¿Quién era él? ¿Y de dónde había salido?
-esta vez te salvas Tao, pero no volverá a pasar idiota!- me dijo ese chico de cabello rubio que llevaba toda su vida abusando de mí. Me puse de pie como pude puesto el conjunto de golpes me tenía el cuerpo agarrotado (ese chico al que llamaban Henry había estado sumamente de mal humor esta semana y cuando estaba de mal humor yo era su objetivo, justo como un costal de boxeo a su total disposición) mientras me levantaba escuche la voz de mi "salvador" por así nombrarlo.
-Estas bien? Deja que te ayude por favor- me dijo y su brazo se deslizó por mi cintura en un fuerte agarre, no respondí nada, sin embargo no rechace su ayuda pues yo mismo sabía que no iba a llegar hasta mi casa solo.
-Gracias- fue lo único que dije y entonces entre a mi casa sin esperar respuesta, mi padre había salido a un viaje de negocios así que me encontraba solo como siempre, no hice más que dirigirme a mi cuarto y llorar como el niño que era.
Me di un baño y salí a la calle con ropa abrigadora pues la noche comenzaba a refrescar, agradecía que Henry y sus lame botas se dedicaran a golpear todo mi cuerpo menos mi cara pues hacia fácil la tarea de ocultar los moratones.
Mientras caminaba en busca de nada me encontré parado frente a una pastelería, revisé mi billetera asegurándome de llevar el dinero suficiente; gracias a ese chico desconocido lo tenía pues no les había dado tiempo de robarme.
-Oh Tao!- exclamó la señora de la pastelería, era una señora ya grande pero que yo consideraba muy cercana, ya que era ella la que me cuidaba cuando mi padre se iba de viaje mientras yo aprendía a ser independiente y poder cuidarme solo dentro de mi casa- tienes hambre cariño? Ya comiste?- preguntó con ese tono cariñoso que usan las abuelas haciéndome olvidar el dolor de los golpes en mi cuerpo
-no señora Lin, muchas gracias, yo solo...-las palabras se quedaron en mi garganta mientras ella solo me miraba con una sonrisa, respire hondo y apreté los puños- yo quiero comprar un pastel- dije sin mirarla y escuche como suavemente me dijo que me acercara y escogiera. Opté por un pay de limón que no era para más de doce personas y que estaba ligeramente decorado en las orillas con un poco de merengue y canela
-Ten cariño- me dijo la señora Lin sonriendo y sobre mi pastel puso una pequeña tartaleta de frutas-Feliz Cumpleaños- me dijo mientras yo agradecía con una pronunciada reverencia antes de pagar y regresar a mi casa. Hace años, cuando por primera vez había ido yo solo a comprarme un pastel de cumpleaños con los ahorros que tenía, había intentado por medio de todas las palabras amables que pude no recibir esa pequeña tartaleta que me regalaba la señora Lin, pero ella fue tan insistente que termine sintiéndome culpable yo por rechazar tan noble gesto.
Puse a calentar un poco de agua para poder beber te junto con mi pastel, mientras observaba mi taza humeante recordaba momentos de mi vida que no iban a volver, mi vida había seguido igual que siempre solo que su ausencia era más marcada para mí que para mi padre. Ya no había quien me cantara las mañanitas en mi cumpleaños, o quien me levantara amablemente en las mañanas, ahora solo esta yo en esta gran casa que se sentía más vacía cuando mi madre murió.
Mis pensamientos fueron interrumpidos por alguien que toco a mi puerta, me pregunté quién sería y me levante para abrir, me lleve una gran sorpresa cuando lo vi ahí parado, su cabello negro, ojos oscuros, piel clara y su inconfundible rostro; era el chico que me había salvado esa tarde, el no pareció estar tan sorprendido de verme "me había llevado a mi casa esa misma tarde así que sabía que yo vivía ahí"
-mi madre me dijo que te diera esto- habló entregándome una pequeña caja forrada de papel de regalo
-Oh, eres el hijo de la familia Wu?- pregunté recibiendo el paquete, el solo asintió- muchas gracias- respondí viendo el paquete entre mis manos, el no dijo nada y comenzó a caminar, mientras lo veía alejarse mi corazón latía rápidamente pues quería agradecerle lo que hizo por mi esa tarde, así que respiré hondo y corrí tras él hasta alcanzarlo- disculpa...emm-en ese momento me di cuenta que no sabía su nombre así que lo quede viendo mientras intentaba articular alguna palabra
-Solo dime Kris- me observaba fijamente y yo sentía que su mirada me desnudaba no en un mal sentido, sentía que podía leerme como un libro abierto en exhibición
-t...te gustaría pasar?- dije con una voz suave y cuando no respondió supe que la pregunta por sí sola no sonaba apropiada- eh...bueno...acabo de comprar pastel y es mucho para mí solo...en agradecimiento por lo de esta tarde...creí que podría invitarte un poco- mi voz se iba apagando conforme salían mis palabras atropelladas, él se quedó en silencio unos segundos en los que yo sentía que el corazón se me iba a salir por la boca
-está bien- respondió causándome un gran alivio, di media vuelta y camine hasta mi casa con él a mi lado.
-toma...espero te guste- le dije mientras le servía té, el asintió y probó el pastel
-oh...es muy bueno- dijo con sorpresa y sonrió abiertamente ocasionando que yo mismo sonriera
-me alegro- musité y comencé con mi pastel, la casa se sentía menos fría y yo menos solo, me alegraba tener a alguien conmigo incluso si era un desconocido.
-suelen abusar mucho de ti?- preguntó rompiendo el incómodo silencio-me refiero a ese grupo de chicos...los de esta tarde-
-...yo...creo que se podría decir que si- admití sintiendo mis mejillas arder
-porque no te defiendes?- preguntó y yo solo me encogí de hombros- no son más altos que tú...probablemente un poco más robustos...y agresivos y...ok olvidémoslo-dijo y suspiró dirigiendo su mirada al paquete que me había enviado su madre- que es?- lo miré confundido-el paquete...-
-oh emm...- tomé la caja entre mis manos y lo abrí intentando no dañar el papel- oh! El videojuego que quería!- dije con una gran sonrisa- cuando regreses a casa permíteme acompañarte para agradecerle a tu madre por favor-
-ese videojuego yo lo he querido y no me lo han comprado-dijo en tono de reproché, y entonces ese nerviosismo que sentí en la puerta regresó a mi
-s...si quieres puedes venir a jugar conmigo...- le invité un poco tímido, el me miro y sonrió asintiendo
-claro, podría venir mañana...en fin no tengo nada que hacer en mi casa y es un poco aburrido estar aquí puesto que aún no conozco a nadie...y faltan un par de semanas para entrar a la escuela-
La plática se alargó hasta que las tazas de té estuvieron vacías y los platos limpios, comentamos cosas triviales, en ese momento yo albergaba altamente la esperanza de que se convirtiese en mi amigo.
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- Hey Po!- me grito desde el portón de la escuela con una sonrisa sorprendiéndome, puesto que desde que había entrado a la universidad el tiempo que pasábamos juntos se había reducido a solo unas cuantas horas los domingos; quise ocultar mi emoción pero termine corriendo hacia él con una sonrisa en mi rostro
-Kris!- dije llegando donde el que rápidamente pasó uno de sus brazos por mis hombros mientras despeinaba mi cabello. Solté una risita tonta ante esto- que haces aquí? Es miércoles-
-Solamente vámonos que tenemos que ir a comprar un pastel y frituras- dijo comenzando a arrastrarme a mi casa- Tengo un regalo especial para ti- el simplemente sonreía y yo lo miraba de reojo fascinándome con esa expresión que toda la semana había anhelado por volver a ver, me encantaba verlo sonreír, más porque solo lo hacía conmigo; (claro que tenía más amigos, pero solo cuando estaba conmigo le veía sonreír tan honestamente y eso le daba vueltas a mi corazón hasta dejarlo cansado de latir tan rápido).
-Un regalo?- le pregunté y el solo me miro y sonrió
-calma Po, te lo diré en su momento, de mientras no seas como el gato del refrán-
Llegamos pronto a la pastelería donde había comprado mi tarta de cumpleaños el día que lo conocí (desde ese día el compraba un pastel ahí todos los años e iba a festejar conmigo. Él siempre lo había visto como un gesto sencillo, sin embargo para mí era un gesto bastante importante, ya que desde la muerte de mi madre a los 4 años, nadie me regalaba una tarta de cumpleaños. Aún recuerdo que la primera vez que lo hizo, me puse a llorar como nena asustándolo.), me dejó afuera como siempre y después fuimos a mi casa, estaba sola.
Me cantó las mañanitas con esa voz tan profunda que me encantaba, yo serví las bebidas frías que habíamos comprado y entonces el repartió el pequeño pastel que había comprado para mí.
-Bien, hoy Po cumple 18 años y debemos celebrarlo!- dijo buscando algo en su mochila- así que para celebrarlo como se debe yo conseguí un poco de Moutai (bebida alcoholica) para que celebremos- puso la botella sobre la mesa y yo le quedé mirando
- en verdad vamos a beberlo?- le pregunté aún sorprendido, jamás había tomado alcohol así que no sabía qué clase de borracho era…solo esperaba no ser de esos que sueltan toda la sopa mientras están ebrios, porque de ser así, lo perdería y de solo imaginarlo dolía.
- Claro que no Tao, solo lo compré para que lo admiremos un rato- respondió con sarcasmo poniendo los ojos en blanco- claro que es para que lo bebamos juntos, no dudo en que esos chicos de escuela te inviten a beber, sin embargo el primero en verte abrió debo ser yo! Para asegurarme que puedes ir por la vida bebiendo con esos amigos tuyos sin que seas un problema- abrió la botella y sirvió una pequeña copa que puso frente a mí, y después sirvió otra que puso frente a él
- Un problema? Yo no sería un problema Kris- le dije sintiéndome herido por su comentario, ¿eso me consideraba? ¿Una molestia?, tomé la copa y me eche el contenido en la boca sin pensarlo- puaj! Y menos con esto! Sabe horrible- le dije limpiándome la comisura de los labios sintiendo el amargo sabor en mi garganta, el solo comenzó a reír mientras yo lo veía molesto
- Me alegro que no te haya gustado, yo también lo detesto- lo miré sin comprender lo que me decía puesto que se estaba bebiendo lo poco que se había servido- además me pongo ebrio demasiado rápido…pero me da valor-
- No deberías beber solo para darte valor- le regañe suavemente- además…que podría ser lo suficientemente intimidante para el gran Kris eh?-
- Una declaración de amor- me respondió y mi corazón se detuvo junto con mi respiración
- D….declaración?- pregunté después de unos segundos para asegurarme que lo que habían escuchado mis oídos era una mentira, pero el asintió con la cabeza tirándome el mundo encima- ya veo…no deberías preocuparte, la mayoría de las chicas mueren por ti solo con verte, no veo porque alguna debería rechazarte- forcé una sonrisa y comencé a comer de mi pastel para quitarme el sabor amargo del licor y de la desilusión de la boca
- Lo que pasa es que…no es una chica- dijo casi en un susurro y el peso sobre mis hombros se elevó a la décima potencia- Soy gay Tao…no me gustan las chicas- continuó mirando su pastel antes de comer una pequeña porción.
“Oh, increíble! Le gustan los chicos” me dije a mi mismo continuando con mi pastel
-Solamente dile “Me gustas”- le dije ocultando mi enojo y desilusión- si no es gay te golpeará, si lo es y te acepta se lanzará sobre ti o solo se quedará observándote y entonces tendrás que besarlo y si es gay pero no te acepta entonces el solo saldrá corriendo y jamás en su vida volverá a dirigirte la palabra- escuché como soltaba un gran suspiro
-Tao…- me llamó obligándole a mirarlo, sus ojos estaban mirando directamente los míos y eso me ponía incómodo después de lo que acabábamos de hablar- Me gustas- dijo sin dejar de mirarme y yo solo abrí los ojos con sorpresa sin poder decir nada y mucho menos mover algo porque todos mis músculos se habían quedado agarrotados por la sorpresa.
Justo como le dije, se acercó a mí con cuidado acortando el espacio entre nuestros labios y mi corazón latió tan fuerte que podría jurar que él podía escucharlo.
-Que debería pensar cuando aún no te has lanzado encima de mí, pero tampoco me has golpeado?- dijo en susurro
Miré sus labios y después sus ojos aún sin decir nada y sin saber si lanzarme sobre él o quedarme quieto esperando su beso, sin importar si prefería la primera me tuve que acoplar a la segunda porque no podía moverme, pero cuando sentí su aliento golpear mis labios todo mi cuerpo despertó y terminé con la distancia entre nosotros juntando nuestros labios en un beso…llenando la atmosfera de timidez, amor, nerviosismo, inexperiencia y todas esas cosas que estaban implicadas con el primer beso o por lo menos…con mi primer beso.
-eso es un yo también?- me preguntó cuándo se separó de mi aun observándome con esos grandes ojos curiosos, puse los ojos en blanco sin decirle nada y lo miré de vuelta dejándolo en suspenso unos cuantos segundos, antes de que no pudiera contenerme más y entonces sonreí- Oh! No me asustes de esa manera! Es un mal momento para decidir ser callado!- se quejó y me dio un golpe en el brazo
-Yah! Es así como me tratas? Golpeándome?- le dije en tono juguetón y el pareció sonrojarse, pero el tono rojizo de su mejilla desapareció en un pestañeo
-No seas tan delicado Tao- ahora él se estaba quejando
-Delicado…delicado yo...juh!- continué comiendo mi pastel sin mirarle y el me imitó
-entonces….somos novios?- preguntó de la nada, rompiendo el silencio y yo casi muero asesinado por un bocado de pastel- hey! Cuidado! Respira!- comenzó a dar palmadas en mi espalda
- idiota! No hagas preguntas como esas!- le reclame una vez que recupere la capacidad de hablar Claro que lo somos!....Bueno….si es lo que quieres- mi voz se fue apagando y después mi rostro se puso rojo de vergüenza, lo cubrí con mis manos y me hice un ovillo en el piso escuchando su pequeña risa burlona- cállate idiota- le reproché pellizcando su pierna haciéndolo soltar un gruñido, entonces sonreí.
-de que te ríes pequeño malcriado?- espetó el con una sonrisa- tú sabrás artes marciales pero bien sabes que no me puedes ganar en la mortal batalla de cosquillas contra el gran Yi Fang!- se me quedo viendo y yo sabía que venía a continuación; dándome no más de 3 segundos para correr, me atrapó en la sala donde comenzó a hacerme cosquillas hasta que ambos caímos al piso, uno sobre el otro, mirándonos por unos instantes antes de besarnos, acurrucarnos y susurrarnos palabras de amor.
"Yo lo anhelaba desde hacía tres años cuando descubrí que mis latidos se aceleraban con acciones tan simples como la cercanía de un abrazo, el ver su sonrisa, su tacto, el que de vez en vez se quedará a dormir conmigo a falta de un padre que me acompañara en mi gran casa...¿qué más podía ser si su tacto me provocaba cosquilleo y su perfume mareo? Era amor...esa cosa que todos se prometen...y que esperaba el algún día me lo prometiera a mí.
Fue mi regalo de 11 años haberlo conocido.
Mi regalo de 18 fue convertirme en su pareja.
Y no pienso hablar de mi regalo de 21, solo diré que estar debajo se sintió estupendamente bien.