tanto físicas como mentales eran superiores a las de el sin mencionar su extenso conocimiento sobre los últimos años. Pero, solo era el espíritu de la Espada Maestra Oscura y siempre debía de obedecer a su portador. Era una injusticia poseer tal capacidad solo para ser utilizado en contra de su voluntad. Era un castigo divino, o al menos era así como el le solía llamar a su existencia.
El demonio paseaba por los estantes preguntándose si debía dejar crecer su cabello o mantener su mismo corte. “Ghirahim”. Miro a su alrededor pues creyó haber escuchado su nombre. “Ghirahim, ¿Puedes sentirlo? La diosa ha despertado”. Cerro los ojos y se concentro hasta que logro sentir su presencia, sabia que era la de ella por que era muy similar a la de su amo, pero a la vez muy diferente.
-Si... Puedo sentirla. - respondió, no había necesidad de hacerlo en voz alta, pero de esta forma ya no se sentía tan solo.
“Has que baje a las tierras inferiores y deberás sacrificarla en mi honor para poder liberarme”.
-Como desee amo. - Chasqueo los dedos y una nube de diamantes sustituyo su lugar y el desapareció de la habitación.
Una vez en el Bosque de Farone busco la sombra del gran árbol. Cerro sus ojos y espero hasta sentir la presencia de la Diosa, finalmente apunto las palmas de sus manos al cielo y creo un tornado, mismo que controlo hasta que vio descender una figura humana. Cayo sobre sus rodillas, convocar algo de gran tamaño es difícil, pero es mas agotador cuando este llega a pasar el mar de nubes que Hylia creo; sobrepasar estos limites es imposible para un demonio y hay muy pocas probabilidades de atravesar la barrera con magia oscura. No pudo con el cansancio y termino desfallecido bajo la sombra de un árbol.
· ∞ ∞ ∞ ·
Alguien se acercaba, el demonio lo supo desde que escucho los latidos de esa persona en la lejanía. Era una persona, no cabía duda. Ahora lo entendía: la Diosa se aproximaba, mas sin embargo, su esencia era un tanto diferente a la de antes. Pero no le dio importancia a eso, lo mas preocupante era que el estuvo descansando en el árbol y alguien pudo haberlo visto sin que el se diera cuenta.
“¡Estúpido!”, pensó.
Escalo el tronco del árbol y termino en la rama mas alta. Cerro sus ojos y pudo sentirla mas cerca, para ser mas exactos, debajo de él. Se asomo por curiosidad para saber como lucia, pero vio que no era lo que buscaba.
Era un Hylian, lo justificaba sus orejas puntiagudas, era un joven de cabellos rubios y ojos azules. Ghirahim estaba seguro de que la reencarnación de la Diosa seria una mujer, por lo tanto no encontraba una razón por la cual debería de encontrarse con un mortal masculino en las tierras inferiores.
Lo estudio detalladamente y procuro memorizar su apariencia en caso de que fuera alguien importante; se burlo de su escudo de madera y de sus ropas, sobre todo de su gorro puntiagudo.
“Luce como un autentico duende, sin duda” pensó mientras seguía estudiándolo “Me gusta su cabello, es una lastima que tenga ese horrible gorro verde” salto a la siguiente rama “Lindos ojos”.
Continuo criticando mentalmente todo lo que veía de el, a cada cosa que le desagradaba encontraba dos mas que le gustaban. No se percato de que sonreía mientras veía caminar al joven.
Después de una exhaustiva inspección noto un brillo azul que se ocultaba tras el escudo. Abrió los ojos de par en par una vez que vio la espada; recordó uno de los cientos de libros de su biblioteca privada, uno de ellos hablaba de la mítica espada celestial: creada por la diosa, este objeto solo podían utilizarlo ella y el caballero elegido por la misma. Según la descripción que otorgaba el libro, la espada era corta y en su mayoría de un azul claro, muy similar a la del joven.
“Mala suerte, me comenzaba a agradar este muchacho. Aun así, lo mas seguro es que me lleve con ella y no habrá necesidad de que la busque.” Sonrió para si mismo “Bien pensado Ghirahim, eres todo un genio”.
Inicio con su plan sin mas, y lo siguió por todo el bosque.
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La amabilidad del joven Hylian era ridícula hasta cierto punto. Se podría decir que ayudaba a todo aquel que se encontraba, ¿Cuando llegaría el momento en el que le enseñaría el camino hacia la Diosa?. Ghirahim comenzó a desesperarse y arrepentirse de haber seguido al muchacho solo por tener la espada, probablemente ni siquiera sabría como utilizarla si lo retara a un combate en esos instantes. Pensó en seguir la búsqueda por su propia cuenta mas de diez veces, pero al final decidía darle una oportunidad. Ademas no se sabe si terminaría dando círculos por el bosque e inclusive podría confundir la esencia de la Diosa con la del mismo elegido, al igual que cuando despertó.
Era agotador seguirlo a todas partes, se encontraba tan impaciente que en ocasiones decidió ayudarlo sin que él lo supiera: derrotaba enemigos que buscaban atacarlo por la espalda, o destruía a los Deku que se encontraban en su camino. Eran pequeños detalles que ayudaron a acelerar la búsqueda.
El demonio no comprendía al muchacho, cuando hablaba con alguien solo preguntaba por 'Zelda' - Ghirahim supuso que ese era el actual nombre de la Diosa- y era irritante. Solo se preocupaba por ella, lo mas seguro es que no conociera el significado del egoísmo, pues noto que era muy descuidado con su armamento y consigo mismo.
“¿Por que decidió renunciar a la seguridad de las islas flotantes? ¿Solo por una amiga? Apuesto a que su 'amiga' no lo tomaba en cuenta antes de que sucediera todo esto. El bajar hasta aquí equipado de un inútil pedazo de madera le garantiza su propia muerte. De no ser por mi, no seguiría vivo. Simplemente, no entiendo a los mortales.”
Quejas y mas quejas. Era en lo único en que pensaba el demonio. Cuestionaba todo lo que hacia. Él siempre había dicho que era un ser perfecto, y por ello tenia el derecho a juzgar a los demás. Claro, no tomaba el pensamiento tan enserio, era como una broma personal de lo que disfrutaba de vez en cuando.
Al final del día llegaron al templo de la contemplación, Ghirahim lo conocía por que había visto unos bosquejos de el en sus libros, claro que ahora se encontraba en ruinas y bajo las telarañas de las skulltulas. Al entrar distinguió la presencia de la mujer que seguía, desafortunadamente, su compañero de viaje ya había adquirido el mapa, así que tuvo que guiarse por sus instintos, pero el verdadero obstáculo era pasar las salas.
No represento un verdadero reto para el, los acertijos eran sencillos, aun así decidió complicarlos y llenar las habitaciones de mas enemigos, esto le garantizaría tiempo extra.
“Veremos que tan inteligente es” y escondió la llave de la ultima sala en un cofre, lejos del alcance de cualquiera, o amenos eso creía.
Entro en la sala y se sentía tan aliviado de haber terminado su labor en menos tiempo de lo esperado, ahora podría descansar y volver a su vida nada emocionante. Pero había un problema, no encontró ni un solo mortal en la sala, lo sentía, pero era imposible que se escondiera, era una habitación sin nada mas que dos puertas.
¡Dos puertas! Era tan obvio. Se dirigió a la segunda e intento abrirla pero no pudo. Lanzo magia, ataques, busco llaves, corrió y se estampo contra ella, pero nada abría esa puerta. Se rindió al poco tiempo y decidió esperar al joven, quizás el pudiera abrirla.
La primera puerta se abrió y entro él, era la primera vez que lo veía a la cara.
“Se ve mejor de cerca” Sonrió.
-Te estaba esperando desde hace un tiempo – dijo - ¿Crees que puedas ayudarme con esta puerta?
El joven esperaba algún monstruo gigante, o algo por el estilo, pero para el, Ghirahim tenia la apariencia de un payaso. “Amo Link” las palabras se presentaron en los pensamientos del Hylian, sabia que era Fay, el espíritu de su espada “confirmo el aura de un ser de naturaleza demoníaca, existe un 80% de probabilidades de que sea el sujeto frente a usted”. No dudo en sacar su escudo y espada y prepararse para pelear, cosa que el demonio tomo en mala manera.
-Chico, ¿Por que haces esto? Lo mas probable es que ella quiera a alguien mas – sonrió, aun tenia mas que decir, pero primero espero a una respuesta.
-Es mi amiga.
-¿Hablas enserio? ¿Es todo?
-Si, es to-
-No entiendo – interrumpió el demonio y después de una pausa prosiguió – Un mortal que arriesga su vida por la de otro. ¿Que sentido tiene? Si mueres, ella sufriría mas por tu muerte.
-Le prometí que no moriría.
-Una promesa no basta ¿Crees que todo esta solucionado solo por esa espada que llevas?
-Al menos debía intentar.
-¡Si fallas mueres! Ve a casa, y aprende a valorar tu vida. - el demonio dio media vuelta y camino a la puerta que intento abrir hace un rato. - Tu nombre, es Link ¿No es así?
-Tal vez...
La espada rozo la oreja puntiaguda de Ghirahim, de no ser por sus reflejos su cabeza hubiera terminado en dos. Enojado, dio media vuelta y lanzo una gran cantidad de flechas negras, mismas que el joven esquivo con su escudo.
-¡Jódete niño! ¿Tanto quieres a la chica? ¡Entonces abre la puerta de una vez!
-No sin antes matarte – el Hylian tenia su espada dirigida a la yugular del demonio, decidido a cortarla en cualquier momento.
-Acéptalo – respondió tranquilamente y después comenzó a reírse – Aunque la salves no te querrá. Tendrías mas posibilidades de salir con migo que con ella.
-Si tanto lo deseas.
Link piso el pie del demonio. Ghirahim no esperaba eso, y al no tener zapatos – o algo que cubriera su empeine – llevo sus manos a donde había recibido el golpe. Obviamente tuvo que agacharse para ello; el Hylian aprovecho el momento para tomar el pelo de su nuca y presionar sus labios con los de él. Fue un beso rápido, que dejo a su contrincante paralizado por varios segundos.
-Lo siento – dijo Link entre risas – pero eres demasiado alto.
No sabia como responder ante esa acusación, su cara adquirió un tono rojizo por la ira – o era lo que el afirmaba – que tenia hacia el muchacho. Pero después noto que ya no percibía a Hylia, perdió tanto tiempo con su enemigo que ahora ya no sentía su presencia.
-Te agradezco pequeño idiota, perdí el rastro de tu 'amiga' por tu culpa. - Ghirahim chasqueo sus dedos y comenzó a desvanecerse.
-¡Espera! ¡No se tu nombre!
-Lord Ghirahim para ti bastardo. Espero matarte la próxima vez. - al terminar la frase desapareció dejando solo en la habitación al joven de verde.
· ∞ ∞ ∞ ·
“Era listo después de todo” pensó una vez que llego a su guarida “Mas sin embargo, es débil en varios aspectos. No durara aquí por mucho tiempo”.