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[TaoRis] I'm latching onto you por hunyeols

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Notas del capitulo:

Hola! hace mucho no subía nada ;n; ando escribiendo mil cosas y no las termino, yay me o/. Espero que les guste mucho y como siempre pueden leerlo también en mi livejournal si se les hace más cómodo :)

Zitao es diferente a los demás.

No fue difícil darse cuenta, sólo que tomó más tiempo de lo que debió tomar. Sin un padre, una madre, una familia que estuviera pendiente de lo que hacía en su vida como infante, nunca nadie le tomó la atención necesaria para hacerlo notar que él…

No es…

De este mundo.

Porque Zitao ve el mundo en secuencias de imágenes, en cuadros puestos unos al lado de otros, creando una línea que él es totalmente capaz de alterar.

Creando una línea que sólo él es capaz de alterar.  

  . . .  


Ocho años.

Ocho años desde que su línea de tiempo comienza y Zitao está en una esquina de el salón de clases. 

El profesor de Matemáticas usa números para describir el tiempo. Habla sobre cómo sesenta segundos son un minuto, cómo sesenta minutos son una hora. 

Cómo 24 horas son un día. 

Zitao por primera vez siente curiosidad apretando su estómago. Por primera vez no adelanta un millón de imágenes en la secuencia hasta que el profesor sale por la puerta. 

Se llena de confusión. No es como si alguna vez hubiera creído que todo el mundo podía hacer lo que él hacía, pero cuando el profesor lanza aquel par de palabras por sus labios agrietados, él siente como su mundo se da vuelta y la desesperación lo lleva a congelar esa imagen. 

Nadie se mueve, pero puede sentir cómo su voz sigue llegando a sus oídos como pedazos rotos.

No puede irse hacia atrás en el tiempo, 

Ni detenerse, 

Ni adelantar. 

Sólo avanzar.” 

Zitao no sabe si está feliz de su regalo ahora.

No sabe si quiere ser diferente a todo el mundo.  

  . . .  


Diecisiete años. 

Diecisiete años desde que su línea de tiempo comienza es lo que le toma fijar su mirada en Yifan por primera vez.

Zitao está en la azotea del edificio donde vive. Su vista es limitada por las nubes de humo que salen de su boca, pero no lo suficiente para impedirle ver la figura en la azotea de al frente. 

El edificio es más alto, lo suficiente como para permitirle ver a Yifan, lo suficiente como para impedirle a Yifan verlo a él. Pero ambos edificios son demasiado altos como para que alguien más pueda recibir el espectáculo que absorben sus ojos. 

El cuerpo del chico se curva de una manera extraña, haciéndolo levantar sus pies del suelo, y luego su cuerpo está flotando a un par de metros del piso. La parte superior de su cuerpo está desnuda y algo en su espalda llama la atención de Zitao, pero antes de poder verlo mejor el chico apoya ambas manos en esa zona, curvándose más, más, hasta que da una vuelta completa hacia atrás. 

Cae sin gracia a su posición inicial. Saca sus manos y se cubre rápidamente con una polera blanca. 

Sus manos tienen sangre.

Su polera está llenándose de ella también.

Dos manchas rojo oscuro por toda su espalda.    

. . .    


Zitao está confundido porque no es la única persona diferente que existe. Luego de volver y volver al momento en el que vio a Yifan, está convencido de que él por ningún motivo es un ser humano común y corriente.

Su corazón late rápido ante la posibilidad de conocer a alguien que tenga algo en común con él, pero hay algo en la situación que lo hace querer alejarse, que lo asusta. 

Zitao ha pasado los diecisiete años de su vida acostumbrándose a ser diferente y a estar solo. No sabe si quiere perder eso.    

. . .

Finalmente decide dejar que nuevas imágenes sigan creándose en vez de volver a las mismas una y otra vez. Pasan días y Yifan sigue estando ahí, sigue haciendo lo mismo. Sigue flotando, a veces más alto, a veces cayendo con más fuerza. A veces con las heridas en su espalda más notorias. A veces no hay sangre. A veces Zitao ni siquiera puede diferenciar cuál es el color original de la tela. 

A veces Zitao se preocupa y se debate el ir a verlo, ayudarlo. Pero sabe que por muy mal que se ponga, él va a volver a hacer lo mismo el día siguiente, estará bien.

A veces quiere saber su nombre, para tener algo que gritarle sin parecer estúpido. Para tener algo que susurrar cuando revive las imágenes en su cabeza al irse a dormir.

No sabe exactamente cuánto tiempo pasa, (porque para una persona que juega tanto con las horas y los minutos es estúpido llevar la cuenta) pero es una tarde con cielo rojizo en la que Zitao se encuentra caminando por la calle, llegando a su edificio, y decide levantar la mirada. 

Hay algo con alas volando arriba. 

Le toma un parpadeo detener la imagen y correr, correr entre cuerpos congelados y aire espeso hasta no su edificio, sino el que está al frente. Zitao no sabe si puede hacer que el ascensor siga funcionando (nunca ha probado descongelar sólo una cosa) pero no es momento de descubrirlo ahora. Sus músculos queman cuando ya pierde la cuenta de cuantos pisos ha subido. Cuando llega arriba, ni siquiera siente su cuerpo.

Su corazón bombea frenético y siente pánico de tener que soltar la imagen que tiene congelada en este momento. Quizás esto no es una buena idea, piensa caminando hacia atrás. Pero hay duda en sus movimientos. 

Y cuando su espalda toca la puerta, suelta la imagen. 

Yifan gira en el aire, intentando limitarse a un círculo pequeño para que nadie pueda verlo. Zitao imagina lo difícil que debe ser el poseer un poder tan notorio. Desde ahí abajo, es difícil ver las condiciones en las que se encuentra su espalda, pero ve rastros de sangre alrededor de las alas negras abriendo piel. 

Luego de unos minutos Yifan tiene su cuerpo recto en el aire, bajando lentamente hasta que sus pies tocan el piso. Zitao tiembla, teniendo la espalda ajena unos metros frente suyo, alas entrando por las heridas y acomodándose dentro de la piel. 

Y ahí es cuando voltea.

Yifan está petrificado, con una expresión de pánico idéntica a la de Zitao. Ambos sintiendo que deben decir algo y sin poder animarse a mover los labios. 

— ¿Q-Quién eres? — nace finalmente de la garganta de Yifan, mientras una mano intenta ordenar su corto cabezo castaño. — ¿Estás bien?

— S-Sí, bien, no… no te preocupes por mí, no debes dar explicaciones… yo… — su boca se mueve más rápido de lo que procesa su cerebro, se esfuerza demasiado por no parecer asustado. — Yo tampoco soy muy… humano que digamos. Mi nombre es Zitao.

— Soy Yifan — el castaño se acerca. Es más alto que él. — ¿puedes volar también? 

— No, no, controlo el tiempo — Yifan abre los ojos en demasía y por alguna razón Zitao se siente desnudo, desprotegido, descubierto. — Te he estado mirando por… días, no sé, no estoy seguro. No creí que hubiera alguien más aparte de mí con… poderes.

Yifan abre y cierra su boca, buscando palabras adecuadas para describir lo que siente en ese momento.

No las encuentra.

— No sé qué soy, Yifan.

Zitao siente lágrimas acumularse en sus ojos, pero no considera el hecho de dejarlas caer. Sin embargo, el temblor en su voz lo delata. El más alto lo deja pasar de todas formas.

— Tampoco yo — Yifan sonríe, levantando la palma de su mano derecha frente a Zitao. — Dame esos cinco.

Los labios del más bajo se curvan en una sonrisa, chocando su mano con la del castaño con fuerza casi inexistente. Su cabello rojo hace juego con el color del cielo, y la brisa no es suficiente como para moverlo. 

— ¿Vienes a mi departamento? Necesitamos hablar de esto — Zitao no sabe en qué momento Yifan toma su polera del piso, pero ahora mismo ya está cubriendo su cuerpo con ella. — Y necesito curar el desastre en mi espalda.

El pelirrojo asiente, siendo guiado hacia adentro, la mano de Yifan tirando de su antebrazo. 

Las manchas de sangre se expanden por la tela gris hasta cubrir casi por completo su espalda.    

. . .    


— ¿Qué haces para curarlas? 

Yifan desaparece hacia lo que Zitao supone que es el baño, sin querer seguirlo hasta allá.

— Sólo las limpio — grita de vuelta. — No vale la pena cerrarlas, se abren todos los días, sería provocarme dolor innecesario. 

El más alto sale del baño mordiéndose el labio, ambas manos apoyadas en su espalda. Zitao descubre que está presionando gasa y alcohol contra sus heridas y se arruga ante la sensación. 

— Sé que recién nos conocemos, auch — sus ojos se cierran — Pero… ¿podrías echarme una mano? 

— Claro, claro.

El pelirrojo se adelanta y lo voltea, tomando la gasa y sacándola de las heridas. Son dos aperturas paralelas que parten bajo sus hombros y terminan aproximadamente a la mitad de su espalda. La piel está abierta, como si fuera naturalmente así, pero sigue saliendo sangre de adentro. 

— ¿Por qué sale tanta? — la curiosidad termina por consumirlo. Presiona las gasas contra la piel y sus dedos se mojan con la sangre. Para su sorpresa, la temperatura es demasiado alta — Dios ¿por qué es tan caliente?

— Mis alas se acomodan adentro, creo que al hacerlo rompen cosas y termina en este desastre. Las heridas están abiertas, pero curadas. Se abrieron hace años, si crees que esto se ve doloroso y molesto cuando recién comenzaron a abrirse era el triple — Yifan ríe ante el recuerdo, Zitao no entiende de qué hay que reírse con tanta sangre cubriendo sus manos. — Y no sé por qué es tan caliente, no entiendo nada de lo que pasa conmigo.

Ahora Zitao ríe, porque él tampoco entiende nada de lo que pasa consigo mismo. Nunca ha entendido ni tampoco se ha dado el tiempo de encontrar respuestas. Se ríe porque es trágico. Tragicómico. 

Yifan habla un poco de su vida mientras Zitao limpia hasta que ya no sale una sola gota de sangre de su cuerpo. El más alto le ofrece algo de comer y mientras cocina, Zitao le habla de su vida.

Yifan habla de cómo comenzó a abrirse a su piel, a sus doce años. De cómo le cuesta hasta el día de hoy controlar sus alas. De cómo intenta dejarlas adentro y volar sin ellas (porque, sorpresivamente, puede). El más bajo agradece que su poder nunca le provocó dolor físico aparte de unos leves dolores de cabeza.

Zitao habla de sus secuencias, de manera lenta y detallada para que Yifan sea capaz de entender. Habla de su forma de ver el tiempo, de manejarlo. Yifan pregunta si alguna vez usó su poder en él, Zitao miente diciendo que no con un par de risas.

Y el pelirrojo por primera vez en su vida, se siente normal.

. . .

En los siguientes meses, ambos se vuelven inseparables. Dependientes. Hasta Zitao ya no recuerda cuál es su departamento y cuál es de Yifan.

Y en un día como cualquier otro, el castaño le propone ir lejos. Porque necesita liberarse, volar alto, donde nadie aparte de Zitao sea capaz de capturar sus movimientos. 

Conducen por horas, hasta que no hay edificios a la vista y el pelirrojo se siente mareado con tanto verde a su alrededor. Pero la sonrisa en sus labios no se va.

Cuando ya están lejos de todo, Zitao se recuesta bajo un árbol, sacando un libro viejo y un cigarro de su bolso antes de recibir la polera que Yifan le lanza en plena cara. Ambos ríen de manera liviana, suave, y Zitao se siente tan bien. 

El menor se pierde entre letras impresas y nubes de humo blanco saliendo por sus labios, intentando ignorar a Yifan para darle un poco de libertad.  Pero pasa poco tiempo cuando la curiosidad lo carcome y levanta la mirada. 

Un nudo se forma en su garganta.

Yifan se ve tan ligero ahí, a metros del suelo batiendo sus alas y volando en diferentes direcciones que Zitao siente un dolor casi físico al no poder verlo siempre de esa forma. A que la ciudad lo limite tanto. 

Sigue observándolo con el cigarro en su boca y humo tapando momentáneamente su mirada, y de pronto la escena se hace demasiado familiar, imágenes de la primera vez que lo había visto invadiendo su mente. Zitao recuerda a Yifan tan lejos, bajo luz de atardecer y llenando su cabeza de confusión, tan similar pero diferente a este momento. 

Zitao recuerda haber sentido pánico ante la existencia de Yifan.

Zitao ahora siente pánico ante la idea de que Yifan no exista.    

. . .  

No saben cómo ocurre, pero de pronto sale más sangre de lo normal de las heridas del mayor, y minutos más tarde está casi llorando de dolor. Zitao actúa con movimientos desesperados, pero nada de lo que hace es suficiente para calmarlo. Yifan insiste en que no se preocupe, que pasará solo, que no saca nada con llevarlo a un médico. 

— No quiero que me dejen como bicho raro y me dejen como investigación por tener alas dentro de mi espalda, Tao. Debemos ser consecuentes.

— ¡Pero no puedes quedarte así! — el menor lo toma de un brazo e intenta llevarlo al auto, pero Yifan con suerte puede dar un paso sin colapsar. — Necesitamos hacer algo al respecto.

El menor lo sienta en el asiento de copiloto y se posiciona en cuclillas frente a él, intentando buscar su mirada.

— No me gusta verte sufrir así. 

— He pasado peores, tranquilo — una suave sonrisa cruza su rostro y se anima a estirar su mano hacia el menor. — En unas horas estaré como nuevo.

Zitao toma su mano, acariciándola para calmarlo al menos un poco. Hasta que siente calor, y más calor correr bajo la piel de esa zona. Como si la sangre dentro de su mano comenzara a hervir.

La expresión en la cara de Yifan le dice que está también sintiendo algo extraño.

El calor se concentra más y más en el dorso de su mano, más cercano al pulgar, y no hace más que observar. 

Observar. Como su piel y la de Yifan se comienzan a abrir.

Parece como si una navaja invisible cortara, sangre saliendo inmediatamente a la superficie, pero sin causar más sensación que sólo calor. El rojo se desvanece, dándole lugar a un simple negro surcando líneas por su piel. Yifan casi se olvida del dolor de su espalda ante el espectáculo.

Cuando todo vuelve a la normalidad, ambos observan sus nuevas cicatrices. La de Zitao con forma de reloj de arena, la de Yifan con forma de dragón. Ambas en lugares idénticos. 

Y sin siquiera tener tiempo para procesarlo, una voz se escucha tras suyo.

— ¡Por dios, acá están!

Un chico de cabello corto y castaño claro se acerca a ellos, casi corriendo, seguido de otro chico rubio. Cuando están ya bastante cerca el segundo hace un movimiento con sus dedos y Yifan es sacado casi por arte de magia del auto, quedando de pie y dándoles la espalda. El primer chico llega y comienza a mover sus dedos sobre la espalda del más alto, sin tocarla, y Zitao puede ver que Yifan intenta moverse y no puede. También ve que el rubio tiene ambos brazos estirados hacia él.

Y también ve que ambos tienen marcas similares en sus manos a las que ellos habían conseguido segundos atrás.

— Lu Han, suéltalo un poco — el castaño habla, sus dedos trabajando rápidamente. Zitao ve como la sangre desaparece, como cosas dentro de la piel de Yifan se mueven. — Lo estás presionando demasiado.

— Está bien.

Luego de segundos, la espalda de Yifan está perfecta. Las dos líneas cruzando su espalda aún abiertas, pero limpias. Nada de dolor cruza su cuerpo. Todos se observan de manera extraña.

— Mi nombre es Yixing — el castaño habla, rompiendo el hielo. — Mi poder es curar. 

— Yo soy Lu Han y… ¿muevo cosas? Básicamente.

Zitao se siente mareado, como la vez que vio a Yifan por primera vez. Siente la necesidad de sentarse en el césped y esconder su cabeza entre sus piernas. El más alto se sienta a su lado y acaricia su espalda, lo cual lo calma considerablemente.

— Soy Yifan y puedo volar, él es Zitao y controla el tiempo. ¿Cómo nos… encontraron? Gracias, por cierto.

— Tengo un sensor, que me avisa cuando uno de los míos está en peligro. Los demás estaban bien, así que salimos a buscarlos — ambos se sentaron también. — Hemos leído mucho sobre nuestra condición, siempre buscamos más gente.

— Hay muchas preguntas que me gustaría hacerte, pero… ¿Qué es esto? — Yifan apuntó al símbolo en su mano. — Apareció justo antes que llegaran.

— Yo los activo. Se supone que el destino hace que nos juntemos, como pasó ahora, como me pasó con Lu Han hace años, como nos ha pasado con los demás. Cuando estoy cerca de alguno, se forman. 

Zitao se siente demasiado débil, sólo entregándose a los brazos de Yifan. 

Es el único lugar seguro que conoce.    

. . .    


Pasan muchas horas. Lu Han y Yixing viven cerca de ahí, en una cabaña junto con tres chicos más.

Todos. Tienen. Poderes.

Pero Zitao está comenzando a procesarlo y hacerse la idea. “Somos doce en total, faltan cinco.” Había dicho Lu Han casi entre risas. 

Joonmyun controla el agua y es muy agradable, muy paternal (y Zitao siente que lo necesita demasiado en su vida). Jongin se tele transporta y no habla mucho, pero no es sólo una vez que sonrisas amplias y sinceras curvan sus labios. Minseok congela cosas y alegra a todo el mundo, es fácil sentirse cómodo a su lado. 

Todos intentan explicar lo que saben pacientemente. Todos hacen que la información sea fácil de digerir y que toda esa locura parezca algo normal.

Zitao y Yifan pueden abrirle un espacio en sus vidas a un par de personas más.    

. . .

Les toma unas semanas decidirse en ir a vivir con los demás, dejando la vida urbana detrás y rindiéndose ante la tranquilidad del campo, de convivir gente tan diferente como ellos.

(Gran parte de la decisión es tomada por Zitao y la imagen de Yifan volando libre sin querer salir de su mente.)

El lugar no es muy grande, por lo que ambos se ven obligados a compartir una cama. El menor pierde la cuenta de cuántas veces Joonmyun se disculpa por ese hecho. 

Zitao encuentra fácilmente seguridad entre los brazos de Yifan, pero esta vez es diferente. Esta vez son sus cuerpos imposiblemente cerca y la mejilla del mayor apoyada en su cabeza. Las manos de Yifan rodeando su cuerpo y la calidez de su piel calmándolo hasta dormir. 

Sus corazones latiendo tranquilos.    

. . .    


Diecisiete años, siete meses.

Diecisiete años y siete meses desde que su línea de tiempo comienza y Zitao se enamora.    

. . .    


Algo entre ellos comienza a cambiar. Como la forma en la que sus ojos se encuentran demasiadas veces entre segundos. Como Yifan demanda la atención de Zitao cuando siente que el menor ha estado demasiado tiempo con Joonmyun.

Como Zitao se enoja no muy sutilmente cuando Yixing pasa a curar siempre las heridas de Yifan.

Al principio no se le hace problema, porque es su poder, no hay nada que gasa y alcohol puedan hacer mejor que las manos del castaño. Pero es la forma en la que Zitao se siente inútil para Yifan de un momento a otro lo que arruina su humor. 

Ahí está sentado bajo un árbol, como siempre libro en mano y cigarro en sus labios, observando como Yixing mueve sus dedos y una sonrisa llena el rostro de Yifan. Algo quema su interior.

— ¡Tao! ¿Puedes venir un segundo? — Yixing parece estar inspeccionando la herida. — Necesito tu ayuda.

— Para qué — y de pronto ni siquiera sabe lo que está haciendo, pero se levanta y da la espalda. — No tengo nada que pueda ayudarte. Tú puedes con él solo.

No voltea para ver las expresiones de asombro en los rostros de ambos chicos mientras camina. Pero no es difícil imaginarlas.    

. . .  


Luego de una ducha helada y ropa limpia sobre su cuerpo, Zitao se siente bien y listo para dormir. Prefiere hacerlo ahora, antes que Yifan entre y pida explicaciones.

No alcanza a hacerlo a tiempo, y su cabeza está demasiado agotada como para alterar cualquier cosa.

— ¿Qué fue eso con Yixing?

Zitao se tapa hasta las orejas, cerrando los ojos y trata de ignorar.

— Tao, contéstame — Yifan entra a la cama y sacude suavemente su hombro. — Sé que estás despierto.

— Sólo déjame.

— ¿Y si no quiero?

— Déjame.

— No — y las manos de Yifan se enrollan en su cintura. — Hasta que me digas.

Zitao explota.

— ¿Por qué te sigues esforzando pasar tiempo conmigo? Yixing es mucho más útil, todos son mucho más útiles, no hay nada que yo pueda hacer para que te sientas mejor, soy una basura — los brazos de Yifan aprietan su agarre, su nariz enterrándose en su cabello. — No sirvo para nada en tu vida.

— Te equivocas tanto — el mayor tira de él hasta voltearlo, teniéndolo frente a frente. — Hay muchas cosas que sólo tú puedes darme y ellos no. Hay una en especial que nadie podría darme aparte de ti. 

Su corazón se siente como si hubiera subido a su garganta cuando Yifan se acerca hasta que sus narices chocan.

— Tú me haces feliz, Zitao.

Y para su propia sorpresa, es el menor quien se acerca primero, encajando sus labios y derritiéndose con la calidez de su cuerpo. Las manos de Yifan presionan piel en sus caderas, y las suyas de dirigen a las mejillas ajenas para profundizar el beso. Sus labios se mueven dulcemente, disfrutando este momento que, al parecer, ambos ansiaban desde hace tiempo. 

Yifan muerde y lame, desde su boca hasta su cuello, hasta más abajo. Yifan tira prendas hasta que no hay pedazo en de piel cubierto. El cuerpo de Zitao ondula bajo el suyo, cada uno de sus movimientos gritando cuando lo ama. 

Sus labios intentan no separarse nunca. Ni cuando Yifan consigue desnudarlos a ambos. Ni cuando se posiciona entre sus piernas. Ni cuandoentra y sus cuerpos se vuelven uno.

Movimientos lentos se apoderan de ellos, porque Zitao más que nadie sabe que tienen todo el tiempo en el mundo, porque quiere grabar cada pedazo de Yifan en su memoria, en su cuerpo. 

Y cuando el más alto decide aumentar la velocidad, capturando sus labios con fiereza, Zitao congela esa imagen por un momento, catalogándolo como su recuerdo más hermoso de manera inmediata.    

. . .    


Diecisiete años, siete meses.

Diecisiete años y siente meses desde que su línea de tiempo comienza, Zitao puede decir que ha encontrado al amor de su vida.    

. . .    


Pasa mucho tiempo, semanas o meses. Nunca estaría seguro. 

Sólo pasa mucho tiempo y Joonmyun descubre algo más, que los cinco restantes están en Seúl. Y que hay que ir por ellos.

Zitao, al igual que Jongin, nunca se involucra mucho con las investigaciones, más por miedo que por otra cosa. Pero siempre le alegra el hecho de avanzar, de poder acercarse a una respuesta a toda su existencia. 

Entonces, al recibir la noticia, es el primero en ordenar sus pertenencias (junto con las de Yifan) y cotizar por pasajes de avión. 

— Siento que por fin estamos llegando a algo, a ese algo que busqué toda mi infancia, y mi vida en general — Zitao murmura contra el cuello de Yifan, ya muy tarde en la noche, o temprano en la madrugada. Sus palabras somnolientas. — Al fin nos estamos acercando a más respuestas. 

— Para mi, la verdad, ya no son necesarias. Sé que vengo a algo a este lugar, y que por eso soy como soy. Al igual que todos. Pero mentiría si te dijera que me importa tanto como antes — el menor siente un beso en su cabeza y sonríe. — Ya tengo una razón clara por la cual vivir. 

Zitao comprende, pero le gusta oírlo de todas formas.

— ¿Cuál razón sería esa?

Yifan conoce el juego, y le gusta jugar también.

— Tú.    

. . .    


Diecisiete años, ocho meses.

Diecisiete años y ocho meses desde que su línea de tiempo comienza, y Zitao se encuentra en un avión con su familia

La mano de la persona que ama entrelazada con la suya.

Todos van camino a su futuro.

Notas finales:

Woohoo )o). Si les gustó (y si no también lol) dejen review ya que me hace muy feliz u//u. El final es muy abierto, porque planeo hacer secuela (aunque de otra pareja), pero es sólo un proyecto, no prometo nada porque no me gusta no cumplir ;n; eso heh gracias por leer <3.


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