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Todas las estrellas en el Cielo por Pink_Spider1998

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Notas del fanfic:

Aquí dejo la portada de la historia, espero que os guste.

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Miró al cielo con interés, casi con sorpresa, después de tanto tiempo rodeado de contaminación lumínica, poder ver ahora aquel hermoso despliegue de luces era como un sueño. Se arropó un poco mejor con la manta, todavía era Agosto, pero estaba empezando a hacer más frío por las noches. Recordó todas las cosas que le había confesado, todas las respuestas, la ayuda que había recibido a cambio de una simple sonrisa, recordó todos los momentos que había pasado, algunos felices, no, muchos felices, llenos de risas, de suaves miradas y de dulces caricias. Habían sido los mejores, esos que ahora guardaba dentro de sí como un tesoro, esos que en días como aquel, todavía hacían que sus ojos se llenaran de lágrimas.

Pero se había decidido a no llorar, se había decido a ser fuerte, el hombre que su amigo siempre había visto en él.

Miró al cielo porque era lo último que Yuu había visto antes del fin.

Había tantos pensamientos que llenaban su mente que no sabía qué hacer con ellos, así que hizo lo que muchas otras veces había hecho, pensó en lo que él, su amigo, su confidente, su consejero, habría hecho en su lugar. Casi pudo jurar que escuchaba sus palabras resonándole en la mente.

Yuu siempre había dicho que para librarse de los problemas solo había que contárselos al cielo infinito. Decidió seguir su consejo. Así en un susurro, desnudó todo lo que sentía, todos los recuerdos felices salpicados de dolor que aún le perseguían, esperando que se convirtieran en nubes y desaparecieran en la noche. Sin embargo, al final no pudo contenerse y la luna en majestad fue su único testigo, el único testigo de unas lágrimas confusas, que no sabía muy bien si eran de tristeza o de alegría.

Levantó la manta hasta que le rodeó el cuello y casi le tapó la boca, hacía tanto frío… aunque ahora por lo menos sentía su cuerpo, quiso bloquear las imágenes, pero no pudo, y volvió a dibujar en su mente el instante en que había recibido la llamada, esa que en realidad no había necesitado porque muy dentro de sí mismo sabía lo que había ocurrido pero que aun así había roto su mundo en mil pedazos. Fue entonces, cuando supo que podía dejarlo atrás, todo el dolor, toda la tristeza, podía olvidarlo porque los buenos recuerdos eran mucho más brillantes y hermosos, como las estrellas que le observaban desde lo alto. Se secó la cara y supo que incluso aunque llorara más veces, aunque en ocasiones se sintiera abrumado por las memorias, aunque su corazón se rompiera de vez en cuando, nunca estaba solo, su amigo, su Yuu, siempre estaba con él. Pero ahora era él quien llevaría el peso, quien sería fuerte por su recuerdo y por sí mismo.

Miró al cielo con intensidad, como si quisiera desvelar todos sus secretos, como él había hecho la primera vez que sus ojos se habían cruzado. Él que había sido capaz de ver más allá de sus falsas sonrisas y en el interior de su alma. Había destruido todas sus murallas, le había liberado de la cárcel que él mismo se había impuesto, le había enseñado a ser libre, y ahora era capaz de dejar ir todos los sentimientos confusos, dolorosos, que formaban un nudo en su garganta.

Respiró hondo el aire helado de la noche, y se sintió libre.

Cuánto habría dado por tenerle allí, había pensado antes, pero ahí estaba, en algún lugar entre las brillantes luces que tanto había amado observar, las que amaría él ahora en su lugar. Gracias, susurró, no hacía falta que añadiera más porque daba las gracias por muchas cosas, gracias por enseñarme a ser fuerte, por estar siempre conmigo, por ser siempre lo que necesitaba para seguir adelante. Era una lista interminable, porque le debía tanto… Algún día le pagaría, aunque tuviera que esperar a su próxima vida. Con una sonrisa temblorosa, dejó ir todo el aire que no sabía que había estado conteniendo y se alejó de los recuerdos, centrándose en el hermoso espectáculo de luces que se desarrollaba ante él. En realidad, centrándose en tan solo uno de los brillantes puntitos, el que más destacaba, sus labios dejaron de temblar –Gracias Yuu- dijo con serenidad, sabiendo que aquella era la que había estado buscando toda la noche, la correcta.

Porque ni siquiera todas las estrellas en el cielo podían eclipsar a aquella en la que estaba seguro, él habitaba. 


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