Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Minos de Grifon por amorosa

[Reviews - 15]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

todos los personajes pertenecen a Masami Kurumada.

Notas del capitulo:

Hola!!

Debo decir que este fic es mi auto-regalo de cumpleaños atrasado (ya que mi cumple fue el 20 de Agosto). No pude subirlo más antes por falta de tiempo.

Sin más espero les guste.

 

 

Sí, estaba completamente decidido a confesarle mis sentimientos, lo más puros y sinceros que pude albergar alguna vez en mi frío y solitario corazón. Todo comenzó el día en que lo conocí a causa de la guerra santa, donde en vez de luchar por la vitoria de nuestros respectivos dioses, nos pusimos a conversar para conocernos. Tocamos diferentes temas, entre ellos nuestro estado civil y nuestra primera experiencia sexual. Lo escuché atentamente aunque no pude evitar ponerme rojo como un tomate en cuanto su pregunta bomba cayó sobre mí: “¿Eres virgen?”. Tardé un poco en responder hasta que finalmente con un dejo movimiento de cabeza indiqué un rotundo NO. Era mentira. No podía confesarle que era puro e ingenuo… me tomaría como un mojigato y eso, alguien tan orgulloso como yo, no podía permitirlo bajo ningún motivo.

 

Una maliciosa sonrisa se formó en su rostro. Su mirada penetrante y profunda se posaba en la mía haciéndome estremecer inconscientemente; era una sensación extraña que por más que trataba no podía controlar.

 

-Veamos si no lo eres-fue lo que escuché de sus labios antes de que estos tomaran los míos sin previo aviso. Sentir ese roce hizo que mis pupilas se dilataran más de la cuenta y que mi cara llena de sorpresa fuera observada por él, que a pesar de estarme besando, miraba atentamente cada una de mis reacciones; sus profundas violetas parecían pedirme, incitarme a algo indecoroso y sucio, a lo cual yo estaba dispuesto a dejarme arrastrar tan solo por sentirme entre sus fuertes brazos aunque fuese solo por esta única vez. Dejándome llevar correspondí el beso lo mejor que pude. Recordaba vanamente haber practicado alguna vez con un chupetín sabor a fresa que una niña llamada Ágata me obsequió en uno de mis rutinarios paseos por Rodorio. En un momento dado acabé en el suelo, con las piernas abiertas, el torso descubierto, con Minos encima de mí besando loca, desesperadamente mi cuello, mis hombros, subiendo hasta llegar a mi oído en el cual introdujo su ávida lengua arrancándome más de un gemido por la sensación tan gratificante y electrizante que atravesaba de pies a cabeza mi cuerpo.

 

-ahh…mhmmmhhh…-escuché mis propios gemidos pero no me importó. Lo único que deseaba era fundir mi ser con aquel espectro y poder pertenecerle de por vida. Poco a poco empezó a despojarme del resto de mi vestidura, dejándome desnudo, frágil, expuesto ante él. Se separó de mí para poder admirarme por completo creo pues sus ojos se paseaban descaradamente por todo el ancho de mi humanidad, relamiéndose los labios ansiosos. En cuanto volvió a acercarse a mí, bajó su mano hacia  mi sexo erguido; empezó a tocarlo, a acariciarlo, a provocarme más y más… era consciente de que me estaba dejando llevar por la lujuria pero no me importaba; ningún sentimiento de culpa ni prejuicio interrumpiría ese embriagante y enloquecedor momento.

 

Sus mágicas y expertas manos masajeaban intensamente mi entrepierna. Un agradable escalofrío recorría mi espina dorsal. Durante unos momentos estuvimos envueltos en juegos eróticos hasta que finalmente me cansé de jugar y decidí ser yo quien diera inicio al “Rito amoroso”. Como pude me coloqué bocabajo, con el torso apoyado en el frío suelo rocoso; al instante abrí las piernas, dejando ver mi virgen entrada…

 

-Vaya, pero que ansioso estas- escucho su ronca y profunda voz… Luego de eso fue como si perdiera la consciencia de tanto placer, no recuerdo casi nada, los pocos recuerdos que poseo están en fragmentos donde me veo rodeando con mis piernas la cintura de Minos, gimiendo enloquecido, diciendo una que otra frase candente pero entrecortada…

 

Después de eso se fue, me dejó dormido. Cuando desperté ya no estaba, se había ido y me había dejado solo. Intenté levantarme pero el dolor en mi entrada me imposibilitó la tarea durante un buen rato, hasta que finalmente lo logré. De esa manera la guerra santa solo fue un susto, no hubo sangre, no hubo muerte, no hubo dolor ni sacrificios... todo fue simple, unas cuantas palabras entre los dioses (Hades y Athena) y asunto solucionado; fue por eso que tras un año de mi primera vez lo volví a ver…

 

Caminaba tranquilamente por un bosque cercano al santuario cuando frente a mí, en medio de dos árboles apareció junto a la comitiva de Hades, Aiacos y Radamanthys el idiota de Minos de Griffo. El muy maldito pasó delante de mí y ni siquiera me saludó; estaba como idiotizado por la profunda mirada del Dios del Inframundo que ni notó mi presencia y pasó de largo.  Su llegada me cayó como patada al hígado en un principio pero conforme pasaban los días me iba habituando a su insólita presencia.

 

Poco a poco empezamos a tratarnos. Salíamos a pasear a diferentes sitios, conversábamos; de vez en cuando me sacaba en cara que yo era suyo ya que le entregué mi virginidad… y eso me molestaba. Así, sin darme cuenta empezó a meterse en mi corazón lentamente… era una sensación muy extraña porque por un lado lo odiaba pero por el otro me daba muchos celos verlo coquetear con el tío de Athena, con Aiacos o con cualquiera de mis compañeros de batalla; fue entonces que una tarde decidí ir a buscarlo y confesarle los sentimientos que me estaban matando por dentro.

 

Fui a varios sitios buscándolo pero no lo encontré. Siendo astuto seguí su cosmo hasta un hermoso lugar claro, lleno de vida, con un riachuelo transparente… acercándome lentamente observé la escena más cruel que pude haber visto en toda mi vida. Minos gemía locamente al  mismo tiempo que penetraba rudamente al regente de Giudecca; su vaivén era frenético. Por un segundo su profunda mirada violeta se clavó en la mía y aun así no se detuvo, siguió revolcándose y pachamanqueándose al lujurioso de Hades… No pude soportarlo más por lo que corrí incansablemente, alejándome de todo y de todos; lágrimas corrían por mis mejillas… Claro, que iluso pensar que yo podría ser importante para un juez cruel, lujurioso e idiota como ese!! En el fondo sabía que la culpa la tenía yo por mi estúpido corazón… maldecía ser humano, mi fragilidad e inexperiencia por no saber cómo soportar o desquitarme de este dolor; en medio de ese trance apareció ante mí un ser supremo, un Dios enemigo de Athena-Sama: Ares.

 

-Albafica de Piscis, verdad??-su voz sumamente escalofriante llegó a mis oídos.

 

-Sí-contesté fríamente, intentando ocultar mi llanto.

 

-Parece que estas sufriendo… no deseas unirte a mi ejército??. Pelea por mí y yo haré que tu sufrimiento nunca regrese y estos estúpidos sentimientos humanos que solo te molestan desaparezcan para siempre.

 

-…- esas palabras calaron hondo en mi herido corazón. Dejándome llevar acepté tan tentadora oferta.

Desde entonces soy el jefe del ejército al servicio de Ares y guerrero más fiel. Mi corazón es frío, incapaz de sentir otra cosa que no sea deseo y lujuria. Mi cabello cambió a un gris oscuro y aunque mi belleza exterior se mantine … por ahora, mi mayor prioridad es derrotar a todos mis ex compañeros, conquistar la tierra y derrotar a Minos de Grifon…

 

Fin


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).