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Deja Vu por Akiko_y_Shizuka

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Llegar al hospital y ver a un malhumorado Maxwell encerrado en una habitación era algo digno de verse. Cinco enfermeras habían hecho comentarios respecto a él donde se destacaba alguna clase de "atractivo" y la verdad es que Karla habría echado a reír si no fuera por que de Khristofer no habían tenido noticias.

Así que cuando el doctor llegó tuvo que calmar a tres hermanas histéricas junto con un hermano malhumorado.

Eric aferró el antebrazo del médico haciéndole volverse hacia él después de que aun resbalando la mirada por el lugar era incapaz de dar con Khristofer, y no le gustó.

- ¿Dónde está Khristofer Kentz? - preguntó con más seriedad aun de la que pudo haber tenido antes.

-El muchacho que acompañaba al señor tuvo una crisis -respondió el médico -Tuvimos que sedarlo... aun debe estar dormido.

- ¿Una crisis? - repitió Eric, frunciendo el ceño - ¿Qué crisis? - al diablo - Quiero verlo - ordenó.

El médico los guió a la habitación contigua. Como les informó Khris estaba dormido. Una enfermera había estado haciendo curaciones en los pequeños cortes que eran visibles mientras se escuchaba música suave.

-¿No ha despertado? -preguntó el médico.

-Murmura entre sueños -dijo la mujer adulta y sonrió a los familiares -Con permiso.
El doctor hizo un ademán y salió para dar privacidad a quienes visitaban.

Los ojos ambarinos recorrieron todo el cuerpo tumbado de Khris y sintió que comenzaba a ahogarse.

Algo que tuviera que ver con médicos y él no era precisamente una cosa que le hiciera tan feliz, y a él le llegaban los recuerdos y lo que sintió el día en que le arrebataron a Julio.

Tuvo que desviar la vista unos segundos sintiendo como le quemaban los ojos las visiones y después tomó fuerzas para acercarse hasta Khris, pasando por encima de las aun histéricas hermanas.

- Khristofer... - susurró Eric, acariciando un mechón de su sedoso cabello.

-Creo que deberías conversar con Max -dijo Ballery ante sus asombradas hermanas -…l sabe lo que pasó.

Ball empujó a sus hermanas mayores fuera y miró a Eric de manera tierna.

…l se lo agradeció interiormente y volteó a ver al hombre con decisión.

- ¿Qué ocurrió? ¿Algún coche se os cruzó?

-Un caballo -dijo él avergonzado -Tuve que girar el volante para evitarlo, pero Khris comenzó a alterarse e intentó tomarlo también.

Max se acercó a la cama para acomodar el cabello claro.

-Al final nos impactamos contra "algo"... pero él no dejaba de gritar... me costó mucho calmarlo mientras llegaba la ambulancia.

Eric se frotó los ojos, aun sintiendo la quemazón.

- Por suerte no ocurrió nada más grave - murmuró por lo bajo con cansancio.
El día había sido perfecto... si no hubiera sido por aquel detalle.

-Un brazo roto no es nada -Max le tocó el hombro y camino hacia la salida -El doctor me dijo hace rato la hora que terminaría el efecto de la droga... Mejor quédate aquí.

- Gracias, Max - sonrió apenas Eric y se sentó en una silla que acercó hasta el filo de la cama.

Eric apoyó los brazos en el hueco que hubiera entre Khris y él y acarició la superficie de la mano con cariño.

- No volveré a dejarte ni un segundo a solas... - se prometió en un suspiro.

-¿Por qué? -se escuchó una débil voz.

¿Le decía a él?

- ¿Khris? - Eric se levantó y se sentó en el filo del colchón para poder verle mejor desde aquella posición.

-Oh... tu -Khris cerró los ojos -Perdón... pero me siento muy cansado...

¿”Oh... tú”?

- En un poco más nos iremos a casa - prometió Eric con suavidad - Descansa hasta entonces...

-¿Podríamos irnos ahora? -preguntó Khris con suavidad -No me gustan los hospitales....

- A tus órdenes - respondió él, tirando de su cuerpo hasta lograr sentarle con todo el cuidado del mundo - ¿Podrás caminar?

-Si -él sonrió -No me rompí nada.

- Gracias a Dios que no te pasó nada grave - susurró con alegría Eric, cuando le levantó con su ayuda y apoyó la frente en su mejilla en un acto cariñoso.

Le sacó de allí, de aquella habitación en donde estaba y aunque ya estaba más relajado no se sentía casi con fuerzas para conducir de vuelta.

-Aquella vez -susurró Khris con los ojos cerrados -... tampoco me pasó nada.

- ¿Ya tuviste otro accidente? - preguntó inocente Eric, al acomodarle en el asiento del coche, y mirar hacia atrás a ver si veía algún rastro de los hermanos de Khris.

-No -respondió -No en esta vida...

Oh...

¡Oh!

¡Ese accidente!

Eric apretó los puños con fuerza deseando que no recordase lo que leyó en ese informe que consiguió de aquel accidente, pero parecía que todo iba a indicar que sí. Que lo recordaba, y que ese fue el motivo de su crisis...

- Ya ambos sabemos lo mismo - murmuró sentándose en el asiento del conductor, y apoyando la barbilla en el hombro de Khris.

-Si -dijo -Ahora quiero volver a casa... Quiero dormir.

Khris estiró un poco el cuello y besó los labios de Eric. Le dedicó una suave sonrisa y se acomodó para el viaje.

* * *

Dylan frunció el ceño y negó por millonésima vez antes de que un grupo de estudiantes le hiciera la pregunta. Quizá había sido grosero, pero llevaban haciéndole la misma maldita pregunta desde hace tres días y la verdad llegaba a un punto en el que ni el más ecuánime lo soportaba... y ciertamente Dylan no se distinguía por ser muy paciente, en especial cuando se le acercaban a obtener información que no sabía.

-Pero debió llamarte -insistió Wendy Miller, vicepresidenta y encargada de reunir a todos los jefes de grupo para las reuniones más importantes.

- ¿Es que no has oído? - preguntó Dylan, con cierto tono irónico - Acabo de decirte que no sé nada de él, así que deja de insistir.

-Pero no pudo tragárselo la tierra -dijo una de las amigas de Wendy -Y es raro que ni tu, su mejor amigo, sepa dónde esta.

Dylan resopló.

- Seguro estará más entregado al deber de complacer a su pareja que al hecho de acordarse que aquí le necesitan - dijo con tono picarón.

Aunque... lo cierto que ni siquiera le había llamado cuando generalmente no pasaba un día sin que tuviese señales de vida de Khris, por mucho que se estuviera divirtiendo...

-Al menos sabrás dónde localizarlo -dijo Wendy con una mirada amenazadora -¡Lo necesitamos! ¡Toda esta organización puede irse a la mierda si él no esta!

- ¡Está bien! - gritó por fin Dylan - ¡Iré y te lo traeré envuelto en cinta roja si quieres! ¡Pero dejad ya de molestar con ese maldito tono!

Y después se cruzó de brazos.

Las chicas suspiraron y caminaron para alejarse antes de que Dylan se enfadara más.

-¿Piensas regalar a tu mejor amigo? -preguntó Justín con humor, había permanecido sentado revisando un libro y alejándose del bullicio.

- Eso lo preguntas porque no es a ti al que acosan - suspiró él, sentándose en el borde de la mesa que tenía cerca Justín - Así que no me queda otro remedio que ir a interrumpir la luna de miel...

-¿Luna de miel? -preguntó Justín con humor -Khristofer no faltaría aunque caminara con un orgasmo en proceso.

Dylan le reprochó el comentario con la mirada.

- Entonces Eric le tendrá atado a la cama - prefirió no imaginarse esa escena más que nada porque sentía que no era así - Maldición, ya me has vuelto a despertar la preocupación, ¿te parece bonito?

-Tu me pareces bonito -susurró Justín -¿Y por qué no le llamas? Imagino que tienes manera de hacerlo.

Dylan carraspeó y trató de que no se le notaran ciertas consecuencias de eso.

- Lo... hice - admitió - El problema de que irrite tanto que me pregunten es justo porque no contestaron al teléfono...

-Quizá deberíamos visitarlo -dijo Justín de manera discreta, en especial por que se estaba apuntando a ir con Dylan.

- Bien, así me amenizarás las casi tres hora de camino que hay hasta ese lugar - sonrió Dylan - Te gustará ese lugar, aunque no vayamos de visita ordinaria.

* * *

Si no atrapaba lo acababa de meter en casa rápidamente se ganaría una buena regañina por parte de Eric, así que Jei corría todo lo veloz que podía detrás del ratón que había encontrado en los jardines y que había considerado desde ese momento hacerle su mascota.

Pero la mascota se le había escapado de las manos y huyó a través de los pasillos.
Aunque el sonido del teléfono le despistó y llamó más la atención hasta que se acercó a cogerlo.

- Soy Jei - contestó con voz risueña

-Hola, Jei... ¿Puedes decirte a tu papá que me conteste? ... Soy Dylan.

- ¡Tío Dylan! Papá está ocupado ahora... - susurró él, sin dejar de mirar el suelo.

-Oh -dijo con un tono de voz algo extraño -¿Sabes algo de Khris?

- Papá Khris está enfermo, papá le cuida...

¡Oh! ¡Ahí estaba!

Jei abrió sus grandes ojos dorados y dejó caer el auricular al suelo para perseguir al travieso ratón sin preocuparse de volver a colgar el teléfono en su sitio.

-¿Jei? -Dylan escuchó un golpe en la bocina -¡¡Jei!!

Maldición. Eso último no se había escuchado bien.

¡Estaba decidido!

Iría a verlos.

* * *

Algunas cosas simplemente no deberían ocurrir.

Morir y seguir viviendo era una de ellas.

Khristofer apoyó la barbilla sobre las rodillas y suspiró. Frente a él se extendía una magnífica extensión verde de jardines con aromas exquisitos, pero de alguna manera no se sentía capaz de conocerlo.

Y de la misma manera tampoco parecía reconocer al chico que se dirigía hacia él con prisa manteniendo la mirada fija sobre su cuerpo.

Justo cuando Eric había apretado los puños conteniendo la fuerza y fruncido el ceño para decirle alguna cosa a Khris vio venir a Brad por detrás.

- ¿De nuevo así? - susurró Eric, con seriedad.

Khris sonrió. De alguna manera sentía que estaba haciendo algo mal, pero no podía levantarse... No podía...

-No pasa nada -respondió.

- Señorito... - interrumpió Brad - Tiene visita, es el señor Dylan.

Eric se extrañó y observó por un segundo más a Khris sin verle reaccionar y se dio la vuelta para caminar hacia la casa.

Dylan allí.

Sí que debía de estar preocupado por él "después de la boda", pero no más que él desde ese maldito accidente, así que suspiró y entró con seguridad en la sala donde estaría él.

Dylan miró a Eric y le dedicó una tranquila sonrisa... Sin reclamar o pelear.. era lo que menos necesitaban ambos.

-Disculpa por no avisar -dijo con voz neutra -Quería venir a ver si todo estaba bien y Justín se ofreció a acompañarme.

-Apoyo moral -explicó Justín con frío humor.

Eric sonrió apenas a ambos.

- Sí... está todo bien - aunque titubeó un poco en su afirmación - Khris está en el jardín.

-En lo personal me lo habría imaginado en otra parte -ironizó Justín recibiendo un codazo de parte de Dylan.

-Llamé por teléfono hace poco... Jei me dijo que estaba enfermo.

Eric dirigió una gélida mirada hacia Justín haciéndole ver que no le había hecho gracia alguna.

- Siéntete en tu casa, Justín - siseó sin amabilidad y volteó hacia la puerta - ¿Puedes venir un segundo, Dylan? - aunque era casi como una orden.

Dylan le dirigió una mirada gélida a Justín antes de acompañar a Eric.

-¿Pasa algo? -susurró preocupado.

Eric suspiró y se sintió algo más tranquilo ahora que estaba a solas con él.

- Khris sufrió un pequeño accidente de coche junto a su hermano Max - dijo con dolor - Pero no es todo... desde esa noche se ha quedado sin... energías, Dylan...
-¿Accidente? ¿…l está bien, Eric?

- Físicamente, perfecto - admitió Eric - Pero moralmente destrozado. ¿Recuerdas esos... deja vu? - ¿cómo explicarle lo de sus otros "yo"? Demasiado complicado - Algo de ello tuvo que suceder allí dentro, y aunque sonríe para no tratar de preocuparme no me engaña...

-Santo cielo -Dylan no había entendido completamente, pero debía ser bastante malo si tenía a Eric así de preocupado -¿Qué podemos hacer, Eric?

- SI lo supiera... ya lo habría hecho... - murmuró Eric, desviando la vista hacia el suelo.

Dylan palmeó el hombro de Eric para calmarlo.

-¿Que te parece si vamos a verlo? -preguntó con suavidad -No creo que Justín se pierda.

- Tampoco pasa demasiado si se pierde, ¿no? - comentó con acidez y puso rumbo a los jardines.

Desde luego ése lugar era un sueño, había sido su paraíso, fue el cielo cuando llegaron allí y ahora, a cada que transcurría un minuto con Khris en aquel estado, dejaba de ser... lo que era antes.

- Khris... Dylan a venido de visita...

El chico levantó la mirada y sonrió a Dylan cuando lo reconoció.

-Hola, Dylan -susurró palmeando el pasto -El día es muy bonito... ¿Por qué no se sientan?

Eric suspiró en silencio y se sentó a la par que Dylan.

- Justín también vino - comentó sin ganas - Le dejé perdiéndose por el castillo... si oímos gritos ya sabremos de quién es... - y aunque pareciese que tenía humor, nada más quería aparentarlo.

-Siempre puede gritar fuerte para que alguien le ayude -susurró Khris -, al menos a él si podrán salvarlo.

Dylan frunció el ceño, eso no sonaba bien... para nada.

- ¿Y a quién no se puede salvar? - espetó Eric, sin paciencia alguna.

Khris suspiró.

-¿Cómo puedes preguntarme eso? -susurró herido -¿Cómo puedes... seguir conmigo?

- La razón es simple aunque parezca no importarte - murmuró con frió - Te amo, por eso pienso salvarte, y porque no quiero volver a perderte.

Khristofer se levantó y caminó de espaldas mirando a ambos.

-No vas a perderme... -sonrió -Nadie va a volver a perderme...

Eric desvió la mirada incapaz de sostenérsela y se mordió el labio con fuerza.

¿Cómo podía decir eso si parecía estar diciéndole adiós?

Dylan vio cómo su amigo caminaba con esa tranquilidad casi horrorosa. Estaba mal... muy mal...

A sabiendas de lo que estaría sintiendo Eric lo estrechó con cuidado.

-No te preocupes, estará bien... Probablemente si llamas a su psicólogo...

Eric tembló y apoyó la frente en su pecho aferrando la camisa con fuerza entre los dedos.

- No puedo llamarlo...

Porque si lo llamaba entonces sí que podría perderle.

- No puedo...

Dylan frunció el ceño. Lo que fuera que estuviera pasando no parecía poder ser manejado por Eric. Quizá debería informar a alguien profesional. Y es lo que pensaba hacer.

* * *

Ballery entró sin siquiera esperar a ser anunciada y caminó hacia el interior del lugar.

-¿En dónde esta? -preguntó a Brad.

- ¿Cuál de los dos señoritos, señorita Kentz? - preguntó el hombre respetuosamente

-El que me puede recibir -dijo ella molesta -: Eric... Temo que mi hermano no tiene humor...

Y la verdad es que por eso estaba ahí... cuando llamó a Khris al móvil lo notó muy afectado.

- En señorito Wyndham está en la sala de armas - el hombre hizo una inclinación y la instó a seguirle cruzando más pasillos hasta que se detuvo delante de una puerta de metal.

Bradley abrió la puerta y se pudo ver a un joven de cabellos negros con una pequeña daga en la mano, observándola con demasiado interés.

- Señor, la señorita Kentz.

-Déjanos solos, por favor -ella se acercó y colocó su bolso en la mesa -¿Qué tiene eso de interesante, Eric? ¿Algún juego nuevo?

Brad se retiró y Eric apartó unos segundos los ojos de la daga para mirar a la muchacha, y después los volvió a poner sobre el arma:

- ¿Juego? - preguntó como si no supiera de qué estaba hablando- No, nada más la limpiaba... A mi abuela le gustaba coleccionar armas de toda clase, si eran antiguas, como esta daga, mejor aún... - la dejó en un soporte que había en la pared de piedra - "Nunca sabe cuando las vas a necesitar" decía.

-Me lo puedo imaginar -susurró ella con cinismo y se acercó para pasar las manos por el pecho de Eric. -Me contestó la llamada y cortó poniendo una excusa de lo más estúpida... ¿Me puedes explicar lo que le pasa a mi hermano?

- Esa noche vio algo de su vida pasada... - murmuró en un hilo de voz - ... que se lo está llevando, Ballery...

-Khris provocó el accidente -recordó las palabras de Max -¿Qué fue lo que vio mi hermano, Eric? ¿Por qué le ha afectado tanto?

- No me ha contado - confesó y miró receloso hacia un lado -, pero por lo que pude averiguar... Perdió a alguien que amó en un accidente de coche... y él iba dentro con esa persona.

-¿Esa vez ocurrió lo mismo? -ella se separó con gentileza -¿También le afectó de esta manera?

- No lo sé - Eric se obligó a sonreír aunque le saliera más bien triste -, mis contactos no llegaron a enviarme tanta información, pero no le recuerdo así. - Eric torció los labios - No... no era así cuando le conocí...

Ballery frunció el ceño y caminó por el lugar.

-Si llamaras a su psicólogo... -susurró preocupada.

- Ni hablar - Eric se mostró totalmente reacio.

Ya era la segunda vez que lo oía y ellos no tenían ni idea de qué hablaban.

-¿Por qué? -preguntó ella con necedad -El doctor ha sido la única persona que ha logrado mantener a flote a mi hermano, ¿Por qué no llamarlo ahora que en verdad tiene una crisis?

- Claro, cómo no - ironizó Eric - Llámale - la instó - Hazlo y veremos qué hace Khris cuando el perfecto doctor muestre quién es...

-¿El "perfecto doctor"? -ella arrugó su bonita nariz -Eric, a mi no me van los acertijos... debes ser claro. Creo que lo merezco.

- Uren Albright era el que iba esa noche en el coche - siseó Eric -, al que amaba y al que vio morir... Y a vuelto como Engel Hitze, Ballery, y lo sé, porque él mismo me lo confirmó.

La muchacha palideció.

Muchas cosas quedaban claras, pero por qué había reaccionado así.

-Deberías ser más duro con él -susurró.

- ¿Duro?

-Estas haciendo lo mismo que todos nosotros -explicó ella -Siempre me he preguntado lo que Khris haría caminando "contra corriente", pero jamás me atreví a ser yo quien lo hiciera... Y míralo... Esta en este lugar negándose a recibir las llamadas y contigo en este horrible cuarto en vez de acercarte y hacerle el amor como Dios manda.

Eric rodeó con la vista el lugar y sonrió.

- Si mi abuela te oye, te dará una tunda - susurró y apoyó la mano en su hombro con delicadeza - Pero seguiré tu consejo...

-No hagan mucho ruido -rió ella acomodándose el cabello -Ahora debo volver a casa... Mi ginecóloga me matara si falto a la cita que me ha hecho... Ah, y tengo una hija que cuidar.

- Trae a Allison algún día, me encantará verla - Eric besó la mejilla de la joven con dulzura - Y gracias.

-¡No lo hago por ti, Eric! -dijo ella fingiendo estar ofendida -No me importa tu buen formado trasero en situaciones extrañas... -tomó su bolso -Vendré mañana.

- ¿Situación extraña? Si es lo más normal del mundo... - se burló Eric y despidió a Ballery con una sonrisa que se trasformó en seriedad confiada cuando miró hacia donde estaba la habitación en la que debería de encontrarse Khris.

Antes de subir a las plantas superiores ordenó a Brad que fuese a la guardería del pueblo a recoger a Jei y de paso que fueran a comprar víveres.

No quería que nadie escuchara los gritos que haría que Khris profiriese y sin delicadeza alguna tomó el pomo de la puerta del dormitorio y entró sin llamar, para cerrar después y recargar la espalda sobre la madera.

-¿Pasa algo? -preguntó Khris al percatarse de su presencia. Estaba sentado en la cama revisando algunos libros... o al menos eso pensaría alguien que no observase con cuidado... Todos los libros estaban cerrados y no alcanzaría ninguno a esa distancia.

- Se podría decir... - Eric echó el cerrojo a la puerta y caminó hacia la cama desabrochando los botones de la camisa hasta dejarla entreabierta - ... que sí.
Eric rodeó la barbilla con sus dedos con fuerza y la levantó hacia los labios que besaron lo de Khris, obligándole a abrirlos con algo que era todo menos delicado.
Khris lo empujó con las manos y lo miró sorprendido.

-Ahora no -suplicó -, no me siento bien, Eric.

- Ahora sí.

Eric volvió a apoderarse de su boca y atrapó sus muñecas con las manos para empujarlo sobre la cama llena de libros.

Los dientes de Eric recorrieron el cuello de su amante con sensualidad y se detuvo en un lugar para chupar y morder hasta que le dejase una marca.

Su "marca".

-¡¡Eric, no!! -exclamó Khris forcejeando. De alguna manera todo se le había juntado para transformarse en terror... Un terror que no se sintió capaz de sentir desde... desde que él tuvo que girar el auto para salvarlo. -Por favor, no -suplicó -¡¡Eric!!

Pero Eric sacó fuerzas de algún lado y le obligó a mantenerse en la posición que él quería.

- ¿A qué tienes tanto miedo...?

Se lo susurró al oído y después atrapó el lóbulo de su oreja dentro de la boca para que su lengua pudiese jugar con él.

Eric apoyó una rodilla en el colchón entre las piernas de Khris y la otra al otro lado, y con el muslo comenzó a rozar y estimular el miembro del muchacho por encima del pantalón.

-¡No puedo hacerlo ahora! -gimió Khris -Necesito tiempo, Eric.

Khristofer usó los pies para impulsarse hacia la cabecera, de alguna manera tenía que safarse de eso.

Eric atrapó una de sus piernas y lo que Khris había logrado separarse de él volvió a perderlo al tirar y volver a colocarle bajo su cuerpo. Las manos tomaron el filo de la camisa y tiró hacia lados contrarios haciendo saltar los botones, dejando expuesta la piel del pecho, que comenzó a lamer.

Eric besó desde el cuello hasta una de sus tetillas, la cual lamió y mordió mientras que una de sus manos estaba apoyada sobre el estómago, obligándole a quedarse quieto, y otra liberaba de ropa el miembro de Khris con torpeza.

Khris apretó los ojos y liberó una de sus manos. Casi por instinto le golpeó... ni siquiera se fijó en el lugar, lo que le importó fue escapar de la cama y correr hacia la puerta, pero se olvidó que Eric la había cerrado y recargó la espalda mirándolo horrorizado.

-Te lo suplico -sollozó Khris -... déjame ir...

Eric había quedado con la cara ladeada hacia el lado en que Khris no podía verlo y se llevó una mano a la barbilla, frotando el lugar dolorido.

…l volvió la cabeza hacia el atemorizado muchacho con ojos rasgados como los de un felino asechando a su presa y se movió de la misma manera sobre la cama poniendo los pies en el suelo.

- No golpeas más fuerte que mi padre - espetó con profundidad - Esto es una caricia comparado con lo de él...

Estiró una mano aferrándola al antebrazo de Khris y lo arrastró hasta estar a los pies de la cama, frente a la chimenea apagada, y le hizo una zancadilla para que cayera sobre los brazos que le depositaron sobre algo suave y mullido.

Una grande y preciosa alfombra blanca de piel de oso sintética.

Khris volvió a estar bajo el cuerpo de Eric, quien se deslizó hacia abajo, hasta que pudo tener dentro de boca el miembro de aquel al que amaba, y comenzó a chupar y a estimularlo con la lengua mientras que los dedos acariciaban los testículos con cuidado.

Los gemidos se mezclaron con los sollozos.

Khris estiró las manos para separar la cabeza de Eric de ese sitio, pero le fallaron las fuerzas justo al sentir un escalofrío que arrancó un grito entrecortado.

-... Eric... -dijo con voz ronca y levantó las caderas sin poderlo evitar.

- Así...

Eric continuó lamiendo aquella zona que arrancaba sonidos tan eróticos a Khris y ni siquiera tenía que tocarse para estar igual de excitado que él.

Sólo con sus movimientos se sentía arder y comenzó a bajar torpemente el pantalón junto con la ropa interior lo suficiente para lo que quería. Se alejó del miembro sin dejar de estimulado y Eric se llevó los dedos a su boca para mojarlos y llevarlos hasta su propia entrada masajeando.

No pudo evitar gemir, y ese gemido se hizo más grande cuando acercó aquel sexo caliente a su entrada y se dejó caer poco a poco.

Khristofer gruñó de manera placentera. Sus manos se aferraron a la cintura de Eric y la sujetaron. Sus caderas comenzaron a subir y bajar para adentrarse en su amante.

Tan hermoso... Tan suyo.

Khristofer aumentó el movimiento de las estocadas y se atrevió a abrir los ojos para mirar la expresión de Eric. Sintió que se le oprimía el corazón al ver los gestos placenteros y estiró la mano para tocarle la mejilla. La misma mano que se deslizó hasta su vientre y le tomó el miembro para masturbarlo deleitándose con el grito de placer que dejó escapar.

Eric arqueó la espalda al mismo tiempo que se derramaba en el pecho de Khris y sintió que era correspondido de igual forma en su interior. Apoyó la frente en el pecho y le besó los labios.

Eric escondió el rostro en el cuello de Khris viendo la marca que le había dejado y cerró los ojos después.

- Te amo...

-Jamás dudé de ello -susurró Khris -Y pase lo que pase... no dudes que te amo también, Eric... Te amo.

* * *

Aun estando dormido sentir su cuerpo relajado pero el alma intranquila era especialmente raro y por eso mismo no quería abrir los ojos. Aunque inconscientemente estiró una mano y el no encontrar nada le hizo mirar.

…l no estaba.

¿Desde cuándo...?

Eric se metió bajo las mantas de la cama ahogando un grito contra la almohada de pura impotencia. Estaba claro que no iba a serle tan fácil solucionar aquello.
Eric sintió como si le apretasen con fuerza el corazón y ahogó esta vez un gemido de dolor.

Solucionarlo... quizá no pudiese hacerlo...

Y en vez de quedarse bajo las ropas de la cama, las apartó con brusquedad y de la misma forma puso en su cuerpo una bata larga blanca y salió fuera para caminar con los pies descalzos sobre las frías baldosas.

Miraría en todas las habitaciones, daría con él... y después no tendría ni idea de qué hacer, pero estaba tan furioso que no sería nada agradable.

Aunque al cruzar por uno de los pasillos escuchó la llamada de la puerta y se asomó a la ventana viendo quien era.

¿Qué demonios hacía ahí?

Si se creía que iba a entrar en su casa más allá del recibidor estaba muy equivocado, así que bajó las escaleras todo lo deprisa que pudo hasta llegar allí y encontrarse cara a cara con él.

-No puedes impedirme que lo vea, Eric -dijo el hombre con tranquilidad -Sé cómo esta... me lo dijeron...

- ¿No puedo impedírtelo? - preguntó Eric con sorna - No sabía que las propiedades acaban de cambiar de dueño, Hitze... Si es necesario contrataré al ejército para que ni te acerques - siseó con desprecio.

-Me dijeron que estaba muy mal -susurró acomodando la espalda contra la rocosa pared -No imagino que goces con eso, ¿o si?

- Todo estaría bien sino te hubiera conocido, Uren - escupió Eric - Está claro que la causa de ese dolor nada más eres tú.

-Yo le cause dolor por salvarle la vida -lo miró de manera cruel -Tu provocaste su muerte... Cómo ves no eres mejor que yo... "Alex".

- ¿Y qué le provocaste tú cuando aún vivías, Uren? - preguntó Eric, dejando atrás ese dolor - Porque tu nombre nunca fue mencionado cuando estuvo conmigo.

Engel abrió la boca para responder a ello, pero el estruendo de algo estrellándose, relativamente cerca, le hizo mirar detrás de Eric y palideció.

-Khris...

Eric volteó a ver y en el suelo estaba uno de los jarrones de su abuela hecho pedazos. Pero aun así parecía tener más buen aspecto que el que lucía Khris.
¿Cuánto habría oído?

- Tu doctor ya se iba... - murmuró con peligrosidad hacia Engel.

-¡Necesito hablar con él! -exclamó Engel desesperado.

Eric frunció el ceño peligrosamente y fue hasta la puerta para abrirla y tirar del brazo de Engel hacia ella.

- ¡Largo de MI casa!

-¡¡Vas a arrepentirte!! -gritó Engel -¡¡Lo estás dañando!!

Eric terminó por echarlo, cerró con fuerza aun ignorando ese grito y apoyó las manos sobre la madera sin volver la vista hacia atrás.

Aunque finalmente lo hizo y clavó la mirada en Khris sin decir ni una palabra.

Sin casi respirar.

Khris desvió la vista.

-Lo siento... Escuche voces y pensé que... -se ruborizó y se dio la vuelta -Lo siento mucho.

- ¿Tiene razón, Khris? - inquirió con profundidad.

El chico hizo un ademán negativo.

-Todo lo que necesito es un poco de tiempo... -susurró -, nadie tiene que tener la culpa de esto.

- ¡¿Tiempo para qué?! ¡¿Para que termines de destruirte?!

Maldición, no quería haberle gritado pero es que le había salido del alma. No quería escuchar la respuesta así que Eric caminó con prisas fuera del recibidor ignorándole hacia algún lugar de la casa. Quizá la sala de armas y poder destrozar una de aquellas armaduras a gusto.

Khris sollozó cubriéndose la boca.

Dolía.

Y no podía encontrar la salida.

* * *

Una carta.

Una carta fue lo que comenzó a hacer que Wallace mirase mal a su hijo, más que nada porque cuando la encontró encima de su mesa la leyó, entusiasmado porque su pequeño recibiese cartas de amor de las chicas de su instituto.

Pero palideció al ver el nombre que la firmaba no era el de una jovencita, sino todo lo contrario, el de un chico.

Eric negó todo lo que tenía que ver con esa carta y negando así sus preferencias sexuales... y fue un beso robado por parte de Mark, a escondidas tras las cortinas del escenario de la fiesta de padres, lo que hizo que su desgracia comenzara nada más contando con quince años.

Al principio nada más fueron discusiones serias, voces y algún que otro zozobro, pero con el paso del tiempo la situación se agravó de tal manera que Wallace había enloquecido con la idea de que su hijo fuera homosexual...

El hombre no podía permitir un acto de vergüenza como ese en una familia que poseía sangre real. Su sexualidad daría qué hablar a toda la prensa y la reputación familiar caería en picado desgraciando a sus componentes y llenándoles hasta arriba de mierda.

Además, Wallace odiaba a los gays.

Primero fueron las bofetadas que intentaban hacer que entrara en razón, después los empujones contra muebles y el suelo... y por último las palizas a base del cinturón de su padre.

Pero nada de eso le dolía.

Eric había desarrollado una inmunidad al dolor por parte de sus padres a lo largo de su vida, que había provocado que su carácter fuera serio, introvertido y helado.
Tan helado que sería capaz de congelar el mismo fuego.

No sentía por ni para sus padres.

Desde que hubo nacido en el seno de familia tan acomodada, sus padres se habían desentendido de él y lo habían puesto al cuidado de personas desconocidas que estimularían sus conocimientos y lo educarían como correspondía a un miembro de familia real.

Nada más eso provocó que se sintiera solo, pero con respecto a su inclinación sexual, nunca dudó en que lo que le atarían eran los chicos, aunque el comportamiento de su padre le indujera terror a estar con uno.

Wallace enfureció cuando su hijo no quiso tomar ninguno de los deportes que él le imponía, pero esta vez tuvo que ceder, porque le había tocado una nenita en vez de un hombre por hijo.

Eric era débil. Su condición física no estaba hecha para ninguna clase de deportes que exigieran mucho rendimiento, pero en lo que sí que encontró un hueco, fue en el tiro de arco con flecha.

Aunque ese deporte incluso le costaba por tener que tensar la cuerda... y multitud de veces tuvo agujetas que aguantó porque en verdad le gustaba ese hobby, y parecía que a su padre, las competiciones que ganaba, le llenaban algo de orgullo.
Pero no lo hacía por él. Nunca haría nada por él.

Y después llegó la noticia de que su madre había vuelto a quedar embarazada.
La gran señora de la casa que siempre estaba de viaje en viaje acompañando a su padre y que no tenía personalidad propia, iba a tener un bebé.

Eric tendría un hermano, y eso le conmovió.

Así que cuidó del niño desde que aun se encontraba en la tripa de su madre, hasta que nació, y nada más nacer su padre ya le había buscado tutores y profesores particulares. Pero Eric no dejaría que Jei sufriera su misma infancia y su mismo destino a cargo de aquellas personas que nada más le importaban el aparentar y no el ser.

Wallace lo permitió. Permitió que Eric criase a Jei bajo su mano puesto que parecía que eso hacía que se olvidase de los hombres y se concentrase en sus estudios y en lo que él quería.

Por fin tenía un hijo como él deseaba y Jei se convertía día a día en un niño precioso. Casi no le costó admitir porque el niño llamaba papá a su hermano y a sus verdaderos padres les trataba como a extraños.

Pero no le importaba, no le importó hasta el día en que a su universitario hijo le llamó una voz masculina que exigía hablar con él, argumentando ser un compañero de clases de la universidad y Wallace le colgó el teléfono sin más.

Parecía ser que Eric había olvidado el castigo por ser eso... y volvió a recordárselo bajo una lluvia de latigazos... que Jei trató de impedir apenas con cuatro años cumplidos.

Wallace no reaccionó ante los sollozos del niño y cuando se giró hacia el pequeño le hizo llorar aun más al golpe de una bofetada que le tumbó en el suelo.

…se fue el instante en que Eric le plantó cara y al día siguiente Jei y él desaparecieron de la casa para no volver más. Wallace no les buscaría gracias a su amenaza de enseñar al mundo sus brutalidades y mandar al carajo la bonita reputación familiar.

Tenía pruebas de ello.

Tenía aquellas horribles cicatrices en la espalda que él le había dejado.

Idiota de él pensar que su padre había cambiado durante el tiempo que había pasado con tranquilidad...

Podía soportar que a él le pegasen, pero que tocaran a su Jei, nunca...

Y buscó una casa en la que pudieran vivir y pudiese ir tirando de los ahorros que tenía... pronto necesitó un trabajo y se construyó una vida en pocos días en la que ambos estaban tranquilos.

Por fin había tranquilidad... hasta que estando subido en la rama de un árbol, leyendo un libro, esperando a la hora en que Jei saliera de la guardería, fue como si algo tirase del libro hacia abajo, y que cayó sobre un joven que...

... que algo dentro de sus entrañas le dijo que tenía que conocerlo.

Dylan le llevó hasta él.

Hasta una de las personas que más había amado nunca.

Y esta vez sí que dolía encontrarlo, recuperarlo, y ver que lo estaba perdiendo por... otra persona a la que él amó antes.

Dolía tanto que... le asfixiaba.

Ya no era el de antes, ya no era débil... ya no lloraba por todo y huía cuando se le presentaba una situación difícil, se enfrentaba a ello, pensaba en sus posibilidades y después actuaba... pero... toda su personalidad se podía venir abajo por él.

Porque él si le importaba.

Porque a él sí lo amaba...

... y por él podía sentir.

* * *

Khristofer abrió los ojos y notó la frescura de la madrugada acompañada de la tenue luz grisácea... De nuevo sentía su cuerpo cansado y suspiró recordando lo que había tenido que pasar en esa habitación.

Decidido a no recordarlo se levantó con cuidado y miró a Eric.

¿Cómo era posible que sintiera tanto terror de la persona que amaba?

"No ahora" se recomendó ", no pienses ahora".

Khristofer cubrió su cuerpo desnudo y salió de la habitación... esta vez no había sido la suya, así que se trasladó hacia ella y se vistió.

Sin embargo le pareció algo absolutamente inútil, en especial si Eric seguía con ese molesto humor en el que le arrancaba cada prenda de manera violenta.

... A menos que...

-No. …l me dañó, ¡no puedo pensar en ir a verlo! -gruñó.

"Pero antes lo amabas... Estabas dispuesto a hacer lo que fuera por él"

Khris frunció el ceño. Quizá ese era el problema. Su mente estaba tan dividida que no podía comprenderla... Y necesitaba hacerlo.. Necesitaba saber por qué le dañaba tanto...

Así que salió de la habitación y al estar en el recibidor buscó las llaves del auto.

- ¿Puedo ayudarle en algo, señor? - ofreció Bradley apareciendo al escuchar ruidos en la entrada.

Khris miró al hombre algo cohibido.

-Necesito salir -susurró -¿Sabes dónde están las llaves del auto?

- Puedo llevarle yo si lo desea... - sugirió él.

-No quiero molestar - borbotó Khris rojo -Iré solo.

…l solamente hizo un ademán complaciente y abrió una pequeña cajita, que más que eso parecía ser un cuadro decorativo, y extrajo de ella un manojo de llaves.

- Tenga cuidado, señor, aun no se conoce demasiado bien estos caminos tan enrevesados... - se permitió decir Brad al mismo tiempo que le entregaba el manojo.

-¡Muchas gracias! -Khris se apresuró a salir haciendo continuos ademanes y se acercó al auto para llegar a su precipitado destino.

Varias veces se preguntó si debía anunciarse, después estaba por viajar varios kilómetros hacia un consultorio en el que no le esperaban... pero...

"No es necesario... No me tirará la puerta en la nariz"

Tres horas después, más 40 minutos de horrible tráfico, Khris estuvo parado en la sala de espera del consultorio sin que Dalia pudiera hacerle entrar en conversación mientras esperaba.

Por fin, unos minutos después salió un paciente y Engel miró hacia la sala de espera complacido por lo que podía ver y le hizo una señal de que ya podía pasar.

Khris se sintió extraño en el consultorio a pesar que lo había pisado muchas veces. A pesar de ello se sentó en una de las sillas y jugueteó con los dedos ignorando los dulces.

¿Cómo empezar?

Engel le observó con la adoración que en el tiempo que le había conocido no había podido mostrar y se inclinó hacia adelante aun sentado en su silla, apoyando los brazos sobre la mesa.

- Me alegra de que hayas venido... Khris.

-¿En verdad eres tu? -susurró mirándole de manera neutra.

- Sí, pequeño, volví...

La verdad es que escucharlo de sus propias labios era un golpe aun más duro. Khris desvió la vista y apretó los puños hasta lastimarse las palmas con las uñas.

-Me dueles... -susurró con voz baja -... cuando pienso en ti, algo me duele... Algo que me prometí cambiar y con lo que me golpeas al volver.

La verdad es que no era precisamente lo que quería haber escuchado de sus labios ni la reacción que esperaba... pero...

- ¿Por qué?

-¿Qué esperas que pase conmigo si has muerto? -preguntó levantando la mirada, sus ojos estaban llenos de lágrimas -Todo ese tiempo que me deje consumir en espera de una palabra de amor y se te ocurre justo en una ambulancia... lleno de sangre... ¿Cómo se te ocurre, Uren?

- Lo dije en ese momento porque ya no habría otro... No podía irme sin que lo supieras - ¿acaso hizo mal? - No podía dejarte creer que no significaste nada porque sí lo fuiste, y por ello estoy aquí de nuevo, por ti...

Engel se inclinó un poco mas sobre la mesa.

- No estoy muerto, Julio...

-Fue en tu entierro cuando me puse a llorar por última vez -Khris frunció el ceño -Cambié muchas cosas... Dejé de esforzarme innecesariamente... dejé de hacer cosas para los demás y fui exclusivo de mí mismo... Julio Summers... aquel al que amaste... quedó enterrado a tu lado... Tu lo reclamaste y yo te lo di.

- Entonces reclamo que vuelva - siseó Engel - ¿Acaso puedes afirmar que no me amas, Julio?

Ahí estaba el problema. Khris lo entendía ahora y se sintió aun más vulnerable que en las ocasiones que Eric le hizo el amor...

No podía con eso...

¡No ahora!

Khris se levantó dispuesto a irse, no podía responder.

Engel rodeó el escritorio con agilidad nada más verle hacer aquel movimiento y no quería que desapareciese tan pronto de allí.

No sin antes asegurarse el camino un poco más.

Así que atrajo al muchacho hacia su pecho y tomó su mejilla con una mano para obligarle a mirarle.

- No puedes... ¿verdad? - susurró y acarició los suaves labios con el dedo pulgar.

-Por favor no -tembló Khris -No me hagas responder... No sé la respuesta.

- Quizá esto descubra tu respuesta...

Sin miramiento alguno acercó su rostro al de Khris y atrapó los labios del muchacho de la misma forma que hacía tanto tiempo lo había hecho.

Un beso.

Debería hacerle sentir alegría, pero se mezclaba con una angustia que no se creía capaz de soportar. Y Khris rompió el beso para abrir la puerta de manera brusca y escapar.

No podía con eso.

Era demasiado.

* * *

No debería de estar haciendo prácticas de tiro en esos momentos.

No debería de estar mordiendo con fuerza su labio inferior y tampoco debería de tener de nuevo aquella maldita presión sobre el estómago que no le dejaba descansar.

Y no debería de haber vuelto a despertar de nuevo solo esa mañana.

Eric soltó la flecha directa al centro de la diana y, contrariamente a lo de siempre, no se sentía mejor. Parecía que el tiro con arco comenzaba a perder eficacia con aquello de apaciguar sus malos momentos.

Aunque...

... ¿y si imaginaba la cara de Engel en la diana?

O mejor aún, podía mandar secuestrar a Hitze y utilizarlo a él como diana.

Eric escuchó el ruido de un motor y como automáticamente dejó el arco en el suelo junto a las afiladas flechas y fue hacia la entrada en donde él debería de estar.

- ¿Dónde estuviste?

Qué pregunta más idiota...

-Sólo fui a ver a Ball -susurró Khris apagando el motor y bajó del auto -Perdona por no informar... No quería despertarte.

Que descaro.

- ¿Y qué tal está de su visita al médico? - preguntó con voz neutra.

Khris palideció.

-Eh... mucho mejor -tartamudeó.

- ¿Cuál era? ¿El dermatólogo?

-Ah... si... si -Khris se encaminó al interior -Voy a ver a Jei...

- Claro... - Eric lo siguió un segundo y dejó que Khris entrase para apoyarse él en el marco de la puerta - Oh, que despistado soy, se me olvidó decir que llamó tu hermana y hablamos sobre que al final no pudo ir a su cita con el ginecólogo... - susurró con peligrosidad - Que tragedia... ¿verdad?

Khris se detuvo en seco y volteó a mirar a Eric. Temeroso se lamió los labios buscando alguna excusa, aunque de nada le serviría.

- ¿Por qué te quedas tan callado? Antes nunca te faltaban palabras... - los ojos dorados brillaron con fuerza - ¿Crees que mentirme hace menos daño que saber la verdad? ¿Qué tienes que ocultar, Khris?

-¡Yo no oculto nada! -exclamó alarmado -Sólo quería hablar con él... sólo quería entenderlo.

Era demasiado tarde ya. Khris corrió al interior deseando no enfadarle demasiado... a pesar de que sabía que no sería así.

Tenía que esconderse... aunque fuera un momento... Sólo necesitaba tiempo para pensar... Sólo un poco.

Eric ardió de rabia pensando en qué podría destrozar ese día.

"La cabeza"

Por una vez Alex le daba buenos consejos. Quizá así dejara de darle vueltas al "cómo" y dejara de sentir como se le estaba resquebrajando el alma.

* * *

Como las últimas dos horas, aquellos ojos violáceos estaban perdidos en los árboles que podía ver desde el pupitre en donde se sentaba, con expresión concentrada y pensativa, y no precisamente en lo que el profesor decía o explicaba.
Y aunque había acabado esa clase, Dylan pareció no haber escuchado el timbre.
Pero Justín si lo había escuchado. Caminó de inmediato hacia el aula de Dylan y estuvo unos momentos mirándolo... notando su ausencia. Dando un suspiro se acercó y le tocó el hombro.

-Un centavo por tus pensamientos -bromeó.

Dylan se volvió y levantó la vista hacia su compañero y después apoyó la barbilla en la mano del brazo que estaba apoyado sobre la mesa.

- Me preguntaba... cómo les irá a esos dos... - murmuró.

Justín frunció el ceño.

-No te preocupes por ellos, tenemos cosas más importantes que atender... cada una de ellas podría definir el futuro.

- ¿Acaso no es importante preocuparse por los amigos? - replicó Dylan.

-No quise decir eso -Justín hizo un puchero -, pero te preocupas de manera "insoportable" por Eric...

¿Cómo no hacerlo?

Ese chico había sido... muy importante para él desde que pudo conocerlo y aunque no hubiese algo sentimental entre ellos ya, se seguía preocupando por él.

- No lo está pasando bien, eso es todo...

-¿Y por eso tienes que abrazarlo? -preguntó Justín con acidez.

Bien, ya lo había dicho... Justín buró y caminó para salir del aula. Desayunaría solo.
Dylan parpadeó. ¿Así que eso era?

Se levantó tan rápido como pudo y logró alcanzar a Justin en uno de los pasillos, deteniéndole por el brazo.

¿Por qué había salido literalmente corriendo cuando lo entendió?

- ¿Y por eso estás tan molesto?

-¿Qué clase de pregunta es esa? -el chico miró a Dylan con frialdad -Sabes que me gustas.

Como si pudiera olvidarlo.

- Lo siento - se disculpó Dylan, bastante arrepentido - A veces meto demasiado la pata.

Como aquel día en que había aceptado la loca propuesta de Khris.

Justín suspiró y recargó la espalda en una de las paredes viendo a una de sus compañeras bastante divertida. La verdad es que no la culpaba, pocos lo veían haciendo una escena de celos.

-A veces me pregunto si estoy haciendo una "buena inversión".

Dylan se sintió molesto nada más con oírle hablar de aquella forma y apretó los dientes ignorando un temblor.

- ¿Te arrepientes? - inquirió de forma insegura.

-¿Debo hacerlo? -Justín lo miró y acarició su mejilla -¿Cuánto tiempo necesitas, Dylan? ¿Cuánto más?

- Ya no más... - susurró Dylan, pasando la mano por la nuca y levantándole hacia él.
Quizá Justín esperase algo más suave, algo más... romántico para el ser primer beso, pero aquello se había removido en su estómago le impedía hacerlo, le impedía que aun delante de los compañeros devorase su boca con ansiedad.

Y Justín correspondió. Le había sido necesario mostrar el mismo ardor ya que llevaba deseándolo desde hace tiempo...

* * *

Primero entró a la habitación con cuidado y después se acercó a la cama sin tanto, para poner la mano en el hombro masculino y zarandearlo un poco, a ver si con suerte eso conseguía el propósito por el cual estaba allí.

- Señor Kentz... - susurró Bradley.

Khris gruñó y tomó la manta para cubrirse... Aun estaba cansado.

Brad suspiró.

- Despierte, tiene el desayuno en la mesa - dijo con más fuerza y volvió a zarandearle.

El chico abrió un ojo y frunció el ceño. Se levantó un poco tallándose la cara hasta que descubrió que estaba solo.

-¿Eric? -preguntó.

- El señor Wyndham está en el comedor, señor... - informó cuando por fin le había despertado y fue a correr las cortinas y a tomar unas ropas de un rincón que seguramente estarían sucias - El desayuno está servido.

Y sin más, salió.

Khris apretó los puños sobre las mantas.

¿Lo había dejado?

¿Por qué?

"Que pregunta más estúpida"

El chico ignoró esa voz que se burlaba de su estado y salió de la cama. El viento le enfrió la piel desnuda y antes de tomar una bata miró el lugar... De nuevo una habitación extraña.

¿Terminarían recorriendo todas las habitaciones del maldito castillo?

Ojalá no... ya se estaba hartando.

Khris se cubrió con la bata y bajó hasta el comedor completamente descalzo. Al entrar al comedor tomó la orilla de la tela como si el sitio estuviese más frío y se acomodó en una de las sillas.

Si esperaba que dijera algo no lo haría, así que sin más abrió el periódico del día y como si fuera lo más interesante del mundo comenzó a leerlo mientras tomaba sorbos de su chocolate caliente.

Gracias a Dios había tomado la decisión de que Jei fuese a la guardería del pueblo nada más comenzar aquella situación y por eso apenas tenía que estar presenciando semejante estado de Khris.

Y por qué no decirlo, de él también.

Eric pasó una hoja de nuevo sin haber terminado la anterior y volvió a sorber de su chocolate.

Khris se mordió el labio inferior en el momento en que sintió que temblaba.

¿Y ahora qué?

De repente no podía estar en la misma habitación que Eric... El ambiente estaba muy tenso.

Khris se levantó, lo mejor era no enfadarlo más... bastante tenía que soportar cada noche para provocar algo tan temprano.

- ¿Ya corres junto a él? - espetó con acidez, dando otro sorbo a su desayuno - No hace falta que salgas a escondidas, ya sabes donde tienes las llaves...

-Solo voy a bañarme -musitó Khris bajando la cabeza.

- Oh, claro... - susurró - Límpiate bien detrás de las orejas... Khris...

El muchacho gimió y salió rápidamente. Tendría que lavarse absolutamente todo y aun así no podría borrar las sensaciones de su piel y el dolor de su cuerpo.

Llegar a su habitación se había vuelto vital y al entrar cerró con violencia para tirarse en la cama y comenzar a llorar.

Estaba mal.

Todo estaba horriblemente mal.

Eric estrelló contra la pared la taza de chocolate con furia y solo aquel gesto le dolió.
Los brazos le dolían de haberlos forzado a más de sus posibilidades durante cada noche en obligar a Khris a lo que él quería.

"Pase lo que pase... no dudes que te amo también", recordó sus palabras.

¡Maldición! Solamente podía sentir que eso era cierto cuando le tenía bajo él... las demás horas era como si su presencia le quemase y nada más pudiera recordar a ese maldito Uren.

¿Es que no se daba cuenta de que él también estaba allí?

Qué pregunta más estúpida... claro que no se percataba de ello... por eso esa mañana decidió levantarse primero... porque al fin y al cabo, no lo iba a "notar".

Ballery llegó a medio día con un pastel de chocolate y lo colocó en la sala de centro.

-Trae té y tres tazas -dijo con ánimo -¿Tardará Jei?

Eric arrugó la nariz extrañado.

- Brad fue a por él, así que no lo creo - miró el pastel - ¿A qué viene el pastel?

-Vamos a celebrar -ella retiró la tapa del pastel y aspiró -Chocolate... delicioso.

- ¿Y qué vamos a celebrar? - quiso saber mientras se dirigía hacia la puerta para ir a la cocina y traer lo que había pedido.

-Que Jei tendrá un hermanito -ella se rió -Trae un cuchillo, Eric, y platos chicos.
- Ah...

Eric caminó hacia la cocina aun sin pensar demasiado a lo que se había referido Ballery y comenzó a preparar lo que ella le había dicho.

Segundos después hubo un estruendo de platos rotos que se extendió por la mitad del castillo haciendo eco, y acto seguido fueron las pisadas de un trote demasiado agitado.

- ¡¿Qué has dicho?! - exclamó Eric, asomándose por la puerta, cansado de correr.
-¿Dónde has dejado lo que te pedí? -preguntó Ballery arrugando la nariz y cruzó los brazos - No pienso comerme esto solo con las manos... aunque podría hacerlo, es mi favorito.

- Al diablo los platos - replicó con fuerza y se acercó hasta ella tomándole de los hombros incrédulo - ¿Un hermanito para Jei? ¿Me haces un esquema o a que no me hace falta? - preguntó con una sonrisa casi nerviosa.

-¿Esquema? -ella se rió -No es necesario... Irma, mi psicóloga, y yo fuimos a cenar y le eché el postre encima, así que insistió en revisarme... Justo me acaba de llamar para informarme los resultados, estoy embarazada... Y vine a celebrar.

- Felicidades - sonrió Eric abiertamente, como no lo había hecho en días - Ya tendré a dos "sobrinitos" a quien cuidar... y durante el embarazo te voy a mimar yo, se me da bien eso...

-Más te vale, Eric Windham -ella le atrapó la nariz -Me costó mucho trabajo embarazarme de ti, así que ahora debes consentirme... Y hablando de eso... quiero algo para comer mi pastel.

- ¿De... de mí? - formuló en un hilo de voz - No... no bromeas... ¿no?

-¿Alguien necesita clases de sexualidad? -se burló ella -Tonto. Tu eres el padre.
Parecía que todo no tenía por qué ser tan malo... que al menos a alguien de ahí arriba le gustaba darle una pequeña razón más por la que tirar adelante aunque se le estuviese viniendo el cielo encima, y en el fondo Eric se lo agradeció.

Abrazó a Ballery con fuerza unos segundos y después partió a la cocina para regresar con platos y tenedores.

- Gracias... - susurró mientras apartaba una porción de pastel y le indicaba con un guiño que abriese la boca - Me has hechos uno de los hombres más felices del planeta.

Un hijo... suyo... simplemente increíble.

-Pienso cobrártelo más adelante -ella comió el trozo de pastel -Delicioso, el chocolate debió ser creación divina... Por cierto... ¿Dónde esta el egoísta de mi hermano?

- Escondido de mí - murmuró mientras él también probó un poco del pastel y volvió a darle a Ballery, con cariño.

-¡Vaya! -ella lo miró con descaro -¿Tan bueno eres en la cama? Creí que eras tu quien debería esconderse.

- ¿Yo esconderme? - la miró con inocencia - No sé por qué... pero él se esconde porque ya parece que le irrita mi presencia... tiene dónde huir, el castillo es enorme.

-Hum -ella torció la boca -Eso significa que aun esta mal, ¿no?... ¡¡Pero habrase visto semejante mimado!! ¡Unas nalgadas deberías darle!

- Claro, cada que se escape le encierro en las mazmorras y le hago azotar, ¿no? - ironizó Eric - No sé qué hacer con él, esta mañana al contrario que siempre fui yo quien le dejó solo en la cama...

-Merecido lo tiene -espetó Ball llenándose los dedos de betún para chapárselos -¿Cómo te sientes tu, Eric?

- Como si no existiera... para él, claro - sonrió con algo de tristeza y se llenó la boca de pastel.

-Aun vive en su mundo -resumió Ball -Quizá halla que ser más drásticos...

- ¿Más? - repitió Eric.

-Dime, Eric... -ella lo miró con malicia -¿Quién es el pasivo?

Eric se sonrojó un poco.

- Tienes una morbosidad curiosa... - reprochó - Yo.

-Me gusta saber a lo que me enfrento -ella sonrió -Creí que se turnaban, pero no importa... ¿Te parece bien probar con el otro "papel"?

- No - se negó - Lo único que no me apetece ahora es que recuerde a Uren, Ballery...

-¿Alguna vez le ha llamado con ese nombre?

- Ni siquiera se atreve a mencionarle en mi presencia, ¿cómo crees que haga eso?

-Es curioso -Ball se acomodó en el sofá -Pareciera que mi hermano les tiene miedo a los dos.

- Será por lo que le hago cada noche - siseó no muy contento de ello.

-Una mente deprimida es más peligrosa de lo que piensas, Eric... -Prefiero que mi hermano tenga miedo a que este deprimido por algo de lo que no tuvo culpa... Debe haber alguna manera de hacerlo reaccionar... ¿Quizá informándole que será tío... otra vez?

- ¿Tú crees? La verdad es que no tengo idea, Ball... - Eric se acomodó junto a ella en el sofá y apoyó la cabeza en el estómago de ella sonriendo levemente deseando ver y notar como crecía aquella cosita.

-Tengo ideas muy drásticas, Eric -admitió ella -, pero estoy acostumbrada a actuar así... Por lo tanto no tengo mucho que decir al respecto... debe haber alguna manera de despertarlo.

Ball quiso decir algo más, pero vio a su hermano caminar por ahí.

-Khris, traje pastel, ven a comer con nosotros.

- Sí... trae más para tu hermana - Eric lo dijo cariñosamente acariciando la barriguita totalmente entusiasmado con aquella buena noticia - Lo necesita.

Khris se asomó, no atender un llamado de su hermana era arriesgarse, pero ver a Eric acariciándole el vientre resultó horrible. Apretando los labios se acercó y forzó una sonrisa a la pareja.

-No tengo hambre -se excusó -¿Qué le haces a mi hermana, Eric?

Ball parpadeó, ¿eran esos celos?

- Acariciar donde está mi hijo... - murmuró Eric sin abrir los ojos.

No quería volver a sentirse invisible, no cuando lo que ella tenía dentro le había devuelto algo de... esperanza.

-¿Pero es que ustedes dos se están burlando de mí? -bramó Khris -Espero que se estén divirtiendo.

Ballery enarcó una ceja y abrazó a Eric.

-Eric y yo tendremos un bebe -susurró con tono venenoso -, a menos que no hagas algo, hermanito, me quedaré con él por esa mínima ventaja.

- Por lo pronto te mudas aquí - susurró Eric con tono caprichoso, haciendo dibujitos por encima de la ropa de Ballery -Allison no es problema... Quiero cuidarte desde ya...

-¡Perfecto! -gruñó Khris -¡¡Y espero que me dejes en paz!! -gritó girando para salir al jardín.

Ballery estalló en carcajadas cuando su hermano se ausentó lo suficiente.

-Quiero una habitación al lado de la tuya -dijo con morbosa travesura -Debo enterarme de todo.

- ¡Ballery! - reprochó Eric con el ceño fruncido - Espero que eso no sea un antojo...

-Esta bien, esta bien... -dijo ella con un puchero -, pero si los sorprendo por "accidente" no me iré.

- Claro, ya también puedes unirte si te apetece - ironizó Eric - Le diré a Brad que te prepare una habitación...

-Junto a la de Jei -pidió ella -Así cuidare de los dos mientras ustedes se "entienden".

- Sí... entendernos seguramente... - murmuró Eric volviéndose a recostar sobre Ballery, gozando de ese momento de tranquilidad.

Momento que pareció esfumarse cuando Jei apareció corriendo en la sala sin apenas percatarse de ellos y corrió a subirse en una silla para alcanzar el pastel con ambas manos y comer.

- ¡Pastel! - gritó con la boca llena.

-Jei, traje pastel para celebrar tu buena suerte -Ballery alargó una mano y le revolvió el cabello.

- ¿Suerte? - el niño se lamió las manos llenas de chocolate.

- Claro... Ball va a tener un bebé... y será tu hermanito - explicó Eric sin regañarle por ensuciarse las manos.

- ¿Y podré jugar con él? - sonrió el niño - ¿Y ella es mi mamá entonces?

Eric rió, adoraba la mentalidad de los niños.

-Legalmente soy tu mama -Ballery rió -Ahora ve a lavarte, voy a llevarte a mi casa para que juegues con Claire, te extraña... Mientras -miró a Eric -tus dos papas "platicarán".

- ¡Sí, mamá! - rió el pequeño y abrazó a Ballery manchando la camisa y después a su padre causando el mismo estrago en la ropa de él - ¡Papá, me voy a lavar!

Así que corrió fuera hacia alguno de los cuartos de baño.

- Niños... - bufó Eric - Los adoro...

Ballery miró su vestido y frunció el ceño levantando los ojos hacia Eric. Intentó limpiarse un poco, pero le pareció mejor idea pensar el lugar al que su hermano caminaba con tanta prisa.

Y sonrió.

- Voy a cambiarme esta camisa... le diré a Brad que traiga algo para que trate de quitar esa mancha - Eric se incorporó besando la mejilla de la muchacha y se encaminó hacia su habitación mirando el desperfecto.

No había problema, se tiraba y se compraba otra... aunque cuando entró en su habitación enarcó una ceja al encontrar algo allí que no esperaba...

Pero le ignoró y se acercó hasta el armario para abrirlo y deslizar por su delgado cuerpo aquella camisa sensualmente... ¿sería capaz de atraer su atención?

Ya comenzaba a dudarlo...

Khris había estado buscando una playera y el que Eric entrara justo en ese momento lo sobresaltó. Pero estaba más sorprendido al ver lo hermoso que aun era.

El chico se ruborizó cuando se descubrió observándolo como estúpido.

-¿Saldrás? -preguntó para disimular su rubor, en especial por que sentía un calor abochornante recorrerle la piel.

- Quizá - respondió escuetamente Eric.

No hacía falta pero... comenzó a bajar la cremallera del pantalón con suavidad y se deshizo de ellos con la misma lentitud sin llegar a hacer que se notara demasiado que quería llamar su atención, aunque parecía que con lo de la camisa lo había logrado...

Así que se dio la vuelta y disimuló buscar ropa adecuada entre tanto montón de ella.

-No te molesto más -Khris tomó una playera entre el montón y comenzó a escabullirse hacia la puerta.

Pero Eric fue más rápido y la cerró como una vez hizo.

- Creo que encontré algo más... entretenido que salir...

Se acercó hasta donde estaba él y deslizó los dedos por su pecho acariciándolo y mordió el lóbulo de su oreja.

- ... ¿No crees? ... - ronroneó. Eric deslizó la mano hasta la entrepierna de Khris y acarició allí notando algo... duro - Vaya... ¿qué tenemos aquí...?

-N-no es nada -Khris se mordió el labio inferior -No tienes que perder el tiempo conmigo, Eric.

Eric le tumbó sobre la cama y desabrochó la camisa para acariciar su pecho y morder con suavidad una de sus tetillas y estimular la otra con los dedos.

Besó su cuello, lo mordió y volvió a dejarle una marca allí donde estaba la otra... haciendo permanecer su sello. Entonces trazó un camino de besos hacia abajo y jugar con su ombligo mientras le despojaba de los pantalones y la ropa interior hasta que se deslizó hacia su miembro y sin más comenzó a acariciarlo con toda la boca.
Khris apretó los ojos.

Era muy temprano para eso, pero no podía evitar la excitación a pesar del miedo.

... y de todas formas eso parecía ser lo único que lo unía a Eric ahora...

El pensamiento le hizo tragarse un sollozo y expuso más su cuerpo... Si era todo lo que le quedaba debía dejarlo.

Eric adoró su reacción y de manera espontánea lamió sus dedos para llevarlos allí donde estaba su abertura y acariciar.

No dejó de estimular la erección de Khris con firmeza sin dejar de pensar en algo... en desempeñar otro... "papel".

¿Y por qué no? Ballery era una persona que parecía no equivocarse y hasta ahora... le había dado buenos consejos...

Así que... levantó las caderas de Khris y acercó el miembro a su entrada hasta introducir apenas la punta.

Se sentía... demasiado extraño...

Khris dejó escapar un grito, pero se mordió los labios interrumpiéndolo. Su cuerpo se tensó y aferró las manos a la manta. Pronto la presión que hacía en sus labios le sacó sangre, pero se negó a expresar más dolor.

Por él... por Eric.

No... no podía hacerlo...

Eric paró y salió despacio para evitar no hacerle más daño volviendo a estimular su miembro y se situó encima de él como llevaba haciendo... las últimas noches. Entonces se dejó caer sobre él, echando hacia atrás el cuello y sintiéndose esta vez mejor... era así como debía de ser, no tenía que haber otra forma.

Ni tampoco otro hombre, aunque él... pareciese no amarle aunque dijera lo contrario.

El acto le llegó al alma. De alguna manera Khris sintió que le llegó al alma.

Estiró las manos hasta apoderarse de la espalda de Eric y una descendió en su cintura. Con ayuda de eso pudo moverse y colocarlo, primero a un lado y luego debajo y le besó los labios dándole a probar el sabor metálico de la sangre.

Y poco a poco comenzó a moverse en su interior. Primero con esa desesperante letanía con la que le acostumbraba a la vez que su mano jugueteaba con el miembro... Después con esa firmeza a la que le inyectaba la velocidad justa para enloquecerlo...

... lo justo para hacerle saber que le importaba su placer y arrancarle esos alocados sonidos desde lo fondo de su ser.

-No te lo guardes, Eric -susurró Khris lamiendo los labios hinchados -Grita, gime... "Canta"... Quiero oírlo...

Era más de lo que él podía soportar, su cuerpo se aquietó ante sus movimientos y de lo mas profundo de su ser brotó un grito. El gemido no hizo que se detuviese, sino que aumentase cada embestida con fuerza y a la vez con delicadeza.

Eric lo estrechó fuertemente contra su propio cuerpo, y lo amó como si su vida dependiera de ello.

El fuego que ardía entre ellos dos excluía todo el resto y le escuchó gemir contra su oído y el calor allí en donde él acababa de derramarse y Eric también sintió explotar aquella corriente eléctrica que invadió todo su cuerpo con suavidad y con desgarro.
Khris correspondió a la fuerza con la que Eric lo apretaba... Le llenó de besos la cara y se concentró en los párpados de sus ojos.

Amarlo... Era todo lo que le quedaba a pesar de que le llenaba de terror... Y de alguna manera tenía que superarlo.

Khris lo entendió entonces.

Había dado la vida por él porque lo amaba de una manera absolutamente distinta a la que conoció anteriormente... Por eso le dio el regalo que nadie pudo obtener... le dio la oportunidad que tuvo para vivir de nuevo.


Eric escondió el rostro en su pecho deseando que Khris durmiera.

Que durmiese para poder escapar de nuevo de aquella cama antes de que lo hiciera él y antes de que ese gesto volviese a partirle el corazón... porque esta vez no podría soportar haberlo sentido tan cerca suyo... para que después volviese a alejarse de él.

Esta vez si que no sería tan fuerte...

-Quédate... -susurró Khris adormilado -quédate conmigo... Hasta que despierte...
Eric besó su frente visiblemente emocionado.

- Aquí estaré... hasta que ya no me necesites... - le susurró al oído a la vez que ambos caían en un dulce sueño.

Y le abrazó tanto o más fuerte que antes.

* * *

Bradley se odió por tener que entrar en aquella habitación y ver al chico que había visto crecer enredado en las mantas junto a... otro hombre desnudo. Se consideraba un hombre sin tapujos pero en verdad era una situación algo embarazosa, y no estaría allí sino fuera por el enérgico hombre que había amenazado con estampar el coche contra la puerta si el joven Wyndham no salía...

La fachada no era importante, pero seguro que si dejaba que eso sucediera, Caroline se revolvería en su tumba, así que tenía que despertar al nieto de la mujer.

- ¿Uhm? - balbuceó Eric, dando media vuelta y viendo a Brad - ¿Hay fuego?

Bradley esbozó media sonrisa y negó con la cabeza mientras le tendía una bata de color blanco.

- El señor Hitze desea... más bien exige hablar con usted...

Eric abrió un ojo con más molestia aun y se levantó poniendo la prenda en su cuerpo para hacerle señales a Brad de que saliesen sin hacer ruido alguno.
Ya afuera, aun con cansancio, Eric recuperó cierta frialdad en su semblante para volver a enfrentarse a aquel hombre.

- Y ahora... ¿qué? - espetó Eric, encontrándole en la sala - ¿le has cogido gusto a mi casa?

-Para nada -respondió Engel con frialdad y torció los labios viendo la bata -Tenemos que discutir el bienestar de Khristofer... El espiritual, de preferencia...

- Sí, sería el único a tratar, el corporal está perfecto... - siseó Eric - Y el mental lo estaría mejor si te desaparecieras.

-Vi a Khris ayer -dijo sin rodeos -No sabe lo que debe elegir... no puede decidir.

- Anoche no le fue difícil pedirme que me quedase con él - tampoco se anduvo por las ramas Eric.

-Me imagino que eres bueno convenciéndolo -dijo Engel con cinismo -Cuando lo besé me creí capaz de llegar bastante lejos, pero en la actualidad no me gusta usar la violencia, Eric... Me imagino que tu y yo somos distintos.

Lo besó... ¡lo besó!

¿Acaso eso era lo que provocó la reacción de anoche? ¿Culpabilidad acaso?

Eric apretó los dientes en un acto de impotencia y de furia contenida que casi podría llegar a ser como un volcán en erupción.

- Sí, tan distintitos que mira nada más con quien vive... - susurró con demasiado peligro casi a punto de saltarle a la yugular - Fuera, Uren.

-Regresará a mí cuando dejes de portarte como primate excitado -dijo dándose la vuelta y sonrió -Adiós, Eric...

Eric lo fulminó con la mirada viéndole alejarse.

- ¡¿Acaso crees que me importan tus insultos?! - le gritó, pero dudó que ya le hubiese escuchado.

Eric se llevó las manos a la boca tratando de detener un sollozo y caminó intranquilo varias veces de lado a lado de la norme sala. Realmente estaba demasiado nervioso.

El simple gesto de un beso acababa de derrumbarle y el hecho de estar bajo el mismo techo que Khris le quemaba en carne viva, y quiso salir de allí, haciendo el deseo realidad.

Con paso rápido había cruzado la distancia entre la sala y las puertas del jardín, que abrió con estruendo, y los pies descalzos tocaron la hierba del jardín, sintiendo el frío de ésta en ellos, dirigiéndose hacia el embarcadero del lago.

Romper cosas en la casa no le había calmado en absoluto los días pasados y dudaba que lo fuese a hacer ahora, así que quizá nadar le relajase.

"No te acerques al lago", recordó unas lejanas palabras de su abuela.

¿Y por qué no? Ya era mayor y sabía cuidarse de sí mismo, aunque parecía que en esos momentos no lo estaba haciendo demasiado bien.

Llegó hasta el final del embarcadero y allí se quitó con fuerza la bata dejándola caer sobre la madera al mismo tiempo que él se dejaba caer sobre la fría agua comenzando a nadar.

La temperatura del lago parecía hacer efecto en sus nervios dotándole de una tranquilidad pasmosa hasta que paró extrañado por ello... y descubrió que en la poca distancia que se había alejado del embarcadero, estaba cansado.

Terriblemente cansado, tanto que su cuerpo comenzó a negar moverse por más que intentaba lo contrario y trataba de nadar hasta de donde saltó hacía escasamente pocos segundos.

Pero en vez de eso, la distancia que recorría era hacia el fondo y en vano le resultó gritar.

"No te acerques al lago, tu cuerpo no está hecho para esfuerzos físicos... cariño..."

Oh, rodeado de aquella oscura agua lo había recordado. Una vez también quiso nadar junto a sus primos y se encontró en la misma situación en la que se encontraban ahora.

Solo que aquella vez Bradley estaba cerca y pudieron sacarlo a tiempo. Y esa vez no había nadie en los alrededores del lago. Nadie sabía que estaba allí.

"¿Así acaba todo?"

Eric sintió que el aire contenido le quemaba los pulmones y este terminó por ser expulsado y reemplazado por el agua.

Quizá su destino había sido morir aquella vez en el lago, pero alguien lo irrumpió... y ahora debía de acabar en el mismo lugar.

Eric cerró los ojos y se abandonó en el agua.

Ya... no quería nadar.

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