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Traumas por OnlyBekah

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Notas del fanfic:

No se muy bien que decir respecto a nada, prefiero que lo lean y me den directamente su opinion sincera.

Se que no hay nada claro, es un completo lio de razones y sucesos pasados que no explico para nada. Pero ya habra tiempo para eso. Sera un Fic que ocurrira en un periodo de tiempo muy corto, horas, dias tal vez, pero no mas, sin embargo tengo planeado que sea algo largo.

Va a morir, lo sabe, pero ahí está, mirándole, aun sabiendo que ese será su final no se aparta de su cuerpo, sigue intentando darle calor, consolar las lágrimas que salen esporádicamente de sus ojos, mojando sus mofletes. Han sido tan abundantes que incluso el mismo puede decir que ya las huele a distancia, seguro que si se aleja de él, si se va y alguna vez vuelve a llorar, el salado y agrio olor lo llevaría hasta él. Porque si, puede alejarse, pero seamos sinceros, para qué? Sabe que tarde o temprano volvería, porque algo lo une a él, sea lo que sea. Amistad, seguramente, no cabe otra solución, claro que no. Cuando su cuerpo se tensa en sus brazos sabe que puede empezar de nuevo, es como una bomba de relojería, sabes que algo está programado en su cabeza, que explotara gradualmente sin solución, pero tú no sabes cuándo, y tampoco sabes muy bien como detenerlo antes de que haga un estropicio y se arrepienta de nuevo tras recuperar la consciencia. Por eso está el ahí, para cuidarlo, para tratar de calmarlo. Hace ya cuatro horas que están ahí, la policía no tardará en llegar, solo tenía una idea constante, calmarle, salvarle de los cargos que le caerían por todo lo que había hecho, no era justo verdad? No lo había sabido, no había visto lo que con sus manos hacía, lo que había provocado. Por eso no podían culparle, no era consciente de nada, y cuando lo era, su única reacción era llorar sin remedio. Se acurrucaba en un rincón y lloraba, se dañaba a sí mismo, se golpeaba, auto culpándose. Menos cuando él llegaba, entonces corría hacia él, a abrazarle, a llorar en su camiseta y mojarla. Sin solución alguna intentaba desahogarse. Que dolor no? Sentirte un asesino sin ni siquiera haber querido hacerlo. El alto se preguntaba qué había pasado por la cabecita, hasta qué punto se volvió loco. No sé, supongo que ahora un revoltijo de imágenes y sonidos deben estar atormentándole, al fin y al cabo se negaba a creer que fuera intencionado, sabía que no lo era en realidad, lo conocía, sabia por lo que pasaba, sabía que no estaba bien, que hacía tiempo que no lo estaba, por eso no podía culparle, por eso estaba ahí, con él, intentando parar ese llanto y o pensando y en cómo salvarle de lo que en unas horas sucedería. Lo encontrarían, lo golpearían, lo meterían en un coche policial esposado, lo juzgarían, sin tener en cuenta nada de lo que ese joven había pasado en su vida, ni de cuáles fueron las razones de sus actos, sin tener en cuenta que no estaba exactamente en su plenitud y después lo lanzarían a una celda a merced de cualquiera, sobre todo de si mismo, en la soledad tal vez pensara en lo que había hecho. Lo conocía, no era alguien exactamente fuerte, decaía normalmente y decaería en esa situación, al pensar en todo lo que sus pequeñas manos habían hecho, y acabaría con el mismo, torturándose, mortificándose y tal vez incluso matándose. Y no se le podía culpar por ello, realmente no creía que su viejo amigo mereciera sufrir el castigo de sus propias ideas y de su auto culpa, no era así, verdad? Por eso pensaba en cómo salvarle, aunque no había una verdadera solución, al fin y al cabo llevaban allí casi cuatro horas, y no tardarían demasiadas más en dar con ellos.   Lo presiono más contra su pecho, él no se había permitido derrumbarse, eso hundiría aún más a su amigo, tendría tiempo para desahogarse y sacar toda la frustración que tenía dentro después, cuando todo acabara y estuviera solo. Mientras solo podía apoyarle, no? hacerle ver que aún había alguien que creía en él, que no lo culpaba por nada. El cuerpo del bajo se tensó, el alto entro en un estado de alerta, presiono más a su amigo contra su pecho si era posible, "contrólale" se decía a si mismo mientras enfrentaba los espasmos del pequeño, sintió un mordisco en su hombro, el otro intento librarse de el sin éxito, era más grande, más fuerte, no podría alejarse de él. Si lo mantenía con él, quieto, dejaría de moverse y se relajaría, volviendo a sí mismo, a ser consciente.

 

Pego un grito ahogado al verse atrapado, ni morderle ni revolverse cambiaban nada, seguía siendo apresado por ese moreno alto al que juraría no conocer.

 

La camiseta comenzó a teñirse de sangre, la parte del hombro estaba masacrado por sus incisivos, pero aún no se movió, no se permitió expresar su dolor físico, y mucho menos el sentimental, su amigo, su mejor amigo lo acababa de atacar no reconociéndole. Hay algo peor? Lo quería tanto, daría todo por ese bajo moreno. Pero hora él estaba destrozado. Vivió algo que lo dejo así, convertido en ese animal loco sin estabilidad mental que ahora sostenía en sus brazos. Se mortificaba pensando en porque el no pudo hacer nada, en porque tardo tanto en encontrarlo, en porque permitió inconscientemente que pasara todo aquello.

 

No tenía ningún sentido, era mentira, pero el alto creía, tenía la certeza, de que el no haber estado ese mismo momento con su amigo había provocado todo eso. Era mentira, no había forma de evitarlo. Pero aun así, se culpaba. Un di le prometió en broma no separarse de él, y fue cierto, ahí estaba, tratando parar los espasmos psicóticos de su viejo amigo, pero aun así, no logro nada anteriormente, eso sobraba para odiarse a si mismo para el resto de su vida. Bajo sus brazos el cuerpo del mayor se calmó, dándole paso a aflojar un poco su presión sobre él, despacio, sin confiarse, no sería la primera vez que le engañaba y volvía a empeorar atacándole a él o simplemente intentando escapar, no podía dejarlo ir, y menos en ese estado.

 

No había pasado demasiado tiempo, el tener tan poco todo pasaba lentamente, como si cada segundo se multiplicara por diez, haciéndolo sentir todo lo que había alrededor, el viento que entraba por la ventana ligeramente abierta, el ruido de la carretera, que aunque estuviera desierta se hacía notar de alguna extraña manera, las manos del mayor aferrándose a él, el beso que deposito en su hombro después de volver a recuperar la consciencia. Se sentía tan húmedo, su pecho estaba mojado y aunque su corazón latía lentamente el del pequeño al que guardaba latía exaltado.

 

-        Debería irme. - No. - Chan, no quiero seguir con esto.

-        Suspiro – No es tu elección Baek. Sino la mía

-        Levanto la cabeza, mirando a su viejo amigo, que seguía serio, con unos ojillos brillantes como siempre, se arrepentía tanto por todo lo que estaba pasando, resultaba ridículo. Compartía su amargura y su condena con su mejor amigo, aun queriendo que se marchara, que se desentendiera de todo y no volviera, no quería verle cerca cuando lo encontraran, no quería que estuviera cerca de él cuándo volviera a enloquecer. – Cuantas veces contra ti?

-          Eso no importa – Respondió serio.

-         Si importa.

-        Solo esta.

-         Que mal mientes Chan.

Un ápice de sonrisa apareció en los labios del pequeño, presiono un poco más al mayor, que s resistió poniéndose derecho. Los dos sentados en el suelo de esa vacía sala, estaba algo abandonada, hacía años que los padres de Chanyeol no la pisaban , y por tanto nadie se había molestado en limpiarla, los muebles ya no estaban, solo había un par de cojines rotos por el salón, los cuales vinieron muy bien para asentar a los dos. Recordó esa casa hace unas cinco horas, cuando salió corriendo con el después de encontrarle en aquella pequeña, diminuta cascada del río. Pasaban mucho tiempo allí desde pequeños, era su pequeño hogar de descanso, un paraíso donde habían crecido juntos, donde esa amistad se había forjado. Sin embargo, fuera por el disgusto, la desazón, o lo que fuera tardo mucho en caer en la cuenta de que probablemente, casi seguro, Baek estaría allí. Y allí estaba, sentado en el agua, apoyado en el gran tronco caído que dificultaba la entrada a ese hueco entre árboles que a los dos les encantaba. No había rastro de aquel al que buscaba toda la ciudad, esa bestia inhumana y sádica de la que había hablado la televisión durante la última media hora.

-         Que dicen?

-        Que te encontraran.

-         Eso está claro…

-        No sé qué hacer – susurro desazonado, no podía salvarle. – Ni siquiera puedo explicarles nada.

-         Tampoco es necesario. Lo merezco.

Se deshizo de su abrazo, sentándose frente al alto. Porque perdía así los papeles, porque cambiaba de esa manera.

-        Que ha pasado con él?

-         Lo encontró la policía hace unas cinco horas y media.

-        Muerto. – El otro asintió mirando sus ojos. – Lo siento por ti. Estas aquí. Sufriendo mas de lo que jamás podría hacerlo yo.

-        Eso tampoco importa.

-        Si importa también.

Lo miro de nuevo. Y dijo:

-        Tardaste mucho en encontrarme?

-        Demasiado para mí, pero no mucho en realidad – contesto Chanyeol. – Sabía que estabas ahí desde que recordé el lugar.

-        Se me hizo eterno, Esperaba verte allí pronto.

 No contesto. Se levantó dando una vuelta por la habitación, miro su reloj azul. 7:30 de la tarde. Hora Jodidamente mala, no podría darle una oportunidad a su acompañante a oscuras, eso solo aria que fuera más difícil manejarle, sobre todo si volvía a tener problemas. Era una desfachatez, no podría sacarle, y si lo lograba que aria a partir de ahí? Una solución decente seria llevarle a otro lugar, uno donde no le juzgaran ni le cedieran a Corea la custodia de su criminal, pero sería imposible acceder a un avión, barco o coche hasta dentro de meses, y no podría aguantar tanto, los encontrarían probablemente esa noche, o mañana como mucho, como para aguantar meses.

 

-        Hace poco oí hablar a mi padre en su despacho – Chanyeol lo miro escuchando, aun recorriendo el salón – la extradición legal, puede que la permitan en un tiempo, para condenas más severas a quienes lo merecen.

-        ¡No digas gilipolleces! – Grito. – ¡No hay ninguna razón para mandarte fuera, además, esos países no tienen nada que ver con esto, no pueden lanzarte a la boca del lobo, no pueden concederte como un regalo a la pena de muerte Baekyun!

-        Era americano, estadounidense. – repuso con la voz temblorosa.

-        Lo miro titubeante, aunque eso fuera cierto no podían hacer eso, mataban a americanos cada día fuera de su país y no pedían la extradición y la muerte de cada asesino. No, no lo hacían – Tu padre no lo permitiría.

-        No le dejaran intervenir, no puedes pensar fríamente en tu cliente cuando es tu hijo. Y no he hablado con él, no sé lo que piensa de mi ahora mismo.

-        ¡Te apoya! Siempre lo ha hecho. – Bramo agachándose, tomando los hombros del mayor que lo miraba lloroso.

-        No es la misma situación.

-        Es valida igualmente. Él sabe por lo que pasaste.

-        No es una excusa – repuso presionando su sien izquierda, no le venía bien pensar en lo que había pasado antes de todo esto. Lo dañaba por dentro, lo hacía tener miedo y cambiar completamente, perder la cabeza – Lo he hecho igualmente.

 Sabía lo que su compañero pasaba, pero le rompía por dentro pensar en todo aquello, no pudo detenerlo igual que no podría detener esto.

 

-         ¿Me perdonarás?

-        No fue culpa tuya, no fue culpa de nadie-

-         No te encontré.

-        No era yo el que me había ido, no podías saber dónde estaba pensando en mí.

Se calló, bajando la mirada, como antes volvía la sensación de que el tiempo no pasaba, todo tan lento, cada segundo, sentía cada bocanada de aire entrar desde su boca hasta su corazón y salir de nuevo. Estresándose. Saco su móvil, tenía demasiadas llamadas y mensajes, a estas alturas ya sabrían que estaba con él, que estaba de su lado y que por lo tanto era un cómplice, si esto acababa el tampoco acabaría ileso, le caerían cargos también, aunque poco importaba ahora mismo. Miro noticias, todos hablaban de lo mismo, de su protegido y de ese joven muerto en medio de la calle, en un callejón. No le había preguntado cómo había pasado exactamente a su Baek, pero se negaba a hacerlo, si lo comentaba tal vez se alteraría o sufriría más aún. Se le veía en los ojos que no dejaba de rememorar la escena en su cabeza, decirlo y contarlo en alto seria mucho peor para él. Incluso hablaban de él, un toque sarcástico y avergonzado lo recorrió al ver que le colocaban como el cómplice de Baekyun, encima habían colocado su foto de graduación, Genial. Lo que le faltaba, era algo tonto en ese momento, pero salía fatal en esa foto.  

-        No estás muy agraciado en ella – susurro una voz sobre sus hombros, apoyado en el.

-        Ya sabes, siempre he sido feo - Comento sonriendo un poco.

-        Lo abra visto, verdad?

-        Seguro.

-        Hable con ella, hace más de un mes.

-        Y? – Lo miro curioso, dándose la vuelta y sentándose frente a él.

-        Estaba enfadada, no sé por qué. - Comenzó  

-         Creo que nunca entiendo a las mujeres, y menos a ella. Me contesto mal a todo, retiro mi mano. Entonces creo que hice, más bien dije una gilipollez.

-        El qué?

-        Estaba algo molesto por su actitud, por nuestros estudios hacía semanas que no nos veíamos. Me puse tonto "¿Quieres Romper?"

-        Que contestó? - Pregunto Chanyeol estúpidamente, ya lo sabía, lo suponía, pero extrañamente quería oírlo.

-        Trago duro, con un brillo de tristeza en los ojos. - Que Sí.  

Sonrió, no le extrañaba, por alguna razón esa chica jamás fue de su agrado, no porque fuera bonita, no lo era demasiado, era más bien una chica normal. Tampoco era porque estuviera obsesionada con su suegro y su cuenta corriente, ni siquiera fue por su relación con sus "amigos". Era tan solo porque no veía lo mismo que Baek, no entendía porque le gustaba esa niña. No veía su atractivo, no veía posibilidad de que fuera una verdadera mujer. La veía como una ninfa interesada que solo lograba desviar la atención de Baekyun hacia ella. Irritante.

 

8:00. Exactamente y como había previsto el tiempo no pasaba. Al menos su compañero parecía estable, machacado, pero estable. Algo en el rugió, despertando un malestar en todo su cuerpo.

 

-        Hace cuanto no comes?

-        No mucho.

-        Nadie lo diría - Repuso el mayor.

-        No hay nada aquí?

-        Que yo sepa no, para nosotros esto estaba abandonado.

-        Hay algo cerca?

-        Puede... puedo salir a ver? - Pregunto dudoso Yeol.

-        No creo que pase nada Yeollie. No me moveré. No pensare en nada.

-        Podrás no pensar en nada?

-        No.

-        En ese caso me quedare.

-        Yeol, no sabemos cuánto tiempo estaremos aquí, piensas dejarme abandonar?

-        No. - Contestó decidido el alto.

-        Entonces hay que ir. Puedo ir contigo si te preocupa dejarme solo.

-        Hace horas que todo el país te busca. No es conveniente Baek.

-        A ti también te buscan. - Repuso.

 

Suspiro profundamente, mirando a su pequeño protegido. No era lo mismo y lo sabía. No era por la cantidad de atención que pudieran recibir saliendo fuera de su guarida, era la posibilidad de que los atraparan, era la posibilidad de que atraparan a Baekyun. El podía librarse si le encontraban, no tenían verdaderas pruebas de que hubieran estado juntos las últimas horas. Y por mucho que lo interrogaran nunca diría el paradero de su viejo amigo, lo que los dejaba sin armas para juzgarle. No le ocurriría nada. Pero si pillaban a Baek las cosas darían un giro demasiado esperado que Yeol quería evitar a toda costa.

Notas finales:

Gracias por leer.

Espero sus opiniones.


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