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Mano Izquierda por EijiTonks

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Notas del capitulo:

Viva la Strongest Pair!!!!!

            Regresaron donde se encontraba todo el equipo, quien estaba – en ese momento – agrupado para jugar partidos individuales y dobles. Incluso, vieron a Momoshiro discutir con Kaidoh como pan de cada día a pesar que Ryuuzaki los mandaba a correr vueltas como castigo por formar lío dentro del grupo.

 

            Cuando terminó entrenamiento, Tezuka y Fuji intentaron ser los primeros en salir de los camarines junto con Oishi y Kikumaru, quienes conversaban con ellos para ir a una heladería.

 

Sin embargo, Syuusuke se excusó por tener un trabajo de investigación con Tezuka esperando en casa. Kunimitsu no quiso mostrar su completa sorpresa para no dejar, en evidencia, a su compañero, pero estaba perplejo, ya que no tenían tareas ni nada pendiente según lo que recuerda.

 

            Caminaron hasta la parada de autobús los cuatro y subieron al que los llevaría a ambos sitios. Se despidieron de sus amigos a los diez minutos de recorrido, ya que ellos bajaban antes que Oishi y Kikumaru, quienes mantenían la idea de ir a la heladería que quedaba cerca de la casa del pelirrojo.

 

– ¿De qué trabajo hablabas? –, preguntó Tezuka mientras caminaban hacia la casa de Syuusuke.

– Quería pasar tiempo a solas contigo y es el único argumento al que Eiji no hace mayor comentario –, contestó sonriendo travieso por lo último, ya que a Kikumaru no le gustan los deberes, siempre rezonga por ellos.

– Hn –, concordaba mientras sacaba su teléfono móvil para avisar a su abuelo que estaría en casa de Fuji.

 

            Apenas entraron al hogar del más bajo, la madre de Syuusuke los saludó e invitó a merendar. Tezuka sabía que por más que tratara de contradecir a la señora, pues no lo conseguiría, así que siguió a Syuusuke hacia la cocina luego de dejar parte de sus cosas en el recibidor. Estaba más que claro de dónde su pareja había sacado el don de convencerlo sin mayores dificultades, ya que su orgullo no lo dejaba asumir – todavía – que Fuji lo persuadía fácilmente en muchos aspectos.  

 

Yoshiko era una mujer muy atenta y respetuosa con él, ya que, apenas sirvió, preguntó cómo estuvo el día de los dos en la escuela y el entrenamiento. Ambos muchachos respondieron en forma general.

 

– ¿Cómo te fue con Ryuusaki-sensei? –, preguntó mientras comían y después que la madre de Fuji los dejara solos.

– Bien – sonriendo, aunque Tezuka tenía muy claro que ese “bien” no era tan así por la curvatura de aquella sonrisa que conocía de Syuusuke – ¿Te parece si vamos a mi cuarto? Me siento más cómodo arriba –, invitó Fuji levantándose para tomar una bandeja para trasportar los alimentos.

– Yo lo llevo, no te preocupes –, propuso mientras tomaba la bandeja llena.

– Gracias –, sonrió feliz.

 

            Subieron las escaleras en silencio, llegaron al cuarto de la misma forma hasta que después que el dueño de casa cerró la puerta detrás de sí mismo y retomó la conversación.

 

– La verdad es que te invité a casa para que te relajaras un poco – comentó en el momento que extendía su propia mano mano para indicarle a su pareja que se sentara donde estuviera cómodo mientras le entregaba su merienda – los senpais se van y tú ahora pasarás a capitán oficialmente, así que… – pensando en cómo abordar la situación mientras buscaba lo que deseaba con la mirada – creo que cualquier momento en que te puedas relajar es bienvenido, así que podríamos jugar en la “Play” un rato –, propuso finalmente.

– Está bien – respondió encogiéndose de hombros luego de terminar de beber su refresco natural – después de todo debemos avanzar en el Isshin –.

– Me gusta la idea –, expresó sonriendo mientras se levanta a encender la consola.

 

            Jugar para ellos era una distracción que compartían con mucho entusiasmo. Fue una hermosa coincidencia para Fuji saber que Tezuka gustaba de los juegos como esos cuando eran amigos y, en las tardes donde no había deberes, se turnaban para ir a las casas y pasarlo juntos mientras comían lo que las mujeres de la casa, como la abuela de Kunimitsu y la madre de Syuusuke, preparaban con mucho cariño para ellos.

 

            Se sentaron juntos mientras el juego iniciaba, aunque fue un silencio algo incómodo. Tezuka pensaba que era la primera vez en que el juego demoraba demasiado en cargar, ya que sentía que quería besar a Fuji en ese momento, pero debía mantenerse estrictamente quieto o eso era lo que dictaba su autocontrol, ya que estaba tentado a algo mayor por encontrarse en un sitio más privado, seguro, confortable y con el aroma de su pareja circulando por todos lados. Fuji estaba de la misma forma, aunque cuando decidió de abrazar a su compañero y besarlo intensamente, el juego ya cargado aparecía en la pantalla y aquello cambió automáticamente sus planes por desfortuna.

 

– Creo que está listo el juego –, comentó Syuusuke espabilándose por completo e intentando desaparecer el leve sonrojo de sus mejillas.

– Aa –, respondió concordando lo más neutral posible mientras controlaba los comandos en el joystick para comenzar.

 

            Ambos decidieron concentrarse en el juego, el cual estaba muy interesante. Tezuka reconocía estar entusiasmado con las etapas que siempre lo sorprendían mientras que Fuji pensaba que era mejor poner todo su cerebro – por el momento – en el juego, ya que su cabeza indagaba en deseos que no eran convenientes por ahora, ya que su cuerpo lo evidenciaría.

 

– ¿Qué es eso? ¿Cómo voy a saber quién es el enemigo? –, cuestionó Tezuka indignado con la etapa sin dejar de mirar la televisión. Sentía confianza con Syuusuke, por lo que mostrar un poco más sus emociones comenzaba a ser normal en él.

– Vamos, es sólo un juego. ¿Qué malo va a pasar? –, preguntó divertido viendo la reacción insatisfactoria de su compañero, lo cual alejó sus propios pensamientos anteriores – sigamos, se ve interesante –, dijo alentándolo mientras selecciona la opción “continuar”.

– No bajemos la guardia, Fuji –, sentenció serio después de ver que comenzaba el nivel.

– Claro, Tezuka –, concordó sonriendo entusiasmado.

 

            Era la última pelea antes de encontrarse con el enemigo principal y el nivel no era nada de fácil, ya que los personajes de ambos chicos eran compañeros en la lucha por acabar con el líder familiar que los ha traicionado y, para llegar a este señor, deben pasar por muchas peleas y misiones. Aunque, la de ahora no tenía comparación, porque pasar la etapa a oscuras, era realmente inesperado para Tezuka, quien no acostumbra hacer movimientos al aire y, precisamente, tenía que hacer aquello en esa etapa: dar patadas y puñetazos a quien se le cruzara en el camino junto con matarlos mediante la hoja filosa de su katana o la daga que su personaje mantenía guardada secretamente en sus caderas.

 

            Se defendían intensamente mientras parecían avanzar de nivel, ya que tenían un indicador que se llenaba de verde cuando mataban, exitosamente, al grupo de soldados enemigos.

 

– Ahora que jugamos como equipo – mencionó sin dejar de mirar la pantalla por estar concentrado en la etapa – ¿Por qué no vas tu primero? – propuso – así te acostumbras más rápido a tu nueva posición –, sonrió.

– Entonces es mejor que saques la ninchaku, nuestras espaldas no estarán juntas. Preocúpate del lado derecho de la pantalla –, ordenó Tezuka centrado en la pantalla a pesar que no veía ninguna imagen de los enemigos.

– Nada mal, buchou – comentó sonriendo entretenido mientras apretaba los comandos del joystick – el equipo te seguirá sin duda alguna si sigues así –, agregó mientras pensaba en cómo comentar la propuesta de Ryuuzaki con él.

 

            Estaban en la mitad de la etapa según lo que decía el indicador mortal de los malos. Fuji pensaba en cómo contarle a Tezuka la propuesta de Ryuuzaki, aunque no demoró mucho en tener una idea parcialmente clara sobre eso, ya que si pensaba en el juego mismo, pues sus personajes eran líder y compañero, donde este último podría decirse que era el segundo al mando en el escuadrón que hace justicia para el personaje protagónico que ocupaba Tezuka, el cual fue traicionado por el jefe de la banda a la que él pertenecía junto su mejor amigo – el personaje que Fuji – quien conoce en la mismo grupo que Kunimitsu servía.

 

– ¿Quién te gustaría que fuera tu compañero al mando en el Club? –, preguntó con voz desinteresada por estar un tanto concentrado matando a varios soldados.

– No lo sé –, respondió inercial al estar absolutamente concentrado en el juego.

– ¿Qué tal con Eiji? – sonriendo divertido, bromear era inevitable – Es muy divertido y carismático –.

– Necesito un compañero serio, no una entretención para el equipo. Kikumaru es un tenista importante, pero su personalidad no va para comandar a SEIGAKU, es un tanto… desesperante –, respondió sin abandonar la pantalla, aunque a Fuji eso no le importaba, ya que tenía la concentración de su pareja al escuchar una respuesta completa.

– Entonces… creo que Inui podría ser –, comentó indagando.

– Ni hablar, no quiero sentir su libreta en la nuca – dijo molesto, aunque eso fue lo único – ¡Joder! ¡Me hirió! –, reclamó enojado al ver que su personaje fue golpeado.

– Al menos, mantendría tu agenda al día. ¿Recuerdas que Yamato-buchou pasaba muy ocupado? –.

– En ese caso prefiero a Kawamura, quien es muy servicial en el equipo y acaba de ser titular – comentó mientras su disconformidad bajaba por tener concentración en el juego y en Syuusuke – no bajemos la guardia, Fuji. El final llega si pasamos esta etapa, enfócate en el juego, por favor… –, pidió serio.

– En eso estoy, Tezuka – respondió sin dejar de indagar en ese tema mientras seguía matando soldados que parecían interminables en el juego, aunque la barra estaba en el 95% – Taka-san es buena gente, pero es muy tímido ¿Qué pasaría si tiene que relevarte? Creo que su propia inseguridad se lo comería –, comentó.

– Entonces, Oishi – respondió a la rápida al ver que la barra subía al 98% – queda poco. Sólo dos más, Fuji –, manifestó entusiasmado al verificar la barra.

– ¿Y yo, Tezuka? –, propone al mismo tiempo en que su entusiasmo en el juego se incremental al ver que falta poco para terminarla.

– ¿Tú qué? –, preguntó distraído por la ansiedad de pasar la etapa.

– ¿No te gustaría que fuera el sub-capitán del equipo? –, repitió con más claridad la interrogante.

– ¿Ah? –, pregunta completamente sorprendido antes de voltear a ver a Fuji.

 

            Fueron tres segundos en que ambos despegaron los ojos de la pantalla. Tezuka dejó de mover los dedos del joystick por la inesperada pregunta y todo lo que ello involucra, pero Fuji seguía – por inercia – controlando a ciegas a su personaje, quien terminó matando al de su compañero. Fue, en ese momento, cuando un gran e incandescente “Gameover” apareció en la pantalla; aquello hizo volver a Kunimitsu en sus sentidos y vio la televisión.

 

– ¿Nos mataron? –, preguntó pasmado volviendo a mirar la pantalla.

– Creo que si – respondió soltando el joystick – olvidamos ponerle “pause” –, comentó sin dejar de sonreir.

– Veamos la repetición –, propuso para entender lo ocurrido.

 

            La pantalla mostró la última escena con luz donde aparece lo que sucedió. El personaje de Fuji apuñalo a Tezuka en la zona abdominal. Ambos quedaron sorprendidos, sobretodo Syuusuke.

 

– De verdad que no quería hacerlo –, comentó mordiéndose el labio por la culpa, lo cual torció su sonrisa.

– Olvídalo – murmuró resignado – los dos estábamos distraídos –.

– Lo siento, Tezuka –, se disculpaba sinceramente arrepentido. Conocía el entusiasmo de Kunimitsu por el Isshin, así se llamaba el juego por el nombre del clan al cual el personaje de Tezuka pertenecía en un comienzo junto al de Fuji.

– Al final, es sólo un juego – conmovido por el gesto y voz de su compañero – Seguro lo terminamos la próxima semana –, propuso tomando su mano.

 

            Syuusuke entrelazó los dedos para tomar el valor que necesitaba. Debía reconocer que temía de la respuesta que Kunimitsu diera con respecto a su propuesta como sub-capitán de SEIGAKU; no estaba tan preparado para una negativa como pasa a ratos cuando se siente muy seguro de hablar con él del tema, pero era el momento de conversarlo y prefería que fuera ahora dentro de su propia casa y en privado a que sea en otro espacio más público y donde no puede ver, por completo, a su pareja.

 

– Tezuka… – lo llamó mientras buscaba las palabras mirando hacia otra dirección – ¿Qué tal si yo…? – fijando sus ojos en los del castaño mas alto – ¿Qué tal si yo soy el sub-capitán del club de tenis? –.

– No –, respondió tajante y de inmediato mientras se levantaba de su puesto.

– No tenias por qué pensarlo tanto –, comentó irónico, un tanto resentido en el mismo momento en que suelta la mano del más alto para recostarse en su propia cama. Estaba muy desilusionado por el tono de esa negativa.

– Tendrías a todo el equipo dando vueltas –, continuó respondiendo luego de breves segundos y observando la posición corporal que adoptaba su pareja.

– Eso ya lo haces tú –, comentó con voz fría mirando el techo de la habitación.

– Yo lo hago por disciplina y tú lo harías por placer –, murmuró fijando la mirada en su compañero, quien no vuelve la vista hacia él.

– ¿Tan malo crees que soy? –, preguntaba mientras analizaba en cómo darle la negativa a Ryuuzaki sin dejar de mirar hacia otra dirección.

– Ciertamente, serías de gran ayuda – acercándose a él, se sienta a su lado sobre la cama – me conoces mejor que nadie, Fuji –, confesó.

 

Sin embargo, Tezuka conocía muy bien cuánta seriedad colocaba su compañero al tenis.

 

            En verdad, a Syuusuke no le interesaba el puesto por estatus o para elegir a los líderes del mañana como lo hizo Yamato Yuudai. El castaño menor quería esa plaza para estar con Kunimitsu, para pasar más tiempo al lado de la persona que amaba y, de esa forma, lograr una fortaleza que les permita trascender.

 

–… – hace una pausa en el momento en que voltea a mirarlo – Quería que pasáramos más tiempo juntos –, murmuró con voz apagada mientras mira los ojos avellanos de Tezuka.

– Lo sé, pero no sería lo mismo… – opinó tomando la mano de Fuji con la izquierda – quiero que mi tiempo contigo sea sólo nuestro, únicamente para los dos… –, expresó dando un ligero apretón.

 

            Syuusuke suaviza la mirada al comprender aquellas palabras. Entendió que no necesitaba pasar las 24horas con él si cuando pudieran encontrarse, ese tiempo sería mucho mejor, de mayor calidad y sentimiento. Realmente, era eso lo que quería, tener a Tezuka entero para él.

 

– Ven… –, invitando con voz suave, dando un ligero jalón al brazo del sub-capitán actual.

 

            Kunimitsu accede ante esa petición y acaricia los cabellos de Fuji en el momento en que sus rostros quedan juntos para un beso cálido como resultado de un acuerdo entre ellos.

 

– Me gusta estar contigo de esta forma, me gusta lo que tenemos, Fuji –, confesó con voz suave sin perder de vista sus ojos azules que cada día adoraba más.

– Tezuka… – lo abrazaba fuerte, conmovido – también yo… – hizo una pausa para mirar los ojos avellanos de Kunimitsu – Anhelo trascender contigo –, declaró susurrando al oído antes de bajar su cabeza para dar un beso sonoro y sensual su cuello.

– Fuji… –, suspira azorado por aquella caricia que empezaba a repetirse constantemente en esa zona.

 

            Aquellos besos lo incendiaban rápidamente.

 

            Ambos entendieron que este era el momento de avanzar. Aunque, para Tezuka fue más bien en respuesta instintiva a tantos estímulos, ya que el perfume de su pareja se encontraba flotando en el aire, en cada espacio de este cuarto; también estaba la intensa proximidad entre ellos y la privacidad que tenían dentro de la habitación del chico de ojos azul cobalto.

 

Todo eso, doblegaba a Kunimitsu. Toda esa suma liberaba sus más profundas tentaciones y el profundo deseo de estar con él.

 

            Ambos entendieron que esta era la oportunidad para trascender como amantes. Así pensaba Fuji mientras besaba con besaba y humedecía al mismo tiempo el cuello de Kunimitsu al ver que este no ponía resistencia a este momento tan importante para los dos.

 

Tezuka quería tocarlo con descaro, sin tener que medirse para no caer mal o romper ese hilo de confianza a toda prueba que parecían poseer. Deseaba agarrarle las nalgas a Fuji y apretarlas tan intensamente como ese calor y hormigueo que recorría todo su cuerpo mientras siente las mordidas apasionadas del castaño más bajo en el cuello y labios, los cuales también lame con deseo.

 

– Syuusuke… –, lo llamó excitado bajando sus caricias hasta los glúteos de Fuji.

 

            Era la primera vez que escuchaba de esa forma a Tezuka y, definitivamente, era mil veces mejor que en sus sueños húmedos, los cuales se repetían con mayor frecuencia en los días que se duchaba junto al castaño más alto después de los entrenamientos – siempre y cuando cuando el de lentes no estuviera lleno de tareas administrativas del club –. De pronto, sintió aquel agarrón posesivo en sus glúteos que tanto deseaba de él y que calentó todo su cuerpo, sobretodo su entrepierna que se endurecía. Gimió por estimulo ante aquella caricia y, también, por el hecho de sentirse suyo.

 

– Más… yo sé que tú eres más que esto, Kunimitsu –, pedía excitado mientras le mordía el mentón.

 

            Por fin estaba completamente seguro de tener luz verde para tocarlo sin afán ni miedo a perderlo por dejarse tentar; por fin tenia el camino habilitado como ha querido desde aquella primera vez en que se besaron desnudos bajo la ducha en medio de abrazos largos y torpes en un comienzo, donde sus erecciones tendían a reaccionar, pero que aquella timidez – ahora tan lejana – no los dejaba avanzar al siguiente nivel.

 

            Jadeaba en el oído de Fuji. Deseaba tocarlo más, fajarse más con él, pero la intensidad de placer era tan grande y desmedida que no podía controlarla, lo dejaba preso e inmóvil a ratos, sumergido en ese calor que no lo dejaba pensar, con claridad, para el próximo movimiento. Era la primera vez que sentía esa sensación y no se comparaba con la que tenía por auto-complacerse luego de soñar húmedamente con Syuusuke. No era de los que acostumbraba a hacerse ese masaje ni tampoco se consideraba puritano, ya que no condenaba a las personas que se tocaran con frecuencia, pero no le quedaba opción con Fuji después de sentir tanta pasión él.

 

            Decidió lamerle y morderle el lóbulo de aquel oído al que le jadeaba mientras bajaba su mano izquierda para meterla entre ellos y acariciar, por sobre la ropa, la erección de Fuji. Syuusuke jadeó intenso al sentir el tacto de su pareja en aquella zona tan sensible y, en el mismo instante, que la boca del chico de lentes bajó para encontrarse con la de su compañero y besarle húmedo e intercalando torpes lamidas propias de la inexperiencia.

 

– Siento que te deseo más de lo que creía –, confesó Fuji correspondiendo sus besos y lamidas.

 

            Quitó la camisa de Tezuka mientras sentía su propio cuerpo arder y despertarse ante tantas sensaciones, ante tantos estímulos sensoriales. No entendía por qué sentía el deseo de conocer, por primera vez, el cuerpo de Kunimitsu si lo ha visto muchas veces sin ropa en las duchas, pero apelaba a la instancia en la cual se encontraba. Incluso, cuando pudo ver sus hombros en los momentos en que Tezuka lo permitía, debido a los besos y lamidas irregulares que daba, le pareció mucho más atractivo que antes.

 

– Déjame verte… –, pidió gimoteando al sentir chupones intensos en su cuello.

 

            El muchacho se despegó para dejarle ver aquellas tetillas que a Fuji le parecieron tan suaves y pequeñas; muy deliciosas después de haberlas mordido y lamido. Aunque, el premio mayor para él fue conocer un gruñido bajito y caliente por respuesta a esos juegos de lenguas y dientes de Syuusuke.

 

– Siento que voy a perder la cabeza, Fuji… –, declaró mientras lo colocó debajo de él después que Fuji dejó de juguetear en su pecho.

– Eso es lo que quiero, que ambos la perdamos, Tezuka… –, susurra muy caliente por la ansiedad que su compañero provocó al despojarlo de su cinturón y pantalones que quedaron en las rodillas.

 

            Divisó la erección de Syuusuke – la cual aun estaba protegida por la tela del su ropa interior – y quiso conocerla más mediante el tacto de la suya; quería gozar de aquel calor que se da en la zona púbica, debajo de los oblicuos. Sentía ansiedad de todo contacto que tuviera con él, quería tenerlo por completo junto a él.

 

No obstante, Fuji pareció leer sus pensamientos o tenía el mismo deseo, ya que también quitó aquellas telas que estorbaban, aunque dejó a Tezuka completamente desnudo. Jamás había visto el pene de Kunimitsu tan erecto como ahora ni mucho menos pensar que era tan largo y con un grosor más amplio del que tenía en su memoria desde que se duchaban juntos después del entrenamiento.

 

– ¿Pasa algo? –, preguntó Kunimitsu preocupado al ver que Syuusuke se detuvo en sus movimientos.

– No, en absoluto –, responde percibiendo que se quedó inmóvil, muy concentrado mirando aquella erección que le gustaba más que antes. Sonrió feliz aprobando sus propios pensamientos.

– Me gustaría que sentir tu mano ahí… –, pidió azorado. Sentía que su mente aún lo coartaba a ratos.

– Sólo si siento la tuya en el mismo lugar –, sonrió con algo de picardía.

 

            Tezuka despojó la última prenda que le quedaba al chico de ojos cobalto y descubrió algo que le encantó. No quiso evitar expresar aquella “satisfacción”, por lo que curvó hacia arriba sus labios levemente torcidos para mostrar una sonrisa traviesa sin perder aquella inocencia que se expresa en la primera vez. Sin embargo, para Fuji fue la sonrisa más sensual que ha visto en su vida y aquello hizo que su propio miembro se hinchara y endureciera mucho más.

 

            Kunimitsu bajó su cuerpo después de quitar por completo los pantalones de Fuji que antes estaban a la altura de las rodillas y sentir ese calor, aquella erección que le gustó ver y conocer su máxima largura. Gruñó caliente y deslizó sus labios al oído de Fuji cuando ambos miembros se encontraron. Era imposible describir el placer que Tezuka sentía en cada poro de su piel, mucho más cuando sentía a Syuusuke completamente suyo y sólo para él como siempre ha soñado desde que se dio cuenta lo mucho que sentía por él.

 

– La tienes tan dura… me fascina –, habló entre gimoteos constantes por sentir el roce constante que Kunimitsu comenzó a realizar entre ambas erecciones.

– No dejes de gimotear… me pones loco –, tomando de las muñecas de Fuji para colocarlas sobre la cabeza del chico de ojos cobalto. Aquello lo apoyaba para moverse más rápido e intenso.

– ¡Como si pudiera parar…! –, expresó excitado mientras se abría más de piernas.

 

            Syuusuke pensaba que Kunimitsu se veía tan grande e imponente entre sus piernas, tan viril que lo extasiaba. Sentir su aroma a hierbas frescas saliendo de su cuello largo, el cual marcaba con chupones dejando huellas tangibles producto del deseo y placer de aquella fricción de erecciones que lo dejaba sin razón; sin olvidar su aliento cálido y frio con aquel sabor a menta tan fuerte que oxigenaba sus respiros irregulares era más de lo que podía imaginarse en sueños. Ni qué decir de esos gruñidos que impedían dejar de gimotear y pedir más de aquellas caricias que parecían agua para el sediento.

 

            ¿Cómo no querer a este chico así quien se da por entero a ti? ¿Cómo no desear a alguien que revela en sus ojos la misma pasión que tú o incluso más? – se preguntaba mientras Kunimitsu tomaba su miembro para masturbarlo – No sabía si lo amaba, pero lo quería como jamás antes lo hizo por alguien en esta vida y por ello quería transcender con él y en él ahora más que nunca… ahora que Kunimitsu se ha entregado por completo a él.

 

            Syuusuke era dueño y responsable de sus noches febriles; Syuusuke era dueño de su cama y vida privada. Sentía que no había retorno después de este contacto tan cercano, tan íntimo entre ellos, pero ya no tenía miedo de eso, porque estaba seguro que Fuji lo quería de la misma forma en que él lo adora, porque lo veía en los ojos de Syuusuke quienes lo miraban con mucho sentimiento mientras que tomaba su erección para agitarla tal como él lo hace con la suya.

 

Sólo así lograron llegar hasta aquí; con aquel cariño que se tenían consiguieron esta escena, esta intimidad que los lleva al éxtasis.

 

– No te imaginas cómo me gusta que me toques así, que me fajes así –, confesó mientras gemía alto y muy agitado al sentir la mano firme de Kunimitsu agitando su erección.

– Házmelo fuerte, Fuji –, pidió antes de besarlo enloquecido entre gruñidos y mordidas calientes en los labios del más bajo.

 

            Ambos estaban por vaciarse. Se miraron con complicidad, con ese sentimiento que los unía por completo.

 

            Jadearon fuertes, como si se tratara de un juego tácito entre ellos para calentar más al otro y, también, en respuesta por el propio placer que sentían de aquella agitación – constante y más veloz a cada momento – de ambas erecciones sin dejarse de mirar fijo a los ojos.

 

– ¡Tezuka! –, gimió firme y con éxtasis mientras derramaba semen en la mano y pecho del más alto.

 

            Ese gemido tan profundo, caló hasta lo más profundo de su ser.

 

– ¡Fuji! –, llamó durante su eyaculación que desembocó en la misma zona que el semen del castaño más pequeño.

 

– Ryuuzaki-sensei –, llamándola desde los pasillos del instituto.

– Fuji… –, correspondió sonriente a modo de saludo.

– ¿Tiene algunos minutos para mi? –, preguntó cuando iniciaron juntos la marcha.

– Claro, vamos a mi oficina –, consintió.

– Le ayudo con sus cosas, permítame… –, propuso al ver que la señora llevaba exámenes y libros de clases entre sus pertenencias.

– Te lo agradezco –, agradeció realmente aliviada por el peso excesivo que llevaba.

           

            En cuanto entraron a la oficina de la maestra, Syuusuke dejó los exámenes, libros y el maletín que la mujer llevaba sobre su escritorio. Ryuuzaki lo invitó a tomar asiento mientras preparaba un café al que el castaño se negó cortésmente explicando que estaba con prisa, pero que era importante lo que tenía para decirle.

 

– Entonces, cuéntame eso tan importante que no puedes decirme en la cancha –, pidió mientras servía su acostumbrado café cargado a media mañana.

– No acepto la plaza de sub-capitán del equipo, Ryuuzaki-sensei –, comentó con voz suave para que sus palabras no sonaran groseras en la mujer a pesar que Fuji tenía la confianza para bromear con ella.

 

             La entrenadora volteó a verlo medianamente sorprendida, ya que existía una posibilidad de que el castaño no aceptase su propuesta, pero reconocía que estaba más inclinada a que el chico la aceptase. No obstante, arqueó su ceja derecha por el interés de saber cuáles son las razones de aquella negativa y, al ver que Fuji quería seguir hablando, pues dejó que continuara.

 

– Agradezco que me tomara en cuenta para esta posición, Ryuuzaki-san – dijo sin dejar de observarla, aunque ambos sabían que ese agradecimiento era más para amenizar la negativa que otra cosa – pero, no es mi intensión ayudar a Tezuka en formar un equipo. Si juego al tenis es por diversión, no para ser el guía de alguien o para buscar los nuevos talentos como lo hizo Yamato-buchou y que den continuidad a nuestro sueño de tener el campeonato nacional, aunque estoy seguro que lo ganaremos esta vez, sensei –, dijo sonriendo mostrando cierto entusiasmo y determinación en sus ojos.

 

            Ella sonrió satisfecha al ver la sinceridad con que el castaño hablaba.

 

– Juegas al tenis por diversión, pero veo que te estás tomando muy en serio esta decisión –, comentó intentando picar un poco más al chico para que dijera todo lo que pensaba respecto al tema.

– Entiendo que Yamato-buchou me eligió como compañero para Tezuka, porque fue la única persona que vio mi interés en competir con él – introdujo para seguir dando razones de su negativa – pero, a pesar que tengo el carácter suficiente para enfrentar a Tezuka, a pesar que puedo medirme con él en las decisiones que tome para el equipo, no acepto el puesto – concluyó – Yo quiero entregar mi aporte al equipo con lo que yo sé hacer y estaré para quien me pida un consejo, porque quiero a SEIGAKU –.

 

            La mujer sonrió satisfecha por las palabras de su dirigido. Sabía que Tezuka tendría dos sub-capitanes mientras él sea el líder del equipo, ya que Fuji no dejaría sólo a su compañero de escuela y de club en este largo camino que recién comenzaba sin contar con la próxima llegada de otro regular desde los Estados Unidos: Echizen Ryoma.

 

– Primera vez que el equipo tendrá tres lideres marcados –, concluyó muy satisfecha.

– ¿Ah? – preguntó sorprendido – acabo de decir que no es de mi interés ser líder de este equipo –, dijo con voz firme.

– Aunque no sea de tu interés, terminas siéndolo, Fuji – respondió la mujer con convicción – tienes un gran tenis y eso es modelo a seguir de cualquiera de los miembros del equipo, incluso para Tezuka, quien no para de entrenar –, agregó sonriendo.

– Supongo, después de todo no puedo ser la mano derecha de Tezuka –, comentó.

– ¿No dijiste antes que Tezuka era zurdo, Fuji? –, preguntó intrigada haciéndole recordar las palabras propias de su alumno.

– Lo sé – contestó mirando su reloj de pulsera – me voy a clases, sensei. Gracias por recibirme –, agradeció a modo de despedida.

– Nos vemos en los entrenamientos de la tarde, que tengas buen día –, correspondió sonriendo convencida de lo mucho que se conocían esos dos.

 

            Fuji esperaba a Kunimitsu para volver a casa, ya que pasarían el fin de semana juntos. Algo genial para el chico de ojos cobalto debido que Tezuka es muy receloso con su vida familiar y son muy pocas las personas quienes la conocen – como Oishi y él – así que es como una especie de excepción casi milagrosa que invite a alguien fuera de su círculo familiar a pasar la noche en su casa junto a ellos.

 

Sin embargo, él tendría ese privilegio por la cercanía que tenía con Tezuka; su relación creció a pasos gigantes después de aquel encuentro en su casa ayer. Al parecer – y aquello lo hizo sonreír triunfante – el nuevo capitán de SEIGAKU quería que aquel momento se repitiera o, tal vez, estar más tiempo a su lado sin tener la excusa de la tarea, del entrenamiento, de los juegos en la play station o cualquier otra que no sea sólo estar con él.

 

Mientras miraba los jardines de la escuela con una sonrisa absoluta, divisó a su mejor amigo pelirrojo corriendo y dando pequeños saltitos diciendo “Oishi” con una alegría que contagiaba más el buen humor del castaño, quien lo esperaba sentado en las bancas al ver que Kikumaru se dirigía hacia él.

 

– ¡Hoi hoi! – exclamó entusiasmado agitando los brazos – No sabes al última, Fujiko –.

 

            Claro que lo sabía, lo intuyó cuando Ryuuzaki pidió a Oishi que fuera con Tezuka a su oficina después de ducharse.

 

– ¿Qué pasó? ¿Hay helado gratis? –, preguntó haciéndose el desentendido sin perder su sonrisa.

– ¿Ah, dónde? –, consultó muy interesado y dejando atrás la verdadera razón por la cual estaba feliz.

 

            Aquello hizo reír profundamente a Syuusuke.

 

– No lo sé, sólo pregunto –, contestó manteniendo su risa.

– Ah, yo pensé que era cierto lo del helado, así celebrábamos los cuatro –, muy contento retomando el punto anterior.

– ¿Y qué vamos a celebrar? –, preguntó nuevamente.

– ¡Ryuuzaki-sensei propuso a Oishi que fuera el fuku-buchou y Syuichirou aceptó! –, respondió extendiendo los brazos hacia arriba haciendo una “v” de “victory”.

– ¿Cómo supiste? –, cuestionó mientras cruzaba sus piernas e invitaba a Kikumaru a sentarse juntos.

–… – sonrió nervioso – es que iba a dejarle las llaves a la sensei cuando escuché –, respondió colocando cara niño regañado después de hacer algo malo.

– En ese caso, celebraremos – expresó contento – claro, si Oishi quiere compartir con nosotros –.

– Claro que aceptará – dijo entusiasmado al ver que Fuji no decía nada por haber escuchado detrás de la puerta – esperemos que salga con Tezuka, a Oishi le gusta compartir con nosotros… –.

 

            Conversaron un rato de otras cosas hasta que vieron a ambos chicos caminado hacia ellos.

 

– Chicos – habló el muchacho de ojos esmeralda cuando se reunieron – tengo que contarles algo, son los primeros que lo sabrán después de Tezuka –, comentó muy feliz

– ¿Qué es, Oishi? –, preguntó Syuusuke al ver que Kikumaru se abalanzó feliz sobre su compañero de dobles.

– ¿Qué pasa, Eiji? ¿Ya lo saben? –, interrogó sorprendido al ver la expresión del pelirrojo.

 

            Tezuka y Fuji se miraron cómplices mientras que Kikumaru respondía.

 

–  ¡Sí, ya sabemos que eres el fuku-buchou de SEIGAKU! –, dijo muy feliz mientras abrazaba a Oishi.

– ¿Cómo supieron? –, volvió a preguntar sin abandonar su sorpresa aunque algo triste por no ser él quien les diera la noticia.

– Eso no es lo importante, ¿Verdad? – intervino Fuji para no complicar más a su mejor amigo – ahora Eiji pensaba que podríamos celebrarlo en algún lado – propuso – claro, si es que quieres hacerlo con nosotros, si no, lo entendemos –.

– Por supuesto que me gustaría compartirlo con ustedes, les agradezco por el apoyo –, aceptó mirando a sus tres acompañantes.

 

            Tezuka inició la marcha cuando Eiji se despega de Oishi para unirse a Syuusuke mientras que Syuuichirou sigue al líder.

 

– Gracias, Fujiko – susurró feliz al oído – me salvaste la vida –.

– De nada, – sonrió contento – son dos bananas split –, cobró bromeando.

– Ok, está bien – concordó sin dejar de sorprenderse mientras pestañea constantemente.

– Bromeo, Eiji –, rió mientras aceleraba el paso.

– ¡Fuji! –, lo llamó reclamando con sus mejillas infladas.

 

– ¿Qué hacen allá ustedes que demoran tanto? –, preguntó serio el capitán.

– Ya vamos, Tezuka –, respondió Fuji mientras toma el brazo del pelirrojo.

 

            Ambos chicos alcanzaron a los dos que estaban más adelante.

 

Kikumaru se colocó al lado de Oishi quien caminaba al lado derecho de Tezuka, lo cual era muy simbólico, pensó Syuusuke.

 

– ¿Por qué estás atrás, Fuji? – preguntó nuevamente Kunimitsu mientras extendía su mano izquierda por detrás.

– Nada –, respondió sonriente después de alcanzarlo por completo y colocándose a su izquierda.

 

            Aquella sonrisa era de felicidad – mientras rozó la mano extendida de Tezuka, quien al percibir su tacto lo abrazó fugaz – ya que ese era el lado que Syuusuke quería ocupar para siempre. 

Notas finales:

Eso es... eso es... to-to-todo amigos.

Bueno finalmente despues de un tiempo eh aqui el final de nuestra historia de todo este asunto de los capitanes.

Ojala les haya gustado nuestra historia, que significo mucho para nosotras embarcarnos y poder sacar este proyecto, al cual en lo personal le tengo mucho cariño, no olviden dejar reviews, ciao.

 


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