Reflejo.
Con suma lentitud deslizo sus dedos sobre la fría pared de cristal, ahogando un leve sollozo. Mientras miraba fijamente aquellos ojos avellana iguales a los de el. Inclino su frente sobre el espejo, y pego su mano izquierda con la esperanza de poder sentir tan solo un segundo aquel calor que tanto anhelaba sentir contra su piel.
Y es que Bill siempre tuvo la sensación de que le faltaba algo, eso de ser hijo único le costaba trabajo aceptarlo. Pero un día, al estar secándose el cabello observó que el reflejo que le regresaba el espejo era diferente, y con curiosidad observo que aquella imagen le sonreía. Tal fue su sorpresa ante ese gesto del reflejo que dio un paso atrás y cayó estruendosamente. El golpe le hizo reaccionar, y rogando al cielo que solo fuera alguna ilusión óptica o de lo que fuera miro de nuevo el espejo de su baño. Pero tal fue su sorpresa que delante de el estaba escrito —"¿neib sátse?" —sobre el cristal.
Bill no lo podía creer, quizá se había vuelto loco y no se había enterado, o bueno quizá este había sido un buen golpe y ya veía cosas. Tan absorto estaba que no se dio cuenta de que aquel reflejo le llamaba insistentemente, sin embargo, escucho fuerte y claro dentro de su cabeza una voz en su mente, que le llamaba como si fuera un fuerte pensamiento. Fijo de nuevo su vista sobre aquel reflejo y pudo observar como escribía sobre el cristal con el vaho que exhalaba de su boca —"?neib satse euq oruges¿"— Bill asintió torpemente, y aquella imagen sonrió de una manera aliviada.
—"moT omall em"— escribió de nuevo aquel chico.
Tom era un nombre hermoso para aquel chico detrás del espejo pensó Bill. Con rapidez lleno de vaho el espejo y respondió —"lliB yos oy"— . Y desde entonces, todos los días se comunicaban a través del espejo. De eso ya había pasado más de un año, y Bill se había enamorado perdidamente de Tom. —"sotnuj someratse aíd núgla"— Prometió Tom, y Bill le creyó. No sabía como, pero Bill estaba seguro que Tom era su alma gemela.
—"Quizá no en esta vida, pero estaremos juntos."
Fue lo ultimo que escribió Bill aquella lluviosa tarde de invierno al cristal para que Tom le leyera, le necesitaba tanto en esos momentos.
Tom tuvo miedo al leer aquellas palabras, y por una extraña razón sintió que no debía dejar ir a Bill, con toda su fuerza grito mentalmente para que le escuchase el moreno, sin embargo fue inútil. Bill nunca acudió a su llamado, por que se había ido.
A Tom le embargo un profundo miedo y dolor, algo le había pasado a su Bill. Y él no había estado ahí para su Bill. Tom no se había separado del cristal desde que Bill se había ido, con la esperanza de que regresara... Pero eso nunca sucedió... Una hora después, se sintió desfallecer y todo el dolor y miedo que le había inundado se terminaron... Tom lloró, sabía que significaba eso. Con mucho esfuerzo tomo el pintalabios de su hermana y sobre el cristal escribió
—"te amo Bill"— y calló sobre el lavamanos para nunca despertar...
.....
— "Señora Kaulitz, felicidades ha tenido dos preciosos varones."— la voz del medico inundo el cálido cuarto donde se encontraba Simone, la mujer sonrió ampliamente, por fin podía ver a sus pequeños, el parto no fue fácil.. Sin embargo, valió la dicha hacerlo. Por que por fin podía sostener en sus brazos a sus pequeños.
Jorg se acerco y abrazo a su mujer e hijos, era sumamente feliz ver a sus pequeños en brazos del amor de su vida.
—¿Cómo les llamaremos?— preguntó Jorg mientras besaba tiernamente la frente de su mujer.
Con una amplia sonrisa Simone contesto — Sus nombres serán Tom y Bill...
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