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Deja Vu por Akiko_y_Shizuka

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Los gritos del final del pasillo se podían oír desde casi el ala interior de la escuela, aunque a veces era una idiotez que intentasen bajar la voz para no ser "descubiertos". Tarea prácticamente imposible cuando comenzaban a discutir las razones por las cuales era "si" o "no".

Una preciosa muchachita tiró lo que se consideraría un buen fajo de billetes, que algunos llamaban desperdicio, a una gorra deportiva azul que tenía en letras bien grades, bordada las iniciales de NY.

- Sigo diciendo que no - afirmó Melanie.

Bob Stanley puso una sonrisa jocosa en su rostro mientras apuntaba la cantidad en una pequeña libreta y comenzaban de nuevo las discusiones. Acababa de encontrar la mina de oro gracias a uno de los estudiantes que gozaban de una buena fama y de un dato que todo el mundo desconocía.

¿Era virgen o no?

Pregunta que causaba mucha curiosidad tanto en las féminas como en los varones, acerca de Khristofer Kentz.

Y desde hace algunas semanas Bob había comenzado con ese sistema de apuestas en averiguar la respuesta.

-Creo que es una soberana pérdida de tiempo -señaló Stan Nirk de Leyes mientras miraba a todos con fastidio -El tipo no puede ser virgen, ¿Ya lo han visto bien? Ni siquiera se abochorna cuando hablan de sexo.

- ¿Qué tiene que ver? - intentó argumentar Steve Brown - Puede serlo y no avergonzarse por hablar de sexo, el ser virgen no implica ser idiota con respecto al tema.

-Steve, tu no eres virgen y se te ruboriza hasta el trasero cuando alguien saca la palabra sexo a tema... -bufó el chico -Además es amigo de Dylan, por Dios.
Steve se acható entre la gente ruborizado por lo que había dicho y unos cuantos se echaron a reír por su actitud.

- Si Bobby, tu mejor amigo, se tira por un puente, ¿tu también, Stan? - interrumpió Melanie, intentando que desviasen las risas de su pobre compañero.

-Si Bobby se tira por un puente me acerco a la orilla y le grito lo idiota que es -declaró Stan -Peor no es el caso, ¿a quién le importa si el presidente del consejo es virgen? ¿Hay algo que no nos hallas dicho, Melanie? ¿Sueños húmedos con el niño bonito?

- Mejor con él que contigo, cariño - ironizó la muchacha, acompañándolo de un sugerente guiño de su precioso ojo esmeralda - ¿Y tú qué haces aquí, en medio de este corrillo, haciendo esa misma pregunta?

-A Stan le gusta atacar con sus propias debilidades -susurró Maguie de Economía con burla -Tiene sueños húmedos con el presidente.

-¡Cállate! -bramó Stan molesto.

Ahora el objeto de las risas fue Stan, atrapado en su propia trampa.

- Bien, bien, ¿ahora quién es el listo que se encargará de averiguarlo? - un dato interesante que a Bob le tenía pensativo mirando las grandes cantidades de dinero que se estaban manejando allí.

-¿Averiguarlo? -preguntó un chico de primer grado en medicina -¿Cómo piensas lograr eso? ¿Acercándote a preguntar?

- Y te puedes encontrar con algo que no conoces como respuesta - susurró uno que pasó inadvertido.

- Quizá con suerte hasta haga una demostración de que si lo es o no - comentó Melanie, y agrandó la sonrisa - ¡Yo lo pregunto!

-Khristofer no me parece de las personas que estén diciendo si son vírgenes o no -comentó Stan tras haberse recuperado -¿Acaso Dylan no lo sabe? Digo... son "amigos".

- ¿Y crees que él sí lo diga? - se atrevió a hablar Steve.

-Dylan me parece lo suficientemente "presumido" para enorgullecerse de saber algo que el resto del mundo no sepa y darlo a conocer por ese simple gusto -concedió Maguie con una sonrisita -O podría ayudar con el método de Melanie, me parece más excitante.

Melanie asintió con fuerza apoyando a Maguie en esa idea.

- Bien, pues entonces que alguien se arriesgue y vaya en busca de Dylan - irrumpió ilusiones de las chicas el que llevaba el negocio.

-Yo lo haré -interrumpió una voz fría y algo tosca.

Todos voltearon a verlo.

- ¿También quieres saberlo? - cotilleó Mel, sin fiarse demasiado.

-Estoy seguro de lo que sé -dijo Justín sin amabilidad alguna -Sólo quiero saber lo que Dylan piensa y el alcance de su... amistad.

- Bien, bien, esa parte me trae sin cuidado - dijo Bob con franqueza y después sonrió - Que tengas suerte, Justín.

-Les diré lo que crea necesario que sepan -murmuró el chico y se alejó para llegar a sus clases de una buena vez ya que ese tumulto de estudiantes le habían estado retrasando.

-Ese idiota no nos dirá nada -protestó Stan -En todo caso, Bob, es tu apuesta... averígualo tu.

Bob frunció los labios y guardó la libreta, desde luego hacerse cargo de sus apuestas no era lo que tenía en mente.

- Vale, ya os diré algo - y él también se dio la vuelta no sin antes recoger la gorra con todo el dinero y despedirse con una mano.

- No es justo - refunfuñó Melanie.

Maguie suspiró, pero sonrió maliciosa.

-No impide que le preguntemos también.

Melanie rió secundando aquella idea con una pícara sonrisa.

* * *

¿Apuestas respecto a la virginidad de Khristofer?

Que idiota, ¿a quién se le había ocurrido?

-A alguien que no tiene nada que hacer -se respondió con frialdad y aceleró su paso.

Y de todas maneras Khristofer no había dado motivos para ello... Bueno, no a él. Después de todo no le importaba su lenguaje fluido en temas eróticos y demás...
Justín frunció el ceño. Quizá para los demás eso era suficiente... y la verdad la apariencia no le ayudaba para pensar que no era virgen...

El chico torció los labios y se detuvo para tomar otro camino distinto al que le llevaba a su aula. Cuando encontró a Dylan se aclaró la garganta y odió haberse prestado para eso.

-¿Qué tal la sesión de estudios con la fiera? -preguntó con frialdad que quería parecer simpatía. Necesitaba práctica con eso.

- No hubo - respondió con calma sin dejar de ojear aquello que no había estudiado ese día.

Qué desastre llegaba a resultar a veces.

-Felicidades -masculló y miró al joven que se acercaba -Oh, el buen Eric... Que sorpresa.

Dylan despegó los ojos del libro para atender a la frase de Justin y posarlos sobre su precioso chico.

Era verdad que se acercaba con el paso lento y las manos en los bolsillos con su acostumbrada seriedad, y nunca se alegró tanto de verlo.

- ¿Cómo es que le conoces? - preguntó a Justín, antes de que él llegase.

-No te incumbe -dijo Justín secamente -Venía buscando a Khristofer, ¿lo has visto?

- No - respondió Dylan, con seriedad - Y sí me incumbe, él es mío...

- ¿Quién es tuyo? - preguntó Eric con seriedad, nada más haberse acercado y Dylan odió ser tan bocazas. ¡Ya era la segunda vez que era pillado in fraganti!

-Debe estar hablando de Khristofer, ya que es a quien busco -frivolizó Justín sin darle importancia -Necesito de alguien que sepa del tema... Mi novia quiere que le meta la mano, pero no sé si seré capaz de hacerlo sin el consejo de un experto.

- ¿Y buscas a Khris para que él te ayude? - Dylan estaba sorprendido sinceramente - Suerte, últimamente está de mal humor.

Eric simplemente le quitó el libro a su chico y comenzó a ojearlo apartándose de aquella conversación que no le interesaba para nada.

Justín frunció sus labios. No era la respuesta deseada y quizá Dylan no supiera mucho... así que.

-Debe estar de mal humor por tu culpa -acusó -¿Sabes lo difícil que es guiar una reunión del club y suplantar al capitán a la vez, teniendo en cuenta los deberes de ser el presidente del consejo estudiantil donde tu mismo diste tu voto por él? En lo que a mí respecta eres un desconsiderado... es tu amigo, no tu sirviente.

- ¿No crees que Khris es lo suficientemente mayor como para saber lo que hace y lo que quiere hacer? - contrarrestó Dylan sin perder tranquilidad - No te necesita como niñera y si me necesita sabe que siempre estaré aquí

- Totalmente de acuerdo - asintió Eric, sin despegar los ojos del libro.

El corazón de Dylan dio un brinco al notar su apoyo.

-Bueno, es que Khristofer es lo suficientemente... bondadoso... para no decirte que le molesta -Justín se encogió de hombros -Aunque ayer estaba mas molesto de lo que alguien puede estar acostumbrado a ver, ¿no, Dylan?

- Creo que te comenté que sí está de mal humor - reiteró Dylan, con cansancio.

Eric por el contrario no dijo nada y solamente pensó en el comportamiento que tuvo con él. ¿Por eso le habría respondido tan grotescamente cuando se disculpó por la piña?

"Me da igual", pensó después.

- ¿Podemos tomar un café mientras seguís con la conversación? - cerró el libro de Dylan dirigiéndose hacia ellos dos - Realmente necesito cafeína para aguantar esto.

-Naturalmente -dijo Justín con tono mordaz, pero se arrepintió al instante -Si me disculpan tengo que buscar a Khristofer, en verdad necesito ese consejo.

- No le molestes demasiado... - sugirió Dylan.

Y Eric estuvo a punto de poner los ojos en blanco al casi notar que eran capaces de estar otros cinco minutos más así y le dejó el libro a su compañero.

- Que os divirtáis, yo me voy a por mi café - y Eric desapareció sin más dejando a Dylan con un suspiro en los labios.

Maldición.

Justín restó importancia a Eric y caminó haciendo un ademán de aceptación hacia Dylan. Averiguar su Khris era virgen o no había resultado más difícil de lo esperado.

* * *

Cafeína y una pastilla para el dolor de cabeza. Era eso lo que Khris necesitaba después de esa horrible reunión con los jefes de las distintas carreras de la Universidad.

El chico se dejó caer en una silla y se quitó los lentes colocándolos sobre su libreta de notas mientras masajeaba ambas sienes con sus dedos.

-Necesito una pastilla en verdad -sentenció al sentir que las pulsaciones aumentaban en vez de disminuir.

Y como por arte de magia ambas cosas que había deseado aparecieron delante de él.

- Invita la casa - susurró Eric, buscando con la vista algún lugar tranquilo donde poder sentarse.

Había escuchado a Khris quejarse de ese dolor de cabeza y dado que la cafetería estaba demasiado llena, seguro que aumentaría antes de que pudiese conseguirlo por él solo.

Al fin y al cabo a él le atendían y no le costó nada pedir otro. Por cierto, se lo debía por lo de la piña.

-Dale las gracias -susurró Khris con humor y tomó el café -¿Por qué no te sientas aquí? Nadie se sienta conmigo ya que saben que tengo jaqueca y podría herir sus aristocráticas personalidades.

Eric volvió a mirar buscando una oportunidad y todo, simplemente, estaba ocupado.

Que remedio.

- Si tienes dolor de cabeza, ¿no molestaré?

-Siéntate de una buena vez -dijo Khris y se tragó la pastilla para apoyar la cabeza sobre la mesa. -No molestas.

Casi que prefirió haber escuchado lo contrario y así no tendría que haberse sentado.

Pero lo hizo y sacó del bolsillo del pantalón otra pastilla que colocó cerca de él para que al levantar la vista pudiese verla.

En realidad la guardaba para esa noche en su trabajo, pero encontraría alguna farmacia de camino en la noche.

- Quizá deberías de irte a casa.

-No tengo nada que hacer en... -Khris se detuvo bruscamente y suspiró. Que idiotez, claro que tenía qué hacer en casa... Cinco hermanos lo mimarían y le harían sentir mejor... pero... - Descansaré un poco en la enfermería -decidió y se levantó -... para ver cómo se siente.

- Oh, te aconsejo entonces que evites a tu amigo Justín - comentó tomando un poco del café que empezaba a enfriarse - Quería pedirte consejo de como meterle mano a su novia.

Khris tropezó contra la silla y enrojeció.

-Últimamente me topo con puros dementes -gruñó al recuperarse -¿Por qué dirección iba?

- Hacia el ala oeste - y Eric se levantó olvidando la bebida, - Puedo acompañarte a la enfermería si quieres, voy de camino a la sala de informática, y puedo distraer a tu... amigo si nos damos con él.

-Lo agradecería -Khris estiró la mano y tomó sus lentes -No quiero tener charlas "educativas" ahora.

Eric salió antes que él de la cafetería mirando hacia los lados y le hizo una señal de que podía salir.

- Un poco inocente si necesita de esa clase de charlas - pensó Eric en voz alta, aunque le dio mala espina.

¿En serio necesitaba saber eso aun teniendo un hermano como el que tenía?

Sinceramente increíble.

-¿Justín inocente? -Khris giró los ojos -Más bien habrá querido saber "algo" y sólo se le ocurrió preguntar de esa manera para que no se dieran cuenta. Es más, él podría enseñarme unas cuantas cosas.

Maguie salió de paso a lo lejos y al verlos una sonrisa apareció en su cara al mismo tiempo que Khris sentía que algo malo estaba por pasar. La chica hizo una señal y al instante apareció otra y ambas caminaron hacia ellos.

-Buenos días -saludaron las dos a la vez con un animado tono.

-Señoritas -correspondió Khristofer.

- Buenos días - contestó también Eric, con sequedad.

Melanie le dio un pequeño codazo a su compañera indicándole en que buena compañía habían tomado a Khris y después sonrió.

- Tenemos una pequeña duda, en la que quizás podrías ayudarnos, Khris... - dijo con tono inocente.

Eric miró de reojo a su "guía personal", sabría que le estaba coqueteando, ¿verdad?

-Habla ya, que tengo jaqueca -bufó Khris tocándose la frente.

Maguie torció un poco los labios para no evitar sonreír. ¡Que suerte! Defensas bajas.

- Pues hablando sinceramente, nos preguntábamos si eras o no virgen - ronroneó Mel - Y dada cualquier respuesta siempre podríamos... "hacer algo"...

Khris resopló.

¿Para eso tanto escándalo?

-Eso... señoritas... es algo que no le incumbe a nadie -dijo con mal humor -Y si quieren hacer "algo", les recomiendo buscar a "alguien" más, ya que yo no estoy disponible... Ahora si me disculpan, tengo que atender mi salud, cuya prioridad esta por encima de mi situación sexual en estos momentos.

Khris tomó la mano de Eric y caminó a paso veloz evitando dar la oportunidad a que las chicas preguntaran algo más.

Diablos, la cabeza le iba a explotar.

Melanie hizo un mohín y se cruzó de brazos.

- ¿Has visto? - preguntó a la otra.

-Sin respuesta -concluyó Maguie y sonrió -Lo que significa que debemos insistir, ¿no?

- Oh, cierto - asintió ella - Pero me refería a con que familiaridad le tomaba de la mano, querida.

-¿Tu crees que sean... "algo" -Maguie frunció el ceño preocupada.

- Habrá que averiguarlo, ¿no crees? - sin embargo ella sonrió encantada con la idea de espiar a Khris - Y si tienen algo, habrá que hacer algo por dejar que lo tengan...

-Ya veo -Maguie sonrió -Que otro gane lo que estamos buscando para nosotras -rió encantada -Esta bien, hagámoslo juntas.

* * *

¿Cuánto llevaban recorrido?

Eric había perdido la orientación en cuanto habían pasado el laboratorio y comenzaba a dudar que esa parte de la universidad estuviese habitada puesto que todo estaba en un sepulcral silencio, excepto por los sonidos de los zapatos al andar.

O más bien correr, porque Khris corría, y para más males aún seguía tirando de su mano con fuerza.

- Khristofer - le llamó, pero no hizo el menor caso y frunció el ceño - ¡Khristofer!

Entonces paró porque Eric le obligó con más fuerza.

- Hace un buen rato que pasamos la enfermería.

¿La enfermería?

Khris soltó la mano de Eric y miró el lugar.

¿Qué lugar era ese?

-La parte trasera -murmuró y deslizó la vista hacia el césped protegido por la sombra de los árboles -Allí -susurró con suavidad, pero no había nadie descansando en la bella sombra.

Khris se llevó la mano a la cabeza con la esperanza de aligerar el mareo, pero resultó inútil y tuvo que recargar su cuerpo contra el tronco de un árbol.

- ¿Khristofer? - se atrevió a hablar Eric.

No se veía muy bien en verdad, y aun así no pudo evitar el mirar la mano que antes él había tomado.

-Debería regresar a casa -la espalda de Khris resbaló por el tronco y suspiró -Lo siento, no quería molestarte...

Pero últimamente cometía muchas estupideces.

Khris miró el sitio sombreado y sonrió.

-Me parece tentador dormirme aquí mismo... tal ves así lo entienda finalmente.
Eric lo observó detenidamente y se sentó a su lado descansando también la espalda en el tronco. Era un lugar tranquilo y pensó que podría quedarse ahí por siempre.

Pero no podía ser.

- Duerme entonces - repuso Eric, ignorando la parte de que le molestase - No hay clases importantes a partir de esta hora, lo sé por el horario de Dylan...

-El horario que Dylan no cumple -rió Khris -¿Podrías hacerme un favor?

Eric pareció espabilarse. La sombra del árbol le tenía completamente embelesado cuando normalmente le gustaba subirse a ellos. Nunca había sentido atracción... hasta ahora...

- Si está en mi mano...

-En mi billetera esta el número telefónico de alguien llamado Maxwell, él vendrá por mí.

Y podría dormir toda la tarde. Si, eso necesitaba.

El cuerpo delgado se movió hasta quedar frente a él e intentar ver si al menos estaba la billetera a la vista.

Pero no lo estaba, maldición...

Eric buscó en los bolsillos de la chaqueta con rapidez intentando ubicar la dichosa cartera, y tampoco dio con ella.

En el bolsillo de la camisa tampoco y pudo notar que desprendía mucho calor.

"Sigue buscando" se dijo.

Ultimo sitio, Eric se inclinó un poco para palpar sin vergüenza el trasero sentado en la hierba.

Un calor inundó las mejillas de Khris, pero se negó a admitirlo y desvió la vista... Si se notaba algo fingiría fiebre. Con un movimiento suave levantó las caderas para permitir la búsqueda de Eric, pero el movimiento lo mareó más y terminó cayendo de costado emitiendo un gemido lastimero.

- Eh, ¿estás bien? - Eric tomó rápidamente la cartera, y la dejó en e suelo seguidamente, al ver lo mal que debería de encontrarse Khris si se había caído de esa forma.

Los brazos delgados le rodearon el pecho y trató con fuerza en volver a ponerle sentado. Un dolor en el hombro derecho casi hizo que lo dejase como estaba, pero se mordió el labio inferior y lo consiguió.

- No es bueno para el mareo estar tumbado... - susurró poniendo la mano en su frente - Quizá hasta tengas algo de temperatura...

-Podría tener cualquier cosa -susurró Khris apoyando la cabeza en el tronco -¿Lo hallaste? El móvil esta en la mochila.

Eric asintió y extendió la mano hacia la mochila, pero se detuvo justo a la mitad.

Le temblaba.

Por alguna razón todo él temblaba desde que había comenzado a pensar en la posibilidad de que tuviese fiebre.

"Fiebre"

Trató de ignorarlo sacando el teléfono de la mochila, que resbaló de sus manos hasta el suelo a causa de lo anterior.

Eric maldijo y colocó el cabello rebelde detrás de la oreja tratando de serenarse.
Miró a su alrededor. No era eso... era lo tranquilo que estaba todo.

Habló con el hombre por teléfono intentando darle la ubicación exacta de donde se encontraba Khris, pero le advirtió que no estaba demasiado seguro.

Tendría que terminar recurriendo a Dylan.

- Llegará enseguida... - murmuró.

Khris hizo un ademán afirmativo sin abrir los ojos y suspiró.

-Podría darte mi vida -murmullo de manera torpe.

- Solo fue una llamada de teléfono - argumentó Eric, con tono seco - Duerme Khris, me quedaré aquí hasta que llegue.

Maxwell Kentz. Ese era el nombre completo del hombre al que Eric llamó... y con él llegaron cuatro jóvenes con caras angustiadas para total desconcierto del hombre.

-Oh, tiene fiebre -gimoteó una de manera dramática haciendo que las demás comenzaran a hablar al mismo tiempo al hombre, quien bufó.

-Mujeres -exclamó exasperado -, sólo tenemos que llevar al bebe a casa, ¿alguien puede cargarlo?

Las mujeres murmuraron entre sí hasta que la más chica se adelantó.

-Es tu deber, Max, querido... Khris es muy... pesado para cualquiera de nosotras.

-Además te llamó a ti -apoyó otra.

-Por eso me pregunto qué diablos hacen ustedes aquí -gruñó él y se inclinó para abrazar a Khris y caminar hacia la salida.

-Gracias por llamar -dijo una de las mujeres a Eric -Espero que algún día puedas visitar la casa.

-Haré pastel -ofreció otra amablemente. Justo la más robusta de todas y de menor estatura.

Eric por mucho que pudiese seguir observando todo el jaleo que se había formado en tan poco tiempo, no mostró emoción alguna.

Era mejor no hacerlo, no era "correcto".

- No fue nada - respondió con fría educación a la que se había dirigido hacia él - Tengo que volver a las clases, espero que se recupere.

Y eludió por completo aquella invitación por cortesía. Y aunque no fuese así, trataría de no pisarla en lo que tuviese de vida.

Clases... mejor se iría a casa... a disfrutar de la suya.

-Que chico tan adorable -borbotó la muchacha robusta.

-A mí me pareció seco, Karla -contradijo otra -¿Será amigo de nuestro Khristy?

-Pues no lo parecía -intervino Susan, la mayor de las hermanas.

-¿Podemos volver a casa? -interrumpió Ballery -Mi bebe tiene un virus y aquí no le vamos a servir de nada.

* * *


No le negaba la mirada a nadie, respondía con las palabras justas y lo hacía con una frialdad que llegaba a resultar insultante y exquisita al mismo tiempo. Eric Wyndham no necesitaba demostrar que era el sueño de cualquier persona aunque tuviese puntos en contra: serio, frío y en ocasiones, distante.

En resumen, un carácter difícil.

El ver como se retiraba algún mechón de cabello negro de delante de los ojos con un gesto casi delicioso, arrancaba los mudos suspiros de aquellos que tenía el privilegio de verlo. Otros preferían aquellos preciosos ojos amielados que alcanzaban a ser un descarado color dorado y podía compensar el carácter serio que le daba un aspecto de no atender a lo que sucedía a su alrededor o más bien de no importarle lo más mínimo. O hasta aquel cuerpo delgado recubierto de piel pálida aparentemente sedosa, que hacía perfecta sintonía con su moderada estatura haciéndolo ver aun más perfecto.

Sencillamente era eso, Eric era perfecto por cada ángulo que fuese admirado y a nadie le sorprendía que aquel muchacho perteneciese a una de las primeras familias de Carolina del Sur, por no mencionar la más importante. No sólo parecía poseer una seguridad innata que otorgaba el ser rico, sino que también le rodeaba un aura de intangible clase.

El clan Wyndham destacaba por su posición social, riqueza y prestigio. Descendientes de sangre azul, habían heredado tierras de la Corona y no tardaron en iniciar negocios de astilleros. A lo largo de los siglos conservaron su importancia social y riquezas llegando a adquirir un estatus mucho más alto.

Pero Eric Wyndham poseía, además, un fuerte magnetismo sexual del que carecían otros hombres de clase alta. Su cabello desordenado y aquella osadía en llevar las camisas por fuera del pantalón en un aire rebelde no sería fácil de encontrar en un evento del club del campo o en una fiesta de sociedad.

Pero eso no influía en su expediente académico: perfecto e impoluto. Presidente del consejo en sus años de instituto y las notas más altas en la rama universitaria que había elegido.

Calificarlo de genio sería algo de lo más acertado.

Lo que resultaba inexplicable, era el abandono de la universidad con más prestigio de todo el país para ingresar en aquella que estaba notablemente por debajo del nivel de la mencionada. Un traslado de matrícula a esas alturas del curso había sido logrado con gran facilidad por el peso de su apellido seguramente, pero seguía resultando una total incógnita el por qué de aquella decisión.

Eso era su secreto, ni siquiera Dylan tenía conocimiento de ello.

Pero Dylan quería creer que ese cambio de universidad había sido por él.

Lo creía.

Lo necesitaba creer.

Eric nunca sonreía, nunca lloraba y nunca demostraba emoción alguna excepto en los casos extremos en los que es imposible evitar un gemido o un jadeo.
Era como si aquella persona fuese un robot dotado de inteligencia artificial pero carente de sentimientos. Y aun así no pudo evitar sentirse atraído por él desde que pudo conocerlo. Quería que le abriese su corazón, que hablase de lo que pasaba por su mente, pero es algo que nunca llegaba a ocurrir del todo.

Cuando dio un paso más en la pequeña relación de conocidos, con un beso que intentaba transmitir todo el amor que sentía por él, la respuesta de Eric fue como automática. Desde ese entonces el joven de ojos claros había aceptado a tener una relación, con la condición de no pedir más de lo que él quisiera darle.

Y Dylan aceptó.

Aceptaría cualquier cosa con tal de poder estar a su lado. No había hecho ninguna clase de pregunta en los tres meses transcurridos desde entonces, no le había forzado a nada que él no quisiese, le había prestado su ayuda en cuanto él se la pidió y trataba de dejar a un lado todos aquellos besos que notaba por compromiso.
Excepto cuando canceló su sesión de estudio con Khris.

Ese beso, al lado de la biblioteca, lo notó diferente; apasionado, un contacto que le revolucionó cada célula de su piel y comenzó a creer.

¿Estaría consiguiendo que Eric se enamorase de él?

¿En verdad le estaría enamorando?

Tenía que creerlo así o se sumiría en un pozo sin fondo.

Tenía que creer que era así y que estaba allí...

... por él.

Examinó cada detalle de lugar a medida que iba fijándose en que allí no había absolutamente nadie y sintió que estaba perdiendo el tiempo allí. Aunque Dylan estaba eufórico, por decirlo de alguna forma, con el hecho de que hubiese aceptado en seguirlo hasta allí.

- ¿Y bien? - insistió Eric al moreno.

Dylan se acercó hasta el filo de la mesa de la clase de biología. Deslizó un dedo por el filo de esta con cierta picardía y la misma mirada la deslizó por el cuerpo del pequeño.

- ¿Viste la mesa?

La mesa... ¡¿la mesa?! ¡¿Le había sacado del ordenador en un trabajo importante y le preguntaba por la mesa?!

- ¿Qué tiene de interesante la mesa?

Mesa... una mesa que parecía más bien tres juntas. Dylan sonrió y se sentó en ella de un pequeño salto.

- Que estoy yo en ella...

El semblante de Eric no cambió aun habiendo escuchado tan clara invitación, y tampoco lo hizo cuando Dylan había estirado las piernas para atraparle con ellas y acercarlo lo más posible hasta tenerle en la posición que el moreno ansiaba.

¿Cuándo había conseguido Dylan tumbarlo encima suyo?

La mente de Eric se debatía entre esa pregunta y la sensación de los dientes recorriendo su cuello con dulzura, aunque también comenzó a analizar la idea de que estaban en un lugar donde habría clase de un momento a otro y en que el cuerpo que tenía debajo comenzaba a ponerse demasiado duro.

Un sonido.

El del celular.

Fácil de ignorar, pero no en presencia de alguien como Eric.

En especial por que el mismo Eric tomó el aparato y accionó la comunicación.

-¡Ya era hora que respondieras! -Khristofer -¿Se puede saber donde demonios estás?

- Ahora mismo Dylan está encima de una mesa - respondió sin vergüenza alguna.

Eso le hico emitir una breve risita al mencionado, haciéndole olvidar el disgusto de que hubiese descolgado, y seguir pasando las manos por aquel bello cuerpo sin preocuparse por el teléfono.

-¿Qué? -preguntó Khris incrédulo -Demonios, Wyndham, ¿perdieron los dos la razón?... No -bufó -... no me respondas. Tengo buena idea de dónde están.
Y colgó.


¿Pero qué?

Eric observó el aparato como si le hubiese hechizado y desapareció de delante de sus ojos cuando Dylan se lo arrebató y lo echó a un lado.

Eric apoyó las manos en la superficie para separarse un poco y se quedó mirando con cierta lejanía.

Cierto, el moreno estaba allí, volviendo a recorrer su cuerpo con las manos y mostrándole cuanto le deseaba,

Y él no hacía ni decía cosa alguna.

Nada.

"Y la pregunta es: ¿Qué haces aquí?"

Khris suspiró lo mas bajo que pudo y apretó aun más sus manos contra el pecho. Tenía el pulso acelerado después de correr, pero era justo lo que no se podía explicar. ¿Por qué había corrido?

-Curiosidad -se dijo bajito y levantó la cabeza por encima de los bebederos.

Si, ahí estaban ellos dos.

Vaya, Dylan podía ser muy imaginativo cuando se lo proponía.

Khris volvió a agacharse y sintió un pinchazo sobre su corazón. Cerró los ojos y vio de nuevo a esa persona a la que no conocía, pero con una chica justo en una situación semejante.

En ese entonces también sintió molestia.

Pero ahora no tenía razón para sentirla, ¿cierto?

Maldición. Tenía que detener "eso", pero cómo.

Algo se había acumulado en las entrañas de Eric y exactamente no sabía que era pero llegaba a doler de una forma casi deliciosa.

Ahí estaba de nuevo.

Ahí estaba la pasión del beso que tuvo la suerte de probar por parte del pequeño, y que creía que no volvería a suceder.

Dylan había visto como Eric había vuelto a ser el mismo muchacho frío cuando le tocaba, pero volvió a sentir su calor en el momento en que él le besó.

Sin embargo Eric notaba que perdía el control. Aquel beso no lograba mitigar aquello tan extraño que hubo nacido segundos antes dentro de él y que le hacía desconocerse.

Pero los labios de Dylan se habían vuelto tan apetecibles de un momento a otro que ahora su propio cuerpo no le obedecía y se frotaba contra el de él.

Dylan lo abrazó fuertemente, Dios, si Eric le dejase le tomaría allí mismo sin importarle el lugar en donde se encontraban.

Y por eso mismo los ojos claros se abrieron, teniendo que parpadear varias veces para dar crédito a lo que veían.

Ese no era él, ese no era Dylan.

Como impulsado por un resorte bajó de la mesa hasta poder tener la espalda pegada a la pared e intentar tranquilizar la respiración agitada a causa de aquel... espejismo.

- ¿Eric? - preguntó Dylan, consternado por lo que acababa de ocurrir.

¿Qué había hecho mal ahora?

Khris se sintió incapaz de soportar más. Quizá algo en su "pasado" podría soportar ver el desenlace, pero él no. Y se levantó de manera brusca para salir de ahí.

¿Por qué?

Desde un principio sabía las reglas respecto a Wyndham.

¿Por qué?

Dylan se odió. La única variedad en el semblante que tuvo de ver de Eric fue justo la de estar asustado.

Porque eso era justo lo que estaba viendo, a un chico atemorizado contra la pared. Pero Eric no sabría bien explicar qué era lo que estaba recorriendo su cuerpo como un molesto hormigueo.

Necesitaba salir de allí, necesitaba aire fresco que le devolviese el aire a sus pulmones y necesitaba perderse entre las ramas de algún árbol lo bastante alto.
Y simplemente salió de allí sin pararse a pensar en nada más que en lo que le acababa de suceder.

¿Qué había sido eso? Fue como si hubiese reemplazado a Dylan por otra persona. Otra cara que no conocía y eso le asustó.

- ¿Y a quién no? - se dijo con ironía y después gimió.

Gimió de dolor al darse contra algo y caer al suelo.

-¡Maldición! -gruñó Khris agarrándose la cabeza -¡Deberías ver por donde corres, Tyler!

Eric apretó los ojos incorporándose sobre un brazo con un ligero mareo. Debía de haberse golpeado la cabeza en algún momento de la caída, pero no lo recordaba.
Sin embargo, ¿qué había dicho él?

Eric volvió la vista al frente, y los ojos dorados se abrieron más de lo que estaban acostumbrados.

Allí estaba de nuevo, allí estaba el desconocido tirado en el suelo a escasos centímetros de él. Sorpresa que le hizo intentar parpadear repetidamente y mover su cuerpo paralizado.

Otro espejismo que se desvaneció hasta que solamente quedó Khris, haciendo que la sensación en su estómago se hiciese más fuerte,

Khris palideció.

¿Tyler?

¿Qué demonios había sido eso?

-Lo siento... te confundí -dijo rápidamente y se levantó -Yo... Debo irme.

"¡Eso! ¡Huye!"

Maldición. Khris extendió la mano para ayudar a Eric, era lo menos que podía hacer aunque no había sido quien chocara.

Eric se puso en pie con su ayuda y rápidamente se frotó los ojos tratando de alguna forma que dejasen de ver cosas que no existían.

- Perdón... no vi por donde iba - se disculpó el muchacho con cansancio.

Y era cierto, se encontraba cansado, muy cansado, como si hubiesen cargado sobre su espalda un peso más, sin importar los que ya llevaba.

¿Pero qué tenía que empezar a soñar despierto en ese justo momento?

-Ambos estamos cansados -Khris sonrió comprensivo -el estrés Universitario llega a alterar realmente.

- ¿Estrés universitario? - repitió Eric, como si a su cerebro le costase procesar la información o estuviese bloqueado - Sí, seguramente - susurró cuando pudo levantar la mirada hacia Khris de nuevo, temiendo volver algo fuera de lo normal.

Pero esta vez solo estaba él, y sintió un gran alivio.

-Necesitamos un buen descanso -susurró Khris evitando preguntar por Dylan y caminó hacia las aulas -Así que iré a otra reunión más de la academia. Buena suerte, Eric.

- Cuídate - susurró Eric, quien decidió tomar otro camino muy distinto.

Sus clases de hoy habían acabado, así que lo mejor era irse precisamente a eso.

A "descansar".

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