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Se Fuerte por mReloaded

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Notas del fanfic:

Este fic es una mezcla entre canon y elementos míos. Les explicó como es el mundo para que sepan a que atenerse, hay dos tipos de magos, oscuros y de la luz que no se quieren, pero gracias a tener un enemigo en común (Voldemort) lograron sortear sus diferencias, sin embargo con Voldemort muerto los problemas empezaron de nuevo. Casi todo lo demás es muy parecido al libro con los mismos muertos y los mismos eventos. Cedric no murió porque nunca llegó al cementerio en el libro 4, Severus se salvó porque en la guerra, peleó junto a Lucius (que es su pareja, aunque el rubio este casado con Narcisa). Lo demás hasta el final del libro 7 es igual, los cambios los iré mencionando conforme vaya avanzando y sean necesarios.

Saludos y buena lectura Mreloaded

Notas del capitulo:

Harry enfrenta la muerte del amor de su vida, un antiguo compañero del colegio entra a su vida de súbdito.

El cielo tiene una estrella más, su amado esposo lo adorna con su belleza. Regresó a la constelación de donde vino. Lástima que no pueda acompañarlo.

Se encuentra solo en la cámara funeraria, las velas que alumbraban su alrededor se apagaron hace horas, aun así no ha prendido otras. Llamar a los elfos para traer unas lo regresaría a la realidad, un lugar donde el amor de su vida ya no existe. Necesita a Draco. Coincidieron durante sus estudios en el extranjero, después de la guerra no quería saber nada de Inglaterra. Lo mismo sucedió con el rubio, al verse el primer día de clases pegaron el grito en el cielo, pero estar en un país extraño los atrajo. Se casarón en secreto temiendo la furia de Lucius. Por suerte los Malfoy lo aceptaron enseguida, su alegría y sus deseos de aprender les encantaron. Ahora nada de eso importa, se fue, lo dejo solo.

Durante los 14 días de ritos funerarios pensó en seguirlo, en su bolsa tiene un cuchillo de plata preparado, pero no puede utilizarlo. Antes de morir  Draco le exigió cuidar de sus hijos, si se suicida los abandonaría. Está agotado. Lleva horas en la misma posición, utilizando las pocas fuerzas que le quedan se para de su lugar, las lágrimas regresan a sus ojos, la sensación de abandono es demasiada. Apenas distingue el féretro, pero lo roza una última vez, no volverá a verlo, cuando salga sellarán la tumba como dicta la tradición. El odio hacia las familias oscuras subsiste, solo así evitan roben el cuerpo para difamarlo.

El jardín no tiene luces externas, es una noche de luna nueva, solo las estrellas alumbran sus pasos. El universo es bueno con él, le permite despedirse de su amado, después de hoy no volverá a ver el cielo. Sin esfuerzo descubre la constelación de Draco. Brillante. Poderosa. Orgullosa. Así era él, se lo arrebataron de súbdito y nunca más sentirá su cuerpo al otro lado de la cama. Las costumbres entre los magos no dicen que los muertos se convierten en estrellas, pero Draco le dijo que eso haría para poder cuidarlo aunque estén separados. Al verlo salir los enterradores intentan prender una antorcha, pero se los evita, no quiere opacar la luz de las estrellas:

-       Trabajen a oscuras.

-       Si señor.

Parado en la orilla del cementerio los ve trabajar, primero utilizan las técnicas tradicionales de las familias blancas, una loza de piedra sobre la entrada, en ella diversas maldiciones son escritas. Los Malfoy son magos oscuros, esta precaución es para no excluirlo. Ahora el verdadero ritual inicia, los cánticos suben de volumen llenando el lugar de magia oscura. Se estremece.  La sangre corre para pagar por la maldición que acaban de invocar. Quién se atreva a mover esa loza, sufrirá una muerte horrible. Atrás quedaron los días donde los ladrones podían entrar fácilmente a las tumbas. No por nada los magos oscuros han sobrevivido tanto tiempo, su habilidad para adaptarse es legendaria.

Los enterradores terminan, con cuidado el grupo se desliza hacía la entrada de la mansión donde recibirán su pago. Ninguno se atreve a alzar la vista. Su foto torturando a los asesinos de su esposo salió en primera plana, no por nada el mago oscuro más poderoso de la era le temía. Con un último suspiro retira la vista del cielo, sin voltear atrás camina hacía la construcción de piedra. Las luces en las ventanas lo deslumbran, todos están ahí. Casi puede verlos, cada uno encerrado en su cuarto fingiendo que todo está bien, que nada pasó, acostumbrados a la persecución pareciera que esperaban algo parecido. Ninguno soltó una lágrima y los odia por eso. Su dragón merecía esa ofrenda. Cierra los ojos para acostumbrarse a la luz, pero imaginarlos en sus actividades diarias le recuerdan que Draco nunca regresará. Dejándose llevar por la desesperación se deja caer, mientras un grito sale de su garganta:

-       ¿Por qué a ti?

El aire le falta, no puede seguir, sin Draco no merece la pena vivir. Con desesperación busca el cuchillo en sus bolsillos. Después de perder el control y asesinar a esos infelices el ministerio le confiscó la varita. Por su seguridad le dijo el jefe de aurores, realmente fue la única forma que encontraron para evitar mandarlo a Azkaban. A él no le pudo importar menos, hasta la cárcel mas despiadada del mundo se le hace un mejor lugar a seguir ahí, en Malfoy Manor, donde todo le recuerda al rubio.  Un clic le obliga a levantar la vista, un pequeño elfo está parado junto a él viéndolo con aprensión, al tener su atención le dice:

-       El amo Lucius le pide pensar en el bienestar de los amitos Scorpius y Albus.

-       Dile a ese rubio desteñido que no voy a dejar a mis hijos huérfanos por segunda vez en menos de un mes. Lárgate.

-       Si amo Harry.

Pensar en sus hijos elimina cualquier pensamiento suicida, el cuchillo regresa a las profundidades de su bolsillo. Como líder de la familia, Lucius siente un poco de lo que los demás sienten. Para que notara su desesperación sobre el dolor de Narcissa quiere decir que estaba a punto de hacerlo. Está agotado. Necesita descansar pero de imaginar dormir en la cama que compartía con Draco sus pensamientos suicidas regresan. Una voz dentro de su cabeza le dice que la mejor forma de olvidar su perdida es tomando sin parar. Nadie espera que mañana vuelva al trabajo, sin varita no puede retomar su puesto como auror. No necesita aparentar ser fuerte ante nadie, los Malfoy y sus amigos saben que su esposo era su razón para vivir. Sin pensar en el destino se va de ahí, lejos, a cualquier lugar donde no hayan recuerdos de Draco.

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Se aparece en la zona más lujosa del callejón Diagon, , maldice en voz baja. Quería ir a un lugar donde el recuerdo de Draco no exista, precisamente ahí es tan fuerte como en la mansión. No se molesta en irse, quiere alcohol, el precio es lo de menos. Sin fijarse por donde va, sus pies lo dirigen al primer bar de la calle. De pronto la voz del rubio, grave y varonil, suena atrás suyo:

-       “Lucky Bar” que nombre más corriente, seguro es de muggles.

-       Solo es el estúpido nombre Draco.

-       Pues ve tu, porque yo me quedo afuera.

-       Déjame, eres un egoísta, siempre estas pensando en ti.

Noche en día hábil, los pocos magos que pasan por ahí se le quedan viendo. No logran reconocerlo como Harry Potter, el salvador del mundo mágico, pero está dando un espectáculo hablando solo. Sin hacerles caso entra al establecimiento, pensaba encontrarlo vacío pero hay un grupo de veinte magos festejando cualquier tontería. Para su alegría Draco lo siguió:

-       Te dije que fueras a otro.

-       ¡Cállate estas muerto!

Toma lugar en la mesa más lejana a la barra, no se irá de ahí, no ahora que Draco lo reto con un te lo dije. Sus alucinaciones son consecuencia de romper la unión, es normal en una pérdida como la suya. Normal, les grito, normal, su muerte no fue nada normal, un chico de 27 años no merece morir de esa forma. Antes de repasar los hechos de ese fatídico día pide el alcohol más fuerte que tienen. No quiere recordar. La botella completa aparece enfrente suyo, ahora si puede empezar a olvidar. El líquido disminuye, su vaso se rellena solo y por fin después de sufrir por semanas olvida que Draco ya no existe. Pensó en irse a otro lugar, los gritos de alegría que inundan el bar son asquerosos, pero todavía puede oír la frase del rubio. No lo dejará ganar. Conforme el alcohol fluye, el mundo se vuelve una mancha borrosa. Al terminase la botella pide la cuenta con un gesto de mano, salió sin dinero tendrá que firmar un pagaré. Llega el mesero, quién al reconocerlo se inclina en respeto, sus palabras se pegan, pero aun así logra decirle:

-       Dejé la cartera en algún lugar.

-       No se preocupe, le mandaré la cuenta a su mansión. Siento mucho su perdida, lord Malfoy.

Ya estaba a unos pasos de la puerta cuando oye su último comentario. Lord Malfoy. El alcohol lo hace enloquecer. Toda la noche intentando olvidar para que el mesero le llamara con el título de Draco. La confirmación de su muerte es demasiado dolorosa. Su esposo murió y él heredó el título. Aun sin su varita hace explotar las botellas a su alrededor, todos gritan de terror sin saber que hacer. Los  meseros se ocultan debajo de las mesas, los cristales de los vidrios y los espejos también explotan. De pronto dos voces conocidas se mezclan en sus oídos:

-       Harry…detente.

No ha dormido en dos días, el alcohol en su sangre y este despliegue de magia provocan que su cuerpo entre en shock. Sus piernas pierden fuerzas tirándolo al piso, donde se corta con los vidrios que yacen ahí tirados. Cierra los ojos contento porque todo acabó. Su agotada mente bloquea los recuerdos del asesinato de su esposo para protegerlo. De pronto ve unos elegantes zapatos negros de piel de dragón acercarse. Sonríe. No sabe porque esta en el piso tirado, pero Draco va a ayudarle. Anhela oír su voz regañándolo, seguramente al llegar a casa tendrán una sesión de sexo monumental. Se hace una nota mental para silenciar la habitación, no quiere que los niños oigan sus gemidos, son demasiados pequeños para darles la platica sobre las abejas. Sus ojos se cierran por la perdida de sangre, pero todavía alcanza a ver como una cara conocida se hinca para revisarlo, sus cabellos no son rubio platinado pero está tan cansado que no le importa:

-       Draco, amor te extrañe tanto.

Pensando que es su esposo, Harry lo toma de la mano buscando su contacto, noches enteras soñando que su amado regresaba para cuidarlo para por fin tenerlo a su alcance. Al sentir su calor, su respiración se tranquiliza. Draco está junto a él:

-       Todo estará bien, no te preocupes.

Dándose por vencido cierra los ojos, no nota la llegada de los aurores, ni el caos que sobreviene cuando lo ven tirado en un charco de sangre. A su alrededor todos corren, los curadores que llegan para llevarlo a San Mungo, los aurores formando un perímetro, los clientes intentando salir de ahí. Cedric Diggory no suelta la mano de Harry, la desesperación que vio en sus ojos le partió el corazón. Lo recuerda de la copa, un adolescente en medio de una situación extrema y aun así sus ojos transmitían calidez. Ahora solo son un reflejo de lo que fueron. Sin soltarlo lo acompaña a San Mungo, sabe que agradecerá tener un rostro amigo cuando despierte y recuerde que Draco está muerto.

Notas finales:

Quería subir este fic por el cumpleaños de Harry, pero me pasé por un par de días.

Este  será un fic corto (alrededor de 10 capítulos). Intentaré actualizar cada semana, pero por ahora mi objetivo es acabar Incompletos así que no prometo nada.

Espero sus comentarios sobre el tema, será un poco triste, pero tendrá un final feliz, lo juro.

 

En el próximo capítulo Harry y Cedric llegan a San Mungo donde se encuentran con otro compañero suyo.


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