Noah bajó de la moto y se abrochó su chupa de cuero negra, empezaba a refrescar y a pesar de que por la tarde se podía estar en manga corta, ahora en plena noche no podía evitar tiritar un poco. Miró a sus colegas que bajaban de sus respectivas motos tras él. El más cercano a él, su mejor amigo, Fede, un poco más bajo que él, de pelo cobrizo y ojos oscuros, le puso una mano en el hombro
-Venga tío, liémosla parda
Noah sonrió débilmente, con sus recientes diecisiete años hacia poco menos de un año que se había convertido en el líder de una banda de motoristas y pese a las quejas de sus padres todas las noches salía a dar una vuelta por ahí y meterse en alguna que otra pelea. Se aparó unos mechones negros, con mechas azules celestes, de la cara y miro el bar a donde iban a entrar con sus ojos azul cristalino, como el hielo.
-No sé, mi padre me a amenazado con no dejarme salir si me vuelvo a pelear-se encogió de hombros-¿podemos ser un poco más discretos que la última vez?
-Vale, procura que nadie te rompa la cara y nadie se enterará
Noah torció la sonrisa
-Como si hubiera alguien capaz de eso
Se metieron en el bar y ocuparon una mesa de las del fondo para no ser molestados, Borja, un chico de orígenes alemanes era casi albino y paliducho además de ser el más mayor de todos, con dieciocho años fue a pedir unas cervezas a la barra, enseñando el carnet y asegurando que todos los demás eran también de la misma edad.
Noah sonrió para si, que ingenua podía ser la gente, ya que, a pesar de que todos a excepción de Borja eran menores de edad bebían alcohol sin ningún problema. Y otros timos que no estaría bien desvelar.
-esto es un asco, hoy no parece que ocurra nada interesante-se quejó Héctor. Era un chico activo y apasionado de las peleas, moreno tanto de piel como de pelo llevaba un pendiente en la oreja y bebía la cerveza como si fuera agua.
-He oído que cerca de aquí, en el descampado están haciendo peleas individuales con apuestas y todo-Pablo, era el más bajo y flacucho de todos era también el informante del grupo, se encargaba de los rumores, de encontrar buenos sitios para quedar o si le pasaba algo a algún integrante de la banda, se encargaba de averiguar que era e informar a los demás.
-Osea que además de partirle la cara a un par de tíos también ganas algo de dinero…-Mario sonrió mientras daba otro sorbo a su cerveza- es un buen trato, deberíamos ir
-Pero ninguno tenemos experiencia en uno contra uno, el único que se desenvuelve bien en eso es Noah-Aitor, el hermano pequeño de Borja, e igual de albino que él, estrujo su ya lata vacía- aun que siempre podemos mirar
-¿tu qué dices?-Federico miro a su mejor amigo sonriendo de oreja a oreja- tu padre no tiene porque enterarse, puedes patear el trasero a un par de tíos sin hacerte ningún rasguño y además obtienes pasta ¿qué más quieres?
-No sé…-pensó en las palabras de Carlos, que le miraba amenazante cuando le tuvieron que recoger en la camisería porque una pelea con un tipo había formado un poco de escándalo y alguien había llamado a la policía.
-venga, eres el líder, sabes que no podemos ir si tu no das la aprobación-Héctor ya se había emocionado con la expectativa de ver a dos tíos dándose puñetazos
-Bueno, vale- y así las pocas buenas intenciones de hacer caso a su padre se esfumaron
Uriel se puso las manos dentro de sus bolsillos, frías por el fresco que empezaba a hacer.
-Recuérdame que la próxima vez me traiga una chaqueta.- Cerró los ojos cuando una ráfaga de aire le removió su pelo rubio apagado, pero indudablemente rubio con fuerza. Abrió los ojos cuando el viento amainó, eran de un color marrón caramelo que hacia que se parecieran a un par de bolitas de chocolate, su piel, en cambio, era pálido de piel, pero eso era porque no le gustaba tomar el sol.
-No soy tu secretaria Uri-Nagisa, su mejor amigo era lo contrario él, tenía el pelo negro como la noche, sin embargo tenía unos claros ojos de color ámbar, que contractaban bastante bien con su pelo, por raro que pareciese.
-Bueno, tampoco te morirías por recordármelo- Uriel puso los ojos en blanco.- a veces te quejas tanto que pareces una chica
-Hablando de chicas, he oído que se te han vuelto a declarar-Nagisa sonrió de medio lado- ¿otro rechazó?-Uriel asintió- de verdad, a veces pienso que eres gay o algo.
-No soy gay, lo único que pasa es que todas esas chicas solo buscan un royo pasajero. Tampoco pido que se cansen conmigo, pero quiero algo así como una relación estable ¿es mucho pedir?
-A tu edad, si. A nuestra edad eso es muy normal, quieren divertirse y conocer gente, no como tú. Al paso que vas morirás virgen.
-Pues que así sea- Uriel silbó para llamar a su pastor alemán que correteaba unos pasos más adelante. El perro salió corriendo hacia su amo y se sentó delante de él-buen chico Noah-le puso la correa y acarició la cabecita del animal- volvamos a casa
-bueno, nos vemos-Nagisa vio como su amigo cruzaba la calle para volver a su casa, mientras se despedía con la mano. Hizo un leve gesto con la cabeza para despedirse el también y siguió su camino por esa calle.
Aún no le apetecía irse a casa, así que dio un pequeño rodeo, pasando por enfrente de un descampado. Allí había un grupo de gente que gritaba y vitoreaba a algo. Se acercó y vio que se trataba de dos jóvenes peleando, mientras que otra gente apostaba por el vencedor, ahora mismo un chico de pelo negro con mechas azul celestes estaba cruzándole la cara a un tío el doble de grande que él. Lo observó con curiosidad, no parecía muy fuerte a primera vista, pero, notó que pese a su cuerpo no era muy grueso estaba dotado de unos músculos bastantes fuertes que apenas se apreciaban bajo la chupa de cuero negro.
El de las mechas le pega una patada al estomago del otro y este cae al suelo. Cuenta de diez, el tío no se levanta, o no quiere levantarse, van por ocho…por nueve…y diez. El tío no se ha levantado y el de las mechas ha ganado, sin aparente esfuerzos, al menos no hay ningún golpe marcado en su rostro.
Un chico se pone en el centro y levanta el brazo del chico mientras que un grupo de unas siete personas le vitorean, deben de ser sus amigos.
-Y esta es la segunda victoria de este joven ¿alguien se atreve a enfrentarse con el por tercera vez esta noche y destronarle?-pregunta el que a salido al centro
Nadie dice nada, todos callan. Nagisa mira al chico de arriba abajo, tiene una sonrisa arrogante, como retando a quien sea a que se atreva a levantar la mano, arruga la nariz, no le gustan los tipos así de engreídos. Levanta la mano y todos le miran, incluido el de las mechas azules, sonríe satisfecho, va a poder darle un par de golpes que le van a sacar esa sonrisa de la cara. Todo el mundo aplaude y vitorea, escucha de fondo como apuesta la gente, todas son a favor del de las mechas, pero le da igual, el solo quiere pegarle alguna que otra torta a ese tipo.
-Eres muy valiente al pensar que puedes vencerme-dice ajustándose sus guantes negros sin dedos- esto durara poco
-quien sabe, a lo mejor te venzo
Ambos se miran con cautela y fiereza, suena un pito que anuncia que el combate puede empezar. El más rápido es Noah, que le da en el mentón con un puñetazo, haciendo retroceder a Nagisa unos pasos. Pero no acaba allí, le coge por los hombros y le da un rodillazo en todo el estomago. Nagisa se tuerce de dolor agarrándose la barriga con las manos. Noah se aleja unos pasos sonriendo
-¿ves? Esto termina rápido-alza la pierna para pegarle una patada en la cara, pero Nagisa lo esquiva, rodando y se pone de pie. Ambos se vuelven a mirar, Nagisa intenta darle algún puñetazo, pero no le alcanza, Noah mueve la cabeza a los lados mientras va retrocediendo, y en un momento dado le hace un gancho que solo le roza, porque si le llega a dar de lleno seguro que le desencaja la mandíbula. Nagisa, se toca la barbilla, dolorido, y furioso y le da un puñetazo que Noah no se espera, partiéndole el labio. Nagisa sonríe satisfecho mientras Noah se toca el labio, manchando sus dedos de sangre
-Mierda-escupe sangre- te vas a enterar
Sin embargo la frase apenas se oye con la llegada de una sirena de policía. Alguien le ha llamado. En uno de los balcones de los edificios continuos al descampado se asoma una anciana en camisón y rulos en el pelo.
-¡Ya era hora!-grita- he llamado hace una hora
Noah no espera a que acabe la pelea y se va con su banda corriendo a coger las motos y huir, Nagisa tampoco y sale corriendo por una de las calles, pero a la gente no le importa, ellos también se han puesto a correr como alma que lleva el diablo, y así la pelea se queda inacabada, pero Noah a salido perdiendo por una parte. Su labio sigue sangrando, y la cicatriz no se ira hasta dentro de una semana por lo menos. Le va a caer una buena en casa, y ahora comprende, que debió haberse quedado tranquilito en el bar.
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español