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Las aventuras de Presidente Meow por Suu-chii

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Notas del fanfic:

¡Hola Prechius! En esta ocasión os traigo un fanfic de Cazadores de Sombras, una maravillosa saga que recomiendo a todo el mundo. 

La pareja es Malec y espero que os guste tanto como me ha gustado a mi escribirlo ^w^

Las aventuras de Presidente Meow

 

Había algo que le inquietaba, algo que no debería estar allí, no le gustaba, al menos, no aún. Levantó la cabecita y lo vio, un cuerpo aferrado al de su amo. Movió sus orejas y ladeó la cabeza cuando oyó a ese intruso soltar un gemidito y abrazar más a su amo.

Estaba intrigado, ¿qué hacía ese chico en la cama que él compartía con Magnus? Lo había visto antes, venía algunas noches y dormía con ellos. En la misma cama. Un pie del chico tatuado se entrelazó con las piernas de Magnus, lo que le mantuvo alerta. Levantó el culo y movió la cola, esperando atacar a su presa. Unos segundos después, el intruso movió la otra pierna, marcando el detonante que Presidente Meow necesitaba para atacar, pegó un salto y clavó sus uñas en la pierna del intruso, mordiendo su gemelo. Alec se sobresaltó y se levantó rápidamente, espantando al gato, quien se encogió retrocediendo un par de pasos y bufando. Alec suspiró y le acarició detrás de las orejas, sorprendiéndole. Vio como se levantaba y se vestía para, después, salir de la habitación. Si hay algo que defina a un gato, es su curiosidad, por tal cosa, se levantó de la cama y le siguió a paso apresurado. Se sentó en la entrada de la cocina mientras veía como Alec rebuscaba en todos los armarios, finalmente alzó las orejas animado cuando reconoció el ruido de la bolsa que contenía su comida. 
Se acercó maullando hasta él y se frotó contra su pierna, Alec sonrió y puso la comida en el cuenco del gato, quien maulló feliz y atacó la comida. Levantó la cabeza con gusto cuando Alec rascó detrás de sus orejas y se sorprendió cuando le vio marchar.

 

No quería admitirlo, pero le había cogido cariño a ese humano. Venía pocas veces, y siempre era de noche, a veces, tardaba unos días en venir, otras, semanas. En esta ocasión llevaba exactamente 8 días sin venir. Magnus estaba triste, y él, también. Alec venía de noche, besaba a Magnus y se dedicaba un rato a mimar a Presidente Meow, a veces cenaban, las otras se iban directamente al cuarto, a hacer cosas que Presidente Meow no comprendía, pero que conllevaban muchos movimientos y muchos ruidos, después se tranquilizaban y se dormían, entonces era cuando Presidente Meow se colocaba a los pies de ambos y se acurrucaba para dormir. El primero en despertar siempre era Alec, a veces por si mismo, a veces por capricho de Presidente Meow, quien se aburría o tenía hambre y decidía despertar a Alec. Se vestía, acariciaba detrás de las orejas al gato y le ponía de comer. A veces se hacía un café y se lo bebía antes de dejarle una nota a Magnus y marcharse, otras tan solo le escribía la nota y se iba, siempre bajo la atenta mirada de Presidente Meow, a quien rascaba detrás de las orejas antes de irse.

Se acercó a Magnus y dejó que le acariciara, acompañándolo en su tristeza. Empezó a maullar, frotandose contra el brujo. Este entendió y se levantó suspirando, le abrió la puerta y dejó que saliera.

Presidente Meow amaba salir a dar una vuelta, buscaba ratoncitos, correteaba, cotilleaba a los niños.

Se metió en un callejón y entonces lo sintió. Levantó la cabeza aterrorizado, viendo como un terrible demonio se alzaba frente a él. Se encogió y bufó, soltando algunos maullidos molestos, había poco que un pequeño gatito pudiera hacer frente a tan aterrador demonio. Su salvación apareció delante de él, quien recibió el golpe que iba dirigido al gato.

-¡Alec!- escuchó que gritaba una chica. El chico dio un salto y, acercándose al demonio, le clavó un cuchillo, matándolo de inmediato. El gato tembló y se acercó a su salvador, reconociéndolo de inmediato.

-Escóndete, rápido.- susurró Alec hacia el gatito mientras otros tres demonios aparecían y Jace y Isabelle les atacaban. Una vez estuvo completamente seguro que el gato estaba a salvo se dirigió contra el tercer demonio.

Presidente Meow se quedó escondido detrás de un cubo de basura mientras veía como Alec y sus amigos mataban a esos monstruos. En cuanto vio que desaparecían, corrió hasta el novio de su amo y se dejó coger por él, totalmente asustado.

-Ya pasó, pequeño, no hay nada de lo que temer.

-Meew.- se quejó el gato, en brazos del chico.

-¿Estás bien, Alec?- preguntó Jace.

-Si, no me dio tan fuerte.- a pesar de que decía eso, su respiración era entrecortada y sangre salía desde la herida que el demonio le había provocado desde el cuello hasta el abdomen.- Iré... a devolver al gato.

-¿De quién es? Se me hace conocido.- admitió la chica acercándose a su hermano sin apartar la cara del gato, quien le bufó.- Hey, tranquilo fiera, que no te voy a hacer nada.

-Mew.- Alec suspiró aun cuando le dolía hacerlo.

-Es de Magnus. Lo llevaré ahora, id con cuidado, no sabemos si queda algún demonio.

-¿De Magnus? ¿De Magnus Bane? ¡Ah claro, ya se de que me sonaba!- Izzy y Jace compartieron una mirada pícara y Alec rodó los ojos.

-De acuerdo, ve con cuidado tu también.

-No está muy lejos, no me pasara nada.- dejó claro antes de salir del callejón hacia casa de Magnus.

Llamó al timbre, nunca llevaba las llaves de casa de Magnus si no era ese su destino. La voz de Magnus resonó con un “¿Quien osa molestar al gran mago de Brooklyn?” mientras Alec intentaba fallidamente regular su respiración.

-M-Mag...- no consiguió terminar el nombre, se desplomó en el suelo, dejando caer al gato, quien soltó un gran maullido mientras caía sobre Alec, alarmado. Eso fue lo que hizo que Magnus, preocupado, saliera de la casa. Corrió hasta el cuerpo inconsciente de Alec y lo tomó en sus brazos, entró en el departamento, seguido del gato y lo dejó sobre su cama.

 

Alec despertó horas después, sintiendo una lengua rasposa en su mejilla. ¿Quién le estaba lamiendo? Frunció el ceño y se esforzó para abrir los ojos, descubriendo a Presidente Meow. Gimió adolorido y se intentó levantar, sin éxito.

-Ni lo intentes, pequeño.- miró al proveedor de esa voz, viendo a su novio.

-Magnus...

-¿En qué diablos estabas pensando?

-Solo quería... salvar a Presi.- se incorporó a pesar de las quejas de Magnus. Presidente Meow, estiró sus patitas para seguir lamiendo su cara.- De todas maneras, ¿se puede saber porque tengo un gato lamiéndome la cara?- Magnus se encogió de hombros.

-A mi no me preguntes, le gustas. Intenté hacer que parara, pero no me hace caso.

-Presi, por favor, ¿podrías dejar de lamerme?- preguntó suavemente Alec hacia el gato, quien maulló afirmativamente y se acurrucó a dormir a su lado, dejando sorprendido a Magnus.

-Diablos, ¿porqué a ti si te hace caso cuando yo soy su amo?- preguntó molesto. Esta vez fue el turno de Alec de encogerse de hombros.- Nephilim estúpido... me preocupaste.- susurró mientras se acercaba a Alec, se sentaba a su lado y apoyaba sus frentes, cerrando los ojos.

-Lo siento, no quería preocuparte.- admitió cerrando los ojos también y juntando sus labios con los del brujo.

-Te amo.- confesó Magnus entre beso y beso.

-Yo también te amo, Magnus...- Presidente Meow levantó la cabeza intrigado al oír el ruido que hacían sus bocas juntándose y su saliva entrelazándose. Finalmente Alec separó a Magnus de su cuerpo.- Lo siento Magnus, pero tengo que irme, Jace y Izzy deben estar preocupados.- el brujo asintió frustrado, dejándose que Alec se levantara.- Al menos ya puedo levantarme.- besó de nuevo a Magnus y, cómo de costumbre, acarició las orejas de gatito.- Intentaré venir pronto. Gracias por curarme.

-No hay de que, lo haría mil veces, cielo.- Alec le dedicó una sonrisa y salió del apartamento, siendo vigilado tanto por Magnus como por Presidente Meow, quien le maulló como despedida.

 

Si, en verdad brujo y gato amaban a ese chico. Presidente Meow debía la vida a ese cazador de sombras, por lo que volvió a maullar acurrucándose contra su amo, dándole todo su cariño hasta que Alec regresara a ellos.

 

FIN

Notas finales:

¡Chan chan! ¿Les gustó? Espero que si, es el primer Malec que escribo y sinceramente me gustaría seguir escribiendo sobre ellos 

Gracias por leer, ¡nos leemos en otra ocasión, prechius!

 


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