Deja que te diga, nena,
que lo nuestro no es equitativo,
todas las noches que estoy contigo
tu eres quien come, yo soy comido.
Sus labios rozan tu cuerpo sin consideración, no entiendes como fue que ocurrió, no lo recuerdas. Él está por encima de ti, y aunque tu lo sabes, él no tiene ni idea. Estás a su merced, él podría hacerte cualquier cosa en estos instantes si tu no le dices nada. No vas a evitarlo, te gusta lo admitas o no, por eso dejas que te devore, que te lama, chupe y muerda a su antojo. Cierras los ojos y jadeas, escuchando su suave risa. Tu corazón y tu cabeza no se ponen de acuerdo, mientras el primero te dice “Ámalo”, el segundo te obliga a apartarte. Posiblemente, si su boca no te estuvieran haciendo enloquecer, llevarías tus manos a sus hombros y lo empujarías para detenerlo. Sientes su respiración en tu ombligo y puedes intuir lo que va a hacer, no te contienes, levantas las caderas y dejas que él tome tu miembro entre sus labios. Gimes fuerte en cuanto él succiona. Te encanta sentir su lengua en tu cuerpo, es deliciosamente peligrosa.
Refunfuñas cuando el se separa, pero tu queja se queda interrumpida cuando te besa dominantemente. Su boca ahoga un gemido que sale de tu garganta mientras te acaricia el cuerpo con sus manos traviesas. Te preguntas como esta versión de tu novio puede ser el mismo que durante el día se comporta tímido e inseguro.
Tú único pensamiento antes de que te penetre es lo injusto que es no poder jugar con él en estas situaciones.
-Kyuhyun... te amo...- susurra una vez se ha corrido en tu interior y se ha separado, abrazándote por la cintura. No le contestas, no le miras y mucho menos le sonríes, tan solo llevas tu mano a su hombro y lo acaricias mientras ves como se queda dormido. Sabes que si sigues así vuestra relación no durará mucho, le haces daño y últimamente es aposta. Yesung se merece algo mejor que tú, pero tu posesividad te impide dejarlo marchar, hiriéndolo más.
Dices que te hago daño,
¿es que no entiendes que te extraño a mi manera?
Ya que preguntas, pa' ahogar mis penas,
me fui de putas la noche entera.
Dijiste que nunca mintiera,
que dijera la verdad aunque duela.
¿Por que me miras de esa manera?
Después te fuiste,
y "adiós muy buenas"
-¡¿Dónde estuviste anoche?!- te gritó, le miras a los ojos, indiferente y frío. Algo dentro de ti se remueve, te duele, pero debes continuar. Sus ojos llenos de lágrimas, que por suerte no caen aún, te miran furiosos, tus mejillas están coloreadas de rojo. No puedes evitar pensar en las veces que te mira sonrojado, avergonzado por algo que le has dicho o hecho, pero esta vez es diferente, no es de timidez y en vergüenza, es de rabia.
-¿De verdad quieres saberlo?- no dejas que tu voz salga entrecortada, sus ojos se abren más con sorpresa y dolor. Notas que se arrepiente, pero aun así asiente levemente. Finges una sonrisa malévola y tu cabeza contesta sin dudar.- En un prostíbulo, eliminándote de mi.
Una mano, su mano, arremete contra tu cara, no haces nada, porque sabes que te lo mereces. Identificas lo que ves en sus ojos como odio, te odia, tu corazón se aprieta, pero le ignoras, debes mantenerte fuerte.
-Te odio.- lo ha dicho tan despacio, tan frío que un escalofrío se apodera de tu cuerpo. No dices nada y, ante tu silencio, Yesung se da la vuelta y sale del apartamento, ese apartamento que habéis compartido por casi dos años. En cuanto la puerta se cierra, tus piernas no lo soportan más y te derrumbas, caes al suelo y te permites llorar.
Has sido un capullo, nunca le has demostrado cuanto le amas, y mucho menos dicho, él no sabe cuanto le necesitas. Un cobarde como tu no merece ser amado por tan grande persona, ahora que le has dejado marchar, esperas que pueda ser feliz, que sea feliz por los dos, porque sabes que tu nunca más lo serás.
-Lo siento, hasta nunca JongWoon hyung... te amo.
FIN