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Deseo por vickytoya

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Notas del fanfic:

Éste es el primer One-shot que hago "+18" con Ken como seme, no me maten xP

Notas del capitulo:

Lo he clasificdo como +16, pero tiene lemon (duro xP) así que si tienes menos edad o simplemente no te gusta el género puedes abstenerte de leer ^-^

 

"El cuerpo es un instrumento que sólo emite música cuando se usa como un cuerpo. Como una orquesta, y al igual que la música atraviesa las paredes, así trasciende la sensualidad del cuerpo y puede llegar hasta el éxtasis."r13;Anaïs Nin

Las personas preguntan "¿Te gusta recibir atención?" ¿Hay personas a las que les disgusta? Todos quieren ser amados, ¿cierto? Estoy agradecido con cualquiera que se interese en mí.

Suspiró mientras se encerraba en una de las habitaciones, ¿cómo era posible que Ken hubiera dicho algo así? Se recargó contra la pared y se deslizó hasta llegar al piso, ¿acaso era un cualquiera? Volteo su cabeza hacia arriba cuando la puerta se abrió.

—Hablando del rey de Roma—murmuró de manera inaudible.

— ¿Qué pasa Leo? —Preguntó Ken sentándose a su lado.

—Nada—. La contestación había sido seca, fría, pero un frío diferente a como siempre contestaba Leo y Ken no lo había imaginado.

—Leo—. Lo reprimió como si fuera un niño chiquito y el aludido negó con la cabeza.

— ¿Acaso no me deseas? —Preguntó y los ojos de Ken se abrieron de manera desmesurada—, ¿soy tan poco deseable que le vas a dar una oportunidad a cualquiera que se interese en ti?

Ken frunció el entrecejo, no lo había dicho de esa manera, suspiró mientras pensaba en las palabras de su… ¿Novio? Suponía que eran novios, pero nunca le habían puesto nombre a la relación que llevaban. ¿Qué si no lo deseaba? Por Dios que lo hacía, pero temía que su manera de desear terminara lastimándolo.

—Leo—le llamó y cuando obtuvo la mirada del chico acarició su mejilla—, no es eso y lo sabes.

—Quiero saberlo entonces—. Pidió y al ver la negativa por parte del menor rodó los ojos y se fue a la cocina. N también estaba ahí y le había avisado que llevaría a Hongbin y a Hyuk a la radio, pero que Ravi también saldría, a lo que el menor había asentido con la cabeza.

Excelente, pensó con ironía, cuando no quiero estar con esa persona, me toca quedarme con él a solas. Suspiró y N lo animó.

—No tardaremos—le había dicho, pero sabía que eso era mentira.

Se despidió de ellos y decidió darse una ducha, tomó ropa limpia y una toalla y se encerró en el baño, tenía la ilusión de bañarse y luego dormir hasta que llegaran los demás, pero ese pensamiento no pudo concretarse cuando, ya corriendo el agua escuchó como se abría la puerta de la regadera, para después cerrarse con suavidad.

—Claro que te deseo—, había dicho— pero,  ¿sabes qué me gusta el sexo duro? —Preguntó pegándose a la espalda del chico de cabellos oscuros.

Leo sintió como se le iba el aire mientras esas palabras dichas con un tono aterciopelado acariciaban sus sentidos, ¿le gustaba duro?

Pronto sintió como las manos del otro subían con suavidad por su torso, un escalofrío le recorrió la espalda haciendo que se doblara hacia atrás con deseo,  pegándose al torso desnudo de su acompañante, todos sus sentidos estaban despiertos, sintiendo la sensualidad recorriendo su cuerpo justo como lo hacían las manos de su compañero.

—Sé que lo sabes Leo—masculló en su oído y le mordió el lóbulo de su oído, obteniendo un gemido  a modo de respuesta—claro que sí—. Su voz se hacía más ronca mientras sus manos encontraban sus pezones y empezaban a reconocerlos como suyos, los pellizcaba con fuerza y luego los sobaba, a cada instante que pasaba podía sentirlos más duros y a pesar de eso también podía notar como Leo contenía la pasión en su cuerpo—. Gime para mí—le susurró mordiendo su cuello.

El otro chico no lo hizo, por el contrario mordió su labio mientras alzaba su cabeza, ese mordisco lo había llevado a sus límites y si no fuera por la orden era seguro que habría gemido por su cuenta.

—Vamos Leo—le incitó, moviendo sus manos de lugar, recorriendo con tortuosa tranquilidad su abdomen, llegando a su miembro, enredando sus dedos en los escasos bellos que Leo poseía en esa zona, tentándolo con suavidad, esperando que gimiera, esperando a cada instante que liberara a la bestia interior que sabía que el mayor poseía… Esperando que se despertara, para poder darle el prometido sexo duro.

Su propio miembro se estaba endureciendo y Leo lo sintió cuando el muchacho dio la primera embestida a su trasero sin haberlo penetrado.

Fue entonces cuando ese suave sonido salió de sus labios.

Ken lo volteó pegándolo a la fría pared, el mayor volvió a gemir y éste empezó a devorar sus labios, fuerte, exigente, como si hubiera pasado años sin probar otros labios, con la pasión dominándolo, introdujo la lengua en la cavidad de Leo, simulando el acto con sus lenguas, excitante y caliente, tal como se sentía el cuerpo de Leo bajo él.

Sus manos no se habían quedado quietas y tenía tomada la cintura de su acompañante con una de ellas, como si estuviera diciéndole que era suyo y que a partir de ese día olvidaría a todos los demás que le dieran señales de que le querían; mientras que la otra acariciaba su pecho, sus duros pezones, su marcado abdomen.

Fue cuando la mano de Leo se escabulló entre ambos cuerpos, buscando su miembro, que Ken quitó sus manos de donde las tenía y las llevó hacia las muñecas del mayor, deteniendo su acto y apresándolas sobre su cabeza.

Si quería placer, él estaba ahí para dárselo. Lamió y succionó su abdomen, cuando llegó a las caderas de su amante se concentró en dejar un chupetón en esa área, saboreando mientras el aroma del sexo de Leo le despertaba la pasión que nunca había sentido con nadie más. Retiró sus manos de donde las tenía para darle placer al mayor mientras hacía eso; cuando estuvo satisfecho con la marca roja en su cadera lamió el miembro de su compañero, de la base a la punta, rozando con los dientes en algunas ocasiones.

Los gemidos de Leo resonaban en el baño, mientras Ken se mantenía dándole placer con su boca, sus manos se concentraban en los testículos del hombre, cuando se despegó de su miembro un suave sonido de succión llenó sus oídos y volvió a la carga enloquecido, sus manos habían desaparecido de donde estaban y se encontraban buscando el ano del otro.

Leo empezó a embestir contra la boca del menor, buscando más placer, cuando éste paró, el chico de cabellos oscuros gruñó en protesta. En la cara de Ken se dibujó una sonrisa antes de dedicarse a besarlo, tomando la alcachofa de la regadera con una de sus manos, mientras con la otra abría el especio entre las nalgas del mayor, el chorro de agua golpeó a Leo de la manera más erótica que se pudiera haber imaginado; ésta vez fue un grito lo que salió de su boca, grito que fue reprimido por los salvajes labios de Ken sobre los suyos.

Mientras violaba su entrada con el chorro de agua, introdujo también uno de sus dedos en esa apretada cavidad, el muchacho gimió, pero no era un gemido de protesta, era un gemido de puro y excitante placer, introdujo otro y un movimiento de caderas se hizo presente, ésta vez también gimió Ken, el roce entre sus miembros lo llevó a la locura, ambos embestían contra el cuerpo del otro, buscando placer.

El miembro de Leo descargó el blanco líquido primero, había gritado mientras llegaba al éxtasis, sus paredes habían apresado los dedos de Ken y cuando el mayor se había corrido, el menor había aprovechado para girarlo lentamente, la mejilla de mayor se vio oprimida por la pared de la ducha mientras Ken se decidía a meter todo su puño dentro del mayor sin haberlo pensado demasiado. Ésta vez había gritado de dolor, su posición se había tensado, sus rodillas se habían doblado y su respiración entrecortada le indicaba al menor que éste estaba sufriendo.

—Relájate—pidió apoyando su barbilla en el hombro del otro, que solamente había gruñido como respuesta.

¿Qué se relajara? A él no le habían metido una mano por el culo.

Cuando abrió su puño y  empezó a mover su mano dentro de él, Leo ya no sentía tan abrumadora la intromisión, había abierto su boca por lo sofocante de lo que le estaban haciendo. Si Ken hubiera visto la imagen de Leo, con la espalda arqueada, la cabeza hacia el techo, las mejillas sonrojadas, los labios hinchados y unos suaves hilos de baba saliendo de la comisura de estos, debido a tener la boca abierta, de seguro se hubiera corrido.

El agua fría empezó a caer sobre sus cuerpos, Ken desactivó la ducha retirando la mano del interior del ano de Leo, volvió a voltearlo e hizo que enredara las piernas sobre su cadera, remplazando su mano por su pene. Empezó a embestir suavemente la entrada dilatada del mayor, viendo sus ojos cerrados y sus labios entreabiertos que dejaban escapar sonidos suaves, sabía que el mayor no aguantaría mucho más.

Cuando embistió con más fuerza, las paredes de su amante empezaron a contraerse, mientras los gemidos se convertían en gritos de placer.

—Ken—gimió, mientras se empujaba contra él, haciendo más placentero el acto, llegaba más profundo, más rápido. Sentía sus caricias en todas partes, aunque estaba seguro de que una de sus manos se encontraba bombeando su pene, no podía moverse, tenía los brazos en el cuello de él, arañando su espalda, pero con el motivo principal de darse impulso. Se acercó a su oído y empezó a gemir en éste, mordiendo de vez en cuando, notando los temblores del próximo orgasmo en el cuerpo de Ken.

Le encajó las uñas y mordió su hombro cuando sintió su orgasmo recorrer su piel, descargándose momentos después. Ken gritó, arqueando su espalda mientras sentía el suyo llegar, beso los labios de Leo, jalando el inferior, mordiendo lo que encontraba a su paso, desgarrando y saboreando el metálico sabor de la sangre mientras se descargaba en el interior de su compañero.

Se quedaron unos instantes así, antes de que Ken volviera a accionar la regadera y metiera a Leo bajo de ella, las piernas de éste temblaban de manera incesante, por lo que decidió ayudarle a asearse, para después repetir el ritual con él.

Vio a Leo, sus ojos, su cuerpo, su miembro excitándose otra vez. Ken sonrió y se acercó a él—así que te gusta el sexo rudo—. Comentó pegándose nuevamente a él.

Leo gimió y se volteó entre sus brazos y friccionó sus miembros, si no salían en ese momento de la ducha, probablemente no saldrían jamás.

—Será después—fue la contestación de Jaehwan, se moría de ganas por volver a hacerlo suyo, pero sabía que si tardaban más los miembros regresarían y los encontrarían en una posición comprometedora.

Leo salió de la regadera, moviendo sus caderas como nunca lo había hecho antes, ignorando el dolor que escocía en su entrada. Ken sonrió, si se seguía moviendo así lo follaría en medio del pasillo, en la cocina, saliendo de los escenarios.

Donde fuera posible y donde lo consumiera el deseo.

Notas finales:

¿Les ha gustado? A mi no me gusta escribir lemon, pero debo decir que lo he disfrutado (hice fisting D:) no intenten eso en casa xP

Si les ha gustado pueden dejarme un review lleno de amor y si los he dejado traumados de por vida, también xP (sé que han leído cosas peores, a mi no me engañan xP).

Victoria.


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